Elaborado en el marco del Convenio entre
Diciembre 2019.
Equipo de investigación del IIN/OEA:
Dirección: Víctor Giorgi,
Adrián Rozengardt,
Esteban de la Torre,
Julia Fonseca,
Katherine LLanos.
INTRODUCCIÓN,
IMÁGENES DEL NAUFRAGIO.
Dos imágenes podrían sintetizar la metáfora del horror del siglo XX. La primera es el hongo de la muerte, la columna de humo incandescente elevándose hacia el cielo sobre Hiroshima
el 6 de agosto de 1945: el hongo de fuego. La segunda no es tan precisa, porque resulta de la suma de los perfiles de los diferentes campos de concentración que el nazismo instaló en
Europa durante la segunda guerra mundial: la síntesis del holocausto. La ciencia y la cultura al servicio del poder y sus delirios. La representación de habernos convertido en la única
especie capaz de extinguirse por voluntad propia. Aborrecemos la Bomba y los Campos de Exterminio, pero preferimos soslayar sus efectos, dirá Jorge Volpi en el prólogo a Lluvia Negra, (Ibuse, 2007)
“Nadie quiere acordarse ya de las quemaduras, de los cadáveres. Menos aún de los sobrevivientes. De aquellos que vivieron para contar el asombro y el horror. Ellos son los últimos testigos de lo que somos, en realidad, los humanos”.
A comienzos del siglo XXI otras dos imágenes pueden servir, también, como representación del actual desprecio de un mundo poderoso y cada vez más rico, por sobre otro más débil,
cada vez más vulnerado y vulnerable. La primera es la imagen de Aylan Kurdi, el niño sirio de tres años que apareció ahogado a orillas del Mediterráneo, cuando intentaba, con parte
de su familia escapar, de la guerra que está regando de bombas casas, campos, escuelas y hospitales de su Siria natal. La otra es la que retrata a Valeria Martínez Ramírez, que antes
de cumplir dos años, y luego de recorrer tres mil doscientos kilómetros junto a su padre, escapando de la pobreza y el sinsentido de la violencia salvadoreña, murió ahogada en las
aguas del río Bravo, sin enterarse nunca de cómo hubiese sido su futuro.
Ambos retratos acercan como nunca una relación particular, la de los niños y niñas más pequeños y pequeñas, con el fenómeno global creciente de la migración internacional. Este
vínculo, primera infancia y migración, representa un entramado de complejo abordaje. Es un campo de lo social atravesado por diversos actores, tensiones, representaciones, con un
alto nivel de heterogeneidad en las respuestas normativas y en la implementación de políticas públicas destinadas a reconocer y garantizar derechos de niñas, niños y sus
familias, principalmente mujeres, que asumen el mandato cultural de sostener el cuidado de las nuevas generaciones.
¿Seremos capaces de aceptar, sin rebelarnos, que estas representaciones de la realidad se inserten como parte del lienzo donde se retrate esta época de la historia?, ¿será qué, así
como incorporamos al hongo atómico y los campos de concentración como expresiones asumidas de la cultura humana, permitiremos que miles de niñas y niños pierdan sus vidas
y sus derechos intentando alcanzar contextos familiares y económicos diferentes al que se les ofrece en sus tierras de origen?, ¿O lograremos ofrecer una alternativa que los incluya,
los cuide, garantice su presente y su futuro?
Milanovic, en su trabajo “Desigualdad mundial” (2017) llama la atención de la existencia de muros, rejas y campos minados, allí donde el mundo rico y el mundo pobre se encuentran
en cercana proximidad física. No fronteras, sino barreras más visibles: “…donde veamos a países contiguos (ya sea por tierra o agua) con grandes diferencias de ingresos, allí
encontraremos los lugares con las mayores barreras a la migración” (pág. 169).
Este trabajo, impulsado por la Fundación Horizonte Ciudadano, en el marco del proyecto “Convergencia para la acción: red de líderes por un comienzo con futuro”, e implementado
en alianza con el “Instituto Interamericano del Niño, la Niña y el Adolescente”, de la OEA, tiene por objetivo definir y caracterizar el fenómeno de la migración internacional en
América Latina en la última década, dando cuenta del entramado de relaciones complejas que se establece entre los procesos migratorios y las niñas y niños que atraviesan la primera
infancia y sus familias en términos de su caracterización, los flujos migratorios en que se ven involucrados, el número de migrantes por país, las razones o causas de la migración, las
consecuencias e impacto en la primera infancia, entre otros. La gestión de la migración y de los fenómenos sociales que esta conlleva es, sin duda alguna, uno de los mayores retos de las sociedades contemporáneas.
En ese sentido se plantea caracterizar las principales ideas, definiciones y tensiones que sobre este fenómeno se reconocen en el mundo académico, desde los Estados nacionales
en general, y desde algunas voces significativas de la comunidad internacional. También se propone presentar una serie de datos sobre el fenómeno de la migración internacional en
la región, así como las principales relaciones que se establecen entre los procesos de movilidad humana y la primera infancia.
Este primer acercamiento permitirá concentrar posteriormente la mirada sobre los dos grandes instrumentos con que cuentan los Estados para intervenir en tan complejo
fenómeno: las normas jurídicas, y la identificación de las políticas públicas que promueven garantizar los derechos de las niñas, los niños y familias migrantes.
El estudio se propone aportar al proceso de reconocimiento de la vastedad de este problema público para enfrentarlo, y poder ofrecer a las nuevas generaciones un mundo
accesible, amigable, inclusivo y feliz.....
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