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¿Qué derechos protegen a los niños en guerras y conflictos?

Niños soldados, ataques a escuelas, mutilaciones: las guerras y los conflictos suelen ir acompañados de graves violaciones de los derechos de los niños. ¿Qué derechos tienen y quién supervisa que se cumplan?


DW

Inés Eisele

09/12/2024


Un niño pequeño pidiendo comida en un campo de refugiados en la Franja de Gaza.
Imagen: Mohammed Skaik/News Images/ZUMAPRESS.com/picture alliance

El nuevo informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) advierte que uno de cada seis niños crece en una zona de guerra o conflicto. Estos pequeños corren grave peligro debido a "los bombardeos, el hambre y las enfermedades". Además, la violencia contra ellos en los conflictos armados está "en su nivel más alto". En 2023 se verificaron 32.990 vulneraciones graves de los derechos de los niños, y esto es sólo la punta del iceberg.


¿Qué derechos protegen a los menores en conflicto?


El conjunto de normas internacionales está recogido en la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño. La comunidad internacional formuló derechos especiales para la protección y el apoyo de la infancia en un tratado internacional aprobado en 1989: derecho a la salud, al juego, a la protección contra la violencia, el abuso y la explotación, así como el derecho a un resguardo especial en guerra y durante la huida.


Desde 1989, se han elaborado tres protocolos adicionales, uno de los cuales se refiere a la participación de los pequeños en conflictos armados. "La atención se centra claramente en los niños soldados. Cualquier uso de niños por parte de ejércitos y grupos armados se considera trabajo infantil y una grave violación de sus derechos; en menores de 15 años se considera incluso un crimen de guerra", explica Frank Mischo, experto en derechos del niño en Kindernothilfe, organización de ayuda cristiana de Alemania, que opera en 33 países.


La Convención sobre los Derechos del Niño goza de la mayor aceptación internacional de todos los tratados de derechos humanos. Somalia y EE.UU. la han firmado, pero aún no la han ratificado, lo que "es una vergüenza”, opina Mischo.


También existen otros conjuntos de normas e instrumentos, como la "Declaración de Escuelas Seguras” para proteger las escuelas en conflictos armados y firmada por 120 Estados, que se abstienen de bombardear y ocupar militarmente las escuelas.


¿Quién controla si se respetan los derechos de los niños?


"El Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, con sede en Ginebra, trabaja constantemente con todos los países del mundo y analiza cómo se aplica la Convención sobre los Derechos del Niño", afirma Mischo. La información de gobiernos, organizaciones y también de individuos se utiliza como base para la evaluación.


La representante especial del secretario general de la ONU para los niños en conflictos armados, Virginia Gamba, es responsable de documentar violaciones especialmente graves de los derechos de los niños en situaciones de conflicto.


Hay seis delitos: matar o herir, reclutar y utilizar a niños soldados, agresiones sexuales, ataques a escuelas y hospitales, secuestro y denegación de ayuda humanitaria. Si se violan estos seis derechos de los niños, los perpetradores se incluyen en la llamada "lista de la vergüenza". 


El incumplimiento de los derechos de los niños puede llegar hasta la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya. En 2023, por ejemplo, la CPI emitió una orden de arresto contra el presidente ruso, Vladimir Putin. Hay razones para creer que el presidente ruso es "responsable de crimen de guerra, de la deportación ilegal" de niños ucranianos. Moscú está acusada de haber secuestrado a miles de niños de hogares infantiles y otras instituciones estatales hacia Rusia.


¿De qué manera se violan los derechos de los niños en los conflictos?


Los conflictos armados y las guerras ponen en peligro a los niños de muchas maneras. A menudo, en situaciones de conflicto, "ni siquiera hay lo básico, como comida suficiente y un techo bajo el que cobijarse”, dice Frank Mischo, de Kindernothilfe.


Además del riesgo de muerte o lesiones, los pequeños suelen ser separados de sus familias y obligados a huir. "Estas condiciones de vida inseguras significan que la prostitución forzada, la violencia sexual y el trabajo infantil están aumentando dramáticamente", prosigue Mischo. "Los niños están completamente a merced de situaciones en las que incluso los adultos difícilmente pueden defenderse", lamenta.


Según Mischo, las casi 33.000 violaciones graves de los derechos de los niños documentadas en 2023 son sólo aquellas "que en realidad han sido confirmadas varias veces por fuentes independientes, es decir, por un Gobierno, por organizaciones de la ONU, por terceras instancias. Por lo tanto, la cifra siempre es cien veces mayor".


Según el informe de UNICEF, la situación de los niños en 2023 fue especialmente grave en la Franja de Gaza, Ucrania y Sudán. Mischo explica: "Una cuarta parte de todas estas violaciones de los derechos de los niños ocurrieron en Gaza. Muchos dicen que actualmente es el lugar más mortífero para los niños en el mundo. Los ataques a escuelas y hospitales son tan sistemáticos, que ya no pueden explicarse militarmente".


La CPI emitió una orden de arresto contra el jefe de Estado israelí, Benjamín Netanyahu, en noviembre de 2024 por presuntos crímenes de guerra en Gaza, incluidos ataques deliberados contra la población civil 

Unos 333 millones de niños padecen pobreza extrema y 450 millones viven en zonas de conflicto

La pobreza, las desigualdades, los desplazamientos, los conflictos, el cambio climático, la explotación sexual y la inseguridad alimentaria son algunos de los lastres que afectan a cada vez más niños en el mundo, revela el informe de la representante especializada en el tema, quien afirma que ningún país del mundo es inmune a la violencia infantil.



Naciones Unidas

Noticias ONU

10 Octubre 2024




                            © UNICEF/Ralph Tedy Erol
 
Los niños de todo el mundo se enfrentan a la amenaza de la violencia
en situaciones de conflicto. (Niños en Haití en la foto)

La vulnerabilidad de los niños ante la violencia se agudiza en todo el mundo debido a múltiples crisis superpuestas, además de que 333 millones viven en la pobreza extrema y mil millones sufren pobreza multidimensional.


El informe anual de la representante especial de la ONU sobre la violencia contra los niños explica que esa pobreza no es privativa de los países más atrasados y detalla que el 20% de la población infantil de las naciones más ricas del mundo vive en la pobreza.


Agrega que si bien los niveles globales de hambre e inseguridad alimentaria se estabilizaron en 2022, 148 millones de niños menores de cinco años sufren un retraso del crecimiento, además de que el número global de niños sin escolarizar ha aumentado en seis millones a partir de 2021, para llegar ahora a 250 millones.


Entre las crisis que afectan desproporcionadamente a la niñez mundial, el estudio lista el aumento de la pobreza, las desigualdades sociales y económicas, los desplazamientos forzados, los conflictos, el cambio climático, la inseguridad alimentaria, la violencia generalizada -incluida la violencia sexual-, la inestabilidad política y la naturaleza cambiante de la delincuencia organizada nacional y transnacional.


Ningún país es inmune


La representante especial, Najat Maalla M’Jid, afirmó en una entrevista con Noticias ONU que la violencia contra los niños es un problema presente en todos los rincones del mundo.

“El problema actual es que no hay ningún país que sea inmune, ningún niño es inmune, en todos los países nos encontramos con muchas, muchas formas de violencia”, dijo.


Maalla M’Jid apuntó que un mismo niño puede ser víctima de diversas formas de violencia, por ejemplo en línea y en distintos entornos, “y puede ser en línea y fuera de línea”.


En el universo de la población infantil vulnerable, los que se llevan la peor parte de las múltiples formas de violencia son los niños en movimiento, en particular los que no están acompañados y se han separado de su familia; los apátridas; los internados en una institución; las niñas; los niños con discapacidad; los de minorías étnicas o lingüísticas; los indígenas; lo que están en situación de calle; los que viven en la pobreza; y los que habitan en zonas afectadas por conflictos o en situaciones de crisis humanitaria.


El informe indica que a finales de 2022, más de 450 millones de niños, o uno de cada seis, vivían en zonas de conflicto, el mayor número de los últimos 20 años.

Con respecto a los niños desplazados, los datos sugieren que sumarían 48 millones.


El estudio también resalta que la crisis climática multiplica el peligro que afrontan los niños de sufrir violencia y alerta de que cerca de 1000 millones de niños corren ahora un riesgo extremadamente alto de verse afectados por ese fenómeno.


Violencia armada


En el apartado sobre la violencia armada, el texto refiere que la circulación de armas, la delincuencia organizada y el aumento de las disparidades sociales la agravan, cobrándose un gran número de vidas infantiles.

“Alrededor del 15 % de las víctimas de homicidio en 2021 fueron niños”, apunta, y abunda que América se enfrenta a un mayor riesgo de asesinatos que cualquier otra región con una tasa de 15 víctimas de homicidio por cada 100.000 habitantes.


Violencia en línea y sexual


La violencia en línea es otro de los grandes problemas para los niños de hoy en todo el mundo pese a las desigualdades en el acceso a internet.


Alrededor de 300 millones de niños han sufrido explotación y abusos sexuales en línea en los últimos 12 meses y las tecnologías nuevas y en desarrollo, como la inteligencia artificial generativa, plantean nuevos riesgos para la seguridad infantil en línea.


Según el informe, hasta un 15% de los niños del mundo declaran haber sido víctimas de ciberacoso y los peligros en línea incluyen, entre otros, la exposición a contenidos violentos y sexuales; la promoción del suicidio y las conductas autolesivas; el discurso de odio; la discriminación, el racismo y la xenofobia; la delincuencia organizada y la circulación de armas; la trata facilitada por la tecnología; y el reclutamiento en grupos delictivos, armados o extremistas violentos.


Violencia en la casa


El reporte sostiene que en muchos casos, quienes someten a los niños a violencia física, emocional o sexual son personas en las que confían, como sus padres y cuidadores, compañeros, vecinos, maestros u otros miembros de la comunidad.


La disciplina violenta ejercida por los cuidadores es la forma más común de violencia contra los niños. Cerca de 400 millones de niños menores de cinco años en el mundo soportan a menudo agresiones psicológicas o castigos corporales en su casa.


En más de un tercio de los países, al menos un 5% de las mujeres jóvenes han dicho haber sufrido violencia sexual en la infancia, y alrededor de una de cada cinco adolescentes ha sufrido recientemente violencia de pareja.


Invertir en los niños


La representante especial reconoció que las prácticas nocivas están disminuyendo, pero lamentó que esa disminución no mantiene a un ritmo acorde con el crecimiento demográfico.


En este sentido, recalcó que al ser la violencia una resultante de muchos factores, “si no se abordan desde el origen, no se acabará o prevendrá la violencia contra los niños”.

“Los niños no son un problema que haya que resolver, sino un activo en el que hay que invertir. Y creo que, si no cambiamos nuestra mentalidad, no vamos a cumplir nuestra promesa. Así que espero que lo hagamos”, concluyó Najat Maalla M’Jid. 

¿Cuánto nos cuesta la violencia sexual contra la infancia?

Ser víctima de violencia sexual puede afectar al desarrollo de las niñas y niños que la padecen. Aunque no todos los menores sufren las mismas consecuencias, algunas víctimas pueden ver afectada su salud, tanto física como psicológica, y tener secuelas a nivel social, como un bajo rendimiento académico, carencias en sus habilidades sociales o una mayor probabilidad de sufrir otros tipos de violencia o de ejercerla.



THE CONVERSATION

Laura Barroso Gonzalo

7 de octubre de 2024





El
Consejo de Europa estima que uno de cada cinco niños y niñas padece violencia sexual. Aunque es muy difícil ponerle un precio al daño que sufren los niños y las niñas y sus familias, un informe ha cuantificado por primera vez el impacto económico que implica para la sociedad en su conjunto que existan tantos casos de violencia sexual que afectan a los más pequeños: 4 400 millones de euros solo en España.


Los datos clave que han permitido calcular este coste se han basado en las denuncias y en la tasa de prevalencia. Según el Ministerio del Interior español, en 2023 se interpusieron 9 185 denuncias por delitos contra la libertad sexual a personas menores de 18 años. Sin embargo, este dato no representa toda la realidad existente, pues sabemos que muchos casos quedan ocultos y no se denuncian.


La prevalencia –proporción de niñas y niños que se estima sufren violencia sexual en España– nos aproxima más a la magnitud real del problema. Un grupo de investigadores de la Universidad Pontificia Comillas hemos tomado varios estudios relevantes como referencia y, en promedio, se estima que más del 17 % de las niñas y niños son víctimas de violencia sexual. En total, casi 78 000 menores al cabo del año.


Cifras que alarman


Para analizar los costes económicos de la violencia se han identificado varios parámetros. Por un lado, los servicios que atienden a las víctimas y los procedimientos que se activan cuando se denuncia un caso para calcular su coste unitario; por otro, se ha tenido en cuenta la mayor probabilidad de repetición de curso escolar y los impactos en la salud que pueden tener las víctimas, que en ocasiones repercuten sobre su vida adulta.


En el primer caso, los costes han sido clasificados en cuatro categorías: sanitarios, educativos, por prestaciones de servicios sociales, y judiciales y penitenciarios. Así, el gasto que supone la existencia de más de 9 000 víctimas detectadas asciende a 437 257.335 euros. En el segundo caso, se calcularon los gastos en los que también incurre la administración pública por el total de personas que sufrieron violencia sexual durante su infancia, aunque no fuesen casos conocidos. Esta cifra asciende a 838 412.751 euros.


La suma de ambos costes económicos nos indica que anualmente se gastan más de 1 275 millones de euros por casos detectados y no detectados de violencia sexual contra la infancia.


Además, la investigación ha querido ir más allá, intentando obtener una cifra que refleje parte del coste que supone para la sociedad esos daños: la pérdida de productividad, la destrucción de riqueza, el sufrimiento. Aunque no impliquen un gasto concreto para las administraciones públicas, estos daños tienen una repercusión negativa en la economía.


Más prevención por parte de todos


Una pequeña porción de este daño podría haber sido mitigada si se hubiesen detectado todos los casos de violencia sexual contra la infancia de forma precoz y se hubiese intervenido de manera eficaz, lo que habría reducido las consecuencias sobre las víctimas.


Por ello, se ha intentado aproximar el coste social y humano a través de los costes en los que se ha incurrido por los casos que no se detectan, y que podrían haberse reducido con detección precoz y buena intervención. En total, 3 178.203.081 euros.


En suma, como ya adelantábamos, el estudio estima que el coste mínimo de la violencia sexual hacia la infancia supera los 4 400 millones de euros.


Sin embargo, la dificultad de acceso a datos precisos y la complejidad de valorar algunos de los efectos de esta violencia hace que aún quede una parte del problema invisibilizada, que no ha podido ser cuantificada.


Con todo, es crucial poner el foco en prevenir todos los tipos de violencia sobre los menores. Aunque disponemos de una normativa que aborda la violencia sexual y atiende a todos los tipos de violencia contra la infancia de manera integral promoviendo el buen trato, es necesario invertir y destinar recursos para prevenir casos y reducir los efectos que tiene la victimización y sus costes. Resulta esencial poner en marcha medidas que garanticen la formación de profesionales, la promoción de la detección precoz de casos, una justicia amigable y especializada en infancia, la participación infantil…

Para afrontar el problema es imprescindible que los legisladores intervengan. En concreto en España, las metas vienen definidas por la Estrategia de erradicación de la violencia hacia la infancia, que defiende que “erradicar la violencia, crear espacios seguros y fomentar los buenos tratos y la crianza respetuosa es una responsabilidad común y compartida”. 

Informe: El coste de la violencia sexual contra la infancia asciende a los 4.500 millones en España.

El coste anual de la violencia sexual contra la infancia y sus consecuencias alcanza al menos los 4.500 millones de euros en España, lo que supone un 0,31 % del PIB, 

El 17,29% de la población ha sufrido violencia sexual en la infancia
Pérdidas que no tienen traducción económica
Investigamos la parte oculta del iceberg 

"Si bien una estimación a la baja indica que 
uno de cada seis niños y niñas sufrirá violencia sexual antes de 18 años de vida



Catedra DD del Niño
Universidad P. Comillas.
Invertir en prevención
El coste anual de la violencia sexual contra la infancia y sus consecuencias alcanza al menos los 4.500 millones de euros en España, lo que supone un 0,31 % del PIB, según un estudio elaborado por Educo y la Cátedra de Derechos del Niño de la Universidad Pontificia Comillas.
El informe ¿Cuánto cuesta mirar hacia otro lado? Los costes de la violencia sexual contra la infancia y adolescencia, que se ha presentado este 2 de octubre, contabiliza el impacto económico que las agresiones sexuales tienen tanto en las víctimas como en la sociedad.

El objetivo de este estudio es cuantificar el coste económico que esta violencia genera en el ámbito social, educativo, judicial y sanitario a las arcas públicas, así como estimar cuál es el daño inmaterial que una persona acarrea a lo largo de su vida en cuestiones como la pérdida de oportunidades o el coste emocional, unos daños que podrían haberse prevenido o mitigado si se hubieran detectado a tiempo.
La investigación señala que el 17,29 % de la población ha sufrido violencia sexual en la infanciauno de cada seis menores, y que en 2023 se denunciaron 9.185 casos mientras que se estima que hubo otros 77.407 casos invisibilizados.

Esta altísima cifra es la punta del iceberg, ya que solo se refiere a casos denunciados y a determinados costes derivados de casos no detectados (por ejemplo, atención psicológica a una niña que no lo ha contado), pero que se han cuantificado a partir de la prevalencia (porcentaje de la población general que ha sufrido violencia sexual durante su infancia y que los autores estiman en 17,29%).  

Investigamos la parte oculta del iceberg 

El informe establece dos grandes categorías de costes: por un lado, cuantifica que son 1.275,6 los millones de euros los "gastos incurridos", que incluyen el dinero asociado a los casos detectados y también a determinados costes de los no denunciados a partir de la prevalencia total.


Se evalúan los costes sanitarios (808 millones en atención psicológica y psiquiátrica, enfermedades crónicas derivadas, adicciones, urgencias...), los educativos (63 millones), los sociales (casi 312 millones, relativos a la protección del menor) y los judiciales (más de 92 millones en justicia, servicios penitenciarios, responsabilidad civil).

No se cuantifican, sin embargo, algunos costes como las necesidades educativas especiales, el bajo rendimiento o el absentismo y el fracaso escolar; tampoco costes indirectos como el desempleo juvenil o la reinserción social ni el coste del trabajo de las fuerzas de seguridad.

Por ello, el equipo investigador subraya que se ha elaborado una aproximación conservadora y que las cifras planteadas son mínimas.

Más allá de los más de 1.275 millones de euros de costes incurridos, la investigación ha puesto valor económico a "daños de difícil monetización como la pérdida de la productividad, la destrucción de la riqueza o los daños emocionales de la víctima y su familia", que sitúa en 3.178,2 millones de euros.

"Además de las consecuencias económicas, la violencia sexual provoca pérdidas que no tienen traducción económica. Destruye oportunidades, limita la participación social, afecta la cualificación profesional y 
genera un profundo sufrimiento tanto en las víctimas como en sus familias. Estos impactos, aunque difíciles de cuantificar en términos monetarios, representan un costo social significativo para el país a largo plazo", advierte el informe.
El estudio denuncia que España sigue encorsetada en "unas estructuras sociales que impiden que los casos se denuncien y salgan a la luz":

La directora de investigación e incidencia de Educo, Macarena Céspedes, ha aseverado que el presupuesto para la erradicación de la violencia contra la infancia y la adolescencia "más que un gasto es una inversión con un retorno claro que beneficia a toda la ciudadanía".

El año pasado, el Ministerio de Igualdad publicó un estudio sobre 
el coste económico de la violencia de género y la violencia sexual fuera del ámbito de la pareja, que en 2022 se situó en 4.933 millones de euros, lo que supone el 0,37 % del PIB de España y 104 euros per cápita.
Estos datos estimaban los costes tangibles que provocan las agresiones machistas en los ámbitos laboral y productivo, sanitario, legal-policial y de atención y acogida de las víctimas.