Mostrando entradas con la etiqueta Desarrollo y sostenibilidad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Desarrollo y sostenibilidad. Mostrar todas las entradas

El 56,3% de los niños, niñas y adolescentes de Argentina fue pobre multidimensional en 2023

Más de la mitad de los niños/as y adolescentes del país sufrieron al menos una de las siguientes privaciones en 2023: Alimentación, salud y vivienda, Subsistencia, Crianza y socialización, Educación, Acceso a la información y Protecciones especiales: trabajo infantil



UCA

Universidad Pontificia Católica Argentina

15/08/2024





El Barómetro de la Deuda Social de la Infancia del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA) junto al Banco Hipotecario, Infancia en Deuda, la Fundación Alimentaris, la Fundación La Nación y la Sociedad Argentina de Pediatría publicó el documento de investigación Trazando el Camino: Privaciones Estructurales, Avances y Desafíos en los Derechos de la Infancia y Adolescencia. Argentina 2010-2023.


El documento ofrece una evaluación y monitoreo de los derechos de niños, niñas y adolescentes de la Argentina urbana durante los últimos trece años. Resalta que los enfoques monetarios de medición de pobreza basados en los ingresos de los hogares pueden ser cuestionados como indicador del bienestar especialmente cuando se trata de la infancia. Esto se debe a que hay privaciones que afectan a los niños, las niñas y adolescentes que no son visibles mediante la estructura de ingresos o gastos de los hogares.


Desde este enfoque, se ofrece un índice de pobreza multidimensional basada en cinco dimensiones del desarrollo de la infancia y adolescencia que en el país guardan correspondencia con derechos humanos. 


Se ha definido el desarrollo humano desde la etapa prenatal, reconociendo su crucial desarrollo en el entorno familiar durante la lactancia. Este proceso de crianza requiere tanto de una alimentación nutritiva como de un apoyo emocional. Además, para sostener el desarrollo humano, se necesitan una combinación integral de recursos materiales, sociales y culturales.


Satisfacer estas necesidades implica reconocer las formas socioculturalmente establecidas y aceptadas en la sociedad. Entonces no parece suficiente con que una sociedad alcance el despliegue de funcionamientos valiosos en algunos de sus miembros, sino que es necesario que al menos se pueda garantizar un “mínimo” para todos. El desarrollo humano se expresa en clave con el enfoque estructuralista en el modo en que se distribuyen las estructuras de oportunidades, pero también en el logro de igualdad en los resultados en el colectivo social.


Basándonos en el marco normativo del Estado Argentino y en el conocimiento científico, el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA) ha creado una gama de dimensiones e indicadores para evaluar y monitorear el grado de cumplimiento de los derechos de la infancia y adolescencia en entornos urbanos.


Las dimensiones de los estudios del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia son las siguientes: 1) Alimentación, salud y vivienda; 2) Subsistencia; 3) Crianza y socialización; 4) Educación; 5) Acceso a la información; y 6) Protecciones especiales: trabajo infantil.


A continuación, se presenta un resumen de los principales resultados y balance de la serie de indicadores que habitualmente se ofrece a nivel de la población de niños, niñas y adolescentes, en el período 2010-2023.

 

Resumen de resultados:


Desafíos de la Pobreza Estructural: progresos desiguales y privaciones injustas


Desde 2011 hasta 2023, se observa un aumento constante en la proporción de hogares y personas con dificultades para acceder a una canasta básica alimentaria o total, con un incremento más pronunciado en la pobreza. El esfuerzo de los hogares y la cobertura de las políticas públicas han tenido un papel crucial en la mitigación de la pobreza, pero persisten desafíos estructurales en la economía que requieren atención, y que ejercen un fuerte impacto en las estructuras de oportunidades de los hogares y sus miembros niños, niñas y adolescentes.


El impacto de la pandemia por COVID-19 fue significativo y regresivo en muchas otras dimensiones como salud, educación, crianza, y socialización, y si bien fue difícil la reversión en los primeros años de la postpandemia, en 2023, se retorna más claramente a situaciones previas que, aunque están lejos de expresar situaciones de bienestar y efectivo cumplimiento de derechos representan mejoras relativas destacadas en algunos casos, aunque en el marco de persistentes desigualdades sociales. 

  1. Erradicar la pobreza en todas sus formas

En el marco de los estudios del Barómetro, se ha construido un índice de pobreza multidimensional que establece un doble umbral de carencias, uno total y otro severo. Con tal propósito, se seleccionan seis dimensiones de derechos: alimentación, saneamiento, vivienda, salud, información y estimulación/educación.


Se obtuvo que el 56,3% fue pobre multidimensional en 2023 según el umbral total. Es decir, más de la mitad de los niños/as y adolescentes del país sufren al menos una privación de las mencionadas.


Por otro lado, el 16,1% padece pobreza multidimensional en niveles severos, proporción tan alarmante como la de indigencia monetaria infantil (16,2%). Estos números eran aún más elevados al inicio del periodo analizado (2010). En este sentido, estamos en presencia de mejoras, particularmente en la pobreza multidimensional medida de acuerdo con el umbral severo. Esto es debido a los avances en indicadores del hábitat como el hacinamiento y la calidad de la vivienda y en materia de escolarización.

  1. Derecho a la alimentación

El 32,2% de los niños/as y adolescentes en la Argentina Urbana actual sufren inseguridad alimentaria. Es decir, no pueden acceder a alimentos nutritivos y variados por limitaciones económicas. Este índice está muy relacionado con el nivel socioeconómico: casi 1 de cada 2 niños/as y adolescentes pobres lo manifiesta al tiempo que entre los no pobres la incidencia no alcanza el 10%.


Entre 2010 y 2017, la inseguridad alimentaria ha permanecido estable en alrededor del 20% y luego ha pegado un salto importante en 2018 para alcanzar el tercio de la población infantil. Desde entonces, no ha bajado de esa cifra y tuvo un pico de 37,2% en 2020 en el contexto de la pandemia COVID-19 y el ASPO.


Los que sufren inseguridad alimentaria en términos severos representan el 13,9% en 2023. Estos declaran haber experimentado “hambre” por problemas económicos. Los programas alimentarios de transferencia de ingresos son esenciales para ayudar a las personas a satisfacer sus necesidades alimentarias básicas y garantizar este derecho tanto a corto como a mediano plazo. En 2023, estos programas alcanzaron una cobertura del 60,5% de la población infantil. Debido a los altos niveles de inflación y al bajo poder adquisitivo de los salarios es necesario mejorar la eficacia, cantidad y calidad de las ayudas directas e indirectas, especialmente en los sectores mas vulnerables de donde la pobreza infantil tiene una mayor prevalencia.

  1. Derecho a la salud

El 55,8% de la población de niños/as y adolescentes no cuentan con obra social, mutual ni prepaga por lo que dependen exclusivamente del sistema estatal de salud para recibir atención médica.


De este 55,8%, 90% son del estrato social mas bajo, 65,1% son del Conurbano Bonaerense y 65,4% son niños/as y adolescentes que pertenecen a hogares monoparentales. Por otro lado, si bien sigue siendo considerable la proporción de niños/as y adolescentes que no realizaron consultas médicas periódicas (17,3%) ni consultas odontológicas (35,9%) entre los 3 y 17 años, estos déficits se redujeron casi un 50% en comparación al año 2020.

  1. Derecho a un hábitat digno

La vivienda debe brindar protección y servicios esenciales que son cruciales para el desarrollo infantil. Tres servicios básicos relevantes conforman el déficit de saneamiento: el tener acceso a agua corriente, contar con red de cloacas y tener inodoro con descarga. el déficit de saneamiento trata de aproximar carencias en estos servicios en concreto. En 2023 un 39,5% lo padece, porcentaje que se mantiene bastante estable desde 2018.


Por otra parte, el déficit en las condiciones de medio ambiente alude a la presencia cercana al hogar de fábricas contaminantes, basurales, quema de basura y/o plagas. Asciende al 49,4% del total de niños/as y adolescentes y en los últimos años se ha incrementado a tal punto que se retrotrajo a valores cercanos de inicio del periodo en 2010.


Por último, deben mencionarse dos indicadores que aproximan otros problemas en el espacio de la vivienda. Las condiciones deficientes de construcción de la vivienda afectan al 18,7% de niños/as y adolescentes y el hacinamiento a un 18,7% y 18,4%, respectivamente.

  1. Derecho a la subsistencia

En 2023, el 62,9% de los niños/as y adolescentes vive en situación de pobreza y el 16,2% vive en situación de indigencia. Esta es la cifra más alta desde el 2010. Desde el 2020, las transferencias de ingresos no contributivas, entre la que se encuentra la Asignación Universal por Hijo (AUH), alcanzaron a mas del 44% de los niños/as y adolescentes.


Derecho en los espacios de los procesos de crianza y socialización


La EDSA ofrece una serie de indicadores relacionados a los estilos de disciplinamiento, opciones de formación y socialización secundaria no escolar para niños/as y adolescentes entre 5 y 17 años y oportunidades de estimulación emocionales e intelectuales en niños/as entre 0 y 8 años.


En el marco de la postpandemia y de la reapertura de los establecimientos educativos, la violencia de los adultos de referencia hacia los niños/as y adolescentes había disminuido fuertemente. Esta tendencia se acentuó en 2023, con indicadores que incluso llegaron a los valores más bajos de toda la serie 2010-2023. A pesar de ello, aún persisten disparidades sociales regresivas para los niños/as más vulnerables.


En el grupo de niños/as entre 0 y 8 años, se destaca que el déficit de estimulación verbal en esta población asciende al 28%, el déficit de interacción a través del dibujo entre 1 y 8 años al 16,4%, a través de las canciones al 11,5% y mediante el juego al 5,6%. Estos déficits en estas estrategias de estimulación se relevan estructurales y poco permeables a la situación socioeconómica del país.  


El 52,4% de la población entre 5 y 17 años no realiza deporte fuera de la escuela. Por otra parte, el 80,8% de este grupo etario no concurre a actividades culturales. Es decir, la mayoría de los niños/as y adolescentes de estas edades están excluidos de estos espacios alternativos al escolar.


Por otro lado, el comportamiento sedentario frente a pantallas, que hace alusión a la exposición excesiva y frecuente a pantallas, afecta a 7 de cada 10 niños/as y adolescentes entre 5 y 17 años. En 2020 aumentó considerablemente con respecto al anterior y desde entonces se sostuvo en esos niveles.

  1. Derecho a la información

Dentro de los que tienen entre 5 y 17 años, el 17,8% no accede a Internet, el 24,4% no lo usa, el 51,1% no tiene celular y el 54,7% vive en hogares sin computadora. Todos estos déficits han mejorado desde el 2010 hasta hoy. El que menos mejoró a lo largo del periodo fue el déficit en el acceso a una computadora doméstica, probablemente porque este recurso sigue siendo económicamente inaccesible para muchos hogares. En tal sentido, las diferencias por estrato socioeconómico son relevantes.


A inicios del periodo había 3 de cada 4 niños/as y adolescentes que no tenían acceso, en 2023 solo hay uno. La popularización de este recurso fue trasversal al nivel socioeconómico.


Por otro lado, el déficit en lectura de textos impresos y en tener una biblioteca en el hogar alcanzan al 60,1% y al 68,4% de los niños/as y adolescentes entre 5 y 17 años, respectivamente. Más de la mitad de los niños/as y adolescentes mayores a 5 años no presenta el hábito de lectura en 2023. Estos porcentajes son mayores a los del inicio del periodo en 2010, lo que denota una evolución opuesta a la del grupo de indicadores vinculados a las carencias de recursos tecnológicos.

  1. Derecho a la educación

El 23% de los niños/as de 3 a 5 años se encuentran no escolarizados. la inasistencia a establecimientos de educación inicial es siempre más alta que la no concurrencia a la escuela primaria y secundaria. Sin embargo, desde 2010 se advierte una tendencia positiva en la asistencia a centros educativos en los más pequeños y que tiene la característica de ser común a todos los estratos sociales.


Por otro lado, el 82,6% de los niños/as y adolescentes entre 6 y 17 años asiste a una escuela de gestión estatal. En 2023, no parecen existir diferencias importantes en la cobertura de la educación primaria en comparación a la secundaria. Donde sí se observan divergencias es entre estratos sociales. A medida que desciende el nivel socioeconómico, el desafío de cobertura por parte del Estado es mayor.


El déficit educativo es un indicador compuesto por aquellos que no asisten a establecimientos educativos o asisten, pero con sobreedad. En el estrato socioeconómico más bajo, su incidencia se ubica por encima del promedio general y es notablemente elevada en el universo de niños/as y adolescentes en edad de ir a la secundaria (53,9%). En casi todos los años de la serie temporal, se destaca también que es más alta en varones que en mujeres y en quienes viven con un solo adulto de referencia con respecto a quienes viven con dos.


En cuanto a las carencias en el dictado de algunas materias para niños/as y adolescentes que pueden concurrir a la escuela y en la extensión de la jornada. Para 2023, se estima que al 59,1% de la población escolarizada en la educación primaria no le enseñan computación. Por su parte, al 22,3% no le dictan asignaturas como música, plástica y/o educación física y el 44,9% no cursa una materia ligada al aprendizaje de un idioma extranjero.


En los tres indicadores existen grandes diferencias entre educación de gestión privada y estatal. Si se compara la incidencia de estas privaciones entre aglomerados, el déficit en materias de tipo programáticas se releva muy alto en el Conurbano Bonaerense al tiempo que las privaciones en computación e idioma extranjero se profundizan en el Resto urbano del Interior.


Por último, hay que subrayar que muy pocos en edad de cursar primaria (apenas el 9,9%) son los que asisten a doble jornada. No obstante, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires esta proporción asciende al 46,4% y toma una distancia considerable de los otros aglomerados del país.

  1. Derecho a la protección social contra el trabajo infantil

La Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA) contiene información del trabajo infantil en actividades domésticas intensivas y en el mercado. Si se tienen en consideración estas dos medidas, la estadística señala que el 13,7% realizó al menos una de las dos en 2023. De forma separada, el 5,2% participó de tareas domésticas y 9,5% en actividades económicas.


El indicador que mide propensión a realizar actividades domésticas intensivas en niños/as y adolescentes entre 5 y 17 años incide más en las mujeres que en los hombres mientras que el que mide propensión al trabajo en actividades económicas en niños/as y adolescentes entre las mismas edades tiene mas incidencia en hombres. Además, ambos tienen más frecuencia entre adolescentes que en niños/as en edad de cursar el preescolar o el colegio primario.



Acceder al documento: Trazando el Camino: Privaciones Estructurales, Avances y Desafíos en los Derechos de la Infancia y Adolescencia. Argentina 2010-2023.

 

Las empresas pueden (y deben) impulsar los derechos de niños y jóvenes

José María Vera, director ejecutivo de Unicef España, reivindica la importancia de que el sector privado incorpore la atención a los colectivos más jóvenes (y vulnerables) en el diseño de sus estrategias para estrechar las brechas de desigualdad.


ethic

José María Vera



Es frecuente pensar que el único impacto negativo de la empresa en los derechos de niños y niñas es el trabajo infantil. Es cierto que más de 160 millones de niños en el mundo trabajan, muchos bajo las peores formas de explotación laboral. En ello tienen que ver las cadenas de valor globales de empresas que no abordan con contundencia la lucha contra esta forma de laminar la vida de los niños. 


Dicho esto, los impactos son más y más diversos, tanto en el lado negativo como en la capacidad que tiene la empresa para contribuir a la defensa y promoción de los Derechos de la Infancia. Productos nocivos, marketing engañoso de los mismos, la actuación de las plataformas tecnológicas y su impacto en el desarrollo y la salud mental de la infancia o la calidad del empleo de padres y madres y las dificultades de conciliación para una crianza presente son algunos ejemplos de impactos negativos con una potencia devastadora cuando se combinan con una débil protección social frente a las violencias y ansiedades. 


La regulación europea apunta en la buena dirección para contener estos impactos negativos, aunque vaya lenta y se quede corta en ocasiones. La Directiva de Información sobre la Sostenibilidad Corporativa llevará a miles de empresas a reportar en detalle su actividad e impacto social y ambiental, recorriendo no solo lo predecible, sino todas las áreas del negocio y las operaciones. La Taxonomía verde y la social –pendiente ésta última de aprobación– darán claridad a lo que es y no es sostenible, a lo que tiene impacto social positivo y lo que no. Transparencia indispensable para prevenir el «green/social washing». Finalmente, la recientemente aprobada Directiva de Diligencia Debida en materia de Sostenibilidad, por más que se haya debilitado en la etapa final de su negociación en el Consejo de la Unión Europea, supone un hito en la defensa y promoción de los Derechos Humanos y de un planeta sostenible, exigiendo a las empresas mecanismos de identificación de riesgos y medidas de mitigación de estos. El andamiaje completo incide también en aspectos que afectan a la infancia como los mencionados en este artículo. 


Las empresas están evolucionando hacia un mayor compromiso climático y, en menor medida, social. La transformación necesaria –impulsada por la regulación, algunos inversores y buena parte de la ciudadanía– no se puede limitar a las esquinas de la actividad empresarial, sino que debe afectar al corazón de esta, a su estrategia y operaciones. Sin desdeñar acciones puntuales positivas, son los cambios en los modelos de negocio y un manejo diferente de la tensión riesgo-tiempo-retorno los que pueden provocar giros sistémicos que reviertan las brechas sociales y la emergencia climática.

Dicho esto, hay que mencionar cientos de iniciativas de empresas solas o en alianza con organizaciones sociales, administraciones públicas y universidades que apuntan a abordar estos de manera decidida. En un foro reciente organizado por Ethic e ING España sobre La Revolución de las Finanzas Sostenibles se abordaron estos asuntos. Cabe remarcar tres puntos aportados al debate:

  • La financiación verde debe completarse con la social, que se está quedando atrás. Las conexiones son evidentes: el impacto en la infancia del cambio climático o la necesidad de llevar a cabo transiciones justas socialmente, por ejemplo. Además, las brechas sociales han aumentado desde la pandemia.
  • La educación financiera es esencial para enfrentar los desafíos sociales, ya que habilita para el empleo, da autonomía y abre oportunidades. El sector financiero –e ING es un ejemplo– puede aportar su experiencia y capacidades para hacer una contribución inmensa en este terreno.
  • Las alianzas entre varios actores de diferentes sectores son esenciales para enfrentar desafíos sociales. Nunca son evidentes, sobre todo a la hora de ponerse manos a la obra y conformarlas de manera efectiva. Dicho esto, si se pone el foco en lo que se quiere lograr (en el impacto), se genera confianza, se respetan las restricciones de cada uno y se pone en valor la aportación de organizaciones, empresas y administraciones públicas. Los resultados son a otra escala; la necesaria.

 

Un buen ejemplo de lo anterior es la alianza Generation Unlimited España que impulsamos desde Unicef España y en la que nuestras empresas aliadas, ING España e Iberdrola, varias organizaciones sociales y la Universidad Politécnica de Madrid, buscamos la inserción laboral de jóvenes en situación de vulnerabilidad. Cientos se han formado y empleado aplicando metodologías innovadoras que pretendemos escalar a otras empresas y a la política pública.


Los grandes retos sociales y ambientales –y de forma especial los que afectan a la infancia– deben y pueden ser abordados con determinación. Para ello hace falta el compromiso y la contribución de todos, también de una empresa que apueste por el impacto social positivo como el corazón de su propósito y negocio. 

Nivek, un niño soldado en el corazón de África: "kadogo". 12 de Febrero día del drama de los niños soldado.

 El cielo en la cabeza  recoge la odisea de Nivek, de 12 años:
un niño soldado en el corazón de África. 
Nivek trabaja en las minas de coltán, República Democrática del Congo 
y se ve forzado a convertirse en kadogo, niño soldado.

De niño soldado en Congo a náufrago en el Mediterráneo.


Para Nivek, el horizonte no termina en las inmediaciones de la mina de coltán donde trabaja. Después de sobrevivir milagrosamente a un derrumbe, este tendrá que emprender un viaje monstruoso, aterrador y sin retorno por las bellas, traicioneras y mágicas tierras de África en un trayecto cuya distancia no se mide en kilómetros, sino en horrores y en vidas humanas.

El guionista Antonio Altarriba (Premio Nacional de Cómic por El arte de volar) se une al dibujante Sergio García (Premio Nacional de Ilustración) y a la colorista Lola Moral para dar vida a esta cruda odisea. Una epopeya gráfica actual con ecos de tragedia y realismo mágico basada en una infortunada verdad: la de los miles de inmigrantes africanos rumbo a las costas de Europa.

Su historia, contada en cómic por el dibujante Sergio García (Premio Nacional de Ilustración 2022), el guionista Antonio Altarriba (Premio Nacional del Cómic 2010) y la colorista Lola Moral, ha sido premiada en la IX edición del Festival Granada Noir.

Antonio Altarriba / Sergio García / Lola Moral


Recientemente hemos publicado en este mismo blog el siguiente artículo:


Los conflictos bélicos tienen sin duda algunas consecuencias nefastas para la población civil. Pero son los niños los que sufren en mayor medida las atrocidades de la guerra. Indefensos y completamente vulnerables, presencian horrores que a tan temprana edad son incapaces de comprender.
https://gsia.blogspot.com/2024/02/la-infancia-robada-de-los-ninos-en-la.html



'LaWawa', un proyecto que busca "reconquistar" los espacios públicos para la infancia.

 'LaWawa', un proyecto que busca 
"reconquistar" los espacios públicos para la infancia
La asociación Casa Libélula trabaja por el cambio social basado 
en los derechos de la población infantil desde una óptica rural:  
El Bóalo, Cerceda y Matalpino.

Proyecto La Wawa.    Asoc. Casa Libélula

La asociación Casa Libélula
nace en 2017 creada por un grupo de personas procedentes de diferentes campos profesionales que tenían un objetivo común: procurar incluir la perspectiva de los derechos de las niñas y los niños tanto dentro de proyectos públicos como privados. A lo largo estos años, en el municipio de El Boalo-Cerceda-Mataelpino, Madrid (8.200 habitantes), se han estado impulsando desde esta asociación proyectos participativos para el colectivo infantil, fundando la primera Oficina de la Infancia de la comunidad, creando un banco social de juegos o adaptando fiestas y tradiciones para que tuvieran espacio para ellos.

Decidieron entonces lanzar un nuevo proyecto "precioso y maravilloso", como lo describe su coordinadora, Alejandra Correa que, con el apoyo de la Fundación Triodos Bank, consiste en "acercar esta perspectiva de derechos hacia los entornos rurales, incluir este punto de vista en la ruralidad porque defendemos que los proyectos sociales y culturales también son desarrollo local y queremos pueblos que sean más amigables con la infancia", explica.

Se pone así en marcha LaWawa, que significa 'niña' en lengua indígena aymara, un proyecto a modo de caravana que "lo que quiere es generar este acercamiento y poner en el centro las políticas de infancia como motores de desarrollo de los entornos rurales", defiende Alejandra. LaWawa, inspirada en proyectos como la caravana de PlanetaDots, que llevan a los territorios proyectos de moda sostenible, busca la mejor forma de aproximar la perspectiva de derechos de los más pequeños a lugares "donde a lo mejor no tengan recursos, no puedan invertir o ni siquiera se lo han planteado, teniendo el entorno, las posibilidades y la población infantil", expone.

Correa hace una "firme defensa de que las políticas de la infancia son tractoras y fijadoras de población" y justifica que cualquier familia necesita un espacio en el que sus hijas e hijos se desarrollen de una forma integral, un derecho de niñas y niños con "independencia del lugar en el que vivan".

A través de este proyecto, la asociación ofrece asesoramiento tanto para crear espacios colectivos con las familias, "con las peques y los peques" en los que se aprenda a participar, como con los ayuntamientos, ofreciendo un acompañamiento en la implementación de políticas y planes para la niñez tras realizar un diagnóstico previo. Alejandra pone el acento en que existen en la Comunidad de Madrid, al menos, 100 municipios menores de 5.000 habitantes y en todos ellos hay población infantil, aunque, hasta ahora, muy pocos son los que "tienen implementada una política de infancia como eje vertebrador del desarrollo local".

Y es que, como aseguran desde Casa Libélula, cuando se realizan actividades desde la perspectiva de los derechos de la población infantil, "toda la economía se mueve". La Wawa está formada por un equipo multidisciplinar de mujeres expertas en cada uno de los proyectos que ofrecen. En este momento, buscan financiación a través de micromecenazgo para la campaña. Como retos marcados a corto plazo, está el poder comprar caravana de LaWawa, acondicionarla y, como último desafío, ponerla en marcha para ser itinerantes por el territorio, ofreciendo sus servicios a ayuntamientos, asociaciones y empresas privadas que quieran crear espacios para la niñez. Como dice Alejandra, "esta es la reconquista de la infancia y de los espacios públicos". 

El currículum oculto y los aprendizajes invisibles en la escuela.

En la escuela también se transmite de manera inadvertida 
un tipo de conocimiento alejado del currículum educativo 
y que deja huella en la vida de los estudiantes.
Se suele esperar que el alumnado respete las normas sin cuestionarlas, 
y a veces se perpetúan los estereotipos o los roles de género.


Existen algunos pilares tradicionales del currículum oculto
que moldean la educación en las escuelas

  Álex García
Sin embargo, su influencia va más allá de lo que docentes y estudiantes perciben conscientemente. El currículum oculto se transmite de manera inadvertida, moldea las creencias, valores, actitudes y expectativas de toda la comunidad educativa. Además, estos aprendizajes invisibles dejan huella en la vida de los estudiantes.
El currículum oculto tiene el poder de influir en la forma en la que los docentes se relacionan con el alumnado, aunque muchas veces los propios docentes no sean conscientes. También en cómo perciben el mundo los alumnos. Y, en última instancia, en cómo se construye nuestra sociedad.
Existen algunos pilares tradicionales del currículum oculto que moldean la educación en las escuelas. Durante mucho tiempo, los roles de género han sido una parte inherente del mismo.

Así, se han perpetuado estereotipos que asignan a las mujeres tareas relacionadas con la crianza y lo doméstico, mientras que a los hombres se les ha asociado con actividades más físicas y profesiones de mayor prestigio. El mejor ejemplo de ello se evidencia en las personas encargadas de la limpieza y el servicio de comedor en las escuelas, labor que realizan principalmente mujeres.

Otro pilar son las normas y expectativas sociales. Estas normas dictan cómo se debe comportar uno y qué se considera aceptable en la sociedad. Por ejemplo, la idea de que los estudiantes deben ser obedientes, callados y sumisos. También, que el alumnado respete las normas sin cuestionarlas forma parte del currículum oculto.
La jerarquía y la autoridad son otros pilares tradicionales por los que se presupone que las relaciones entre docentes y estudiantes a menudo reflejan una dinámica de poder. De tal manera, los docentes ocupan una posición de autoridad y los estudiantes son vistos como receptores pasivos de conocimiento. Esta estructura puede limitar la participación activa de los estudiantes y su capacidad para cuestionar las ideas establecidas.