de 1º de bachillerato del IES Dr. Faustí Barberà de Alaquás.
Entrevista online de Yayo Herrero al alumnado de Economía
de 1º de bachillerato del IES Dr. Faustí Barberà de Alaquás. / Mónica Soriano |
“El día antes llovió mucho por Utiel, pero por Aldaia nada. El mismo día de la dana yo tenía academia a las ocho. Sobre las siete de la tarde empezaron a hablar por el grupo diciendo que no iban a ir a clase, entonces mi madre me dijo que yo tampoco iba a ir. Sobre las siete, mi padre llegó del supermercado y a los diez minutos empezaron a chillar los vecinos que el barranco iba lleno. Mi padre salió a mover el coche de sitio pero ya venía el agua por mi calle. Mi madre, mi hermana y yo empezamos a subir las cosas encima de muebles altos y sobre la cama por si entraba un poco de agua, para que no se mojaran. También pusimos toallas en las puertas y las baldas de los armarios en la puerta de entrada. Mientras, mi padre quitaba con la escoba el agua que subía al primer escalón y justo a las 20:11 sonó la alarma en nuestros teléfonos. El agua ya nos llegaba al segundo escalón y, de repente, se produjo una gran ola que movió todos los coches de la calle que se nos quedaron taponados en la puerta y el agua empezó a entrar. No sabíamos qué hacer, así que mi padre se armó de valor y nos dijo que cogiéramos las llaves y los móviles y saliéramos de allí. Primero lanzó a mi madre por encima de los coches, después a mi hermana y por último a mí. Después saltó él y fuimos por encima de ellos hasta que vimos un portal abierto con vecinos y saltamos al agua y nos cogieron. Subimos al primer piso y nos dieron mantas y ropa para cambiarnos, ya que íbamos mojados y llenos de suciedad. A mi madre le dio por asomarse al balcón y escuchó a un hombre pidiendo auxilio que estaba aplastado por dos coches. Mi padre y el resto de vecinos bajaron para ver si podían hacer algo y sí, le salvaron. A las 3:31 apareció la UME por nuestra calle recogiendo a los vecinos que aún seguían con vida. A las seis de la mañana entramos en casa. Estaba todo lleno de barro y los muebles volcados. Como aún no podía hacer nada, fui a casa de mi vecina a dormir. Cuando desperté vi los mensajes de mi amiga diciendo que sus tíos habían fallecido”.
Quien habla es Marianela, una alumna de 1º de Bachillerato del IES Dr. Faustí Barberà de Alaquás, en la provincia de Valencia.
Una familia intenta sobrevivir a la riada subiéndose encima de los coches. Calle virgen del remedio, Aldaia. / Silvia Zamora Vilar
El 7 de marzo de 2023 estuve en ese instituto. Mónica Soriano, profesora de Economía, había leído con su alumnado de 4º de la ESO el libro Los cinco elementos y me invitó a comentarlo con ellos y ellas. Fue una de las visitas a centros educativos que más he disfrutado. El trabajo de reflexión que habían hecho era muy profundo. Habían preparado las preguntas con mucha atención. La visita, que tenía que durar una hora, se prolongó casi al doble.
El día 2 de noviembre leí en la prensa que Alaquás era uno de los pueblos afectados por la dana. No era de los que la habían sufrido con mayor violencia, pero me preocupé. Escribí a Mónica para ver cómo estaban. Aún no se habían reanudado las clases y el profesorado se estaba preparando para ver cómo acoger a un alumnado que no sabían cómo iba a llegar. Me emocionó la importancia que le dieron a la acogida, a la escucha y al cuidado que pusieron para que el instituto fuese un un lugar seguro capaz de hacerse cargo del dolor y la rabia.
El año anterior yo había estado hablando con el alumnado de eventos climáticos extremos, de los desequilibrios ecológicos y sociales que ponen en riesgo la vida. De la capacidad que tienen los seres humanos para cooperar y afrontar las consecuencias de una forma de organizar las sociedades en contra de la trama de la vida. Y ahora, lo habían vivido en su piel, en la de sus familias y vecindarios, en su casa, sus barrios y pueblos.
Las personas jóvenes no suelen tener espacios en los que puedan hacer valoraciones sobre los tiempos que les estamos obligando a vivir y se les escuche. Creo que es injusto que no los tengan, que no sean visibles sus análisis, sus acciones y los sentimientos que las impulsan. Ellos y ellas me habían escuchado el año anterior y me sentí responsable de que el mundo también los escuchase a ellos.
Le propuse a Mónica la posibilidad de tener un encuentro con el mismo alumnado para que pudiesen expresar y contar lo que habían vivido, para que sus voces y testimonios fuesen escuchados por cuanta más gente mejor. Ella fue, como siempre, receptiva a mi propuesta y el 27 de noviembre les hice una entrevista online.
Venían del recreo y Mónica me había advertido de que igual llegaban un poco tarde. Pero no, algunos incluso llegaron antes de la hora. Los y las jóvenes quieren hablar.
Les planteé cuatro preguntas: ¿cómo vivisteis el momento de la riada? ¿Cómo valoráis las respuestas políticas? ¿Qué hicisteis vosotros y vosotras? ¿Qué habéis aprendido?
Las respondieron en clase y fui tomando notas, pero además, las reflexionaron con más tranquilidad y las escribieron, excepto un alumno, Carlos, que estaba lesionado y me envió unos archivos de voz.
Tenía todas las respuestas individuales y las que se compartieron en grupo y no sabía cómo seguir con la entrevista. Así que acudí a Vanesa Jiménez, compañera de CTXT, que me ayudó a plantear la pieza. Lo que viene a continuación es lo que contaron. No hemos incluido ninguna valoración o comentario a sus respuestas. Sí que las hemos editado para agrupar respuestas comunes y resaltar sus acuerdos y desacuerdos.
¿Cómo vivisteis la dana?