¿Qué es una familia monoparental?. / La letra ‘p’ es inocente.

Traemos aquí dos notas sobre la monoparentalidad: 
una recogida en Gencat sobre la propia definición, su composición, tipologías.... 
Y otra es una disertación de Alex Grijelmo sobre la P o la M 
en la palabra monoparental, y monomarental.

¿Qué es una familia monoparental? 

Según la normativa aplicable, se entiende por familia monoparental aquella que está formada por uno o más hijos menores de veintiún años, o de veinte y seis si estudian, que conviven con una sola persona y dependen económicamente.

- Las familias monoparentales pueden estar formadas por: 
    .- Una persona progenitora y sus hijos o hijas que conviven con otras personas con las que no tienen un vínculo matrimonial ni forman una unión estable de pareja. 
    .- Una persona viuda o en situación equiparada con hijos o hijas a cargo. 
    .- Una persona separada o divorciada que tiene la guarda de sus hijos o hijas y que cumple alguno de los requisitos siguientes:

- No percibir la pensión de alimentos fijada judicialmente.

- Percibir la pensión por un importe inferior al 50% del IRSC (índice de renta de suficiencia de Cataluña) por cada niño.

- En caso de que la persona haya sufrido abandono o violencia machista, de acuerdo con la Ley del derecho de las mujeres a erradicar la violencia machista con niños a cargo.

- En caso de que un progenitor tenga niños a cargo y que el otro progenitor esté encarcelado u hospitalizado o en otras situaciones similares durante un año o más.
 
- Hay dos categorías de familias monoparentales: la especial y la general. 
    .- Especial: 
        Familias monoparentales con dos hijos o más. 
        Familias monoparentales en las que el progenitor o un hijo o hija tenga reconocida                    una discapacidad o esté incapacitado para trabajar. 

     .- General:  El resto de familias monoparentales.

Fuente: Gencat

La letra ‘p’ es inocente.
El término “monoparentales” 
no sólo no tiene nada de malo 
sino que tampoco tiene nada de masculino.
Alex Grijelmo, 
El País

El lenguaje del feminismo atesora muchas virtudes, pero ha de lidiar con un problema. Las virtudes consisten en que denuncia y combate las discriminaciones. El problema reside en que una parte de los hablantes se siente ajena a ciertas expresiones y extiende su rechazo a quienes las emplean.

La ministra Irene Montero escribió en Twitter el 17 de abril: “El Ingreso Mínimo Vital es urgente. Para muchos hogares, en gran parte monomarentales, cada día que pasa sin esa ayuda es un día más sin comer”.

Incluso entre electores de Podemos habrá extrañado esta palabra, “monomarentales”, inventada ya hace años para evitar el genérico “monoparentales”.

Sin embargo, “monoparentales” no sólo no tiene nada de malo sino que tampoco tiene nada de masculino. Su letra p se ha identificado erróneamente con la inicial de “padre”, y por eso se pone en su lugar la inicial de “madre”. La policía antidiscriminatoria, como casi todas las policías, actúa con buena intención pero comete de vez en cuando algún exceso.

No hay rastro alguno de “padre” en “monoparental”, a diferencia de lo que sucedería con “monopaternal” (ahora sí de pater). “Parental” viene de “pariente”, término que puede abarcar a madres y padres, primas y primos, abuelas y abuelos.

Por increíble que le parezca a algún policía de la inclusión, “pariente” no se relaciona con “padre” sino con “parir”. Procede de parentis, participio de pario en latín; y de ahí tenemos “parentela”, “perentesco” y “emparentar”, vocablos que agrupan a personas que constituyen un matrimonio o cuyos partos se entienden figuradamente cercanos a él. Nadie hasta ahora había hablado de “marentela”, “marentesco” y “enmarentar”, que tampoco procederían de mater sino de una inexistente oposición etimológica con parentis.

Ahora bien, las familias monoparentales están formadas en un 82% por mujeres solas con sus hijos. Este dato invita a crear una palabra que resalte tan amplio porcentaje, y compartimos el descarte de la alternativa “monomaternal” (que significaría “con una sola madre”) porque la mayoría de las familias de dos progenitores cuentan también con una sola madre: un padre y una madre forman una familia monomaternal y a la vez monopaternal, pero no monoparental. Y supongo que al desecharse “monomaternales” surgió la malformación “monomarentales”.

¿Cómo resolver todo esto? Tal vez, acudiendo a los recursos propios de nuestra lengua: “familia solomaternal” o “familia solopaternal”. Puestos a inventar, estas opciones tendrían al menos cierta lógica y serían transparentes al entendimiento. Ambas comunican que se habla de una familia encabezada por uno solo de los dos hipotéticos parientes principales.

“Solomaternal” y “solopaternal” pueden convivir con el genérico “monoparental”. Porque tan pariente es la madre como el padre (incluso más, pues ella pare y por tanto es la pariente). Por si fuera poco, “pariente” ni siquiera necesita variación de género: “esta pariente mía es cariñosa”, “este pariente mío es cariñoso”.

Y sí, ay, empieza por p. Pero confiamos en haber convencido a estas alturas a la policía inclusiva de que la letra p no ha hecho nada malo y de que, por tanto, se le debería retirar la denuncia.

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