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La cultura del buen trato y cómo promoverla

Entre la violencia y el buen trato hay un gran trecho. El buen trato es algo más que la ausencia de maltrato: aspira a promover el máximo desarrollo integral del niño o niña en su entorno.

UNICEF

Ciudades Amigas de la Infancia

12/01/2024



Foto de Kelly Sikkema en Unsplash

Paloma Torres López, abogada de asilo e infancia en la Consultura Medusa, aclara que la violencia puede entenderse en un sentido amplio: “No son solo agresiones físicas, sino también trato negligente, amenazas, violencia de género, trata, acceso a pornografía…”, explica.

Sin embargo, entre violencia y buen trato “hay muchas conductas intermedias que no son las mejores para relacionarse o cuidar de un niño o niña”. Entre ellas, “sobreproteger, infravalorar, periodos sin supervisión, falta de interés por cuestiones escolares o el distanciamiento afectivo”.


El concepto de buen trato, a efectos de la la Ley de Protección Integral a la Infancia y Adolescencia frente a la Violencia (LOPIVI), es aquel que promueve activamente los principios de respeto mutuo, dignidad del ser humano, convivencia democrática, solución pacífica de conflictos, derecho a igual protección, igualdad de oportunidades y prohibición de discriminación.


Un entorno donde se da el buen trato supone para el niño o niña sentirse integrado, seguro, cuidado y querido; también, ser consciente y tener vínculos, y finalmente sentirse protagonista de su propia vida y decisiones. Además, para que se garantice el buen trato es imprescindible que exista la participación infantil.


Algo significativo es la idea que los propios niños, niñas y adolescentes tienen de lo que es “buen trato”: para ellos, este concepto abarca más de lo que aparece en la LOPIVI. Lo ubican en entorno familiar, colegio, contextos cercanos y también en sus amistades o iguales, y consideran que es importante reforzar las relaciones de ayuda, las manifestaciones de cariño y buenas palabras, la habilidad de escuchar y llegar a acuerdos, etc.


Tres elementos de la cultura del buen trato

 

Dentro de la cultura del buen trato hay varios elementos clave que debemos tener en cuenta:

 

  • Entorno seguro

Es aquel que respeta los derechos de la infancia y promueve un ambiente protector físico, psicológico y social, incluido en el ámbito digital.

 

  • Enfoque de derechos

Es el que vela por el interés superior del niño o niña, el primer paso para promover cualquier cultura de buen trato. Tenemos que entender a los niños y niñas como sujetos de derechos y no meramente como objetos de protección.


  • Derecho a ser escuchado.

Todos los niños y niñas deben gozar de este derecho “independientemente de la edad, madurez, capacidades cognitivas. Que su opinión sea tenida en cuenta sí es en función de su edad y madurez”, apunta la experta. El derecho implica:

  • Derecho a ser informado.
  • Escucha adaptada a las necesidades.
  • Formas de expresar su opinión y de ser escuchados. Pueden ser dibujos, juegos de rol, etc.
  • Profesionales especializados, por ejemplo, en técnicas de entrevistas con niños o niñas.
  • Informar sobre la consideración otorgada a la opinión del niño.
  • Vía de recurso. Tendrá que haber manera de recurrir esa decisión.


En el marco de la LOPIVI

 

Para la abogada, “tenemos la suerte de contar con un marco normativo que nos ayuda a aterrizar todo esto en medidas concretas”. Menciona la LOPIVI, que considera una ley pionera en España, entre cuyas aportaciones están no solo el principio de buen trato sino también el enfoque preventivo, la inclusión del concepto de los entornos seguros y el refuerzo del derecho a ser escuchado.


Por otro lado, la ley establece dos figuras claras encargadas de implementar el buen trato: el Coordinador/a de Bienestar y el Delegado/a de Bienestar. “El primer reto tiene que ver con las funciones de estas figuras”, dice Torres. “La ley es escueta y delega en las Comunidades Autónomas las regulaciones de estas figuras”.


¿Cómo promover las figuras encargadas de la cultura del buen trato desde municipios? Para Torres, es muy interesante que las entidades locales puedan participar en el diagnóstico de necesidades debido a su proximidad con la ciudadanía: “Estáis muy cerca, podéis utilizar esos espacios de coordinación con las entidades provinciales o autonómicas para trasladar ese diagnóstico, o pequeños espacios participativos, para que las entidades os trasladen sus necesidades”, dice.

 

  • Medidas de implementación

Su objetivo es el aterrizaje del protocolo autonómico frente a la violencia al contexto del centro y sus actividades. La LOPIVI es una ley estatal que hay que aterrizar, no solo a nivel autonómico, sino a nivel de centro escolar o del colegio: “Es imposible que un protocolo pueda abarcar toda la diversidad de la que estamos hablando. Cada entidad y cada centro va a tener que adaptar este tipo de cuestiones”, dice Torres.

Cree que lo ideal es crear políticas de salvaguarda, código de conducta claro, política de protección de datos… “Nos encontramos con casos de entidades más grandes o pequeñas que tienen desarrollado todo un sistema de protección que cuenta con código conducta, comisión de protección con reglamento interno… pero si toda esa estructura no la conocen los niños, las familias, profesionales, etc. no sirve de nada. Hay que interiorizarla”.


  • Medidas de prevención

Hay que hacer una evaluación de los factores de riesgo y vulnerabilidad, y los factores protectores: “Una evaluación de ese quién, los niños y niñas con los que trabajamos. Esta evaluación debe ser periódica, porque estos niños y niñas van cambiando”.

 

  • Medidas de formación y sensibilización

La experta propone elaborar un Plan anual de actividades dirigidas a promover el buen trato y la creación de entornos seguros. Debe incluir formación a los profesionales y voluntarios sobre protección a la infancia frente a la violencia, y también actividades de sensibilización dirigidas a los niños y niñas y sus familias.


“Te encuentras con niños y niñas que manejan conceptos como buen trato, espacio seguro, hablan de la LOPIVI…”, observa. “Hay verdaderamente un cambio, que tiene que ver con esta cultura del buen trato. Son conceptos que manejamos todos. Estamos uniformando conceptos, partiendo de una misma base, y se hace a través de esta sensibilización que tiene que ir más allá de las personas responsables: tiene que calar en los niños y niñas y las familias”.

 

  • Medidas de detección

Destaca la necesidad de establecer cauces de comunicación directos y ágiles entre el o la responsable de protección y los profesionales, los niños y niñas, las familias y las administraciones públicas involucradas en la protección de la infancia, para que los niño o niña comuniquen situaciones de violencia o incompatibles con el buen trato.

“Es importante que las personas que están en contacto con la infancia puedan acceder a esta comisión de protección, pero también los niños y niñas”, dice. “Necesitamos espacios anónimos, personas referentes que se identifiquen claramente… también para las familias”. Advierte de que esos canales no suelen existir, y que a veces los niños no tienen ni idea de que existe esta comisión de protección.

 

  • Medidas de actuación

Aquí destaca algunas actuaciones específicas:

  • Prestar atención inmediata a las posibles víctimas.
  • Activar protocolo de actuación ante la detección de indicios de violencia hacia la infancia.
  • Comunicar a la Agencia Española de Protección de Datos cualquier infracción de la normativa sobre protección de datos de niños o niñas.
  • Impulso en espacios de coordinación para la gestión de casos.

La nueva ley de infancia y adolescencia del Gobierno Vasco prioriza la protección y promoción de los derechos de la infancia


  • El texto reconoce la prevalencia del interés superior de los y las menores como titulares de derechos y no como sujetos de protección
  • El nuevo marco legal incluye las estipulaciones de acuerdos internacionales, europeos y nacionales pertinentes en relación con los derechos de los y las menores
  • “Es un esfuerzo por unificar y homogenizar la protección de nuestros y nuestras menores, tomando las mejores prácticas estatales e internacionales y ajustándolas a nuestra realidad”, ha dicho Nerea Melgosa, consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales




Fecha de publicación: 


Nerea Melgosa, consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, ha comparecido esta mañana ante la Comisión de Políticas Sociales y Juventud del Gobierno Vasco para presentar la nueva Ley de Infancia y Adolescencia, todo un avance significativo en la promoción y protección de los derechos de los y las menores en Euskadi.


El nuevo marco legal, fruto de un extenso trabajo colaborativo con colectivos sociales y personas experta en el tema, con una especial participación activa de la infancia y adolescencia, destaca por la prevalencia del interés superior del niño, niña o adolescente, reconociendo explícitamente este derecho.


“El corazón de esta ley reside en su capacidad para articular y ordenar derechos previamente dispersos en diferentes documentos legales. Su principal objetivo es clarificar y reforzar las políticas relacionadas con la infancia y adolescencia, colocando en el epicentro de todas nuestras decisiones el interés superior de los niños, niñas y adolescentes, garantizando que toda resolución adoptada será en pro de su bienestar”, ha dicho Melgosa.


En su intervención, Melgosa ha destacado el enfoque de la ley en “promover y asegurar los derechos humanos y libertades fundamentales para los niños y niñas, protegiéndoles de cualquier forma de violencia y desprotección”.


De esta manera, se materializa una visión progresista donde el niño, niña o adolescente es reconocido por sus derechos sustantivos, y por su capacidad de participar de manera autónoma en la sociedad.


Adicionalmente, la ley reconoce y profundiza el derecho de los y las menores a ser escuchadas, “no solo otorgándoles una voz, sino también formalizando su capacidad para influir en su propio destino”, ha dicho Melgosa.


La ley también integra el concepto de buen trato, ligado al derecho a la vida y a la integridad física y psíquica. Para ello se centra en la promoción, prevención e intervención en situaciones perjudiciales para el desarrollo y la protección de los y las menores, tanto en casos de violencia como de desprotección en el ámbito familiar.


"Este proyecto de ley es una manifestación de nuestro compromiso con los valores de equidad, inclusión y protección para todos nuestros niños, niñas y adolescentes", ha señalado Melgosa.


La consejera Melgosa ha explicado que “uno de los elementos clave de esta legislación es la creación de órganos e instrumentos especializados, como el Órgano Interinstitucional para la Infancia y la Adolescencia y el Sistema Vasco de Información sobre la Infancia y la Adolescencia, entre otros. Estas entidades nacen con el propósito de recopilar datos, fomentar el diálogo y apoyar el desarrollo de políticas transversales”.


A nivel internacional, la ley ha sido diseñada teniendo en cuenta las observaciones y recomendaciones del Comité de los Derechos del Niño de la ONU. “Esta perspectiva global garantiza estrategias y mecanismos que protegen a nuestros niños, niñas y adolescentes contra cualquier forma de violencia, impulsando una cultura de prevención, concienciación y participación activa”, ha manifestado la consejera.


En sintonía con la legislación estatal, la nueva ley complementa y amplía lo establecido en normativas estatales, “adaptándose a las realidades y necesidades específicas de Euskadi”.


En palabras de la consejera Melgosa, “esta ley propone un sistema integral que aborda todos los aspectos de la vida de los niños, niñas y adolescentes, garantizando su seguridad y desarrollo pleno, y poniendo la protección y promoción de sus derechos como eje central de todas las políticas públicas”.


Para concluir, Nerea Melgosa ha invitado a todos los grupos parlamentarios a “unirse en este esfuerzo, reconociendo que la protección y promoción de los derechos de la infancia y adolescencia es una responsabilidad compartida que va más allá de visiones partidistas, garantizando un futuro brillante para las generaciones más jóvenes de Euskadi”.


URL: 

https://bideoak2.euskadi.eus/2023/09/27/news_88102/20230927_Presentación_Ley_de_Infancia_y_Adolescencia_CAST.pptx


Información adicional


Asociación entre las relaciones madre-adolescente y padre-adolescente, y la salud del adulto joven.

 Los resultados de este estudio sugieren que las percepciones positivas de 
los adolescentes sobre las relaciones con sus madres y padres 
están asociadas con una amplia gama de resultados favorables en la edad adulta joven.

 Carol A. Ford,; Andrew C. Pool; Nicole F. Kahn. 
et al. James Jaccard; Carolyn T. Halpern.
Investigación original | Pediatría
Red JAMA. 2023;6(3):e233944. 

El patrón general de estos resultados sugiere que las relaciones sólidas entre los adolescentes y sus madres y padres conducen a una mejor salud y bienestar en la edad adulta... Los esfuerzos para fortalecer las relaciones entre padres y adolescentes pueden tener importantes beneficios para la salud a largo plazo". Carol Ford, autora y médica del Hospital Infantil de Filadelfia.

Puntos clave 
Pregunta: ¿Qué características de la relación padre-adolescente están asociadas con los resultados de salud de los adultos jóvenes? 
Hallazgos: En este estudio sobre más de 15000 adolescentes, los niveles más altos de calidez de los padres informados por los adolescentes, comunicación entre padres y adolescentes, tiempo juntos, expectativas académicas, satisfacción en la relación y la comunicación, y disciplina inductiva materna se asociaron con resultados favorables en la edad adulta joven. 
Significado: Este estudio sugiere que las inversiones para mejorar la relación entre padres y adolescentes pueden estar justificadas, dados los sólidos vínculos con los resultados de salud a largo plazo. 

Resumen
Importancia:  Los estudios que vinculan la calidad de las relaciones entre padres y adolescentes con los resultados de salud de los adultos jóvenes podrían informar las inversiones para respaldar estas relaciones complejas. 
Objetivo: Evaluar si las características modificables, medidas consistentemente, de las relaciones entre padres y adolescentes están asociadas con la salud de los adultos jóvenes en múltiples dominios. 
Diseño, entorno y participantes: Este estudio de cohortes utilizó datos de las oleadas I (1994-1995; edades 12-17 años) y IV (2008-2009; edades 24-32 años) del Estudio Nacional Longitudinal de Salud de Adolescentes a Adultos de EE. UU. De 20 745 adolescentes inscritos en el ciclo I, 15 701 de 19 560 que eran elegibles completaron el ciclo IV (tasa de respuesta, 80,3 %). Los análisis de datos se realizaron desde febrero de 2019 hasta noviembre de 2020. 
Exposición:  Calidez de los padres, comunicación entre padres y adolescentes, tiempo juntos, satisfacción en la relación y la comunicación, expectativas académicas y disciplina inductiva materna según lo informado en la ronda I por los participantes adolescentes. 

Principales resultados y medidas: La salud, la depresión, el estrés, el optimismo, la dependencia de la nicotina, los síntomas de abuso de sustancias (alcohol, cannabis u otras drogas), el embarazo no deseado, la calidad de la relación romántica, la violencia física y los lesión. Se ejecutaron modelos de regresión separados para las relaciones madre-adolescente y padre-adolescente mientras se controlaba la edad, el sexo biológico, la raza y el origen étnico, el nivel educativo de los padres, la estructura familiar y las experiencias de maltrato infantil. 
Resultados: Un total de 10744 participantes (edad media [DE] en el ciclo IV, 28,2 [1,8] años; 52,0 % mujeres; 67,3 % blancos no hispanos) y 8214 participantes (edad media [DE] en el ciclo IV, 28,2 [1,8] ] años; 50,8 % mujeres; 71,9 % blancos no hispanos) tenían pesos de muestreo válidos y datos completos para las características de la relación madre-adolescente y padre-adolescente, respectivamente.
Adolescentes que reportaron mayores niveles de calidez madre-adolescente (β = 0.11 [IC 95%, 0.06-0.15]), comunicación (β = 0.02 [IC 95%, 0.00-0.04]), tiempo juntos (β = 0.07 [95% IC, 0.05-0.09]), expectativas académicas (β = 0.05 [IC 95%, 0.02-0.08]), satisfacción en la relación o comunicación (β = 0.07 [IC 95%, 0.04-0.10]) y disciplina inductiva (β = 0,03 [IC del 95%, 0,01-0,05]) informaron niveles significativamente más altos de salud general autoevaluada en la edad adulta joven. 
Adolescentes que reportaron mayores niveles de calidez padre-adolescente (β = 0.07 [IC 95%, 0.03-0.11]), comunicación (β = 0.03 [IC 95%, 0.01-0.05]), tiempo juntos (β = 0.06 [95% IC, 0.03-0.08]), expectativas académicas (β = 0.04 [IC 95%, 0.01-0.06]) y satisfacción con la relación (β = 0.07 [IC 95%, 0.04-0.10]) también reportaron niveles significativamente más altos de autoestima, salud general calificada en la edad adulta joven. 
Los adolescentes que reportaron niveles más altos de todas las exposiciones también reportaron niveles significativamente más altos de optimismo y calidad de la relación romántica en la edad adulta joven (rango de coeficiente β, 0.02 [IC 95%, 0.00-0.04] a 0.24 [IC 95%, 0.15-0.34]) y menores niveles de estrés y síntomas depresivos (rango del coeficiente β, -0,07 [IC del 95 %, -0,12 a -0,02] a -0,48 [IC del 95 %, -0,61 a -0,35]). 
Los niveles más altos de calidez de los padres, tiempo juntos y satisfacción con la relación o la comunicación se asociaron significativamente con niveles más bajos de dependencia de la nicotina (rango de probabilidad relativa, 0,78 [IC del 95 %, 0,72-0,85] a 0,89 [IC del 95 %, 0,81-0,98]) y síntomas de abuso de sustancias (rango de razón de tasas de incidencia, 0,60 [IC 95 %, 0,50-0,73] a 0,94 [IC 95 %, 0,89-0,99]), así como menores probabilidades de embarazo no deseado (rango de razón de probabilidades, 0,81 [IC 95 %, IC, 0,74-0,88] a 0,93 [IC 95%, 0,86-0,99]). 
Los patrones fueron menos consistentes para la violencia física y las lesiones relacionadas con el alcohol. Las características de las relaciones madre-adolescente y padre-adolescente se asociaron de manera similar con los resultados de los adultos jóvenes. 

Conclusión de interés: Los hallazgos de este estudio de cohortes sugieren que las percepciones positivas de los adolescentes sobre sus relaciones con sus madres y padres están asociadas con una amplia gama de resultados favorables en la edad adulta joven.
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