HDIA, Hablando de Infancia y Adolescencia: Blog GSIA con información y reflexión sobre la realidad que viven millones de niñas, niños y adolescentes en el mundo.
El Instituto Interamericano del Niño, la Niña y Adolescentes (IIN-OEA), dentro de las acciones del Programa Interamericano del Buen Inicio de la Vida, junto a la Asociación Francesco Tonucci y la Red Internacional “La Ciudad de las niñas y los niños”, buscan promover el fortalecimiento de políticas y estrategias que garanticen el ejercicio del derecho al juego libre de niños, niñas y adolescentes, como parte de su desarrollo integral y su condición de ciudadanos/as.
La campaña busca reivindicar el valor del juego como tal, la importancia de generar vínculos y entornos que lo protejan para su maximización, y alentar políticas sostenidas.
Es en el marco de esta campaña que convocamos a especialistas en infancia, principalmente del sector salud, a participar del webinar “El juego como parte de la salud integral en la primera infancia. Diálogo con expertos” que se realizará el próximo 14 de noviembre, a las 12hs de Uruguay.
Se generará un espacio de diálogo con pediatras, especialistas en psicología y desarrollo infantil en torno al papel que le dan al juego dentro de la atención integral de la salud de niños y niñas; identificando avances, desafíos y algunas alertas que permitan fortalecer la importancia del juego libre como derecho y garantizar intervenciones sistémicas que lo contemplen.
El evento contará con los siguientes panelistas:
Dra. Julieta Rossi, Sociedad Argentina de Pediatras.
Dra. Catalina Poblete, Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Chile
Dr. Juan Gil, Sociedad Española de Pediatría Social
Este evento virtual y gratuito contará con una conferencia a cargo de Francesco Tonucci, pensador, psicopedagogo y dibujante, y una presentación a cargo de Maria Julia Garcete, directora IIN- OEA.
Empollona. Repelente. Lista. Todo, incluso los halagos, puede arrojarse como insulto. A la defensiva, te acostumbraste a ocultar cuánto te apasiona aprender. Era mejor esconderte, revestir tu interés de un disfraz utilitario: si consigo sobresalientes me comprarán una bicicleta, me llevarán de viaje. Las negociaciones y los sobornos eran menos sospechosos que el entusiasmo. Imposible reconocer que saber era para ti el deporte más intenso, la droga favorita, la embriaguez más completa. Un placer inaplazable.
Con el tiempo averiguaste que la palabra “escuela” procede del griego “scholé”, que significa “ocio, tiempo libre”. Nuestros antepasados pensaban que las horas de estudio son un recreo para uno mismo, frente al trabajo, que te pone al servicio de un amo o del dinero. En latín, studium se traduce por “afición, mimo”. Y la voz ludus, de la misma familia que la ilusión, servía para nombrar a la vez el juego y la escuela. En la división entre descanso y tareas, aprender pertenecía al terreno de la libertad y la diversión. La escuela antigua no siempre supo estar a la altura de ese risueño ideal, pero ya Sócrates y los sofistas entendieron la enseñanza como disfrute y diálogo. Con su afilada ironía, el filósofo ateniense se mofaba de la solemnidad de la educación pomposa y sus diálogos interpelaban a la gente entre bromas, por las calles o en el ágora. Su método excluía el miedo o la ansiedad.
Siglos más tarde, Epicteto se interesó por las lecciones del juego. Que la vida iba en serio lo comprendió muy pronto. Nació esclavo de un amo cruel cuyas palizas le provocaron lesiones duraderas. Consiguió la libertad y se dedicó a ser maestro de pensamiento. Cuando en el año 93 el emperador Domiciano decidió expulsar de Roma a los filósofos y matemáticos, se instaló en la ciudad griega de Nicópolis, donde subsistió pobre y solo. Sin embargo, sus Disertaciones aconsejan afrontar cada tarea con la perfección del más hábil jugador y, al mismo tiempo, esa distancia que sentimos hacia el balón. “A ninguno de los contendientes le importa la pelota como un bien o un mal, sino que le importa tirarla y recibirla. En eso reside la armonía, en eso reside el arte, la rapidez, la maestría”. Epicteto señaló una paradoja esencial: necesitas cierta ligereza para jugar con solidez. En los grandes campeonatos, quienes se muestran agobiados por el acontecimiento, obsesionados por la victoria, pierden brillo, gozo y alborozo. Aceptar con alegría el riesgo del error permite explorar la mejor versión de cada persona. Nuestra obsesiva cultura del éxito detesta la derrota, cuando es la higiene básica de la partida. Este empecinamiento añade una presión innecesaria que destruye la libertad de experimentar y arriesgar. El pensador estoico hubiera aborrecido como una forma de esclavitud mental la obstinación por los resultados académicos y los implacables expedientes impecables.
En esta época de grandes desafíos, ansiedad creciente y medios menguantes, quienes se dedican a la enseñanza deben afrontar cada día auténticos ejercicios de equilibrismo y malabares. Para que su trabajo no se convierta en campo de batalla, sino de juego –como querían los antiguos–, necesitan apoyo y recursos.
Hemos colocado sobre sus hombros una enorme responsabilidad, y nos corresponde ofrecerles deportivamente confianza, compañerismo y cordialidad, sin olvidar que “escuela” significa “recreo”. El ensayo clásico de Johan Huizinga Homo ludens explica que jugar no es lo contrario de la seriedad, como muestra la concentración de los ajedrecistas. De hecho, implica un orden que “lleva al mundo imperfecto y la vida confusa a una perfección provisional. La mínima desviación estropea todo el juego, le hace perder su sentido. Si se incumplen las reglas se deshace el mundo imaginario”. Desde tiempos inmemoriales, a todas las edades, buscamos pretextos lúdicos para poner a prueba nuestras habilidades en una atmósfera de concentración y reto, pero también de alegría y broma. Aprendemos más cuando el puro placer nos hace olvidar que estamos aprendiendo. Con suerte, conseguimos ser niños con los años: tal vez sólo deberíamos tomar en serio lo que nos haga sonreír.
Al igual que en cada semestre, la publicación de este boletín busca recoger múltiples miradas y enfoques sobre la compleja temática de la niñez, la adolescencia y sus derechos en las Américas, abordada por múltiples actores: académicos, gestores de política, técnicos, operadores.
Esta publicación periódica busca rescatar el espíritu original del Boletín del organismo, emitido desde su fundación en 1927, atravesado por un conjunto de adecuaciones y redefiniciones que permitan el intercambio de información valiosa sobre los derechos de las infancias y adolescencias. En esta edición, se exponen diversas perspectivas sobre el juego.
Derecho al juego
El juego es una actividad universal con una importancia crucial para las personas, particularmente en la vida de los niños, niñas y adolescentes a lo largo de su desarrollo.
Es a través de los intercambios lúdicos que los niños y niñas entablan vínculos, y despliegan funciones básicas como la motricidad, la cognición, la experimentación y la afectividad.
Las actividades recreativas son una de las maneras en las que los niños y niñas se apropian de la cultura, al mismo tiempo que los diversos contextos de la infancia determinan las diferentes formas que asume el juego, y la importancia que su entorno le da a esta actividad.
Jugar es un derecho que tienen todos los niños, niñas y adolescentes, y el mismo está reconocido en el artículo 31 de la Convención de los Derechos del Niño.
"Plato Harvard" se ha llamado a una propuesta de menú saludable, creada por nutricionistas de Harvard, que es una guía para cocinar comidas saludables y equilibradas. Se compone de
1.- un 40 % de vegetales y frutas,
2.- un 10 % de grasas saludables,
3.- un 25 % de granos integrales
4.- un 25 % de proteína.
Ahora el Observatorio del Juego Infantil (Silvia Álava),de la Fundación Crecer Jugando, con esas misma proporciones ha creado el
"Plato Harvard del Juego"
Estas son sus proporciones del juego saludable:
1. Juego de exteriores un 40%
2. Juegos libres de tipo simbólico un 25%
3. Juegos Reglados un 25%
4. Juegos tecnológicos 10%
El “plato Harvard” del juego
1. Juego de exteriores Estos juegos representan un 40 % del total y son aquellos que se hacen en el parque, la calle, la playa o la piscina. Son aquellos donde los niños deben negociar a qué van a jugar y decidir las normas. Están asociados a la práctica de psicomotricidad gruesa. La psicomotricidad gruesa, nos explica Silvia Álava, está relacionada con el control general del cuerpo y se practica a través de juegos como el pilla pilla, escondite o los columpios, que desarrollan habilidades motoras.
2. Juegos libres de tipo simbólico El juego libre constituye un 25 % y suele realizarse en espacios interiores. Es de tipo simbólico pues se desarrolla a través de juguetes como muñecos o disfraces. No sigue ningún tipo de normas, sino que son los niños los que las van decidiendo y cambiando. Además, este tipo de juegos fomentan la psicomotricidad fina, que está relacionada con movimientos más complejos que se realizan con los dedos. Algunos ejemplos son dibujar, escribir, vestir y desvestir al muñeco… Es un trabajo de coordinación óculo-manual donde se desarrollan destrezas más precisas, explica Silvia Álava.
“Los niños cuando son pequeños interiorizan a través de los juegos aquello que les ha ocurrido. Por ejemplo, es muy habitual que cuando los pequeños vienen del cole cogen todos sus muñecos y reproducen la clase. A través del juego comprenden e interiorizan aquello que todavía no saben explicar con palabras, lo que es vital para su desarrollo. El mundo es muy complejo y al final los niños van entendiendo como funciona reproduciéndolo”, explica la psicóloga del Observatorio del Juego Infantil.
3. Juegos Reglados Con un 25 % , son aquellos que deben seguir una serie de instrucciones y turnos. Algunos ejemplos serían el ajedrez, la oca, el parchís y los juegos de cartas. Mediante estos aprenden a interiorizar normas, que más adelante pueden resultar fundamentales para la adquisición de los límites que rigen la vida en sociedad, aparte de diseñar estrategias y aprender a ganar y a perder.
4. Juegos tecnológicos Estos son una proporción mínima y Silvia Álava los compara a cuando en la dieta consumimos azúcares (en forma de tarta, por ejemplo) que tienen que estar presentes pero de forma esporádica. El tiempo recomendado depende de la edad, pero debería ocupar un 10 % respecto al resto de juegos. También hay que tener en cuenta el tipo de juego pues no es lo mismo que esté enfocado a aprender algo a que consista en un contenido más violento. Por eso es importante seguir el indicativo del Código PEGI, que dice cual es la edad recomendada para dicho juego, aunque la psicóloga observa que los niños suelen meterse en juegos que no se corresponden con su edad.
“Es cierto que a los niños les gustan los juegos tecnológicos, pero el proceso de atención sostenida en este caso lo hace el videojuego porque son estímulos que cambian muy rápido a nivel audiovisual y auditivo. Está estudiado que introducen algo nuevo cada 4 o 6 segundos para que el cerebro esté siempre orientado a la novedad y no tengan que prestar su atención, lo que no contribuye a la maduración de la atención sostenida ni la función ejecutiva, que es fundamental”, apunta Silvia Álava.
Desarrollo de habilidades sociales
Uno de los principales beneficios del juego exterior es aprender a negociar, pues enseñan a acceder, a establecer reglas y a cooperar. Además, el establecimiento de normas en grupo contribuye a aceptar que si uno se salta las normas, el resto se enfada, lo que enseña al niño a adaptarse y aceptar las mismas normas que acepta el grupo.
También aprenden otras habilidades sociales básicas como la presentación que se da de una manera sencilla cuando un niño le dice a otro “¿puedo jugar contigo?”, nos explica la psicóloga.
Un debate abierto: la “gamificación” en la enseñanza
La “gamificación” (o ludificación en español) es un método que consiste en aplicar estrategias de juegos en contextos ajenos a estos con el fin de favorecer el aprendizaje y hacer de este una experiencia significativa y motivadora.
Ante el debate que suscita la aplicación de la ludificación en los centros educativos, Silvia Álava observa que las emociones agradables favorecen el aprendizaje mucho más que las emociones desagradables y por lo tanto, anima a que se fomente un aprendizaje divertido que estimule la curiosidad y las emociones agradables.
Sin embargo, esto no significa que haya que llevarlo al extremo, añade la psicóloga del Observatorio Infantil, pues también hay que enseñar a los niños a atender en clase y aprender a través del esfuerzo, el estudio y la memoria.
Se trata de combinar ambas facetas del aprendizaje: la que estimula la curiosidad y las emociones positivas con el trabajo de más memoria y atención. Habrá temas que se puedan enseñar jugando y otros donde el niño debe sentarse e “hincar codos”, añade la psicóloga.
----------------------El juego: un derecho de la infancia reconocido -------------------------
El juego es un derecho reconocido por el artículo 31 de la Convención de los Derechos del Niño de 1989, el tratado internacional más importante con relación al reconocimiento de los derechos de la infancia.
De hecho, en el año 2013 el Comité de los Derechos del Niños de Naciones Unidas aprobó la Observación General nº17 sobre el derecho del niño al descanso, el esparcimiento y el juego, en la que instaba a los países miembros a respetar la necesidad de los niños a jugar.
La importancia del juego radica en que da paso a un buen desarrollo a nivel emocional, social y cognitivo. También procesa el razonamiento lógico, el pensamiento abstracto, la riqueza y fluidez de vocabulario, la organización espacial, la memoria y la empatía.
“Hay muchos países en guerra donde estos niños no están jugado, mientras que en otros países más occidentales como el nuestro, los niños también se ven privados del juego por la sobrecarga de actividades extraescolares o la sobreexposición a laspantallas, que hace que no estén jugando todo lo que deberían”, explica Silvia Álava.
Fuente, Observatorio del Juego Infantil (agencia EFE) El Observatorio del Juego Infantil es un instrumento de la Fundación Crecer Jugando dedicado al seguimiento, vigilancia y control de la aplicación de los derechos recogidos en dicha Convención. Su labor consiste en recopilar y contribuir a la difusión de todos los estudios e investigaciones cuyo contenido versa sobre el valor del juego y los juguetes.
“Rescatemos la importancia que tiene el juego tradicional, aprovechemos ahora que estamos en verano y hay más posibilidades al aire libre porque aunque se aburran al principio, siempre encuentran una manera de jugar. Me da mucha pena cuando me dicen que un niño de 8 años ya es muy mayor para jugar. Nos da la sensación de que los niños crecen muy deprisa y sí, crecen deprisa, pero es que a veces somos nosotros (los adultos) los que les estamos permitiendo que quemen etapas antes de tiempo”, concluye la psicóloga del Observatorio del Juego Infantil.
El informe de evaluación de la candidatura presentada por París para ser la sede de los Juegos Olímpicos de 2024, el Comité Olímpico Internacional (COI) observó que se ponía más énfasis en la sostenibilidad medioambientalque en los derechos de los niños (Global Child Forum, 2024).
Todos los Estados miembros de las Naciones Unidas excepto Estados Unidos se han comprometido a cumplir con lo establecido en la Convención de los Derechos del Niño (CDN). Al hacerlo, los Estados miembros reconocen a los niños como una clase protegida imponiendo obligaciones a varias instituciones para garantizar la seguridad y el bienestar de los niños. Las organizaciones deportivas tienen la misma obligación legal de cuidar a los niños.
No obstante, a diferencia de otras instituciones, las instituciones deportivas no tienen responsabilidad jurídica si no cumplen con esta obligación, ya sea por incumplimiento de las leyes de aplicación general o por la no existencia de leyes específicas que regulen el deporte. Las organizaciones deportivas son mayormente autónomas, autogestionadas y capaces de operar con una intervención estatal mínima. (Donnelly, Mazzucco, 2024).
En un intento por mejorar la protección de los niños en el ámbito deportivo, las organizaciones deportivas internacionales han creado sus propias directrices, como, por ejemplo, las directrices del Comité Olímpico Internacional para proteger a los atletas del acoso y del abuso (Pavlogiannis et al., 2024). Además, UNICEF junto con el Comité de Japón para UNICEF desarrollaron en 2018 los Principios de los Derechos del Niño en el Deporte.
En este documento se establecen las pautas generales para proteger a los niños y promover su participación en los deportes, las cuales deben ser respetadas por las organizaciones deportivas, las instituciones educativas, los entrenadores, las empresas patrocinadoras, los atletas adultos, los padres y los tutores (UNICEF, 2018).
UNICEF ha elaborado recientemente unas pautas generales con ejemplos tomados de la industria del fútbol mundial para ilustrar cómo los derechos de los niños recogidos en la CDN pueden ser reconocidos y prevalecer en el deporte (UNICEF, 2020). Finalmente, varias confederaciones deportivas nacionales (por ejemplo, Inglaterra, Noruega y Suecia) han incluido los derechos de la CDN en sus políticas deportivas (Pavlogiannis et al., 2024).
La 32ª edición de los Juegos Olímpicos es la primera en incorporar de forma específica los derechos humanos en su contrato con la ciudad sede (Infobae, 2021). Sin embargo, en el informe de evaluación de la candidatura presentada por París para ser la sede de los Juegos Olímpicos de 2024, el Comité Olímpico Internacional (COI) observó que se ponía más énfasis en la sostenibilidad medioambiental que en los derechos de los niños (Global Child Forum, 2024).
Una vez más, en los Juegos Olímpicos de París se ha desaprovechado la oportunidad de incluir compromisos relacionados con los derechos del niño en las políticas y principios considerados para la planificación y el desarrollo de los Juegos Olímpicos, un importante legado heredado de los últimos Juegos Olímpicos celebrados en Tokio en 2020.
De hecho, los resultados demuestran que mientras que las autoridades japonesas suscribieron las convenciones internacionales sobre los derechos del niño e incluyeron algunas estrategias para la participación infantil en las actividades de los Juegos, hubo pocas evidencias de que los organizadores de los Juegos de Tokio en 2020 desarrollasen o implementaran prácticas, principios y políticas sólidas para garantizar el respeto, la protección y la promoción de los derechos del niño en la planificación de los Juegos.
Según un estudio reciente, esta ausencia se debió a que no hubo ningún requerimiento para incluir compromisos relativos a los derechos del niño durante las fases de licitación y de planificación, ya que el COI aún tenía pendiente recoger los derechos humanos en su contrato con la ciudad sede cuando se eligió a Tokio por primera vez como ciudad anfitriona (Aina et al., 2021)...