Mostrando entradas con la etiqueta Juego. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Juego. Mostrar todas las entradas

90 aniversario de la conferencia fundamental de Lev. S Vygotsky sobre el juego, Nº especial de la revista American Journal of Play.

sobre las opiniones de Lev S. Vygotsky sobre el juego y el desarrollo infantil


En una conferencia de 1933 titulada “El juego y su papel en el desarrollo mental del niño”, el psiquiatra ruso Lev S. Vygotsky expuso sus ideas más significativas sobre el juego. Casi un siglo después, sirve como modelo para explorar el juego a través de la tradición histórico-cultural que enfatiza la importancia del mundo social y cultural en el desarrollo intelectual del niño. En reconocimiento al nonagésimo aniversario de la conferencia de Vygotsky sobre el juego, el American Journal of Play le da la bienvenida a su número especial sobre Vygotsky y el juego.

Posible vínculo entre la desaparición de la fantasía y la actividad independiente y el dramático aumento de los problemas de salud mental entre niños y adultos jóvenes.

The Strong, 
 
La fantasía sigue desapareciendo de la cultura infantil, la sociedad pone cada vez más énfasis en que los niños aprendan “habilidades del siglo XXI” y los sistemas educativos defienden la “preparación para la escuela” desde una edad temprana. 
Con estas tendencias potencialmente dañinas, el trabajo del fallecido psicólogo Lev. S Vygotsky (1896 a 1934) sobre el juego puede ser más crucial y relevante que nunca considerarlo. En un número temático especial que conmemora el 90 aniversario de la conferencia fundamental de Vygotsky sobre el juego, el American Journal of Play profundiza en la importancia del juego y la fantasía en el desarrollo infantil.

Elena Bodrova y Deborah J. Leong, editoras invitadas, comienzan el número con una entrevista en la que citan el posible vínculo entre la desaparición de la fantasía y la actividad independiente y el dramático aumento de los problemas de salud mental entre niños y adultos jóvenes.
Instan a lectores y educadores a reconsiderar el trabajo de Vygotsky, quien argumentó que la fantasía no es sólo un momento para que los niños “se preparen” para ser adultos, sino que tiene un gran valor independiente en el arco de su desarrollo
A través de este tipo de juego, los niños desarrollan las “herramientas de la mente” y otras competencias de alto nivel. Vygotsky, argumentan los editores, se sentiría desanimado por cuántos sistemas educativos “ignoren el valor inherente del juego en la primera infancia”.

Escriben: "Promover el juego maduro y de fantasía en las aulas de la primera infancia puede ser una estrategia prometedora para ayudar a los niños a desarrollar sus habilidades sin restricciones". 
Las habilidades sin restricciones no son habilidades que se puedan enseñar directamente, sino cosas como la autorregulación y la resolución de problemas. Argumentan que estas habilidades podrían no aparecer en las pruebas estandarizadas, pero son cruciales para el desarrollo infantil.

Los artículos adicionales incluyen: 
“¿Pueden el discurso privado y el juego sociodramático promover la toma de perspectiva y reducir el egocentrismo? Una respuesta post-vygotskiana a Piaget”, por Jeremy E. Sawyer.   
“¿Estamos haciendo que los centros preescolares, jardines de infancia y escuelas sean a prueba de juego? Mundos de juego conceptuales como fuente del desarrollo de la imaginación y el aprendizaje de los niños”, por Marilyn Fleer.
“Un marco vygotskiano para observar y enseñar a jugadores bilingües y que sólo hablan inglés”, por Lynn Cohen.


“La falta de tiempo para el juego tiene un efecto catastrófico para la salud de niños y niñas”, entrevista a Imma Marín.

 “Jugar es un asunto muy serio”.
Tan serio que el juego es un derecho de la infancia que no admite prórrogas. 
Porque jugar, además de ser importante para el desarrollo físico y emocional, 
es ese lugar seguro y feliz al que siempre podremos regresar 
cuando, quizás ya de adultos, se nos haya olvidado su papel.

Imma Marín David Hierro.
Imma Marín (Barcelona, 1957) ha hecho del juego su vida: estudió Magisterio en la Universidad Autónoma de Barcelona, pero se ha especializado durante décadas en juegos y juguetes; es fundadora de una empresa dedicada a la educación a través del juego; presidenta de la Asociación IPA (International Play Association) en España; y miembro del Observatorio del Juego Infantil. Tras ¿Jugamos? (Paidós, 2018), Marín acaba de publicar Jugar (Paidós), un libro que recorre el juego en las distintas etapas de la infancia –desde los seis meses hasta los once años–, invitándonos a cambiar la mirada que como adultos tenemos de esta actividad.

Entrevista A Imma Marín.

“Jugar es un asunto muy serio”, dice. Tan serio que insiste en recordar que el juego es un derecho de la infancia que no admite prórrogas. Porque jugar, además de ser importante para el desarrollo físico y emocional, es ese lugar seguro y feliz al que siempre podremos regresar cuando, quizás ya de adultos, se nos haya olvidado su papel. Dice Imma Marín que tiene muchos juegos favoritos, que depende de con quién esté y del momento, pero le encantan las peonzas. Tanto le gustan que las colecciona: “Me gustan por la metáfora que representan en el juego (se puede dar la vuelta a cualquier situación). Me fascina que en cada ciudad, en cada cultura, sean de una forma diferente, que las hagan girar de una forma diferente”. Pero si algo ha explorado y disfrutado en los últimos años son los areneros en los que hace flanes con sus nietas.

Empecemos por el principio: ¿qué es jugar?

Jugar es una de las principales actividades del ser humano, sobre todo en la infancia, aunque no solo en la infancia. Es una capacidad a lo largo de toda la vida, pero la infancia es el momento clave porque es la forma habitual que tienen los niños y las niñas para comunicarse, para expresarse, para explorar, para conocer. Para aprender. Jugar es imprescindible, es un asunto muy serio, por eso está recogido como derecho en la Convención de Derechos del Niño de 1985.

“La necesidad del juego es tan grande que es un derecho”, escribe en el libro.

Sí, tomar conciencia de esto fue la motivación que me llevó a meterme en este tema. Es muy evidente a ojos de la sociedad que los niños y las niñas tienen derecho a una buena alimentación, a la salud, a tener una familia, pero quizás no lo es tanto que el juego es tan importante para un desarrollo saludable que debe ser protegido como un derecho tan importante como todos los demás.

Y, pese a los esfuerzos, recuerda también que hoy los niños y las niñas no solo no tienen asegurado ese derecho, sino que dejan de jugar a edades cada vez más tempranas. ¿Por qué ocurre esto?

Yo creo que nos esforzamos poco para que esto no ocurra. El juego requiere de tiempo, requiere de espacios, requiere de una actitud por parte de los adultos de permitir que se dé ese juego –que muchas veces es ruidoso, es sucio–, pero los niños molestan menos pegados a una pantalla. No creo que esto lo hagamos de forma consciente. Está claro que todos los padres y las madres queremos lo mejor para nuestros hijos, pero hay mil razones que nos llevan a no permitir que se dé ese juego (el estrés, la ausencia de conciliación, el ritmo rápido al que estamos sometidos…). Hay otra razón: vivimos en una sociedad basada en lo útil. Todo tiene que servir para algo y el juego, pese a ser tan importante, es aparentemente inútil. “Deja de jugar que ya te has hecho mayor” o “Al colegio se viene a trabajar y no a jugar” son algunas de las frases que aún seguimos escuchando.

A propósito de esta sociedad que solo valora lo útil, lo productivo, de la que habla, ¿qué consecuencias tiene para la infancia la pérdida de tiempo de juego en beneficio de esta hiperagendización con actividades “para algo”?

Tenemos ya evidencia científica de que la falta de juego, de tiempo para el juego, tiene un resultado catastrófico para la salud física y mental de los niños y de las niñas. Un estudio de finales de 2018 de la Academia Americana de Pediatría relaciona por primera vez la falta de juego con trastornos de salud mental como el estrés y la depresión en niños. Estamos hablando de cosas muy serias, ya no es que los niños y las niñas se lo pasen mejor jugando: estamos hablando de su salud metal y de su salud física (la obesidad infantil es ya considerada una pandemia y viene, en parte, por la falta de movimiento).

¿Cómo debe ser el juego en la infancia?

El juego debe ser, sobre todo, espontáneo y libre. No se trata de un juego organizado por el adulto que “sabe cómo hacer las cosas”, sino que el adulto es el que debe disponer el tiempo y los espacios para permitir que el juego se dé.

¿Son adecuados los espacios que ponemos a su disposición para que se dé ese juego?

Pienso, por ejemplo, en los parques que encontramos en cualquier ciudad o en los patios escolares. Creo que se van haciendo esfuerzos en muchas ciudades –algunas de ellas inspiradas en las ideas de Francesco Tonucci– para hacerlas más amigables para la infancia. Sin embargo, ocurren varias cosas. Por un lado, que haya menos niños y niñas, debido a la preocupante bajada de la natalidad, hace que parezca que tenemos que controlarlo más, cuidarles del peligro. Con esto no quiero decir que deba haber cosas peligrosas para los niños, pero sí que debe haber un margen para el reto, para el riesgo, de forma que el juego pueda ser considerado realmente como tal.

Hay una ultraprotección por parte de los adultos, pero es una protección muy falsa porque, al mismo tiempo que estamos columpiando a la criatura, estamos con la vista puesta en el móvil. Esto es muy dañino: estamos metidos en su juego sin estar presentes, pero al mismo tiempo no les damos la confianza y el contexto para que el juego se pueda dar.

¿Sabemos jugar los adultos, con o sin nuestros hijos e hijas?

Jugar nos saca de nuestra zona de confort, de lo que podemos controlar, nos sitúa en el aquí y el ahora. Y a los adultos nos cuesta mucho estar en el presente y dejarnos llevar. Nuestros hijos necesitan el juego, pero es que los adultos también necesitamos espacios y tiempos sin obligaciones ni preocupaciones. Momentos para reír, para respirar, para estar sin más. Jugar no es solo ponernos alrededor de un juego; jugar es una manera de vivir. En lo cotidiano hay muchas formas de jugar, de relacionarnos con nuestros hijos a través del juego. O simplemente estando presentes. Eso ya es un lujo.

Una de las cosas que usted suele pedir en sus conferencias y cursos a los asistentes es que piensen en algún momento de juego de su infancia y que lo sientan. En realidad, estamos fabricando los recuerdos de nuestros hijos e hijas.

Cada momento compartido con tus hijos es un recuerdo para toda la vida. Si sabes esto, vas a incorporar seguro juego compartido y presencia a tu cotidianidad. No se trata de tener que pensar juegos muy elaborados, ni de dados o juegos de mesa, hay muchas formas de juego. Muchas veces son solo vivencias del día a día que hemos vivido como si de un juego se tratara.

¿Qué opina de introducir el juego en el aula como recurso educativo?

El juego es la mejor manera de aprender porque el juego es exploración, investigación. Y no es que no requiera un esfuerzo, que también hay esfuerzo en el juego, pero ese esfuerzo se puede sostener en el tiempo porque lo estás disfrutando. Además, cuando estás jugando, si algo te sale mal, lo que solemos hacer es pedir la revancha. Un fracaso, un error, en el juego, te motiva a seguir intentándolo, algo muy diferente a lo que ocurre en la dinámica de la escuela. Yo menciono a menudo que no se trata solo de pensar en las metodologías lúdicas, sino de incorporar una actitud lúdica: no todo en la escuela se puede enseñar a través del juego, pero sí que toda la vivencia de aprendizaje se puede vivir desde el juego. Por ejemplo, si en lugar de un “problema”, te pongo un “reto”, la cosa cambia. ¿Quién quiere tener problemas? Ponme un cuaderno de retos, de desafíos. Cuidar el lenguaje, la narrativa, es muy importante.

¿Cree que los docentes son cada vez más conscientes de todo esto?

Bueno, supongo que, como en todo, los hay más y menos conscientes. No es fácil cambiar el chip. Piensa que un aula con metodologías lúdicas es un aula que se mueve bien entre el orden y el caos. El excesivo orden y la necesidad de control matan el juego. Esos docentes deben hacer un trabajo personal y profesional enorme porque en la facultad han aprendido a tener la clase controlada y organizada, pero no a moverse en ese escenario que combina orden y caos

'LaWawa', un proyecto que busca "reconquistar" los espacios públicos para la infancia.

 'LaWawa', un proyecto que busca 
"reconquistar" los espacios públicos para la infancia
La asociación Casa Libélula trabaja por el cambio social basado 
en los derechos de la población infantil desde una óptica rural:  
El Bóalo, Cerceda y Matalpino.

Proyecto La Wawa.    Asoc. Casa Libélula

La asociación Casa Libélula
nace en 2017 creada por un grupo de personas procedentes de diferentes campos profesionales que tenían un objetivo común: procurar incluir la perspectiva de los derechos de las niñas y los niños tanto dentro de proyectos públicos como privados. A lo largo estos años, en el municipio de El Boalo-Cerceda-Mataelpino, Madrid (8.200 habitantes), se han estado impulsando desde esta asociación proyectos participativos para el colectivo infantil, fundando la primera Oficina de la Infancia de la comunidad, creando un banco social de juegos o adaptando fiestas y tradiciones para que tuvieran espacio para ellos.

Decidieron entonces lanzar un nuevo proyecto "precioso y maravilloso", como lo describe su coordinadora, Alejandra Correa que, con el apoyo de la Fundación Triodos Bank, consiste en "acercar esta perspectiva de derechos hacia los entornos rurales, incluir este punto de vista en la ruralidad porque defendemos que los proyectos sociales y culturales también son desarrollo local y queremos pueblos que sean más amigables con la infancia", explica.

Se pone así en marcha LaWawa, que significa 'niña' en lengua indígena aymara, un proyecto a modo de caravana que "lo que quiere es generar este acercamiento y poner en el centro las políticas de infancia como motores de desarrollo de los entornos rurales", defiende Alejandra. LaWawa, inspirada en proyectos como la caravana de PlanetaDots, que llevan a los territorios proyectos de moda sostenible, busca la mejor forma de aproximar la perspectiva de derechos de los más pequeños a lugares "donde a lo mejor no tengan recursos, no puedan invertir o ni siquiera se lo han planteado, teniendo el entorno, las posibilidades y la población infantil", expone.

Correa hace una "firme defensa de que las políticas de la infancia son tractoras y fijadoras de población" y justifica que cualquier familia necesita un espacio en el que sus hijas e hijos se desarrollen de una forma integral, un derecho de niñas y niños con "independencia del lugar en el que vivan".

A través de este proyecto, la asociación ofrece asesoramiento tanto para crear espacios colectivos con las familias, "con las peques y los peques" en los que se aprenda a participar, como con los ayuntamientos, ofreciendo un acompañamiento en la implementación de políticas y planes para la niñez tras realizar un diagnóstico previo. Alejandra pone el acento en que existen en la Comunidad de Madrid, al menos, 100 municipios menores de 5.000 habitantes y en todos ellos hay población infantil, aunque, hasta ahora, muy pocos son los que "tienen implementada una política de infancia como eje vertebrador del desarrollo local".

Y es que, como aseguran desde Casa Libélula, cuando se realizan actividades desde la perspectiva de los derechos de la población infantil, "toda la economía se mueve". La Wawa está formada por un equipo multidisciplinar de mujeres expertas en cada uno de los proyectos que ofrecen. En este momento, buscan financiación a través de micromecenazgo para la campaña. Como retos marcados a corto plazo, está el poder comprar caravana de LaWawa, acondicionarla y, como último desafío, ponerla en marcha para ser itinerantes por el territorio, ofreciendo sus servicios a ayuntamientos, asociaciones y empresas privadas que quieran crear espacios para la niñez. Como dice Alejandra, "esta es la reconquista de la infancia y de los espacios públicos". 

Juguemos para cambiar el mundo.

La mayoría de quienes nos dedicamos a la educación coincidiremos en que uno de nuestros mayores retos es mantener la motivación del alumnado por aprender. Cuanto más motivada esté una persona, más implicación tendrá en su estudio y más fácilmente asimilará los contenidos. La gamificación nace como una solución a la falta de motivación que muchas veces nos encontramos, aunque va mucho más allá en sus resultados cuando está bien empleada. Y, concretamente, cuando se trata de educación para la ciudadanía global, la gamificación tiene una aplicación magistral. 

Cuando escuchamos la palabra “gamificación” (término tan de moda y muchas veces interpretado de forma errónea) automáticamente la relacionamos con nuevas tecnologías, videojuegos o elementos de una generación a la que ya no pertenecemos. Sin embargo, la gamificación, entendiéndose como el traslado de algunas mecánicas de los juegos a otros ámbitos, está en todas partes y no es exclusiva de las personas jóvenes. Desde la tarjeta de puntos del supermercado hasta ese rato tonto jugando al Candy Crush en el metro, el juego o los elementos del juego están presentes en el día a día, mucho más de lo que nos imaginamos.

El incorporar elementos propios del juego al ámbito educativo puede traer infinidad de beneficios más allá de la propia motivación. El desarrollo de habilidades blandas, (trabajo en equipo, liderazgo, pensamiento crítico) se ve infinitamente beneficiado en un modelo de aprendizaje mucho más autónomo e independiente. Y si impartimos educación para la ciudadanía global y tratamos temas como los Derechos Humanos o los Objetivos de Desarrollo Sostenible, podemos, además, conseguir el tan necesario cambio de actitudes que requieren estas materias, más allá de la adquisición de conocimientos.

Por poner un ejemplo, de nada sirve conocer las consecuencias del malgasto de agua en el planeta si no cambiamos nuestras prácticas y actitudes al respecto. En este sentido, la gamificación y el Aprendizaje basado en Juegos contribuyen a la creación de un ambiente seguro de aprendizaje donde el mensaje que se trata llega al alumnado de una forma más orgánica.

BARABAR Y HURI, JUEGOS PARA VIVIR LOS ODS

¿Cómo salvaría Frida Kahlo el mundo de un apocalipsis zombi? ¿Y cómo actuaría Mohamed Alí en una invasión de arañas gigantes? Barabar es un juego colaborativo en el que habrá que responder a estas preguntas y muchas más. Con una mezcla de retos fantásticos y reales, Barabar enseña tolerancia y promueve la concienciación sobre dilemas serios, tales como la censura a la libertad de prensa, sequías globales, hambrunas, el rol de la mujer en la ciencia, el desarrollo sostenible o la protección ambiental. Además, fomenta la creatividad y da a conocer a activistas, científicos/as, emprendedores/as, ecologistas y artistas de nuestro tiempo y el pasado a la vez que plantea un desafío a las personas que lo juegan. Podéis conocer más en su web: https://barabar.eu/es/

También en Fad Juventud actualmente utilizamos numerosas herramientas que tienen la gamificación como base en los proyectos de educación para la ciudadanía global. En Huri, cinco Youtubers tendrán que conseguir followers para promocionar los Derechos Humanos, los Objetivos de Desarrollo Sostenible y construir un mundo mejor. Está disponible en: https://www.campusfad.org/huri-games/. Además, actualmente se está implementando, tanto en Madrid como Andalucía, el proyecto “El Mundo es Vuestro” que utiliza diferentes herramientas como el juego de mesa “Go Goals”, el cual es un juego de preguntas sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible para adolescentes, o un scape room sobre cultura de paz.

En conclusión, hay muchas maneras de acercar este tipo de cuestiones sociales a la gente joven. Existen muchísimos recursos y juegos con una capacidad motivadora que ni nos imaginamos y no podemos tener miedo a jugar. Vamos. Juguemos para cambiar el mundo.

*Mikel Aguirre (Irun, 1996) es graduado en derecho y educador de vocación. Actualmente trabajando como técnico de Educación para el Desarrollo y Ciudadanía Global en  Fad Juventud. Apasionado de la montaña y el deporte, es fiel creyente del poder de los juegos para cambiar el mundo.

¿Cómo fomentar el juego al aire libre?.

Jugar es fundamental para el desarrollo infantil. 
El juego ayuda a explorar, aprender sobre la sociedad y convivir con los demás, 
y promueve el desarrollo físico, cognitivo, emocional de niños y niñas. 
Los niños experimentan, interactúan con otros y disfrutan de su entorno, 
Cuando además el juego se realiza al aire libre, acceden a un espacio 
para divertirse y relajarse al tiempo que pueden conectar con la naturaleza.

No obstante, en la sociedad actual se observa una disminución en el juego al aire libre en comparación con generaciones anteriores: el uso del espacio público por parte de los niños, que antes pasaban horas y horas en el exterior y a menudo participaban en grandes grupos, está ahora más limitado en cuanto a tiempo, compañeros y actividades.

Más actividades sedentarias

Esto viene motivado por cambios en nuestro estilo de vida, en donde hay un aumento de las actividades estructuradas, en su mayoría sedentarias, junto con el incremento del uso de dispositivos electrónicos (videojuegos, redes sociales…) que han cambiado las preferencias de juego de muchos niños.

Por otro lado, en muchas áreas urbanas se ha reducido el acceso a espacios verdes y ha aumentado el tráfico de vehículos. La falta de zonas de juego abiertas en los barrios se considera un obstáculo importante para las oportunidades de crecimiento que ofrece el juego.

Al tiempo, hay una mayor preocupación por parte de los progenitores, que tienden a estar más preocupados por la seguridad de sus hijos, con una mayor conciencia sobre los riesgos potenciales en entornos al aire libre. Esto impide que los niños tengan la oportunidad de jugar libremente sin supervisión.

Pero debido a la importancia para el desarrollo de que los niños experimenten y aprendan a gestionar el riesgo es aconsejable mantener un equilibrio entre las comprensibles exigencias de seguridad y las necesidades de los niños de jugar libremente.

Ciudades amables

Es importante reconocer estos desafíos y buscar formas de fomentar el juego espontáneo y al aire libre. Las ciudades debieran organizarse pensando mucho más en los niños. Es necesario que puedan estar en la calle, que haya espacios de juego, parques locales y rutas seguras, tanto hacia estos parques como hacia los colegios, a los que los niños puedan acceder de forma autónoma.

Existen informes de la Unión Europea y la Organización Mundial de la Salud que destacan la importancia del juego activo y libre y la actividad física para el desarrollo integral de los niños. Proporcionan recomendaciones para que las instituciones públicas, padres y educadores promuevan espacios de juego para fomentar el juego al aire libre en la vida cotidiana de los niños.

El papel de los adultos también es importante en el fomento y apoyo de este tipo de juego: los padres, educadores y responsables políticos pueden y deben desempeñar un papel clave al crear entornos propicios, proporcionar oportunidades y motivar a los niños a participar en actividades al aire libre.

¿Qué deben hacer los padres y docentes?

Entre las formas en que padres y profesores pueden fomentar el juego libre podemos señalar:

  1. Permitir que los niños y niñas elijan sus propios juegos y juguetes facilitándoles un espacio seguro para jugar, ya que los niños disfrutan más cuando tienen libertad para explorar y descubrir las cosas por sí mismos.

  2. Promover una mayor oferta de juego para los niños, en términos de tiempo y espacio, que suponga más actividades informales al aire libre y más pausas escolares para promover la actividad física en la escuela

  3. Proporcionar materiales de construcción que les permitan ejercitar la imaginación y la creatividad. También es interesante facilitar equipos adecuados para jugar al aire libre como pelotas, bicicletas, columpios…

  4. Los niños disfrutan jugando con sus padres y educadores, por lo que es importante involucrarse en sus juegos: animarlos y ayudarles a crear nuevas reglas y variaciones. Tratar de generar rutinas conjuntas que promuevan el cambio de las actividades sedentarias por actividades y deportes al aire libre, visitas a parques o jardines, excursiones, acampadas, etc.

  5. Reforzar sus logros y celebrar sus éxitos para fomentar esta parte divertida y emocionante de la vida de los niños, y demostrarles que el juego es una forma importante de aprender y explorar el mundo que les rodea.

¿Y las autoridades qué pueden hacer?

Las autoridades, sobre todo en el ámbito municipal, también juegan un papel importante en el fomento del juego libre:

  1. Cambiar las políticas de planificación de modo que incorporen directrices sobre el uso del suelo que sean compatibles con las necesidades de los niños y los jóvenes.

  2. Invertir en parques y espacios públicos, creando áreas de juego bien equipadas, gratuitas, accesibles y seguras para el juego libre que promuevan el juego activo y el desarrollo de habilidades físicas.

  3. Promover la creación de espacios verdes y naturales (jardines, huertos escolares…) adaptados a los niños para que puedan explorar la naturaleza y conectarse con el medio ambiente.

  4. Fomentar la colaboración con las escuelas y otras instituciones organizando actividades al aire libre para los niños (festivales, eventos deportivos) que permitan que los niños tengan la oportunidad de coincidir con otros niños de orígenes diversos, se diviertan y aprendan nuevos juegos.

Un importante papel facilitador

Pese a que se ha investigado mucho sobre el papel del juego y el modo en que los distintos tipos de juego tienen impacto en el desarrollo infantil, debemos ahondar más para establecer cómo los diferentes tipos de juego apoyan estas características de diferentes maneras y promueven el desarrollo y el aprendizaje en todas las edades.

En todo caso, el papel de los adultos en el juego libre infantil es importante, ya que pueden actuar como facilitadores, modelos a seguir, proveedores de recursos y garantes de ambientes seguros en espacios para el juego libre.

Hay innumerables beneficios de jugar y aprender en la naturaleza.

y se sienten intrigados por el mundo que los rodea.
Muchos niños, sobre todo en ciudades, tienen acceso limitado a la naturaleza 
y pasan cada vez menos tiempo en espacios al aire libre 'salvajes'. 
'Bush kinder' convierte a los novatos en la naturaleza en eco-expertos, Australia.

Niños y Naturaleza todo un equipo.

Los preescolares australianos suelen incluir espacios interiores y exteriores para que los niños jueguen y aprendan. Sin embargo, muchos niños, en particular los que viven en áreas urbanas, tienen acceso limitado y pasan cada vez menos tiempo en espacios al aire libre 'salvajes'. Esto incluye bosques, playas y parques subdesarrollados.

A medida que las áreas urbanas se expanden, quedan menos de estos espacios para que los niños y los padres puedan acceder fácilmente. Esto hace que la educación de la primera infancia basada en la naturaleza sea esencial para enseñar a nuestros niños pequeños a cuidar e interactuar con el entorno natural.

En Victoria y otras partes de Australia, la cantidad de niños en el bosque o en la naturaleza ha estado creciendo desde principios de la década de 2010, dice  , de la Universidad de Melbourne . Los beneficios de Bush y Nature Kinder fueron reconocidos recientemente por el gobierno de Victoria, con la Ministra de Primera Infancia y Pre-Prep, Ingrid Stitt, dedicando $ 3.6 (AUS DOL) millones para financiar 150 programas Bush Kinder cada año durante los próximos cuatro años.

Esto dará a muchos más niños victorianos acceso a la educación al aire libre durante su etapa preescolar.

Aprendizaje dirigido por niños

Influenciado por el Marco de Aprendizaje de la Primera Infancia de Australia y otros documentos curriculares, la educación en las escuelas de infantes suele estar dirigida por los niños, donde los niños son libres de deambular, jugar, ser creativos y descubrir lo que está disponible en la naturaleza para jugar.

Los juguetes, las pelotas y casi todas las actividades hechas por el hombre se eliminan, dejando solo lo que la naturaleza proporciona, como palos, hojas, pastos y la imaginación del niño, para que vuele libremente durante tres o cuatro horas.

Los enfoques de enseñanza varían en estos entornos, con educadores que utilizan ' modelos de juego ', ' enseñanza intencional ' o simplemente juegos infantiles abiertos y basados ​​en el descubrimiento.

He estado investigando bush kinders desde 2015, comenzando con un proyecto de investigación con la profesora Coral Campbell y la profesora asociada Anna Kilderry de la Universidad de Deakin. Este estudio se centró principalmente en la enseñanza y el aprendizaje de STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) en los niños de Bush.

Mi proyecto actual en la Universidad de Melbourne nuevamente analiza la enseñanza y el aprendizaje de STEM en los niños de la selva pero con un enfoque en el plan de estudios, la asunción de riesgos y la evaluación.

Principiantes de la naturaleza a expertos en la naturaleza

Uno de nuestros hallazgos clave es ver el impacto transformador que Bush Kinder tiene en los niños de 4 a 5 años.

Muchos niños en edad preescolar comienzan el jardín de infantes como novatos en la naturaleza, y se les puede escuchar decir: "Estoy aburrido", "Odio el jardín de infantes" o "no hay nada que hacer".

Entonces tiene lugar una notable transición durante un año de jardín de infantes. Los niños crecen y desarrollan una mayor comprensión del medio ambiente y de sí mismos, se sintonizan con su entorno y llevan su aprendizaje a casa para aplicarlo en otros ámbitos de sus vidas.

Después de un año de bush kinder, los niños a menudo se convierten en expertos en la naturaleza, pueden identificar diferentes animales y plantas, comprender los cambios de estación y convertirse en trepadores de árboles seguros y tomadores de riesgos creativos.

La atención al detalle se amplía

Los educadores con los que hablamos a menudo comentaban que los niños eran ajenos al aire libre y la naturaleza cuando asistían por primera vez al jardín de infantes. Pero eso pronto cambió.

A medida que pasaba más tiempo en los escuelas de infantes, me sorprendía cómo los niños me contaban lo que estaban viendo en la naturaleza, con detalles intrincados y una comprensión notable de STEM.

Un educador me dijo que los niños notaban las cosas más pequeñas de la naturaleza y que a menudo se sentaban a reflexionar sobre lo que sucedía a su alrededor.

Los niños que asisten a escuelas infantiles  muestran una comprensión notable de STEM. 
Los padres también comentaron lo valioso que era Bush Kinder. 

Un padre dijo que su familia había ido a caminar por el bosque el fin de semana y que estaba asombrada de cómo su hija de 4 años interactuaba y observaba activamente las cosas en el medio ambiente, como los diferentes tipos de hongos o pájaros, y el clima cambiante.

Estas eran consideraciones que sus hijos mayores, que no habían asistido al jardín de infantes, se estaban perdiendo.



El poder de notar

A través de esta investigación , comencé a preguntarme, si los niños que asisten a escuela infantil son cada vez más conscientes del mundo que los rodea, ¿qué nos estamos perdiendo los adultos en nuestra comprensión de cómo los niños aprenden sobre la naturaleza? ¿Qué pasa si no nos damos cuenta de lo que notan los niños?

Por lo tanto, es crucial que parte del aumento de los fondos se destine a educar a los maestros de escuelas infantiles para que alienten a los niños a ser conscientes de su entorno, para enfatizar el poder de simplemente darse cuenta.

Es importante considerar los diferentes enfoques de la enseñanza y el aprendizaje en este entorno y resaltar cuán valiosas son las relaciones entre adultos y niños para apoyar sus interacciones basadas en el juego en la naturaleza.

A medida que los niños hacen la transición de novatos en la naturaleza a expertos en la naturaleza, desarrollan confianza en el mundo que los rodeaEsta confianza se fomenta en un mundo más amable que es rico en oportunidades de aprendizaje STEM, que van desde la ciencia del clima, la gravedad, el equilibrio y la mezcla de lodo, hasta la tecnología y la ingeniería asociadas con la construcción de casas en cubículos, hasta las matemáticas de navegar obstáculos naturales. en un espacio de jardín de infantes.

A través de mi investigación, he visto el importante papel que desempeñan los niños de Bush Kinder en el desarrollo de la confianza, el compromiso y la comprensión de la naturaleza de los niños.

Por lo tanto, es justo decir que los programas de escuelas infantiles brindan oportunidades para que los niños en edad preescolar construyan una conexión con la naturaleza, desarrollen una conciencia ambiental y aprendan habilidades que incluyen la toma de riesgos, la persistencia, la predicción y la conciencia social y emocional.

En particular, está claro que los niños pueden desarrollar habilidades fundamentales que pueden aplicar al aprendizaje futuro, lo que permite que se produzca una percepción más matizada.

Al ayudar a los niños a desarrollar estas habilidades para toda la vida, los escuelas para infantes pueden desempeñar un papel fundamental en la transformación de nuestros jóvenes en líderes del futuro.

* es profesor en la Escuela de Graduados en Educación de Melbourne, en la Universidad de Melbourne. Este artículo se publicó por primera vez en  Pursuit . 

Fuente Child in the City