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Radiografía y prevención de la violencia en adolescentes, Jornada día 20 marzo.

 


                           INVITACIÓN JORNADA
 Radiografía y prevención
de la violencia en adolescentes
,

coordinada por Noemí Pereda
(ganadora de la convocatoria Social Research Call 2021)
el próximo 20 de marzo a las 9.30 h
en CaixaForum Madrid.

La sesión es gratuita, pero requiere reserva previa.
Puedes consultar el programa aquí.   

¡Nos gustaría mucho que pudieras asistir!
¡Inscríbete!

Radiografía y prevención de la violencia en adolescentes, Jornada día 20 marzo.

 

INVITACIÓN JORNADA
 Radiografía y prevención
de la violencia en adolescentes
,

coordinada por Noemí Pereda
(ganadora de la convocatoria Social Research Call 2021)
el próximo 20 de marzo a las 9.30 h
en CaixaForum Madrid.


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España duplica la media mundial de niños viviendo en centros de atención residencial

Casi medio millón de niños de Europa y Asia Central vive en ese tipo de hospicios, que incluyen instituciones a gran escala, revela un informe de la agencia para la infancia. En el caso de España, pese a haber disminuido a esa población, para 2022 había 210 menores de edad por cada 100.000 en esas residencias, frente a un promedio global de 105 por cada 100.000. 


Noticias ONU

Naciones Unidas

18 Enero 2024


La tasa de niños y niñas que viven en centros de acogimiento residencial en Europa y Asia Central duplica el promedio mundial con 232 por cada 100.000 menores de edad, frente a 105 por cada 100.000 en el resto del planeta, indicó un nuevo estudio del Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), divulgado este jueves.


En España, esa proporción fue de 261 por cada 100.000 niños en 2018, y disminuyó a 210 por cada 100.000 en 2022, precisa el documento.



© UNICEF/Kateryna Bonda Una adolescente y un niño 

de ocho años abrazan a sus padres adoptivos en Ucrania.


UNICEF cifró en 456.000 el total de niños viviendo en hospicios, incluidas instituciones a gran escala en Europa y Asia Central.


La especialista de la división de Protección en UNICEF España, Almudena Olaguibel, explicó que el informe saca a la luz los números aún altos de niños viviendo en sistemas de protección, además de que expone los retos de Europa para garantizar el derecho de los niños y adolescentes “a vivir en familia, incluidos los que tienen alguna discapacidad, los que son víctimas de violencia y los migrantes no acompañados o separados de sus familias”.


Europa occidental casi triplica la tasa mundial


Europa occidental tiene la tasa más alta de niños en centros de acogida residencial, con 294 por cada 100.000, casi el triple de la media mundial. Esta mayor proporción se debe en parte al aumento en los últimos años del número de menores de edad no acompañados y separados de sus familias que buscan asilo en Europa. 


UNICEF destacó que hace falta buscar medidas alternativas que tengan en cuenta las experiencias de vida y de tránsito migratorio, y los derechos y necesidades específicas de este colectivo para que le ofrezcan soluciones estables y fuera de un entorno de institucionalización.


El estudio reporta que pocos avances en el caso de los niños con discapacidad, que representan entre el 4% y el 86% de los niños internados en hospicios de los países que han informado sus datos.


Los niños que viven en instituciones a gran escala suelen sufrir abandono emocional y mayores índices de abuso y explotación, lo que los expone a problemas de salud mental, angustia psicológica y traumas. Además, pueden tener dificultades para entablar relaciones positivas durante la infancia y la edad adulta, lo que los hace sentirse aislados y solos, advierte la publicación. 


Asimismo, señala que los niños acogidos en instituciones pueden sufrir retrasos cognitivos, lingüísticos y de otro tipo en su desarrollo, y que es más probable que entren en conflicto con la ley, lo que perpetúa los ciclos de institucionalización, sobre todo cuando han vivido en esos centros desde muy pequeños. 


El caso de España


El informe subraya la disminución que logró España en tan sólo cuatro años de 261 a 210 niños por cada 100.000 y considera al país como un modelo para otras naciones europeas con estructuras de gobierno similares, ya que logró el avance pese a los sistemas de asistencia divergentes entre sus comunidades autónomas.


UNICEF encomió la estrategia española para la “desinstitucionalización” de los niños y su integración a la vida en comunidad, que tiene como objetivo que ningún menor de seis años viva en centros de protección ahora, y que ninguno menor de diez años lo haga para 2030.

Ese plan busca que el 70% niños viva con familias y que ningún centro albergue a más de 30 niños.


Apoyo a las familias biológicas y de acogida


La agencia de la ONU en España defiende un enfoque preventivo que apoye a las familias biológicas para evitar la separación y que, por otro lado, promueva un modelo respaldado de familias de acogida.


El ingreso a un hospicio debe ser siempre la última opción, por el menor tiempo posible y garantizando que se trate de entornos familiares, pequeños, con profesionales formados con capacidades y recursos para ofrecerles cuidado y protección acorde a sus necesidades, incluyendo el cuidado de su salud mental y bienestar emocional, apunta la estrategia española.


UNICEF España confía en que el informe contribuya a conseguir la aprobación e implementación efectiva de la estrategia, lo que requerirá de la acción concertada de los gobiernos autonómicos y el gobierno nacional, bajo el liderazgo del nuevo Ministerio de Juventud e Infancia.


“El momento es ahora, los niños no pueden esperar. España ha asumido compromisos muy concretos a nivel internacional y europeo que tienen que materializarse en cambios reales en la vida de los niños y niñas”, enfatiza el documento.


Cierre de instituciones e inversión en prevención


Para disminuir la cantidad de niños viviendo en centros de protección a nivel regional, UNICEF solicitó el cierre sistemático de las instituciones a gran escala que alojan y educan a los niños y su sustitución por centros de acogida de alta calidad basados en la familia y la comunidad.


Además, pidió que se invierta en mecanismos para la detección precoz y la intervención temprana en situaciones de riesgo con el fin de evitar la separación familiar, formar un personal capacitado y contar con servicios sociales y de apoyo familiar. 


“La mejor forma de proteger a los niños y niñas de la institucionalización es prevenir la necesidad de separarlos de sus familias”, afirmó UNICEF. 

Una revisión de estudios indica que los efectos del uso de pantallas en los niños y adolescentes son pequeños.

 Los expertos afirman que, por el momento, 
los datos no justifican la alarma sobre el uso de pantallas 
y llaman a no juzgar los dispositivos 
sino el uso que se hace de ellos.

Llevamos una temporada de fiebre aterradora sobre los efectos perversos para la infancia y la adolescencia de las pantallas y la realidad y/o su  digitalización que se muestra a través ellas... . Ahora en la palestra están los efectos del porno en la violencia sexual; unos echan la responsabilidad en la inmigración; otros al porno por el fácil acceso de los niños a los pantallas, smartphones, redes, tiktokes...

Danos acceso a un artículo que, tras contrastar y comparar más de 100 investigaciones, no justifica tanto terror como el que se hace circular para crear opinión pública angustiada.

El artículo completo de los investigadores internacionales, que da pie a este post, y  se puede leer on line aquí 

Daniel Mediavilla.

En el siglo XVI, la invención de la imprenta facilitó el acceso a los libros y, con ellos, al conocimiento. Sin embargo, muchos eruditos de la época se alarmaron ante los efectos de la nueva tecnología. Conrad Gessner, que elaboró una lista todos los libros publicados en el primer siglo tras la invención de la imprenta, decía en 1545 que la abundancia de libros era confusa y dañina para la mente y pedía a reyes y príncipes que tomaran medidas para controlar el guirigay. Más recientemente, en el siglo XIX, se temía que la escolarización agotaría los cerebros infantiles, y, a principios del XX, que la radio distraería a los niños de la lectura. En 1985, Neil Postman, director del Departamento de Cultura y Comunicación de la Universidad de Nueva York, acusaba a la televisión de empujar a la sociedad a la “estupidez colectiva” y de crear un futuro en el que los ciudadanos vivirían en un marco de libertades formales inútiles porque nadie las podría ejercer por puro desconocimiento.

Ahora, algunos expertos advierten de que las pantallas de los dispositivos electrónicos han creado la primera generación de hijos menos inteligentes que sus padres y esos padres se organizan para restringir el uso de dispositivos electrónicos entre los escolares. Sin embargo, pese a la alarma generalizada, no existen estudios abundantes y de calidad que ayuden a entender el problema. En un editorial de 2019, la revista médica The Lancet afirmaba que “nuestra comprensión de los beneficios, daños y riesgos de nuestro rápidamente cambiante paisaje digital es dolorosamente escaso”. Hoy, la revista Nature Human Behaviour publica una revisión de estudios sobre este asunto con conclusiones poco dramáticas. En un trabajo que recoge los resultados de 2.451 estudios y casi dos millones de participantes menores de 18 años, los autores concluyen que el uso de pantallas se asocia con riesgos y algunos beneficios, pero que, en cualquier caso, los efectos son pequeños.

Los resultados muestran que la habilidad para leer y escribir y el aprendizaje en general empeora ligeramente cuando se pasa más tiempo frente a pantallas, que los anuncios de comida basura en los medios digitales favorecen que los niños la consuman o que el uso de redes sociales incrementa levemente el riesgo de depresión. Había algunos efectos positivos, que más que de las propias pantallas dependen de la utilización que se haga de ellas. Ver televisión con los padres aumentaba la capacidad de lectura y escritura y el uso de pantallas para programas educativos de realidad aumentada tenía efectos positivos en el aprendizaje.

“No creo que el tamaño de los efectos que hemos encontrado en este artículo apoyen [que las pantallas] supongan una preocupación tan grande”, afirma Taren Sanders, investigador de la Universidad Católica de Australia y primer autor del artículo. “Encontramos efectos, como la relación entre depresión y uso de redes sociales que eran algo preocupantes, pero en la mayor parte de casos no encontramos grandes efectos que nos harían pensar que este debería ser la preocupación número uno [para los padres]”, añade. “Eso no significa que para algunos niños no sea un gran problema, pero de media, probablemente, no es lo que más influye en la vida de los chicos”, concluye. La correlación más fuerte encontrada en todos los estudios es de 0,2, la misma que otros estudios han hallado entre la inteligencia y una mayor estatura.

Entre los principales efectos negativos, el uso de redes sociales mostró una relación fuerte con conductas arriesgadas, abuso de sustancias o sexo sin precauciones. Los autores apuntan a que las propias compañías sugieren que sus productos pueden tener efectos negativos para la salud mental de los jóvenes, especialmente de las adolescentes. Entre los efectos positivos, se destacan las intervenciones que emplean pantallas para promover el aprendizaje o los hábitos saludables, aunque insisten en que el beneficio puede no deberse tanto a la pantalla como el empleo que se le da.

“Yo soy padre de un niño de dos años y trato de no contagiarme de esta histeria, porque sé que no hay justificación científica”, afirma Borja del Pozo, investigador de la Universidad de Cádiz y coautor del estudio. “Ni los efectos negativos son tan grandes, ni toda pantalla es mala, es más complejo que eso”, añade. Guías con recomendaciones de uso de pantalla como la de la OMS son muy restrictivas, pese a que no se hayan encontrado pruebas sólidas del daño de las pantallas, por miedo a que la falta de evidencia se deba a que hay daños que no se están midiendo bien. “Con este metaanálisis hemos visto que los efectos de la pantalla dependen de qué se mira, con quién y con qué objetivo. Si se miran contenidos educacionales acompañados de los educadores, el efecto es positivo”, afirma Del Pozo. En el artículo sugieren que estas guías adviertan frente al uso excesivo de las redes sociales, pero consideren adaptar sus recomendaciones para promover el uso de aplicaciones educativas o videojuegos.

Pese a no encontrar datos que justifiquen la alarma, Sanders reconoce que el campo de investigación cambia rápido y es difícil para los investigadores seguir los cambios tecnológicos y de contenido. “Las redes sociales tienen a las mentes más brillantes del mundo pensando continuamente en cómo hacer que permanezcamos 30 segundos más en Facebook, así que no es sencillo para los investigadores mantenerse a la par”, concede.

Los ejemplos históricos muestran una tendencia a preocuparse por los efectos de las nuevas tecnologías en la mente humana, pero, en opinión de Sanders ese no es motivo para descartar sin más los riesgos potenciales de tecnologías tan potentes como los móviles. “Históricamente, nos preocupamos por las novedades y, cuando aprendemos más sobre ellas, nos adaptamos y las integramos en nuestras vidas”, afirma. “Esto no quiere decir que no debamos preocuparnos, sino que debemos parar, respirar y mirar a las pruebas antes de ponernos demasiado nerviosos con el tiempo de exposición a las pantallas”, concluye.

Luisa Fassi, una investigadora de la Universidad de Cambridge que no ha participado en el estudio, también cree que la información que aportan los estudios hasta el momento sugiere que es necesario una toma de posiciones “más matizada”. “Si aún no hay evidencias, deberíamos esperar antes de hacer grandes declaraciones porque es podría generar pánico y una restricción de la tecnología con efectos negativos”, opina. “En este asunto las pruebas no son claras, así que entiendo que los responsables de las políticas públicas lo tengan difícil para decidir”. Fassi considera que los padres tienen derecho a preocuparse y que es necesario que los investigadores analicen los efectos de una tecnología tan poderosa. Sin embargo, al tratarse de unos dispositivos omnipresentes, es difícil establecer relaciones de causa-efecto. Una persona que puede tener peor salud mental o peores notas en clase por el efecto de las pantallas o puede refugiarse en las pantallas ante determinadas situaciones difíciles. El campo, con un interés social creciente, aún tiene mucho trabajo por hacer para evaluar cómo afecta el uso de qué pantallas y en qué circunstancias a la salud o el aprendizaje de niños y jóvenes.

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Como es costumbre, el mundo adulto sigue escudando su intervención no en el "perverso" producto, servicio... que llega a través de las pantallas, sino en que eso no llegue a las personas menores porque lo dicen ellos... 

Si es malo puede ser igual de malo para un niño que para un adulto (ambos pueden ser "inmaduros" para usarlos); y poner como barrera una edad no deja de ser una escusa, cuando sobre la "madurez" de muchos de ellos, se puede poner en duda en todo momento.

Recomendamos el informe UNICEF:
 IMPACTO DE LA TECNOLOGÍA EN LA ADOLESCENCIA. RELACIONES, RIESGOS Y OPORTUNIDADES.
El objetivo fundamental de este estudio ha sido llevar a cabo un diagnóstico del uso e impacto de la tecnología en la adolescencia.


"La pobreza nos quita el derecho a la infancia". Percepciones de los niños sobre la pobreza en cuatro Estados miembros de la UE

"La pobreza nos quita el derecho a la infancia"

Eurochild publicó su primer informe sobre la pobreza infantil, que ofrece una visión general de la situación sobre el terreno en Bulgaria, Croacia, Estonia y Malta, incorporando las voces de los niños a la conversación. 

El informe es el producto final de una serie de consultas y encuestas con niños llevadas a cabo por cuatro Foros Nacionales Eurochild : la Red Nacional para la Infancia en Bulgaria, la Sociedad "Nuestros Niños" Opatija en Croacia, la Unión Estonia para el Bienestar Infantil y la Fundación Malta para el Bienestar de la Sociedad.

Lee desde aquí este informe.

Según los últimos datos de Eurostat correspondientes a 2022,  el 24,7% de los niños en Europa corren riesgo de pobreza  y exclusión social, lo que podría tener un impacto devastador en sus vidas. Eurochild se compromete a trabajar por una sociedad en la que los niños crezcan felices, sanos, seguros de sí mismos y respetados como individuos por derecho propio. Llevar las voces de los niños a dichas conversaciones es crucial para este objetivo .

La subrepresentación de las voces de los niños en la toma de decisiones sigue siendo generalizada, especialmente en los debates relacionados con la pobreza infantil. Con nuestro informe ponemos de relieve las perspectivas de los niños porque nadie comprende mejor las experiencias vividas por los niños que los propios niños .' -  SE Marie-Louise Coleiro Preca, Presidenta de Eurochild.

Para este informe, se consultó a los niños con un enfoque de métodos mixtos para adaptarse y responder a las circunstancias nacionales y locales. El proceso de consulta y este informe tuvieron como objetivo comprender cómo los niños entienden las causas, manifestaciones y efectos de la pobreza en sus pares, y brindar un espacio para que los niños expresen sus opiniones, preocupaciones y, finalmente, sus ideas sobre lo que debe cambiar.


"¡Puto móvil!". He leído y acepto que el puto móvil dañe la salud mental de mis hijos.

que crean adicción intencionadamente y ponen en peligro a niños y adolescentes.

La primera responsabilidad es de esas compañías cuyo modelo de negocio busca 
maximizar beneficios a costa de la salud pública, también de los menores
y de los gobiernos que no las regulan ni sancionan como deberían. 

Pero las familias también deberíamos darle una vueltecita al asunto.
Le regalaste a tu niño su primer móvil, le diste permiso a tu hija adolescente 
para que se instalase la misma red social que usan todas sus amigas, y como de costumbre
 marcaste la casilla de “He leído y acepto los términos y condiciones de uso” 
sin leer ni el primer párrafo. 
Total, para qué, si van a hacer lo que quieran, tanto las empresas como los hijos. 
“El puto móvil”, así lo llamas tú también en casa, ¿verdad?.
Una joven revisa su teléfono móvil, en una fotografía de archivo. EFE/Robert Ghement
Si hubieras echado unos minutos en leerte las condiciones, te habrías llevado una sorpresa: en el largo contrato pone cosas como que “esta aplicación está diseñada conscientemente para atraer, captar y atrapar a los más jóvenes”, “esta plataforma se aprovecha del dolor de los niños manipulándolos psicológicamente y manteniéndolos adictos a la vez que rebaja su autoestima”, “su uso prolongado por menores de edad tiende a correlacionarse con depresión, ansiedad y problemas de imagen corporal”, o que “la compañía busca maximizar el beneficio a expensas de la salud pública, poniendo a los niños en peligro”.
Espera, que el documento que aceptaste y firmaste sin leer es muy largo, hay más: “esta plataforma implementa funciones para extraer tiempo y atención adicionales de usuarios jóvenes cuyos cerebros en desarrollo no están preparados para resistir estas técnicas manipuladoras”“la empresa explota de manera desmedida las vulnerabilidades psicológicas de los usuarios jóvenes”, y la guinda: “nuestro algoritmo ofrece contenido de acuerdo con programas de refuerzo variable, manipulando la liberación de dopamina en los usuarios jóvenes, induciéndolos a usar repetidamente nuestros productos, como un jugador en una máquina tragaperras”.
Venga, ahora que ya lo has leído, dale a “aceptar” y deja a tu niño o tu niña que sigan con su móvil y su TikTok o su Instagram.
No, por desgracia los documentos de condiciones de las redes sociales no son tan sinceros y transparentes. Los párrafos anteriores los he copiado de la demanda que los fiscales de más de cuarenta estados norteamericanos acaban de presentar contra Meta, la empresa matriz de Facebook, Instagram o WhatsApp. Se unen a las decenas de demandas que hace meses presentaron también familias y centros educativos, contra Meta y también contra TikTok, Snapchat o Youtube, por el daño a la salud mental de los más jóvenes, pero también por el destrozo educativo y el mayor esfuerzo y gasto que tienen que soportar las escuelas públicas por “los crecientes costes atribuibles a la crisis de salud mental”.
No lo pone en ningún contrato, pero lo sabemos de sobra y no podemos seguir haciéndonos los tontos: llevamos años leyendo noticias sobre investigaciones que vinculan las redes sociales con daños a la salud mental de los adolescentes, además de trastornos alimentarios, suicidios, ciberacoso, insomnio, menor rendimiento escolar o hasta la captación y explotación de menores para el tráfico sexual.
Las familias no tenemos la culpa, pues la primera responsabilidad es de las empresas, y de los gobiernos que no las regulan ni sancionan como deberían. No es un problema de abuso o mal uso de su tecnología: es un modelo de negocio, su beneficio se basa en promover en los usuarios el abuso y el mal uso. Pero las familias deberíamos darle una vueltecita al asunto, desde que les ponemos el móvil a los bebés para que coman o no molesten, hasta regalarles su primer smartphone a edades cada vez más tempranas (en la comunión ya), y permitir o desentendernos de que usen redes sociales sin estar preparados para ello.
Llevamos años sospechando que no es bueno, leyendo noticias al respecto, viendo en vivo cómo afecta a nuestros hijos, cómo nosotros mismos nos convertimos en yonquis. Llevamos años refiriéndonos al aparato como “el puto móvil”, motivo frecuente de bronca familiar. Llevamos años comentando que, fíjate, los dueños e ingenieros de las grandes tecnológicas no dejan que sus hijos tengan pantallas, y en las escuelas de Silicon Valley usan pizarra, tiza y papel. ¡Qué curioso!. 
Nos hace mucha gracia cuando vemos a un niño, nativo digital, hacer el pellizco con los dedos sobre un libro buscando ampliar o reducir una página. Pero cada vez tiene menos gracia. Y menos que va a tener si en el futuro se confirman las consecuencias de la adicción y la toxicidad de plataformas y pantallas para toda su generación. Igual un día nos lo echan en cara: “¿por qué me disteis el puto móvil cuando no tenía edad para ello?” Y no podremos defendernos diciendo que hicimos clic en lo de “he leído y acepto las condiciones…”

Gran demanda contra META: "aprovecharse del dolor de los niños”, “engañar repetidamente al público sobre los peligros sustanciales”


Las demandas a las tecnológicas critican su modelo de negocio basado en la economía de la atención para así maximizar el tiempo ante la pantalla, pues se basan en la publicidad: Cuanto más tiempo pasen los usuarios en sus plataformas, más anuncios pueden vender, más dinero ganan. 
En absoluto les importa el contenido y su veracidad, ni el alcance que pueda tener en la sociedad, en los niños, niñas, adolescentes, en las elecciones (es más, se ha demostrado que han influido intencionadamente en las mismas): son unas vulgares depredadoras de dinero, lo demás no les importa. 

Esperamos que estas demandas no se detengan solo en la protección a la infancia y a la adolescencia: si no, otra vez volveremos al "pobrecitos los niños, hay que protegerlos". Si esto es un problema social que se solucione para todos los adultos y los niños, porque no está demostrado que el daño que supuestamente se hace para personas menores de 13 o 18, no se haga también para mayores de esas edades... No está demostrado que la madurez de las personas humanas tengan para la gestión de su vida, su salud... esté automáticamente alcanzada con una marca/frontera/paso como la edad.                                                                                                                                           Asociación GSIA

Meta ha sido acusada de engañar al público sobre los riesgos de sus redes.
  Lavanguardia/Getty Images/iStockphoto

El 6 de enero 2023 ya las escuelas públicas de la ciudad de Seattle habían demandado a Microsoft y Ámazon en defensa de la salud de los estudiantes  (Washington, EE UU)
han sido las últimas en sumarse a una ofensiva contra las grandes tecnológicas en defensa de la salud mental de los estudiantes. Busca cambiar la manera en la que operan TikTok, Instagram, Facebook, SnapChat y YouTube porque explotan el sistema de recompensas del cerebro de los jóvenes para que estos vuelvan una y otra vez a las aplicaciones, y les generan ansiedad, depresión y pensamientos suicidas. “Esta crisis de salud mental ha impactado en la tarea educativa al absorber los recursos de nuestras escuelas”,

El Gobierno de Luisiana también comenzó este año con una recomendación a los distritos escolares y a las escuelas privadas, para que se prohíba TikTok. En este caso, la preocupación es que la información privada de los menores queda en manos de ByteDance, una compañía que tiene su base de operaciones en China.

El condado de Kent, al sur de Seattle, representa a unos 25.000 estudiantes y también se ha sumado a la demanda iniciada por Seattle.

Ya se están presentando más de 100 demandas similares en juzgados federales.

Y estos días se ha presentado una gran demanda contra Meta
La denuncia presentada el martes en los Fiscales Generales de 41 Estados contra la dueña de Instagram y Facebook por “aprovecharse del dolor de los niños” es un nuevo paso para pedir responsabilidades a las hasta ahora intocables redes sociales.
Han denunciado a la compañía presidida por Mark Zuckerberg por “engañar repetidamente al público sobre los peligros sustanciales” de sus redes sociales.

Según el escrito de los fiscales, Meta ha desarrollado sus productos con el objetivo de hacerlos adictivos y dirigirlos a una franja de edad especialmente baja: la de los menores de 13 años. Su objetivo, dice el documento, es “atrapar” a jóvenes y adolescentes. De la misma forma, la coalición de demandantes denuncia que la empresa está recopilando datos de estos menores sin el permiso de sus padres o tutores, violando las leyes federales de Estados Unidos.

Esta demanda es consecuencia de las negociaciones fallidas entre Meta y las fiscalías de los Estados, que desde 2021 han investigado el impacto que estas redes tienen en la salud mental de menores y adolescentes. El medio estadounidense The Wall Street Journal publicó ese año un reportaje con información interna de la compañía en el que señalaba cómo esta era consciente de que Instagram empeoraba la autopercepción de los usuarios sobre sus cuerpos.

La Academia Estadounidense de Pediatría declaró la emergencia nacional a finales de eses mismo 2021, después de ver un “drástico incremento” en las visitas de los servicios de emergencia para atender casos de salud mental, que incluía intentos de suicidio.

El fiscal general de California, Rob Bonta, responsable de la Fiscalía donde se ha presentado la demanda colectiva, ha declarado que “Meta ha dañado a nuestros niños y adolescentes cultivando adicciones para disparar sus ingresos corporativos”.

En un comunicado, la compañía asegura que se sienten “desilusionados porque, en lugar de trabajar de manera productiva con compañías de la industria para crear estándares de edad claros para todos los jóvenes que usan las aplicaciones, los fiscales generales hayan elegido este camino”.

Algunos estados como Utah han aprobado en los últimos meses leyes federales que prohíben el acceso a las redes sociales a menores de 13 años. También exigen que los jóvenes de menos de 18 años necesiten el consentimiento paterno para poder utilizarlas.

Algunos de las anteriores denuncias y pleitos con Facebook como protagonista: