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Las redes sociales están llenas de falsos gurús que se dicen expertos en salud mental y bienestar.

 Los peligrosos gurús de la psicología online, desde el Reiki hasta la «terapia táctil» como cura para el abuso sexual
¿Necesitamos nuevas leyes contra este tipo de charlatanes para restaurar la credibilidad de la psicología profesional?
Loola Pérez


Los peligros de que
Internet difunda pseudoterapias para enfermedades de salud mental se aceleraron con COVID-19 : la pandemia no solo aumentó la conciencia sobre la salud mental , sino que la llegada repentina de los confinamientos también aumentó la digitalización de los servicios de psicología.

Las redes sociales están llenas de falsos gurús que, con titulación universitaria o sin ella, se dicen expertos en bienestar . A menudo no van más allá de consejos como "vive el presente", "nota tu respiración" o "trata de contactar con otros para superar el trauma".

Identificarse con consejos genéricos como este es absolutamente normal. ¿A quién no le gustaría centrarse en el aquí y el ahora? ¿A quién no le resultaría relajante dar un pequeño paseo o hacer algunos ejercicios de meditación y poner su vida en pausa durante unos minutos? Pero tiende a no durar y rápidamente regresas a una sensación de frustración, o incluso a la sensación de tener una vida de mierda en todos los sentidos.

Esto tiende a hacernos dar vueltas en círculos, perdernos en el pensamiento en lugar de asumir responsabilidades, romper con el victimismo o desaprender patrones de comportamiento disfuncionales. Porque el problema, la mayoría de las veces, no reside en pensar demasiado, sino en no pensar correctamente.

Convertir la terapia en un negocio ...

El currículum oculto y los aprendizajes invisibles en la escuela.

En la escuela también se transmite de manera inadvertida 
un tipo de conocimiento alejado del currículum educativo 
y que deja huella en la vida de los estudiantes.
Se suele esperar que el alumnado respete las normas sin cuestionarlas, 
y a veces se perpetúan los estereotipos o los roles de género.


Existen algunos pilares tradicionales del currículum oculto
que moldean la educación en las escuelas

  Álex García
Sin embargo, su influencia va más allá de lo que docentes y estudiantes perciben conscientemente. El currículum oculto se transmite de manera inadvertida, moldea las creencias, valores, actitudes y expectativas de toda la comunidad educativa. Además, estos aprendizajes invisibles dejan huella en la vida de los estudiantes.
El currículum oculto tiene el poder de influir en la forma en la que los docentes se relacionan con el alumnado, aunque muchas veces los propios docentes no sean conscientes. También en cómo perciben el mundo los alumnos. Y, en última instancia, en cómo se construye nuestra sociedad.
Existen algunos pilares tradicionales del currículum oculto que moldean la educación en las escuelas. Durante mucho tiempo, los roles de género han sido una parte inherente del mismo.

Así, se han perpetuado estereotipos que asignan a las mujeres tareas relacionadas con la crianza y lo doméstico, mientras que a los hombres se les ha asociado con actividades más físicas y profesiones de mayor prestigio. El mejor ejemplo de ello se evidencia en las personas encargadas de la limpieza y el servicio de comedor en las escuelas, labor que realizan principalmente mujeres.

Otro pilar son las normas y expectativas sociales. Estas normas dictan cómo se debe comportar uno y qué se considera aceptable en la sociedad. Por ejemplo, la idea de que los estudiantes deben ser obedientes, callados y sumisos. También, que el alumnado respete las normas sin cuestionarlas forma parte del currículum oculto.
La jerarquía y la autoridad son otros pilares tradicionales por los que se presupone que las relaciones entre docentes y estudiantes a menudo reflejan una dinámica de poder. De tal manera, los docentes ocupan una posición de autoridad y los estudiantes son vistos como receptores pasivos de conocimiento. Esta estructura puede limitar la participación activa de los estudiantes y su capacidad para cuestionar las ideas establecidas.

Creciendo en bienestar emocional, Programa Estatal "HenKa" para adolescentes de 12-16 años.

 El programa busca transformar la forma de abordar el bienestar emocional 
en la adolescencia desde su entorno natural: 
el centro educativo, la familia y el entorno social.



Creciendo en bienestar emocional: Henka es un programa de ámbito estatal centrado 
en la prevención y la promoción del bienestar emocional de los adolescentes de entre 12 y 16 años.

Una nueva forma de promover el bienestar emocional de los adolescentes

Henka es un programa creado por expertos en psicología y salud mental infantojuvenil del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona:
- Capacitación en habilidades de resiliencia a los equipos educativos
- Bienal Henka sobre jóvenes y bienestar emocional
- Talleres de habilidades socioemocionales para el alumnado y las familias
- Campaña de sensibilización para jóvenes
- Divulgación del conocimiento e incidencia social
- Estrategia adicional para centros educativos de entornos vulnerables...



Entrenar la resiliencia desde los centros educativos

Te damos el conocimiento y las herramientas 
para entrenar en resiliencia a tu alumnado de 1º y 2º de la ESO 
y gestionar situaciones difíciles en el aula.

Un programa en 3 fases
- Capacitación del equipo educativo
El objetivo es dotar al equipo educativo de un mejor conocimiento sobre la adolescencia y la resiliencia, junto con orientación para implementar el programa Henka en el centro.
- Realización de talleres vivenciales
Pones en práctica lo aprendido mediante talleres vivenciales con tu alumnado.
- Transferencia y acompañamiento a lo largo del programa
Te ayudamos a desarrollar un plan de trabajo para que estos objetivos perduren en el proyecto educativo e ideario de tu centro...

¿Formas parte del equipo docente de un centro de secundaria? 
Este programa es para ti, accede desde aqui.






Efectos de la inversión en infancia en el desarrollo infantil: análisis del caso de Uruguay. Investigación.

Analizamos los efectos de la inversión en primera infancia en el desarrollo infantil 
en Uruguay en base a las distintas olas de la ENDIS.


Encontramos que, tanto la inversión total estimada como la inversión para cada uno de los rubros (educación, salud, alimentación, entre otros), tienen efectos significativos en la reducción de la probabilidad de presentar problemas en el desarrollo. 
La magnitud de los efectos es baja, aunque en la mayoría de los casos resulta significativa al 95% de confiabilidad. Los efectos en la reducción de la probabilidad de presentar problemas en el desarrollo se observaron para los tres indicadores analizados, y considerando tanto las inversiones de corto plazo (realizadas en el mismo periodo) como el acumulado de inversiones efectuadas en periodos anteriores. 
Los efectos identificados son robustos a la introducción de diferentes controles, incluidas las habilidades de los niños, medidas por los mismos indicadores en etapas anteriores.

Accesos al estudio

RESUMEN
El presente documento es un resumen de los resultados del Proyecto del Investigación “Inversión en infancia y desarrollo infantil: análisis del caso de Uruguay”
El proyecto fue realizado por el Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Católica del Uruguay (Ucudal) y financiado por el Fondo Sectorial de Primera Infancia de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y el Programa Uruguay Crece Contigo (UCC) del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES). 
El objetivo del trabajo era contribuir al desarrollo de las políticas públicas en infancia, a través del estudio de los vínculos entre la inversión pública y privada en los niños y niñas del Uruguay, y los resultados del país en materia de desarrollo infantil
El interés por el desarrollo infantil radica en que se trata de un fenómeno en donde confluyen temas tan relevantes en la actualidad como los derechos humanos, la desigualdad y las posibilidades de desarrollo del país. A su vez, la intención de realizar un análisis integral de la inversión, incorporando los distintos orígenes, se debe a la convicción de que los supuestos o acuerdos acerca de lo público y lo privado al interior de la sociedad, tienen una influencia determinante en la distribución y el volumen de recursos que se destinan para el desarrollo de los niños y niñas. 
El documento comienza con una revisión los antecedentes más relevantes en materia del desarrollo infantil, la inversión pública y privada en primera infancia y el acceso a los distintos recursos por parte de los niños y niñas, tanto a nivel internacional como en el Uruguay. 
Luego se presentan los objetivos de la investigación junto con la metodología desarrollada. En relación a los aspectos metodológicos, se destacan: la estrategia para la construcción de los vectores de inversión, la imputación de los mismos en las distintas cohortes y rondas de la ENDIS y el análisis econométrico de las relaciones entre inversión y desarrollo infantil. 
Más tarde se presentan los resultados, empezando por la caracterización de la inversión en primera infancia según los datos más recientes para Uruguay (ENDIS1 2018, Primera Cohorte) y, continuando por una descripción de la evolución entre 2013 y 2018 (Primeras Cohortes de ENDIS 2013 y 2018). Para la caracterización se utilizan diferentes variables de cohorte como ser: el origen de los recursos (públicos o privados), el rubro (educación, salud, cuidados, vivienda y alimentación), los quintiles de ingreso de los hogares, las edades de los niños y niñas y las regiones de residencia (Montevideo o Interior). A su vez, las distintas cohortes de la ENDIS permiten reflejar las inversiones en niños y niñas en edades que van desde los 0 años hasta los 10 años de edad. 
El desarrollo de los resultados continua con el análisis y resumen de los modelos empleados para tratar de comprender los vínculos entre: los distintos rubros de inversión en infancia y los indicadores disponibles de desarrollo infantil. 
Por otra parte, en la penúltima sección se realiza un breve análisis de indicadores de desarrollo infantil e inversión en primera infancia según diferentes rubros, desde una perspectiva comparada, entre la realidad de Uruguay y la información disponible para otros países. 
El informe concluye con un apartado de consideraciones finales, en donde se combinan los distintos resultados obtenidos a lo largo del estudio y se proponen nuevas líneas de investigación.

“Infancias y Adolescencias Hoy: Desafíos e Intervenciones en Clínica y Educación“. Curso 2023

Organiza: Secretaría Científica de la ASOCIACIÓN CIVIL FORUM INFANCIAS
Movimiento Interdisciplinario y Federal de lucha contra la patologización y medicalización de las Infancias y Adolescencias. Argentina.

Consiste en Cuatro Clases (de cuatro horas de duración cada una) 
30 de abril, 25 de junio, 27 de agosto y 22 de octubre.
a realizarse en modalidad virtual 
los siguientes sábados (de 9 a 13 hs, Argentina)
Programa del Curso:

Primera Clase: “Escuelas y familias en jaque. Construyendo vínculos
Sábado 30 de ABRIL.
Docentes: Beatriz Janin (Lic. en Psicología), Sandra Nicastro (Lic. en Cs. de la Educación), Daniel Brailovsky (Dr. en Educación)
Coordinadora: Graciela Szyber (Lic. en Psicopedagogía

Segunda Clase: “Crianzas, juego y comunicación entre encuentros y desencuentros
Sábado 25 de JUNIO.
Docentes: Enrique Orschanski (Médico Pediatra), Irene Sobol (Lic. en Fonoaudiología), María Martha Panizza (Lic. en Psicología)
Coordinadora: María José Fattore (Médica Pediatra)

Tercera Clase: “Violencias y autolesiones. Intervenciones desde una ética del cuidado
Sábado 27 de AGOSTO.
Docentes: Denise Najmanovich (Dra. en Epistemología), Verónica Spinelli (Lic. en Trabajo Social), Viviana Malti (Lic. en Psicología y en Psicopedagogía)
Coordinadora: Gisela Oriolo (Lic. en Trabajo Social).

Cuarta Clase: “Diversidades y tabúes. Subjetividades, cuerpos y sexualidades que disienten
Sábado 22 de OCTUBRE.
Docentes: Facundo Blestcher (Lic. en Psicología, Mg. en Psicoanálisis), Sergio Meresman Lic. en Psicología), Diana Maffía (Dra. en Filosofía)
Coordinadora: Paula Horn (Lic. en Psicología).

Puede participar del Curso completo o inscribirse sólo a alguna/s de las Clases.  
Se trata de una actividad virtual (a través de la plataforma “Zoom”) con posibilidad de participar en los días y horarios de los encuentros y/o recibir luego los videos completos de las jornadas, junto con la bibliografía sugerida.

Aranceles de Inscripción:
.- ARANCEL GENERAL (Profesionales con más de 5 años de recibidos). Curso completo:  $9.750 Cada Clase: $2.900.-
.- ARANCEL con descuento para Docentes, Estudiantes, Grupos de 4 o más personas, Trabajadores de Hospitales, Profesionales con menos de 5 años de recibidos).  Curso completo: $6.800.  Cada Clase: $2.100.-

MIEMBROS ACTIVOS DE LOS FORUMS INFANCIAS.
Curso completo: $5.800  Cada Clase: $1.800.-

Arancel para personas que residen fuera de Argentina:
USD 40 (Por Clase) 
USD 130 (Curso completo

Consulta e inscripciones: cursoforuminfancias@gmail.com

"La infancia y los cuidados alternativos de calidad: Hacia una innovación práctica", Curso on line, Colegio Trabajo Social Granada.

Organiza el Colegio Of. de Trabajo Social de Granada.
Dirigido a Profesionales de la intervención social (Trabajadores/as Sociales, Educadores/as, Psicólogos/as...)
Duración del curso de formación: 25 horas lectivas divididas en 7 sesiones de 3h30m;  a desarrollar en formato online, 
Los jueves y viernes (del 2 al 17 y el viernes día 24) del mes de febrero próximo.

Lugar/formato
online
Teléfono de contacto
958 805 268 / 658 823 384
Email de contacto
granada@cgtrabajosocial.es
Precios
  • 80,00€ COLEGIADOS/AS
  • 125,00€ NO COLEGIADOS/AS
  • 55,00€ COLEGIADOS/AS EN DESEMPLEO (Solo TS)


Horario
02/02/2023  17:00:00 - 20:30:00
03/02/2023
17:00:00 - 20:30:00
09/02/2023
17:00:00 - 20:30:00
10/02/2023
17:00:00 - 20:30:00
16/02/2023
17:00:00 - 20:30:00
17/02/2023
17:00:00 - 20:30:00
24/02/2023
17:00:00 - 20:30:00  




















































OBJETIVOS:

.- Contribuir a la aplicación de las recomendaciones contenidas en la Resolución de las Naciones Unidas referidas a la calidad del sistema de cuidados alternativos que se ofrece a niñas, niños y adolescentes carentes de atención familiar.
.- Ofrecer una formación teórica sobre las prácticas de cuidados a la infancia y adolescencia a las personas que desempeñan actividades profesionales con ellos.
.- Profundizar en el conocimiento y manejo de instrumento necesarios para promover y garantizar unos cuidados de calidad, como son las herramientas de validación de los procesos o el papel de los profesionales en la organización de los cuidados.
.- Presentar experiencias de cuidados en el medio comunitario, así como de participación de diversos agentes y de los propios niños/as a y adolescentes en su propio proceso de autonomía y emancipación.

DISTRIBUCIÓN FORMATIVA:

SESIÓN JUEVES 2 FEBRERO 2023
IMPARTE: Lourdes Gaitán Muñoz
Los cuidados. Las dimensiones del cuidado. Derechos del niño y cuidados alternativos

SESIÓN VIERNES 3 FEBRERO 2023
IMPARTE: Myriam Fernández Nevado
Marco legal: cuidados alternativos en la Ley de Protección y en la LOPIVI

SESIÓN JUEVES 9 FEBRERO 2023
IMPARTE: Antonia Picornell-Lucas
El sistema de protección a la infancia: alternativas para el cuidado de los niños y niñas

SESIÓN VIERNES 10 FEBRERO 2023
IMPARTE: Marta Muñoz / Justina de Pablo
El sistema de protección a la infancia: Los distintos recursos y si distribución en España

SESIÓN JUEVES 16 FEBRERO 2023
IMPARTE: Maribel Illescas Taboada / Olivia de Cos Cuesta
Niñas, niños y adolescentes en el sistema de protección: Una visión de su trayectoria: situaciones de vulnerabilidad, sus capacidades y expectativas

SESIÓN VIERNES 17 FEBRERO 2023
IMPARTE: Kepa Paul Larrañaga
La evaluación de calidad: Políticas y programas en el sistema de acogimiento residencial y familiar

SESIÓN VIERNES 24 FEBRERO 2023
IMPARTE: Francisco Mielgo García
Cuidar a los que cuidan: Conocimientos y competencias y autocuidado de profesionales y familias cuidadoras. Evaluación final del curso

Acceso al PROGRAMA CURSO "INFANCIA Y CUIDADOS ALTERNATIVOS..." 

INSCRIPCIONES desde aquí.




"Uno de los grandes mitos que desmiente la neurociencia es que la infancia es la etapa más feliz de la vida".

"Si hacemos el ejercicio mental de ponernos en sus zapatos 
y preguntarnos por qué un niño se comporta de determinada manera 
es más fácil entenderle".



Portada del libro 'Los niños que fuimos, los padres que seremos' de Beatriz Cazurro.
La psicóloga y psicoterapeuta
Beatriz Cazurro presenta
'
Los niños que fuimos, los padres que seremos'.
 Cortesía Planeta.
Cuántas veces habremos oído o incluso pronunciado aquello de ‘cuando sea padre no voy a cometer los mismos errores que los míos cometieron conmigo’. Sin embargo, huir de ello no es tan sencillo ya que está demostrado que una parte de nuestro cerebro está condicionado por lo que recibió y absorbió durante sus primeros años. No hay posible escapatoria... la propia infancia y la manera en que nuestros progenitores actuaron con nosotros influye e influirá en los padres que somos o seremos.

A ello ha dedicado un interesantísimo libro la psicóloga y psicoterapeuta Beatriz Cazurro: Los niños que fuimos, los padres que seremos (Planeta, 2022). 

En él, además, arroja por tierra falsas creencias entorno a la supuesta vida idílica de los niños -que ‘no se enteran’ o ‘no tienen problemas’ son dos de las más frecuentes- y afirma con rotundidad que debemos darle el protagonismo que se merecen porque “son personas, sienten, desean, sufren… Es necesario que les demos la importancia que tienen y les escuchemos con empatía”.


Entrevista a Beatriz Cazurro*

Es una frase muy recurrente decir ‘cuando yo sea padre no cometeré los mismos errores que cometieron los míos’, sin embargo, en el libro demuestras que esto es complicado. ¿De qué manera el trato que nos dan nuestros padres de pequeños, la atención o la desatención y la seguridad o falta de seguridad que nos transmiten afectan a nuestro cerebro y nos moldea de cara a nuestra futura paternidad?

Ya incluso dentro del útero el estado emocional de nuestra madre puede afectar a la forma en la que se va estructurando el cerebro. Se sabe ya, por ejemplo, que la ansiedad traspasa la placenta. No se trata de culpar a nadie, por supuesto, pero cuando hay madres muy desreguladas luego esos bebés tienen mucha más probabilidad de sufrir, por ejemplo, síntomas de disociación.

Durante los nueve o diez primeros meses de vida lo que se va configurando en el cerebro y en nuestro cuerpo es una especie de impronta, de huella cerebral. Con esa edad, obviamente, no tenemos palabras para explicar ‘mira me estoy sintiendo de esta manera’. Lloramos o no lloramos, nos acercamos o no nos acercamos, y no es la manera ideal de comunicarnos… Debido a esta huella cerebral lo que ya se sabe es que los niños y las niñas a esta edad tienen una sensación corporal real a partir de la cual se empieza a construir su identidad, su autoestima, su forma de relacionarse… Y en esa sensación, lo que saben es si pueden confiar en el mundo, si son valiosos para los demás, si pueden expresarse o no… Como no sabemos que ese es un primer cimiento, muchas veces empezamos a construir a partir de ahí sin darnos cuenta que no estamos viendo lo que ha ocurrido en esos cimientos.

Esta frase típica sobre un niño de un año tipo ‘uy es que es buenísimo porque se va con cualquiera’, que se dice como algo positivo, en realidad está dando una señal de que ese niño no tiene seguridad porque lo normal con un año es que los niños lloren cuando se separan de sus papás.

Cuando podemos ir atrás y nos damos cuenta de cómo ha sido nuestra infancia… nos sale resulta más fácil traducir a nuestros hijos porque tenemos el lenguaje

Utilizas en tu libro un término que es la ‘culpa sana’: analizarse para poder comprendernos y avanzar. ¿Cómo nos va a ayudar ese viaje retrospectivo a la niñez para entendernos mejor?.

Cuando la mayoría somos niños -algo que he comprobado en terapia pero también con amigos y amigas-, lo que tenemos es una interpretación muy desajustada de lo que nos pasaba en general. Tenemos muchas etiquetas: ‘yo era llorón, era intenso, era vago…’ pero casi nadie nos tradujo lo que nos estaba pasando: si teníamos miedo, si necesitábamos ir más despacio, si nos sentíamos presionados, si nos estaban atacando nuestras figuras de referencia y estábamos reaccionando como podíamos… En general esa historia no la tenemos hecha. Cuando podemos ir atrás y verdaderamente lo sentimos, lo notamos, nos damos cuenta de verdad cómo ha sido eso… nos sale mucho más fácilmente traducir a nuestros hijos porque tenemos el lenguaje. Es como adquirir un nuevo idioma.

¿Y cómo va a ayudar a nuestros hijos que desandemos lo andado?.

Pues vamos a dejar de proyectar en ellos cosas que no son suyas. Muchas veces necesidades nuestras las ponemos en ellos. Por ejemplo: ‘no llores que yo me pongo nervioso’ o ‘dale un beso a la abuela que sino se enfada conmigo’. Son conflictos que están ahí pero que no están resueltos. Al ser los niños los más vulnerables y no tener muchas veces palabras para expresar lo que les está ocurriendo, encima a veces los tachamos de malos. Vamos cubriendo necesidades con ellos y creo que es importante dejar claro -y por ello intento expresarlo con palabras muy claras en el libro- que cuando estamos utilizando a alguien para cubrir nuestras necesidades eso es un abuso.

Hay que decir muy claro que cuando utilizamos a un niño para cubrir nuestras necesidades o carencias es un abuso

Hablas también de la ‘positividad forzada’ cuando uno es padre, ¿por qué está tan enraizado que no es lícito sentirse desencantado con la paternidad/maternidad? ¿Cómo debemos gestionar nuestras emociones cuando la paternidad pasa por horas bajas o baches?.

Lo que creo es que hay una resistencia social a reconocerlo porque da mucho miedo. Cuando empezamos a destapar cómo nos sentimos, lo que nos ha pasado o lo que estamos haciendo con pareja, con hijos, con amigos… empiezan a salir cosas muy duras y si las decimos en alto nos tenemos que hacer cargo. Una vez que está dicho es mucho mas difícil de desdecir. Por eso tendemos a decir de que todo está bien y que debemos sacarle el lado positivo a las cosas. Si recuerdas con la pandemia pasó lo mismo, al segundo día ya estábamos intentando sacar un aprendizaje sin dejar a la gente asustarse y entender qué estaba pasando… Y esto ocurre todo el rato, en cuanto nos sentimos medio mal hay que solucionarlo y esto es en realidad un miedo muy profundo a conectar realmente con lo que ocurre y el miedo a no saber qué hacer con ello.

Hay una resistencia social a reconocer que muchas veces nos sentimos desencantados con la paternidad o maternidad

Comentas algo muy interesante: ‘no ya niños malos sino niños en un entorno que hay que revisar’. ¿Cómo cambiamos la corrección por la conexión?.

Es algo que nos cuesta mucho y en el libro he querido dar pistas sobre ello con casos y ejemplos que pueden ayudar para darnos cuenta de las interpretaciones que estamos haciendo. Por ejemplo, cuando decimos ‘este niño lo está haciendo por fastidiar’ o ‘es un vago porque no le interesa’ lo que debemos es empezar a reconocer este tipo de interpretaciones y a generar hipótesis de por qué pueden estar sucediendo las cosas.

Si alguien está mintiendo, por qué motivo puede estar haciéndolo: ¿por que tiene miedo a que le digamos que no, a nuestra reacción…? Si hacemos el ejercicio mental de ponernos en sus zapatos y preguntarnos por qué un niño se comporta así dependiendo de nosotros, sabiendo que no son malos… es más fácil entenderles. Por eso todo el libro va a enfocado a este objetivo: intentar poner palabras a todas esas experiencias que deben estar teniendo ellos, lo difícil que es para ellos cuando no conectamos con ellos, cuando somos violentos, cuando les ponemos todas esas etiquetas… Cuando nos quitamos, al menos, los obstáculos es posible ver al niño que es y al que hay, no la interpretación que tenemos de él.

Las violencias invisibles hacen exactamente el mismo daño en el niño que la violencia física

Dices que ’es imprescindible entender mejor que es la violencia si queremos que nuestros hijos desarrollen seguridad en sí mismos y en nosotros’. Y es que aunque se da por hecho que la violencia física no aporta nada bueno, las violencias invisibles hacen también mucho daño. ¿Cómo afectan al desarrollo de los niños?.

Exactamente igual que la violencia física. La violencia, toda la falta de seguridad interna afecta, no hay un daño físico, no hay un moratón, pero todo lo que ocurre por dentro es lo mismo: la confusión, el miedo, la impotencia… Es una sensación de yo no valgo, los demás pueden hacer conmigo lo que quieran, lo que sienta yo por dentro no vale… Afecta exactamente igual. Creo que en la violencia de género ya lo empezamos a ver, no hace falta que un hombre pegue a una mujer para que esté siendo violento y aún así nos cuesta, pero con los niños no lo vemos y está super normalizado. Si no le ponemos palabras, aunque suenen muy feas, yo creo que es imposible dejar de normalizarlo.

Comentabas al principio de la entrevista que tendemos a quedarnos con algunas pinceladas de la infancia pero no rebuscamos en ella tanto como deberíamos. ¿Cómo saber si nuestra infancia fue o no realmente feliz?.

Hablo de algunos síntomas que nos pueden dar pistas. Empieza a haber una corriente de psicología que habla cada vez más fuerte de que todos estos síntomas que llamamos enfermedades o trastornos psiquiátricas igual nos toca revisarlos porque cuando miramos hacia atrás encontramos muchas situaciones estresantes y traumáticas de la vida de la gente. El tener este tipo de síntomas puede ser: la dificultad para decir que no, el ser adicto al trabajo o ‘workaholic’ que llaman ahora, la dependencia emocional… Todo ese tipo de cosas que son muy cotidianas nos dan pistas de que algo ha ocurrido durante la infancia para queesa seguridad que no se haya podido dar.

La dificultad para decir que no, el ser adicto al trabajo, la dependencia emocional… nos dan pistas de que algo no fue bien durante la infancia

Un niño que haya tenido una mala infancia, con traumas, soledad, falta de autoestima, al que le prestaban poca atención… ¿Puede ser un buen padre? ¿Cómo le afecta el poso de su propia infancia?.

Por supuesto que puede ser un buen padre. De hecho el trabajo que muchas veces hago con mis pacientes en consulta va por ahí: entender un poco cuáles son las heridas, los puntos de conflicto y dónde están las cosas en las que saltamos, proyectamos e incluso tratamos mal y ver cuáles son los recursos que se van desarrollando para poder hacerlo diferente. Hay historias increíbles de infancias durísimas y que tras la toma de conciencia, cuando la persona aprende a cuidarse en lo que no le pudieron cuidar, aprende a la vez a cuidar de forma diferente. Por eso los libros de pautas están muy bien a veces pero no tienen raíz, si no hay un lugar desde el que estés preparado para llevar las pautas a cabo no durarán ni diez días, porque lo otro es mucho más grande. Estamos hablando de la configuración del sistema nervioso, del cerebro, de un montón de carencias muy profundas, de defensas psicológicas.

Cuando una persona aprende a cuidarse en lo que no le pudieron cuidar, aprende a la vez a cuidar de forma diferente

Dedicas una parte en tu libro a desmentir algunos mitos sobre la infancia basándote en la neurociencia, ¿cuál crees que es el que más va a sorprender?.

Una de las más grandes puede ser aquella de que la infancia es la etapa más feliz de la vida. Es una frase categórica que decimos y no dudamos, que cuando los adultos estamos cargados de responsabilidades añoramos y por supuesto los niños juegan porque es su lenguaje pero toca ponernos en el lugar de que los niños son absolutamente dependientes de los adultos y que los adultos por lo general creemos ue no tienen problemas. Es imposible que se sientan escuchados cuando creemos que todo está bien. Son seres humanos como nosotros, sienten como nosotros y además no tienen los recursos para afrontar las cosas, se los tenemos que dar y enseñar nosotros. El hecho de ser totalmente dependiente de alguien que cree que no te pasa nunca nada es en sí mismo un problema.

*Beatriz Cazurro: es psicóloga y psicoterapeuta. Dispone de un máster en Psicoterapia Infantil, otro en Psicoterapia Humanista Integrativa y ha cursado diversas formaciones de especialización en apego y trauma con algunos de los mayores expertos nacionales e internacionales. Presenta más de quince años de experiencia trabajando tanto con niños como con sus familias, también con adultos, apoyándose en técnicas de enfoque corporal como el Focusing y en recientes descubrimientos de la neurociencia. Creadora de campañas virales por los buenos tratos como #Ensuszapatos o #Childrentoo, para la autora cada persona es única: cada cual ha tomado las mejores decisiones que ha podido y, de la misma manera, tiene el derecho y la capacidad de tomar nuevas decisiones desde la libertad y el contacto con su poder personal. www.beatrizcazurro.com

"No tienes que ser feliz, no es obligatorio"

El deterioro social es la causa del deterioro de la salud mental.
Entrevista Francisco Villar, experto en conducta suicida en adolescentes.

Desde hace nueve años, Francisco Villar Cabeza recorre los pasillos del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona. En 2013 impulsó allí el Programa de Atención a la Conducta Suicida del Menor, y desde entonces habla a diario con niños y adolescentes que han intentado quitarse la vida. El doctor en Psicología y psicólogo clínico, especialista en suicidio en la infancia y la adolescencia, alerta sobre los peligros que entraña para la salud mental de los menores el pasar del "quiero que sean buenas personas a que sean felices".

"Cada día veo cuántos pacientes hay, cuántos han ingresado, etc., y trabajo con ellos en un plan de alta para ver qué ha pasado, hacer un análisis… Pero los chavales siguen llegando", asegura este doctor en Psicología y psicólogo clínico especialista en suicidio en la infancia y la adolescencia.

Para evitar que esta tragedia afecte a más jóvenes y sus familias, asegura, es necesario salir de "los muros de los hospitales": "O nos adaptamos, o damos un paso como sociedad, o esto no lo podremos resolver".

 "O nos adaptamos y damos un paso como sociedad, o no lo resolveremos".

 Porque, asegura, "si esto fuera cosa sólo de psicólogos y de psiquiatras, yo quiero pensar que ya estaría arreglado hace muchísimo tiempo". Pero el drama está lejos de acabar. En 2020 –último año del que hay cifras oficiales–, se suicidaron en España 3.941 personas, de las que cerca de 300 eran menores.

Pero "peor que eso van a ser las de 2021, que no se esperan mejores sino todo lo contrario", advierte Villar. Porque, asegura, "el golpe fuerte de la de la salud mental lo notamos a partir de noviembre de 2020; durante los dos meses de confinamiento total hubo una clara reducción de los intentos de suicidio".

El experto, que acaba de publicar una suerte de manual de prevención del suicidio en la adolescencia, Morir antes del suicidio (Herder Editorial, 2022), alerta de que los datos del pasado año podrían ser "de récord histórico". Y no le cabe duda de que "estas cifras deberían atormentar nuestras conciencias, no podemos seguir así".

Pregunta: ¿En qué hemos fallado como sociedad?

Respuesta: No hemos fallado porque aún no nos hemos puesto a ello. Hemos estado ocupados con otras cosas, situaciones y problemáticas –ahora estamos preocupadísimos por la guerra, antes por la crisis económica, por la pandemia…– y la salud mental es una tarea pendiente de hacer. Pero más allá de que el Estado y el sistema de salud se ocupe y ponga el foco en salud mental y el suicidio –que es esencial–, tenemos que ver qué iniciativas podemos hacer todos: este problema desde salud sólo no podemos solucionarlo.

"Las cifras de suicidio deberían atormentar nuestras conciencias, no podemos seguir así"

P.: El suicidio siempre ha sido un tema tabú, pero ahora que se habla más de salud mental, ¿sigue siéndolo?

R.: Se están haciendo algunos esfuerzos, no sé ya si por voluntad propia o porque no queda más remedio. El suicidio es una conducta muy difícil de prevenir porque como ha estado tanto tiempo aislada y tapada, no se ha dado información veraz y clara sobre ella. Todo esto genera un caldo de cultivo para que luego la gente no la quiera ni ver. Porque tampoco se sabe cómo actuar.

Esa innacción, advierte Villar, "se acaba justificando con una serie de creencias que nos dejan tranquilos a nosotros". Un ejemplo sería decir que alguien que habla del suicidio no se quiere matar de verdad, porque si no lo haría directamente. "Con esa justificación ya podemos vivir con nuestra falta de conciencia", dice.

Pese a todo, no le falta autocrítica: "Los profesionales y los que nos dedicamos a esto no hemos tenido éxito al hacer una explicación clara y sencilla de la problemática. Decimos que tú te tienes que implicar, pero que es superdifícil, multifactorial, multicausal…". Sin embargo, "para que la gente se implique hay que decirles cómo", reconoce.

De ahí que la prevención sea fundamental. "El suicidio es muy difícil de predecir o explicar desde un caso único, porque son tantos los factores que pueden incidir y al final todo se reúne en cualquier cosa que genere dolor y malestar". Eso sí, prevenirlo, como demuestra en su libro, es más sencillo. 

Para ello, apuesta por "explicar claramente qué puede hacer cada uno desde su posición en la sociedad". Y añade: "La interacción social para poder hacer algo que ayude a prevenir el suicidio está al alcance de todos".

Villar pone un ejemplo con el que se topó hace poco tiempo: una joven ingresada por un intento de suicidio. Su entrenador de balonmano la llamó mientras Villar estaba en la habitación para decirle cosas como "te necesitamos con nosotros", "ya sabes que eres muy importante", "queremos que vuelvas".

"No estamos solos en la prevención del suicidio, cada uno tiene que jugar su parte desde su lugar"

"Imagínate, de repente alguien que piensa que es una carga para todos, que no vale para nada y que la vida no tiene sentido, llega alguien y te está diciendo que no, que formas parte de algo y te ofrece la unidad y la pertenencia al grupo. Intervenciones de esas valen mucho", asegura Villar, que cuenta cómo luego llamó al entrenador para darle las gracias. "Había hecho una cosa fantástica; tenemos que saber todos que no estamos solos en la prevención del suicidio, cada uno tiene que jugar su parte".

Sin embargo, a la sociedad le sigue costando reconocer, asegura, que el suicidio ocurra, especialmente cuando hablamos de niños y adolescentes. "Estamos hablando de un 4% de tentativas, es decir, en cada clase de 25 alumnos, hay 3 personas que están pensando en la muerte. Pero hay profesores que llevan 20 años de carrera que dicen que en sus clases nunca ha pasado", lamenta. "Pero sí ha pasado", y sigue pasando.

Pregunta: ¿Cómo se enfrentan las familias de los adolescentes a los intentos de suicidio?

Respuesta: Son los principales interesados en taparlo y en que no salga, porque están realmente asustados, no saben qué va a pasar con ellos, y notan el trabajo que aún queda por hacer. Tienen mucho miedo de lo que puedan pensar de ellos, de lo que puedan decir y esto es grave. Si dices que tu hijo está ingresado por una alergia, cuando haces un retorno de esta persona en esta situación de fragilidad, la forma de atenderle y de cuidarle de los profesores, por ejemplo, no va a estar adaptada. Y al final lo acabas dejando más aislado.

Precisamente el tabú existente en torno al suicido es uno de los motivos por el que se incrementa "el dolor y los sentimientos de culpa" en las familias. 

P.: A fin de cuentas, la salud mental ha sido la huérfana del sistema sanitario. ¿Ha cambiado algo con la pandemia?

R.: La impresión en general vuelve a ser un poco la misma. La pandemia nos ha impedido tapar esta realidad. No sé si tanto se está abriendo voluntariamente la puerta para atender la salud mental o si están tirando la puerta abajo porque la situación es muy dramática. Afortunadamente, está cambiando, se está visibilizando y estamos dando pasos de gigantes, pero insisto, a base de base que esta inatención histórica nos ha llevado a la situación en la que estamos.

La salud mental, recuerda Villar, tiene sus particularidades y "no es exactamente como la salud orgánica". Por eso, asegura, esa angustia que genera a la población también se traduce en los sistemas sanitarios. "Es mucho más fácil la traumatología que la salud mental, por ejemplo, y si la visita a un pediatra nos parece una barbaridad que dure ocho minutos… en salud mental directamente no puedes ni saludar en ese tiempo".

"Los problemas de salud mental que más han aumentado son los relacionados con elementos sociales"

P.: El psicoanalista británico James Davies asegura que la salud mental tiene mucho más que ver con el entorno, con el contexto socioeconómico en el que vivimos, que con el individuo en sí.

R.: Estoy plenamente de acuerdo. La pandemia ha puesto en evidencia o ha acelerado procesos que ya estábamos haciendo. El deterioro social es la causa del deterioro de la salud mental, y la pandemia ha caído en una pérdida de rituales, de orientación, de saber qué es lo que está bien, lo que está mal… precisamente en ese momento en que necesitamos esa orientación social. O sea, todos los valores que se han transmitido, esa especie de lucha por la excelencia, este miedo al futuro… ¡incluso como se transmitía la pandemia!

P.: ¿La pandemia lo ha eshacerbado todo?

R.: Desde las unidades de conducta y prevención del suicidio, estábamos ya alarmadísimos con esta problemática, no necesitábamos la pandemia. Pero puso en evidencia toda esta falta de valores y de estructura social, de conexión… y el individualismo. Los problemas de salud mental que más han aumentado son los trastornos de conducta alimentaria y conducta suicida, es decir, los relacionados con elementos sociales. No la esquizofrenia o el trastorno bipolar tampoco. 

Villar cita al neurólogo y psiquiatra Boris Cyrulnik, de quien dice se echaría las manos a la cabeza con la manera en que, al menos en nuestro país, se habló de la pandemia. Porque, como dice Cyrulnik, el duelo puede darse dos veces: cuando lo que sufres y con la manera en que lo relatas.

"Los relatos que se han hecho de 'les hemos robado los mejores años de su vida', que dices, no sé los de quién, porque la adolescencia no son los mejores años de la vida de nadie o no deberían serlo", reclama Villar. Y añade: "Si ya están con ese malestar, encima tienen esa sensación de haber sido robados, ultrajados… Y en lugar de decirles 'oye chavales, muy bien, lo habéis hecho fantástico, continuamos con la vida' o 'habéis hecho lo que se espera de vosotros', les damos ese relato negativo".

El problema para este psicólogo clínico está en "la idiotez de la aspiración a la felicidad". "El que todavía tenga como objetivo propio el ser feliz, tiene lo que se merece, asegura. Porque "hemos pasado de aquello de que queremos que los chavales sean buenas personas a que sean felices" y eso, asegura, es dar un paso atrás.

Pregunta: Entonces, ¿hasta qué punto perjudica la denominada psicología Mr. Wonderful?

R.: Vuelve a culpabilizar a la persona. Hay una parte que es importantísima en psicología: la validación del sufrimiento. En consulta con chicos de 15 años, por ejemplo, que acaban de tener un intento de suicidio, muchas veces hablo con ellos y les digo que la adolescencia es una mierda. Y sienten alivio. Y te preguntan si es en serio, porque les están diciendo que son los mejores momentos de su vida. Es una invalidación del sufrimiento, del malestar, de una época en la que a veces la tormenta viene y te complica un poco la vida y lo que necesitas es aguantarte fuerte al remo, porque la tormenta pasa, pero la vida sigue. Pero si en la tormenta esa me siento un desdichado, un desgraciado, y yo el único en la especie…

"Cuando les digo a los chavales que la adolescencia es una mierda, sienten alivio"

Por eso, reivindica Villar, "las emociones nunca pueden ir precedidas de un imperativo: tú no tienes que nada, y obviamente que no tienes que ser feliz". Y estos mensajes, alerta, se les están dando a adolescentes que tienen "mayor credibilidad, se los toman más en serio y de verdad que les afecta la vida".

Su experiencia es clara: estos mensajes de positivismo absoluto y de invalidación de los sentimientos negativos "hace más daño que otra cosa". Y recuerda que él ve las consecuencias finales. "A mí me ayuda más la validación del malestar y de los procesos de la vida y un poco trabajar la esperanza, que la inmediatez".

Y concluye con una advertencia: "Hoy no es un buen día para ser feliz. No. Hoy es un buen día para lo que venga y ya veremos. Y si hoy no es bueno, pues mañana será mejor". Un mensaje sin fisuras que transmitirles especialmente a los niños y adolescentes.


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Los niños no son de goma: ¿cómo afecta la violencia en sus cerebros?.

Las criaturas que han sufrido maltrato durante su infancia presentan alteraciones 
en el desarrollo cerebral que les hacen ser mucho más sensibles al miedo 
y viven en un estado permanente de estrés.


«Los niños no son de goma». Con estas palabras Jaume Lanaspa, asesor de presidencia de la Fundación ‘La Caixa’ se ha referido a la creencia popular de que las criaturas superan con mucha facilidad cualquier problema o impedimento, sin repercusiones graves. «Y, en todo caso, las gomas, cuando las pones al sol se agrietan y se rompen», añade Violant Cervera, consejera de Derechos Sociales de la Generalitat de Catalunya. Ambos han sido encargados de inaugurar la primera sesión del ciclo Violencia contra la infancia, prevención y reparación, organizado por CaixaForum Macaya y el Club de Roma y celebrado en Barcelona
En el primero de los encuentros se ha tomado por objetivo analizar las consecuencias del maltrato infantil en la neurobiología del cerebro. Es decir: qué efectos tiene la violencia sobre la conducta y la forma de relacionarse de las criaturas. Y es que “lo que nos enferma mentalmente está muy relacionado con nuestro entorno. El cerebro humano es un intermediario entre el entorno y la conducta que desarrollamos para sobrevivir, aderezado con la conciencia, que nos permite anticiparnos de las consecuencias de nuestras acciones”, ha apuntado Lourdes Fañanás, catedrática de la UB e investigadora principal del CIBERSAM.
Con esta afirmación, Fañanás apunta a que existe una relación directa y científica entre haber vivido una situación traumática y acabar desarrollando dificultades para relacionarse o para controlar los impulsos. Y estos efectos se intensifican en la infancia por una sencilla razón: “los modelos mentales se construyen en buena parte en la infancia, momento en el que el vínculo con la realidad es la familia. Si hay violencia familiar de cualquier tipo, los niños aprenden –y así lo enseñan en su cerebro- que el mundo es hostil”, ha apuntado la investigadora.
Una de las grandes complicaciones de la violencia intrafamiliar es que los niños necesitan a sus agresores para sobrevivir.
De izquierda a derecha: las ponentes L. Fañanás, S. Moreno y L. Marquès,y
 Ester Cabanes, directora general de Atención a la Infancia y la Adolescencia |
 CaixaForum
Así, los síntomas más frecuentes suelen ser el mal comportamiento, la carencia de concentración, la agresividad y, en algunos casos, actitudes autolesivas o depresivas. Pero éstos sólo son la punta del iceberg. «Las criaturas que se han enfrentado a diversas situaciones traumáticas, más o menos sostenidas en el tiempo, sufren lo que llamamos trauma complejo», dice Soledad Moreno, psiquiatra infantil del Hospital Clínic de Barcelona. «Nos referimos a traumas causados ​​por otra persona, que suceden en un entorno que, teóricamente, debería ser de confianza y del que no se puede huir», añade. Y es que ésta es una de las grandes complicaciones de la violencia en la infancia: las víctimas necesitan a sus agresores para sobrevivir.
“Los seres humanos estamos pensados ​​para buscar soluciones. Pero los niños no tienen esa oportunidad porque tienen la necesidad de conservar el vínculo con sus padres, aunque sean sus agresores. Y, a raíz de ello, construyen un autoconcepto negativo, se sienten culpables y merecedores de la violencia, lo que les ayuda a conservar el vínculo”, apunta la psiquiatra. Todo este contexto de trauma genera un Síndrome del Estrés Postraumático Complejo, que se traduce en regresiones, alteraciones extremas y desregulación emocional. “Que nadie les haya acompañado en estas experiencias, que les diga que lo que sienten es normal, hace que invaliden el trauma o intenten enterrar sus emociones, porque no creen que esté bien sentirse como se sienten”, añade Moreno.

Alteraciones en el cerebro
La psiquiatra asegura que los adolescentes que han sufrido violencia suelen reaccionar de forma que podría entenderse como exagerada a situaciones normales. «A menudo un olor, sensación o recuerdo les pueden provocar una regresión a una situación de violencia que haga que reaccionen de forma descontrolada», explica. Este comportamiento, que es una forma de escapar de una situación que les hace rememorar el trauma, no es voluntaria, sino que viene causada por una alteración del cerebro, recorriendo en niños que han sufrido violencia en una edad temprana.
Los niños víctimas de maltrato presentan niveles más elevados de cortisol que les hace más sensibles al miedo y vivir permanentemente alerta y estresados
Así lo afirma Laia Marquès, investigadora de la UB especializada en consecuencias neurobiológicas del maltrato infantil. Para explicarlo debemos remitirnos a la pequeña infancia: durante los primeros dos años, el cerebro se desarrolla en un 80% en base a las experiencias vividas. Una de las más importantes es la corregulación: “el vínculo entre el adulto más cercano y la criatura marca muchísimo. Si el pequeño no se siente protegido y consulado, su cerebro se formará en torno a la duda de si es o no merecedor de ayuda y protección”. Si esto ocurre, el bebé crece con unos altos niveles de cortisol, la hormona del estrés, que nos hace estar alerta en situaciones hostiles. «Un mecanismo de supervivencia que, en altos niveles, es neurotóxico y puede provocar enfermedades mentales», apunta Marquès.
Según se extrae de una investigación realizada en el Departamento de Biología Evolutiva de la UB, los niños que han sufrido maltrato muestran unos niveles constantes y más elevados de cortisol, especialmente por la noche. Es decir: están más estresados ​​y suelen sufrir de insomnio. Esta alteración también afecta a cómo se forman sus cerebros. Según la investigación, “un sobre desarrollo del cerebro primitivo, que gestiona el miedo, no deja paso a la formación del cerebro racional, que da sentido a las cosas. También se detecta menos evolución en la zona que rige la memoria, a fin de olvidar los episodios traumáticos”, apunta Marquès.
Sin embargo, las consecuencias del trauma no son irreversibles. Así al menos lo destaca Marquès, que apunta a que, según la investigación, los niños víctimas de maltrato que fueron adoptados antes de los cinco años fueron capaces de reestructurar los ejes de sus cerebros antes de la pubertad. “Como antes reaccionamos, mejor. La psicoterapia es efectiva, como lo es también la educación. Debemos rehacer los vínculos desde el cariño, no desde el discurso. Los cerebros dañados son un mecanismo de autodefensa, que han servido para que una criatura pudiera sobrevivir, pero que ahora les causa problemas. Y esto nunca es una elección personal. Debemos acompañarles, entender su miedo desde el respeto para que el niño pueda vivir, no sólo sobrevivir”, asegura Laia Marquès.