Según señala un estudio conjunto sobre la participación infantil en la vida política y democrática de la UE realizado por Rand Europe y Eurochild, contratado por la Comisión Europea, y el que ha participado la Plataforma de Infancia, España es de los países con más carencias en Europa en participación infantil. Se encuentra entre los 13 países europeos que no cuentan con un Parlamento infantil a nivel estatal, y en el caso de España tampoco se cuenta con un Consejo Estatal de participación específico para la infancia.
Acceso a la versión de niños de dicho informe
Además, los mecanismos de participación infantil que si existen, se dan de forma diferente en las diferentes Comunidades Autónomas, generando una desigualdad entre territorios en la aplicación de este derecho de la infancia
El estudio, hecho público ayer por la Comisión Europea, hace recomendaciones para una participación más inclusiva en la UE, como son fomentar el intercambio de información y formación en participación para niños y adultos; invertir más recursos en procesos y mecanismos de participación infantil; crear espacios seguros para la participación, incluyendo plataformas y herramientas digitales; promover la participación infantil en la vida política y democrática de la UE a todos los niveles y garantizar la participación infantil en la cocreación de políticas a nivel europeo, nacional y local.
La Dirección General de Justicia y Consumidores de la Comisión Europea (DG JUST) encargó a Eurochild y Rand Europe la realización de este estudio, que investiga la participación infantil actual en la vida política y democrática, con el objetivo de mejorar esta participación a nivel nacional y de la UE. Para ello, Eurochild involucró a miembros de 10 países diferentes que, a su vez, organizaron consultas de grupos focales con niños y niñas. Como resultado, 224 niños y jóvenes de Bulgaria, Finlandia, Chipre, Alemania, Irlanda, Malta, Países Bajos, Portugal, Eslovenia y España, este último a través de la Plataforma de Infancia, participaron en este estudio. Los resultados se incorporarán a la estrategia de la Comisión Europea sobre los derechos del niño.
El estudio señala que, a nivel nacional, los consejos y los parlamentos de niños y niñas, así como las oficinas del Defensor de la Infancia (o equivalentes) son el mecanismo más común de participación infantil en Europa. Además, muchas iniciativas periódicas y puntuales tienen lugar dentro de las instituciones educativas. Estos mecanismos de participación infantil, establecidos en las décadas de 1990 y 2000, son en su mayoría iniciados por adultos, y, si bien son buenos para proponer ideas, carecen de evaluaciones para mostrar evidencia de su impacto. Por otra parte, si bien la mayoría de los mecanismos involucran por igual a niños y niñas, están dirigidos a los más mayores (12 años o más), y se debe hacer más para involucrar a personas en edades más tempranas y también a niños y niñas en situación vulnerable.
Las barreras para la participación infantil en la UE que señala el informe son los puntos de vista y actitudes de la sociedad europea sobre los niños y niñas y su capacidad para participar porque consideran que son demasiado pequeños, así como los desequilibrios de poder entre adultos y niños y niñas. Otro obstáculo son las capacidades lingüísticas de los niños y niñas, la falta de disponibilidad y accesibilidad de la información sobre participación, la falta de reconocimiento de la participación infantil en los marcos legales y la falta de devolución de resultados a los niños y niñas, que desalienta su participación.
Según los resultados de los grupos focales con niños y niñas, el conocimiento sobre sus derechos varió mucho entre los y las participantes. Algunos niños y niñas participantes pensaron que conocían sus derechos aunque no siempre eran capaces de explicarlos (por ejemplo, en España), mientras que otros niños participantes (por ejemplo, en Alemania e Irlanda) conocían sus derechos y nombraron varios durante las discusiones de los grupos focales. Algunos niños y niñas participantes de entornos vulnerables eran muy conscientes de sus derechos y de la importancia que tenían en sus vidas (por ejemplo, los niños en hogares de acogida en Malta), pero otros (por ejemplo, en Portugal) desconocían sus derechos.
La mayoría de los niños participantes querían que se tomaran en serio sus opiniones sobre muchos temas diferentes y coincidían en la importancia de ser escuchados. Un niño de países bajos explicó “ser escuchado te motiva a seguir luchando por lo que crees que es importante (…) cuando luchas por el clima o los derechos de los niños, especialmente si realmente te importa, no te detienes” . Algunos niños que participaron en un grupo focal en Eslovenia se hicieron eco de esto y dijeron que “no se rinden”.
En un grupo de discusión en España, algunos niños participantes explicaron que estaban familiarizados con los mecanismos para facilitar la traducción de propuestas a los políticos que permitieran que los niños fueran escuchados. Sin embargo, creían que había una falta de seguimiento de las propuestas, solicitudes e ideas, lo que les hacía sentirse ignorados. Como lo expresó un niño: “No tenemos mecanismos de control sobre los responsables de la toma de decisiones. Hay estructuras de participación, pero que lleguen a las instituciones depende únicamente de la voluntad de los responsables”.
De forma mayoritaria en todos los Estados estudiados, durante la pandemia no se ha tenido en cuenta a la infancia en la toma de decisiones relacionadas con la COVID-19. Durante el confinamiento niños y niñas en España manifestaron que «no podían hacer nada», ya que muchos espacios de participación dejaron de funcionar.
A juicio de la Plataforma de Infancia, es necesario sensibilizar sobre la importancia del derecho de los niños y niñas a opinar y participar en aquello que les afecta, darles un rol de participación real y en ese sentido el futuro Consejo Estatal de Participación Infantil es un avance necesario y clave. El Gobierno ha iniciado en la actual legislatura los trabajos para la creación de este órgano.
La Dirección General de Justicia y Consumidores de la Comisión Europea (DG JUST) encargó a Eurochild y Rand Europe la realización de este estudio, que investiga la participación infantil actual en la vida política y democrática, con el objetivo de mejorar esta participación a nivel nacional y de la UE. Para ello, Eurochild involucró a miembros de 10 países diferentes que, a su vez, organizaron consultas de grupos focales con niños y niñas. Como resultado, 224 niños y jóvenes de Bulgaria, Finlandia, Chipre, Alemania, Irlanda, Malta, Países Bajos, Portugal, Eslovenia y España, este último a través de la Plataforma de Infancia, participaron en este estudio. Los resultados se incorporarán a la estrategia de la Comisión Europea sobre los derechos del niño.
El estudio señala que, a nivel nacional, los consejos y los parlamentos de niños y niñas, así como las oficinas del Defensor de la Infancia (o equivalentes) son el mecanismo más común de participación infantil en Europa. Además, muchas iniciativas periódicas y puntuales tienen lugar dentro de las instituciones educativas. Estos mecanismos de participación infantil, establecidos en las décadas de 1990 y 2000, son en su mayoría iniciados por adultos, y, si bien son buenos para proponer ideas, carecen de evaluaciones para mostrar evidencia de su impacto. Por otra parte, si bien la mayoría de los mecanismos involucran por igual a niños y niñas, están dirigidos a los más mayores (12 años o más), y se debe hacer más para involucrar a personas en edades más tempranas y también a niños y niñas en situación vulnerable.
Las barreras para la participación infantil en la UE que señala el informe son los puntos de vista y actitudes de la sociedad europea sobre los niños y niñas y su capacidad para participar porque consideran que son demasiado pequeños, así como los desequilibrios de poder entre adultos y niños y niñas. Otro obstáculo son las capacidades lingüísticas de los niños y niñas, la falta de disponibilidad y accesibilidad de la información sobre participación, la falta de reconocimiento de la participación infantil en los marcos legales y la falta de devolución de resultados a los niños y niñas, que desalienta su participación.
Según los resultados de los grupos focales con niños y niñas, el conocimiento sobre sus derechos varió mucho entre los y las participantes. Algunos niños y niñas participantes pensaron que conocían sus derechos aunque no siempre eran capaces de explicarlos (por ejemplo, en España), mientras que otros niños participantes (por ejemplo, en Alemania e Irlanda) conocían sus derechos y nombraron varios durante las discusiones de los grupos focales. Algunos niños y niñas participantes de entornos vulnerables eran muy conscientes de sus derechos y de la importancia que tenían en sus vidas (por ejemplo, los niños en hogares de acogida en Malta), pero otros (por ejemplo, en Portugal) desconocían sus derechos.
La mayoría de los niños participantes querían que se tomaran en serio sus opiniones sobre muchos temas diferentes y coincidían en la importancia de ser escuchados. Un niño de países bajos explicó “ser escuchado te motiva a seguir luchando por lo que crees que es importante (…) cuando luchas por el clima o los derechos de los niños, especialmente si realmente te importa, no te detienes” . Algunos niños que participaron en un grupo focal en Eslovenia se hicieron eco de esto y dijeron que “no se rinden”.
En un grupo de discusión en España, algunos niños participantes explicaron que estaban familiarizados con los mecanismos para facilitar la traducción de propuestas a los políticos que permitieran que los niños fueran escuchados. Sin embargo, creían que había una falta de seguimiento de las propuestas, solicitudes e ideas, lo que les hacía sentirse ignorados. Como lo expresó un niño: “No tenemos mecanismos de control sobre los responsables de la toma de decisiones. Hay estructuras de participación, pero que lleguen a las instituciones depende únicamente de la voluntad de los responsables”.
De forma mayoritaria en todos los Estados estudiados, durante la pandemia no se ha tenido en cuenta a la infancia en la toma de decisiones relacionadas con la COVID-19. Durante el confinamiento niños y niñas en España manifestaron que «no podían hacer nada», ya que muchos espacios de participación dejaron de funcionar.
A juicio de la Plataforma de Infancia, es necesario sensibilizar sobre la importancia del derecho de los niños y niñas a opinar y participar en aquello que les afecta, darles un rol de participación real y en ese sentido el futuro Consejo Estatal de Participación Infantil es un avance necesario y clave. El Gobierno ha iniciado en la actual legislatura los trabajos para la creación de este órgano.
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