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La mala salud mental en la infancia también tiene que ver con la pobreza y la salud mental de los progenitores.

Las situaciones de dificultad económica conllevan un mayor riesgo de mala salud mental de los progenitores y ésta también se asocia a una peor salud mental de sus hijos e hijas. La correlación se ha mostrado más fuerte en situaciones de pobreza material grave y alta inseguridad alimentaria.



Catalunya-Plural

Xavier Bartoll-Roca

23/10/2024





Numerosas investigaciones han evidenciado que los niños que crecen en un hogar de posición socioeconómica desfavorecida tienen menos oportunidades de desarrollo, sobre todo en la dimensión cognitiva, pero también en la emocional o de comportamiento. Otras investigaciones han matizado que las dificultades económicas aumentan los trastornos psicosociales de los niños incluso por efecto de la mala salud mental de sus progenitores. Así, la preocupación de los adultos por no disponer de recursos económicos suficientes dificulta una crianza adecuada. El estrés económico incrementa los conflictos de pareja y favorece prácticas parentales inconsistentes, ya sean más rígidas o más laxas. Otros condicionantes son también importantes para el desarrollo máximo de los niños, en concreto, la diferencia entre recibir o no ayudas públicas, la calidad de las escuelas y/o el entorno de barrio. Para conocer la interrelación de algunos de estos elementos se ha analizado una muestra representativa de los hogares con niños de la Encuesta de Salud que elabora la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) en la ciudad del año 2016, cuando todavía persistían los efectos de la crisis económica, con tasas de paro en torno al 27% (2012).


El estudio ha analizado tres tipos de dificultades económicas en el hogar: la situación de empleo de los padres y/o madres, la pobreza material y la inseguridad alimentaria. Se trataba de comparar cómo afecta alguna de estas situaciones a la salud mental de los progenitores y, por extensión, a sus hijos. En todos los casos se ha mostrado cómo las situaciones de dificultad económica conllevan un mayor riesgo de mala salud mental de los progenitores y ésta también se asocia a una peor salud mental de sus hijos e hijas. La correlación se ha mostrado más fuerte en situaciones de pobreza material grave y alta inseguridad alimentaria. También se ha demostrado que los progenitores con mayor riesgo de mala salud mental ejercen un estilo parental más inconsistente con sus hijos e hijas.


Para precisar más estos efectos negativos sobre el bienestar psicosocial de los niños, es posible diferenciar los problemas en dos dimensiones: por un lado, la dimensión que exterioriza el malestar de los niños, por ejemplo, en forma de agresividad, carencia de atención y/o conflictividad relacional; por otro, la dimensión que interioriza el malestar en forma de sentimientos de retraimiento, tristeza y otros efectos emocionales adversos.


Por lo que se refiere a la primera dimensión (exteriorización del malestar), se demuestra el peso de la mala salud mental de los progenitores en la mala salud mental de los niños que se encuentran en dificultades económicas. Pero, en cambio, en lo que se refiere a la segunda dimensión (interiorización del malestar) la asociación entre sufrir dificultades económicas en el hogar y los problemas relacionados con la depresión del niño es directa (es independiente del estado de salud mental de los progenitores). Esta relación directa puede estar relacionada con el hecho que los niños sufren directamente las dificultades económicas, por ejemplo, en los cambios en la rutina de las comidas, o en una menor disponibilidad de alimentos que a su vez comporta debilitamiento físico e incide en el sentimiento de retraimiento o tristeza de los niños. Una situación de pobreza persistente también agrava este mecanismo de depresión del niño.


En paralelo a estos resultados, otros estudios también han detectado asociaciones entre situaciones de pobreza persistente y problemas de hiperactividad, disminución en el autocontrol y un empeoramiento en las relaciones interpersonales de los niños. Desgraciadamente, las limitaciones muestrales no nos han permitido conocer si los efectos sobre la salud mental de los niños y niñas de sufrir dificultades económicas son más intensos en determinados subgrupos de hogares. Sin embargo, se han podido observar indicios que indican que los hogares monomarentales son los de mayor riesgo de padecer pobreza. Tampoco se ha podido discernir si los efectos en los niños se diferenciaban según la relación con la madre o con el padre, ya que, como la literatura indica, cambia según quien asume roles del hogar, cuidados y/o del trabajo remunerado. En cualquier caso, la conclusión es clara: los niños que viven en hogares más desfavorecidos experimentan menos bienestar psicosocial e interiorizan ese sentimiento.


Para analizar la influencia del entorno de barrio se utiliza la opinión de los progenitores sobre si consideran que el barrio dónde viven tiene un problema de violencia. Aunque con limitaciones, con este indicador hemos querido captar la importancia de la calidad del entorno de barrio en la salud mental de los niños más allá de las dificultades económicas del hogar. Los resultados muestran cómo la opinión sobre la violencia en el barrio se asocia en todos los casos con una mala salud mental de los progenitores y también de los niños. Con coincidencia con otros estudios, uno de los aspectos que los niños más valoran es un entorno seguro, tanto en la escuela como en los barrios. Tal y como muestran los últimos análisis de la Encuesta de Bienestar Subjetivo de la Infancia en Barcelona (año 2021), sentirse seguro o segura es la variable que más se vincula a la satisfacción con la vida por parte de los niños.


El bienestar mental y físico de los niños es relevante, no solo para su presente, sino también porque tiene consecuencias en su vida adulta. Los niños que crecen en entornos económicos desfavorecidos tienen una mayor probabilidad de desempeñar trabajos precarios con menores ingresos y tener peores indicadores de salud, entre otros efectos negativos.

Diversas líneas de intervención son factibles para preservar la mejor salud mental posible en niños y niñas. Primeramente, desde el punto de vista de las finanzas familiares, el alivio de la falta de recursos, sea por incremento o extensión de salarios mínimos, vía reducción de tasas, o por el impulso de programas de transferencias para necesidades o de otros similares, tendrían el potencial de mejorar la salud mental de los padres y/o madres y, por tanto, también la de sus hijos. También son favorables las políticas públicas que facilitan la provisión de bienes y servicios de calidad a los niños, como las ayudas a los comedores escolares y al cuidado de los menores de edad, asegurar la accesibilidad a guarderías o una mayor flexibilidad laboral que facilite la conciliación familiar. Una segunda línea de acción son las intervenciones que combinan la educación de progenitores y niños, o también las que se dirigen a mejorar las habilidades parentales, que requieren menos recursos que las dirigidas a ambas generaciones. Por último, se recomiendan las actuaciones urbanas destinadas a promover entornos seguros, saludables y de ocio enriquecedor, como son los espacios jugables, los entornos verdes y de calidad. 

Un estudio sobre salud mental revela que casi un 5% de los adolescentes aragoneses “ha intentado suicidarse antes de los 15 años”

El 4,9% de los adolescentes aragoneses ha intentado quitarse la vida, así lo indica el estudio “Estudio PSICE (Psicología basada en la evidencia en contextos educativos): La salud mental de los adolescentes en contextos educativos”, que en Aragón se ha desarrollado con 200 alumnos y alumnas de 1º a 3º de ESO del IES Miguel Catalán de Zaragoza. “El suicidio es ya la primera causa de muerte no natural en nuestro país. Actuar en su prevención desde las edades más tempranas es, más que nunca, de vital importancia”, aseguran desde el Colegio Profesional de Psicología de Aragón (COPPA).




elDiario.es Aragón

10 de septiembre de 2024




Un 26,4% de los chicos y chicas participantes en el estudio muestras síntomas de depresión
y un 26,9%,  síntomas de ansiedad

Según los datos, los resultados del estudio PsiCE a nivel autonómico son muy similares a los encontrados a nivel nacional, por lo que se estima que la población aragonesa se encontraría en una situación equiparable a la observada a nivel nacional y muestra que el 50% de los desajustes emocionales o comportamentales aparece antes de los 15 años. En Aragón, el 9,2% de los adolescentes presenta puntuaciones compatibles con riesgo de problemas emocionales y conductuales.


Sin embargo, son los trastornos de depresión y ansiedad son la clase más común de problemas referidos durante la adolescencia. En concreto, el 26,2% de la muestra presenta riesgo moderado y alto relacionado con la sintomatología depresiva. De ellos, un 21,7% de los participantes en Aragón presentan síntomas de depresión de intensidad moderada mientras que un 4,96% informan de síntomas graves de depresión. Además, el 26,9% presenta sintomatología moderada y elevada relacionada con la ansiedad, de los cuales el 21,27% sería moderada y el 5,67% elevada.


El Estudio PsiCE, en el que han participado cerca de 9.000 alumnos de secundaria y ciclos formativos de toda España, los psicólogos han recogido información sobre problemas emocionales y comportamentales, autoestima, consumo de sustancias, rendimiento académico, depresión o ansiedad, entre otros aspectos, con el objetivo de analizar cuál es su situación emocional y psicológica para más tarde, intervenir y demostrar que la presencia y la intervención del psicólogo o psicóloga educativa en los centros de secundaria y en los ciclos formativos, es eficaz a la hora de abordar desequilibrios y trastornos, pero, sobre todo, a la hora de desarrollar un trabajo orientado a la prevención. Igualmente, entre los objetivos de PsiCE destaca la necesidad de validar científicamente un modelo unificado para ponerlo en práctica a nivel nacional.


“Los centros educativos son un importante espacio de referencia para los adolescentes y representan un entorno fundamental para prevenir, detectar y paliar trastornos de conducta, procesos de desequilibro y, finalmente, problemas de salud mental”, ha explicado Natalia Larraz, vocal del área de psicóloga educativa del COPPA y coordinadora del PsiCE en Aragón. “Conscientes de deterioro del bienestar emocional y la salud mental en la población infanto-juvenil, resultaba imprescindible contar con datos empíricos que permitan determinar el estado de la salud mental de los adolescentes en el contexto educativo y valorar de manera objetiva la eficacia de los psicólogos y psicólogas educativas y su presencia en los centros”.


“La adolescencia es una etapa especialmente delicada, es un momento de cambios en la que se asientan las bases del desarrollo adulto. Actuar de manera eficaz puede marcar la diferencia”, añade la experta en psicología educativa del COPPA, Natalia Larraz.


El estudio está impulsado por la Fundación Española para la Promoción y el Desarrollo de la Psicología Científica y Profesional (PSICOFUNDACIÓN) en coordinación con el Consejo General de la Psicología de España (COP), coordinado en Aragón por el Colegio Profesional de Psicología de Aragón, en colaboración con el Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, y la participación de cerca de 200 estudiantes de 1º a 3º de Secundaria del IES Miguel Catalán de Zaragoza.


Resultados a nivel nacional


En total, en el Estudio PsiCE han participado cerca de 9.000 alumnos de secundaria y ciclos formativos de toda España. Los psicólogos han recogido información sobre problemas emocionales y comportamentales, autoestima, consumo de sustancias, rendimiento académico, depresión o ansiedad, entre otros aspectos.


A nivel nacional, los datos extraídos de la primera parte del estudio indican que el 12% de los adolescentes presentaron puntuaciones compatibles con riesgo de problemas emocionales y conductuales. El 6% de los adolescentes informaron de síntomas graves de depresión, mientras que un 26% presentaron síntomas de depresión de intensidad moderada. Además, el 15% de los jóvenes refirieron síntomas de ansiedad graves, mientras que el 20% informaron de síntomas de ansiedad moderados. Un 4,9% de los adolescentes indicó que en algún momento había intentado quitarse la vida.

“En esta etapa evolutiva, la idoneidad de la presencia de profesionales de la conducta humana como somos los y las psicólogas, es innegable, como también lo es la necesidad de que sean psicólogos educativos por su especialidad. Después de la pandemia, esto se ha hecho más evidente. La gente lo nota y nosotros, como expertas y expertos, estamos viviendo situaciones que nos hacen constatar que es importante destinar recursos adecuados en salud mental y bienestar para el correcto desarrollo y rendimiento de la persona, tanto para el éxito académico, como por la salud psicológica”, afirmó la coordinadora de PsiCE. 

Pantallas en la educación: los pediatras piden reevaluar su uso.

  Ante la disparidad creada y con la intención de actualizar la última evidencia al respecto y "arrojar luz" sobre un tema tan controvertido, 
el Grupo de Trabajo de Salud Digital, perteneciente al Comité de Promoción de la Salud (CPS) de la Asociación Española de Pediatría (AEP)
presentó este informe Impacto de los dispositivos digitales en el sistema educativo.

De forma similar a lo que ocurre en otros países, en España está actualmente abierto un debate en distintas esferas (social, científica, escolar y familiar) sobre el impacto del uso de pantallas en la enseñanza de la población infanto-juvenil y sus potenciales ventajas respecto al sistema de aprendizaje tradicional.

En este contexto, durante los últimos meses, muchas comunidades autónomas (las competencias en materias de educación están transferidas a las autonomías) han adoptado distintas medidas para regular el manejo de esta metodología en las aulas. Esto ha dado lugar a una falta de homogeneidad, ya que las disposiciones varían en función de la localización y del tipo de educación que imparte el centro escolar (pública, privada o concertada).

Ante la disparidad creada y con la intención de actualizar la última evidencia al respecto y "arrojar luz" sobre un tema tan controvertido, el Grupo de Trabajo de Salud Digital, perteneciente al Comité de Promoción de la Salud (CPS) de la Asociación Española de Pediatría (AEP), acaba de presentar el informe Impacto de los dispositivos digitales en el sistema educativo.[1]

El documento se enmarca en el Plan Digital Familiar, una plataforma creada por la Asociación Española de Pediatría para ayudar a las familias en el uso de las tecnologías en el ámbito familiar.

La coordinadora de este grupo, Dra. María Salmerón, explicó a Medscape en español las razones que sustentaron la elaboración de este documento: "Las pantallas impactan en la salud física, mental, social y sexual; en el neurodesarrollo, en el desarrollo psicoafectivo y en los hábitos de vida saludables. Sin embargo, este mensaje no está llegando a la población".

"Por ejemplo, la recomendación de tiempo de uso de pantalla en menores de 2 años es cero, debido a que interfieren en su neurodesarrollo, pero los resultados de un estudio publicado en 2021, en la Revista de Salud Pública, reflejan que la media de tiempo de uso de estos dispositivos en este segmento de edad alcanza los 72 minutos".

Digitalización en las aulas: ¿demasiadas expectativas?

"Con base en estos datos y otros similares ─continuó la experta─, el Comité de Promoción de la Salud decidió que había que hacer algo, ya que la población tiene el derecho a conocer la evidencia científica respecto al uso de las pantallas y a aplicarla en su día a día".

Aunque la situación española es similar a la de los países del entorno, la Dra. Salmerón matizó: "Si bien los efectos son los mismos, el tiempo de uso de pantalla, el tipo de aplicaciones y la programación del diseño de determinadas redes sociales difieren según el país. Esta variación respecto a la exposición a las pantallas hace que el impacto final sobre la salud de niños y jóvenes pueda ser diferente de un país a otro".

Existe un debate social, escolar, familiar y científico, sobre qué impacto tienen los dispositivos digitales (televisión, teléfonos inteligentes, tabletas, ordenadores…) en la salud a lo largo de la vida y especialmente en la infancia y la adolescencia, al poder afectar también al neurodesarrollo, al desarrollo psicoafectivo, al aprendizaje y a la instauración de hábitos de vida saludables.

El grupo de trabajo de Salud digital, que pertenece al Comité de Promoción de la Salud (CPS) de la Asociación Española de Pediatría (AEP), al igual que otras sociedades científicas a nivel internacional, dada la evidencia científica disponible del impacto del mundo digital en la salud física, mental, sexual, social y afectación al desarrollo, realizó el plan digital familiar. El plan digital es una herramienta para ayudar a minimizar los riesgos sobre la salud con recomendaciones específicas por edad.

El objetivo de este documento es realizar un acercamiento bajo el prisma de la evidencia científica disponible para realizar una serie de recomendaciones desde el punto de vista de la salud, sobre el uso de los dispositivos digitales en el sistema educativo.


Proteger a los menores en la Red

El anteproyecto de ley presentado por el Gobierno supone, con sus dificultades, un buen punto de partida para regular una cuestión decisiva

EDITORIAL 
06 JUN 2024


Una joven consulta el móvil y el ordenador en su habitación. EUROPA PRESS
El Consejo de Ministros aprobó el martes el anteproyecto de ley orgánica para la protección digital de los menores, el paso más importante que se da en España para garantizar sus derechos y evitar los potenciales daños asociados a un mundo virtual que ocupa buena parte de sus vidas. La edad media a la que un menor accede a su primer móvil se sitúa en los 11 años, un 95% de los adolescentes tiene acceso a internet y un 98,5% actúa en las redes. Desde 2010, además, se ha duplicado el tiempo que pasan conectados, por lo que minimizar los riesgos que supone para ellos el empleo de las tecnologías es crucial.


El anteproyecto, en el que han colaborado cuatro ministerios de los dos socios del Ejecutivo, tiene un amplio camino por delante en el que podrá ser perfeccionado y negociado con todos los implicados. Acierta al ser más garantista que prohibicionista, pero, sobre todo, llena un vacío en un terreno en el que la legislación siempre va por detrás de la tecnología y de los intereses de empresas que están entre las más poderosas del planeta.


Dos de las cuestiones que medirán la eficacia de la ley son, al tiempo, las que más dificultades plantean. El texto obliga a los fabricantes de dispositivos con conexión a internet a incluir por defecto herramientas de control parental. El Ejecutivo tendrá pues que negociar —también a nivel comunitario— con firmas que no siempre tienen su sede en España ni en la UE. Otro tanto ocurre con el establecimiento de sistemas de comprobación de la edad para evitar que los menores puedan acceder a contenidos pornográficos o violentos. La Agencia de Protección de Datos comenzó en diciembre a desarrollar una herramienta de verificación que, en principio, iba a estar lista este verano, pero su implantación se vincula ahora al desarrollo del reglamento europeo sobre identidad digital porque es fundamental que esa verificación no colisione con el derecho a la privacidad. El hecho de que ningún país haya sido capaz por el momento de crear un sistema verdaderamente efectivo no hace más que subrayar la urgencia de su desarrollo.


La norma prevé también las controvertidas limitaciones del uso de móviles en los colegios, algo que en la práctica todas las comunidades ya han regulado siguiendo la propuesta del Consejo Escolar del Estado. En el ámbito sanitario, se incluye entre las revisiones pediátricas obligatorias un chequeo más para detectar adicciones o situaciones de riesgo, loable propósito siempre que vaya acompañado de la ampliación de recursos en un país con notables carencias en la atención psiquiátrica infantil y juvenil. Sanidad y educación son competencias autonómicas, por lo que Gobierno y comunidades tendrán que pactar su aplicación y evitar que sea un motivo de enfrentamiento entre administraciones.


Medidas como elevar de 14 a 16 años la edad mínima para registrarse en redes sociales o los cambios en el Código Penal para establecer órdenes de alejamiento virtual, agravar las condenas por utilizar identidades falsas o penar las falsificaciones (deepfakes) de contenido sexual o vejatorio deben ser celebradas. Nadie duda de la importancia de garantizar la seguridad de los menores en el mundo digital. Está en manos de todos los implicados conseguir que así sea, también legalmente.

Ana Caballero, abogada: “Garantizar los derechos de los menores supone regular el mundo digital, no controlar a los niños”

La experta lidera el grupo asesor del Gobierno para la protección de los menores en internet y explica que las familias quieren ayudar a sus hijos, pero no saben cómo: “Se quieren formar y no encuentran herramientas, por eso hay que fomentar las escuelas de padres y madres”



elDiario.es

Sofía Pérez Mendoza

4 de junio de 2024



La abogada Ana Caballero parte de una premisa en esta entrevista: no existen medidas estrella para regular el mundo digital que por sí solas lo vuelvan perfecto para los niños y las niñas. Desde ese punto de partida, la vicepresidenta de la Asociación Europea para la Transición Digital está dirigiendo el trabajo de un comité de 50 expertos y expertas a quienes el Ministerio de Juventud acudió en busca de ayuda para proteger a los menores en el entorno de internet. Con el trabajo inacabado –tienen de plazo hasta después de verano– y sin un informe cerrado de diagnóstico ni una propuesta concreta de medidas, el Gobierno ha sacado adelante este martes un anteproyecto de ley con este mismo fin. “El objetivo que debemos plantearnos es conseguir un entorno lo suficientemente protegido para el menor donde pueda ejercitar todos sus derechos de una manera plena”, asegura.


¿Han arruinado los móviles la salud mental de los jóvenes, como sostiene Jonathan Haidt en su último libro?


No he leído el libro, pero efectivamente he visto informes en los que las pantallas pueden producir problemas en la salud física y mental de los niños y los adolescentes. Hablar de los móviles es reduccionista y simplista, la problemática está en los contenidos adictivos. 


¿Se puede obligar a las empresas a poner sistemas de control parental en sus aparatos en España, como pretende la ley para proteger a los menores en el entorno digital?


No he tenido acceso al anteproyecto. Todo lo que he visto ha sido a través de la prensa. No hay ningún impedimento para que, con el fin de proteger al menor, se pueda obligar al fabricante a poner sistemas de control parental por defecto. No creo que haya mayor problema. Otra cosa son los contenidos por lo que llamamos el “principio de país de origen”. Si la sede de una empresa dentro de la Unión Europea es Irlanda, sus contenidos se sujetan a esa normativa nacional por la transposición de una directiva de comunicación audiovisual.


O sea, ¿se puede obligar a Xiaomi, por ejemplo, a instalar un mecanismo concreto en sus dispositivos cuando se quieren comercializar en España?


Sí, no veo mayor problema en regular lo que pretende la ley española.


¿Hasta dónde se debe apretar a las empresas?


No es una cuestión de apretar a las compañías. El objetivo que debe plantearse es cuál es el interés superior del menor, si está lo suficientemente protegido para disfrutar de un entorno saludable y sano, o para beneficiarse de las oportunidades que la tecnología le ofrece. No es cómo limitamos a las empresas, sino cuál es el fin de las regulaciones: proteger a los vulnerables que son los niños y adolescentes. Desgraciadamente es un problema grave y se agravará más. Es el comienzo. Estamos empezando a ver lo que se nos viene encima.


La ley se ha presentado antes de que se haga público el informe del grupo de 50 expertos que lidera y al que el Ministerio de Juventud acudió en busca de orientación. ¿La norma se ha basado en sus recomendaciones? 


No conozco la norma. El comité de expertos a día de hoy no tiene el anteproyecto y no puedo entrar a valorar algo que desconozco. Lo que sí que puedo decir es que celebramos que por fin se haya puesto en la agenda pública la protección del menor en el entorno digital de una forma u otra. Y esto lo digo como vicepresidenta de la Asociación Europea para la Transición Digital.


Esto es una demanda que surge de la sociedad civil. Hace un año presentamos un Pacto de Estado firmado por más de 200 entidades. Pongamos las bases, para eso nos ha llamado el Ministerio. Esto ya me parece un éxito, que un país se preocupe de meter en su agenda política un asunto que es demandado por la sociedad civil.


Ahora bien, lo importante con el anteproyecto es el consenso en las medidas, que atañen a todo tipo de instituciones. En el comité estamos haciendo un diagnóstico que nos lleva mucho tiempo y dedicación. Trabajamos en medidas regulatorias y no regulatorias.


¿Les ha sorprendido que se aprobara el anteproyecto antes de que presentaran el diagnóstico?


Es una cuestión política en la que no me voy a meter y tiene que ver con los ministerios. Yo tengo un encargo muy claro: tenemos que presentar un informe para tener un diagnóstico y unas medidas a corto, medio y largo plazo. Y aún estamos trabajando en ello. De lo que me voy a ocupar es de respetar los plazos convenidos, que acaban en septiembre. Eran seis meses desde marzo.


Confiamos en que se busque una forma para que el informe del comité pueda participar en el anteproyecto entre otras cosas porque se está haciendo muy buen trabajo, no solo de diagnóstico sino de medidas a implementar. No hay ninguna medida estrella. Nada que digamos: “si hacemos esto, el mundo digital será perfecto para los menores”. Requiere esfuerzo, análisis y mucha dedicación. Hay juristas, psicólogos, psiquiatras, sociólogos, pediatras o docentes. Es importante tener todos esos enfoques para entender la problemática.


¿Qué medidas han puesto al Gobierno sobre la mesa como comité? 


No puedo hablarte de las medidas como comité, pero sí las que proponemos desde la Asociación Europea para la Transición Digital y que están centradas en la responsabilidad de las empresas. Por ejemplo, con la ética algorítmica, para que los algoritmos que diseñen y que usen no contengan sesgos, que respeten la seguridad, la privacidad… Pero, sobre todo, que cuando estos algoritmos se diseñen se tengan en cuenta si son productos o servicios destinado a menores. Y en tal caso prevalezca el interés superior del niño o la niña.


También el asunto de los patrones adictivos. Creemos que debe regularse y que debe haber una colaboración en la que la industria se comprometa allí donde no pueda llegarse por regulación. También hemos propuesto que se destine un porcentaje del impuesto digital a investigaciones sobre adicciones y problemas comportamentales, como se hace con el impuesto sobre el tabaco.


¿Otros países europeos tienen leyes de este estilo?  


Italia y Francia lo están haciendo muy bien. Especialmente Francia, porque está siendo ambiciosa en su regulación. Nos gustaría que aquí también fuese así con el control parental por defecto en los dispositivos y la limitación de uso en centros escolares.


¿España debería hablar con otros países para intentar realizar acciones o normativa conjunta?


Para eso está la Unión Europea. Como europeísta que soy, confío plenamente en que toda la maquinaria europea se ponga manos a la obra. Es bueno que unos países hablen con otros para ver cómo han enfocado estos asuntos, aunque tengan autonomía. Espero que el Gobierno tenga en cuenta el informe cuando se ponga a disposición y que vayamos avanzando con normativa nacional porque el tema es urgente y Europa es una maquinaria lenta. Cuando haya normativa específica comunitaria, sería mejor que se canalizara a través de reglamento –que debe aplicarse a los países por igual– en lugar de por directiva. En este caso sería solo un marco.


Volviendo al anteproyecto, se aumenta la edad mínima para abrir una cuenta en redes sociales de 14 a 16 años. ¿Es efectivo si los usuarios ya se lo saltan? 


Creo que es una medida importante pero que para ser efectiva necesita de dos cosas: un sistema de verificación de edad y que el contenido esté clasificado y categorizado. Sin estos dos elementos es complicado que tenga alcance.


¿Cuánto contribuye en el problema la falta de herramientas de las familias para abordar esta realidad? Muchas veces no saben qué recursos hay disponibles e incluso hacen usos problemáticos de los dispositivos en su casa, delante de sus hijos. 


Percibimos una mayor sensibilidad y concienciación, pero las familias se quieren formar y no encuentran herramientas. Quieren educar a sus hijos para que no les ocurra nada en el ámbito online. Sin embargo, los propios madres, padres y docentes desconocen el mundo digital. Es importante dotar de competencias al menor, a todos los profesionales vinculados a la infancia y a los padres y madres. Una de las medidas del pacto es fomentar las escuelas de padres para que se formen y puedan ayudar a sus hijos a disfrutar de las bondades de la tecnología.


¿Cómo se puede saber si tu hijo o hija está atravesando el rubicón de empezar a tener problemas con las tecnologías? 


Lo que recomiendo a los padres y las madres es que visiten el Plan de Salud Digital Familiar de la Asociación Española de Pediatría. Está basado en la evidencia científica y establece recomendaciones. Lo mejor que se puede hacer es formarse y seguirlas para prevenir cualquier tipo de problemática posterior.


Si me preguntas por síntomas: es importante ver el número de horas que se pasa conectado a los dispositivos, si tiene contactos con amigos o no, si ha cambiado su ánimo... Son pequeños inputs para estar pendiente pero no quieren decir que tenga un problema de adicción a la tecnología. Es una cuestión de estar pendientes y acompañar en el uso hasta que ganen la autonomía digital. No le das dinero al niño a los cinco años para que vaya a comprar el pan; bueno, esto es un poco igual.  


Hecha la ley, hecha la trampa. Muchos niños y niñas ya tienen un gran dominio de las herramientas digitales para usar una VPN [herramienta que simula que el usuario está en otro país]. ¿Hasta dónde puede llegar una ley sin desproteger otros derechos? 


Los abogados siempre decimos que cuando hay una colisión entre dos derechos se tiene que ver cuál de los dos prevalece. Si me dices que el menor tiene derecho a informarse a través de redes sociales, pero se pone en peligro por el uso que hace y el contenido que ve, o se conecta a una página de contenidos de adulto: ¿qué prevalece, la libertad de información o la integridad mental y el bienestar del menor? El bien jurídico protegido es el segundo.


Se debe ponderar caso o caso y no generalizar. El objetivo que debemos plantearnos es conseguir un entorno lo suficientemente protegido para el menor y en el que pueda ejercitar todos sus derechos de una manera plena. Y en un mundo de riesgos, esto se hace regulando, no controlando a los menores. Regulando el ecosistema para que puedan disfrutar de todos sus derechos. 


¿Es optimista con los efectos que tenga esta ley, si sale adelante? 


Cualquier pasito que se dé, bienvenido sea. Lo importante es proteger a los menores. En el tercer sector estamos muy orgullosos del trabajo que estamos haciendo en este último año especialmente. Hemos pasado de no hablar del asunto a que exista bastante sensibilización, que se pidan respuestas y que se reaccione para fomentar un entorno digital seguro para beneficiarse de la tecnología. En lo político, soy mujer de consenso. Espero que los partidos sean capaces de apartar cualquier criterio partidista para solventar un problema serio. No puede haber divergencias, debemos ir todos a una porque nos jugamos el futuro de nuestros hijos.