Crímenes en contra de la maternidad. Seminario Historia Infancias y Adolescencias, México, 20 de marzo.
De las buenas intenciones a los actos delictivos. Yerros y extravíos de la adopción internacional.
A la adopción internacional se le han atribuido tradicionalmente innumerables virtudes, todo por unas representaciones ingenuas del tema.
“A ustedes les secuestraron”
PIERRICK NAUD. – Sin título, de la serie “Las desapariciones", 2008 |
Según Sébastien Roux, investigador del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS), se cruzaron más factores en la explosión del fenómeno: “La revolución de los transportes, el fin de los imperios coloniales, la ausencia de políticas sociales y sanitarias eficaces en muchos países del Sur”. Esta práctica se extendió por toda Europa, especialmente en Suecia, que ostenta la tasa de adopciones per cápita más alta del mundo (1).
Desde la década de 1960, se han adoptado allí unos 60.000 niños extranjeros, procedentes principalmente de Corea del Sur, la India y Colombia.
Francia, por su parte, se ha convertido en el segundo país receptor, en cuanto a número de niños adoptados, después de Estados Unidos. El pico se alcanzó en 2005, con 4136 visados “de adopción” expedidos por el Ministerio de Asuntos Exteriores francés, frente a los 935 de 1980.
Se presionaba a madres sin recursos que buscaban una ayuda económica o una guardería, o a madres solteras. Pero a veces también podía tratarse de niños que andaban solos por la calle, como fue el caso de dos hermanos detenidos por los carabineros por vagabundeo: no se contactó con el padre, que los tenía a cargo de una niñera mientras trabajaba, y sus hijos fueron dados en adopción. En su expediente constaba que habían nacido fuera del matrimonio, por lo que no se requería el consentimiento del padre.
Según el informe de una comisión investigadora formada en 2018 por la Cámara Baja del Parlamento chileno, “es un hecho cierto que en Chile centenares de niños fueron arrebatados a sus padres para ser dados en adopción, especialmente en el extranjero” (5) durante la dictadura del general Augusto Pinochet. El método más común era hacer creer a la madre que su hijo había muerto y que el cuerpo había sido donado a la ciencia, evitando así las denuncias. A lo largo de la dictadura, unos veintidós mil niños fueron adoptados y enviados a veinticinco países, entre ellos Estados Unidos, Francia e Italia.
Hijo adoptivo de un alto ejecutivo de un gran banco nórdico, Fredrik Danberg se crio en Båstad, en una próspera región de Suecia. Durante toda su infancia le dijeron que su madre biológica chilena los había dado en adopción, a él y a su hermano gemelo, porque estaban enfermos y ella era pobre. Apoyados por activistas pro derechos de los adoptados, encontraron a su hermana en Facebook, y ella les ayudó a ponerse en contacto con su madre biológica. Su primer encuentro fue a través de pantallas: ella hablaba español, ellos sueco, y nosotros hicimos de intérpretes. Cuando sus hijos tenían dos meses, cuenta la mujer, tuvo que llevarlos al hospital para tratarles un eczema facial. Se los llevaron para examinarlos, pensó en aquel momento, pero nunca se los devolvieron. El personal del hospital le informó de que los gemelos habían muerto. Pidió ver los cuerpos, pero en vano. El padre acabó resignándose a la muerte de sus hijos, pero ella dice que los buscó por todas partes y que nunca firmó ningún papel de adopción. “A ustedes les secuestraron”, les asegura.
En Francia, el sector de la adopción internacional nunca se ha recuperado del todo del episodio de la ONG Arche de Zoé. El 25 de octubre de 2007, seis miembros de esta asociación fueron detenidos en el Chad cuando intentaban embarcar a 103 niños cubiertos con vendas y perfusiones falsas. Para las familias que los esperaban en Francia, se trataba de niños víctimas de la hambruna que asolaba Darfur, una región del oeste de Sudán. La investigación llevada a cabo por la policía local determinó que eran en realidad de nacionalidad chadiana, con padres vivos en la mayor parte de los casos, y legalmente inadoptables. El caso adquirió visos de crisis diplomática entre París y Yamena, al denunciar el presidente chadiano Idris Déby Itno “un tráfico de seres humanos” por parte de la antigua potencia colonial, con la complicidad de terceros sin escrúpulos. Condenados en el Chad, posteriormente repatriados a Francia para cumplir su pena, los protagonistas franceses comparecieron ante el Juzgado de lo Penal de París por “ayuda a la estancia ilegal de menores extranjeros en Francia”, “estafa” y “ejercicio ilegal de la actividad de intermediario con vistas a adopción”. El 12 de febrero de 2013, el Juzgado de lo Penal de París condenó al presidente del Arche de Zoé, Éric Breteau, y a su compañera Émilie Lelouch, a tres años de prisión, uno de ellos exento de cumplimiento.
Las catástrofes naturales, las guerras o los cambios políticos –sobre todo los que tienen exposición mediática en Occidente– han alentado auténticas fiebres por los “huérfanos” extranjeros. Los contextos caóticos en los que se producían tales acontecimientos favorecieron inevitablemente comportamientos oportunistas. En Rumanía, tras el derrocamiento de Nicolae Ceausescu en 1989, las televisiones europeas difundieron en horario de máxima audiencia imágenes de niños desnutridos encadenados a sus camas en internados insalubres. La emoción provocó entonces la apertura de un “mercado”: decenas de miles de niños fueron “exfiltrados” de Rumanía en la década de 1990, antes de que el país prohibiera las agencias internacionales de adopción en 2001. Cambiando de escenario, la política del hijo único adoptada por Pekín en 1979 dio pábulo en Occidente a la fantasía de riadas de niñas abandonadas por sus familias. La integración de China en la economía mundial generó un efecto llamada: a principios de la década de 2000, los orfanatos chinos se unieron al sistema de adopción internacional, convirtiéndose en los principales proveedores de menores a escala internacional. Pese a que Pekín ratificó en 2005 el Convenio de La Haya relativo a la Protección del Niño y a la Cooperación en Materia de Adopción Internacional –texto regulador de referencia en el tema de la adopción internacional–, las redes de trata siguen floreciendo (6). En 2005, la Justicia china condenó a diez personas por tráfico de seres humanos en la provincia de Hunan: habían vendido niños –por 370 euros– a orfanatos, quienes más tarde los ofrecían a agencias de adopción occidentales por entre 1000 y 5000 euros. En cambio, ninguna organización de Europa o Estados Unidos ha sido sancionada por comprar esos mismos niños. En Haití, tras el terremoto de 2010 que se cobró más de 200.000 víctimas, las agencias privadas de adopción se precipitaron sobre la isla. Una organización bautista estadounidense fue interceptada en la frontera con la República Dominicana transportando a 33 niños sin autorización ni documentos oficiales (7).
Estos escándalos han sumido la adopción internacional en una profunda crisis moral (8). En 2019, solo llegaron a territorio francés 421 niños, un 90% menos que en 2005. Los intentos por regular el sector y disipar las inquietudes no han logrado restablecer la confianza, y la iniciativa de adoptar se percibe ahora desde la sospecha. Para moralizar las prácticas, Vietnam, por ejemplo, ya solo permite la adopción internacional de niños con “necesidades especiales”, es decir, con patologías. Sobre el papel, esta práctica se ajusta a las recomendaciones del Convenio de La Haya, que prioriza el mantenimiento de los niños en su entorno de origen, autorizando al mismo tiempo la movilidad internacional por razones humanitarias. En la práctica, sin embargo, señala Sébastien Roux, “la preocupación ética, que constituye el núcleo del Convenio de La Haya, se ha visto desvirtuada por una política nacionalista de distribución de los niños en función de su estado de salud, enviando de facto a los menos deseables más allá de las fronteras simbólicas y políticas de la comunidad nacional”. En Francia, las organizaciones encargadas del acompañamiento de la adopción animan a los futuros padres a forjar un proyecto compatible con estos perfiles de niños y a prepararlos para afrontar situaciones en que reaparezcan los “traumas” psicológicos ligados al abandono. Al tiempo que se moraliza a sí mismo, el sector de la adopción internacional desalienta de esta manera muchas vocaciones parentales.
Vientre de alquiler
Mientras que por fin se va haciendo la luz sobre el lado oscuro de la adopción, una nueva práctica sale a escena en su lugar: los vientres de alquiler (también conocida con el eufemismo de “gestación subrogada”). Esta ofrece a las parejas occidentales lo que no permite la adopción: un recién nacido, generalmente blanco, que es portador de sus propios genes o de los genes que ellos elijan. Normalmente, se selecciona a una donante de óvulos blanca por su aspecto, y sus embriones fecundados se implantan en una madre de alquiler india o ucraniana elegida por sus tarifas competitivas –y por pertenecer a un país cuya legislación favorable garantiza plenos derechos a los futuros padres–. Los clientes de esta práctica no tienen desde luego la sensación de haber salvado a un niño, pero a cambio no se arriesgan a ser acusados de robar el hijo de otro.
Sin embargo, la historia parece repetirse. La “gestación subrogada” ya está empañada por acusaciones de madres que malinterpretaron los contratos (redactados en inglés a pesar de su país de origen), por denuncias de estafas, etc. Los primeros niños nacidos de vientres de alquiler ya han empezado a criticar esta práctica (9). Desde 2011, la Conferencia de La Haya de Derecho Internacional Privado, una institución intergubernamental que agrupa a noventa Estados y la Unión Europea, reúne cada año a juristas y profesionales sanitarios partiendo de una constatación básica: “La gestación por sustitución se ha convertido en un mercado global, lo que plantea una serie de dificultades, especialmente cuando las partes implicadas se encuentran en países diferentes”. Su objetivo es elaborar normas internacionales destinadas a “regular la gestación subrogada transnacional y facilitar el reconocimiento mutuo de las filiaciones resultantes de los contratos de madres de alquiler” (10). ¿Conseguirán legitimar un comercio que ya es blanco de numerosas críticas? Los escándalos pasados y futuros, así como la movilización de las asociaciones feministas, podrían dar al traste con este nuevo “mercado”, del mismo modo que ya provocaron el declive de la adopción internacional.
(1) “Adoptions in Sweden”, Adoptionscentrum, https://www.adoptionscentrum.se
(2) Tobias Hübinette, “Sverige som adoptionsland och adopterade som migranter”, Välfaïd, vol. 7, n.º 2, Solna (Suecia), 2007.
(3) Wolrad Klapp, “Escandaloso tráfico de guaguas chilenas”, VEA, n.° 1883, Santiago de Chile, 14 de agosto de 1975.
(4) Denuncia de Elmgren contra el canal de televisión chileno Chilevisión, presentada ante el Tribunal de Apelación de Santiago, 8 de mayo de 2018.
(5) Informe de la comisión especial investigadora de los actos de organismos del Estado, en relación con eventuales irregularidades en procesos de adopción e inscripción de menores, y control de su salida del país, Cámara de Diputados, Chile, 2018.
(6) Pang Jiaoming, The Orphans of Shao, Women’s Rights in China, Nueva York, 2014.
(7) Kathryn Joyce, The Child Catchers: Rescue, Trafficking, and the Gospel of Adoption, PublicAffairs, Nueva York, 2013.
(8) Sébastien Roux, Sang d’encre. Enquête sur la fin de l’adoption internationale, Vendémiaire, París, 2022. Las informaciones contenidas en este párrafo proceden del libro.
(9) Jessica Kern, “What happens when you learn that you were born through commercial surrogacy?”, testimonio en el sitio activista “Legalize surrogacy: why not?”, www.legalizesurrogacywhynot.com
(10) Claire de La Hougue, “GPA: Que s’est-il dit à la conférence de La Haye?”, Gènéthique, 17 de abril de 2018, www.genethique.org
* Kajsa Ekis Ekman: Periodista. Autora de Being and being bought: prostitution, surrogacy and the split self, Spinifex Press, Little River (Australia), 2013.
“Nunca he pensado en lo del aborto, pero sé que a los 16 no querría ser madre”, Adolescentes sobre la nueva ley.
María, de 18 años; Alba, de 16, y Rosario, de 19. El País. |
“Seguramente me harían tenerlo”
Marta y Mía saben que la decisión de su familia pesaría más que la suya, y sienten además que así debe ser. Marta tiene 16: “Me parece bien [la bajada de la edad] por un lado, por otro no tanto. Al ser menor quizá el control lo deberían tener los padres”. Ella se lo contaría “primero” a su madre: “Sabría guiarme. Aunque seguramente me harían tenerlo”. Mía, que cumplió 18 en abril, es la única que no está de acuerdo con el límite en los 16: “Los padres están para algo. A la primera que yo avisaría sería a mi madre. A los 16 hubiese abortado seguro, ahora con 18… Creo que no”. Y Lucía, de 17, piensa “en todas esas que no tienen la confianza con sus madres”.
Esas, dice Ada Santana, presidenta de la Federación de Mujeres Jóvenes, son la parte vulnerable: “Es preocupante que una mujer de 16 años se quede embarazada, pero las que nos preocupan más son las que no podrán contarlo en casa, es a ellas a quienes tenemos que proteger”. Juan José, padre, le da vueltas a eso: “El problema está en familias en las que si el padre se entera de que la hija está embarazada, le pega una paliza... Y si el embarazo se vuelve peligroso, ¿depende de que ese padre la autorice?”. Pueden parecer situaciones extremas, pero ocurren.
Santana apunta a las muchas madres que defienden su derecho a “proteger a sus hijas”. ”¿Entienden que sus hijas no tienen capacidad para decidir abortar pero sí para ser madres a los 16?”. Marina, que cumplirá 16 años el próximo agosto, habla de “locura” y de cómo “es comprensible lo que sienten los padres”, pero “en ningún caso se puede permitir que decidan” sobre eso: “Me pongo en la situación de que me obligaran a tener un bebé el año que viene y se me viene el mundo encima”.
En las últimas décadas las generaciones han crecido y se han socializado de otra manera. Sobre todo las mujeres. “Las chicas jóvenes rompieron ya casi del todo con aquel patrón de que a los 18 el sueño es casarse y tener hijos”, expone Santana. Las mujeres han conquistado espacio público y libertad. “Las nuevas generaciones no están dispuestas a renunciar a eso, hay un cambio de concepción que pasa por crecer, desarrollarse profesionalmente, encontrar su autonomía...”, añade.
El estudio de maternidades juveniles de la Fundación Fad Juventud, de 2017, que recogió datos de mujeres entre los 18 y los 35 años, refleja que la inmensa mayoría entre los 18 y los 24 no querían ser madres en ese momento (64,8%), un 12,8% no sabía si le gustaría o no ser madre y un 10,2% tenía claro que no quería tener hijos. Solo un 8,1% respondía “pronto” a la idea de tenerlos. Rosario, que con la ley actual puede abortar desde el año pasado, tiene claro que hace tres años, cuando tenía 16, hubiese ido “de cabeza” a contárselo a su madre: “Y abortar. No tenía el cuerpo, ni la mentalidad, ni el dinero, ni nada para tener hijos. Si tengo uno para que lo cuiden mis padres no quiero”.
Según el último informe del Ministerio de Sanidad sobre interrupción voluntaria del embarazo, con datos de 2020, la tasa de mujeres por cada 1.000 que abortan por debajo de los 19 años es la segunda más baja, con un 7,41 y ha descendido a casi la mitad desde 2011 (13,68). Solo la de mujeres por encima de los 40, con un 3,97, es menor. Y la más alta está en la de 20 a 24, con 15,81.
El borrador de la reforma de la ley del aborto de Igualdad tiene esta cuestión como prioritaria. Y no es nueva. Esta formación está desde hace años en la teoría y las políticas de los gobiernos progresistas. Sin embargo, en la práctica, jamás se ha materializado. En una entrevista con este periódico el pasado marzo, la ministra, Irene Montero, hacía referencia a esa educación con la palabra “fundamental” y “obligatoria”.
En el documento que maneja su área, se hace referencia a que la reforma “viene a cubrir las lagunas de la regulación anterior”. Y se lee: “Se amplía el objeto de la norma, dando un mayor peso a la educación sexual, que pasa a ser obligatoria en todas las etapas educativas”. También se alude a campañas periódicas institucionales y contempla “la incorporación de contenidos de calidad, adaptados y suficientes sobre salud, derechos sexuales y reproductivos en las carreras relacionadas con las ciencias jurídicas, las ciencias de la educación, las ciencias sociales y en los currículos de oposiciones vinculada a estas”.
“Lo que sí sé seguro es que una chica de 16 años no está capacitada para ser madre”
Álvaro García es profesor de secundaria en un instituto madrileño y cree que “hay niveles de madurez distintos a los 16 años”. Pero lo que “sí” sabe, “seguro”, es que una chica de 16 “no está capacitada” para ser madre. “Tiene que aprender y experimentar muchas otras cosas antes. Además, los cuidados no recaen solo en ella sino en la familia”.
Para este educador, “es preferible que con esa edad reciba atención psicológica pública de un profesional que la ayude a valorar su situación y tomar una decisión a que la familia, que muchas veces por convicciones no piensa en las consecuencias, decida por ella”. La confianza que se haya trabajado en cada casa es fundamental. Cristina, madre, tiene “abierta” la puerta a sus hijas, “para todo, y ellas lo saben”. Pero es consciente de que “no en todas partes es igual”. Gaitán, la socióloga, se decanta por que “no necesiten permiso pero sí consulta, apoyo”.
Paula, que cumplió en marzo la mayoría de edad, cree que “los padres son tutores y no estaría bien hacerlo sin que lo supieran”. Alba, de 16, “jamás lo haría” sin decírselo a su madre: “Ella me acompañaría, yo me sentiría más tranquila”. María, ya con 18, va más allá, pero también con su madre: “Eres tú quien tiene el bebé, es tu decisión. Eso sí, yo se lo diría a mi madre, sería la única persona a la que se lo diría”.
Hace unos días, Leslie Jamison, ensayista estadounidense, escribía en este periódico: “La crianza de los hijos cambia completamente los pilares básicos de la experiencia: tiempo, sueño, dinero, soledad. En otras palabras: cada momento del cuidado de los hijos —cada hora, cada día— es un argumento de por qué es importante que la maternidad y la paternidad sean una elección. El aborto no tiene que ver únicamente con el embarazo o el parto; tiene que ver con toda esa vida que le sigue: una vida de responsabilidad absoluta, sin paliativos, sin interrupciones; y también con la vida del niño”.
“La cosa es no llegar ahí, digo yo”. Habla Bea rapidísimo, a punto de cumplir los 18, en un audio de Instagram: “A veces el problema es cómo no llegas ahí, porque no veas si hay trampas por el camino: cuando hay que convencer a tu novio, o no tu novio, de que o con condón o nada”, o “cuando te crees que porque estás enamorada ya no hace falta”.
El informe Entre la confianza y la violencia: ambivalencias en las sexualidades juveniles, de Fad Juventud, ahonda en “la carga que se traslada a las mujeres, en muchos de los casos, a la hora de conseguir que se introduzca el preservativo dentro de la relación sexual”. Eso genera, según el informe, “un escenario de fuerte desigualdad" a la hora de "abordar la prevención en el marco de sus relaciones sexo afectivas”.
Mercedes no sabe explicar “por qué, pero está como la cosa de que si le dices lo del preservativo se va a molestar” y “a veces, cedes”. Pero sí sabe que “al final, si pasa algo, a la que le caen las consecuencias es a ti”. El estudio de Fad constata “los procesos de dominación y las situaciones de desprotección a las que se enfrentan las jóvenes hoy día donde ellas aún siguen soportando, en muchos casos, todo el peso, simbólico y físico, tanto del uso del condón como de asumir las consecuencias”.
Los matrimonios y uniones infantiles, tempranos y forzados:
Los matrimonios y uniones infantiles, tempranos y forzados son una realidad en América Latina y el Caribe, pese a su falta de visibilidad. Constituyen fenómenos complejos relacionados con las desigualdades de género, la violencia, la pobreza, el abandono escolar, el embarazo adolescente y legislación y políticas inadecuadas o insuficientes, que ponen en riesgo a niñas y adolescentes.
Estas prácticas son causa y consecuencia de una limitada autonomía física, económica y en la toma de decisiones de las mujeres y afectan desproporcionadamente a niñas y adolescentes de zonas rurales y hogares en situación de pobreza y con un menor nivel de acceso a la educación. En algunos países, asimismo, la pertenencia a pueblos indígenas se vincula con una mayor prevalencia de este fenómeno.
El objetivo de este documento es visibilizar esas prácticas nocivas que profundizan las desigualdades de género. A través de información estadística y cualitativa, se busca hacer un aporte innovador al presentar las brechas en diferentes dimensiones de su desarrollo —incluido el tiempo que niñas y adolescentes casadas o unidas dedican a las tareas domésticas y de cuidados—, así como recomendaciones para enfrentar esta situación a nivel regional y local.
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La Conferencia de La Haya de Derecho Internacional Privado, el lobby no tan callado de los vientres de alquiler.
se reúne en Holanda para presionar
y "reconocer de facto la aceptabilidad de la subrogación
a través de la filiación de las criaturas que nazcan por explotación reproductiva".
Y es que, según parece, desde el 12 de octubre al 16 La Conferencia que reúne a 84 Estados de todos los continentes más la Unión Europea, y que se define como "crisol de diversas tradiciones jurídicas, elabora instrumentos jurídicos multilaterales que responden a necesidades mundiales, al tiempo que garantiza su seguimiento", estaría diciendo una cosa y haciendo la contraria en los que a vientres de alquiler se refiere.
Según explica Marie-Josèphe Devillers, copresidenta de la CIAMS, "el grupo de trabajo dedicado a este proyecto legislativo niega tomar partido a favor o en contra de la explotación reproductiva, al tiempo que afirma que, dado que existe, sería necesario regular las consecuencias vinculadas a los acuerdos de gestación subrogada de carácter internacional".
Lo privado manda
La táctica de blanqueamiento de la explotación reproductiva denunciada por las abolicionistas la hacen mediante los propios estatutos de La Conferencia basados en tender puentes entre los diferentes sistemas jurídicos de los estados miembros. "Las situaciones personales, familiares o comerciales en las que se halla implicado más de un país son más que habituales en el mundo moderno. Tales situaciones pueden verse afectadas por las diferencias que existen entre los sistemas jurídicos vigentes en estos países. Con el fin de resolver estas cuestiones, los Estados han adoptado reglas especiales conocidas en su conjunto como "Derecho internacional privado", según describe la propia entidad de sí misma.
"El lobby de la industria reproductiva se ha instalado en todas las esferas de poder".
Con esta posición, la Conferencia de La Haya, según añade Ana-Luana Stoicea Deram, también copresidenta de la CIAMS, la entidad pretende que sus integrantes –que no son solo los 85 miembros sino también un número creciente de Estados no miembros que se están adhiriendo a sus Convenios y que llegan a ser 150 países en los trabajos que llevan a cabo– acaben apoyando la explotación reproductiva. "Contrariamente a lo que la Conferencia de La Haya quiere hacernos creer, para respetar los derechos humanos de los niños y las niñas, primero debemos considerarlos como seres humanos, no como objetos que se pueden obtener por encargo y contrato".
La Organización situada en La Haya, ciudad conocida por ser la capital de la Justicia Internacional, está financiada por sus Estados miembros, así como con recursos financieros de otras fuentes para proyectos específicos y se describe "como un centro de cooperación judicial y administrativa internacional en materia de Derecho internacional privado, en particular en los ámbitos de la protección del niño y de la familia, del procedimiento civil y del Derecho comercial".
Algo que para García es un oxímoron. "Si, en lugar de pronunciarse claramente por la protección de los recién nacidos y las mujeres involucradas como gestantes en esa práctica conocida como gestación subrogada o vientres de alquiler, persiste en su afán de dar carta de naturaleza a los contratos firmados en condiciones de desigualdad y asimetría entre personas adultas que convienen la fecundación, la gestación y el nacimiento de un bebé que va a ver sus derechos humanos usurpados desde que viene al mundo son responsables directos".
Además, para esta integrante de la RECAV (Red Estatal contra el Alquiler de Vientres), "lo que La Haya pretende es que las sentencias extranjeras relativas a la paternidad y maternidad por gestación subrogada sean reconocidas como de derecho. Sin embargo, sabemos que la gestación subrogada ofrece un doble producto: un bebé más su filiación a favor de las personas que lo han encargado por contrato. Y obviar esto en un protocolo es aceptar de facto la subrogación".
Hacer caja a través de convertir en hornos a las mujeres
Una situación que redundaría en el aumento del beneficio de la industria proxeneta de la explotación reproductiva. "El l Convenio de La Haya sobre Adopción Internacional establece que el consentimiento de la madre y el padre biológicos, pero en particular el de la madre, debe haberse obtenido después del nacimiento de la criatura, nunca antes, y sin que haya a cambio pago o remuneración de cualquier tipo. Pero, sin embargo, el acuerdo previo al nacimiento del bebé –en lo que respecta a la renuncia a la filiación por parte de la madre– constituyen el núcleo caliente de la subrogación. Así que por una parte combaten una cosa y por otra parte quieren regular lo mismo que combaten. ¡Es de locos!", recalca García.
"Existe una voluntad de cambio en el lenguaje para convertir esta práctica en algo menos repulsivo".
A esto se suma lo que desde la CIAMS vienen observando desde hace tiempo. "Existe una voluntad de cambio en el lenguaje para convertir esta práctica en algo menos repulsivo". Proponen, por ejemplo, que los términos a utilizar sean más "neutros" y que en lugar de "madre gestante" se recurra a términos como "subrogada" o "mujer gestante". Que se borre toda referencia a la maternidad de la mujer que se embaraza y trae una criatura al mundo por encargo y contrato. Es como si las terapias de desapego que se aplican a las madres gestantes quisieran también invadir el lenguaje. Me disocio, "no soy yo, es mi cuerpo el que gesta".
El resultado de ello sería lo que las abolicionistas definen como esclavitud 2.0. "La subrogación es, en pleno siglo XXI, la triste heredera de la esclavitud de las mujeres negras: los hijos e hijas que traían al mundo eran propiedad del amo que había pagado por ellas. Cualquier forma de opresión y de discriminación es mucho más duradera en las mujeres. Si bien es cierto que aún existen focos de esclavitud en el mundo a nadie se le ocurriría que hay que regular la compraventa de esclavos y, sin embargo, aún hay gente que se traga con naturalidad que una mujer pueda ser usada y explotada reproductivamente y que haya recién nacidos que son objeto de transacción. Afortunadamente, en España se ha ido desarrollando durante los últimos 4 o 5 años una conciencia social en contra de esta práctica".
Ante la barbarie, un Convenio Internacional
La celebración de este cónclave de cuatro días no va a pasar desapercibida, tal y como pretendía La Haya. Tendrá de frente a la Coalición Internacional compuesta por 35 organizaciones de 11 países de distintos continentes. A su vez, cada una de esas 35 organizaciones aglutinan un número importante de asociaciones no formalmente constituidas.
Una barrera contra los vientres de alquiler que sin presupuestos millonarios se nutre de la sororidad y que ha preparado un Convención Internacional Abolicionista para hacerle frente. "Esta Convención que acabamos de presentar marcará un hito histórico. Porque es así. Que se nos llena la boca con Seneca Falls y nos pasan desapercibidas algunas cosas que ocurren en el presente. Esta es nuestra fuerza, el feminismo y los Derechos Humanos, y también una voluntad de hierro, claro está, porque el lobby de la industria reproductiva ha logrado instalarse en todas las esferas de poder, desde el mediático hasta el legislativo en muchos países", recalca García.
Un hito que la CIAMS reconoce les llevará un trabajo ímprobo. "Hay que conseguir que las instituciones políticas y legislativas, tanto nacionales como internacionales suscriban la Convención. Tenemos la confianza en que España la suscriba sin problema, ya que los dos partidos que gobiernan en coalición se han declarado abiertamente en contra de los vientres de alquiler y así consta además formalmente en su acuerdo de gobierno".
Aún así el esfuerzo es lo de menos. "Vamos a alentar a los Estados a que se atrevan a luchar contra el mercado de seres humanos, a que se atrevan a rechazar la instrumentalización de las mujeres, de todas las mujeres, en todo el mundo", dice Marie-Josèphe Deviller. "La valentía política consiste en no ceder a la propaganda comercial de la industria globalizada de la subrogación. La valentía política es trabajar por la igualdad entre mujeres y hombres y abolir una práctica patriarcal y reaccionaria", finaliza Ana-Luana Stoicea Deram.
Menores y Violencia de Genero, Investigación.
La presente investigación recoge los resultados del análisis de una encuesta realizada a 10.465 menores, de 14 a 18 años, de 304 centros educativos de Educación Secundaria de España, 3.045 docentes y 227 Equipos Directivos.
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