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Estrategia estatal de desinstitucionalización: Para una buena vida en la comunidad.

Acceso a la web de la Estrategia

Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 20-30


"Se trata de promover servicios que permitan a las personas 

vivir con independencia y autonomía 

en su entorno familiar, social y comunitario".


La Estrategia

¿Qué se quiere conseguir con ella?


Dar un impulso en el desarrollo de los servicios comunitarios y la transformación del modelo de apoyos y cuidados, poniendo en el centro los derechos

y el proyecto de vida de cada persona.


Por eso nos dirigimos a grupos de población diversos.

Como personas mayores, personas con discapacidad. Niños, niñas y adolescentes.

Personas en situación de sinhogarismo

y otros colectivos institucionalizados.


¿Cómo será el proceso?

El proceso se dividirá en tres fases, entre noviembre de 2022 y enero de 2024.


El Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 tiene entre sus objetivos la transformación de los servicios de apoyo y cuidados dirigidas a las personas que más lo necesitan para garantizar que todas las personas puedan vivir donde ellas elijan. 
Actualmente, muchos de estos servicios dirigidos a personas con más necesidades de apoyo se prestan en grandes instituciones y precisamente el objetivo de la futura Estrategia es tratar de promover servicios que permitan a las personas vivir con independencia y autonomía en su entorno familiar, social y comunitario. 
La futura Estrategia de Desinstitucionalización y desarrollo de servicios de apoyo comunitarios quiere priorizar la atención personalizada en la comunidad. Para niños y niñas, esta atención tiene que realizarse en el entorno familiar, prioritariamente. 
El compromiso del Gobierno es garantizar que todas las personas tengan acceso a los servicios que más les pueden ayudar y sobre todo asegurarnos de que pueden ejercer sus derechos en igualdad de condiciones que cualquier otra persona. Evento de presentación 8 de febrero de 2023 
De esta manera estaríamos reforzando el cumplimiento de nuestra Constitución, pero también del Pilar Europeo de Derechos Sociales y de varias convenciones de Naciones Unidas como la de los Derechos de las Personas con Discapacidad o de los Derechos de la Infancia. 

I Jornada de cuidados de calidad en el acogimiento: La garantía del bienestar infantil



Aldeas Infantiles SOS
Miércoles, día 26 de octubre,
De 9:00 a 14:30h.
Facultad de Psicología de la UNED, 
C/Juan del Rosal 10, Madrid.

Entre sus contenidos está la presentación de resultados del Informe sobre "La situación del acogimiento residencial en España", realizado por un equipo de investigación coordinado por la Asociación GSIA.

 
El acogimiento de niños, niñas y adolescentes que por diversas circunstancias están tutelados por la Administración, ya sea con carácter temporal o permanente y en cualquiera de sus modalidades, es una medida de protección mediante la cual se les ofrece un entorno sociofamiliar adecuado a sus necesidades.
 
A día de hoy sabemos cuáles son los factores de protección que más contribuyen al éxito del acogimiento y que influyen en el grado y la calidad del bienestar de los niños, niñas y adolescentes: la creación de vínculos de apego estables, los entornos predecibles que tengan calidez humana y los grupos sociofamiliares cohesionados. Los sistemas de gestión de calidad y la formación son recursos importantes y necesarios para alcanzar estos objetivos.
 
En esta I Jornada sobre cuidados de calidad en el acogimiento, que versa sobre La garantía del bienestar infantil, abriremos un debate sobre acogimiento, identificaremos buenas prácticas familiares y educativas, y reflexionaremos sobre el camino recorrido a lo largo de los últimos años y los retos que nos plantean el presente y el futuro para lograr un acogimiento de calidad. Contaremos para ello con la presencia de la directora general de Derechos de la Infancia y la Adolescencia, Lucía Losoviz, y con profesionales expertos y comprometidos con el apoyo a la infancia y la adolescencia vulnerable.
 
En la jornada participarán los siguientes ponentes:
 
  • Pedro Puig Pérez, presidente de Aldeas Infantiles SOS
  • Ricardo Mairal Usón, rector de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
  • Lucía Losoviz Adani, directora general de Derechos de la Infancia y la Adolescencia, Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030.
  • Ernesto López Méndez, psicólogo y médico.
  • Jorge Fernández del Valle, catedrático de Intervención Social de la Universidad de Oviedo. Director del Grupo de Investigación en Familia e Infancia (GIFI).
  • María de la Fe Rodríguez, profesora titular de la Facultad de Psicología de la UNED.
  • María Paz García Vera, catedrática de Psicología Clínica de la Universidad Complutense de Madrid y miembro de número de la Academia de Psicología de España.
  • Kepa Paul Larrañaga, vicepresidente del Grupo de Sociología de la Infancia y la Adolescencia (GSIA).
  • Liliana Marcos Barba, Secretaría de Estado de Derechos Sociales.


El derecho a la Familia y sus modalidades alternativas desde la perspectiva del niño, niña y adolescente

 

El derecho a la Familia y sus modalidades alternativas desde la perspectiva del niño, niña y adolescente


A la fecha, existe un soporte normativo internacional que aboga por el derecho de los niños, niñas y adolescentes de crecer en entornos protectores, de cuidados parentales afectivos y promotores de su desarrollo.  Desde los diferentes instrumentos internacionales sobre derechos humanos, se fortalece la presencia, importancia y responsabilidad de la familia como el escenario prioritario para propugnar los cuidados, vínculos y protección debida, teniendo como imágenes centrales a los progenitores y los parientes extendidos. Desde esta óptica, la sociedad civil, la comunidad y los Estados se articulan para acompañar y garantizar el goce pleno de derechos de la infancia.

Para los niños, niñas y adolescentes las familias son su historia, su identidad, el origen de sus vinculaciones y el desarrollo de sus afectos y habilidades; siendo muy sensible y particular su presencia para los menores de 6 años o quienes viven en situación de discapacidad. Sin embargo, existen situaciones que afectan al funcionamiento de las familias para ejercer estos roles de protección y cuidado.

La Convención sobre los Derechos del Niño (1989) y los posteriores acuerdos universales y regionales a favor de la infancia, establecen como una prioridad la protección y el desarrollo de las niñas y niños, e insta a los Estados a garantizar el cumplimiento de sus derechos (UNICEF 2006). La pobreza, las movilizaciones forzosas, y todas las formas de violencia que afectan a las familias son directamente proporcionales a los cuidados, desarrollo y protección de los niños, niñas y adolescentes. Es así que en 2010 las Directrices sobre modalidades de cuidados alternativos de niñas, niños y adolescentes (Naciones Unidas), ponen en evidencia y nos alerta en evitar más separaciones familiares, que aumente la institucionalización, y que se incorporen diferentes estrategias que mantengan o reproduzcan los cuidados parentales necesarios.

Desde estas Directrices también es importante reivindicar los criterios o principios que respaldan el tratamiento ante la inminente separación de los niños, niñas y adolescentes de sus familias: el interés superior del niño como elemento central, valorar sus necesidades y la idoneidad para establecer la medida de protección alternativa más adecuada (Naciones Unidas 2019[1]). Sin embargo, muchas veces estas revisiones o criterios para el tratamiento no son representativos o reconocen las visiones de los niños, niñas y adolescentes; quienes mayoritariamente van a preferir mantener sus vínculos y acercamiento con sus familias biológicas. Todo esto representa la importancia de poner la atención a la dinámica familiar, a fortalecer sus capacidades protectoras y acompañar su desenvolvimiento frente a los diferentes problemas que las amenaza.

En diferentes encuentros infantiles y adolescentes (principalmente) se observa que cada vez más ellos y ellas están más empoderados sobre sus derechos, incluso haciendo llamamientos públicos para contrarrestar formas de castigo y violencias que reciben dentro del hogar; pero difícilmente se encontrará demandas por ser separados de sus hogares. Ellos y ellas quieren volver a sus hogares, incluso afectados por situaciones estructurales amenazantes, pero con sus familias ejerciendo ese rol cuidador y promotor de vínculos afectivos prósperos. De ahí el llamado no solo a los Estados, sino a la sociedad en pleno, a procurar evitar la separación y/o adaptar modalidades familiares alternativas transitorias; destacando la promoción y respeto a la participación de niños, niñas y adolescentes en todo el proceso.

A nivel normativo y programático, existen varios países de Latinoamérica que vienen generando las condiciones para la transformación de los enfoques de cuidado familiar ante la inminente separación familiar, promoviendo estas modalidades alternativas, tales como familia extendida, comunitaria, familias de acogimiento, etc., buscando así reducir la denominada “institucionalización” que tiene muchas consecuencias adversas para los niños, niñas y adolescentes. Desde la voces ejercidas por redes de egresados/as de programas de cuidado familiar, se prioriza la importancia de mantener los vínculos familiares originarios o extendidos. Pero, ¿dónde están las voces de los niños, niñas y de las y los adolescentes durante el proceso de análisis de la separación, de la asignación de la medida transitoria o de sus desenvolvimientos en el grupo familiar asignado?  No hay registros de estos indicadores, o al menos, desde la lógica o vista empática de ellos y ellas, lo que ameritaría grupos interdisciplinarios que demuestren el debido tratamiento durante todo el proceso.

Algunos indicios de estos métodos de relevamiento de las voces y la construcción de vínculos con los niños, niñas y adolescentes se observan a través de programas públicos y de intervención mixta con sociedad civil, a través de estrategias de acompañamiento personalizado a las familias, principalmente. Sin embargo, las valoraciones que se realizan a los programas no ponen el foco de atención o real impacto en las voces de ellos y ellas, siendo finalmente los principales beneficiarios/as.

La familia representa la base para construcción de vínculos, desde el afecto y promotores de la convivencia sana y respetuosa. Finalmente se trata de la atención, recuperación y restablecimiento de estos vínculos, pero que requieren del tratamiento y reivindicación de la participación de los niños, niñas y adolescentes. Mientras que se siga viendo o construyendo estas intervenciones alejadas de ellos y ellas, asumiendo lo que ‘es mejor’, los vínculos se hacen cada vez más distantes y fríos.

El Instituto Interamericano del Niño, la niña y adolescente viene trabajando en una Guía para promover la participación de ellos y ellas durante la implementación de medidas alternativas de cuidado familiar, a fin de no solo generar la debida información y orientación en un lenguaje accesible, sino también en instar a adultos (familiares, operadores públicos, etc.) a establecer puentes de diálogo y mejorar la empatía para la construcción de lazos. Todos somos, finalmente, parte de esta gran familia promotora y protectora de derechos de los niños, niñas y adolescentes de la región.

[1] Resolución A/RES/74/133 de 2019, “Promoción y protección de los derechos de la infancia”