Los derechos de los niños, niñas y adolescentes no son ni más ni menos
Lo que ha sucedido en Chile respecto a una campaña de la Defensoría de la Niñez sobre los derechos del niño, 20 de noviembre, deja muy claro que algunos no se han enterado de nada. Siguen considerando a la niñez un mundo a parte, al que además tienen el cinismo de decir que protegen, no sabemos de qué, probablemente de sus propios fantasmas, de sus imaginarios sociales sobre la infancia, pero no protegen a la infancia.
El
video musical “El llamado de la naturaleza” desató una feroz polémica política
y provocó ataques personales a la directora de la Defensoría de la Niñez de
Chile, Patricia Muñoz. Dado que las explicaciones del comunicado de prensa de
la Defensoría del 1 de diciembre aparentemente no condujeron a una objetivación
de la disputa, la Defensoría retiró el video musical de su sitio web el 4 de
diciembre.
Lo lamentamos, porque creemos que el video musical es una excelente
forma de expresar los sentimientos de los niños, niñas y adolescentes ante el
desprecio de sus derechos. No hay nada en el video que sugiera que la
Defensoría y su directora hayan violado su mandato de defender los derechos de
la niñez. Para disipar los rumores sobre los supuestos mensajes “subversivos” o
“terroristas” del video, estamos haciendo que todo el video musical sea
accesible de nuevo. En su forma artística y lingüística, es muy adecuado para
animar a los niños y niñas a defender sus derechos.
En este día de los Derechos Humanos, traemos a colación una reflexión muy pertinente de Yania Zúñiga, Profesora de Derechos Público, Universidad Austral de Chile:
publicado en LATERCERA, el día 8 de diciembre.
"Tras la polémica suscitada por el video difundido por la Defensoría de la Niñez subyace una disputa interpretativa que tiene que ver menos con el alcance del mandato normativo de este órgano -cuya independencia funcional está reconocida legalmente- que con los imaginarios sociales sobre la infancia y sus implicancias políticas.
La Defensoría de la Niñez ha dicho que el video pretendía “visibilizar y enfatizar el rol de los niños, niñas y adolescentes como agentes movilizadores de cambio en defensa de sus propios derechos y la necesidad urgente de abrir espacios para que ejerzan su derecho a una participación efectiva e incidente”. Los detractores del video, en cambio, desprenden de la letra de la canción ahí contenida (en particular, de la frase “saltarse todos los torniquetes”) una incitación a la violencia.
Puede decirse que la Defensoría defiende una visión de los niños, niñas y adolescentes (NNA) como seres políticos, que es consistente con la Convención de Derechos del Niño. Esta prohíbe la discriminación de NNA por razones políticas (art. 2) y protege sus libertades de expresión (art. 13), reunión y asociación (art. 15). Sus críticos, en contraste, los conciben como seres esencialmente sugestionables, vulnerables al adoctrinamiento, que requieren ser inmunizados de todo mensaje político.
Del hecho de que los NNA no sean adultos no se sigue que sean una especie de seres liminares, incompletos o defectuosos, carentes de toda capacidad crítica, agencia o razonamiento moral. Si, como postula el filósofo Étienne Balibar, la ciudadanía no es un estatus sino, sobre todo, la capacidad de representar y articular la pluralidad social desde la acción colectiva, demandando ser escuchados por otros; entonces, los NNA son ciudadanos. La “revolución pingüina” y el “salto de los torniquetes” serían expresiones ciudadanas. Por supuesto, todas las acciones y repertorios de protesta pueden ser sometidos a crítica, vengan de donde vengan.
Sería absurdo sostener que las protestas de NNA son siempre virtuosas o correctas.
Pero esto solo confirma que, a este respecto, los NNA se comportan como los adultos.
Equiparar protesta, desobediencia civil y violencia es un error.
Suponer que la acción concertada de estudiantes secundarios para evadir masivamente el pasaje del Metro (“el salto de los torniquetes”) es, en sí misma, violenta, porque ella fue precursora de algunos actos de vandalismo (así como de protestas pacíficas) es disparatado. Equivale a decir que cuando Rosa Parks, una mujer afroamericana, se negó a ceder su asiento en un autobús, desencadenando protestas en E.E.UU. en contra de las políticas segregacionistas, actuó violentamente. Y que quienes, a lo largo de décadas, han homenajeado tal acción, en realidad, hacían apología de la violencia."
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Reacción de la Red de Abogados por la Niñez,
ante la censura que supone la reacción de algún sector
contra el video de la Defensoría de la Niñez, Chile.
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