Esta crisis puede y debería ser el punto de inflexión
para un cambio de paradigma en la forma que diseñamos nuestras ciudades
priorizando la planificación urbana integral centrada en las personas.
A través del Observatorio de la Infancia en Andalucía.
En las ciudades, determinados factores han contribuido a agravar la crisis sanitaria a nivel urbano: por ejemplo, la densidad de población, la concentración de la actividad económica y del turismo, la conexión con el exterior, la interconexión de redes de transporte o la precariedad de las viviendas y las condiciones de hacinamiento en las que se encuentran muchas personas.
Durante la
desescalada, es crucial poder mantener la distancia física en espacios
públicos, de trabajo o comerciales; tener un hogar con buenas
condiciones de habitabilidad con espacio suficiente para estudiar,
trabajar, disfrutar del ocio, y la posibilidad de poder aislar a un
familiar contagiado o sospechoso de estarlo. Sin embargo, muchas
familias se han visto en serias dificultades para poder realizar todo lo
anterior bien por escasez de recursos individuales o por las
limitaciones de sus viviendas o de las ciudades donde viven.
Esta
crisis puede y debería ser el punto de inflexión para un cambio de
paradigma en la forma que diseñamos nuestras ciudades priorizando la
planificación urbana integral centrada en las personas para lograr
ciudades más verdes, seguras, saludables, inclusivas y preparadas ante
el cambio climático y posibles pandemias futuras. Y este proceso sólo
tendrá éxito si se hace partiendo de una perspectiva de derechos de
infancia.
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