The Kind City: renaturalizar las ciudades, que sean más amables con la infancia.

¿Somos conscientes de cómo nuestra movilidad y ritmo de vida está afectando a la salud de las niñas y niños?.
¿Se están tomando las medidas necesarias para reducir las emisiones allí donde viven niñas y niños?.


Queremos iniciar un movimiento de familias, niñas y niños para crear consciencia social de la necesidad de renaturalizar las ciudades y municipios, de manera que sean más amables con la infancia.

Por eso, hemos creado #TheKindCity, una campaña de sensibilización para dar a conocer los perjuicios que sufre la infancia en sus ciudades y reivindicar el derecho de niñas y niños a que las ciudades piensen en ellos y en sus necesidades de desarrollo, crecimiento y bienestar a la hora de replantear los proyectos urbanísticos.

¿Por qué sumarte a #TheKindCity?

Hi Little! es un proyecto que a través de la moda une a una comunidad de familias que forman parte del cambio y fomenta el liderazgo infantil hacia un mundo más justo, amable y sostenible.
Esta campaña nace gracias a la participación más de un centenar de familias que el año pasado apoyaron nuestra campaña solidaria #MediterraneanFragility, en beneficio de Open Arms y Open Cultural Center. Esta campaña de Crowdfunding, es el pistoletazo de salida a un proyecto de sensibilización y un movimiento de reivindicación que pretende implicar a niñas, niños, a sus familias, sus escuelas y a todas aquellas personas que se sientan identificadas con la necesidad de ciudades y municipios más verdes y amables.

Ahora es el momento de sensibilizar y actuar para generar políticas urbanas que promuevan el bienestar de los niños/as y sus familias ¿no os parece? Queremos ciudades más verdes, con menos coches, y más jugables. Ciudades donde los niños/as puedan crecer en salud y bienestar físico y emocional. 
El 10% de la recaudación de la campaña se destinará a realizar acciones para renaturalizar los espacios y hacerlos más amables para la infancia

Jóvenes Repensando las Aulas 2020. Escuelas Postpandemia.

Jóvenes de 18 a 29 años proponen 
soluciones innovadoras 
para un inicio de curso escolar más seguro y digital.

 
 
Desde Educación Conectada, Fad y BBVA hemos invitado a jóvenes estudiantes de 18 a 29 años a que sean parte de la solución de los principales retos a los que se enfrentarán los centros escolares el próximo curso escolar mediante el concurso de ideas “Escuelas pospandemia. Jóvenes repensando las aulas”, cuyas propuestas ya puedes conocer.

Entre ellas, encontramos iniciativas tan imaginativas como teselar el aula en hexágonos para garantizar la distancia de seguridad, diseñar trajes EPIS para no perder el contacto con compañeros o compañeras, e instalar entre los pupitres mamparas de materiales sostenibles como el cartón reciclado.

¿Son las ciudades actuales entornos adecuados para los niños?.


Pedagogos, sociólogos y arquitectos ven urgente un replanteamiento de las urbes 
 para que dejen de ser esos lugares inhóspitos,
 y vuelvan a ser de la ciudadanía. Una ciudadanía inclusiva y plural.


El País.
Una niña con mascarilla en una céntrica, Pamplona. EP.

Dice Francesco Tonucci, psicopedagogo de referencia internacional y gran activista de la protección de la infancia, que la ciudad es ahora como el bosque de nuestros cuentos: un lugar sucio y gris al que tememos. La ciudad es difícil para todos. Lo es para los adultos, pero también para los mayores, para las personas con necesidades especiales y, obviamente, para los niños. Lo sabemos los que tenemos hijos y encontramos las ciudades como territorios inhóspitos en los que el paseo, el juego y la estancia no tienen cabida en sus calles. Todo está compartimentado y estructurado, todo gira en torno a la movilidad, pero incluso esa movilidad es muy determinada: el carro no cabe entre los coches ni puedes acceder con él a muchas estaciones de metro, los niños han perdido su autonomía, el tráfico y los edificios han fagocitado la espontaneidad del juego. La economía manda.


Pedagogos, sociólogos y arquitectos ven urgente un replanteamiento de las ciudades para que dejen de ser esos lugares inhóspitos y vuelvan a ser de la ciudadanía. Una ciudadanía inclusiva y plural que tenga en cuenta a los niños, niñas y adolescentes. Sobre ello versó el encuentro intergeneracional Ciudad y ciudadanía de la infancia y la adolescencia en el COVID, organizado por el Grupo de Sociología de la Infancia y la Adolescencia (GSIA) el pasado 26 de junio. A través de esta jornada, que contó con la participación de Tonucci y de un grupo de jóvenes de la ESO y Bachillerato, se buscaba poner el foco en la necesidad de negociar los espacios de convivencia en la ciudad entre los distintos ciudadanos que se mueven en ella –incluidos los niños y adolescentes–, pero también en la necesidad de incorporar en la escuela la visión de los estudiantes como ciudadanos de pleno derecho.

Para Lourdes Gaitán, socia fundadora del GSIA y secretaria del Comité Científico de Sociología de la Infancia de la FES, hoy las ciudades se han vuelto cada vez más segregadas, “son ciudades más para pasar que para estar”, y aboga porque el movimiento favorable a una mayor presencia de los niños en la calle se inscriba en el movimiento de transformar las ciudades a través de la humanización: “Hacer las calles más humanas pasa por algunas cosas que ya se han empezado a hacer en algunas ciudades: más zonas peatonales, uso de otro tipo de vehículos menos agresivos que los coches y medidas para reducir la contaminación. Esto último le preocupa mucho a los niños y a los jóvenes, como hemos visto en la pasada cumbre sobre el clima. Los niños son muy activos y muy sensibles a las cuestiones del medioambiente, por eso hay que escucharles”.

El parque como elemento segregador

El confinamiento ha hecho (aún) más visibles las ciudades como jaulas. En ellas, algunos puntos de desfogue (los parques infantiles, las áreas de entrenamiento, las áreas caninas) que, similares a las ruedas del hámster, posibilitan algo de movimiento extra. ¿Dónde llevamos a los niños para que liberen su energía? Al parque, esos recintos que Lourdes Gaitán define como “corralitos” para separar espacios de convivencia: los niños pequeños dentro (los que juegan), los adultos fuera (los que vigilan y marcan los tiempos). 

Para Virginia Navarro, arquitecta y cofundadora de cuartocreciente arquitectura, un proyecto creado con el objetivo de mejorar los principales espacios en los que se desarrolla la infancia (casa, escuela y ciudad), los parques infantiles y también los patios escolares son espacios muy pobremente diseñados: “Estos espacios solo incluyen un tipo de juego: en el parque infantil es un tipo de juego repetitivo (subir, bajar, columpiarse, balancearse) y en los patios escolares son juegos reglados, materializados en canchas de deporte y juegos con balón. Además, recogen un rango de edad muy limitado, dejando fuera a los niños más mayores y adolescentes”.

En esto último insiste también Gaitán, quien ve en estos espacios más que lugares para un esparcimiento seguro, espacios para la segregación, ya que no incluyen ni a todas las edades ni la variedad de juegos y actividades que necesita la infancia: “Las plazas y los parques sin barreras son espacios que comparten varias generaciones. Cuando segmentamos y vallamos los parques, se produce la segregación de las personas que frecuentan estos lugares en función del grupo de edad al que pertenecen. El parque, como espacio público de uso compartido, debería ser un espacio de aprendizaje y convivencia, pero si intervenimos en ese espacio rompemos ese ecosistema”. Recuerda la socióloga cómo la imaginación de los niños supera con creces la del adulto que diseña estos espacios: “En los parques los niños suplen la falta de imaginación de los adultos cuando desbordan los límites y reutilizan a su manera el espacio; por ejemplo, usando botellas de agua como portería para jugar con el balón”.

Tampoco existen alternativas fuera de estos espacios. Según Virginia Navarro, la pérdida de juego en las calles de la ciudad supone, por primera vez en toda la historia de la humanidad y especialmente en los países desarrollados, que no existe en la infancia el juego libre no supervisado. Esto significa, según la experta, que “en ningún momento” el niño socializa y juega sin estar sometido a la mirada adulta. “Esta falta de autonomía es una pérdida sin precedentes. Su origen se sitúa en los años 90 y se fue incrementando con rapidez en años sucesivos, lo que ha demostrado que tiene consecuencias a nivel físico (incremento de la obesidad, miopía, falta de vitamina D), emocional (poca frecuencia de relación entre iguales, ansiedad, tristeza, mala autogestión de las emociones y falta de concentración) y en el aprendizaje (pierden la oportunidad de sacar provecho de materiales ocasionales como piedras, hierba, tierra; de tomar posesión del espacio; o de asumir riesgos razonables, entre otros)”, afirma.

Las ciudades también educan. El pedagogo Loris Malaguzzi consideraba el entorno físico como un “tercer profesor” después del maestro y los otros niños. Tal y como están planteadas las ciudades hoy, y teniendo en cuenta la cuestión de los parques infantiles y la desaparición del juego de las calles, ¿qué están aprendiendo los niños y niñas de ellas? Según la arquitecta Virginia Navarro “aprenden que la ciudad pertenece al adulto y al coche, que su acogida solo se da en parques específicos y que es peligrosa e inhóspita”. Además, añade que cuando los espacios públicos mejores de la ciudad (históricos) están ocupados de terrazas y turistas, “también perciben lo público como un espacio que puede dedicarse principalmente al consumo, algo que se potencia cuando sus principales salidas públicas son a centros comerciales”.

Una ciudad centrada en las necesidades de todos

Una ciudad adecuada para niños y niñas es una ciudad que es buena para todos", dice Tonucci en La città dei bambini. Almudena de Benito, arquitecta y fundadora del proyecto Chiquitectos, considera que actualmente en las ciudades no solo nos hemos olvidado de la infancia, sino también de las mujeres y de la tercera edad. “La ciudad fue pensada para un modelo productivo y remunerado, vinculado tradicionalmente a lo masculino; diseñada para un hombre trabajador de mediana edad que se mueve en coche. Un hecho que se aprecia claramente en la velocidad a la que los peatones cruzamos las calles anchas en los semáforos (como la Castellana, en Madrid); un reto imposible para una persona anciana, dependiente, o para los niños y niñas”. Señala también que, aunque en algunos países europeos como Austria, han surgido desde los años 70 propuestas del llamado “urbanismo con perspectiva de género”, en España esto es algo más reciente. “Este tipo de planificación pretende priorizar las tareas del cuidado -asociadas a las mujeres- frente a la movilidad lineal trabajo-casa. Es decir, las ciudades se diseñan desde el ámbito reproductivo y de los cuidados, sin olvidar el trabajo productivo. Creo que esta es la clave, construir una ciudad centrada en las necesidades de todas las personas que la habitan y que priorice el encuentro frente al consumo, de ahí la importancia del espacio público como lugar de socialización. Plazas para estar, sin necesidad de consumir, que se convierten también en espacios lúdicos. Entender la ciudad como un gran campo de juego no solo beneficia a la infancia”, explica.

¿Cómo debería ser una ciudad para que incluyera las necesidades de todos?.
Para responder a esta pregunta, Virginia Navarro considera interesante contar con el ejemplo de Pontevedra, una ciudad de más de 50.000 habitantes, en la que se transformó completamente la movilidad urbana, lo que ha repercutido en beneficios en la infancia, pero también en el resto de la ciudadanía. “El tráfico no solo es un problema de las grandes ciudades: en 1996 Pontevedra triplicaba la intensidad de tráfico del centro de Madrid. Los principios de actuación, que iniciaron la transformación en 1999, son absolutamente vigentes para incluir a la infancia en nuestras ciudades: todos los espacios públicos urbanos deben poder ser usados por todos los vecinos y vecinas sin distinción de capacidades, edad o estatus socioeconómico para actividades diversas; la movilidad peatonal es la forma más natural y básica de desplazarse por la ciudad, y ningún otro tipo de movilidad puede sustituirla ni debe desplazarla; la ciudad debe tener una alta calidad ambiental con niveles más reducidos de contaminación aérea y acústica; la ciudad debe ser un espacio sin violencia, libre de prácticas que generen peligro o sensación de peligro”.
Esto se tradujo, según la arquitecta, en una serie de actuaciones concretas, pensando siempre en la ciudad en su conjunto. “Se redujo drásticamente el tráfico, se limitó la velocidad a 30 km/h, se eliminaron espacios de aparcamiento en las calles saturadas (cuando existe la percepción de que se puede circular y estacionar aumenta el tráfico), se ampliaron las calles hasta darle el mismo espacio al coche que al peatón, se eliminaron barreras arquitectónicas y se crearon caminos escolares seguros para favorecer la autonomía de los niños. Todo ello ha contribuido a crear una ciudad amable con la infancia, que ha llenado sus calles y sus plazas”. A esto se añade como principio de diseño la presencia de naturaleza, no como algo decorativo, sino como elementos que propician beneficios a nivel físico, psicológico y ambiental.


Todo esto exige, como se ha visto en el caso de Pontevedra, la reconstrucción de un tipo totalmente diferente de ciudad que no todas las ciudades están dispuestas a asumir. ¿Utopía o realidad? Almudena de Benito no considera imposible modificar cosas como la creación de una red de espacios verdes accesible a pie, la restricción del tráfico o la peatonalización de algunas calles. “Son pequeñas medidas que no suponen una gran inversión en infraestructuras y que contribuyen a construir una ciudad más amable y abierta”, cuenta. Por su parte, Virginia Navarro tiene claro que aunque no todas las estructuras físicas urbanas permiten generar entornos igual de amables, es posible una importante transformación si existe “una férrea voluntad política”. Y es urgente, porque según la ONU uno de los grandes desafíos de nuestro siglo será la vida de las ciudades, ya que 7 de cada 10 personas vivirán en una ciudad en 2050. “¿No empieza a ser una absoluta necesidad plantearnos las ciudades como ecosistemas sostenibles para todos?”, plantea la arquitecta.

¡Desenchufa al niño! La desconexión digital en cinco pasos.

“una hora de naturaleza por cada hora de pantalla”. ¿Y en qué se basa esta recomendación? .
“Los ambientes naturales nos ayudan a descongestionar la vista y la atención 
que le prestas a un estímulo tan fuerte y tan conciso como es la pantalla. 
Ofrecen estímulos blandos, como el mar, las nubes o las puestas de sol,
que atraen la atención sin que tengamos que estar concentrados 
y eso permite descansar la mente de la fatiga que producen las pantallas o el trabajo”. 
Joan Amorós.



Beatriz Lucas,

Durante el confinamiento se ha disparado el consumo de pantallas y la sobreexposición entraña riesgos de ansiedad, sobrepeso o incluso pérdida de visión. Varios expertos marcan el camino para aparcar los aparatos de un modo saludable y en familia

La naturaleza te permite conectar pero también investigar y mantener activos los procesos de curiosidad. En la imagen una niña investiga un bicho que ha encontrado en un día de 'cole' en el grupo de juego en la Naturaleza Saltamontes, en Madrid (pie de foto KATIA HUESO).

A la consulta de la psicóloga María Guerrero, con el desconfinamiento ha llegado un nuevo perfil de paciente: niños que usaban muy poco o nada las pantallas y ahora no hay manera de que hagan algo sin ellas. En el caso de los adolescentes, la adicción les suele restar horas de sueño o les causa un gasto de dinero en juegos online o en mejoras de aplicaciones.

A María Guerrero, además del hábito, le preocupan las consecuencias para la salud física y mental. “Diversos estudios nos hablan de la relación entre el abuso de tecnología y aislamiento, problemas de obesidad, hábitos sedentarios con pérdida de masa muscular, pérdida de visión... Pero también puede ser detonante de ansiedad o depresión y, según un experimento realizado por la revista americana de pediatría, los niños que están en contacto de forma habitual con dispositivos móviles, tabletas u ordenadores son más irritables y muestran una menor capacidad de atención, memoria y concentración que los que no lo están”, apunta Guerrero, que es la psicóloga de la aplicación de control parental Qustodio.

Según Guerrero, el cerebro de un niño “funciona por hábitos y estos tardan en asentarse unos 21 días. Y la tecnología ha sido la única vía de comunicación y ocio durante más de 100 días”. A los padres, esta especialista les suele explicar que, si su hijo está más atrapado de lo normal, no es que sea un bicho raro, sino que es algo común: “La mayoría de los juegos, redes sociales y apps para niños están diseñados para que el cerebro segregue sustancias placenteras. Si para un adulto es difícil dejar un hábito, en el caso del cerebro de un niño, que es más inmaduro y con menor capacidad de autocontrol, es aún más delicado”.

Pero antes de que el lector se lleve las manos a la cabeza y se deje arrastrar por el catastrofismo, la psicóloga advierte: “Hay marcha atrás, pero no es fácil y habrá resistencia al cambio”, asegura esta experta en nuevas tecnologías.

Hay solución, coincide e insiste el profesor barcelonés y asesor de familias Francisco Castaño: “No somos supermadres ni superpadres. No tenemos la culpa de que se nos haya ido de las manos. Nos ha tocado estar en casa, teletrabajar y hacer la comida con hijos a los que atender y les hemos dejado olvidados frente a la pantalla... No hay que fustigarse. Son circunstancias sobrevenidas y vamos a darle la vuelta”, apunta este docente que acaba de publicar el libro La mejor versión de tu hijo (Plataforma editorial).

Paso 1: Calma, tus hijos seguramente no sean adictos a la pantalla
Antes del confinamiento, los expertos ya habían alertado del preocupante aumento del uso de las tecnologías en las niñas, niños y adolescentes.

Manuel Bruscas, vicepresidente del área de producto en Qustodio, una app de control parental que en España usan más de 50.000 familias, explica que en febrero ya había un uso medio de dos horas diarias de niños de 4 a 15 años, según los datos de uso de los usuarios de la aplicación. Y que en algunas aplicaciones como Youtube se había pasado de 39 minutos diarios en 2019 a superar los 63 antes justo del confinamiento y que se convirtieron en 75 minutos el 30 de abril. “Se ha incrementado un 180% la utilización de las tecnologías y va a ser difícil recuperar los números iniciales. Muchos niños notarán que les falta algo, las relaciones se construyen con miradas, con empatía, con relación física y eso la pantalla no te lo da, así que es ahí donde debemos incidir en el proceso de desconexión”, explica Bruscas.

Pero que se usen más las tecnologías que antes o que los niños y adolescentes se resistan a soltar la pantalla no significa que sean adictos. El psicólogo Garicoitz Mendigutxia, director del programa Suspertu, de prevención de adicciones del Proyecto Hombre Navarra, cree que con la vuelta al contacto social descenderán estos hábitos, que considera “coyunturales”. En su proyecto, las niñas, niños y adolescentes a los que atendían antes de confinamiento por estos usos conflictivos eran apenas un 10% del total de pacientes. “Y no hemos detectado un cambio de conducta alarmante a raíz de estos procesos”, explica desde Pamplona.

Aclara, además, que para que sea considerado una adicción, o más bien un “uso conflictivo de las tecnologías”, estas les deben restar tiempo e incluso dinero de otras actividades de su vida. “Deben darse situaciones de aislamiento social, afectar a sus dinámicas de vida —por ejemplo, que la familia no pueda salir a cenar porque el hijo prefiere estar conectado—, solo se relacionan con las redes o tienen problemas y conflictos familiares o porque están conectados hasta las cuatro de la mañana y afecta al rendimiento escolar”, explica el psicólogo. Si ese no es el caso, el plan de acción será más fácil que funcione, si además se le añaden cuatro palabras: tesón, constancia, límites y alternativas.

Paso 2. Habla con ellos y marca los límites para una desconexión progresiva
Educadores, psicólogos y expertos en adicciones coinciden en que estos hábitos saludables deben comenzar desde que los niños son muy pequeños y comienzan a tener acceso a las pantallas: hay que sentarse a hablar con ellos y establecer los límites de uso tanto de tiempos y horarios como de espacios. “Es un relajo dejarle delante de la pantalla cuando es pequeño y vamos a un restaurante, pero hay que pensarlo dos veces porque luego tendrá consecuencias”, señala el psicólogo navarro que es partidario de que los niños, niñas y adolescentes pasen la mayoría del día sin pantallas. Los gurús de Silicon Valey, por ejemplo, educan sin pantallas porque saben que es mejor para un crecimiento saludable. “Igual que educamos en la alimentación, o en el consumo, debemos educar digitalmente a nuestros hijos”, advierte Manuel Bruscas, de Qustodio.

“Hay que sentarse para explicarles las normas y por qué se deben cumplir. Si les haces partícipes, sienten que son parte del proceso y comprenden por qué, van a ser mucho más colaboradores. Ellos asumen las reglas perfectamente si las entienden”, explica Mendigutxia.

María Guerrero cree que hay que recurrir a los argumentos científicos y explicarles que las pantallas pueden perjudicar su salud. Los especialistas en visión han alertado de un empeoramiento de la salud visual de forma masiva durante el confinamiento y la Fundación Pau Gasol asegura que España es líder europeo en obesidad infantil. El exceso de pantallas genera estrés, irritabilidad, aislamiento y depresión... “A los niños no les vale cualquier argumento, necesitan datos concretos y gráficos para colaborar”, explica Guerrero. Y apunta: “Prohibir no sirve de nada porque van a tener que utilizar Internet para estudiar, mantenerse en contacto con sus compañeros... Y, cuando prohibimos totalmente algo, impedimos que nuestros hijos aprendan a establecer una relación sana con ello y eso genera problemas más graves a largo plazo porque se acaba convirtiendo en un objeto de deseo grande”.

Paso 3. Aquí sí, ahora sí
Los expertos también proponen que se limiten los espacios y momentos: “El móvil o tableta debe usarse en un espacio común de la casa, no debe usarse mientras estamos en familia en las comidas y tampoco dejarles solos. Igual que no dejas solo a tu hijo en una discoteca o en medio de Nueva York, no les debemos dejar solos en Internet, hay que estar a su lado, supervisándolos”, apunta. Las aplicaciones de control parental pueden ayudar en esos límites: si el dispositivo se apaga, no cargan contra los padres y además las familias pueden supervisar lo que ven sus hijos y conversar con ellos al respecto.

También recomiendan establecer tiempos máximos de uso, según la edad. Aunque Bruscas señala que no se trata tanto del tiempo como de la calidad de lo que ven en la Red. “Si tu hijo es un fanático del piano o de la programación y se pasa horas viendo tutoriales online, pues en realidad está cultivando una afición”, señala. Además, no recomienda la desconexión total: “No se pueden poner puertas al campo y pasar del todo a nada, sino educar en un uso saludable”. Y, aunque no se pueden establecer recetas para todos los casos, Francisco Castaño recurre a la literatura científica para argumentar dónde empieza a ser un uso poco recomendable y marca las dos horas como límite para los más mayores. La siguiente es una propuesta de uso de pantallas según la edad basada en las recomendaciones del profesor Castaño.

Paso 4: Sé su modelo
“Somos lo que nos enseñaron nuestros padres cuando intentaban no enseñarnos nada”. Esta frase del filósofo y escritor Umberto Eco es una de las favoritas del educador Francisco Castaño para explicarles a las familias que pasan por su consulta la importancia de lo que hacen las madres y los padres en los procesos educativos.

“Los menores acaban haciendo lo que hacemos los mayores. Igual que no puedes decirle a tu hijo que no beba alcohol con una cerveza en la mano, no puedes pedirle que apague el móvil si tú no dejas de mirarlo. Por eso la reflexión y el plan de acción debe ser en familia y con el compromiso de todos, de padres y madres, de preservar espacios sin tecnología”, concluye Castaño. Así que, madres y padres del mundo, preocupados porque sus hijos están enganchados, mírense al espejo y desenchufen también.

Paso 5: Tiempo juntos: alternativas de ocio, salir al aire libre y compartirlo con ellos.
Bruscas cree que las pantallas nunca deberían “sustituir interacciones ricas con otras personas, con la familia o los amigos”. Por ello, propone compartir deporte, paseos actividades al aire libre, actividades domésticas, hacer comidas, tareas de limpieza, organización de casa... “Hacer cosas con ellos también te da pie para hablar y te permite acercarte a las pantallas y ver qué le interesa a tu hijo y conocerlo y cuestionarlo”, apunta también Mendigutxia, psicólogo de Proyecto Hombre Navarra.

Para María Guerrero, la mejor alternativa es al aire libre, en familia. “Los niños necesitan jugar al aire libre porque su cerebro se desarrolla más”, explica. Un estudio realizado con 12.000 familias demostraba que los presos de EEUU pasan más tiempo al aire libre, en el patio de su cárcel, que los niños”. Existen incluso empresas que te ayudan a realizar desconexiones en la naturaleza, como Desconnexions, que ofrece actividades en toda España para que desenchufar de la tecnología y conectar con otras personas y la naturaleza, además de aprender del entorno medioambiental. Y son los mismos responsables de la creación del Día Mundial sin Móvil el 15 de abril.

El psicólogo y fundador de la compañía, Joan Amorós, asegura que la naturaleza puede mitigar la depresión y la ansiedad, ayudar a prevenir o reducir la obesidad y la miopía, reforzar el sistema inmune y reporta muchas otras ventajas para la salud física y psicológica. Precisamente, la mayoría de los problemas de salud que pueden generar las pantallas. Amorós propone “una hora de naturaleza por cada hora de pantalla”. ¿Y en qué se basa esta recomendación? “Los ambientes naturales nos ayudan a descongestionar la vista y la atención que le prestas a un estímulo tan fuerte y tan conciso como es la pantalla. Ofrecen estímulos blandos, como el mar, las nubes o las puestas de sol, que atraen la atención sin que tengamos que estar concentrados y eso permite descansar la mente de la fatiga que producen las pantallas o el trabajo”.

Manos a la obra, ¡tira del cable!.

Un ingreso básico temporal desaceleraría el avance de la pandemia de COVID-19

Y evitaría que 1400 millones de niños y niñas fueran afectados por el cierre de las escuelas...


Un nuevo informe explica que si unos 3000 millones de personas no tuvieran que salir a trabajar todos los días para sobrevivir, se podría frenar el ritmo de contagio del coronavirus y aboga por garantizar un ingreso básico durante seis meses a los sectores de población que viven por debajo o en la línea de pobreza.  
La medida costaría casi 200.000 millones de dólares.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) pugnó este jueves por la introducción inmediata de un ingreso básico temporal para las personas más pobres del mundo con el propósito de reducir el aumento de casos de COVID-19.
Según un nuevo informe, la garantía de esos recursos permitiría que cerca de 3.000 millones de personas permanecieran en sus hogares durante la pandemia.
El documento “Ingreso Básico Temporal: Proteger a las Personas Pobres y Vulnerables en los Países en Desarrollo” estima que proveer un ingreso básico durante seis meses a los 2700 millones de personas que viven por debajo o apenas por encima del umbral de pobreza en 132 países en desarrollo costaría 199.000 millones de dólares.
Ese costo representa el 12% del total de la respuesta financiera al COVID-19 prevista para 2020, o el equivalente a una tercera parte del monto que los países en desarrollo deben pagar por su deuda externa este año.

Viable y urgente

El PNUD asevera que la medida es viable y urgente ya que la pandemia avanza a un ritmo que supera el millón y medio de casos nuevos por semana, sobre todo en los países en desarrollo, donde siete de cada diez trabajadores generan su sustento en la economía informal y no pueden subsistir si no salen de sus casas ya que no cuentan con ninguna protección social.
Un ingreso básico temporal les brindaría los medios necesarios para comprar alimentos y costear sus gastos de salud y educación.
“Estos tiempos sin precedentes exigen medidas sociales y económicas sin precedentes. La introducción de un ingreso básico temporal para las personas más pobres del mundo se ha planteado como una opción, algo que habría parecido imposible sólo unos meses atrás”, señaló el administrador del PNUD.
Achim Steiner sostuvo que los rescates y los planes de recuperación no pueden centrarse únicamente en los grandes mercados y negocios. “Un ingreso básico temporal podría permitir a los gobiernos dar a las personas en confinamiento un sustento financiero, volver a inyectar efectivo en las economías locales para ayudar a mantener los pequeños negocios a flote, y desacelerar el devastador avance de la COVID-19”.

Reorientar fondos

Para sufragar el ingreso básico temporal los países podrían, por ejemplo, reorientar los fondos que originalmente destinarían este año al pago de su deuda, apunta el informe.
Los datos oficiales muestran que las economías emergentes y en desarrollo gastarán 3,1 billones de dólares en el pago de sus deudas en 2020.
La aplicación de una moratoria amplia de la deuda para todos los países en desarrollo, como ha solicitado el Secretario General de la ONU, permitiría a los países reorientar temporalmente esos fondos hacia medidas de emergencia que contrarresten los efectos de la crisis provocada por la pandemia.
La propagación del coronavirus ha exacerbado las desigualdades que ya existían a nivel mundial y nacional y ha generado nuevas disparidades que están perjudicando en mayor medida a las personas más vulnerables.
El PNUD estima que el desarrollo humano retrocederá a nivel global este año por primera vez desde que empezó a medirse dado que hasta 100 millones de personas más caerán en la pobreza, que 1400 millones de niños son afectados por el cierre de las escuelas y que se registran niveles récord de desempleo y pérdida de medios de vida.

Llamada a contribuciones, para el siguiente nº Revista "Sociedad e Infancias". Límite 10 de Septiembre.

“Métodos participativos en la investigación con niños", tema propuesto.

Revista Sociedad e Infancias,

Llamada a contribuciones,

Volumen 4 Número especial,
“Métodos participativos en la investigación con niños".

Fecha límite de recepción de artículos: 10 de septiembre de 2020.

Publicación: Noviembre 2020.


En el ámbito de los Estudios de Infancia se destaca la necesidad de que los niños, niñas y adolescentes sean sujetos en la investigación sobre sus relaciones, sus culturas, sus problemas y sus modos de vida, antes que como sencillamente objetos de observación. Por ello cada vez es más frecuente que se adopten metodologías que promuevan o favorezcan su participación en las diferentes etapas del proceso de la investigación, desde el diseño a la recogida de información o la elaboración y presentación de resultados, utilizando para ello toda una gama de técnicas, en muchas ocasiones altamente innovadoras.

Este número especial de SOCIEDAD E INFANCIAS está abierto a la recepción de artículos que muestren las experiencias que se están llevando a cabo en esta dirección, así como a los que señalen orientaciones teóricas o relativas a la ética en la investigación con niños.

Tipos de originales aceptados:
• Trabajos originales, de carácter teórico o empírico, que versen sobre el tema propuesto, esto es, “Métodos participativos en la investigación con niños, niñas y adolescentes”.

Se aceptarán contribuciones escritas tanto en español como en portugués.

Forma de envío
El envío de cualquier tipo de contribuciones se realizará a través de la página web de la revista: http://revistas.ucm.es/index.php/SOCI donde figuran en detalle las normas para autores.

Contacto:
Secretaría de la Revista: sociedadeinfancia@ucm.es Sociedad e Infancias es una revista interdisciplinaria, cuyo objetivo es promover el conocimiento científico sobre las vidas de los niños, niñas y adolescentes, principalmente en el ámbito español, portugués e iberoamericano y orientado en la línea de los nuevos estudios de infancia.

Ediciones Complutense.



HDIA, Revista GSIA, Julio 2020.

Hablando de Infancia y Adolescencia.



La Asociación GSIA edita esta publicación periódica  y  digital,
que analiza la actualidad recogida por los medios 
en relación a la infancia y la adolescencia, 
aportando nuestro propio enfoque 
con distintos secciones, artículos y columnas de opinión.


Revista del Mes de Julio 2020.



PROTAGONISMO ADOLESCENTE 

Tenemos que confesarlo: este mes no nos ha resultado tan difícil encontrar noticias sobre la infancia o la adolescencia con un perfil positivo. Puede que se trate de un hecho puntual y que no llegue a convertirse en tendencia, pero desde nuestra perspectiva constituye una circunstancia reseñable.

Finalizado el Estado de Alarma, el proceso de desconfinamiento acabó a la manera de una decisión salomónica. Interpretando que todas las personas de todas las edades atienden a una norma de la misma forma. 

Durante el confinamiento los y las adolescentes fueron sometidos y sometidas a un escrutinio de interpretaciones. Cada interpretación construyó un relato para abundar en esas categorías aprobadas sobre la manera de ser adolescente y la manera cómo se sienten al verse afectados tanto física como mentalmente por situaciones sobrevenidas como no sobrevenidas, en este caso el estar confinados en sus casas. 

Ahora, durante este desconfinamiento infinito, los cambios y traslados a territorios de desconfinamiento normados por adultos no se relacionan con los hábitos de ser y estar en los espacios sociales de hace unos meses. Para nadie, pero menos para los y las adolescentes que pagan caro y siempre pagaron caro exigir ser protagonistas en sus propios territorios. 

Los y las adolescentes sometidos a las interpretaciones de los horrores adultos reclaman ser protagonistas en sus propios territorios. Sino buscan otros territorios donde las interpretaciones no se parezcan a los miedos por vivir, por experimentar ser una proyección de sus anhelos y virtudes. Lugares donde no se escruten, también de manera infinita, sus felicidades y sufrimientos, y se les  interprete con esa laxitud de los lugares comunes como si todos los territorios y espacios fueran comunes y frecuentados por los mismos. 

Siempre les quedará Paris… Un recuerdo de los lugares y territorios donde la acción invite a ser protagonista de los deseos. O sea, de ser libres para acertar o errar con otros y otras.  
    
Equipo GSIA .  

Acceso números anteriores de la Revista "Hablando de Infancia y Adolescencia".

También en la web puedes encontrar Documentación relativa a la infancia y la adolescenciaartículos, documentación, investigaciones, estudios,  legislación, etc.

Los derechos de la infancia durante el confinamiento

Berta Ruiz, David Gómez y Ainhoa Rodríguez,


En 2019, se celebró el 30 aniversario de la Convención de los Derechos del Niño (CDN)  recordando sus  principios rectores: no discriminación, interés superior del niño, derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo y derecho a la participación infantil. La CDN persigue fundamentalmente garantizar el bienestar y desarrollo de la infancia; así lo vemos en sus 54 artículos donde hace un recorrido por todos esos aspectos indispensables para mantener una calidad de vida razonable como un derecho fundamental. Se trata del primer instrumento jurídicamente vinculante, en el que se reconoce a los niños, niñas y adolescentes (NNA) como agentes sociales y titulares activos de sus propios derechos. Hay que decir al respecto, que, aunque han sido grandes los logros alcanzados, aún queda mucho por hacer.
En el contexto actual de crisis sanitaria como consecuencia de la pandemia por la covid-19, se ha puesto a prueba la fortaleza de todo este entramado jurídico. Mientras ha durado la declaración del estado de alarma en nuestro país, los derechos de NNA se han visto especialmente mermados.
El Comité de los Derechos del Niño, órgano evaluador independiente encargado del seguimiento en los estados, parte de la aplicación de medidas y políticas que salvaguarden los derechos de NNA (art. 43 de la CDN), ha alertado de los graves efectos físicos, psicológicos y emocionales que puede tener la pandemia en población infantil y adolescente (1).
Si hacemos un repaso a los distintos documentos normativos desarrollados durante la pandemia, podemos comprobar cómo, por encima de todo eso, ha primado una visión adultocéntrica (2,3) de la infancia y adolescencia. Esta visión asistencialista ha impedido que entrase en juego el Enfoque de Derechos, como un modelo que dirige su mirada hacia los niños, niñas y adolescentes, considerándolos sujetos de derechos activos con competencias suficientes para incidir en su entorno, poniendo el foco en su capacidad de opinar sobre todas las cosas que les afectan.
A continuación, centraremos nuestra reflexión sobre los efectos de las medidas sanitarias y políticas en cinco grandes derechos: protección, salud, educación, juego y participación...

Reflexiones en tiempos de Coronavirus. Revista Convives, nº especial.

Una monografía de dicha revista, 
centrada en lo que ha significado la pandemia para la Escuela. 
Con una visión poliédrica desde los distintos sectores de la comunidad educativa, 
han ido reflexionando sobre su incidencia 
y sobre lo que la nueva normalidad nos deparará en septiembre.

Accede aquí  al nº extra.


Salud Mental en la Infancia y la Adolescencia en la era COVID-19. Informe

De la Plataforma de Asociaciones de Psiquiatría y Psicología Clínica por la Salud Mental de la Infancia y Adolescencia: 
Evidencias y Recomendaciones de las Asociaciones Profesionales de Psiquiatría y Psicología Clínica.

La Plataforma de Asociaciones de Psiquiatría y Psicología Clínica por la Salud Mental de la Infancia y Adolescencia  ha realizado este informe en relación a los efectos de la pandemia por COVID-19 sobre la salud mental de los niños, niñas y adolescentes de nuestro país.  

Este documento se ha  ha enviado tanto al Ministerio de Sanidad como a las autoridades sanitarias de las comunidades autónomas, y a diversos medios de comunicación.

En dicho trabajo hay un apartado que recoge los datos de la encuesta a profesionales que muchos de vosotros respondisteis sobre vuestra experiencia asistencial durante el reciente periodo de emergencia sanitaria.
Esperamos que sea de vuestro interés y que nos ayudéis en su difusión.
Descargar síntesis del informe
Descargar informe completo

Informe: Salud Mental en la Infancia y la Adolescencia en la era del COVID-19:
 Evidencias y Recomendaciones de las Asociaciones Profesionales de Psiquiatría y Psicología Clínica

Autoria: Este documento ha sido elaborado por La plataforma de Asociaciones de Psiquiatría y Psicología Clínica por la Salud Mental de la Infancia y Adolescencia de España constituida por las siguientes asociaciones:
• Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología, sección de Infancia y Adolescencia (AEPCP)
• Asociación Española de Psiquiatría del Niño y del Adolescente (AEPNYA) • Asociación Nacional de Psicólogos clínicos y Residentes (ANPIR) • Sociedad Española de Psiquiatría (SEP) • Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente (SEPYPNA) La Asociación Española de Neuropsiquiatría- Profesionales de la Salud Mental– Sección Infantil (AEN-PSM) forma parte de la plataforma, pero por cuestiones de organización no ha participado en este trabajo.Elaborado por : AEPCP, AEPNYA, ANPIR, SEP, SEPYPNA

Aclaraciones:
Este es un documento realizado por profesionales de las asociaciones participantes y en los que se ha pedido opinión a otros profesionales o a asociaciones de familias con problemas de salud mental o sensibles a los problemas de la infancia y adolescencia y refleja las opiniones de los autores.

Las conclusiones, recomendaciones, investigaciones, necesidades o propuestas son fruto de un proceso colectivo de consenso de los miembros de la plataforma y ha sido consensuado por las Juntas directivas de las asociaciones participantes. Por lo que reflejan los elementos más significativos de la reflexión, fruto de la revisión y la experiencia vivida y percibida



Fuente Sepypna 

Hacer un balance del sector europeo de los derechos del niño

Lanzamiento del Informe Anual Eurochild 2019. 
"La recuperación será larga y dura ... si los esfuerzos para reconstruir Europa se basan en una comprensión completa de los derechos del niño, nuestro continente será más justo y más resistente a los golpes en el futuro ".

Portada del Informe Anual Eurochild 2019
El Informe Anual de Eurochild de 2019 reflexiona sobre las actividades clave y los logros de la red, que abarca 34 países con sus casi 200 miembros.
En 2019, Eurochild desempeñó un papel formativo en la campaña durante el cambio en las instituciones de la UE. Existe un fuerte intergrupo de derechos del niño en el Parlamento Europeo; la Comisión Europea ha encargado al Vicepresidente Suica que lidere el diseño de una Estrategia de los Derechos del Niño de la UE, mientras que el Comisionado Schmit lidera la iniciativa de Garantía Europea del Niño. Además, Eurochild lideró con el ejemplo de escuchar a los niños al involucrarlos en el diseño de eventos y actividades de promoción, incluido el desarrollo de la Declaración de la UE sobre Bucarest para niños, entregada a los líderes de la UE bajo la Presidencia rumana de la UE.
El informe, dividido en dos secciones basadas en el plan estratégico de Eurochild para 2019-2021, muestra el trabajo y los logros destinados a "El cambio que Eurochild quiere ver" y "Cómo Eurochild contribuye a que ese cambio suceda".
En su introducción al Informe Anual, SE Marie-Louise Coleiro Preca, Presidenta de Eurochild, reconoce los nuevos desafíos creados por la pandemia COVID-19 y la importancia cada vez mayor de poner a los niños en el corazón de Europa: "La recuperación será largo y duro ... si los esfuerzos para reconstruir Europa se basan en una comprensión completa de los derechos del niño, nuestro continente será más justo y más resistente a los golpes en el futuro ".
El informe anual se presentó en la Asamblea General de Eurochild el 15 de junio de 2020 . La Asamblea General de este año tuvo lugar en línea debido al bloqueo relacionado con COVID-19. Miembros de toda Europa se reunirán junto con niños que representan al Consejo de Niños Eurochild para compartir los desarrollos desde el año pasado, dar la bienvenida oficialmente a los nuevos miembros y discutir los desafíos y oportunidades clave para el sector de los derechos del niño. 

VI Concurso Microrrelatos EAPN, España: "La pobreza en 100 palabras".

               

La Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en España (EAPN-ES) convoca el VI Concurso de microrrelatos 'La pobreza en cien palabras', con el objetivo de poner el foco y visibilizar las situaciones de pobreza que sufren diariamente millones de personas en España.
Buscamos las mejores historias con un máximo de cien palabras que denuncien, describan o llamen la atención sobre las situaciones de exclusión social, los discursos del odio y la aporofobia, pero también valores como la solidaridad, la empatía y la lucha contra la discriminación.

El  plazo  para enviar los  microrrelatos  se abrirá  el  4  de marzo  de 2020 y expirará el 8 de septiembre de 2020 a las seis de la tarde (18:00 horas)....

Sociedad e Infancias, Vol 4, 2020.


Vol. 4,  2020.

Ediciones Complutense,
Universidad Complutense.

ISSN-e 2531-0720,
http://dx.doi.org/10.5209/soci.70365.





Presentación. Llegó la pandemia y mandó parar…

Equipo editorial de la revista

[en] Foreword. The Pandemic came and Everything stopped... 
[pt] Apresentação. A pandemia chegou e mandou parar...

     … y todas las personas del mundo, niñas y mayores, tuvieron que enfrentarse al fenómeno, sin que ninguna de las generaciones presentes pudiera ofrecer las enseñanzas de una experiencia previa de  carácter semejante.
     Apenas en nada una enfermedad se convirtió en pandemia. Apenas en nada aprendimos a vivir y convivir sin salir de la casa. Apenas en nada tendremos que inventar un futuro que no se parezca a nuestro pasado inmediato, para que no vuelva a girar la rueda de la desigualdad, del egoísmo, del consumismo. Las emociones experimentadas,  los nuevos sentimientos aflorados, la conciencia del riesgo como experiencia real, el aprendizaje de que cuidarse es cuidar a los demás, son valores que no deberían perderse.
     La elaboración de este cuarto volumen de SOCIEDAD  E INFANCIAS  seguía su ritmo habitual cuando la pandemia se nos vino encima.  Pero decidimos  no parar, al contrario,  movernos  para recoger  las instantáneas  de un momento histórico que sin duda marcará las biografías de cuantas personas están viviendo ahora su infancia o su adolescencia. Fue esto lo que nos motivó a hacer una llamada especial con el fin de ofrecer un cauce para que los estudiosos de infancia compartieran sus investigaciones de urgencia, sus hallazgos, sus observaciones y sus reflexiones fundamentadas en la atenta escucha de las voces de niños, niñas y adolescentes en las circunstancias que estamos viviendo. La respuesta a nuestra llamada está representada en los 24 artículos cortos que componen la sección de “Otras colaboraciones”,  seleccionados  entre los 51 recibidos en el breve espacio de apenas 20 días desde la convocatoria, que se hizo a primeros de mayo de 2020.
     Esta sección especial está precedida por las que son habituales en nuestra revista: una sección monográfica, dedicada al tema de “Las infancias en el foco de la investigación”,  una sección de miscelánea y una tercera de recensiones. Todas ellas se van a describir brevemente a continuación.
     El artículo de Alberto Sanz, con el que se abre la sección monográfica, no podría haber resultado más oportuno en esta ocasión, puesto que nos ofrece un retrato demográfico de la infancia y la adolescencia a nivel mundial, destacando los aspectos que conforman procesos sociales que afectan sustancialmente  a sus formas de vida. A continuación, Rosa Aparicio y Andrés Tornos muestran en su artículo de qué forma las redes sociales frecuentadas  por los más jóvenes pueden ser utilizadas para aproximarse a ellos y conseguir su complicidad en estudios habitualmente  complicados, como son los de carácter longitudinal. Sagit Bruck y Asher Ben-Arieh describen en su artículo la trayectoria de uno de los estudios más singulares y a gran escala que se han desarrollado hasta el momento para aproximarse al bienestar subjetivo de los niños, como seres humanos activos que viven la infancia por derecho propio. La innovación metodológica se convierte en exigencia en el campo de los estudios de infancia y buena prueba de ello es la experiencia mostrada por Nadja Monnet, Sara Rita Camponovo y Zoé Moody sobre la relevancia de investigar caminando con niños, niñas y adolescentes, en un estudio realizado a la vez en Suiza y España. A continuación, Roxana Loubet, Emilia E. Sánchez, Cristian D. Torres y Giova Camacho describen en su artículo la aplicación de una técnica conocida en la investigación con niños, como es el dibujo, pero realizada esta vez en un 
contexto especialmente complicado, como fue el de un asentamiento con actividades ligadas al narcotráfico. La capacidad de niños y niñas de actuar como investigadores de su propio mundo encuentra un magnífico ejemplo en el artículo de Florencia Finger, donde ellos y ellas intervinieron como coetnógrafos para observar y clasificar formas de relación y apropiación de espacios en el patio de recreo escolar. La sección monográfica se cierra con el artículo en el que Ainoa Mateos, Eduard Vaquero, Aida Urrea y Belén Parra muestran algunas de las metodologías participativas de investigación utilizadas con objeto de dar voz y tener en cuenta a los niños y niñas en contextos en los que se encuentran en una situación de riesgo o vulnerabilidad.
     Los artículos de la sección de miscelánea, sin abandonar una fundamentación empírica, se inclinan a la vez hacia la reflexión. Una reflexión que se abre al futuro de la innovación social que apenas podría concebirse sin la participación de niños y niñas, aunque, como señala David Vila, estas personas no suelen ser concebidas como sujetos activos de la innovación sino, antes bien, como sujetos pasivos o consumidores  de la misma. Una reflexión que también se apoya en el pasado, sacando a la luz las memorias de infancia en el artículo firmado por Fira Chmiel, o explorando, como lo hace Juan Carlos Rauld, a través de un análisis histórico, de qué forma la institucionalización infantil se ha utilizado como una estrategia de control, encierro y gobierno de la población. Elisabet Marco y Emma Gómez nos traen a la dura realidad del presente al apoyarse en dos casos de construcción  de infancia vulnerable, como son las situaciones de los niños que migran solos y de las niñas representadas en las campañas de desarrollo, para analizar los elementos ideológicos que atraviesan las políticas de intervención con esta infancia. Por fin María Cristina Valencia y José Luis Lalueza ponen el foco de su investigación en el proceso de ejecución hipotecaria de la vivienda familiar como un acontecimiento  vital estresante con incidencia en los niños y niñas, así como en los factores que se hacen presentes en estas situaciones.
     La sección de recensiones ofrece en este volumen un amplio abanico de lecturas recomendadas  que miran tanto al pasado (la comentada por Elena Hernández) como al presente de las infancias vividas en condiciones de pobreza, y de dignidad (las de Carmen Pineda, de Alessandro  Gentile y de Antonio Garrido). El contrapunto  lo ponen las revisiones de dos textos que se refieren al bienestar en la infancia (realizadas por Ferran Casas y por Paula Pérez, respectivamente),  y asimismo, a la magia que produce la evocación de la lectura y la infancia, el texto reseñado por Alexis Ariel Chausovsky. Por último Cecilia Robert nos aproxima a la obra de una autora que se dedicó a construir un trabajo social junto a niños, niñas y adolescentes desde la corriente latinoamericana.
     Llegamos por fin a la sección de otras colaboraciones,  donde están reunidos los artículos referidos a la repercusión de la pandemia provocada por la COVID-19 en los niños, niñas y adolescentes. La presentación de los artículos sigue una secuencia temática que se irá explicando a continuación, si bien es preciso decir que, como en la Rayuela de Cortázar, cada lectora o lector puede abordar esta sección en el orden que mejor le acomode, bien empezando por el primer artículo, bien por el último de ellos, o bien saltando de uno a otro para componer un cuadro “impresionista” propio a partir del panorama diverso que muestran los artículos.
     El primer bloque de lectura se inicia con la contribución de Mireia Mejías, una niña que es miembro del Consejo Nacional de Infancia y Adolescencia de Cataluña. Las voces de niñas y niños durante la pandemia han sido escucha- das a su vez por Joana Miguelena, Joxe Garmendia, Luis María Naya y Pauli Dávila (proyecto IkasLagun Posta), Laura Fernández (el caso de una escuela de alta complejidad), Lucas Platero y Miguel Ángel López (la adolescencia LGTBQA+ frente a la pandemia), Angélica Riquelme y Carolina Peña (la experiencia narrativa en la Яevuelta del molesto virus) Analia Paola García, Julieta Calderón, Luján Rosales y Sergio Vargas (un abordaje de la pandemia entre organizaciones  educativas y comunitarias)  quienes nos muestran sus resultados, aplicando diferentes técnicas de abordaje.
     Un segundo bloque de artículos se refiere al papel de las infancias en relación con los medios. Así Bianca Serrão, Gabriela Trevisan y Manuel Jacinto Sarmento nos muestran a los niños actuando como influencers digitales en la pandemia. Bárbara Cecília Marques y Magali Frassão nos hablan de “usar la red para alimentar la vida” con niños de educación infantil. Alex Iván Arévalo, Nicole Mazzucchelli y Astrid Arévalo analizan los discursos institucionales sobre la pandemia dirigidos a la infancia en Youtube. En una línea semejante, Juliana Prates, Larissa dos Santos, Leila Mignac y Camila Pinho de Mello nos ofrecen el análisis de los memes que circularon en Brasil alrededor de la pandemia y los niños. Por fin, Berta Sanz nos muestra cómo el confinamiento de la infancia viene de más allá de la pandemia.
     Según parece estar comprobado,  la enfermedad producida por el SARS-CoV-2  afecta de modo distinto a la población más joven respecto a la de más edad. No obstante, las medidas de aislamiento decretadas por las autoridades para contener la pandemia, alcanzaron  a todas las personas por igual, con especiales  repercusiones  entre las más pequeñas, especialmente  en lo que se refiere al seguimiento  del proceso educativo, sacando a la luz las profundas diferencias que existen en el acceso al derecho de niños y niñas a recibir una educación de calidad. Han surgido múltiples iniciativas dirigidas a paliar los efectos de la ausencia de escuela, y los artículos de este tercer bloque imaginario dan cuenta de algunas de ellas, que pueden observarse en los artículos  de Antônio Vagner Almeida,Carmen Nebot y Francisca Carla Ferreira (Ações do Conselho Tutelar na Amazônia), Pollyanna Rosa Ribeiro (Crianças e Distanciamento Social: uma proposta pública para a Educação Infantil), Heloísa Andreia de Matos, Janaína Cabello y Camila S. Borges (Direito à participação política de crianças sobre a escola) y Natália Fernandes y Marlene Barra (Trancadas em  casa! As crianças fintam a COVID-19).
      Si bien el cierre de las escuelas y el confinamiento dentro del hogar han sido características comunes de las formas de vida de niñas, niños y adolescentes en esta pandemia, sus circunstancias particulares han llevado a que ellas y ellos las experimentaran de formas diferentes. Así, Pedro Daniel Martínez nos habla de las implicaciones sociales en el caso de México; Iskra Pavez, Daniela Poblete y Caterine Galaz se refieren a la infancia migrante y la pandemia en Chile; Renata Mendes y 
Eliza Cerutti apuntan en su artículo al mantenimiento de la convivencia familiar en el caso de padres separados; Olga Martínez lo hace a la brecha digital educativa y Enrique Solé analiza las políticas públicas contra la pobreza infantil en España entre la anterior gran crisis y la actual provocada por el COVID-19. Por su parte, el artículo de Lucía del Moral y Cath Larkins muestra los resultados de una exploración llevada a cabo en distintos países de Europa, reivindicando en sus conclusiones la importancia de la inclusión y la participación de los niños y niñas en las estructuras y procesos formales de participación pública. Esta necesidad de participación es destacada también por Daniel Gabaldón al considerar el retorno a la normalidad, que ya se da en algunos de  nuestros países, como una oportunidad para replantear los tiempos escolares situando al alumnado en el centro.
     Como artículos de cierre de esta sección especial nos encontramos con dos que nos invitan a hacer una reflexión global sobre lo que adultos y niños estamos viviendo. Valeria Llobet nos recuerda, por su lado, la distribución desigual de la precariedad, que nos coloca en situaciones distintas para luchar contra la enfermedad y sus efectos. Tiago Almeida y Jorge Ramos en su artículo manifiestan su propósito de pensar el escenario pandémico que vivimos como un evento que nos llevará a cuestionar el modelo biopolítico que gobierna la cognición y lo ha mantenido confinado desde el siglo XVI, cuando se teorizó el proyecto para transformar a cada niño en un estudiante.

     Después de todas las vivencias que en esta sección se nos han mostrado, la pregunta final de este artículo puede bien servir de broche a esta presentación:

      Resta-nos então, perante a pergunta: o que irá acontecer? Ter a franqueza de responder: não sabemos! É por essa mesma razão que podemos descobrir e sonhar            outros mundos possíveis em conjunto.


      (Nos queda la pregunta: ¿qué pasará? Tengan la sinceridad de responder: ¡no lo sabemos! Es por esta misma razón que podemos descubrir y soñar otros mundos               posibles juntos).

Acceso al Índice de la Revista, y accesos digitales