Segunda quincena de noviembre de 2012
Se ha dicho……
…el GSIA opina
El
repaso de la quincena nos lleva a reflexionar sobre dos cuestiones claves
entorno a la infancia: la pederastia y el acoso infantil en la escuela.
En
EE.UU los Boy Scouts han publicado un informe donde aparecen los nombres de los
supuestos pederastas que perpetraron abusos en la organización, y es por ello y
por el mantenimiento en sus estatutos de la discriminación por razones sexuales
(no quieren ni niños ni niñas homosexuales, ni hijos/as de homosexuales, ni
trabajadores en sus filas de otra orientación que no sea la heterosexual), que
diferentes empresas retiran su financiación a la organización.
En
España es noticia la detención de un hombre que albergaba en su casa multitud
de material donde aparecía abusando de niños, que durante años participaron en
campamentos de verano donde él colaboraba.
El
abuso sexual infantil, es por desgracia aún hoy, una realidad, y no sólo se
localiza en países pobres, donde se sufren situaciones de extrema necesidad y
de los que se nutre el denominado “turismo sexual infantil” de personas del
“primer mundo”, sino que existe en prácticamente todos los países tal y como
reflejan las noticias de esta quincena, aunque presente formas diferentes
moldeadas en ocasiones por cuestiones culturales. La estigmatización y el tabú
que persiste alrededor de la sexualidad infantil, dificulta en muchos casos el
acceso a los sucesos en el momento en que éstos ocurren. La no facilitación del
derecho de expresión de los niños y niñas, los tabúes respecto a la sexualidad,
y el miedo a la reacción adulta deben tenerse en cuenta a la hora de avanzar
para lograr una detección de situaciones de abuso en los niños y niñas.
Igualmente resulta contraproducente la vergüenza de los adultos a la hora de
encarar situaciones de este tipo respecto a sus propios hijos/as. Los valores
culturales impuestos juegan un mal papel en el avance para evitar este tipo de
situaciones. En cambio, se llevan años trabajando en la línea de la formación
para la detección de abusos infantiles, enseñando a los adultos a hablar en un
lenguaje de los niños/as logrando que de una forma cercana, mediante cuentos
metafóricos por ejemplo, los niños y niñas identifiquen éstas situaciones y
hablen con naturalidad cuando sientan que los comportamientos adultos no les
hacen sentir cómodos. Es uno de los muchos ejemplos que pueden darse en
relación a la necesidad de trabajar esta
problemática desde la infancia. Con ello queremos resaltar que existen
programas adecuados, sólo que aún queda camino por andar para que se integre
plenamente como algo a atender desde la educación básica, tanto en el hogar
como en la escuela.
Otra
problemática a la que se enfrenta la infancia y la adolescencia es el acoso
escolar. Esta quincena se enterraba a la chica de 16 años de Ciudad Real que se
suicidó por no poder soportar el acoso al que le venían sometiendo sus
compañeros desde hacía meses. El tratamiento al que se someten las cuestiones
de adolescencia, suele centrarse en que es una etapa de rebeldía, en la que no
se tienen claras las aspiraciones y la cabeza está “llena de pájaros”, de forma
que estas etiquetas de nuevo juegan en contra de la palabra de los y las
adolescentes, cuando manifiestan que están viviendo una situación conflictiva o
dolorosa. Quizás este tipo de razonamientos puedan haber interferido para que
se hubiera tomado una decisión más rápidamente.
Los
casos de acoso escolar siempre han existido, pero igualmente siempre se han
invisibilizado. Los niños/as y adolescentes, han demostrado durante todos estos
años su fortaleza con lo que se ha denominado como resilencia, respondiendo positivamente a las diversas adversidades.
Pero no siempre es posible soportar la presión, pues son muchos los focos y en
ocasiones las situaciones se hacen insostenibles.
Dos
temas muy complejos este mes, difíciles de abordar en las pocas palabras que
contienen nuestros análisis quincenales, pues presentan una multitud de matices
a tratar desde el enfoque de la interdisciplinaridad para analizarlos de una
manera profunda y rigurosa. Mucho trabajo por hacer, mucha rabia contenida por
seguir viendo que esto sucede cada día, pero sobre todo la necesidad de hacer
un llamamiento a que se incorpore de una vez por todas un enfoque que
trascienda las desigualdades generacionales, que huya de los estereotipos y que
se elimine la estigmatización. Escuchemos a la infancia en sus ilusiones, pero
sobre todo en sus preocupaciones.