|
El 88% de la carga de enfermedades y muertes relacionadas con el cambio climático va a recaer sobre los menores de cinco años. Ferran Campillo — Pediatra ambiental |
ENTREVISTA con Ferran Campillo*, Pediatra ambiental
¿Qué es la pediatría ambiental?
Se trata de una subespecialidad pediátrica que se dedica al
manejo y a la detección de factores de riesgos ambientales relacionados
con la salud de niños y adolescentes. Es una definición corta que abarca
un montón de cosas: el sitio donde viven los niños, el cambio
climático, la contaminación atmosférica, las condiciones de la escuela;
hay muchos factores que de alguna manera pueden afectar al desarrollo y a
la salud de la infancia y la adolescencia.
La Comunidad de Madrid y Cataluña forman parte de un
grupo de regiones de la Unión Europea que han pedido excepciones en el
cumplimiento de la futura directiva contra la polución. ¿Cuáles son los
peligros de este paso, especialmente para los niños?
Cualquier región que lo que pide quiere, en vez de intentar
llegar a los objetivos que marca la OMS en materia de calidad de aire,
tener límites más laxos para favorecer a algún tipo de industria. Es una
pésima noticia para la salud de las personas. Estar expuestos a un aire
de mala calidad afecta a la salud de niños y adolescentes, incluso en
la etapa prenatal, en muchas áreas. Esto conlleva un aumento de
enfermedades respiratorias como asma y bronquitis de repetición; ahora
mismo, en ciudades como Barcelona, algunos estudios apuntan a que una
tercera parte o incluso la mitad de los casos de asma se debe a una mala
calidad del aire. El asma no solo afecta a la calidad de vida de ese
niño y de esa familia, sino que es un motivo muy frecuente de consulta
en pediatría, con lo que todo eso conlleva de gasto sanitario.
La contaminación también tiene consecuencias en el
neurodesarrollo. Cada vez sabemos más que los niños que acuden a
escuelas donde hay más tráfico motorizado tienen peor rendimiento
académico que aquellos que van a escuelas con mejor calidad del aire.
Eso es un problema de equidad, los que puedan gozar de mejor calidad del
aire tendrán más oportunidades.
¿Qué papel tiene el entorno en la salud de una persona? ¿Es tan importante como la genética o los hábitos?
Se suele decir que, de lo que determina el estado de salud, un
20% depende del sistema sanitario y el 80% está fuera del ámbito
sanitario. Aquí entran la genética, los hábitos, la actividad física, el
consumo de alcohol, el tabaco, pero también el lugar donde vivimos.
Muchas veces decimos que es más importante el código postal que el
código genético, porque a veces, con una misma genética, estando en un
sitio con peor calidad del aire podemos tener más enfermedades
cardiovasculares, infartos, ictus o enfermedades pulmonares crónicas en
adultos.
Sin embargo, las políticas sanitarias están muy centradas en la
práctica médica, cuando ya estamos enfermos. De hecho, en el presupuesto
de sanidad de las comunidades autónomas todo lo que sería salud pública
y medicina preventiva creo recordar que en ningún caso supera el 3% del
presupuesto.
Para todo lo demás tenemos muy pocos recursos y eso que muchas
de las acciones que tienen que ver con la salud están fuera del ámbito
sanitario, no dependen de lo que médicos y enfermeros prescriban, sino
que están en manos de concejales y alcaldes. Un alcalde puede decidir
que por las escuelas de su municipio no pase el tráfico motorizado, o
que en un barrio haya muchos más árboles y zonas verdes con todo lo que
eso implica para la salud, desde disminuir el efecto isla de calor hasta
mejorar la salud mental. Muchos alcaldes y concejales todavía no se dan
cuenta de la importancia que podría tener para sus conciudadanos hacer
este tipo de políticas.
Un alcalde puede decidir que por las
escuelas de su municipio no pase el tráfico motorizado, o que en un
barrio haya muchos más árboles y zonas verdes con todo lo que eso
implica para la salud. Ferran Campillo, Pediatra ambiental
¿Podría compartir un ejemplo de problemas de salud asociados a la contaminación del aire que ve en su consulta?
Recientemente tuvimos a un niño con un problema de asma. Ya
había ido a su pediatra, y el pediatra lo había mandado al especialista.
Un niño que cada vez necesitaba más medicación. En la consulta pudimos
detectar una serie de factores ambientales que afectaban al desarrollo
de la enfermedad. Uno de ellos, muy importante, es la pobreza. Los niños
con menos recursos suelen vivir en casas de menor calidad, con
problemas de humedad, moho, y quizá también estén expuestos al humo del
tabaco y a otras drogas, y todo eso está empeorando la salud de este
niño. Después de la intervención que hicimos para el hogar, con el
propietario, el ayuntamiento y los servicios sociales, mejoraron sus
síntomas. Es un ejemplo de como cuando nos fijamos en el entorno podemos
modular muchos de los factores que afectan a las enfermedades.
¿Hay alguna forma de detectar esos riesgos ambientales en la salud?
Hace siete años empezamos a utilizar una herramienta
desarrollada por la OMS que se llama hoja verde, adaptada por el doctor
Ortega [pionero de la pediatría ambiental en España y responsable de
esta unidad en Murcia] para detectar riesgos ambientales. Nosotros la
utilizamos durante el embarazo, pues todo lo que suceda en esta etapa
puede marcar la salud de esa personita.
En nuestro hospital, igual que se hace una analítica y una
ecografía en el primer trimestre, se hace también una hoja verde. Esto
nos permite identificar riesgos y proponer intervenciones para
reducirlos. Son tareas que a corto plazo no vemos, se tarda diez años
hasta ver cómo estamos a nivel de asma u otras enfermedades que puedan
estar influenciadas por esos factores ambientales.
¿Cómo afecta el cambio climático a los niños?
Justamente he estado hablando con los responsables de un
municipio de mi comarca donde ha habido una inundación recientemente.
Aquí en Catalunya estamos en situación de sequía, y una de las cosas que
dicen los expertos en cambio climático es que se incrementarán los
eventos climáticos extremos, es decir, sequías combinadas con lluvias
torrenciales. Siempre ha habido inundaciones, pero serán cada vez más
frecuentes y más intensas.
También están los problemas relacionados con el calor. A veces
con golpes de calor los niños pueden desmayarse, marearse, tener fiebre.
En los últimos diez años se han incrementado de manera casi exponencial
las consultas médicas por estos motivos. No son patologías nuevas, pero
podemos ver que van a aumentar en frecuencia o en intensidad.
Luego, hay otras enfermedades que son nuevas en nuestra zona.
Empezamos a ver cambios de la distribución de lo que llamamos vectores:
insectos como algunos mosquitos y garrapatas pueden cambiar su
distribución geográfica habitual. Empezarnos a encontrar enfermedades
que no eran prevalentes en nuestra zona, como la fiebre del Nilo
occidental o el dengue. No nos tiene que extrañar que en los próximos
años empecemos a tener en nuestro territorio enfermedades que sonaban a
algo tropical.
Los niños, según la OMS, van a ser los más afectados por el
cambio climático, ya que por sus condiciones fisiológicas son los más
vulnerables a estos impactos. El 88% de la carga de enfermedades y
muertes relacionadas con el cambio climático va a recaer sobre los
menores de cinco años, que son el 12% de la población mundial.
Deberíamos estar muy preocupados por el cambio climático.
¿Cuáles son los beneficios de que los niños estén en
contacto con la naturaleza? ¿Qué cantidad es suficiente, según su
criterio?
Cada vez hay más estudios que empiezan a describir esto. A
partir de dos horas a la semana en contacto con la naturaleza ya
empezamos a notar efectos importantes para la salud. La recomendación es
cuanto más tiempo mejor, y el entorno, cuanto menos influido por la
mano del ser humano, mejor. Hay una recomendación que me gusta mucho de
los compañeros de aquí de Canal Salut de la Generalitat que dice: si
podemos, todos los días hay que pasar un ratito en un parque urbano,
algún día a la semana visitar un espacio natural cercano al domicilio y
una vez al mes pasar un día o fin de semana en un parque natural. Aunque
no es una recomendación estricta, sí que nos que da una idea de la
frecuencia con la que deberíamos estar en la naturaleza.
Es también muy importante que renaturalicemos las ciudades,
reverdecer las zonas urbanas. Tenemos muchas calles sin un árbol, sin
arbustos, sin nada que nos recuerde al sitio de donde venimos
evolutivamente, que son los bosques y que es esencial por el cambio
climático.
¿Cuáles son las diferencias en términos de salud entre un niño que está en contacto con la naturaleza y otro que no?
De manera global, los niños que están menos en la naturaleza
pasan ese tiempo haciendo otra cosa, a menudo expuestos a las pantallas.
Según la última encuesta de salud que hace periódicamente la
Generalitat de Catalunya, más de la mitad de los niños pasa dos horas o
más al día delante de algún dispositivo electrónico. Aparte de los
riesgos del acceso a Internet y a las redes en general, lo que dejan de
hacer en ese tiempo es actividad física al aire libre, que mejora los
niveles de vitamina D y la sociabilización.
Esto quizá se deba en parte al sentimiento de inseguridad en las
calles, nos lo dicen muchas familias; pasan coches a una velocidad
impresionante, huele a humo, hay pocos espacios en los que los niños se
sientan seguros o con acceso a esas zonas verdes.
El problema que tenemos es que los niños no votan. No pueden
decidir el entorno en el que viven, si sus papás van a fumar dentro del
hogar o si la formación más votada del lugar donde viven no prioriza el
desarrollo de la infraestructura ciclista o de más zonas verdes. Por eso
es muy importante que como pediatras y sociedad en general defendamos
esos derechos de la infancia.
En un estudio del que es coautor explica que los niños,
de manera especial durante los primeros diez años de vida, inhalan más
sustancias tóxicas por kilogramo de peso que un adulto. Si a ello unimos
la menor capacidad para neutralizar y eliminar los contaminantes
externos, sus efectos adversos van a ser más intensos y persistentes.
¿Cómo pueden proteger los padres a los niños?
A mí me gusta priorizar, vivimos en un mundo en el que es
difícil aislarse y estar libre de tóxicos y riesgos, pero tenemos que
crear un entorno lo más seguro posible dentro de nuestro alcance. Fumar o
no fumar depende de nosotros, así como ir a la escuela a pie o en
bicicleta en lugar de en coche o en moto, porque sabemos que la
distancia media entre domicilio y escuela es de un kilómetro, que es una
distancia fácil para hacer andando, o con qué frecuencia realizamos
actividades de ocio en el medio natural.
Hay otros factores que se podrían solucionar con el voto. Yo me
pongo muy contento cuando hay algún alcalde que se dedica a buscar el
bienestar de la infancia. Cuando nos ponemos a la altura de los niños,
respirando literalmente ese aire más concentrado en tóxicos que está a
un metro de altura, nos damos cuenta de que si mejoramos el entorno para
los niños, también lo estamos mejorando para toda la comunidad.
Cuando nos ponemos a la altura de los niños,
respirando literalmente ese aire más concentrado en tóxicos que está a
un metro de altura, nos damos cuenta de que si mejoramos el entorno para
los niños, también lo estamos mejorando para toda la comunidad. Ferran Campillo, Pediatra ambiental
Los disruptores endocrinos son otro de los problemas que
preocupa a la comunidad científica, especialmente cuando afectan a los
niños. ¿Cómo se enfoca este asunto desde el campo de la pediatría
ambiental?
Nos concierne, son muchas de las exposiciones que mencioné
anteriormente, especialmente lo que tiene que ver con la exposición a
plásticos y pesticidas, ya sea a través de la dieta, o los pesticidas en
el hogar como los antimosquitos, y otros muchos componentes de la ropa.
Lo que nosotros hacemos son recomendaciones individuales, como no
almacenar la comida en envases de plástico, usar siempre envases de
vidrio, o el tipo de alimentación, que también influye. Y una cosa que
nos preocupa mucho es que vemos cómo la pubertad en las niñas empieza
cada vez antes, y estoy convencido de que tener en cuenta todos estos
factores podrá mejorar el pronóstico.
*Ferran Campillo (Barcelona, 36 años) es pediatra ambiental y está al frente de la Unidad de Salud Medioambiental Pediátrica de La Garrotxa, en Catalunya. En este espacio se analizan los factores de riesgo ambientales que pueden afectar a la salud de la infancia, como la contaminación atmosférica, que causa más de 10% de las muertes prematuras en personas adultas cada año en España y que según la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA), sigue siendo el mayor riesgo medioambiental para la salud en Europa.