No se puede hablar, desear felices fiestas con la crueldad
que se impone contra la vida de millones de niños, niñas y adolescentes.
Deseamos que todos ellos sean felices, ¡Ya!,
pero bastaría con garantizarles vida, la/su vida que les pertenece.
Pero no se puede hablar, desear felices fiestas con la fuerza de la buena voluntad,
¡No basta!.
El dolor que nos embarga, es el dolor del impotente,
¡No basta!.
Basta con la esperanza, que sea una realidad comúnmente compartida,
para detener la violencia,
¡Ojala!.
Basta con lo que queda de la dignidad de la humanidad,
para construir con los niños un mundo por encima de las miserias de los adultos,
¡Niñas, Niños, Adolescentes, Jóvenes al poder!
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