Mostrando entradas con la etiqueta EDUCO. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta EDUCO. Mostrar todas las entradas

Informe: El coste de la violencia sexual contra la infancia asciende a los 4.500 millones en España.

El coste anual de la violencia sexual contra la infancia y sus consecuencias alcanza al menos los 4.500 millones de euros en España, lo que supone un 0,31 % del PIB, 

El 17,29% de la población ha sufrido violencia sexual en la infancia
Pérdidas que no tienen traducción económica
Investigamos la parte oculta del iceberg 

"Si bien una estimación a la baja indica que 
uno de cada seis niños y niñas sufrirá violencia sexual antes de 18 años de vida



Catedra DD del Niño
Universidad P. Comillas.
Invertir en prevención
El coste anual de la violencia sexual contra la infancia y sus consecuencias alcanza al menos los 4.500 millones de euros en España, lo que supone un 0,31 % del PIB, según un estudio elaborado por Educo y la Cátedra de Derechos del Niño de la Universidad Pontificia Comillas.
El informe ¿Cuánto cuesta mirar hacia otro lado? Los costes de la violencia sexual contra la infancia y adolescencia, que se ha presentado este 2 de octubre, contabiliza el impacto económico que las agresiones sexuales tienen tanto en las víctimas como en la sociedad.

El objetivo de este estudio es cuantificar el coste económico que esta violencia genera en el ámbito social, educativo, judicial y sanitario a las arcas públicas, así como estimar cuál es el daño inmaterial que una persona acarrea a lo largo de su vida en cuestiones como la pérdida de oportunidades o el coste emocional, unos daños que podrían haberse prevenido o mitigado si se hubieran detectado a tiempo.
La investigación señala que el 17,29 % de la población ha sufrido violencia sexual en la infanciauno de cada seis menores, y que en 2023 se denunciaron 9.185 casos mientras que se estima que hubo otros 77.407 casos invisibilizados.

Esta altísima cifra es la punta del iceberg, ya que solo se refiere a casos denunciados y a determinados costes derivados de casos no detectados (por ejemplo, atención psicológica a una niña que no lo ha contado), pero que se han cuantificado a partir de la prevalencia (porcentaje de la población general que ha sufrido violencia sexual durante su infancia y que los autores estiman en 17,29%).  

Investigamos la parte oculta del iceberg 

El informe establece dos grandes categorías de costes: por un lado, cuantifica que son 1.275,6 los millones de euros los "gastos incurridos", que incluyen el dinero asociado a los casos detectados y también a determinados costes de los no denunciados a partir de la prevalencia total.


Se evalúan los costes sanitarios (808 millones en atención psicológica y psiquiátrica, enfermedades crónicas derivadas, adicciones, urgencias...), los educativos (63 millones), los sociales (casi 312 millones, relativos a la protección del menor) y los judiciales (más de 92 millones en justicia, servicios penitenciarios, responsabilidad civil).

No se cuantifican, sin embargo, algunos costes como las necesidades educativas especiales, el bajo rendimiento o el absentismo y el fracaso escolar; tampoco costes indirectos como el desempleo juvenil o la reinserción social ni el coste del trabajo de las fuerzas de seguridad.

Por ello, el equipo investigador subraya que se ha elaborado una aproximación conservadora y que las cifras planteadas son mínimas.

Más allá de los más de 1.275 millones de euros de costes incurridos, la investigación ha puesto valor económico a "daños de difícil monetización como la pérdida de la productividad, la destrucción de la riqueza o los daños emocionales de la víctima y su familia", que sitúa en 3.178,2 millones de euros.

"Además de las consecuencias económicas, la violencia sexual provoca pérdidas que no tienen traducción económica. Destruye oportunidades, limita la participación social, afecta la cualificación profesional y 
genera un profundo sufrimiento tanto en las víctimas como en sus familias. Estos impactos, aunque difíciles de cuantificar en términos monetarios, representan un costo social significativo para el país a largo plazo", advierte el informe.
El estudio denuncia que España sigue encorsetada en "unas estructuras sociales que impiden que los casos se denuncien y salgan a la luz":

La directora de investigación e incidencia de Educo, Macarena Céspedes, ha aseverado que el presupuesto para la erradicación de la violencia contra la infancia y la adolescencia "más que un gasto es una inversión con un retorno claro que beneficia a toda la ciudadanía".

El año pasado, el Ministerio de Igualdad publicó un estudio sobre 
el coste económico de la violencia de género y la violencia sexual fuera del ámbito de la pareja, que en 2022 se situó en 4.933 millones de euros, lo que supone el 0,37 % del PIB de España y 104 euros per cápita.
Estos datos estimaban los costes tangibles que provocan las agresiones machistas en los ámbitos laboral y productivo, sanitario, legal-policial y de atención y acogida de las víctimas.

Guía didáctica para la promoción del buen trato a la infancia y la adolescencia, y la protección de sus derechos. Abordaje desde el enfoque de la Educación para la Ciudadanía Global.

La presente guía didáctica es una herramienta práctica para trabajar la promoción de la protección y el buen trato a la infancia y a la adolescencia en los espacios educativos formales y no formales, situando en el centro del proceso educativo a los niños, niñas y adolescentes como agentes de cambio y de transformación social”. Así da comienzo la Guía didáctica para la promoción del buen trato a la infancia y la adolescencia y la protección de sus derechos, elaborada por Educo y por la Fundació Salut Alta.

La guía recopila un conjunto de actividades didácticas para llevar a cabo en contextos de educación formal e informal, dirigidas a potenciar el “empoderamiento de los niños, niñas y adolescentes respecto a sus derechos específicos, a la promoción del buen trato y a la prevención de los diferentes tipos de violencias que les afectan”.
 Redacción:
• Por parte de Educo: Ion Ander Areses, Alejandra Krebser, Montse Bobés, Sonia Muñoz, 
Víctor Hugo Rico Bozo, Elisenda González
• Por parte de la Fundació Salut Alta: Núria Pané, Mar Tusell, 
Alba González, Lola Ballesteros y Anna Martínez
© Educo

La propuesta didáctica que se detalla en la siguiente sección fue diseñada teniendo en cuenta los conceptos siguientes: 

Educación para la Ciudadanía Global (EpCG)
Se trata de un enfoque que sustenta las acciones educativas en las aulas que potencian la búsqueda de la igualdad y la justicia social a nivel local y global. Se basa en la temática de la enseñanza de los derechos de la infancia y permite explorar mecanismos de defensa de estos derechos. Asimismo, busca desarrollar en el alumnado el compromiso ciudadano en la construcción de una sociedad equitativa.

Vehicula la idea de que los retos actuales son globales, y por lo tanto necesitan una respuesta de
ciudadanía global: vivimos en un mundo interconectado e interdependiente en el cual se observa
pobreza, desigualdad, vulneración de los derechos y desastres naturales. La reciente pandemia de
COVID-19 es un ejemplo de reto global compartido que ha necesitado una respuesta ciudadana global.

La actual Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible articulan la necesidad de desarrollar
una ciudadanía global consciente, bien informada, con sentido crítico y capaz de comprometerse, de
movilizarse, y de exigir a los Gobiernos y organizaciones que asuman su responsabilidad e impulsen
cambios, siempre teniendo en cuenta que los cambios locales tienen un impacto global.

Este enfoque pone de relieve que los niños, niñas y adolescentes son los y las protagonistas de los
procesos de promoción de los derechos de la infancia, y enfatiza su rol activo en la búsqueda de la
transformación social. Así, se conceptualiza el proceso educativo como una herramienta emancipadora
que permite comprender la realidad con sentido crítico para así poder transformarla.

Bajo este enfoque educativo, los niños, las niñas y adolescentes potencian sus capacidades de agentes
activos en los procesos de visibilización y de transformación de las realidades sociales en las cuales
se vulneran los derechos. Esta concepción está estrechamente ligada al concepto de empoderamiento
de los niños, las niñas y adolescentes....

Perspectiva local-global....

Perspectiva de Género...

Participación infantil...

Violencia...

Protección...

Buen trato Las disposiciones de la LOPIVI estipulan que “…se entiende por buen trato (…) aquel que, respetando los derechos fundamentales de los niños, niñas y adolescentes, promueve activamente los principios de respeto mutuo, dignidad del ser humano, convivencia democrática, solución pacífica de conflictos, derecho a igual protección de la ley, igualdad de oportunidades y prohibición de discriminación de los niños, niñas y adolescentes.” 
El buen trato es un concepto que va más allá de la ausencia de maltrato o violencia ya que implica la utilización de prácticas socioafectivas positivas por parte de las personas adultas responsables del bienestar infantil. Las familias y las personas educadoras tenemos la responsabilidad de construir entornos protectores y de buen trato y un clima positivo que garantice su desarrollo físico, mental, emocional y espiritual y que sea percibido así por los propios niños, niñas y adolescentes. 

Este contexto es necesario para la promoción del bienestar infantil entendido como la realización de los derechos fundamentales de la infancia, y la materialización de las oportunidades de desarrollo de las capacidades, potencial y habilidades de cada niño, niña y adolescente. 
Algunos ejemplos de prácticas de buen trato en entornos familiares, escolares e institucionales son: 
 La utilización de un lenguaje amable, positivo e inclusivo que reconozca el valor de cada niño, niña y adolescente. 
 El uso de habilidades sociales y competencias comunicativas como la empatía, la escucha activa, el asertividad, y la expresión de afecto e interés genuino. 
 El desarrollo de la inteligencia emocional: la conciencia emocional, la autorregulación y la autonomía emocional por parte de las personas adultas, y su desarrollo en los niños, niñas y adolescentes. 
 La aplicación de estrategias para potenciar la convivencia pacífica, el clima relacional y la gestión positiva de los conflictos. 
 El impulso de la participación activa de los niños, niñas y adolescentes en la construcción de los procesos educativos dando suficiente espacio a sus opiniones y necesidades. 

Todas las personas adultas en contacto estrecho con la infancia y que ejercen un rol educativo debemos tener presente el concepto de buen trato y plantearnos su materialización cotidiana en cada interacción que tengamos con los niños, niñas y adolescentes.
...


Invertir en primera infancia rompe el círculo de la pobreza, Educo.

Recomendaciones para la mejora de la calidad
de la educación y los cuidados hasta los 3 años.


Informe Programa EduCare,

Si aseguramos una educación de calidad y cuidados en los primeros años de vida de un niño o una niña podemos evitar una gran brecha social a futuro. Esta es una de las grandes conclusiones de nuestro último informe No todo vale. Y es que es justo durante los primeros 1.000 días de vida cuando se adquieren las bases para el desarrollo y el aprendizaje que servirán a los niños y niñas durante toda su vida adulta. 
La barrera económica es el principal escoyo que encuentran las familias más vulnerables, pues deja al 52% de estas sin acceso a los centros de cuidado infantil. Ante esta realidad, nuestro informe ofrece una serie de recomendaciones para que la educación en la etapa de vida 0-3 sea una realidad para toda la infancia en situación de pobreza y vulnerabilidad y así contribuir a romper los círculos de la pobreza. “Invertir en primera infancia es importante porque les reporta grandes beneficios a los niños y niñas, pero es que va mucho más allá porque también beneficia a sus familias y a la sociedad en general”, nos cuenta nuestra compañera Dori Rodríguez, especialista de Educación de Educo.  

Mejores resultados académicos y menores tasas de repetición y abandono.

Las niñas y niños que asisten a programas antes de los 3 años tienen mejores resultados educativos en etapas posteriores y menores tasas de repetición y abandono. Es, además, una medida imprescindible para el apoyo a la crianza y la conciliación familiar, pues favorece la mejora de los niveles de empleo de las familias, especialmente de las mujeres, que son quienes soportan la carga de los cuidados en mayor medida.  

Por ello, desde Educo pedimos que se establezcan criterios de acceso a las plazas públicas que prioricen a las familias en función de su vulnerabilidad, asegurando mayor equidad en y entre las comunidades autónomas. “Hay más demanda que oferta, por eso los criterios para la adjudicación de las plazas tienen que revisarse porque existe un fuerte desequilibrio territorial en el acceso de las familias más vulnerables. Hablamos de personas migrantes, por ejemplo, que encuentran grandes barreras relativas al idioma o al desconocimiento de los procesos administrativos; pero también hablamos de familias monomarentales, que al no contar con una definición a nivel nacional se encuentran más o menos desprotegidas dependiendo de la comunidad donde residan. O familias de etnia gitana, que no cuentan con ningún tipo de consideración a pesar de que su inclusión está reconocida en los tratados europeos”, argumenta Rodríguez.  

 La educación y cuidado de los 0 a lo 3 años de vida es parte del derecho a la educación, y es crucial porque se adquieren las bases del desarrollo y aprendizaje que marcan el resto de la vida. 

Asimismo, el informe recomienda que se revise el acceso prioritario a los hijos e hijas con ambos progenitores empleados. “Son precisamente las familias que están en el paro quienes mayor vulnerabilidad económica tienen. Sin embargo, se plantea el permanecer en el hogar como una capacidad para poder hacerte cargo de tu hijo, pero entonces ¿cuándo buscan empleo? Se les está negando la oportunidad de que puedan salir de la espiral de la pobreza”, puntualiza Rodríguez.  

La falta de financiación pública es una importante fuente de inequidad en el acceso a programas de educación antes de los tres años. Garantizar la gratuidad del primer ciclo de educación infantil a los niños y niñas en situación de mayor vulnerabilidad (33,2%), supondría una inversión de 2.320,1 millones de euros. “La inversión iría a la raíz misma de la problemática porque sabemos que las desigualdades vienen de cuna y es función de las administraciones que todos tengamos los mismos derechos y oportunidades. Desde el mismo momento en que nacemos, y muy concretamente en nuestros primeros 3 años de vida, se empiezan a dibujar nuestras oportunidades de futuro”, asegura Dori Rodríguez.  

Aunque las administraciones establecen la gratuidad en ciertos casos, esta solo alcanza al 22,2% de las familias: el 27,3 % de las niñas y los niños del primer quintil de renta — menos de 5.297,10 € de renta anual media—  y más de la mitad del segundo — entre 5.297,10 y 9.588,60 €—  no cuentan con ayudas sociales para el acceso a centros de cuidado infantil. 

Debemos avanzar hacia la gratuidad y universalidad de la educación 0-3

Más allá del acceso y su urgente necesidad de revisión, hablamos también de la importancia de avanzar hacia la gratuidad y universalidad, con una oferta equitativa y de calidad. Según el informe, garantizar la gratuidad en condiciones de calidad con las tasas de matriculación actuales tendría un coste de 2.796,7 millones de euros, mientras que alcanzar la universalización del ciclo costaría 6.988,48 millones de euros. 
 
Sigue el pensamiento de la guardería como lugar precisamente de eso, de guardia. De asegurar comida y cama a los niños y niñas. Es vital que el mensaje de la importancia de los primeros años cale en la sociedad porque nos estamos jugando el futuro. Pero no el suyo en particular, el de toda la sociedad como conjunto. 

Asimismo, y hasta que esto ocurra, es importante asignar los recursos disponibles de forma que contribuyan a mejorar la calidad de la educación y los cuidados. “Es por eso que este informe se llama No todo vale, porque no vale ampliar el número de plazas sin un estudio profundo de las verdaderas necesidades y carencias. Hablamos de calidad, de adaptación de las infraestructuras, los espacios y los recursos materiales. Hay que responder a las necesidades de los niños y niñas más pequeñas y no olvidar realizar una asignación adecuada de personal”, puntualiza Rodríguez.  

También debemos sensibilizar más a la población acerca de la importancia de esta etapa vital educativa y la necesidad de trabajar para garantizar los derechos y el bienestar de niños y niñas. A pesar de los muchos estudios que hablan de la importancia de los primeros años de vida, en los que se moldea el cerebro y se reparten las cartas decisorias de los adultos del mañana, sigue perpetuado el pensamiento de la guardería como lugar precisamente de eso, de guardia. De asegurar comida y cama a los niños y niñas. Es vital que el mensaje de la importancia de los primeros años cale en la sociedad porque nos estamos jugando el futuro. Pero no el suyo en particular, el de toda la sociedad como conjunto.