Se ha dicho……
De cómo tradiciones extremas yarraigadas, pese a su prohibición legal, pueden acabar en filicidio (Yahoo
Noticias)
…el GSIA opina
Esta quincena se abrió con una noticia
luctuosa, la muerte de cuatro jóvenes, una de ellas de 17 años, en un concierto
y se cierra con el balance de una huelga general en la que también los niños,
niñas y adolescentes, han salido a la calle y han ejercido su derecho a
manifestar
su descontento, solidarizándose con la huelga de los/as trabajadores. Un
derecho que les pertenece porque la Convención de los Derechos del Niño,
ratificada por España, así lo establece en su artículo 13.1: El niño tendrá derecho a la libertad de expresión;
ese derecho incluirá la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e
ideas de todo tipo, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por
escrito o impresas, en forma artística o por cualquier otro medio elegido por
el niño. Sin embargo este derecho se pone en duda por parte de algunos
políticos y ciertos sectores de opinión. Y cuando un niño, o una niña, o un o
una adolescente, sufren algún daño físico sencillamente por hacer uso de sus
derechos, la respuesta más escuchada es que los niños/as no deben estar ahí, no
deben acudir a manifestarse, no pueden hacer “huelga” porque no son
“trabajadores” (aunque están obligados a acudir a su “trabajo” en la escuela),
no deben exponerse a sufrir “un accidente” (fruto de la brutalidad policial)
como le ocurrió en Tarragona a un niño de 13 años al ser golpeado en la cabeza
por un policía.
Se dice que los niños/as no deben acudir a
manifestarse, pero las noticias se repiten justificando el malestar de la
infancia y la necesidad de reclamar una solución para su situación y en vistas
de un futuro cada vez más complicado: los recortes en educación, la
privatización de lo público, el encarecimiento de las tasas universitarias, la
influencia de la pobreza familiar en las perspectivas de futuro de los hijos/as
(de los adultos que crecieron en hogares españoles con dificultad o mucha
dificultad para llegar a fin de mes, el 49% sigue viviendo en la actualidad en
estas circunstancias), el no respeto constante de los derechos de la infancia,
la desprotección a la que se ven sujetos desde las propias instituciones
(denuncias constantes a los centros de menores: suicidios, palizas,
medicalización forzada…; el reciente caso de violación en un centro educativo
en régimen de internado en Huelva supuestamente por compañeros del mismo
centro, donde al parecer, ya se estaba dando desde hace meses una situación de
acoso hacia la chica). Entonces, ¿tienen razones para manifestarse? Pues sí, y
bastantes, el problema es que carecemos de una historia de lucha propia de la
infancia por sus derechos, siempre son los adultos los que se muestran como
abanderados de esta lucha, y esto debe cambiar, al igual que las mujeres,
los/as homosexuales, las personas negras lucharon y luchan por sus derechos,
los niños y niñas están cogiendo su bandera y se rebelan ante un sistema
injusto con ellos/as. Bien por ello. Pero escandaliza, claro, pues en este país
parece que el hecho de no tener la mayoría de edad te imposibilita comprender
el funcionamiento de lo que te rodea. En Argentina esto se ha cuestionado
rebajando el derecho al voto a los 16 años. Desde el contexto político
argentino se está cuestionando la medida desde el posicionamiento de que el
gobierno busca con ello ganar electores. Es posible, pues muchas medidas no se
realizan al azar, ni basándose en principios de justicia social. El derecho al
voto juvenil debe analizarse de una forma profunda, pues la cuestión no es
exclusiva sobre votar o no votar, sino ampliar la participación infantil en las
decisiones que como ciudadanos les competen. Pero no se puede aludir a la
dependencia económica de los adolescentes, pues esto no se cuestiona cuando la
dependencia corresponde a otra franja de edad. A la hora de valorar la
manipulación política de los niños/as debemos también pensar en la manipulación
de los adultos, a través de los medios, por influencias familiares e incluso
sociales (“yo voto lo que me dicen mis
vecinos del pueblo que es mejor”). Y parafraseando a una compañera del GSIA
en el V Congreso Mundial por los Derechos de la Infancia y la Adolescencia “¡Ay de quién piense que así ganará sus
votos! porque ellos votarán como les dé la gana”.
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