Jugar es un derecho de los niños,
fundamentalmente porque la vida infantil no puede concebirse sin el juego.
Jugar es síntoma de salud. El juego es esencial, por encima de cualquier otra actividad
para que los niños alcancen metas sociales, emocionales e intelectuales en su desarrollo,
así como para ayudarles a gestionar el estrés y adaptarse mejor a distintas circunstancias.
¡Jugar es una actividad muy seria: un derecho de los niños! Y una necesidad de los adultos
Jugar es un derecho de los niños, fundamentalmente porque la vida infantil no puede concebirse sin el juego. Jugar es síntoma de salud, como nos dice la Academia Americana de Pediatría: “el juego es esencial, por encima de cualquier otra actividad para que los niños alcancen metas sociales, emocionales e intelectuales en su desarrollo, así como para ayudarles a gestionar el estrés y adaptarse mejor a distintas circunstancias”.
Jugar es un derecho de los niños, fundamentalmente porque la vida infantil no puede concebirse sin el juego. Jugar es síntoma de salud, como nos dice la Academia Americana de Pediatría: “el juego es esencial, por encima de cualquier otra actividad para que los niños alcancen metas sociales, emocionales e intelectuales en su desarrollo, así como para ayudarles a gestionar el estrés y adaptarse mejor a distintas circunstancias”.
No es de extrañar, pues, que la
Asamblea de las Naciones Unidas aprobara, el 20 de noviembre de 1959, la
Declaración de los Derechos de los Nuños, donde ser recoge el Derecho a
Jugar. Ni que, en 1989, lo reiterara en la Convención de los Derechos de los Niños,
concretamente en el artículo 31. Pero este año no lo voy a transcribir,
porque ya lo he hecho muchas veces y estoy segura de que lo conocéis.
Sin embargo, sí que quiero transcribir el texto en el que en 2013, la
Comisión de los Derechos de los Niños de Naciones Unidas, en su Observación General nº 17, nos define qué entiende por jugar. Y dice lo siguiente:
Por juego infantil se entiende todo comportamiento, actividad o proceso iniciado, controlado y estructurado por los propios niños; tiene lugar dondequiera y cuando quiera que se dé la oportunidad. Las personas que cuidan a los niños pueden contribuir a crear entornos propicios al juego, pero el juego mismo es voluntario, obedece a una motivación intrínseca y es un fin en sí mismo, no un medio para alcanzar un fin.
El juego entraña el ejercicio de autonomía y de actividad física,
mental o emocional, y puede adoptar infinitas formas, pudiendo
desarrollarse en grupo o individualmente. (…) Las principales
características del juego son la diversión, la incertidumbre, el
desafío, la flexibilidad y la no productividad. (…) Aunque el juego se
considera con frecuencia un elemento no esencial, el Comité reafirma que
es una dimensión fundamental y vital del placer de la
infancia, así como un componente indispensable del desarrollo físico,
social, cognitivo, emocional y espiritual.
Una definición que deberíamos tener
colgada en un lugar bien visible de nuestro día a día para no olvidar
ningún detalle. Y esto es lo que hoy queremos recordar de una manera
especial celebrando este Día Internacional del Juego, promovido desde el
año 1998 por la ITLA (International Toy Library Association): «el
hecho de celebrar conjuntamente el Día Internacional del Juego nos
permite recordar a todo el mundo que jugar es un derecho de los niños
—indispensable también en todas las etapas de la vida— y que los
adultos: padres, madres, educadores, instituciones, administraciones,
tenemos la responsabilidad de garantizar las condiciones necesarias para
favorecer el juego».
Durante toda esta semana somos muchas las organizaciones que nos sumamos a esta celebración. En la página web IPA SPAIN (International Play Association) encontraréis mucha información. Y, especialmente, el proyecto #SomosJuego (buscad de momento en Twitter) que hemos iniciado recientemente con Heike Freire para añadir una nueva acepción al diccionario sobre la definición de juego y jugar de la que os hablaré en un próximo post.
Sin duda alguna, garantizar el
derecho a jugar es un compromiso de toda la sociedad. Si jugar es
imprescindible para la salud de nuestros niños y estamos convencidos de
que les ayuda a progresar y aprender del entorno cambiante en que viven,
entonces está claro que deberíamos concentrar nuestra voluntad en
estimular su capacidad de jugar y recuperar la nuestra. Para ello,
resulta imprescindible priorizar el desarrollo de la actitud lúdica, la
suya y la nuestra. Esta actitud tiene que ver con sentirnos libres en el
presente y vivir las dificultades como retos, tomar decisiones, superar
el miedo a equivocarnos, vivir la vida con pasión, abrazar la
incertidumbre, tratar los objetos y las ideas de manera creativa y
disfrutar de la belleza. Necesitamos despertar el deseo de… mirar,
tocar, saber, reír, abrazar, explorar, pensar, imaginar,
crear, preguntar, saber. Y por todo ello, habrá que reservar e imaginar
tiempos y espacios para jugar, en las casas, pero también en las calles
y plazas de manera que hacemos realidad ciudades verdaderamente
jugables y jugadas.
Para ir haciendo boca, aquí os dejo dos podcasts grabados este mes de mayo con motivo del Día del Juego.
El primero es una conversación en clave feminista, divertida, llena de juego y muy personal, con Cati Hernández y Noemí Blanch. La encontraréis AQUÍ. Y si no conocéis su podcast PlayLikePanks, ya podéis suscribiros porque vale la pena.
El segundo es una iniciativa de Manel Vidal y su podcast, que encontraréis en Vullaprendre,
exactamente en el número 17. Os recomiendo todo el podcast, pero si
queréis ir directamente a la conversación, podéis trasladaros al minuto
26’ 30’’.Y, como la anterior, si sois apasionados del juego y la
educación, no os perdáis este web y estos podcasts.
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