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Los niños y los conflictos armados: El reclutamiento de niños atravesó fronteras en 2018.

ONU/Marie Frechon. Un niño soldado 
en la República Centroafricana. UNICEF/ Pierre Holtz
El reclutamiento y la utilización de niños no se han limitado a las regiones asoladas por los conflictos. 
Un número cada vez mayor de niños cruzan las fronteras, ya sea solos o con sus familias, hacia zonas controladas por grupos que utilizan la violencia extrema. 
Esos grupos también secuestraron a niños y los obligaron a viajar mientras estuvieron vinculados a ellos.

La creciente dimensión transfronteriza de los conflictos se ha convertido en una amenaza adicional para la protección de niñas y niños y requiere de esfuerzos concertados, asegura un nuevo informe de la representante especial del Secretario General sobre estas cuestiones.

Virginia Gamba afirma que el reclutamiento y el uso de los pequeños por parte de grupos armados no estatales que utilizan tácticas extremistas violentas plantea nuevos desafíos desde una perspectiva de protección infantil.

"La situación se ve agravada por la naturaleza global del extremismo violento que ha favorecido el surgimiento del reclutamiento transnacional y la participación de los niños en el fenómeno de convertirse en “combatientes extranjeros”", dice Gamba.

Se estima que desde 2011, entre 30.000 y 42.000 combatientes extranjeros de unos 120 países han viajado al Iraq y a la República Árabe Siria para unirse a grupos afiliados al ISIS o a Al-Qaeda. Se cree que, para noviembre de 2017, casi 7000 combatientes extranjeros habían muerto en el campo de batalla y al menos 14.910 habían abandonado las zonas de conflicto, mientras que unos 6800 habían regresado a sus países de origen.

Esas cifras incluyen una proporción significativa de niños. Dados el alcance y la propaganda cada vez mayores de esos grupos, el reclutamiento y la utilización de niños no se han limitado a las regiones asoladas por los conflictos. Un número cada vez mayor de niños cruzan las fronteras, ya sea solos o con sus familias, hacia zonas controladas por grupos que utilizan la violencia extrema. Esos grupos también secuestraron a niños y los obligaron a cruzar las fronteras mientras estuvieron vinculados a ellos.

Estos niños  son considerados a menudo como amenazas de seguridad, arrestados y detenidos, lo que los expone a nuevas violaciones, como su reclutamiento o uso como informantes, la tortura, la violencia sexual y el tráfico o la ejecución bajo sospecha de asociación.

    A los niños y niñas afectados por el conflicto se les debe permitir no solo vivir en paz sin temor ni amenazas, sino también soñar con un futuro lleno de oportunidades. 

¨Los hijos de combatientes extranjeros o los niños reclutados como combatientes extranjeros no solo son víctimas de utilización, asesinato, mutilación, esclavitud, explotación sexual, miedo constante, adoctrinamiento y presión psicológica, sino que también son testigos o presuntos autores de vulneraciones¨, asegura Gamba, quien resalta que la violencia tiene graves repercusiones para el bienestar físico y mental de esos niños y no se limita a los que se encuentran en las zonas de conflicto, sino que también se aplica a los que regresan de esas zonas, tanto si viajaron solos como si los llevaron allí los adultos, ya fuera voluntariamente o no.

Niños soldado de las Fuerzas Democráticas
de Liberación de Rwanda. 
El informe hace un llamado a los Estados para que recuerden que todos los niños asociados con partes del conflicto deben considerarse principalmente como víctimas y su rehabilitación y reintegración deben ser la respuesta primaria.

Además, si son acusados ​​de un delito durante su asociación con grupos armados, los niños deben ser procesados ​​por el sistema de justicia juvenil. La detención siempre debe ser un último recurso, durante el menor tiempo posible y guiada por los mejores intereses del niño.
[Niños soldado de las Fuerzas Democráticas de Liberación de Rwanda. ]
Niños soldado de las Fuerzas Democráticas de Liberación de Rwanda.

Ataques a escuelas y secuestros en aumento

El informe, que abarca el periodo entre diciembre de 2017 y diciembre de 2019, también alerta sobre un aumento significativo de ataques contra escuelas y su uso militar.

Cada vez más niños son privados de la educación porque las escuelas son atacadas, destruidas, dañadas u ocupadas o porque los niños y sus familias tienen miedo de asistir a clases por los riesgos a los que pueden estar expuestos en la carretera o en la propia escuela, como el secuestro, el reclutamiento o la violencia sexual por las partes en conflicto

En 2018 también se observó un aumento de los secuestros de niños afectados por conflictos armados, incluso a través de las fronteras. El secuestro es una de las seis violaciones graves contra los niños y con frecuencia está vinculado a una o más de las otras violaciones graves, como el reclutamiento.

La representante especial expresa en su informe su voluntad de proporcionar claridad conceptual sobre el secuestro a los profesionales de la protección infantil en el campo y de proporcionar a las autoridades, los actores humanitarios y las comunidades, medidas que puedan ayudar a mitigar o reducir la vulnerabilidad de los niños ante esta grave violación.

Progreso a través del compromiso con las partes en conflicto

Pero no todas son malas noticias, Gamba asegura que un compromiso mejorado y sostenible con las partes de conflicto trajo progresos significativos en 2018, a pesar de que la violencia haya seguido afectando de manera desproporcionada a los niños de todo el mundo.

Por ejemplo, en Afganistán, entraron en vigor las enmiendas al código penal que castigan el reclutamiento y uso de niños por parte de las fuerzas armadas; en Nigeria, 833 niños han sido liberados de la Fuerza de Tarea Conjunta Civil (CJTF), en cumplimiento del Plan de Acción firmado con las Naciones Unidas y este actor no estatal; en Colombia, tras la transformación de las FARC-EP en partido político, el grupo puso fin a todo reclutamiento de niños, liberó a 135; en Sudán del Sur, un Plan de Acción revisado que cubre las seis violaciones graves a los derechos de los niños se desarrolla actualmente con el Gobierno; además, hay discusiones para la adopción de nuevas iniciativas con otras partes en conflicto en África, Oriente Medio y Asia.

El informe aboga además por un renovado impulso para liberar a los niños de las filas, y un mayor apoyo disponible para ellos y para abordar su vulnerabilidad al reclutamiento.

Gamba pide programas de reintegración sostenibles y financiados de manera segura para los niños que anteriormente estaban asociados con fuerzas y grupos armados, y resalta la creación de una Coalición Mundial para la Reintegración, copresidida por UNICEF, que se lanzó en septiembre de 2018.

La Coalición explorará el alcance, los parámetros y la estructura de un mecanismo integral y sostenible para apoyar a todos los niños que salen de los grupos y fuerzas armadas y cómo las agendas de construcción de paz y desarrollo se pueden aprovechar mejor para ese fin.

Para la representante, un enfoque colaborativo y complementario que incluya a los Estados Miembros, las Naciones Unidas, las organizaciones regionales y subregionales pertinentes, así como la sociedad civil, es esencial para garantizar recursos suficientes y sostenibles para la protección y reintegración de los niños que sufren los efectos de la guerra, y también para prevenir violaciones graves contra ellos.

“A los niños y niñas afectados por el conflicto se les debe permitir no solo vivir en paz sin temor ni amenazas, sino también soñar con un futuro lleno de oportunidades. Asegurar su protección es esencial para romper los ciclos de violencia y prevenir futuros conflictos ", expresa.

Gamba también insta a los Estados que aún no lo hayan hecho a que ratifiquen el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la participación de niños en los conflictos armados y a que promulguen leyes y políticas nacionales para tipificar como delito el reclutamiento y la utilización de niños por fuerzas y grupos armados.

Aprobado Anteproyecto de Ley O de Protección Integral a la Infancia y a la Adolescencia frente a la violencia.

el Anteproyecto de Ley Orgánica de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia 
frente a la Violencia 

Resumen:
 . El plazo de prescripción de los delitos más graves contra menores no empezará a contar hasta que la víctima cumpla 30 años

. La norma, que modifica 11 leyes, incorpora una definición amplia de violencia que abarca cualquier tipo de maltrato físico, psicológico y emocional, incluidos, los castigos físicos o el trato negligente

. Se incluye un nuevo catálogo de delitos cometidos a través de internet que incluye la incitación al suicidio, a cometer infracciones sexuales o la promoción de trastornos alimenticios

. Los centros escolares contarán con protocolos para la prevención, detección y actuación ante casos de violencia, así como con un coordinador de bienestar y protección encargado
de vigilar la correcta aplicación de los mismos

. También se desarrollarán protocolos en los ámbitos sanitarios, deportivos y de ocio 

. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad contarán con unidades especializadas en violencia sobre los menores 

El Consejo de Ministros ha aprobado, a propuesta de los ministerios de Justicia; Sanidad, Consumo y Bienestar Social; e Interior, el anteproyecto de Ley Orgánica de Protección Integral de la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia
La propuesta tiene como objetivo general el convertir la infancia en un bien colectivo que merece especial protección. De esta forma, el Gobierno da respuesta al problema de la violencia contra la infancia y apuesta de forma decidida por un modelo que sitúa a niñas, niños y adolescentes en el centro de las políticas de los poderes públicos como titulares de derechos subjetivos.

El anteproyecto, que modifica 11 leyes, establece un concepto de violencia muy amplio que abarca, toda forma de perjuicio o abuso físico, psicológico o emocional, incluidos las agresiones o abusos sexuales, los castigos físicos, el simple descuido o el trato negligente. Se castiga todo tipo de violencia sea cual sea su forma de comisión, incluida la realizada
por medio de las tecnologías de la información y la comunicación. 

Derivado de su carácter integral, la norma plantea la elaboración de la  Estrategia de Erradicación de la Violencia sobre la Infancia y la Adolescencia e incorpora medidas de concienciación, prevención, detección, e intervención en diferentes áreas, entre las que destacan el ámbito sanitario, educativo, judicial, de las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad o de las nuevas tecnologías, entre otros. 

Estas son algunas de las novedades 
que introduce la norma en sus distintos ámbitos de actuación:

. De carácter transversal:
Se establece el deber de cualquier persona que advierta una situación de desprotección, riesgo o violencia sobre un menor a comunicarlo ante la autoridad competente. Y si los hechos pudieran ser constitutivos de delito, a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, al Ministerio Fiscal o a la autoridad judicial. 

Este deber se configura de una manera más exigente para  colectivos que por razón de su profesión tienen un contacto habitual con menores o llevan a cabo una función de protección (profesionales sanitarios, trabajadores en centros de enseñanza, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, etc.).

Se modifica la Ley Orgánica del Defensor del Pueblo para crear un nuevo adjunto (el tercero) especializado en la violencia sobre la infancia y la adolescencia. 


. En el ámbito de la Administración de Justicia: 
Se incorporan importantes medidas de carácter penal, procesal y penitenciario para garantizar tanto la protección de los menores como dotar de una mayor firmeza a la respuesta ante situaciones de violencia.  

Se modifica el Código Penal para ampliar de forma muy relevante el plazo de prescripción de los delitos más graves contra los menores. En los delitos relativos a la tentativa de homicidio, delitos sexuales, las lesiones agravadas, maltrato habitual y trata de seres humanos cometidos sobre personas menores de edad, el inicio del cómputo del plazo para su prescripción comienza cuando la víctima cumple los 30 años. Actualmente comienza a contar a partir de los 18 años. 

El anteproyecto, además, endurece las condiciones de cumplimiento de los condenados por agresiones sexuales a menores, que no podrán acceder a los permisos penitenciarios o al tercer grado hasta que hayan cumplido la mitad de la pena. También se endurece su acceso a la libertad condicional impidiendo que el juez pueda anticiparla a las dos terceras partes de la condena. 

El texto incluye un nuevo catálogo de delitos contra menores y adolescentes cometidos a través de internet y tecnologías de la información y la comunicación, que incluye la incitación al suicidio, a la autolesión, a la comisión de delitos contra la libertad e indemnidad sexual o la promoción o facilitación de trastornos alimenticios. 

Estas nuevas infracciones se complementan con la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que permite al juez retirar contenidos ilícitos de páginas web como medida cautelar durante la investigación del caso. En todos los delitos sexuales y de trata, la condena conllevará la inhabilitación para cualquier profesión u oficio que suponga contacto regular y directo con menores.

La reforma penal modifica la agravante genérica de discriminación para incluir en ella la edad, razones de aporofobia o exclusión social o “cualquier otro motivo basado en un prejuicio discriminatorio”.

El anteproyecto también incluye otras novedades que afectan a la Ley de  Enjuiciamiento Criminal. El texto deja en manos del representante legal o  el Ministerio Fiscal la decisión sobre si un menor debe o no declarar en un juicio. También obliga a comparecer en el juzgado a los testigos que sean familiares de la víctima menor de edad (hasta ahora estaban
dispensadas). 

Por último, obliga a los jueces de instrucción a recurrir a la prueba preconstituida (la que no tiene que reproducirse durante el enjuiciamiento) cuando el perjudicado tenga menos de 14 años. El juez o tribunal que se encargue después del juicio está obligado con carácter general a no llamar a los menores para que declaren en la vista salvo en situaciones excepcionales. 

Entre las nuevas medidas también se incluye la obligatoriedad de formación inicial y continuada en materia de derechos de niños, niñas y adolescentes, y en violencia contra la infancia y la adolescencia para jueces y magistrados, miembros de la carrera fiscal, letrados de la administración de justicia y los funcionarios judiciales. Los internos condenados por este tipo de delitos tendrán que asistir a programas específicos de formación en estos temas con el fin de evitar su reincidencia.

. En el ámbito educativo: 
Se dotará a los centros educativos de protocolos de actuación frente a indicios de acoso escolar, ciberacoso, acoso sexual, violencia de género y cualquier otra forma de violencia. Todos los centros deberán tener un coordinador de bienestar y protección que se encargará, entre otros aspectos, de vigilar la correcta aplicación de los protocolos que contemplarán la forma de iniciar el procedimiento, los sistemas de notificación y la coordinación de los profesionales responsables de cada actuación. 

. En el ámbito sanitario: 
En coordinación con las comunidades autónomas se elaborará un protocolo común de actuación sanitaria donde se establecerá qué medidas se deben adoptar si se detecta un caso de violencia sobre una persona menor de edad. Los registros relativos a la atención de las personas menores de edad víctimas de violencia se harán constar en la historia clínica, lo que permitirá un mejor seguimiento de los casos que se  produzcan. 

. En el ámbito de los servicios sociales de atención primaria: 
Se reconoce a los funcionarios que desarrollen su actividad en los servicios sociales de atención primaria la condición de autoridad pública y se les habilita para adoptar las medidas de protección necesarias, coordinando los recursos de los que se disponen en el territorio. Se anuncia la creación del registro Central de Información sobre la Violencia contra la Infancia y la Adolescencia, que recogerá los datos recabados por las Administraciones públicas, el Consejo General del Poder Judicial y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. 

. En el ámbito del deporte y el ocio: En el ámbito del deporte y el ocio:
Las entidades que realizan actividades de deporte y ocio con menores de manera habitual (y, en todo caso, la Red de Centros de Alto Rendimiento y Tecnificación Deportiva, Federaciones deportivas y escuelas municipales) deberán contar con protocolos de actuación para la prevención, detección y actuación frente a posibles casos de violencia. Asimismo, deberán contar con la figura del “Delegado de Protección”.

. En el ámbito de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad: 
Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, de las Comunidades Autónomas y de las entidades locales dispondrán de unidades especializadas en la prevención y detección de situaciones de violencia sobre los menores de edad. Se adoptarán medidas para evitar la victimización secundaria de los menores (adopción inmediata de las medidas provisionales, se obviará la práctica de toda diligencia que no resulte imprescindible y se impedirá cualquier tipo de contacto directo o indirecto con la víctima). 

Diseñando hijos: la loca paternidad posmoderna.


La paternidad se empieza a plantear 
como el gran proyecto de crear un hijo perfecto.






La hiperpaternidad: 
marcaje, hiperprotección, sumisión a los deseos del niño, 
intromisiones en la escuela, desescolarización, 
individualización, aislamiento…

hiperpaternidad

Los libros de crianza colman las librerías. 
Las tesis de unos contradicen a las de otros. 
O las copian y refríen; tanto da, se venden igual. 
Los padres leen para fabricar al hijo perfecto, exitoso, emocional, feliz, creativo, sereno, intrépido: al hijo total. 
Libros tramposos y alentadores con títulos como Todos los niños pueden ser Einstein.

Un mercado triunfa cuando canaliza un deseo, y estos contenidos, presentados como ciencia jovial, te dicen que tu niño puede ser exactamente como tú quieras. Solo hay que motivarlos, escucharlos, guiarlos, moldearlos. «El hijo es el gran proyecto», señala Eva Millet, periodista y autora de Hiperpaternidad, «es la obra maestra a la que vas a dedicar todo, es un signo de estatus. Lo que hace tu hijo dice mucho de ti».

La maternidad sagrada y religiosa se desarboló como un suflé. Hoy surge una concepción de santidad laica. La maternidad evangélica sometía a la mujer; la versión laica somete a la mujer, incluye al hombre y vacía los bolsillos.
El niño nace con el cerebro en blanco y aprende como una esponja. Esta premisa es una mina de oro: todo está por hacer y los padres pueden diseñar a sus hijos a su antojo. Deben formarse, tecnificar la crianza. Una mina de oro y una falacia: que el cerebro nazca de ese modo no implica que puedas volcar en él lo que desees ni elegir el orden y el gusto con que el pequeño dirigirá su atención.

«Hay neuromitos educativos que ponen muy nerviosos a los padres. Dicen que tienen que aprender mucho antes de la escuela, que es el momento en que el niño va a aprender música, idiomas y va a ser un genio… Se está cambiando el patrimonio de la infancia, cada vez tienen menos tiempo de jugar», explica Millet. Es una de las vías de acceso a la hiperpaternidad: marcaje, hiperprotección, sumisión a los deseos del niño, intromisiones en la escuela, desescolarización, individualización, aislamiento…

Millet lo achaca a, entre otras cosas, el momento hipercapitalista que vivimos: ya no tomas un café, tomas un café con moca o leche de avena o estevia o sirope de agave. «Todo está muy compartimentado. También sucede con la crianza de hijos. Aquí hay veinticinco mil métodos y libros, todos con esa idea subliminal de que lo que tú hagas va a marcar a tu hijo y será esencial en que triunfe o no».

El exceso de oferta suma al perfeccionismo de los progenitores el factor de la incertidumbre. Cada sistema marca un camino y ofrece un bufé de investigaciones que lo avalan. Tanta vuelta para lo mismo: al final, un padre ansioso debe guiarse por pura fe; agarrarse a un método con devoción. La superstición siempre ha inundado la crianza. Ahora sigue haciéndolo, pero vestida de ciencia.

El naming del chiquillo

Las primeras pinceladas del diseño se aplican con la elección del nombre. Antiguamente el proceso consumía pocos minutos para la mayoría de la gente, es decir, para la gente pobre. Se escogía casi automáticamente: por ejemplo, replicando el de familiares o colocando el santo del día por muy feo que sonara. Al margen de si es mejor o peor, la cuestión es que se operaba por inercia o por afán de asentar lo común, de reconocer al niño como parte del grupo amado.
Hoy ponemos los nombres hacia fuera: seductores, originales, suaves o chispeantes, dependiendo del carácter que quiera imprimirse.
Google arroja veintiún millones de resultados con consejos y reflexiones sobre el asunto. En muchas páginas se asegura que el nombre influirá en la vida del niño. La revista Hola: «Si nos imaginamos al bebé con personalidad alegre y positiva, buscaremos un nombre que se asocie a esto… El significado del nombre es importante ya que psicológicamente puede influir». A la soberana del papel cuché la leen diez millones de personas.
«Esto viene de las celebrities. Ahora hay que buscar los nombres más raros y más diferentes porque, claro, mi hijo es tan especial, tan único que cómo lo voy a llamar Pepe o Juan», opina Millet.
Ocurre también con métodos como la crianza por apego, que sigue rutinas como la lactancia prolongada, el colecho (dormir con ellos) o trasladarlos mediante porteo y no en carricoche. Otra forma de entender que el buen futuro de un niño depende de la presencia ubicua de los padres. «Procede en parte de la clase alta americana. Viene de las millonarias, pero aquí se plantea como una cosa alternativa, casi anarquista», apunta Millet.

Necesitar la escuela perfecta

En abril de 2018, TV3 emitió un reportaje de tono inspiracional que relataba la travesía de dos padres para elegir la mejor escuela para su hija: abandonaron total o parcialmente sus puestos de trabajo, compraron una caravana y viajaron durante veinte días por Cataluña para encontrar el colegio idóneo. Lo encontraron en el municipio de Estany y echaron el freno de mano. En el momento de publicación de la pieza, la pequeña familia vivía en el vehículo a unos cuantos metros del centro elegido.

Padres con archivos Excel imposibles, padres de excedencia, padres que inventan intolerancias alimentarias para ganar puntos y acceder al centro de sus sueños. La Conselleria d’Ensenyament catalana optó por eliminar el sistema que otorgaba puntos a los niños con este tipo de problemas digestivos. Lo hizo, entre otras cosas, para limitar los intentos de fraude.
¿Qué pasa si aceptas, simplemente, el centro que te toca por proximidad? «Casi parece que eres mal padre», lamenta Millet, «las escuelas públicas están muy bien, todas quieren educar y enseñar a nuestros hijos, pero este modelo de paternidad las están cuestionando mucho».

Hay familias que discrepan de la educación reglada y deciden explorar otros territorios. Bien en centros alternativos o bien enseñando a sus hijos ellos mismos. Estos últimos, se llaman homeschoolers.
Madalen Goiria, experta en Derecho Civil, ha estudiado a fondo el fenómeno desde 2015. No hay datos oficiales. Cuenta Goiria que, desde el punto de vista estadístico, quienes educan en casa y quienes optan por proyectos no homologados son indistinguibles. Para la Administración, «mandar a tus hijos a escuelas como Montessori, Freire o Wild es como mandarlos a una escuela de macramé». No obstante, afirma Goiria, estas instituciones están creciendo como setas.

¿Por qué las familias deciden echarse al monte educativo? «A las familias no les gusta el sistema habitual porque está basado en unas motivaciones ajenas a la manera de sentir de los padres: porque usan el sistema de premio y castigo, porque usan libros de texto, porque siguen procedimientos autoritarios y directivos…», resume Goiria.

¿Qué entienden por métodos autoritarios? «Tienen que comer a una hora determinada, que hacer fichas a la hora en que se le ocurre al profesor aunque ellos no quieran hacerlo, tienen que dormir a la hora que le conviene al centro», explica.
Estas familias prefieren unos procedimientos más abiertos: «Que los padres puedan intervenir en el centro y ayudar a sus hijos a adaptarse un medio distinto, que no tengan que ir el primer día y dejarles solos y que si lloran, los dejen así porque ya se acostumbrarán y pararán de llorar. Esto hay familias que no lo ven».

La implicación no se limita a la aclimatación al medio: «Quieren tener un ámbito de decisión mayor en cómo se produce la participación del menor en el proyecto educativo, en qué condiciones, por qué…». Se alegan también «problemas de socialización». Por un lado, el acoso. Por otro, formas más leves de conflicto. «Que alguna característica específica que tenga el menor le haga ser víctima del sarcasmo del resto. Ahí se produce como defensa la desescolarización y el acudir a medios más amables, humanos y adaptados a sus características».
Este tipo de escuelas, al no ser concertadas, son caras. No todos se las pueden permitir. «La educación de calidad es cara», puntualiza Goiria. Hay padres con ingresos suficientes y otros que viven con austeridad y se privan de todo para poder regalar a sus hijos esa formación. En muchos casos solo trabaja el padre: la madre, poco a poco, primero por baja maternal, luego por reducción de jornada o excedencia, acaba centrada solo en la crianza.

Estas tiranteces entre el ámbito privado y el público, entre la esfera de control parental y la esfera de la vida exterior, se infiltran también en las escuelas tradicionales. Los padres se implican, piden cada vez más cuentas de lo que ocurre dentro del centro, solicitan tratos especiales para sus hijos.

La socióloga de la Universidad de Valladolid Almudena Moreno ha observado el fenómeno: «El maestro está amenazado, por un lado, por la complejidad de la sociedad informativa en la que vive el niño y, por otra parte, por el papel tan protagonista que quieren tener los padres en el proceso educativo. Está bien que se impliquen, pero puede correrse el riesgo de que cuestionen la función del maestro».

La tecnología consigue que el mundo escolar pertenezca cada vez menos a los chavales. En el microcosmos de la escuela, los pequeños ensayaban su independencia, su capacidad de influir y aprender de un ecosistema social que no controlan del todo. Pero hoy proliferan sistemas para avisar ipso facto a los padres cuando el menor falta a clase. Hay guarderías como El Parque de Pozuelo, que instala cámaras en las aulas para que los padres espíen a sus hijos siempre que lo deseen.
Algunas escuelas informan día a día de lo que sucede en las clases. Y los grupos de Whatsapp de padres son la normalidad, y el caos.

Ferran (nombre ficticio) es tutor en un colegio público de Alicante. «Hay muchos niños que están perdiendo el hábito de anotarse los deberes en la agenda porque dicen que, total, luego su madre lo pregunta por el grupo y se lo dice». En su opinión, estos chats reflejan la «inseguridad de los padres», que necesitan la confirmación de los demás en todo para estar seguros de no tropezar ni en lo más nimio. «Se vuelven locos con cualquier cosa». Si se dice que los chavales tienen que llevar una camiseta roja para un festival, los padres se sienten golpeados por un tsunami de dudas. «¿Roja? ¿Roja lisa? ¿Roja a rayas?».

Los padres no solo respetan hasta la sumisión los gustos o apetencias de sus hijos, sino que tratan de que el centro replique su actitud. A Ferrán le sorprende el número de niños con alergias alimentarias en su centro. Algunas, rocambolescas. «Yo no me las creo, les pido el certificado médico porque si no, sería un despiporre. Aquí tenemos un niño que siempre que tocan habichuelas, llega su madre y pide dieta blanda», relata.

Baja tolerancia a la frustración

Existe una tensión entre el deseo paterno de crear un mundo inocuo de probeta para sus hijos, sin fricciones, alejado de toda posibilidad de dolor y adaptado plenamente a su sensibilidad (a la sensibilidad que ellos tratan de diseñar) y el mundo real, externo, escolar.
Los padres se documentan y se aplican para dar sentido a un axioma contemporáneo: todos los niños son especiales, hay que proteger la singularidad del niño; o también: el éxito depende de la motivación. Como en toda fe, afloran paradojas: en la época en que los padres se involucran con más fuerza en cada paso de sus hijos, resulta que las malas notas no son responsabilidad suya ni de los pequeños, sino de que el maestro no sabe motivarlos. Y si no: «Ellos dicen: “Mira el niño que no se comporta, que no aprueba; es porque tiene una baja tolerancia a la frustración”, y lo dicen como si fuera una enfermedad crónica», cuestiona Eva Millet.

La hiperprotección logra que los obstáculos y los pequeños tropiezos se agiganten y se conviertan en un problema de remanencias médicas. Si un problema es médico, significa que es ajeno a la esencia del menor, que no compromete su ser genial.
El último estudio del Plan Nacional sobre Drogas reveló que, en 2017, uno de cada seis adolescentes tomó ansiolíticos para soportar la tensión de los exámenes o el trago de una ruptura sentimental. La edad de inicio se adelanta a los 14 años. La primera droga, como recogió la Cadena SER, es psiquiátrica y se prueba antes que el alcohol o los porros.

La angustia de poder elegirlo todo

Un niño protestaba con la espalda pegada a una valla en una calle del centro de Madrid. Las dos manitas agarrando fuerte uno de los travesaños. Lagrimeaba sin convicción, amenazaba con patalear. No se entendían sus quejas, tenía edad para hablar, podía hablar, pero soltaba gruñiditos. Ansioso, dubitativo.

No le convencía nada de lo que le sugerían sus padres. Sus padres. Ella, con el carrito del hermano; él, argumentando: «Venga, te vienes con el papá a poner gasolina y cogemos una pizza y vemos una peli, ¿eh?, ¿vale?». Ella: «¿O prefieres venirte con mamá y te pones los dibujos hasta que venga el papá?». El chaval se inflaba y desinflaba como una colchoneta de playa. No decía ni sí ni no.

Es la escenificación infantil, despojada de recursos intelectuales, de una crisis existencial. La angustia de la libertad, de que todo esté abierto. El único asidero ante tales aflojamientos del ser es la rutina, la inercia: que exista un tejido de cosas prosaicas inmutables, que no haya que ponderar, valorar y decidir. Esos automatismos pueden dejar de cuajar por la acción de los padres que creen que debe debatirse, consensuarse y negociarse cualquier acción.

«La familia no es una democracia. Hay una jerarquía. Claro que los hijos tienen derechos, pero no podemos estar preguntándoles todo el tiempo, dándoles la responsabilidad de qué van a cenar, qué se van a poner o si se quieren duchar. Se pregunta todo porque así somos más guays y más democráticos, pero no hace bien», critica Millet.

Los nuevos padres son padres tardíos. Han tenido tiempo de formarse, de analizar cómo ejercían la paternidad sus semejantes, de criticarlos, de convencerse de que lo pueden hacer mejor.  Han asumido, además, que sus propias taras provienen de su crianza. Han detectado los fallos de sus progenitores, de sus entornos. Han caído en la ilusión de la infoxicación: creen que todo lo que influirá en el desarrollo de una persona es accesible y puede aprenderse.

Temen que se repita la precariedad, la inseguridad, la crisis: quieren blindar a sus hijos, que sean los más formados y preparados, a pesar de haber comprobado que eso garantiza pocas cosas. Quizá sea una reacción defensiva: necesitan creer que controlan lo que, finalmente, la vida hará con sus pequeños.

"Nuestro primer objetivo es mejorar las ayudas por hijo para las familias más pobres en 2019".

Marí-Klose recibe a eldiario.es en su despacho en la Moncloa, en un hueco de una apretada agenda en la que ha tenido que sumar los actos de su anterior puesto como director del alto comisionado y la nueva responsabilidad como primera figura en el organismo, después de la salida de María Luisa Carcedo para suceder a Carmen Montón como ministra de Sanidad.

Casi uno de cada tres menores en este país vive en riesgo de pobreza y exclusión social. ¿Qué significa ser niño “pobre” en España?
Significa tener experiencias anómalas para un niño en la sociedad española. Estas experiencias pueden tener que ver con estrés económico en el hogar, familias que no pueden hacer frente a un gasto imprevisto, que les cortan la luz o el agua. Vivir en viviendas más pequeñas, peor acondicionadas, con humedades… Alimentarse peor, puede significar también hacer menos deporte porque no hay instalaciones donde vives. Ir a escuelas donde hay una alta concentración de estudiantes con problemas sociales y que puede condicionar los ritmos de aprendizaje en el aula...
Es una acumulación de situaciones sociales que impiden que la participación de estos menores en las oportunidades que ofrece la sociedad quede mermada.

La bancada del PP llegó a abuchear a Pedro Sánchez en el Congreso por sacar a Rajoy el tema de la pobreza infantil. ¿Hay reticencias a aceptar esto como un problema? ¿La gente infravalora su magnitud?
Está muy extendida la actitud de relativizar la magnitud del problema, incluso de negarlo. Eso choca con las evidencias estadísticas apabullantes que tenemos. Miras pobreza relativa, pobreza absoluta, carencia material, pobreza en diferentes umbrales de renta… Se elija el indicador de vulnerabilidad que se elija te va a salir lo mismo: los niños como el colectivo más desfavorecido.
Es un problema mal comprendido por parte de la ciudadanía y sectores sociales menos sensibles a la desigualdad. Gente de clases más acomodadas que te dicen “yo no veo pobres a mi alrededor”. Es probable que los barrios en que viven este problema no exista o se viva de una forma muy escondida. Hay personas que intentan exhibir una condición normalizada que luego quizás no tengan en el hogar.

La pobreza se esconde.  
La sensación de que la pobreza estigmatiza obliga a mostrar que en realidad no estás pasando estrecheces económicas. Te puedes encontrar a familias que hacen sacrificios importantes, compran ropa a sus niños por encima de sus posibilidades, simplemente para que su hijo no sea señalado como un niño en situación de pobreza y pueda ser objeto de burla o de acoso, que no goce de las mismas oportunidades de integración social.
Pero aunque pueda ser un problema relativamente invisible, la crisis se ha hecho muy explícito. Una de las expresiones más intensas de que existía esa pobreza subyacente son los miles de desahucios que se han producido durante la crisis.

Aunque la tasa de pobreza infantil ya era elevada antes de la crisis, ¿la recesión nos ha dejado diferencias respecto a la situación anterior anterior a 2007?
Ha habido un empeoramiento fundamentalmente de las situaciones de pobreza severa. Los que más se han empobrecido durante la crisis han sido los más pobres y su situación no ha revertido de la misma forma que lo ha hecho la situación económica general.

¿Qué colectivos están más presentes en esta población en riesgo de pobreza?
Hay que distinguir dos indicadores: la prevalencia y la incidencia. La incidencia mide qué proporción de un determinado colectivo está en situación de pobreza y la prevalencia es cuánto representa respecto al conjunto de la población. La incidencia es muy alta en colectivos como las familias monoparentales (las monomarentales fundamentalmente), las familias numerosas, las familias de origen inmigrante… Es decir, dentro de esos colectivos la tasa de pobreza es muy alta. Pero en cuanto a la prevalencia te encuentras situaciones relativamente inesperadas.

¿Cómo cuáles?
Cuando miras los números absolutos, la mayor parte de pobres responde a un perfil arquetípico: familias de dos progenitores, uno o dos niños, en las que uno de los progenitores trabaja. En las familias tradicionales en las que trabaja un progenitor y el otro no, la tasa de pobreza muy alta: cerca del 30% de ellas están en situación de pobreza. Estas familias eran las que tradicionalmente aseguraban el sustento familiar y ahora con un solo ingreso no te sitúas fuera de la pobreza. Esto tiene que ver con la intensidad del trabajo.

¿Cómo afecta?
Nos encontramos muchos hogares donde a lo largo del año se trabaja en algún momento, pero la intensidad es baja respecto al tiempo potencial que podrían estar trabajando. ¿Por qué? Por el tiempo parcial, la gente trabaja solo durante una parte del año, los trabajos temporales… Al ser el sistema de protección social contributivo, en hogares de baja intensidad del trabajo, no se adquieren derechos a prestaciones, como la de desempleo.
Estos hogares se pueden convertir en hogares sin ingresos: durante la crisis hemos llegado a tener más de 700.000 hogares sin ningún tipo de ingreso, todavía tenemos 500.000 y antes de la crisis teníamos poco más de 200.000. Estamos muy lejos de revertir los problemas que ha generado la crisis en los hogares más vulnerables.

¿Qué medidas han impulsado en el Alto Comisionado en estos más de 100 días de Gobierno de Pedro Sánchez?
Al llegar decidimos que lo más importante a corto plazo era incrementar los recursos destinados a la garantía alimentaria y al ocio educativo en verano, el programa VECA. Porque en verano se  abren brechas sociales importantes en las competencias cognitivas de niños acomodados y desfavorecidos, porque los primeros tienen unas oportunidades de exposición a entornos mucho más estimulantes pagados por sus padres, como aprender idiomas, hacer deporte, etc.

¿Y más allá del verano?
Estamos trabajando en diversas líneas. La central es desarrollar un programa que mejore la situación de los hogares con niños más desfavorecidos. Iba en nuestro programa electoral: se llama Ingreso Mínimo Vital y tiene una primera pata que es la mejora de transferencias por hijo a cargo. Estas transferencias son absolutamente raquíticas en España.
Esta situación es especialmente injusta porque los hogares más desfavorecidos no realizan declaración de la renta y no pueden optar a los beneficios fiscales que sí que reciben las familias de clases medias que la hacen.

¿De cuánto son estas transferencias en la actualidad?
De apenas 270 euros al año y no tienen ningún impacto en la reducción de la pobreza, es una anomalía impropia de un país como el que tenemos. En la mayoría de los países existen prestaciones para estos colectivos equivalentes a las que reciben las clases medias a través de beneficios fiscales.

¿Van a aumentar estas ayudas?
Nuestro primer objetivo es mejorar las prestaciones por hijo a cargo para los colectivos de mayor vulnerabilidad de manera secuencial en los próximos años.
Obviamente en la situación de restricción presupuestaria, sin techo de gasto aprobado y sin presupuestos, tenemos que plantear esto con una cierta contención. Estamos instando y preparando documentos para que esto sea posible, en la medida que esto es un compromiso de Gobierno, entiendo que se va a avanzar en esta dirección.

¿Habrá una mejora de estas transferencias ya en los presupuestos de 2019?
Sí, el objetivo es que esté en los presupuestos de 2019.

Aún solo hemos enviado varias opciones al Ministerio de Hacienda de distintos escenarios, si se duplicaran las transferencias, si se triplicaran, qué consecuencias de gasto y de reducción de la pobreza infantil tendrían. Al Alto Comisionado le gustaría poder aplicar las medidas más ambiciosas posibles, que en realidad sería aplicar el Ingreso Mínimo Vital, pero no está en nuestra mano.

¿Qué datos están obteniendo de esas simulaciones?
Más que un dato le puedo decir que la aplicación de nuestro Ingreso Mínimo Vital podría llegar a erradicar prácticamente la pobreza infantil severa y reducir los niveles de desigualdad general hasta umbrales próximos a la media europea, que ahora estamos entre los países más desiguales.

¿Cuánto cuesta?
Los costes del conjunto del Ingreso Mínimo Vital se sitúan entre 5.000 y 6.000 millones, pero se puede avanzar secuencialmente sobre todo en transferencias por hijo a cargo. No hace falta llegar a estas cifras tan altas para ir mejorando significativamente la situación de pobreza severa y desigualdad.

Las prestaciones específicas para combatir la pobreza infantil son mucho menos efectivas contra este problema que otras prestaciones para otros colectivos. ¿Por qué es así?
Porque la cobertura es muy baja, se benefician muy pocas familias y la generosidad es ridícula. Las transferencias por hijo a cargo solo llegan al 10% de las familias, teniendo en cuenta que hablamos de pobreza cercana al 30%, solo una de cada tres familias pobres reciben transferencias y es una cantidad ridícula.
En nuestra propuesta de ingreso mínimo vital las familias más desfavorecidas van a cobrar entre 100 y 150 euros al mes, estamos hablando de magnitudes completamente diferentes.

¿Qué efectos tuvo el llamado cheque bebé de Zapatero en la reducción de la pobreza infantil?
Tuvo un efecto importante en el primer año de vida, que es además un año crucial para los niños. En 2009 y 2010, que estuvo vigente, tuvo un impacto reductor de entorno a 6 puntos en la tasa de pobreza infantil del primer año de vida. No conozco ninguna prestación monetaria que realice el Estado que tenga un impacto semejante. La que más reduce es la prestación por desempleo, que reduce más o menos 5 puntos. Las pensiones las pensiones reducen 2 o 3 puntos, los hogares con niños a veces se benefician de que haya pensionistas en casa. Las ayudas por hijo a cargo y ayudas del algunas Comunidades Autónomas, reducen por debajo del 0,5%.

¿Podría existir de nuevo un "cheque bebé" en España?
Lo más interesante es que no se circunscribiera solo a ese primer año, reconociendo que es muy importante. Pero lo interesante sería que la ayuda llegara a niños en situación desfavorecida cuando lo necesiten, independientemente de su edad.

¿Impulsarán en España una prestación universal por hijo,para todas las familias, como existe en otros países europeos?
Lo ideal sería llegar a una prestación universal, aunque en realidad ya existe, y matizo: parte de la población recibe beneficios por tener niños, pero son beneficios fiscales. La anomalía está en el segmento de población más vulnerable, que recibe prestaciones, pero son muy poco generosas. Los beneficios fiscales para las familias con niños son bastante generosos, pero también hay margen de maniobra para mejorar.

¿Cómo puede el sistema educativo igualar oportunidades? ¿En qué están trabajando en este ámbito?
Es importante ayudar a las familias más desfavorecidas por ejemplo a hacer frente a gasto escolar, que puede representar una proporción muy importante de su gasto total. Estamos trabajando con la FEMP (Federación Española de Municipios y Provincias) para identificar buenas prácticas que realizan algunos municipios en la compra de material y de apoyo económico a familias más vulnerables para poner en valor lo que hacen algunos municipios y que sirva de emulación para otros. Estamos trabajando para crear una especie de premio desde el Alto Comisionado.

Más allá de esto, es fundamental la política de becas en etapas más avanzadas del itinerario educativo, en lo que está avanzando mucho el Ministerio de Educación. Es importantísimo también luchar contra la segregación escolar, ahí tenemos más limitaciones desde el Estado central porque es una competencia autonómica. Es importante que los colegios puedan tener programas de refuerzo para los alumnos con problemas de aprendizaje.

Estamos entendiendo muy mal lo que hay que hacer con estos estudiantes. España es un país con unas tasa de repetición muy altas y ocurre casi en todas las CCAA y sabemos perfectamente por todos los informes internacionales que la repetición no es la solución para este tipo de estudiantes, que pasa por programas de refuerzo y acompañamiento.

¿Va el Gobierno a impulsar este refuerzo?
Existía un programa que daba muy buenos resultados, el PROA, que puso en marcha el Gobierno de Zapatero y hubo trabajos de investigación muy rigurosos que demostraban que tenía beneficios fundamentalmente para los colectivos más desfavorecidos, que son los que tienden a repartir más. El 53% de los niños que se encuentran en el grupo del 20% de familias con menos ingresos ha repetido a los 15 años, frente al 8% de los estudiantes del tramo más alto de ingresos.
Desde el Ministerio de Educación y el Alto Comisionado estamos trabajando en el desarrollo de un programa parecido al PROA, viendo cómo volver a poner en marcha algo parecido a este programa para aplicar refuerzo que combata el fracaso escolar.

¿Y sobre educación 0-3 años?
Está más en pañales, pero está en la agenda. Es una medida importantísima incorporar a los estudiantes más desfavorecidos a la escuela infantil, sobre todo a la etapa 1-3. Está en la mesa de negociaciones de los Presupuestos también.

"En España se venden por todas partes productos hechos por niños esclavos"- Entrevista a Ehsan Ullah Khan.


A sus 70 años, este activista y periodista de origen pakistaní sigue tan firme en su convencimiento como el día en que empezó. Lo demuestran su serenidad y su contundencia al hablar. La misma por la que ha recibido amenazas y por la que ha sido encarcelado en varias ocasiones. Hoy vive exiliado en Suecia. 
Ullah ha visitado España para presentar la plataforma Dignitex, formada por varias asociaciones internacionales que luchan contra la explotación en la cadena textil. Entre ellas está Frente Global de Liberación del Trabajo Forzado, fundado en 1988 por el activista. Pero el primer paso lo dio 20 años antes, cuando puso en marcha una organización para ayudar a los trabajadores de las fábricas de ladrillos, uno de los focos de trabajo esclavo en Pakistán.
Otro era la industria de las alfombras. A uno de sus telares llevaba años encadenado el pequeño Iqbal Masih cuando logró escapar de la esclavitud gracias a la ayuda de Ullah. Iqbal Masih, su asesinato en 1995 lo convirtió en un símbolo mundial contra la explotación infantil. Tenía 12 años. Hoy, 2 46 millones de niños y niñas como Iqbal siguen siendo víctimas del trabajo infantil, según Unicef.

¿Qué le trae a España?
La sociedad española está olvidando el mensaje de Jesús de que los niños deben ser amados. Actualmente, en el mercado español, por todas partes, hay productos hechos por niños esclavos. Se venden en las calles, en las tiendas... particularmente en las grandes tiendas de ropa.
Esto viola las leyes internacionales. Intento que la sociedad, así como las multinacionales, se replanteen el mensaje de Jesús. El Papa Francisco ha repetido también que los niños deberían ser liberados de todo tipo de explotación. Yo quiero que esto se haga realidad. 

Lo ha mencionado. ¿Cuál es la responsabilidad de las empresas europeas y españolas en esta explotación que usted denuncia?
La industria textil, la segunda más potente del mundo detrás de la de las armas, está muy implicada en la esclavitud. Se van a producir una camiseta a un país empobrecido donde la situación económica y la de los niños es peor. Muchos de estos países se han visto afectados por la guerra.
Las grandes compañías como Mango o Inditex quieren producir una prenda de ropa. En un sitio compran el algodón, como Egipto, Etiopía o Pakistán. Van a teñir ese algodón a otro país. Lo hilan en otro, como India. En otro lugar se elabora la prenda. Y luego van a China. Es un sistema muy organizado, controlado por empresas que explotan a muchas personas, sobre todo mujeres y niños, en enormes partes del mundo.
Se produce un enorme abismo entre los países que compran y los que producen. A veces, para fabricar una prenda no se gastan más de 5 o 10 euros, y pueden venderla por más de 100 euros. Esto pone en peligro la paz en el mundo. Por eso viajo. No tengo una manía especial contra ninguna multinacional en concreto. No es un problema de que a mí me gusten o no, solo sigo unos principios. 

Las compañías suelen atribuir estos abusos a los proveedores locales con los que trabajan.