Web oficial del IX Congreso Mundial por los Derechos de la Infancia y la Adolescencia.
Los ejes temáticos del Congreso serán el derecho de niñas, niños y adolescentes a la ciudadanía, la participación y la migración, a un desarrollo y crecimiento protegido, a educación de calidad, y a una convivencia saludable sin violencias. Además se abordarán los derechos al juego y la recreación, a la libertad de expresión, a la salud y el medio ambiente sano, a un sistema de justicia restaurativa y al libre acceso a la información y tecnologías, en contextos cuidados.
En diálogo con Página/12 Villagrasa Alcaide analizó la situación de las infancias.
-¿Qué pasó en estos dos años con niñas, niños y adolescentes?
-Nosotros
vamos siempre interpretando la Convención de los Derechos del Niño de
1989 a partir de las realidades. Se han incorporado temas como medio
ambiente, tecnología, redes sociales de los que no se tenía tanta
conciencia. La pandemia dio un vuelco a la Convención. Aparecieron
temas como la salud pública, trastornos de alimentación, la salud
mental, la detección precoz de trastornos en la infancia, y la ideación
suicida. La tasa de suicido aumentó un 250 por ciento en adolescentes,
según el Colegio Oficial de Médicos de Madrid. También temas de
violencia y bullyng se han multiplicado por redes sociales. Los
conflictos bélicos como el de Ucrania- Rusia vuelven a traer sobre la
palestra el reclutamiento de jóvenes y sobre todo el movimiento
migratorio causado por situaciones de pobreza por conflicto bélico. El
tema económico también incide. La pobreza infantil está creciendo
exponencialmente. Como siempre se dice: como no votan, es el sector de
la población que primero recae en cuanto a presupuesto.
-¿Qué es lo urgente?
-La atención frente a la violencia. Es un tema que nos han reclamado. La violencia entre pares, parental, la violencia sexual, el maltrato a la infancia. Tenemos que poner en común buenas prácticas y ver cómo podemos avanzar en garantizar el derecho de las niñas y los niños a crecer en entornos libres de violencia.
-Ustedes hacen hincapié en que puedan participar del Congreso niñas, niños y adolescentes. ¿Por qué?
-Es un punto más que el derecho a ser escuchado. Que la participación sea protagonista, que tomen la rienda de su presente desde el concepto de ciudadanía responsable. Normalmente vienen niños de más de veinte países, tienen un trabajo en común previo porque vienen seleccionados; niños con discapacidad, de culturas originarias, es muy interesante como comparten reivindicaciones comunes. Son seleccionados a través de organizaciones de infancia. La defensoría de Córdoba está haciendo una labor tremenda para darles alojamiento. Se prevén unas 3000 personas. Siempre han superado el millar de personas. El más multitudinario fue en San Juan en 2012 en que hubo 10 mil personas. La idea es que puedan compartir ponencias, murales, posters y prácticas compartidas.
-Usted dijo que "es necesario poner a las infancias en las agendas políticas y con el presupuestos adecuado”. Cuando hay crisis, ¿se desatiende el presupuesto para las infancias?
-Muchísimo, es el primero que cae. Por eso también abogamos para que haya una revisión permanente de la evolución de los desplazamientos presupuestarios.
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