Román Belmonte,
Blog LIJ "Donde Viven Los Monstruos".
Miércoles (16/02/22), ecuador de la semana laboral. Un día estupendo para cabrearse como
si no hubiera un mañana. Gracias a los alumnos, la profesora de inglés,
la soberbia e incompetencia familiar, un colega incoherente, los
políticos… Cualquiera puede ser el detonante de un ataque de cólera
inusitado. Pero de verdad, ¿merece la pena pasar el día malencarado?
No
es que yo sufra un síncope cada vez que alguien me tuerce el carro,
pero sí reconozco que hay personas en este mundo que me sacan de mis
casillas. Y no precisamente porque me contesten de mala manera o me
gasten bromas pesadas. Tiene más que ver con los desprecios, las faltas
de consideración o la obcecación.
Que
nieguen la evidencia, que solo se acuerden de ti cuando les interesa o
que sean incapaces de corresponderte como mereces, son gestos que me
sacan de quicio. Será porque yo, aunque malhablado, sin formas y nada
condescendiente, intento actuar con bastante autocrítica, dentro de una
lógica y siempre intento ponerme en lugar del otro. No soy partidario
del egocentrismo, el egoísmo y los intereses varios.
Si
bien es cierto que antes me condenaba como un demonio, últimamente
estoy empezando a gestionar este tipo de situaciones desde la ignorancia
y la indiferencia. A veces trae más cuenta mirar hacia otro lado que
enseñar las garras. Hacer lo que me apetezca y que todo me resbale. No
se puede estar todo el santo día mosqueado con gente que a duras penas
te demuestra el poco talento del que dispone.
A
veces uno no puede evitar que lo saquen de sus casillas, sobre todo si
tienes el resorte un poco flojo, pero hay que intentarlo y minimizar las
ocasiones. Si te pareces al payaso que sale disparado de la caja
sorpresa, si se te tuerce el morro a la mínima de cambio, el libro de
hoy, es tu libro. Y teniendo en cuenta que Shinsuke Yoshitake es un
maestro a la hora de quitarle hierro a cualquier asunto para darle la
vuelta a la tortilla a cuenta de mucho humor, no te lo puedes perder.
En la misma línea que otros títulos de esta colección, ¡No soy un monstruo! (Libros
del Zorro Rojo) se centra en los múltiples enfados de una protagonista
cuyos nervios se ven alterados por cualquiera. Los compañeros de
colegio, los requerimientos maternos, el vecindario. Cualquiera es capaz
de enfurecerla y ella no puede evitar pensar en cómo les devolvería la
pelota (programar un robot para que les congele la barriga o entrenar
una abeja para que les pique, son dos ideas maravillosas). También nos
cuenta los métodos que ha desarrollado para paliar esos ataques de ira y
sus investigaciones respecto a los de otras personas. La conclusión es
evidente: hay un monstruo que quiere hacerle la vida imposible. ¿Logrará
vencerlo? ¿De qué manera?
Lleno
de simpatía y desde una perspectiva bastante sui generis, el autor
japonés vuelve a hacer de las suyas con un álbum donde viñetas y
croquis, guiños, metáforas y toques surrealistas constituyen los
recursos narrativos para un pequeño manual que divierte y hace pensar a
partes iguales sobre la sencillez-complejidad humanas, esa dualidad tan
hermosa y a la vez tan detestable.
Un último consejo: ¡No dejen que nadie les arruine el miércoles!
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