Las lectoras y lectores de nuestro Blog y nuestra revista de prensa HDIA conocen que somos defensores de la eliminación de toda discriminación por motivo de edad, lo que incluye la defensa de los derechos a la participación política de niños, niñas y adolescentes, conforme a la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Como primer paso en esta dirección proponemos que España se sume a los países que ya tienen reconocido el derecho al voto a las personas de 16 y 17 años de edad.
A partir de nuestro planteamiento, esperábamos expectantes que uno de los principales periódicos de ámbito nacional abordara el tema del voto a los 16 que tenía anunciado con el fin de “adentrarse en un debate vivo en los países con sufragio universal”. El esperado reportaje, que ha sido publicado ayer[1], no ha hecho otra cosa que decepcionarnos, ya que, en nuestra opinión, lejos de ofrecer argumentos para el debate, es un sumatorio de opiniones expertas y algunas referencias muy superficiales al estado de la cuestión en los niveles académicos, institucionales, de opinión pública y menos aún de los movimientos que promueven la participación política de los más jóvenes, como condición de ciudadanía inexcusable.
¿Están preparados los jóvenes de 16 años para votar?. El País, 2 de Marzo 2022 |
Ante la falta de argumentaciones expresas (que no latentes, que las hay, y muchas) sobre las que empezar a debatir hemos optado por hacer una aproximación al análisis de este reportaje, a través de los términos en él utilizados, de la frecuencia y del contexto en el que aparecen los mismos, con el fin de visualizar más claramente su contenido.
Encabeza
el ranking el prefijo “Neuro” (neurociencia,
neuroeducación, neuropsicología, etc.) con 13
menciones. Muy lejos queda el término “Derecho/s”
que es citado 5 veces,
incluyendo la que aparece en esta frase, cuando menos curiosa: “…El hecho de que yo informe a mi hijo de
que nadie tiene derecho a tocarle el pene ni él a hacerlo, evitará que
sufra abusos sexuales o que él los ejerza”. Y así con todo…”.
La palabra “Niño” aparece en 3 ocasiones, relacionada con: cerebro,
educación, padres. Es lo que en los estudios sociales de infancia entendemos
hablar de un “universal niño” con características normativamente definidas. Por
el contrario, cuando la palabra utilizada es “Niños” el contexto se refiere a voto y participación política,
esto es, a los niños como grupo humano actuante. La palabra “Niña” está ausente en todo el
reportaje.
De modo semejante, el término “Adolescente”
(nótese, en singular) figura en las 3
frases siguientes: “…las ideas del adolescente son inestables…”, “las
habilidades cognitivas generales entre un adolescente de 14 o 15 años y un
adulto es prácticamente imperceptible”, “…el adolescente habrá crecido normalizando
ese comportamiento”. “Adolescentes” (en
plural) es palabra citada en 10
ocasiones. En la mayoría de ellas sirve para añadir atributos a la condición de
la adolescencia (“…menor capacidad para gestionar…”, “…son impulsivos y
emocionales…”, “…indicadores cognitivos…”, etc.) solo una vez que atisba su
protagonismo como grupo social: “…salen a las calles…”.
Lo “Emocional” (8 citas) y las “Emociones” (4 citas),
sumados, ocupan el segundo puesto del ranking encabezado por lo “neuro”.
Figuran en frases como: “…cerebro inmaduro y demasiado emocional…”, “falta de
maduración en los conceptos emocionales…”. Al contrario, hemos rastreado, sin
éxito, términos como razón, racionalidad, juicio, sensatez, discernimiento…
hasta llegar a “Razonamiento”, que
tiene 6 menciones, formuladas en
positivo y referidas al razonamiento lógico y moral, si bien ni siquiera aquí
se escapa algún condicionante (“…sin estímulos, no se activa…”).
En resumen, el artículo comentado escoge expresiones y opiniones diversas
para construir un relato que ahonda en los prejuicios sobre los adolescentes,
que les denigra (“los jóvenes votan con las tripas”) y les recluye en el grupo
de esos “otros” que aún-no-son-adultos.
El eje del relato es la supuesta capacidad/competencia para ejercer el derecho
al voto, lo cual no es otra cosa que la aplicación de los añejos criterios
aplicados en el pasado para limitar este derecho a colectivos como los no
propietarios o las mujeres. En último caso, se banaliza la importancia de su
participación para las políticas ya que “son pocos numéricamente”. Y se deja
“para otra conversación” la propuesta verdaderamente debatible: “que la edad
del voto sea 0”.
Con todo, el reportaje esconde una sorpresa. Se trata de un vídeo del que
nos informan así sus autoras: “Charlamos con cuatro adolescentes de 16 y 17
años para que nos cuenten si les apetece y si se ven capaces de votar”[2]. Planteado
en forma de preguntas y respuestas, estas son algunas de las que se pueden ver
y escuchar:
P. (A
sus amigos y amigas por chat) ¿Pensáis que estoy preparada para votar?
R. Me ha dicho que sí, porque estoy preparada y
sé pensar con cabeza.
P.
¿En qué se diferencian los partidos de derecha e izquierda?
R. Los de derechas tienen como ideas más
radicales, quieren ser más potentes y los de izquierda más de mente abierta.
P.
Con qué frecuencia lees noticias sobre política?
R. 1. Con poca frecuencia, si lo leo es más en
Twitter o en redes, más que en el propio periódico. En la tele a veces por las
noticias que ponen mis padres, por mí, no.
R.2. Periódicos suelo leer menos, veo mucho
noticias en la tele y también me informo a través de redes sociales, que
normalmente te suelen llevar a artículos de periódicos. Pero sí, procuro
mantenerme informada.
P.
¿Qué piensas de que quieran adelantar el voto a los 16 años y si te ves
preparada para elegir o no?
R. Pues yo pienso que sí estoy preparada,
porque ya te hacen tomar una decisión cuando tienes 14 años (para lo que
quieres estudiar) y eso es para toda la vida. Y esto es solo para 4 años, y
puedes cambiar. Ejercer el derecho al voto es muy importante.
R. Una persona que vote igual no tiene mucho poder, pero cuando, pero cuando son muchas y muchas personas, al final sí tiene gran influencia.
El visionado de esta pequeña parte del
reportaje nos ahorra a nosotros finalizar esta pieza con cualquier tipo de
conclusiones. Invitamos a nuestros lectores y lectoras a imaginar, después de
verlo, una conversación similar en algunos grupos de personas adultas, y
después reflexionar sobre si los chicos y chicas de 16 y 17 años tienen
semejante capacidad y preparación que los adultos para ejercer sus derechos
ciudadanos en este ámbito concreto.
En Madrid, a 3 de marzo de 2022
Asociación GSIA.
[2] https://www.youtube.com/watch?v=Qa3-o4VXq0g&t=369s.
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