Estado Mundial de la Infancia 2021, UNICEF

EN MI MENTE
Promover, proteger y cuidarla salud mental de la infancia.




Los niños y niñas de todo el mundo llevan mucho tiempo sin acudir a las aulas, encerrados en su casa y sin poder disfrutar de la alegría cotidiana que supone jugar con sus amigos, todo ello como consecuencia de la pandemia de COVID-19. Millones de familias se han visto abocadas a la
pobreza, sin poder llegar a fin de mes. El trabajo infantil, los abusos y la violencia de género han ido en aumento.
Muchos niños están sumidos en la tristeza, el dolor o la ansiedad. Algunos se preguntan hacia dónde se dirige este mundo y cuál es su lugar en él.

De hecho, estos son tiempos muy difíciles para los niños y los jóvenes, y esta es la situación por la que atraviesa su mundo hoy en día, en 2021.
Pero incluso si no hubiera una pandemia, la angustia psicosocial y la mala salud mental afligen a un número excesivo de niños, incluidos los millones que cada año se ven obligados a abandonar sus hogares, marcados por conflictos y graves adversidades, y privados de acceso a la escolarización, la protección y el apoyo que necesitan.
De hecho, la pandemia de COVID-19 no ha hecho más que mostrar la punta del iceberg de los problemas de salud mental.
Es un iceberg que hemos estado pasando por alto durante demasiado tiempo y, a menos que actuemos, seguirá generando resultados desastrosos para los niños y las sociedades mucho después de que la pandemia haya terminado.

Cuando dejamos de lado la salud mental de los niños, socavamos su capacidad de aprender, trabajar, establecer relaciones significativas y hacer contribuciones al mundo.
Cuando descuidamos la salud mental de los progenitores y los cuidadores, no les apoyamos para que nutran y cuiden a sus hijos de la mejor manera posible. Y cuando obviamos los problemas de salud mental en nuestras sociedades, ponemos coto a la conversación, reforzamos el estigma y no permitimos que los niños y los cuidadores busquen la ayuda que necesitan.
Ante esta realidad, muy a menudo nos limitamos a guardar silencio, y no estamos dispuestos a aceptar toda la complejidad de lo que significa ser humano. O, como dice la defensora de los derechos humanos Lea Labaki, colaboradora de este proyecto: No reconocemos que “el malestar psicológico no es un comportamiento desviado que deba reprimirse y ocultarse, sino un aspecto normal
de la experiencia humana”.

No debemos callar más. 

Debemos escuchar a los jóvenes de todo el mundo, que cada vez alzan más la voz y exigen que se actúe.

Y debemos actuar.

Con esta edición del Estado Mundial de la Infancia, la primera que se centra en la salud mental, UNICEF señala nuestra determinación de escuchar y actuar.
En los últimos años, hemos trabajado para ayudar a salvaguardar la salud mental y el bienestar psicosocial de los niños, los adolescentes, los progenitores y los cuidadores en algunos de los entornos más difíciles del mundo. También hemos trabajado para hacer frente a las amplias repercusiones que tiene la pandemia sobre la salud mental. En 2020, llegamos a 47,2 millones de niños, adolescentes y cuidadores con apoyo psicosocial y de salud mental basado en la comunidad, incluyendo campañas de concienciación comunitaria específicas en 116 países, es decir, casi el doble de países que en 2019.
Este compromiso no hará más que aumentar en los próximos años, al igual que nuestros esfuerzos para garantizar la inversión en salud mental y hacer frente a las lacras relacionadas con el abandono, los abusos y los traumas infantiles que socavan la salud mental de un número excesivo de niños....

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