Más de cien millones de mujeres sufren en el
mundo Mutilación Genital Femenina (MGF), en su mayoría en los países
africanos, pero no sólo en el Tercer Mundo. Las ONG, alertan, como todos
los años por estas fechas --este miércoles 6 de febrero se celebra el
Día Mundial contra la Ablación--, que en el Primer Mundo, y también en
España, miles de niñas también están en riesgo de sufrir esta práctica.
Según UNICEF, es además "una de las violaciones de los derechos
humanos más persistentes, omnipresentes y silenciosamente tolerada". or
ello, la organizaciones que trabajan en este campo centran sus campañas
de información, dentro y fuera de cualquier frontera, además de en
concienciar en mostrar las evidencias científicas de las consecuencias
que esta práctica tiene para las mujeres y niñas que la sufren.
En lo que a cifras se refiere, aquellos países en los que esta
costumbre está más extendida son Somalia (con un 98% de casos de
mujeres, de entre 15 y 49 años), Guinea (96%), Sierra Leona (94%) y Malí
(92%), según datos de la ONG World Vision mientras que O'dam ONGd
alerta de que, a diario, cerca de 8.000 niñas están en riesgo de sufrir
MGF.
En España, se calcula que cerca de 10.500 niñas estaban en 2010 en
riesgo de sufrir la ablación, según datos del Mapa de Mutilación
Genital Femenina en España elaborado por el Grupo Interdisciplinar para
la Prevención y el Estudio de las Prácticas Tradicionales Perjudiciales
(GIPE/PTP) en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
En declaraciones a Europa Press, la responsable de Proyectos de
World Vision, Susanna Oliver Palazón, ha indicado que, a pesar de que
esta práctica está prohibida en España, "lo más frecuente es que se
practique la ablación a las niñas en los viajes que éstas hacen a sus
países de origen, por ejemplo, durante las vacaciones".
En todo caso, puede perseguirse porque el Código Penal español
recoge, en sus artículos 149 y 150, una referencia específica a la
ablación que contempla penas de entre seis meses y hasta doce años y
retirada de la patria potestad. Además, en 2005 la legislación española
se modificó para permitir la persecución extraterritorial de la práctica
de la mutilación genital femenina.
Por este motivo, Oliver considera "vital coordinar esfuerzos de
prevención entre escuelas, centros de salud, servicios sociales, ONG que
trabajan con inmigrantes y ONG que trabajan en países de origen y
policía". Además, indica que hay que hacer entender a los ciudadanos que
esta realidad "está al lado de casa", con información "para que
entiendan porqué esta práctica se perpetúa", yendo "más allá del horror"
que supone.
"Lo más importante es que las comunidades practicantes y las
mujeres en particular lleguen a la convicción de la necesidad de
abandonar esta práctica que atenta contra su integridad física y su
salud", enfatiza Oliver, que también insiste en el papel de campañas de
información en los países de origen, donde "se avanza pero muy
lentamente". "Además, se ven pocos cambios por grupo etario, lo que
indica que las nuevas generaciones están muy influenciadas por las
creencias y prácticas de sus familias y comunidades", denuncia.
En cuanto a la influencia de la crisis en los casos de ablación en
el mundo, Oliver explica que "los resultados de las acciones que se
llevan a cabo para prevenir la ablación no se dan a corto plazo, con lo
que no hay cifras al respecto". No obstante, lamenta que se haya
producido un descenso "tanto las subvenciones como las donaciones de
empresas y particulares".
PRIMERA CONDENA DE LA ONU EN 2012
El pasado 27 de noviembre, la Asamblea General de la ONU aprobó
por primera vez una resolución que condena la mutilación genital
femenina (MGF), exigiendo a los estados miembros su prohibición y
castigo, al considerar que se trata "de un atropello irreparable e
irreversible que niega los derechos humanos de las mujeres y las niñas",
además de recordar que supone "una amenaza para la salud mental, sexual
y reproductiva de las mujeres y puede incrementar su vulnerabilidad al
VIH".
"Aunque la condena debe ser el último recurso, ayuda en la lucha
contra la práctica", asevera Oliver. Por su parte, la profesora del
departamento de Antropología Social y Cultural y coordinadora del
GIPE/PTP, Adriana Kaplan, ha subrayado que "una resolución de Naciones
Unidas tiene mucha fuerza y es un marco de referencia a partir del cual
poder negociar con los gobiernos que apoyan la mutilación".
En cualquier caso, Kaplan --que también es directora de la
Fundación Wassu de la UAB-- aboga por "la investigación aplicada a la
transfarencia del conocimiento en cascada", es decir, "transmitir los
resultados a través de evidencias científicas hasta llegar a las raíces
del problema".
En este punto, la antropóloga hace alusión al caso de Gambia,
donde un 48 por ciento de los profesionales médicos está a favor de la
ablación. Por ello, el Gobierno usa los datos existentes sobre MGF para
sensibilizar a líderes religiosos y parlamentarios en la promoción de
una ley contra la mutilación, un conocimiento que también se transfiere a
las universidades para que "los estudiantes sepan que la ablación
también es un problema para la salud", y a las comadronas y a los que
llevan a cabo la circuncisión.
"No se puede hablar de Derechos Humanos cuando no hay agua
potable, lo que hay que hacer es identificar las consecuencias de la
MGF", relata Kaplan ya que, entre otros efectos, conlleva: dolencias
como formación de quistes, infecciones del tracto urinario, cicatrices
de neuroma, dolor durante la actividad sexual, aumento en la
susceptibilidad ante el sida, la hepatitis y otras enfermedades
inflamatorias de la pelvis, infertilidad, menstruación dolorosa,
obstrucción crónica del tracto urinario y piedras en la vejiga,
incontinencia urinaria, parto obstruido y un aumento en el riesgo de
hemorragias.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mutilación
genital femenina (MGF) comprende todos los procedimientos, que de forma
intencional y por motivos no médicos, alteran o lesionan los órganos
genitales femeninos. Tiene tres manifestaciones principales, la escisión
del prepucio, con o sin escisión parcial o total del clítoris; la
escisión del clítoris, con escisión total o parcial de los labios
menores y la escisión total o parcial de los genitales externos y
sutura/estrechamiento de la apertura vaginal (infibulación).
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