Informe Mundial 2016
En el Informe Mundial 2016 de 659 páginas, su 26ª edición, Human Rights Watch examina prácticas de derechos humanos en más de 90 países.
En el ensayo introductorio, el director ejecutivo Kenneth Roth escribe que la propagación de los ataques terroristas más allá de Oriente Medio y los enormes flujos de refugiados provocados por la represión y el conflicto, llevaron a muchos gobiernos a restringir los derechos lo que se tradujo en esfuerzos erróneos por proteger su seguridad.
Al mismo tiempo, gobiernos autoritarios en todo el mundo, temerosos de la disidencia pacífica que a menudo se ve magnificada por las redes sociales, emprendieron su ofensiva más intensa en los últimos tiempos contra los grupos independientes.
“Estos retrocesos amenazan los derechos de todos, sin ninguna eficacia demostrada a la hora de proteger a los ciudadanos comunes y corrientes”.
Los diseñadores de políticas en Estados Unidos han utilizado la amenaza del terrorismo para tratar de revertir recientes restricciones modestas a la capacidad de las agencias de inteligencia de recurrir a la vigilancia masiva, mientras que Reino Unido y Francia han tratado de ampliar sus poderes de supervisión. Eso socavaría significativamente los derechos de privacidad sin una mejor capacidad demostrada para frenar el terrorismo. De hecho, en una serie de ataques recientes en Europa, los autores eran conocidos por los servicios de seguridad, pero la policía estaba demasiado desbordada como para poder llevar a cabo un seguimiento adecuado. Esto sugiere que lo que se necesita realmente no es una mayor cantidad de datos, sino más capacidad para investigar pistas específicas, señaló Human Rights Watch.
“Culpar a la totalidad de los inmigrantes o las comunidades minoritarias, además de un error por sí mismo, también es peligroso”, dijo Roth. “Denigrar a comunidades enteras por las acciones de unos pocos genera precisamente el tipo de división y animosidad que los reclutadores de terroristas anhelan explotar”.
La respuesta de Europa a la afluencia de refugiados también ha sido contraproducente. El efecto de dejar a la mayoría de solicitantes de asilo sin otra alternativa que arriesgar sus vidas en embarcaciones poco seguras para cruzar el mar y llegar a Europa ha creado una situación caótica que los terroristas potenciales pueden explotar fácilmente.
Asylum seekers and migrants descend from a large fishing vessel used to transport them from Turkey to the Greek island of Lesbos. October 11, 2015. LAUNCH GALLERY
“La creación de vías seguras y ordenadas para que los refugiados puedan llegar a Europa reduciría el número de vidas perdidas en el mar, a la vez que ayudaría a los funcionarios de inmigración a descartar los potenciales riesgos, incrementando así la seguridad para todos”, dijo Roth.
Los movimientos populares lanzados por organizaciones de la sociedad civil con la ayuda de las redes sociales preocuparon a muchos gobiernos autoritarios. Los precedentes de los levantamientos árabes, la “revolución de los paraguas” en Hong Kong y el movimiento Maidan en Ucrania desataron una determinación entre muchos autócratas para evitar que la gente se uniese con el fin de hacerse oír.
Gobiernos abusivos han tratado de sofocar a grupos cívicos promulgando leyes que restringen sus actividades y cortan el financiamiento internacional que necesitan. Rusia y China figuran entre los peores infractores. Una represión de esta intensidad no se había visto en décadas, incluyendo la persecución de grupos disidentes en Rusia y el arresto de abogados y activistas en China, dijo Human Rights Watch. El partido gobernante de Turquía ejecutó una fuerte represión, enfocada en los activistas y los medios de comunicación críticos con el gobierno.
Etiopía e India, a menudo mediante el uso de retórica nacionalista, impusieron límites a la entrada de capital extranjero para eludir la supervisión independiente de violaciones de derechos cometidas por el gobierno. Bolivia, Camboya, Ecuador, Egipto, Kazajstán, Kenia, Marruecos, Sudán y Venezuela han promulgado leyes imprecisas y excesivamente amplias para controlar a los activistas y socavar la capacidad operativa de los grupos independientes. Los gobiernos occidentales han sido muy lentos en pronunciarse en contra de estas amenazas globales.
A pesar de estas graves amenazas a los derechos, el 2015 también trajo novedades positivas. Las personas lesbianas, gais, bisexuales y transgénero (LGBT), a menudo víctimas de leyes abusivas y ataques violentos, lograron grandes avances hacia la igualdad con la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en Irlanda, México y Estados Unidos, y la despenalización de la homosexualidad en Mozambique. En el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, una declaración de 72 países estableció el compromiso para acabar con la violencia y la discriminación basada en la orientación sexual y la identidad de género.
Las históricas elecciones en Birmania transcurrieron pacíficamente en noviembre, y los nigerianos también celebraron la transferencia pacífica del poder a la oposición. En septiembre, la ONU adoptó 17 objetivos de desarrollo ambiciosos que por primera vez son universales y están fundados en los derechos humanos. Esta agenda incluye metas para alcanzar la igualdad de género y facilitar el acceso universal a la justicia. En la cumbre climática de la ONU en París, los gobiernos acordaron por primera vez “respetar, promover y considerar” los derechos humanos en su respuesta al cambio climático, especialmente en lo que respecta a los pueblos indígenas, las mujeres, los niños, los migrantes y otras personas vulnerables.
El fracaso de los enfoques punitivos al consumo de drogas ha impulsado un mayor diálogo y la toma de medidas para la despenalización en muchos lugares, entre ellos Canadá, Chile, Croacia, Colombia, Jamaica, Jordania, Irlanda, Túnez y EE.UU. Y las víctimas de Hissène Habré aplaudieron el juicio contra el ex dictador de Chad, procesado en Senegal por crímenes contra la humanidad durante su gobierno en la década de 1980: el primer juicio de un ex jefe de Estado por los tribunales de otro país.
“La sabiduría consagrada en el derecho internacional de los derechos humanos proporciona una guía indispensable para los gobiernos que tratan de mantener la seguridad de su nación y servir a su pueblo con mayor eficacia”, dijo Roth. “La abandonamos a nuestro propio riesgo”
Los diseñadores de políticas en Estados Unidos han utilizado la amenaza del terrorismo para tratar de revertir recientes restricciones modestas a la capacidad de las agencias de inteligencia de recurrir a la vigilancia masiva, mientras que Reino Unido y Francia han tratado de ampliar sus poderes de supervisión. Eso socavaría significativamente los derechos de privacidad sin una mejor capacidad demostrada para frenar el terrorismo. De hecho, en una serie de ataques recientes en Europa, los autores eran conocidos por los servicios de seguridad, pero la policía estaba demasiado desbordada como para poder llevar a cabo un seguimiento adecuado. Esto sugiere que lo que se necesita realmente no es una mayor cantidad de datos, sino más capacidad para investigar pistas específicas, señaló Human Rights Watch.
“Culpar a la totalidad de los inmigrantes o las comunidades minoritarias, además de un error por sí mismo, también es peligroso”, dijo Roth. “Denigrar a comunidades enteras por las acciones de unos pocos genera precisamente el tipo de división y animosidad que los reclutadores de terroristas anhelan explotar”.
La respuesta de Europa a la afluencia de refugiados también ha sido contraproducente. El efecto de dejar a la mayoría de solicitantes de asilo sin otra alternativa que arriesgar sus vidas en embarcaciones poco seguras para cruzar el mar y llegar a Europa ha creado una situación caótica que los terroristas potenciales pueden explotar fácilmente.
Asylum seekers and migrants descend from a large fishing vessel used to transport them from Turkey to the Greek island of Lesbos. October 11, 2015. LAUNCH GALLERY
“La creación de vías seguras y ordenadas para que los refugiados puedan llegar a Europa reduciría el número de vidas perdidas en el mar, a la vez que ayudaría a los funcionarios de inmigración a descartar los potenciales riesgos, incrementando así la seguridad para todos”, dijo Roth.
Los movimientos populares lanzados por organizaciones de la sociedad civil con la ayuda de las redes sociales preocuparon a muchos gobiernos autoritarios. Los precedentes de los levantamientos árabes, la “revolución de los paraguas” en Hong Kong y el movimiento Maidan en Ucrania desataron una determinación entre muchos autócratas para evitar que la gente se uniese con el fin de hacerse oír.
Gobiernos abusivos han tratado de sofocar a grupos cívicos promulgando leyes que restringen sus actividades y cortan el financiamiento internacional que necesitan. Rusia y China figuran entre los peores infractores. Una represión de esta intensidad no se había visto en décadas, incluyendo la persecución de grupos disidentes en Rusia y el arresto de abogados y activistas en China, dijo Human Rights Watch. El partido gobernante de Turquía ejecutó una fuerte represión, enfocada en los activistas y los medios de comunicación críticos con el gobierno.
Etiopía e India, a menudo mediante el uso de retórica nacionalista, impusieron límites a la entrada de capital extranjero para eludir la supervisión independiente de violaciones de derechos cometidas por el gobierno. Bolivia, Camboya, Ecuador, Egipto, Kazajstán, Kenia, Marruecos, Sudán y Venezuela han promulgado leyes imprecisas y excesivamente amplias para controlar a los activistas y socavar la capacidad operativa de los grupos independientes. Los gobiernos occidentales han sido muy lentos en pronunciarse en contra de estas amenazas globales.
A pesar de estas graves amenazas a los derechos, el 2015 también trajo novedades positivas. Las personas lesbianas, gais, bisexuales y transgénero (LGBT), a menudo víctimas de leyes abusivas y ataques violentos, lograron grandes avances hacia la igualdad con la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en Irlanda, México y Estados Unidos, y la despenalización de la homosexualidad en Mozambique. En el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, una declaración de 72 países estableció el compromiso para acabar con la violencia y la discriminación basada en la orientación sexual y la identidad de género.
Las históricas elecciones en Birmania transcurrieron pacíficamente en noviembre, y los nigerianos también celebraron la transferencia pacífica del poder a la oposición. En septiembre, la ONU adoptó 17 objetivos de desarrollo ambiciosos que por primera vez son universales y están fundados en los derechos humanos. Esta agenda incluye metas para alcanzar la igualdad de género y facilitar el acceso universal a la justicia. En la cumbre climática de la ONU en París, los gobiernos acordaron por primera vez “respetar, promover y considerar” los derechos humanos en su respuesta al cambio climático, especialmente en lo que respecta a los pueblos indígenas, las mujeres, los niños, los migrantes y otras personas vulnerables.
El fracaso de los enfoques punitivos al consumo de drogas ha impulsado un mayor diálogo y la toma de medidas para la despenalización en muchos lugares, entre ellos Canadá, Chile, Croacia, Colombia, Jamaica, Jordania, Irlanda, Túnez y EE.UU. Y las víctimas de Hissène Habré aplaudieron el juicio contra el ex dictador de Chad, procesado en Senegal por crímenes contra la humanidad durante su gobierno en la década de 1980: el primer juicio de un ex jefe de Estado por los tribunales de otro país.
“La sabiduría consagrada en el derecho internacional de los derechos humanos proporciona una guía indispensable para los gobiernos que tratan de mantener la seguridad de su nación y servir a su pueblo con mayor eficacia”, dijo Roth. “La abandonamos a nuestro propio riesgo”