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No abundan las novelas y las historias en las que los protagonistas sean niños.

 Elvira Lindo y el infierno en que puede convertirse la infancia.
No abundan las novelas y las historias 
en las que los protagonistas sean niños. 
En parte, quizás porque los escritores no encuentran atractiva la niñez, 
ni como lectores ni por supuesto como narradores. 
También por la dificultad que supone adoptar el punto de vista de un niño. 




Elvira Lindo lo consigue con ‘En la boca del lobo’, 
una novela que se adentra en el infierno en el que puede convertirse la infancia
Una historia envolvente, lúcida y penetrante, narrada con una prosa en estado de gracia que mantiene la tensión a lo largo de todo el relato. Una lectura totalmente recomendable para el descanso de este agosto.

No recuerdo bien la cita de Camus, ni dónde la leí, tal vez en El exilio y el reino, pero venía a decir (con esa belleza airada que siempre tiene la voz del autor de El primer hombre) que no hay crimen más deleznable que el que se comete contra la infancia. Creo que se refería a las guerras, pero podríamos extrapolarlo a cualquier situación de la vida: las hambrunas, los naufragios en el Mediterráneo a los que asistimos anestesiados o el día a día infernal en el que viven millones de niños, víctimas de todo tipo de abusos (son unos de los principales damnificados de la violencia de género). La infancia debería ser un territorio sagrado.

Y, sin embargo, desde el punto de vista literario, no abundan las novelas y las historias en las que los protagonistas sean niños. En parte, quizás porque muchos escritores no encuentran atractiva la niñez, ni como lectores ni por supuesto como narradores. También por la dificultad que supone adoptar el punto de vista de un niño. Suele abordarse de dos maneras. O bien el escritor se sitúa en el presente del niño, como narrador, algo que es francamente difícil, o bien cuenta la historia retrospectivamente, como el adulto que recuerda una época de su niñez.

La primera opción es todo un reto y a veces nos sitúa frente a un narrador poco fiable, como podríamos pensar de Huckleberry Finn, una de las novelas fundacionales de la literatura norteamericana. Desde el comienzo, el pillo Huck nos advierte de que no le creamos demasiado y alude a una historia anterior, Tom Sawyer, en la que gran parte de lo que se cuenta es mentira, por mucho que su autor, Mark Twain, la haga pasar por verdad. Muchos quisieron y aún hoy quieren ver en Huckleberry Finn una novela para niños, como si eso fuera un menosprecio por otro lado, aunque cualquier lector mínimamente avezado sabe que en realidad es una historia para adultos. Pero para poder madurar es imprescindible no matar al niño que llevamos dentro.

Esa fue además la intención de Mark Twain. Esta novela fundamental de la literatura, ese viaje a lo largo del río Misisipi (con esa variedad de acentos que se refleja en los diálogos) convierte a Huck en Ulises y a la novela en un canto a la libertad y la amistad, una crítica a un sistema que se sustentaba en el racismo institucionalizado. Aunque a Twain le encantaba el dinero y se casó con una mujer acomodada, fue anarquista toda su vida. Fue también, por cierto, uno de los primeros en defender los derechos de las mujeres. Mujeres y niños (y habría que añadir animales), ya se sabe.

La infancia y la adolescencia están infravaloradas, pero recordemos que una jovencísima, casi adolescente, Mary Shelley es la autora de Frankenstein o el moderno Prometeo, una novela visionaria que nos habla del mundo actual, dominado por la tecnociencia. Proust edificó En busca del tiempo perdido a partir de recuerdos de infancia. Delibes nos habló de esta España hoy vaciada a través de los ojos de un niño en El camino. Cuando era pequeña, la poeta Mary Oliver, víctima de abusos y condenada al ostracismo escolar, aseguraba que tenía muchos amigos (Whitman, Thoreau, Dickinson), pero que estaban muertos.

Precisamente, una cita de Mary Oliver abre En la boca del lobo, de Elvira Lindo, una novela que se adentra, sin decirlo expresamente, en el infierno en el que puede convertirse la infancia. Una historia envolvente, lúcida y penetrante, narrada con una prosa en estado de gracia que mantiene la tensión a lo largo de todo el relato y que, en la estela de Twain, solo podría escribir alguien con la madurez literaria suficiente como para no haber abandonado nunca la mirada de la niña que fue.

La trama de En la boca del lobo (Seix Barral) es sencilla: Julieta, una niña de 11 años, una niña herida y con la fortaleza de los frágiles, pasa las vacaciones con su madre, Guillermina, en La Sabina, un pueblo de Ademuz, una comarca real donde la autora veraneó en su infancia. Guillermina tuvo a Julieta siendo ella misma casi una niña, una adolescente. Y en cierta forma nunca dejará de ser esa adolescente, con el egoísmo y la falta de responsabilidad propias de la edad.

Ya desde el título la novela retoma algunos de los cuentos y los reinterpreta (la buena literatura no deja de ser un diálogo con los clásicos) con gran habilidad, pero uno de los grandes logros es la voz narrativa. La voz en primera persona de Julieta, la protagonista, se va desdoblando a lo largo de la historia con un gran virtuosismo, nos envuelve, y dosifica poco a poco la información necesaria para desvelar un misterio que se alienta desde el comienzo, que nos mantiene en vilo.

En algún momento, y salvando las distancias, En la boca del lobo me ha recordado a Pedro Páramo, por esa capacidad de Lindo de crear una atmósfera que, sin llegar a ser tan onírica como en el clásico de Rulfo, tiene la cualidad de situarnos entre lo mágico y lo real. Una atmósfera impregnada de la naturaleza viva y salvaje de Ademuz, un personaje más de la trama. La soledad de la España vaciada, con sus reglas y sus normas, habita también esta historia.

Como buena autora chejoviana, Lindo cuenta más de lo que dice. Por ejemplo, va más allá de las relaciones madre e hija, de la responsabilidad que supone ser madre pero, también, ser hija, un tema que, por cierto, explora también en su primera y magnífica película como directora, Alguien que cuide de mí, cuyo estreno ha coincidido en el tiempo con la promoción de la novela.

Me interesa mucho esa capacidad que tiene Lindo de penetrar en las grietas de los personajes, especialmente en el de Julieta, sin juzgarlos. El nombre de la protagonista, Julieta, ¿es un homenaje a la protagonista de algunos relatos de Alice Munro, como Escapada, con quien Lindo podría estar emparentada?

No dejen de asomarse este verano a En la boca del lobo.

Los niños de la resistencia, colección. Una propuesta de lectura para este verano.

 En un pequeño pueblo ocupado por el ejército alemán, 
tres niños se niegan a someterse al enemigo. 
Pero, ¿cómo puedes oponerte a un oponente tan poderoso?


Vincent Dugomier*
Benoît Ers*, dibujante.
Traductor: Estrada, Carles.
Cómics y novelas gráficas.
Colección: Los niños de la resistencia
Edad de interés: a partir de 10 años

 
Sinopsis: Alemania ha decidido obligar a los franceses a trabajar en sus fábricas. Los niños protragonistas François, Lisa y Eusébe, conocidos bajo el seudónimo de Lince, deciden ayudar a los rebeldes a huir. Pero las autoridades también han creado la milicia francesa, una amenaza adicional para todos los combatientes de la resistencia. ¿Hasta dónde están dispuestos a llegar nuestros protagonistas en la lucha contra el invasor?

*Vincent Dugomier es un guionista de cómic nacido en Uccle (Bélgica). Desde finales de la década de 1980 ha publicado sus historietas en el archiconocido Le Journal de Spirou y ya en los años 90 entró a formar parte de Marsu Productions.

*Benoît Ers es un dibujante belga, nacido en Lieja. Recibió su formación en Angouleme y formó parte del equipo de Marsu Productions. Su primera serie publicada, "Los niños de la resistencia", es editada en Francia por la prestigiosa Le Lombard.

Los niños de la Resistencia

Los niños de la Resistencia 8. Luchar o morir

Los niños de la Resistencia 8. Luchar o morir

Era tiempo de cosecha, a mediados del verano de 1943, y en el pueblo lo estaban pasando mal: los alemanes perseguían a los miembros de la Resistencia que imprimían panfletos, poniendo en riesgo la difusión de la información. A los del Lince se nos encomendó una misión: entregar un importante stock de papel para la impresión de peri... + info

Los niños de la Resistencia 7. Caídos del cielo

Los niños de la Resistencia 7. Caídos del cielo

A finales de abril de 1943, un bombardero aliado se estrella cerca de Pontain l’Écluse y los alemanes buscan a los supervivientes. ¿Quién en el pueblo se ha arriesgado a dar refugio a los aviadores? ¿Cómo encontrarlos y ayudarlos a volver a Londres? El Lince deberá actuar y estar a la altura de la Resistencia que, por toda Francia... + info

ESCAPE BOOK

ESCAPE BOOK

La evasión del aviador inglés
  ¡Estamos en plena Segunda Guerra Mundial y tú decides entrar en la Resistencia al lado de François, Eusèbe y Lisa! Conocidos bajo el seudónimo de Lince, los tres adolescentes encadenan las misiones para luchar contra el invasor invasor nazi y recuperar una Francia libre.   ¡Únete al Lince y ayuda a un piloto inglés a evadirse!... + info

Los niños de la Resistencia 6.<p>¡Desobedecer!

Los niños de la Resistencia 6.

¡Desobedecer!

Alemania ha decidido obligar a los franceses a trabajar en sus fábricas. François, Lisa y Eusébe deciden ayudar a los rebeldes a huir. Pero las autoridades también han creado la milicia francesa, una amenaza adicional para todos los combatientes de la resistencia. ¿Hasta dónde están dispuestos a llegar nuestros protagonistas en la ... + info

Los niños de la Resistencia 5.<p>El País dividido

Los niños de la Resistencia 5.

El País dividido

François, Lisa y Eusebe continúan su lucha. Ahora tiene la misión de proteger a un "pianista", un espía a cargo del transmisor que permite que la Resistencia local se comunique con Londres.... + info

Los niños de la resistencia 4.<p>La escalada

Los niños de la resistencia 4.

La escalada

El verano de 1942, Lily, François y Eusèbe comienzan a dejar atrás la infancia a la vez que se implican cada vez más en las acciones de la Resistencia contra los nazis en el pueblecito francés de Pontain l'Ecluse. Las políticas de persecución de los judíos, ahora también impulsadas por el gobierno colaboracionista francés, prosi... + info

¿Quién dijo que en TikTok no se lee?, Booktok se consolida como la librería de la generación Z.

    Jóvenes 'influencers' de la lectura difunden nuevos títulos, comparten retos literarios virales e incluso convierten libros en superventas
    “Cuando se viraliza algún libro por redes sociales o podcasts, muchas personas vienen a pedírnoslo", reconocen desde la librería madrileña Tipos Infames.
 

Capturas de pantalla del #Booktok TikTok

Booktok
es la comunidad literaria de la red social TikTok, la segunda aplicación más descargada en España en lo que llevamos de 2023. El hashtag #Booktok cuenta con más de 128 mil millones de visitas en todo el mundo. Aquí, lectores de todas las edades, pero sobre todo los más jóvenes, comparten sus lecturas favoritas, promocionando este hábito que supuestamente se ha perdido por el aumento masivo del uso de las nuevas tecnologías.

El hashtag empezó como un simple medio para compartir las lecturas favoritas de los creadores de contenido, pero ahora reúne a todos los amantes de la literatura de Tiktok. En esta comunidad convergen recomendaciones, reseñas, o compras (o como se llaman por internet, los hauls), muchas de ellas aprovechando la iniciativa del Bono Cultural Joven. Y en la comunidad han aparecido influencers propios, los denominados booktokers. Son aquellos usuarios que cuentan con miles de seguidores, influyen en los gustos de sus seguidores, y además, las editoriales cuentan con ellos para promocionar sus productos.

Además del propio impacto de los vídeos, la forma en la que está programada la aplicación hace que su consumo se retroalimente: el algoritmo hace que, en el momento en que se visualizan vídeos de esa categoría, aparezcan otros de similar contenido. Así, los usuarios ven continuamente recomendaciones literarias que sirven para incrementar el hábito de la lectura. Laura Pérez Altable, doctora en Comunicación por la Universitat Pompeu Fabra, destaca que este fenómeno no empieza en TikTok, sino en otras plataformas, como YouTube e Instagram, y poco a poco se ha ido expandiendo. A raíz de esta explosión en redes, las editoriales comenzaron a publicar libros adaptados al público de estas plataformas, e incluso obras escritas por influencers, creando así un "círculo vicioso". Ahora, el mundo editorial se ha adaptado a la nueva aplicación de moda: “Seguir las lógicas ultrarápidas de TikTok ayuda a que los libros se viralicen”, señala esta experta, además de añadir que le cuesta pensar “que un vídeo de formato lento pueda triunfar”. Raquel Herrera Ferrer, doctora en Comunicación y Márketing en la Universitat Oberta de Catalunya, señala que “recomendar libros es fácil y atractivo”: “Un vídeo corto se consume más rápido. Las personas jóvenes con oratoria y frescura resultan atractivas, también las propias ediciones de los libros son atractivas”. A los consumidores les gustan los vídeos cortos, atractivos, con discursos que "van al grano".

Editoriales, librerías e influencers utilizaron el último Día del Libro, el pasado 23 de abril, para promocionarse. Booktokers la aprovecharon para hacer recomendaciones, que pueden ayudar a las lectoras y lectores a ampliar sus gustos literarios así como para elegir los libros que regalarán en su entorno en celebraciones como Sant Jordi, como remarca Herrera. Algunas de estas publicaciones iban acompañadas de campañas publicitarias de editoriales y plataformas de venta.

Las empresas ya están explotando este mercado publicitario. Es muy común ver cómo editoriales mandan sus novedades a creadores de contenido para que las muestren en sus vídeos. “No son pocas las editoriales que buscan influencers para ejercer de prescriptores literarios”, señala Herrara, "es un tipo de colaboración donde todos, editoriales, influencers y lectores, pueden ganar". Esta capacidad de ganar dinero a través de las redes sociales, o por decirlo de otra forma, actuar de panel publicitario, se encuentra en todos los nichos posibles de las redes sociales, y en el caso de Booktok, al mover tantos miles de millones de visualizaciones, no es de menos. A raíz de este boom publicitario, el 7 de julio de 2022, en España se creó la Ley General de Comunicación Audiovisual, para poder regular legalmente esta actividad en todas las redes sociales. Una de las obligaciones impuestas es advertir si un contenido es publicitario, así poder ser lo más transparentes posibles con los consumidores y no llevar a engaños: Normalmente esta se señala con un indicador de "Publicidad" o través de "#AD", siendo este segundo la versión en inglés.

A pesar de que no se pueda ver de forma directa el impacto que esta publicidad tiene en el mercado lector, sí se observa como coinciden los bestsellers con aquellos que aparecen de forma más recurrente en los vídeos. “Hablar de efectos en redes sociales es complicado, ya que no hay una relación causa-efecto”, completa Laura Pérez, “suelen ser efectos que tienen muchas explicaciones”. Aún así, el hecho de que los libros más populares en internet son a su vez los más vendidos deja claro el modelo de consumo y el impacto de esta publicidad.

Los bestsellers están en Booktok

Desde la librería madrileña Tipos Infames se intenta asesorar, como en tantas otras, a los clientes con las mejores recomendaciones. “Cuando se viraliza algún libro por redes sociales o podcasts enseguida vienen muchas personas a pedírnoslo”, explican. En los últimos meses, destacan las autoras nacionales jóvenes, entre 25 y 30 años. Estas son, también, el perfil de autor popular en Booktok. Dentro de los últimos éxitos de venta destaca el género de novela literaria contemporánea: “Esta semana nos han estado pidiendo mucho los libros de Annie Arneaux, la premio Nobel y la última obra de Marta Jiménez Serrano”. En Instagram, la librería tiene una sección de recomendaciones, siendo su contenido con más feedback, y los libros que aparecen son de los más demandados durante los días siguientes. 

La booktoker y bookstagrammer María, de @booksbymaria_ (que cuenta con más de 134.100 seguidores en Tiktok), nos recomienda, por ejemplo, las lecturas de Nosotros en la Luna y El día que dejó de nevar en Alaska, de Alice Kellen, o Te espero en el fin del Mundo, de Andrea Longareda, autoras que en estos momentos lideran la atención de este público joven. Así lo reflejan los rankings de ventas de varias plataformas y editoriales, que colocan a Alice Kellen en el top de ventas. De hecho, el hashtag de la autora valenciana suma 327 millones de visitas. La categoría Young-Adult es, de lejos, la más popular en la plataforma. Dentro de esta categoría, María destaca el género de romance: “La gran mayoría de gente a la que sigo son de romance ya que es lo que yo leo y lo que más me gusta ver”. 

Laura, de @_laurytabooks, también youtuber e instagrammer, nos recomienda otras lecturas que son populares en la plataforma y también coinciden con los éxitos de venta. Remarca el romance y la fantasía, aunque el thriller también es "otro género que no falla". Entre sus destacados, abundan las sagas internacionales, también de autoras jóvenes. Aconseja cualquier obra de Emily Henry (el hashtag de la autora cuenta con 178,8 millones de visitas, siendo una de las más populares en el panorama actual). Una Corte de Rosas y Espinas, de Sarah J. Mass (cuyo hashtag cuenta con 5,8 mil millones de visitas) y De Sangre y Cenizas de Jennifer L. Armentrout (hashtag con 34,5 millones de visualizaciones) son las dos populares sagas que recomienda la influencer.

Así, la experiencia de booktokers y librerías coincide: destacan las autoras jóvenes y españolas. En los ránkings de los libros más vendidos, brilla la presencia de las recomendaciones más populares de Booktok. El perfil de autor también coincide. En el caso de los libros juveniles, quienes encabezan las ventas son a su vez los más populares en Booktok.

La gente confía en los tiktokers a la hora de ampliar su biblioteca personal. Las propias creadoras de contenido lo mencionan: "Muchas veces me hablan seguidores diciéndome que han descubierto un libro gracias a mí y les ha encantado, ese es uno de los mejores sentimientos que me llevo", como dice Laura, o "No soy consciente (del impacto de sus publicaciones) hasta que me hablan diciéndome "Me he comprado este libro por tu recomendación"", remarca María.

El hecho de que se cree un ambiente cercano hace que la gente se tome más en cuenta las sugerencias de los vídeos. "Esta comunidad es maravillosa y muy cercana, encuentras a gente con gustos parecidos a los tuyos y eso te permite conectar con ellos muy rápido", destaca Laura. Entonces, el dinamismo y la cercanía son los dos puntos clave de la comunidad para explicar su influencia en los consumidores.

El romance: género estrella de la generación Z

Pero, ¿por qué el género romántico es el que más destaca entre la juventud? ¿Para escapar de la realidad? ¿Para desconectar del estrés? Antonio Penedo Picos, profesor de Filología hispánica en la Universidad Autónoma de Barcelona, considera que estas historias coinciden con aquello que los jóvenes buscan en la construcción de su futuro y personalidad: "La generación Z se ha cronificado en un estado ampliado de preadolescencia. En ese estadio, sentimientos y emociones, historias románticas son las preferidas porque coinciden con lo que consideran más relevante en la construcción de su subjetividad y lo que ocupa el centro de sus inquietudes y curiosidades en esa fase de socialización". Por eso, Peneda recuerda el concepto de adulescencia: "Una adolescencia extendida que aún se conserva existencialmente en la edad adulta". Que podría ser lo que mejor define a esta generación: ante la incertidumbre del futuro, se intenta escapar de la realidad a la vez que se construye una identidad propia a partir de la idealización.

La generación Z, caracterizada por su futuro incierto a causa de las crecientes brechas de ingresos e inestabilidad laboral, está ligada a internet: "Dudo que este sector generacional tenga un porcentaje relevante que esté totalmente desconectado del ciberespacio", menciona Penedo. Por lo tanto, es lógico que este "club de lectura" sea tan popular entre la gente joven: al estar conectados a internet la mayor parte del día, su influencia es grande.

El gran ejemplo de literatura romántica de young-adult es Antes de diciembre (la primera parte de la trilogía Meses a tu lado), de la mallorquina Joana Marcús, cuyos vídeos cuentan con 1.200 millones de visitas. El hashtag de la autora tiene 1.500 millones de visitas. Este romance originario de la plataforma digital Wattpad (allí todos aquellos que quieran pueden publicar novelas, relatos, poemas, entre otros) se ha situado como bestseller en gran cantidad de plataformas de ventas desde su publicación, en noviembre de 2021, al igual que los dos libros siguientes de la trilogía.  

Hay otros libros que se salen del género Young-adult y también tienen su popularidad tanto en Tiktok como en las plataformas de venta. Ahora mismo destaca la última obra de Javier Cercas, El Cuco de Cristal, un éxito de ventas, dónde su hashtag cuenta con 1,7 millones de visualizaciones. También está la biografía del Príncipe Harry, En la Sombra, con 5,1 millones de visitas, y La Novia Gitana de Carmen Mola, con 2,2 millones de visitas   

" Los libros, no escritos por niños, los empaquetaría en las bibliotecas escolares y los mandaría al "rincón de pensar"".

 «Pedagogía Andariega, 7: Escribo, luego existo».
   

De cómo, si por mí fuera, empaquetaría los libros de las bibliotecas escolares y los mandaría al “rincón de pensar”.

¡Dejémosles que se expresen, demontre!


Ese aforismo inicial que encabeza el artículo no es mío, Molinera. Se lo he pedido prestado a mi amigo Agustín Eguíluz, un arquitecto recientemente jubilado, el cual, después de toda una vida levantando edificios para la posteridad, se ha dado cuenta que, para trascender, lo único verdaderamente duradero es la escritura, la propia escritura.

No entiendo, Molinera, ese empeño porque los niños lean libros de adultos. Me refiero a ese mantra machacón, tanto en colegios, como en familias y medios de comunicación, que da por supuesto que la lectura de los libros existentes en las librerías y bibliotecas (ya infantiles o de mayores) equivale a “adquirir cultura”, “dominar habilidades lingüísticas” o “mejorar la autoestima”.

Si por mí fuera, empaquetaría los libros de las bibliotecas que no han sido escritos por los propios niños del pueblo o de la ciudad donde viven y los mandaría al cuarto oscuro donde se guardan los utensilios de limpieza. A estas edades con las que trabajamos decir a un niño que lea esos libros bellamente ilustrados, ¡sí!; de autores consagrados, ¡por supuesto!; publicitados por editoriales muy rentables, ¡faltaría más! … supone introducirlo en un mundo consumista y homologado donde se trabajan temáticas globalizadas y ajenas. Temáticas “ad hoc”, milimétricamente calculadas para que causen el efecto económico e ideológico deseado.

¿Entiendes, Molinera, lo que te digo? Te lo diré de otro modo para que me comprendas. Imagínate que llevamos a un niño al circo y le decimos que se siente. Que se siente y que contemple atentamente las cabriolas, saltos y prodigios que un malabarista virtuoso. ¡Quedará maravillado, sin duda! A continuación, ya fuera, le decimos que intente hacer él lo mismo. Efectivamente, comenzará hacer sus pinitos, pero pronto se dará cuenta de que no puede imitar al artista de dentro, que no tiene aptitudes para eso… (a consecuencia de lo cual, se acomplejará y dejará de intentarlo).

En nuestro caso, con la escritura, sucede lo mismo. Sentadle a que lea y, a posteriori, si algún niño intenta expresarse a su modo, se verá de inmediato remedado en su cuaderno con un sembrado repelente de rotuladorazos de color fosforescente realizados por su admirada “profe”. “¿Para qué voy a escribir yo, o para qué voy a leer lo que escriben mis compañeros si hay autores famosos que lo hacen por nosotros?” –se dirá. ¡Y lo mismo podríamos decir con sus propios dibujos, composiciones musicales o expresiones artísticas originales!

Por poner otro ejemplo, te hablaré de mí mismo, de mi propia experiencia. Fíjate: al tiempo que escribo, siento que vivo, que permanezco atento, tanto a lo que he visto que sucede a mi alrededor, como a lo que sucede dentro de mí mismo. ¡Y te digo más! Soy consciente de que mis palabras son el adobo con que embalsamo mis reflexiones: el sarcófago mágico que preservará de la podredumbre las experiencias e ideas que, sobre la Pedagogía Andariega, fagocito dentro.

Es verdad que corro el riesgo, lo sé, de que, a diferencia de escritores consagrados, mis escritos sólo queden en pura verborrea. Un fuego de artificio barato que, a la postre, solo exhalará humo y ruido…. Sin embargo continúo escribiendo. Y ello porque las palabras son como seres vivos que bullen dentro de mí y dan consistencia a mi propio pensamiento… ¡Pero si el propio movimiento de mi mano al plasmarlas expresa como nadie el ideario andariego que me anima!

Si esto es lo que siento yo, burrita mía, que soy adulto, ¿qué no sentirá la niña o el niño que se halla en fase de descubrirse a sí misma, a sí mismo? Para ellos escribir sus pensamientos y experiencias resulta esencial para fijar y mantener su peculiaridad, su originalidad. Escritos, por otra parte, que cuentan mucho de ellos mismos: de las luces y las sombras de que disfrutan y padecen diariamente. Escritos que servirán para, como me sucede a mí, fortalecer su personalidad y aportar un material que servirá, además de para disfrute de familiares y amigos, de columna vertebral de su individualidad.

A mi abuela le gusta el morado: siempre se pone pantalones, camisetas y calcetines de ese color.
Es muy buena. Tiene 75 años y viaja por todo el mundo: por Estambul, Inglaterra, Ámsterdam, Marruecos…
Es gordita, sonríe mucho y nos deja vivir en su casa. Le gusta comer chuches y tartas. También le gustan los niños, los visitantes y los animales.
Tiene un perro que se llama “Percy” y otro que se llama “Tornillo”. Le gusta pasearlos y también pasear con nosotros cuando estamos juntos.
Tiene un jardín y lo riega. Escucha música cuando se va a dormir y me admira con todo su corazón.
¡Te quiero mucho, abuela!.

¡Y no digo nada de sus dibujos, canciones tarareadas, gesticulaciones y movimientos corporales espontáneos…! No he conocido a ningún artista más expresivo e imaginativo que un niño desarrollando espontáneamente sus propias creaciones
¡Dejémosles que se expresen, demontre!

En fin, Molinera… lo que te decía al principio: si por mí fuera, empaquetaría los libros de las bibliotecas escolares y se los remitiría a sus autores, a sus editoriales o a las tiendas donde se han adquirido para que los pusieran en el “rincón de pensar”.

La reunión de hoy la he organizado con el profesorado para tratar sobre esta temática. Lo vamos a hacer dando vueltas alrededor del patio de recreo. ¡Ya sabes que soy alérgico a las aulas…! Sé que la mayoría va a manifestar su desacuerdo con esa idea que preconizamos. ¡Qué disparate! –dirán llevándose las manos a la cabeza. A continuación, con respecto a la ausencia de escritos de sus niños en aulas y biblioteca de Centro, se van a exculpar diciendo que no tienen tiempo para leer atentamente y corregir, uno por uno, todos sus escritos (¡menos aún para editar y reproducir dichos textos con la burocracia a que están sometidos!). Incluso alguno de “Lengua”, constatará que no se fía del aprendizaje autónomo; que sus “niños” no tienen vocabulario suficiente para expresar sus emociones…; que tienen que dar los contenidos que fija la legislación.

¿Legislación? ¿Circunscribir su vocabulario a las distintas formas de comunicación que caracteriza el lenguaje escrito”? ¡Valiente galimatías! ¡Como si los niños necesitaran de un lenguaje enrevesado para expresar un sentimiento, una constatación o una necesidad… ¡

Señores profesores–les diré-. Lo importante no es cómo se escribe, sino lo que se escribe: ese cúmulo de ideas y aportaciones que todos necesitamos echar a volar”. ¡Y más aún, hoy en día en que la expresión escrita individual, lo mismo que la escritura a mano o la exposición de ideas propias, se halla en franca regresión debido al manejo automatizado de emoticonos e inteligencias artificiales!

Animaré al profesorado a que siga la doctrina de Celestine Freinet, aquel pedagogo que con tanto ahínco favoreciera el texto libre y la corrección comunitaria. A que permitan y celebren el que, en cualquier sitio y momento, los niños escriban. Les insistiré que en la Pedagogía Andariega no nos interesa lo sabido, lo consagrado, ni mucho menos lo culturalmente establecido. Antes bien, que preferimos recorrer nuestro propio itinerario personal. Un camino ascendente y curvilíneo que nos conducirá, sin duda, a querer, algún día, desempolvar aquellos libros embalados e interesarnos por lo que allí pone.

En fin. Por nuestra parte no va a quedar. Hoy mismo, recogeremos de mano del profesorado los textos y dibujos de niños y menos niños que nos tengan preparados y los editemos en forma de libritos colectivos. Libritos que se los regalaremos cuando volvamos la próxima vez y que pasaran a formar parte de la Colección que, desde hace años y en tu honor, Molinera, denominamos “Arre burrita”.

(Pulsar aquí para acceder al contenido)

Como colofón del encuentro, y siempre caminando, iremos leyendo sucesivamente los textos de este libreto que traemos hoy a colación y que reproducimos en formato PDF. Un compendio de cuentos, poesías, anécdotas y emociones que bien merecen, no ya un “Premio Planeta”, sino todo un “Galardón Sideral de la Pedagogía Andariega”.

Isidro García Cigüenza, y Molinera.

 Ver artículos anteriores de
Isidro García Cigüenza
Visitar blog personal ARRE BURRITA


 

 

¡Leer y bailar hasta que amanezca!. Selección de libros ilustrados 2022.

  «Un poquito de ensueño te guiará en cada abismo / un poquito de ensueño…», 
dicen los versos finales del «Viejo estribillo» que Amado Nervo publicó hace 121 años. 
Quizá el poema haga referencia a esa antigua facultad del arte, que repetimos
la imaginación, el ensueño, 
es el contrapeso que evita que caigamos en los abismos diarios (...).


Este itinerario anual de lecturas quiere proponer diálogos, miradas personales de libros que abran mundos, que sean ensueño, abismo, salto con alas o con la idea de alas, refugio y riesgo, que piensen la forma, el fondo, el contexto, que escuchen las preguntas y deseos de niñes y jóvenes alrededor y que extiendan las representaciones de infancias y juventudes todavía tan centradas en las clases blancas y privilegiadas. El lugar desde el que yo también escribo.

En 2022, y con la vuelta a los encuentros presenciales, leí muchos más títulos que en los años previos y decidí circular una preselección entre niñes y jóvenes: miembros del Consejo Editorial Juvenil de Linternas y bosques y sobrines y sus amigues. ¡Muchas gracias Dany, Isaac, Alma, Mich, Cóbari, Andreu, Abi, Mía, Lili, Ian, Nati, Alonso y Aranza por sus opiniones! Me ayudaron a determinar buena parte de este recorrido. Y a Mariela, mi compañera, con quien siempre converso el listado.


Cada año identifico ciertas temáticas, zonas de interés, perspectivas, ideas de infancia y juventud en la muestra de libros que consigo reunir gracias a la generosidad de coordinadores editoriales, editores y creadores que me envían sus publicaciones en físico.

Este año en mi revisión estuvo muy presente la música y la poesía, por eso decidí titular con baile y lectura esta primera entrada en donde reseño sólo los libros de esa zona. A diferencia de los itinerarios de otros años, en 2023 acentuaré el rasgo de «índice», que ha tenido siempre esta selección, mencionando libros que reseñaré en entradas posteriores.

En la que encontrarán a continuación fueron también protagonistas los animales, siempre favoritos, alegres y curiosos para les niñes. Tres años de pandemia después, empiezo por aquí, por la alegría, la música, la tradición oral, la poesía como expresiones de resistencia.

Recientemente visité una exposición en el MUAC, en la Ciudad de México, «que da cuenta de los vocabularios y las visualidades de la protesta», en la que alguna visitante escribió con gis la siguiente protesta: «La niñez, una etapa que debería ser feliz…». Quizá esta entrada quiera sumarse a esa llamada a reforzar los ensueños y la imaginación implícita en el «debería».

La lectura de poesía (escrita o dibujada) enciende la imaginación y es capaz de incendiar al lenguaje para que renazca con otras palabras. Así me resultó con libros como Palabras manzana o El mono infinito; otros como El convite de los animales o ¡Que llueva! ¡Que llueva! son fiesta y de manera explícita reclamo de justicia o expresión de libertad.

Las sabiduría de las ancianas y de las niñas entretejen mucho de lo que leí en 2022, tanto en los 15 libros centrales, todos ellos provenientes de Latinoamérica, como en los más de 30 que conversan con éstos. También están presentes la hermandad, la noche y la hora de dormir, un regreso a la naturaleza (en particular al jardín), el viaje a las estrellas, la búsqueda del origen y el reclamo de memoria histórica....

Dia del Libro 2022: #CUENTOSXTELEFONO, 8ª Edición.

#cuentosxtelefono es una iniciativa creada y llevada a cabo por un grupo de jóvenes de entre 15 y 20 años para promover la animación a la lectura, la cultura y la participación social.
Todos estos jóvenes pertenecen a "Montando el Local" un proyecto socioeducativo, para niños y niñas de 11-20 años y sus familias, de la Mancomunidad de servicios sociales Mejorada-Velilla; cuyo objetivo es trabajar con ellos y ellas la resolución de conflictos, las habilidades sociales y la educación emocional a través de la participación social.

La iniciativa consiste en recibir las llamadas que se realicen a la biblioteca Municipal de Mejorada del Campo, el día 22 de abril en horario de 19-22h, y contar cuentos a todas aquellas personas que lo deseen: de cualquier edad o condición. 

En un mundo tan convulso...¡Deja que los cuentos te los contemos nosotros! 

Además, este año, hemos visitado nuevamente el centro penitenciario de Valdemoro (Madrid) donde, previamente, hemos grabado algunos cuentos con los internos para que sus voces también se escuchen y te lleguen en forma de historia si quieres llamarnos el día 22 de abril. 

El día 22 de abril en horario de 19-22h;
la manera de contactar consiste en marcar los teléfonos:
91 679 01 80 (deja sonar la locución hasta el final) 
616 68 21 11
606 73 32 55
608 08 09 99
618 75 50 56
608 63 73 00 

¿Cómo será? 
Puedes participar de dos maneras diferentes:
- CON ANTELACIÓN (a fecha de hoy ya está cerrado esta manera) : Desde el día 18 de Abril se ha abierto el formulario para inscribir las peticiones de aquellos que quieren reglar un cuento sorpresa a otra persona. Solo tienes que inscribir a un ser querido ( te dejamos el enlace ➡️  http://cxt.montandoellocal.com ) y nosotros llamaremos el día 22, en tu nombre, y le contaremos un cuento. Plazas limitadas. 
- ESE MISMO DÍA: Llamando el viernes, 22 de Abril de 19-22h a la Biblioteca Almudena Grandes de Mejorada del Campo y pidiendo que te contemos un cuento. ¡A ti!  

¿Cómo surge la idea?
 Hace 8 años, los chicos y chicas más mayores de "Montando el Local" aceptaron una petición de las bibliotecarias de Mejorada: realizar una actividad de animación a la lectura de jóvenes para todos los públicos. Los chicos y chicas del proyecto dedicaron varias sesiones a pensar, planificar y diseñar la actividad y se lo contaron a las bibliotecarias. 
Ahí nació #cuentosxtelefono para celebrar el día del libro: Adolescentes contando cuentos para todas aquellas personas que deseen llamarles y escuchar una historia. 
La actividad fue un éxito por lo que chicos y chicas decidieron hacerlo también por el Día de la poesía (el pasado 21 de Marzo se celebró la 6ª edición de #poemasxtelefono en la que atendieron a más de 250 personas en 170 llamadas) .



¡Que nada ni nadie os arruine el día!. Blog de LIJ "Donde viven los monstruos".

 Román Belmonte,
Blog LIJ "Donde Viven Los Monstruos". 


Miércoles (16/02/22), ecuador de la semana laboral. Un día estupendo para cabrearse como si no hubiera un mañana. Gracias a los alumnos, la profesora de inglés, la soberbia e incompetencia familiar, un colega incoherente, los políticos… Cualquiera puede ser el detonante de un ataque de cólera inusitado. Pero de verdad, ¿merece la pena pasar el día malencarado?


No es que yo sufra un síncope cada vez que alguien me tuerce el carro, pero sí reconozco que hay personas en este mundo que me sacan de mis casillas. Y no precisamente porque me contesten de mala manera o me gasten bromas pesadas. Tiene más que ver con los desprecios, las faltas de consideración o la obcecación.
Que nieguen la evidencia, que solo se acuerden de ti cuando les interesa o que sean incapaces de corresponderte como mereces, son gestos que me sacan de quicio. Será porque yo, aunque malhablado, sin formas y nada condescendiente, intento actuar con bastante autocrítica, dentro de una lógica y siempre intento ponerme en lugar del otro. No soy partidario del egocentrismo, el egoísmo y los intereses varios.


Si bien es cierto que antes me condenaba como un demonio, últimamente estoy empezando a gestionar este tipo de situaciones desde la ignorancia y la indiferencia. A veces trae más cuenta mirar hacia otro lado que enseñar las garras. Hacer lo que me apetezca y que todo me resbale. No se puede estar todo el santo día mosqueado con gente que a duras penas te demuestra el poco talento del que dispone.


A veces uno no puede evitar que lo saquen de sus casillas, sobre todo si tienes el resorte un poco flojo, pero hay que intentarlo y minimizar las ocasiones. Si te pareces al payaso que sale disparado de la caja sorpresa, si se te tuerce el morro a la mínima de cambio, el libro de hoy, es tu libro. Y teniendo en cuenta que Shinsuke Yoshitake es un maestro a la hora de quitarle hierro a cualquier asunto para darle la vuelta a la tortilla a cuenta de mucho humor, no te lo puedes perder.
En la misma línea que otros títulos de esta colección, ¡No soy un monstruo! (Libros del Zorro Rojo) se centra en los múltiples enfados de una protagonista cuyos nervios se ven alterados por cualquiera. Los compañeros de colegio, los requerimientos maternos, el vecindario. Cualquiera es capaz de enfurecerla y ella no puede evitar pensar en cómo les devolvería la pelota (programar un robot para que les congele la barriga o entrenar una abeja para que les pique, son dos ideas maravillosas). También nos cuenta los métodos que ha desarrollado para paliar esos ataques de ira y sus investigaciones respecto a los de otras personas. La conclusión es evidente: hay un monstruo que quiere hacerle la vida imposible. ¿Logrará vencerlo? ¿De qué manera?


Lleno de simpatía y desde una perspectiva bastante sui generis, el autor japonés vuelve a hacer de las suyas con un álbum donde viñetas y croquis, guiños, metáforas y toques surrealistas constituyen los recursos narrativos para un pequeño manual que divierte y hace pensar a partes iguales sobre la sencillez-complejidad humanas, esa dualidad tan hermosa y a la vez tan detestable.
Un último consejo: ¡No dejen que nadie les arruine el miércoles!

Contar la guerra y literatura infantil (no es tan sencillo).


Rosa Blanca. Roberto Innocenti
Los días posteriores al inicio de la guerra rusa contra Ucrania, aparecieron de inmediato numerosas listas de libros infantiles "para" y "sobre". Me recordó a lo que ocurre en las tiendas de chinos cuando llueve y ponen los paraguas en el escaparate. Estas listas parecían ofrecer su mercancía a mediadores ansiosos por explicar lo inexplicable. En esas listas se mezclaba de todo: libros sobre la Segunda Guerra Mundial, libros más filosóficos en contra de la guerra en general, memorias y testimonios, y ficciones de todo tipo ambientadas en diferentes guerras del mundo. En la mayoría de los casos las listas se limitaban a libros álbum. ¿Hay alguien por aquí que recuerde haber leído Cuando Hitler robó el conejo rosa? Incluso en alguna de esas listas, informaban que "no existen aún los libros que aborden la invasión rusa de Ucrania". Libros que "aborden". Todo esto me recuerda a ese libro de Los hombres me cuentan cosas, deberíamos escribir uno que dijera "Los libros me cuentan cosas". Reducir la guerra, cualquier guerra, a un puñado de libros para dar la lección, o contar algún pedacito de lo que es una guerra me parece un contrasentido.  Es mucho más complicado.




En el libro de Margaret Macmillan La guerra. Cómo nos han marcado los conflictos habla mucho de lo complejo del asunto. La guerra está relacionada con la economía, la diplomacia y la política. Por dar un dato, el presupuesto militar de Estados Unidos era de 750.000 millones en 2020. Tal vez hay que empezar por esto ¿hay algún libro álbum por ahí sobre esta cuestión? La historia escrita del mundo es, básicamente, una historia de la guerra. Vivimos en fronteras creadas por guerras, la ley que rige nuestras sociedades se creó para vigilar y al aceptar esa coerción admitimos que la naturaleza humana tiene un lado oscuro que debe ser coaccionado con el temor a una fuerza superior. Y no olvidemos que los ejecutivos de las grandes empresas suelen tener un libro en la mesilla: El arte de la guerra, nuestras ciudades están llenas de nombres y estatuas conmemorativas y visitamos con mucho gusto pueblos amurallados. Nos fascinan las películas con héroes militares, vemos obras de arte en los museos que nos lo recuerdan y el videojuego más popular en Estados Unidos, Call of Duty, transcurre en la Segunda Guerra Mundial. Yo misma estuve la semana pasada en una estupenda exposición organizada por una fundación que lleva el nombre del patrocinador del golpe franquista. 

Presentar libros que recojan la memoria de pasado no solo es necesario sino inevitable pero mi pregunta aquí es ¿Qué libros? ¿Qué cuentan los libros destinados a la infancia?.  Encontramos en estas listas muchos libros sobre las migraciones y exilios pero ¿hay alguien en España que esté leyendo los libros de nuestros exiliados? Hace casi 20 años hice una selección de cuentos de autores españoles exiliados: no encontró lugar y sigue en el cajón de los olvidos. Antoniorrobles, Magda Donato, José Moreno Villa, Herminio Almendros, Manuel Abril, María Teresa León... Elena Fortún (hoy disponible en ediciones para adultos), ¿Quién lee hoy el Pinocho de Bartolozzi? ¿Leen los mediadores a estos autores para llevar un pedazo del pasado a nuestros niños de hoy? Parece más fácil encontrar un libro de alguna guerra lejana. Las nuestras, se guardan bajo la alfombra. Los niños mexicanos leerán más sobre la guerra en Siria que sobre sus propias guerras, y niñas españolas habrán leído las peripecias de un niño somalí en un campo de refugiados de Kenia y no sabrán que en la cuneta del pueblo de sus abuelos reposan huesos de los que nadie les cuenta nada. 

Estuve mirando en catálogos de editoriales y bases de datos: el 90% de los libros que aparecen con la etiqueta de "guerra" se refieren a novelas. Y novelas de este tipo: "El príncipe de los caballos es una historia de valentía y voluntad para vencer a pesar de todos los obstáculos". Otro dice: "Cuando al estallar la Primera Guerra Mundial, el padre de Albert vende su caballo al ejército británico, el chico promete ir al frente y recuperar a Joey"

La mayoría de los libros infantiles que tienen como tema la guerra pueden clasificarse en cuatro categorías:

Informativos: un porcentaje muy pequeño que incluye títulos como: 20 batallas que cambiaron el mundo, Vikingos, o Manual para espías. Una cantidad mínima, orientada al sensacionalismo y a aspectos de la guerra que dejan a un lado cuestiones humanas y sociales. 

Pseudofilosóficos: Aquellos que hablan de la guerra en un sentido metafórico explicando enseguida que está mal. Libros que no contienen preguntas y sí respuestas sin matices que rehúyen los interrogantes acerca de lo que significa ser humanos. 

Memorias y autobiografías: Un género que estaría incluido en los informativos, pero lo pongo por separado por el valor del testimonio directo, al que suelen tener poco acceso los lectores de hoy en día. Sin embargo, libros con los diarios de Anna Frank están en colecciones de adultos, y no sé si las memorias de Roald Dahl, Volando solo, se leen más como una historia de aventuras que algo como la guerra. 

Ficción: Estarían en la categoría de novela histórica y por lo general son obras con voluntad didáctica y ambición pedagógica. Es un género que resulta muy atractivo para escritores vinculados con, por ejemplo, editoriales escolares donde se recomiendan estos libros porque vienen muy bien para "trabajar" muchas cuestiones, desde geografía, historia, lo social, etc. Estas novelas incluyen un joven que se suele convertir en un héroe por algo que ha hecho. A veces descubre un secreto familiar y la gran historia se reduce a una historia menor con unos cuantos personajes que acaban en lugares comunes. Al utilizar estrategias de seducción lectora como aventuras, un misterio, o un protagonista de la edad de los lectores, se aniquila la posibilidad de intervenir en el pasado. Quiero decir: no es posible transformar el presente por medio de la rememoración del pasado pues es un simple decorado que no permite a los lectores llegar a la conclusión de que el presente es la realización del pasado, en especial, los vencedores. Quienes escriben estos libros son adultos que no han vivido directamente los hechos, tampoco son historiadores, únicamente se ponen a la labor de trasladar a los lectores para que puedan ver "en directo" ciertos hechos. Creo que estos libros promueven la idea de que el pasado se reduce a una contemplación en la cual no nos podemos reconocer. Lo ocurrido con el pasado no tiene nada que ver con el tiempo actual, solo son fragmentos inconexos, parciales, sin ningún compromiso político. La mayoría evitan incluso una idea conflictiva del presente. 


Si tuviera que recomendar algo para esta época, sería la lectura de los cuentos que Miguel Hernández escribió durante la cárcel a su hijo Manolillo, o leería cualquier relato de los recopilados por Svletana Alexiévich en su libro Últimos testigos. Los niños de la Segunda Guerra Mundial . Abro al azar el libro, y encuentro el testimonio de Vera Tashkina que tenía diez años:

Antes de llegar la guerra yo ya había llorado mucho... Mi padre había muerto. Mi madre se quedó sola con siete hijos. Éramos muy pobres. La vida era difícil. Pero después, durante la guerra, aquello nos parecía una bonanza, aquella vida de antes, en tiempos de paz. (...) Comíamos... agua... Llegaba la hora de comer y mamá ponía encima de la mesa una cazuela llena de agua hervida. Nos llenábamos los platos. Por la noche. La cena. Otra cazuela de agua hervida aparecía encima de la mesa. Agua transparente, en invierno no había nada con que adornarla. Ni siquiera hierba.  

La censura en la Literatura Infantil y Juvenil. Unos apuntes. Día Int. del Libro Infantil y Juvenil, 2 de Abril.

 

Corren tiempos difíciles en los que las ideologías y los ismos se abren paso. Prejuicios, demagogias e intereses flotan en el aire, por lo que ha llegado la hora de hablar de un tema que, a pesar de estar estrechamente relacionado con la política y la sociedad, nos atañe a todos, más todavía a los que sugerimos lecturas y literatura. Es el momento de hablar de censura.
Aunque se figura un tema bastante escabroso en el que es difícil ser imparcial y ortodoxo, aquí les traigo una serie de apuntes sobre ciertos aspectos relacionados con esta, que bien pueden abrir nuevas ventanas desde donde mirar la realidad o simplemente exponer desde mi punto de vista puntos tratados por otros, quedando abiertos todos ellos a sus comentarios y aportaciones.


Ha sido uno de los libros más censurado alrededor del mundo por ser una obra perturbadora que incita al desequilibrio mental y las tendencias homicidas.

Todos somos censores

Antes de meterme en harina con un tema que suscita interés y polémica, he querido abrir esta caja de Pandora parafraseando las palabras de Perry Nodelman en su artículo homónimo que les recomiendo a manos llenas y que pueden leer aquí.
De acuerdo con Nodelman, la censura en los libros para niños no es llevada a cabo de manera exclusiva por agentes gubernamentales que adornan su brazo con la cruz gamada o la hoz y el martillo, no. Censores somos todos (o podemos serlos, dejemos la duda en el aire). Sólo basta ser humano, tener una educación determinada, unas preferencias o pertenecer a un grupo social concreto, y por tanto, desechar otras ideas por el mero hecho de ser diferentes.
Por ello y a pesar de la libertad que todos nos presuponemos, debemos interiorizar que cualquiera, desde la bibliotecaria de su barrio, pasando por el librero, el maestro de sus hijos, ustedes o yo mismo, somos censores. Censuramos a nuestra madre para que no vaya cascando las miserias familiares, censuramos a nuestros hijos a la hora de elegir libros infantiles, censuramos al vecino cuando apunta alguna inconveniencia, o al locutor de radio de turno por no poner entera la canción que nos gusta.
Pero, ¿por qué censuramos? Por el mero hecho de ser humanos y adscribirnos a unas normas, estereotipos y razón social, nos pasamos el día con la censura a cuestas sin darnos cuenta. Son las diferencias en cuanto a ideas y estereotipos las que condicionan la censura. Lo que James Moffett define como “agnosis”, el deseo de no saber, esa cualidad del adulto que se hace más patente cuando de él depende el hecho de seleccionar libros para los niños  y que deben mostrar la realidad que más le conviene. Si a ello añadimos que la literatura infantil es un territorio frágil, indefenso ante el control de los adultos, la cosa es mucho más llamativa y afianza más el concepto de que la infancia es una etapa a rebosar de oprimidos, en este caso niños, menospreciados por razones de edad (y otras muchas cosas).


Fue censurado en los Emiratos Árabes por incitar a la brujería. En Tejas (EE.UU.) y Toronto (Canadá) hubo quien fue a los tribunales para que se eliminara de sus páginas la batalla contra los Muggles.

El individuo y la sociedad. La censura individual y la censura colectiva

Aunque todos somos censores según lo dicho, debemos hablar de la censura desde dos perspectivas, las que se refieren a las dos realidades de nuestra condición, la personal y la social. Generalmente el ser humano tiende a comportarse de manera diferente cuando está solo y cuando se encuentra acompañado. Las relaciones que el hombre establece con sus iguales pueden modificar las ideas y conductas que este tenga cuando se encuentra sólo, incluidas las preferencias sobre la literatura infantil.
No me pregunten sobre las bases antropológicas que llevan a esta situación pues las desconozco. Lo único que he apuntado durante mis numerosas charlas y encuentros sobre libros para niños es que las personas modifican sus preferencias en torno a los libros dependiendo de las opiniones vertidas por los demás, de los prejuicios que surjan en el momento y los estereotipos de moda en el instante. Esa socialización de la ideas a la que apelaba Foucault se hace más palpable cuando hablamos de censura.
Es por esto que me atrevo a definir dos grupos de censura, aquella que realiza el individuo por sí mismo, con sus preconcepiones y su experiencia, cuando se encuentra solo ante un libro, y aquella que lleva a cabo el mismo individuo cuando se halla en un grupo de personas.


En 1931 fue censurado en Hunan, China, porque en esta obra  los animales hablaban, algo inadmisible ya que ponía a los animales al mismo nivel del hombre.

La censura gubernamental e institucional: el poder traducido

Desde España solemos mirar la censura hacia cierta dirección ya que todavía hacen mella en nuestra sociedad los cuarenta años de dictadura franquista, algo que también ha sucedido en países como Italia, Alemania o Chile en los que las dictaduras de derechas han ejercido una opresión ideológica más que palpable. Pero, ¿es la censura exclusiva de los gobiernos conservadores? El NO debe ser rotundo pues existen casos de territorios gobernados por regímenes comunistas en los que la censura literaria es el pan de cada día, algo que se puede constatar en lugares como China, Rusia, Corea del Norte, Cuba o Venezuela.
Seguramente también estén pensando que la censura es patrimonio de los totalitarismos, pero un servidor sigue negándolo ya que existen democracias de dilatada trayectoria como los Estados Unidos, Francia o Inglaterra en las que también hay ejemplos de censura literaria. Más bien podríamos aclarar que en los totalitarismos (unas veces despóticos, otras no tanto) la visibilidad de estos instrumentos censores ha sido mayor y ha alcanzado identidad como daño colateral a unas acciones mucho más deleznables y como instrumento propagandístico que ha rodeado la relación entre oprimidos y opresores.
Resumiendo, la censura gubernamental o institucional es un medio de poder que se pone en práctica en mayor o menor medida dependiendo del interés de quien ostenta dicha hegemonía, proceda esta de siglas diferentes, religiones varopintas o sindicatos de cualquier índole. Si desean definiciones más académicas les remito a este artículo de Raquel Merino Álvarez o a este otro de Roberto Martínez Mateo.


Este libro fue censurado en Dakota del Norte (EE.UU.) por contener "imágenes perturbadoras". Asimismo muchos sectores polemizaron porque incitaba a los niños a la desobediencia y violencia. Incluso se llegó de decir que alguno de sus poemas "glorifican a Satanás, el suicidio, el canibalismo o la pura pereza"

Cada época, cada sociedad, tiene sus propios tabúes, llámense erotismo, sexismo, nacionalismo, progresismo, o maltrato animal. Unos demonios que el poder y sus medios utilizan a su antojo para contentar a sus partidarios, menospreciar a sus detractores y capar ideológicamente a todos (no sea que la líen). Es así como la censura se balancea sobre un finísimo hilo que, unas veces nos deja caer a un lado y otras, al otro; algo que el hecho histórico constata de manera fehaciente.
Como hay poco espacio y no tengo tiempo para enumerar todos los libros infantiles que han sido censurados en diferentes países y sociedades a lo largo del tiempo, les invito a echar un vistazo a las imágenes que acompañan estos apuntes (todos ellos han sido censurados en diferentes lugares del planeta) y a tres títulos que recogen innumerables ejemplos de libros infantiles que se han visto afectados por las censuras gubernamentales e institucionales: Prohibido leer. La censura en la literatura infantil yjuvenil contemporánea (edición de Pedro C. Cerrillo y César Ortiz Torremocha, 2016, Ediciones UCLM), Literaturas y Poder. La censuras en la LIJ (Angel Luis Luján y César Sánchez Ortiz, 2016, Ediciones UCLM), y Niños, niggers, Muggles. Sobre literatura infantil y censura de Elisa Corona Aguilar (2012, Deléatur).


Este libro fue acusado de "minar la autoridad paterna" o "incitar a los niños a huir de casa y vengarse de los adultos", mensajes frecuentes en las obras de Dahl.

El espectáculo de la censura: medios de comunicación y redes sociales

Cuando hablamos de medios de comunicación y redes sociales seguro que nos vienen a la cabeza todo tipo de opiniones. Medios de poder, altavoces y micrófonos intervenidos, amarillismo, modas, demagogia y un largo etcétera de cuestiones poco deseables son las que despiertan la prensa escrita, la digital, la televisión o la radio. Todas manipulan la información y la traducen a su antojo. La 1, la CNN, Al Jazeera o TV3, da igual que estén de un lado o de otro: muy pocas veces ostentan independencia (a no ser que sean minoritarias... y ni aún así...).
Lo más inesperado viene cuando tenemos que hablar de redes sociales, unas que se suponen plurales y populares, también se adscriben a movimientos y partidismos, por ejemplo léanse Twitter o Linkedin, una de corte progresista y otra más conservadora, en las que sus usuarios vomitan todo tipo de ideas e improperios incendiarios.
Por otro lado todos estos medios de masas tienen papeles fundamentales en la censura que pueden reunirse en dos claras tendencias, o bien promueven la censura, o bien aúpan lo censurado. Todo ello con salvedades y grises, claro está.
Sobre los mecanismos censores me limitaré a remitirles a los paripés propagandísticos de las diversas facciones que intervienen en cualquier conflicto político y que incluso han provocado en ocasiones la modificación de la intención de voto de unos y otros.. No hay más que decir.


Este libro de Dahl fue censurado en Colorado (EE.UU.) por presentar una "pobre filosofía de vida". Asimismo los entrañables Oompaloompas fuero percibidos como una ofensa hacia los afroamericanos.

Sobre lo de la promoción, hay más chicha que embutir... Desde los comienzos de la literatura infantil ha existido la censura, y curiosamente y muy a pesar de los adultos censores, la popularidad de estas obras ha crecido entre los niños, su éxito ha subido como la espuma y se han vendido millones de ejemplares de obras como las de Roald Dahl.
Por todos es sabido (incluidos medios de comunicación y gurús de las redes sociales) que en este mundo capitalista donde el escándalo vende, estar en el candelero da una mayor visibilidad a las obras literarias, es decir, conlleva una publicidad la mayoría de las veces gratuita que tiene sus consecuencias en la adquisición del producto por parte del consumidor, más todavía cuando los padres y maestros (opresores en este caso) están implicados en ello.
Campañas de prestigio basadas en la censura (esto es de traca) y ejercida desde ciertos sectores de la opinión pública se han convertido en una herramienta de doble filo para el consumo literario, y son comparables con las maniobras publicitarias de sagas como Crepúsculo o Los juegos del hambre. ¡No todo tenía que ser negativo en esto de la censura!
“Censura y polémica, victimismo y negocio” ¿Quién se atreve a escribir este libro? 


Esta obra fue censurada en dos ocasiones en Estados Unidos en las décadas de los años 30 y 60. En los 30 se relacionó con la brujería y el esoterismo y en la de los 60 por constituir una metáfora del comunismo.

Nuevas formas de censura colectiva. El buenismo, las minorías y lo políticamente correcto.

Siguiendo con el hilo del epígrafe anterior continuo con la tormenta que desató hace dos veranos el libro 75 consejos para sobrevivir en el colegio de María Frisa. Yo estaba haciendo de las mías por las playas españolas y preferí mantenerme un poco al margen (¡Tampoco voy a estar en todos los fregaos!) aunque seguí con detenimiento todos los comentarios que se vertían sobre la innecesaria polémica. Unos hablaban de autopromoción, otros de literatura ofensiva, y algún otro de victimismo. Eso sí, en el fondo, todos se referían a lo mismo: censura.
Lo que más me llamó la atención de esta polémica fue que era bastante paradójico que un libro que pretendía ser humorístico (N.B.: Lo siento por todos aquellos que blandieron la espada subversiva de la LIJ o que citaron a Barrie o Sendak para justificar este libro. Me pareció un exceso), se tornara incómodo.
Algo por el estilo sucede con Twain y Huckleberry Finn, con esa parte de la comunidad afroamericana que ha censurado este libro por considerar que Jim recibe por parte de Huck un trato ofensivo y vejatorio (la palabra con connotaciones despectivas “nigger” se lee una y otra vez en esta obra), y que no deja de ser un personaje elaborado a base de los clichés racistas de la época. Me parece extremista y descabellado que lo realmente interesante de un libro tan excepcional sean las formas y no que Huck deje a un lado sus prejuicios de blanco supremacista y reconozca a Jim como un verdadero amigo, un compañero de viaje a pesar del color de su piel.


Como ya dije en este otro post, la dictadura de la piel fina ha cambiado la percepción que tenemos del mundo. Lo políticamente correcto nos aboca a un ejercicio censor que tiene que ver con lo preestablecido más que con nosotros mismos. Todo ello nos conduce a unas de esas paradojas modernas sobre las censuras. La doble moral, los dobles raseros, lo desvirtuada que se siente la sociedad con el ser y el parecer y que nos lleva a una perdida de sentido crítico por culpa de la imposición política, de los discursos morales erróneos.
No somos censores por nuestros propios prejuicios, sino que los somos porque otros se empeñan en censurar aquello que podría ser censurado y de paso lapidar a un tercero que probablemente se ha censurado a sí mismo como producto de otros prejuicios e intentaba ser crítico en primera instancia... Nota: Si no se lían con este trabalenguas, les animo a leer los juegos de palabras que con más razón que un santo Perry Nodelman apuntó en este otro artículo que tiene mucho que decir sobre censura y objetividad.


Fue censurado en muchos países por considerar que trataba temas de corrupción política, los sentimientos anti-belicistas y poner sobre la mesa el debate de la colonización. Por esta razón muchos lo camuflaron como libro de viajes.

Libreros, bibliotecarios, influencers... ¿literatura infantil realmente libre?

A veces me pregunto si el papel de blogueros, booktubers, bookstagramers, libreros, bibliotecarios y otros monstruos es esencial para que lo diverso se mantenga en la LIJ. No he tratado pocas veces este asunto en post como este o este otro, pero dejando a un lado las cuitas de los enteraos en libros infantiles, sí me atrevo a añadir que, a juzgar por las recomendaciones de final de año tan socorridas a la hora de recomendar libros, no parece que la cosa sea muy plural ya que existen muchas coincidencias entre unos criterios y otros.
La cosa cambia cuando los seguimos, nos siguen con más detenimiento y observamos que muchos de ellos, de nosotros, saltamos con algún título sobre el que nadie se había percatado. Es ahí cuando la censura colectiva se hace menos evidente y me atrevo a pensar que muchos son, somos necesarios, sobre todo porque diluimos el llamado sesgo y abrimos más puertas que las que cerramos. Seguramente yo esté harto de libros sobre emociones, compendios comportamentales y obras edulcoras, mientras que otra colega se pirre por este tipo de títulos. Todos están presentes y el público puede ojearlos y decidir, según su propio criterio, cuáles censura y cuáles no.


Libro censurado hoy en día en Estados Unidos por hacer alusiones a familias con progenitores homosexuales, el matrimonio igualitario y la adopción por parte de estas parejas.

Un lugar aparte merecen los enfrentamientos o guerras personales sobre el criterio de este booktuber o esta bloguera, sobre este o aquel libro. Es tal la fuerza que tienen algunos influencers que son capaces de denostar y degradar un libro que en principio parecía honesto a las cotas literarias más bajas. Como ejemplos me gustaría citar El monstruo de los colores de Anna Llenas y Por cuatro esquinitas de nada de Jerôme Ruillier. Aunque en principio son dos libros que nacían de una idea honesta, sin mucha pretensión, y con cierto fundamento artístico -que es lo que se les presupone a los álbumes-, la desvinculación de estos libros de la esfera literaria por parte de educadores y padres para llevarlas a un terreno más didáctico y pedagógico, ha supuesto un encasillamiento de los mismos dentro de los llamados “libros de valores”, unos que muchos especialistas y críticos aborrecen por desmarcarse de sus criterios y cánones. Se establece así un prejuicio que impide ver la obra de una manera global para pasar a ser censurado por quienes deberían ser abiertos y plurales.


Los puntos sobre las íes o la censura escolar

Aunque clásicamente la escuela ha sido la institución más criticada por ejercer la censura en lo que a la literatura infantil se refiere, algo que se desprende en obras como el Aprender a leer de Bruno Bettelheim y Karen Zelan, o el Como una novela de Pennac, tan aplaudidas desde los ámbitos más liberales del fomento lector, creo que es una acusación bastante extrema por dos causas principales.



Hasta 200 libros infantiles fueron retirados en 2019 de una biblioteca escolar de Cataluña por ser considerados "tóxicos" y "reproducir patrones sexistas". Entre ellos estaban cuentos tradicionales como La Cenicienta o Caperucita roja.

En primer lugar la escuela es una institución dependiente del estado, es decir, una extensión del poder y que por tanto sigue las directrices que desde los diferentes gobiernos se dispensan. A pesar de que a los docentes se nos presupone una libertad de cátedra, existen numerosas formas de control gubernamental, administrativo y jurídico, como leyes, decretos y órdenes que nos dicen qué tenemos que enseñar y qué deben saber nuestros alumnos. Seguramente a todos ustedes se les ocurrirán ejemplos de doctrina, bulos históricos y contenidos modificados o simplemente borrados de muchos libros, un intervencionismo que huele cuando nos ponemos a indagar en libros de texto o acudimos a las aulas de nuestras escuelas, institutos o universidades.


Libro censurado en muchos lugares de Estados Unidos hoy día por presentar a una niña transgénero, lo que incitaría a conductas impropias e impuras.

En segundo lugar también hay que hablar de las presiones sociales que la Escuela sufre por parte de otras instituciones o grupos sociales, entre las que cabe apuntar a las asociaciones de familiares de alumnos (en nuestro país conocidas como AMPAS) y a progenitores que, a título individual, denuncian las selecciones literarias que muchos maestros realizan para sus alumnos. 
Desde Roald Dahl hasta el Donde viven los monstruos que da título a este espacio, han sido señalados como obras que incitan a comportamientos poco deseables, a la rebelión y subversión de los niños y Dios-sabe-qué más cosas deleznables. Les conmino a que visiten el lugar que la ALA (American Librarian Association) llamó Frequently Challenged Books y construyó hace mucho tiempo para hacer visibles aquellos libros “prohibidos” o “peligrosos” y llamar así la atención sobre la censura que pervive en muchas instituciones, sobre todo las educativas.



Fue censurado en los Estados Unidos desde la década de los años 70 hasta bien entrado el siglo XXI por grupos feministas y educadores por presentar situaciones poco deseables, como niños sentados en la taza del water, adultos alcohólicos o fumadores.

Este tira y afloja que gobiernos y progenitores ejercen sobre la Escuela fomenta una censura institucional derivada del miedo, ese que coarta muchas veces a los docentes en la realización de actividades que puedan derivar en temas escabrosos y pongan en duda su profesionalidad como enseñantes. 
No obstante y para que no me tachen de corporativismo he de reconocer que en la Escuela al igual que en cualquier otra institución existe la opción personal de censurar aquello que no se atiene a la corrección esperada (N.B.: Estoy harto de que censuren mis pantalones cortos en verano mientras mis compañeras lucen piernas gracias a hermosos vestidos. Todo ello amenizado con cuarenta grados centígrados)


Este libro sigue encabezando la lista de libros censurables en Estados Unidos por su lenguaje ofensivo, racista y obsceno.

Editores, autores y autocensura

¿Por qué muchos autores de literatura juvenil edulcoran sus obras para hacerlas más comerciales? ¿Por qué existe cierta ausencia de personajes malvados en los cuentos infantiles actuales? ¿Por qué se ha desterrado al mal y los villanos de las historias dirigidas a los niños? ¿Por qué los cuentos populares no son aptos para las nuevas generaciones de niños pero sí para todas las anteriores? Sencillamente porque la compra-venta del producto cultural será más difícil a tenor de la censura.
Ciñéndome al estricto proceso creativo y de edición (dejo a un lado las modas, las tendencias, las denominaciones que buscan encasillar lecturas, las clasificaciones por edades que dirigen la industria editorial o las traducciones como mecanismo censor), hablaré del fino tul con el que se viste la autocensura. Bordado de palabras como “objetividad”, “criticismo”, “provocación”, “lirismo”, “compromiso”, “privilegio”, “humor”, “juego” o “poesía”... ¿Relativas? ¿Absolutas? ¿Necesarias? Todo depende del equilibrio que los creadores impriman a la obra y del prisma con el que se miren, algo que, a mi juicio depende del receptor final, el lector, que no necesita arengas ni disculpas, sino un poco de honestidad. ¿Libre, libertino o libertario? Es simplemente un extraño columpio sobre el que descansa la retórica. ¡Que más da!


Censurado en EE.UU. por contener un lenguaje ofensivo y vulgar, así como por poner en entredicho el llamado sueño americano.

Mientras que en nuestro país la censura gubernamental deja un poco de lado la literatura infantil, la industria editorial es la encargada de poner freno a diferentes publicaciones que pueden “tentar” a niños y jóvenes, que pueden “ofender” a padres y profesores, y que pueden “poner en peligro” el orden social.
No son pocos los autores que han denunciado el trato censor que muchas editoriales dan a sus creaciones, más si cabe cuando entran en juego aquellos grupos editoriales en los que la Iglesia (católica en nuestro caso, protestante en otros) y otras religiones meten mano. Todo empieza con palabras como “aborto”, “cocaína”, “puta”, “felación” o “cabrón”. Aunque son palabras que abundan en los pasillos de cualquier colegio o instituto, están mal vistas en la Literatura, no sólo por malsonantes, sino porque pesan. La disección de una sola palabra puede tener cientos de connotaciones, y si está inmersa en un contexto más amplio, miles.
A pesar de que muchos autores necesiten comer, hay que darse cuenta de que si se autocensuran, estarán provocando el fallecimiento prematuro de su arte y, sobre todo, que se desencadene la autocensura de otros, los mismos que leen sus libros con la esperanza de hallar algo de libertad, de pensamiento crítico y poder identificar sus experiencias personales con las de alguien más. Algo que poco tiene que ver con el arte incendiario y venenoso que usan muchos para abrirse hueco entre los lectores, porque esa realidad que a menudo se confunde con lo subversivo nada tiene que ver con Cortázar ni con el excelso capítulo 68 de Rayuela.


Este es uno de los libros más cuestionado en Estados Unidos hoy día por incitar al satanismo y la violencia y poseer un lenguaje ofensivo.

Luke, soy tu padre.” Familia y censura

En los tiempos que corren donde el superpaternalismo, la hiperalfabetización o el sobreproteccionismo son algunos de los pilares que sostienen la educación familiar, la censura es un arma más que fehaciente para construir hijos adecuados, intentos de niños modélicos. Chavales de proporciones aúreas que con estereotipos y prejuicios muy marcados se enfrentan a las miserias del mundo, a personajes infumables, a jetas y pillos, arribistas y trepas, mafiosos, asesinos, violentos y malhechores. También a encrucijadas inimaginables, diferencias lingüísticas, sociales, de raza, sexo o religión, es decir, al cúmulo de circunstancias que forma cualquier vida.
Por todo esto, cuando una madre, un padre o un hermano censura, está capando una elección que, al fin y al cabo, es en lo que consiste la supervivencia. Sin embargo, la tónica general es la de establecer pautas y comportamientos afines a los progenitores de tal manera que inculcar prevalezca sobre educar, es decir, la censura como herramienta de instrucción familiar.
Lo que nos quedaría por dilucidar es si la censura es positiva o negativa en dicho proceso. ¿Obligar a leer es censura? ¿Por qué es bueno leer? ¿El hecho de que tu leas te capacita para saber que va a ser bueno para mí? ¿Leer obras que tu detestes me hace peor persona? Generalmente, cuando un hijo disiente del modus operandi de sus progenitores y toma un camino diferente suele tener problemas en el seno familiar ya que, en cierto modo, reta a la autoridad familiar. Si a ello añadimos sentimientos y emociones, el enfrentamiento está servido. Y la censura se eleva a N.


Fue censurado en Argentina durante la dictadura militar de Videla por alentar a los niños a una "ilimitada fantasía".

Yo, censor

Cuando cojo un libro entre las manos y leo ciertas palabras, empiezo a retorcerme en el sillón y, aunque no suelo abandonar la lectura (“Soy fuerte, soy valiente. Soy fuerte, soy valiente”), me da por pensar que otros se recitarán lo mismo mientras me leen a mi, censor de tres al cuarto.
Aunque ustedes piensen que soy hombre de pocos filtros y menos pelos en la lengua, les confieso que yo también me censuro, y no pocas veces. Todo empezó cuando en una ocasión una mujer muy sabia (de más, diría yo) me dijo que la gente no estaba preparada para oír lo que tenía que decir. Me quedé callado y seguí dándole vueltas al jabón (es otra de mis aficiones, para enjuagarme de vez en cuando el cerebro, no sea que se llene de mugre). Y aquí sigo, pensando más de lo que escribo (¿Para qué? ¿Para que me censuren una vez más? Basta).
Y mientras estoy en esas del victimismo, veo pasar a un chico de unos veinte años, largo y seco como un ajo. Viste un top gastado, roquis azules, plataformas rosas y, como capa, nuestra bandera rojigualda. Los gitanillos de mi barrio se arrancan por el gran Peret. Una lo llama para que haga como que baila. Cuánta guasa... Me sonrío. Casi una carcajada. Y convengo conmigo mismo que lo mejor que podemos hacer contra la censura es tomarnos la vida con cierta ligereza. Y que si no lo hacemos, no hay de qué preocuparse: de hedonistas y bizarros está el mundo lleno.  


Toda la obra de Sendak es controvertida, prueba de ello es que las imágenes que abren y cierran estos apuntes pertenecen a dos obras censuradas en Estados Unidos. La cocina de noche fue censurada por presentar aun niño totalmente desnudo, mientras que Donde viven los monstruos fue tachado de promover la incorrección política e incitar a la brujería y la invocación de sucesos sobrenaturales.