«Un poquito de ensueño te guiará en cada abismo / un poquito de ensueño…»,
dicen los versos finales del «Viejo estribillo» que Amado Nervo publicó hace 121 años.
Quizá el poema haga referencia a esa antigua facultad del arte, que repetimos:
la imaginación, el ensueño,
es el contrapeso que evita que caigamos en los abismos diarios (...).
Este itinerario anual de lecturas quiere proponer diálogos, miradas personales de libros que abran mundos, que sean ensueño, abismo, salto con alas o con la idea de alas, refugio y riesgo, que piensen la forma, el fondo, el contexto, que escuchen las preguntas y deseos de niñes y jóvenes alrededor y que extiendan las representaciones de infancias y juventudes todavía tan centradas en las clases blancas y privilegiadas. El lugar desde el que yo también escribo.
En 2022, y con la vuelta a los encuentros presenciales, leí muchos más títulos que en los años previos y decidí circular una preselección entre niñes y jóvenes: miembros del Consejo Editorial Juvenil de Linternas y bosques y sobrines y sus amigues. ¡Muchas gracias Dany, Isaac, Alma, Mich, Cóbari, Andreu, Abi, Mía, Lili, Ian, Nati, Alonso y Aranza por sus opiniones! Me ayudaron a determinar buena parte de este recorrido. Y a Mariela, mi compañera, con quien siempre converso el listado.
Cada año identifico ciertas temáticas, zonas de interés, perspectivas, ideas de infancia y juventud en la muestra de libros que consigo reunir gracias a la generosidad de coordinadores editoriales, editores y creadores que me envían sus publicaciones en físico.
Este año en mi revisión estuvo muy presente la música y la poesía, por eso decidí titular con baile y lectura esta primera entrada en donde reseño sólo los libros de esa zona. A diferencia de los itinerarios de otros años, en 2023 acentuaré el rasgo de «índice», que ha tenido siempre esta selección, mencionando libros que reseñaré en entradas posteriores.
En la que encontrarán a continuación fueron también protagonistas los animales, siempre favoritos, alegres y curiosos para les niñes. Tres años de pandemia después, empiezo por aquí, por la alegría, la música, la tradición oral, la poesía como expresiones de resistencia.
Recientemente visité una exposición en el MUAC, en la Ciudad de México, «que da cuenta de los vocabularios y las visualidades de la protesta», en la que alguna visitante escribió con gis la siguiente protesta: «La niñez, una etapa que debería ser feliz…». Quizá esta entrada quiera sumarse a esa llamada a reforzar los ensueños y la imaginación implícita en el «debería».
La lectura de poesía (escrita o dibujada) enciende la imaginación y es capaz de incendiar al lenguaje para que renazca con otras palabras. Así me resultó con libros como Palabras manzana o El mono infinito; otros como El convite de los animales o ¡Que llueva! ¡Que llueva! son fiesta y de manera explícita reclamo de justicia o expresión de libertad.
Las sabiduría de las ancianas y de las niñas entretejen mucho de lo que leí en 2022, tanto en los 15 libros centrales, todos ellos provenientes de Latinoamérica, como en los más de 30 que conversan con éstos. También están presentes la hermandad, la noche y la hora de dormir, un regreso a la naturaleza (en particular al jardín), el viaje a las estrellas, la búsqueda del origen y el reclamo de memoria histórica....
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