"Paracuellos: Un ‘hogar’ no es una casa"

Los niños de los Hogares del Auxilio Social,
retratados por un autor, Carlos Giménez (Madrid, 1941).

Corría el mes de abril de 1976 cuando se publicó la primera historia de Paracuellos en la revista satírica Muchas gracias, cabecera publicada por Punch. Allí, entre fotografías eróticas, chistes de actualidad y textos humorísticos, se colaban, en apenas página y media, los niños de los Hogares del Auxilio Social, retratados por un autor, Carlos Giménez (Madrid, 1941), que había experimentado en primera persona las penurias que narraba, como interno de varios de esos colegios. Con Franco muerto apenas seis meses atrás, Giménez se convertía en uno de los primeros creadores que abordaban aspectos traumáticos del pasado silenciado, en una serie con clara vocación testimonial, una rara avis en el cómic español de entonces, con la mayor parte de la producción orientada a un público infantil, y el incipiente cómic adulto volcado en la aventura, el terror o el erotismo.

Carlos Giménez pone fin a 'Paracuellos':
El dibujante de cómics da por terminada la obra de toda una vida sobre el orfanato del Auxilio Social en el franquismo con su novena entrega: 'Paracuellos: Un ‘hogar’ no es una casa'

Giménez, quien había sido pionero en un tipo de cómic de vocación más autoral, con obras como Hom (1975), se sumergía en la recuperación de la memoria histórica, de un modo tan prematuro que fue incomprendido por los editores del momento.
 “Yo he sido pionero en muchas cosas: en luchar por los derechos de autor, y conseguirlos, en escoger yo mis temas y hacerme mis propios guiones sin aceptar las imposiciones comerciales de los editores, en trabajar en mis historietas sobre mi propia biografía y en contar cómo fue y cómo se vivía en la posguerra en España. Todo esto no fue fácil”, afirma Giménez, en declaraciones a elDiario.es. 
Después de un par de historietas, Giménez se encuentra con la negativa a seguir publicándolas por parte de los editores, de modo que presenta algunas opciones, como las primeras historias de otra de sus series cumbre, Barrio, o las piezas satíricas y críticas que publicará en El Papus y que, después, se denominarán España una, grande y libre, en ocasiones con guiones de Ivà. 
Paracuellos no tiene más remedio que cruzar los Pirineos para seguir su andadura: la revista francesa Fluide Glacial acoge la serie y le da el espacio que Giménez necesita para seguir desarrollando sus historias.

Llega el fin de una serie mítica.
Un hito del comic internacional.

Un referente para el estudio del trato a la infancia en la postguerra española.

Uno de los mejores libros del año, según Babelia.

"Paracuellos (9): Un "hogar" no es una Casa"

 “Los simpatizantes del fascismo lo pasarían muy mal en una dictadura”, Carlos Giménez

"Paracuellos": Obra de carácter autobiográfico considerada por la mayoría de los críticos como la más importante de las de Giménez (Carlos Giménez estuvo interno al menos en dos de los centros internados del antiguo Auxilio Social, el de Barajas(-Ctra. Aragón klm 14-) y el de Paracuellos). 
Realizada en dos etapas, 
La primera de ellas, a finales de los años setenta y primeros ochenta, se compone de 28 episodios y un total de 90 páginas recogidas en dos álbumes: Paracuellos, Paracuellos 2
La segunda etapa, iniciada en 1997 y finalizada en 2003, consta de 26 episodios que suman 192 páginas distribuidas en 4 álbumes:
Paracuellos 3
Paracuellos 4
Paracuellos 5
Paracuellos 6
Primera publicación: 1977. Ediciones Amaika

Álbumes disponibles en:
Ediciones Glénat

Paracuellos responde al contexto de su época, a la emergencia de los relatos de memoria del franquismo en España, al interés por la memoria traumática en todo el mundo y a la madurez del cómic adulto
No deja de ser por ello una obra profundamente original, revolucionaria y central para el cómic español. Pero no podemos acabar este texto sin recordar, aunque resulte seguramente innecesario, que al margen de su impacto y relevancia, Paracuellos es un cómic extraordinario, fruto del trabajo de un autor en su mejor momento, con un dominio total de sus recursos, que le permite modular el tono del relato dramático para impactar en los lectores sin resultar cursi, sino todo lo contrario: pocos cómics han sido tan duros como aquellas primeras historias de los niños de unos Hogares que jamás merecieron semejante nombre.

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