Una edad con historia, Libro

LA MEMORIA DE LA INFANCIA
Estudios sobre historia, cultura y sociedad
por Sandra Carli
Ed. Paidós
192 páginas


 Anque hoy la asumamos como un fenómeno natural, la infancia no siempre existió
Es, de hecho, otro de los aportes de la modernidad a la cultura occidental, como marcan sociólogos e historiadores de la cultura, quienes han analizado de qué modo, a partir del siglo XVI, los niños fueron ganando visibilidad, adquiriendo paulatinamente una identidad social propia, haciéndose acreedores de sentimientos de ternura y cuidado, y dejando de ser "adultos en tamaño pequeño" para transformarse en sujetos de derechos específicos y, más contemporáneamente, en destinatarios de una cultura infantil comercial y de marketing .
En otras palabras, a lo largo de la historia la infancia ha sido concebida y representada colectivamente de distintas maneras, de la invisibilidad a la idealización. Un aporte a las formas de pensar la infancia durante el siglo XX argentino hace en su libro Sandra Carli, doctora en Educación, investigadora especializada en el estudio social e histórico de la infancia, con trabajos que han sido recogidos en varias publicaciones desde la década del 90 y que este volumen, como afirma la autora, de algún modo cierra.
Desde una perspectiva histórico-cultural que argumenta con claridad, Carli busca "identificar y analizar el conjunto de modelos de identidad disponibles en un período histórico para la población infantil", lo que supone en principio una complicación epistemológica: la infancia es con frecuencia, sostiene la autora, una categoría esencializada, despojada de historia, idealizada, o sólo remitida a sus anclajes institucionales (la escuela, la familia, el Estado). 
Para saltar ese obstáculo, Carli elige un derrotero atractivo: recorrer las memorias de infancia de algunos escritores, las investigaciones de la primera sociología "científica", el discurso del psicoanálisis de niños a partir de la década del 60, la pedagogía del jardín de infantes, el arte y hasta las fotografías publicadas en algunos diarios en busca de las miradas sobre el mundo infantil. Con ese material, produce textos que, sin esconder la costura teórica, tienen el tono más fresco de los apuntes de campo etnográfico, o del diario de un investigador.
Aparecen en las páginas muchos nombres propios -Antonio Berni, Arminda Aberastury, Gino Germani, entre otros- cuyas biografías sirven para retratar el momento histórico y cultural que enmarca la mirada sobre los niños en la Argentina. La infancia pobre que el imaginario pedagógico de la escuela pública evita, las disputas entre psicoanálisis y discurso educativo, las transformaciones que llevan del "jardín de infantes" a la "educación inicial" y la crianza de los hijos en las ascendentes clases medias entre los años 50 y 70 son algunos de los anclajes que elige la autora para encontrar los retratos de los niños en los múltiples discursos que circularon sobre ellos en el siglo.
El texto se detiene en la crisis de 2001, a las puertas de una década que ha producido nuevas y propias imágenes sobre la infancia (la exacerbación de las apelaciones al consumo infantil, la presencia naturalizada de los chicos trabajando o viviendo en la calle, entre otras). Sin embargo, una reflexión sobre las imágenes de pobreza y desnutrición infantil que poblaron los medios de comunicación hace diez años tiene ecos hasta hoy. Advierte con acierto la autora cómo "la denuncia de una realidad incontrastable de vulnerabilidad social no genera necesariamente efectos de reconocimiento"...

Tomado de La Nación, Raquel San Martín, Buenos Aires,  3/02/2012

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