"Hacia una reconstrucción con mirada de infancia", Ciclo de debates online, Save the Children.

La crisis social, económica y educativa generada por la Covid-19 ha abierto un debate público sobre la necesidad de repensar la sociedad, la capacidad de las administraciones e, incluso, las diferentes formas de cooperar y cogobernar entre las instituciones y países, así como entre la sociedad y los entes públicos.


DEBATE 1:  RECONSTRUIR LA EDUCACIÓN
Fecha: miércoles, 9 de septiembre
Hora: 10.00h - 11.30h
Lugar: Debate online
Participantes: 
•    Alejandro Tiana: Secretario de Estado de Educación.
•    Javier Imbroda: Consejero de Educación y Deporte de la Junta de Andalucía.  
•    Xavier Bonal: Catedrático de Sociología y Director del Grupo Globalización, Educación y Políticas Sociales (GEPS) de la UAB.
•    Nélida Zaitegi: maestra, pedagoga, presidenta del Consejo Escolar Vasco.
•    Andrea González: Presidenta de la Confederación Estatal de Asociaciones de Estudiantes (CANAE).
En este sentido, desde Save the Children creemos que es esencial que este debate, que conlleva una nueva forma de pensar en el interés colectivo, tenga una perspectiva de infancia. Por ello, proponemos un ciclo de debates para que, en las políticas y planes de reconstrucción, se incluya a la infancia y adolescencia como uno de los ejes centrales y un colectivo prioritario. Es cada una de las “mesas digitales” participarán actores relevantes y públicos en cada materia, para debatir con un público experto sobre las prioridades en materia de reconstrucción.
La infancia es unos de los colectivos que más ha sufrido esta crisis. De hecho, el cierre de los centros educativos fue una de las primeras medidas que se adoptó para controlar la propagación del virus. El cambio repentino de un modelo educativo presencial hacia otro a distancia evidenció las diferencias entre alumnado de distinto origen socioeconómico, ampliando, aun mas, las brechas educativas ya existentes. Desde Save the Children creemos que ahora se abre una oportunidad para reconstruir el sistema educativo en términos de inclusión y equidad.
Moderador: Andrés Conde, Director general de Save the Children.

 DEBATE 2:  RECONSTRUIR CON INCLUSIÓN
Fecha: viernes, 18 de septiembre
Hora: 10.00h - 11.30h
Lugar: Debate online
Participantes: 
•    Hanna Jalloul Muro: Secretaria de Estado de Migraciones.
•    Ramón Mahia: Profesor Titular, Dpto. de Economía Aplicada de la UAM.  
•    Mercedes Miletti: asesora en materia migratoria en la Confederación Europea de Sindicatos (ETUC).
•    Laura Corrado: Responsable de la Unidad de Canales Legales e Integración, DG HOME Comisión Europea.
La crisis sanitaria ha puesto en evidencia el importante rol de la población migrante en determinados sectores económicos esenciales. Sin embargo, también ha señalado las principales debilidades de los sistemas de inclusión social y laboral a nivel español y europeo. Reflexiones y medidas sobre cómo lograr que la reconstrucción no deje nadie atrás.
Moderador: Andrés Conde, Director general de Save the Children.

DEBATE 3:  RECONSTRUIR la economía
Fecha: miércoles, 23 de septiembre
Hora: 11.30h - 13.00h
Lugar: Debate online
La crisis económica y social provocada por el coronavirus ha incrementado enormemente las desigualdades afectando gravemente a las familias que antes de la pandemia ya tenían grandes dificultades o estaban en situación de pobreza. Por lo que, es imprescindible que se pongan en marcha políticas urgentes y duraderas que hagan frente a las necesidades y a las carencias que tienen las familias, que luchen contra la pobreza y que las medidas económicas tengan una perspectiva de infancia. 
Participantes: Por determinar

DEBATE 4:  RECONSTRUIR en igualdad
Fecha: miércoles, 30 de septiembre
Hora: 11.30h - 13.00h
Lugar: Debate online
La crisis de la Covid-19 ha puesto en evidencia una vez más que el peso de la conciliación y los cuidados de la familia ha recaído mayoritariamente en las mujeres. Por lo que la vuelta a la normalidad debe llevar a repensar las políticas de igualdad efectivas y poner los cuidados en el centro del debate político, con medidas que permitan a madres y padres poder estar y cuidar a sus hijos/as sin tener que elegir entre vida familiar o vida laboral.
Participantes: Por determinar

DEBATE 5:  JUSTICIA INTERGENERACIONAL Y CAMBIO CLIMÁTICO
Fecha: miércoles, 14 de octubre
Hora: 11.30h - 13.00h
Lugar: Debate online
La emergencia climática se presenta como el mayor enemigo de la vida y los derechos de la infancia y la adolescencia, por ello es esencial incorporar el principio de justicia intergeneracional en el discurso más amplio sobre la justicia climática, y ponerlo en el centro de las decisiones políticas y económicas que se tomen en relación con el cambio climático. 
Participantes: Por determinar

El coste emocional de las nuevas rutinas: La vuelta al cole más allá de las medidas de seguridad.


Patricia Gea,
Diario.es/Nidos .





Niños en un aula del Colegio Privado Alameda de Osuna
 en el primer día del curso escolar 2020-2021,
en Madrid Jesús Hellín / Europa Press
"Se ha venido enfocando esta vuelta a las clases desde un punto de vista adultocéntrico, desde las necesidades de los padres y adultos, pero ahora toca pensar en las necesidades de los menores, no solo desde la seguridad física sino también emocional", afirma Myriam Fernández Nevado, socióloga experta en infancia y adolescencia del Colegio de Politólogos y Sociólogos de Madrid (GSIA). Una mala gestión de las necesidades emocionales y afectivas puede provocar, según Nevado, un bloqueo cognitivo y repercutir en el fracaso escolar. "El niño ha de tener la suficiente estabilidad y seguridad en el entorno para afrontar los cambios que se están produciendo a su alrededor", añade.

Claudia es madre de dos niñas de cuatro y siete años. Cuenta que lleva un par de semanas hablándoles de la vuelta al colegio: qué van a tener que hacer, cuál es su parte de responsabilidad… “Preparando un poco el terreno de esta nueva normalidad, resume, y respondiendo a sus dudas. Me preguntan, por ejemplo, si van a poder jugar con sus amigos, salir al recreo o si las van a encerrar allí si se ponen malas". Esta información previa que Claudia está ofreciendo a sus hijas "es el primer paso para que los niños empiecen a normalizar la situación y se reduzcan por tanto la ansiedad y el miedo provocados por la incertidumbre", afirma Elena Daprá, psicóloga infantil.
"Hay que explicarles todo, desde lo que tienen que hacer y lo que no, a lo que pasará si hay un rebrote o cómo va a ser la relación con sus compañeros y profesores". En una situación de incertidumbre, explica Daprá, el cerebro "rellena" esos huecos de desconocimiento creando expectativas. "Si los resultados son buenos y se cumplen, me ilusiono y todo va bien, pero si son negativos aparece la frustración, la ansiedad, el miedo… Cuanta más información tenga el cerebro menos huecos tendrá que rellenar con expectativas".

Ansiedad de separación
El primer sentimiento con el que van a tener que lidiar los niños y niñas después de pasar los últimos seis meses en casa cerca de sus familias es lo que los expertos llaman "ansiedad de separación". Explica Nevado que "durante la pandemia sentían que estaban en un lugar seguro, con sus padres, que son sus figuras de crianza, quienes sostienen sus necesidades vitales, y de apego, que les aporta el sustento emocional. Después de todo este tiempo estas figuras van a ser sustituidas por otras que tienen que ganarse su confianza". Como Daprá, cree que para reducir esta ansiedad no valen las recetas generales sino que se debe tener en cuenta cada unidad familiar, cada niño, su edad, e incluso las características del centro, desde su construcción física a la diversidad de las aulas y profesionales que trabajen en ellas. Sin embargo, reconocen que se necesitan protocolos a los que recurrir ya que es un trabajo complicado.

El colegio San Cristóbal, situado en el centro de Madrid, ha elaborado en colaboración con un equipo de orientadores un Plan Emocional para guiar a padres y docentes en el proceso de reincorporación de los alumnos. En él se recogen las pautas para gestionar la ansiedad en los días previos, la separación el primer día de clase o el trabajo emocional que se puede hacer tanto en el aula como en la familia. Se trata de incorporar a la formación la educación emocional. "Creemos que en estos primeros días, además de interiorizar las medidas sanitarias, tienen que interiorizar la nueva forma de relacionarse. Además algunos de los alumnos han sufrido en sus familias el impacto más directo de la pandemia, con situaciones de sufrimiento y tensión", explica Manuel Coronel Hernández, director del colegio.
Cree que los padres "están muy perdidos" y por eso desde el centro han puesto a su disposición comunicados, protocolos, planos del colegio con el recorrido de entrada y de salida, circulares y el Plan Emocional que se irá poniendo en práctica a lo largo de este mes. 
"Lo que tenemos claro es que es importantísima la presencialidad del alumnado en los centros". La socióloga Nevado recuerda que la educación es un "derecho de los menores" y para Daprá "es fundamental reforzar en los niños la idea de que volver al colegio es bueno para ellos". Transmitir tranquilidad, hablar de otras cosas mientras se preparan para el primer día de clase, escuchar lo que nos cuenta al final del día, acompañarles a la puerta o hacer corta la despedida son algunas de las recomendaciones de los expertos para facilitar el regreso.

La nueva socialización
La socialización con los iguales en la infancia y la adolescencia es de vital importancia porque complementa el desarrollo personal tanto a nivel individual como colectivo. "Forma parte del ser humano, configura quién soy, mis habilidades sociales, de inteligencia emocional… Las habilidades para la vida, en general, se entrenan en nuestras interacciones con los demás", dice Daprá.

La socióloga Nevado explica que “el impulso más primitivo de niños y adolescentes es querer tocarse, abrazarse, contarse, compartir, por lo que van a tener que reprimirlo”. La forma en que se van a dar estas relaciones dentro del aula con las nuevas medidas de seguridad plantea un escenario nuevo para ellos que va a estar marcado por la distancia. 

En este sentido, las profesionales consultadas identifican dos conceptos que desempeñan un papel clave: el apego y el miedo.
“En la etapa de 0 a 6 años el apego físico es fundamental para el desarrollo de los niños, les da seguridad. No se puede dejar de atender y acompañar a un niño en el aula cuando llore o se sienta mal. Con 8 años puede mantener una distancia física con el profesor, pero en la etapa infantil necesita ser abrazado, con todas las medidas de seguridad, claro”, asegura Nevado. Sin embargo, puntualiza, el apego también se puede conseguir dando sustento a la parte emocional.

"La gestualidad va a ser muy importante", añade Daprá"Los niños, por muy pequeños que sean, son una esponja emocional, no entienden pero absorben. Si cuando le estoy hablando me tiemblan las manos, les voy a transferir miedo, o si llora y no me acerco puede sentir que estoy huyendo de él". Es aquí donde entra en juego el otro concepto clave en la nueva socialización: el miedo, a los otros y al rechazo. "En el colegio todo se vive de forma intensa, recordemos, por ejemplo, el drama que significaba que cambiasen a nuestra mejor amiga del pupitre de al lado. Pues imaginemos si veo que mi mejor amiga me rehúye, me tiene miedo". De nuevo, la forma de ayudar a los niños a adaptarse a las nuevas normas sociales es explicándoles por qué sucede: "no es porque no te quiera sino porque hay un virus y todos tenéis que ser responsables", recomienda Daprá.
"De cualquier modo, no debemos bloquear en los niños sentimientos como la tristeza. Esa emoción también hay que validarla diciéndole que no pasa nada y que no siempre podemos estar contentos. Validar una emoción es decirle: tienes derecho a sentir lo que estás sintiendo", explica la psicóloga. Esto no significa que no haya que observar el comportamiento de los niños y detectar las actitudes que hacen saltar las alarmas de que algo pasa. "Por ejemplo, que un niño que haya desarrollado el habla deje de hablar, o que tienda a querer estar solo demasiado tiempo, que se encierre mucho en su cuarto –excepto en el caso de los adolescentes que necesitan más intimidad… Cuando ves que hay algo que empieza a ser diferente, obsérvalo, si se mantiene en el tiempo, consúltalo con un profesional", recomienda. 
"Hay que ser conscientes de que tanto familias como profesores y niños van a experimentar emociones nuevas, es una circunstancia nueva y de mucha incertidumbre. Es un trabajo complicado el de todos los agentes implicados y es importante, en general, que desaparezca la palabra culpa en favor de la responsabilización", concluye la psicóloga. "Es el momento de trabajar de forma conjunta, padres y docentes, para incorporar cuando antes las nuevas rutinas y formas de socializar. Nos iremos acostumbrando. Pensemos, por ejemplo, en esos niños de países que sufren muchos terremotos y que saben perfectamente qué hacer sin perder la calma. Se normalizará".     

¿Existe el derecho al absentismo en tiempos de pandemia?.

El impacto educativo de la pandemia ha creado una figura inédita
el absentismo no absentista.
Están escolarizados sin escuela.

Sergio, Rodrigo y Alejandra,
en su casa trabajando
Muchas familias se están negando a llevar a sus hijos a la escuela este curso. En principio, hasta que haya vacuna o se minimice el riesgo de contagio. La decisión ha generado un intenso debate en torno a un supuesto derecho al absentismo en tiempos de pandemia. Casi todas las consejerías han optado por las advertencias y amenazas, algunas irreales. El Ministerio ha encargado un informe al respecto. Y todos se preguntan qué hacer con estos alumnos. ¿Merecen atención? ¿Nos olvidamos de ellos hasta que retornen al aula?
¿Existe el derecho al absentismo en tiempos de pandemia?.


El impacto educativo de la pandemia ha creado una figura inédita: el absentismo no absentista. Padres y madres que, sin llevar a sus hijos a la escuela, no se desentienden de su educación. Ni optan por salir del sistema reglado para aventurarse en el aprendizaje desde casa. Los alumnos no acuden temporalmente al centro, pero siguen matriculados. Están escolarizados sin escuela. Aprenden como pueden mientras sus familias reclaman atención didáctica a distancia. Son confinados escolares por voluntad de sus progenitores.

La paradoja se resuelve recurriendo a la RAE, que incluye dos acepciones para el término absentismo. La primera: «Abstención deliberada de acudir al lugar donde se cumple una obligación». La segunda: «Abandono habitual del desempeño de funciones y deberes propios de un cargo». Los chavales que no están yendo a clase —en principio hasta que llegue la ansiada vacuna— encajan en la primera acepción. Pero sus familias no necesariamente en la segunda.

Hay quien piensa que, con los centros abiertos y funcionando según escrupulosas medidas sanitarias, negarse a que los propios hijos vayan al colegio supone incurrir en dejación de funciones paternas. Así lo entienden casi todas las consejerías de Educación. La mayoría han advertido que el absentismo reiterado, con o sin Covid, puede tener graves consecuencias. El protocolo de absentismo, aseguran las administraciones, no entiende de virus. Actúa como un autómata, sin contemplar excepciones. Solo algunas, como Cataluña o la Comunidad Valenciana, han optado por un discurso light, más comprensivo y menos amenazante.
El consejero de Madrid, Enrique Ossorio, dejó caer incluso que las familias que nieguen la presencialidad a sus retoños pueden enfrentarse a tres años de cárcel. Una posibilidad que no figura en el Código Penal ni para los casos más agudos de incumplimiento de los «deberes legales inherentes a la patria potestad», citando su artículo 226, que recoge un máximo de seis meses de prisión para situaciones extremas.

Previa a la vía penal, el absentismo se aborda con el Código Cívil, cuyos artículos 154 y 170 mencionan, respectivamente, la obligación de los padres de garantizar el derecho a la educación del hijo y los efectos potenciales de no hacerlo, incluyendo la retirada de la patria potestad. La secuencia arranca cuando el centro detecta faltas frecuentes y las notifica a la comisión de absentismo local. Esta, a su vez, informa a servicios sociales para que visiten a la familia y evalúen la situación concreta. Ante un expediente desfavorable, el caso puede pasar a la Fiscalía de Menores.

Choque de derechos
«Estamos remitiendo a los centros y a la Inspección escritos elaborados por abogados concretando por qué no estamos llevando a los niños a la escuela. Y mientras, esperamos a que vengan los de servicios sociales a casa para invitarles a café y explicarles la situación», asegura Verónica González Maroto, portavoz de DERPA, una plataforma que congrega a «unas 20.000 familias» que han dicho, por el momento, no a las aulas. 
González Maroto considera «gravísimo» que las autoridades se aprovechen del «desconocimiento de muchos padres y madres», dando a entender que «pasado mañana se puede presentar la policía con el fiscal y quitarte a tus hijos». DERPA reclama que «se deje decidir a las familias» hasta que las aulas sean seguras.

Tras este supuesto absentismo justificado, aparece un conflicto de derechos fundamentales, fenómeno jurídico habitual en la era Covid y campo de acaloradas discusiones. Las discrepancias surgen de las distintas interpretaciones sobre qué significan (y dónde están los límites) de los derechos a la salud y la educación. El dilema, propio de un contexto de crisis sanitaria, pone en duda la validez de la legislación vigente. Hasta el punto de que la ministra Celáa ha solicitado un informe al respecto a la Abogacía del Estado.
Conocido a finales de la pasada semana, el informe insta a no caer en una suerte de indulto a priori para los absentistas de nuevo cuño. Los protocolos, argumenta tras una minuciosa disección legislativa, han de seguir su curso cuando las faltas a clase sean reiteradas. Pero aconseja a centros y administraciones mesura y proporcionalidad. Sobre todo a la hora de «valorar» las «razones de salud del menor y sus familiares convivientes, así como la situación de evolución epidemiológica».

El debate se complica al añadir, en la noción de derecho a la salud, un elemento tan subjetivo y emocional como es el miedo. Este es «libre y respetable», opina Carmen Morillas, presidenta de la FAPA Giner de los Ríos, que representa a las familias de la pública en Madrid. Morillas añade que su organización «no es quién para decir a los padres y madres lo que tienen que hacer con sus hijos, una decisión muy personal que pertenece al ámbito de la privacidad». Pero sí sostiene que «el derecho a la educación en un marco de igualdad de oportunidades, que pertenece al alumno, solo se garantiza con la presencialidad». El informe encargado por la ministra cae aquí en una cierta ambigüedad. Recuerda que el miedo, por regla general, no exime de culpa. Pero recomienda abordar tan difusa cuestión caso por caso.
La presidenta de la FAPA sostiene que «los centros son ahora seguros gracias al excelente trabajo de docentes y equipos directivos, aunque el riesgo cero no existe». Y entiende que este particular movimiento absentista viene, en buena medida, motivado «por la desinformación de las administraciones y su negativa a contar con la participación de las familias en la planificación del nuevo curso».

Desde la Asociación por la Libre Enseñanza (ALE, promotora del homeschooling en nuestro país), su vicepresidente, Alejandro Múñoz Fernández, asevera que el derecho a la educación no debería implicar siempre escolarización. «La Constitución habla solo del primero en su artículo 27, mientras que las leyes educativas se ocupan del segundo», afirma. Tras un exautivo análisis legislativo, el informe de la Abogacía del Estado concluye, por su parte, que en España ambas nociones se funden en un vínculo sine qua non.

Alumnos con patologías
Acostumbrados a la alegalidad, los homeschoolers españoles conocen bien los entresijos del protocolo de absentismo. Y sus diferentes interpretaciones y formas de aplicarlo. Múñoz Fernández explica que comunidades como Cantabria o el País Vasco han creado figuras específicas para que, en sus visitas al domicilio, los trabajadores sociales emitan informes favorables, siempre que se demuestre que el alumno «está bien atendido y cuenta con un plan de estudios individualizado» a cargo de los padres. En otras regiones, no escasean ejemplos de expedientes que han terminado en la Fiscalía de Menores. Sea como fuere, el movimiento vive un momento dorado en España. ALE ha registrado «un notable incremento de socios, sobre todo en el último mes», afirma su vicepresidente.
Aunque las autoridades dieran por buena la opción homeschooling, persisten dudas sobre la capacidad de educar sin escolarizar entre los padres que mantienen a sus hijos en casa por temor al contagio. Las familias homeschoolers desescolarizan por vocación. Las madres y los padres que asocian vacuna —o pandemia bajo mínimos— con vuelta a las aulas lo hacen (a su entender) por obligación. Unos planifican a conciencia una enseñanza personalizada y suelen contar con redes de apoyo extraescolar. Los otros han de improvisar vías para que sus hijos sigan aprendiendo y no pierdan comba respecto al currículum oficial.

González Maroto cuenta que sus «reinvindicaciones pasaban, en un principio, por que el sistema garantizase una educación online de calidad». Ahora, continúa, «nos conformamos con que no nos pongan trabas legales y los centros faciliten tareas y alguna tutoría explicativa». A los alumnos más pequeños les suelen enseñar los padres, ya que se trata de «contenidos asumibles». En edades avanzadas, algunas familias se están organizando en pequeños grupos para «contratar clases particulares presenciales a cuatro o cinco alumnos y en hogares alternos». Son habituales también las sesiones individuales de pago, en formato online o presencial. La portavoz de DERPA menciona además los portales de las consejerías como fuente nutrida de materiales didácticos.

Muchos centros y profesores se encuentran ante una disyuntiva: ¿deben invertir tiempo y recursos en los estudiantes absentistas por motivos sanitarios esgrimidos desde sus familias? El presidente de la federación de directores de la Pública en Euskadi (HEIZE por sus siglas en euskera), Iñigo Salaberria, traza una división nítida: alumnos con una vulnerabilidad de salud diagnosticada (problemas respiratorios, cardiopatías…) y alumnos en principio perfectamente sanos. «Comparto que, para los primeros, las familias reclamen medios si sus hijos no acuden a la escuela por no ser aconsejable en este momento» asegura. Salaberria piensa que los centros han de «identificar las necesidades de este tipo de alumnado y, junto a las administraciones, darles respuesta», ya sea vía online o mediante un servicio de atención domiciliaria, tal y como está previsto para chavales que padecen enfermedades graves. Sin embargo, el presidente de HEIZE opina que las familias con hijos sin ninguna patología no deberían beneficiarse de este tipo de mecanismos excepcionales. «Las decisiones basadas en el miedo suelen no ser correctas», zanja.

Obesidad infantil, una urgencia en España agravada por el confinamiento.

La Gasol Foundation y UNICEF unen fuerzas para abordar el problema de la obesidad infantil en España, donde el 34,9% de los niños y niñas sufre sobrepeso y/o obesidad; una  situación agravada por el confinamiento derivado de la pandemia de coronavirus. 
La alianza plantea un plan de acción basado en tres objetivos: contribuir a la adopción de medidas políticas, impulsar un plan de sensibilización y asegurar el desarrollo de medidas preventivas. Además, la fundación del jugador de baloncesto ha organizado una cumbre solidaria de hábitos saludables en la que participarán una treintena de expertos.
obesidad infantil confinamiento
EFE/Ricardo Ferro



Con el objetivo de abordar la problemática de la obesidad infantil en España, agravada por la reciente crisis sanitaria de la COVID-19 y el confinamiento, la Gasol Foundation -creada por los hermanos Pau y Marc Gasol con la misión de luchar contra la obesidad infantil- y UNICEF  forjan una alianza.
Con este acuerdo se inicia una relación a largo plazo con la mirada puesta en promover estilos de vida saludable entre los niños en España para prevenir y reducir las cifras de sobrepeso y obesidad infantil, que hoy afecta al 34’9% de los menores. Algo que repercute con mayor gravedad en las poblaciones en situación de vulnerabilidad socioeconómica.
“Existen multitud de evidencias de que que los niños y niñas en España están creciendo en un entorno obesogénico que estimula el sedentarismo e incentiva comer alimentos de baja calidad nutricional, que no respeta su vulnerabilidad madurativa ni fomenta su desarrollo”, explica Cristina Ribes, directora ejecutiva de la citada fundación.
Además, tal como señala el estudio anual “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo” de Naciones Unidas, países de todo el mundo continúan luchando contra múltiples formas de desnutrición, entre ellas el sobrepeso y la obesidad.
Mientras, el acceso a alimentos nutritivos sigue siendo un reto para muchas familias a causa del alto coste. Según el informe, en 2019, 38 millones de niños menores de 5 años tenían sobrepeso.
Para Javier Martos, director ejecutivo de UNICEF España, “son datos que nos preocupan enormemente porque son crecientes y no solo afectan a la salud de los niños y niñas. Que dos de cada tres niños no se alimentan de forma saludable implica, además de riesgos para su salud física, que estarán más expuestos a tener un menor rendimiento escolar o sufrir trastornos relacionados con la autoestima”.

Así ha afectado el confinamiento a la obesidad infantil

Esta situación, además, se ha visto recientemente agravada por la crisis sanitaria de la COVID-19.
Los estudios relacionados con las consecuencias del confinamiento muestran incrementos del nivel de sedentarismo y tiempo de pantallas, dificultades para acceder a alimentos saludables y para dormir las horas recomendadas, y un mayor nivel de estrés en los adultos, que habitualmente se transmite a los menores.
El confinamiento ha supuesto un grave deterioro de los hábitos de salud de los niños, muchos de los cuales han visto perjudicado su bienestar físico y mental.
Ante esta preocupación, UNICEF y la Fundación han abierto una línea de trabajo conjunta para abordar la problemática de la obesidad infantil en nuestro país.
“Como Defensor Mundial para la Nutrición y el fin de la Obesidad Infantil de UNICEF, y presidente de la Gasol Foundation, me hace especial ilusión anunciar la alianza entre ambas entidades en pro de la salud infantil. Siendo conscientes de la envergadura de la pandemia de la obesidad infantil y las consecuencias del confinamiento en los hábitos de salud de los niños, creemos que es necesario unir fuerzas y actuar de forma urgente con el foco puesto en las poblaciones más vulnerables”, explica Pau Gasol.

Las bases de la alianza entre la Gasol Foundation y UNICEF

La alianza entre ambas entidades se concreta en un plan de trabajo a tres años en el que se identifican tres líneas estratégicas de actuación con  los siguientes objetivos:
  1. obesidad infantil confinamiento
    El sedentarismo y el tiempo excesivo que dedican los menores a las pantallas agrava los problemas de sobrepeso y obesidad. EFE/ Luis Tejido
    Contribuir a la adopción de medidas políticas y legislativas dirigidas a la promoción de estilos de vida saludable y que desincentiven la incorporación de hábitos malsanos.
  2. Llevar a cabo un completo plan de sensibilización sobre la obesidad infantil para generar una mayor concienciación social sobre las consecuencias de la obesidad en la infancia. Dentro de este plan se incluirán acciones dirigidas tanto a los responsables políticos del Gobierno central y de las comunidades autónomas, como a la sociedad en general.
  3. Asegurar el desarrollo de intervenciones preventivas basadas en la mejor y más actualizada evidencia científica a la vez que contribuye a la generación de nuevo conocimiento científico que convierta a España en líder mundial en la promoción de hábitos de vida saludable

“Los adultos seguimos negando su lugar a los niños”. Entrevista a Luis Pedernera, Presidente del Comité DDN.

El jurista uruguayo Luis Pedernera es presidente del Comité de Derechos del Niño de Naciones Unidas desde mayo de 2019, un organismo encargado de velar porque los países miembro de la ONU cumplan la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) aprobada en 1989. Pedernera lo subraya varias veces como el tratado del ámbito de Naciones Unidas con mayor grado de apoyo: únicamente Estados Unidos no ha ratificado el documento.

En 1989, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Convención sobre los Derechos del Niño, el primer tratado de derechos humanos específico para niños, niñas y adolescentes. Se reconoció de esta forma su derecho a tener derechos. ¿La infancia y la adolescencia carecían de ellos antes de 1989?Derechos tenían, pero no se los veía en el universo de los humanos que podían ejercerlos. Hay toda una construcción del niño como objeto: un objeto funcional que se podía moldear para el futuro de las sociedades. Y, a los 18, había una explosión de ciudadanía. Por ejemplo, en América Latina ha sido estudiado cómo se hacían leyes que trataban de moldear un tipo de niño para unos Estados-nación que recién se estaban afirmando. Entonces, el niño era funcional a un objetivo que eran sociedades en su máximo esplendor. Pero, además, el niño aparece cosificado. A lo largo de la historia se puede rastrear cómo la patria potestad era el conjunto de derechos de los padres sobre las personas y bienes de los hijos. Entonces ahí el niño también aparecía desde una perspectiva muy instrumental. Algunos autores llegan a decir que la Convención supone que la Revolución Francesa llegue a los niños con 200 años de retraso.
Sí, tenían derechos, pero esos derechos no habían sido reconocidos en las prácticas de crianza, en las formas en las que trataban las instituciones a los niños, ni en la legislación. El niño era un instrumento para una futura sociedad libre de vicios y se permitía el sobre los niños y las niñas determinadas cuestiones como en algunas sociedades la muerte y castigos físicos. La sociedad ahora está planteando que el castigo físico es una forma de trato a la infancia intolerable, pero culturalmente fue una manera de relacionamiento con la infancia totalmente naturalizada y legitimada por las leyes. La Convención viene es a reconocer ese vacío en cuanto a la condición jurídica. Es el piso mínimo para lavarse de toda una construcción que hoy está poniendo, por ejemplo, la voz de los niños como un elemento central en los procesos de construcción ciudadana. Porque las sociedades piensan que los niños cumplen 18 años y mágicamente se convierten en ciudadanos, pero la ciudadanía es un proceso de construcción desde los primeros años. 
La CDN incluye algunos derechos orientados a la protección de la infancia y la adolescencia, y otros relacionados con su derecho a participar y ser escuchados. ¿Se puede decir que existe un consenso general sobre los primeros pero no tanto sobre los segundos? ¿Existen resistencias a facilitar el desarrollo de estos segundos?Creo que con la Convención pasa algo interesante: ha sido un instrumento de protección de derechos humanos que tiene casi ratificación universal —hay 196 Estados que la han ratificado y la única excepción es Estados Unidos—, tiene un nivel de aceptación que es inédito en la comunidad de Naciones Unidas. Retóricamente hemos asumido el discurso de los derechos pero todavía se presentan vacíos importantes en su implementación y, de hecho, los niños, en algunos momentos en este proceso de 30 años, han dicho “del dicho al hecho hay un buen trecho”. La Convención inaugura una nueva fase en la forma en que se elaboran los tratados de derechos humanos en Naciones Unidas, que es la de combinar los derechos civiles y políticos con la de los derechos económicos, sociales y culturales, que son los que están en dos tratados diferentes en la década de los años 60.
En el discurso con motivo de los 30 años de la Convención, yo decía una frase de Mandela: “La Convención es un instrumento vivo”. Y es vivo en el sentido de que le estamos dando contenido en este proceso histórico de 30 años. En eso han tenido mucho que ver las organizaciones, los propios niños, y hoy el derecho a la participación no solo es innegable sino que también ha ido ganando terreno legislativo y hay muchas legislaciones que ya reconocen el derecho del niño a la participación. Así, en el artículo 12 aparece el derecho del niño a “ser escuchado” en los asuntos que le afecten, pero ese artículo ha ganado terreno como el artículo del derecho a la participación (pese a que cuando la Convención habla sobre “participación” se refiere a los niños con discapacidad y su derecho a la participación en las actividades culturales). Desde esta perspectiva, no es un documento que se quede en 1989 sino que establece un piso para avanzar una construcción hacia delante. Y, claro, genera resistencias, porque en general las instituciones, los adultos, no estamos preparados para que un lugar que históricamente se le ha negado las personas menores de 18 años ahora empiece a ser reclamado por ellos.
Cuando ese artículo al que te refieres consigna, textualmente, “el derecho de expresar su opinión libremente en todos los asuntos que afectan al niño”, ¿no introduce una trampa y un límite? ¿Cuáles son esos asuntos?Sí, la Convención tiene esas cortapisas. Uno de los problemas es que fue elaborada por adultos. Es diferente cuando en los procesos legislativos participan directamente los involucrados a cuando ellos están en el margen. Esto es sencillo encender al compararlo con otro proceso que es el de las luchas de las feministas: no hay ley en el terreno de las luchas del feminismo que no haya contado con la participación de las mujeres. Sin embargo, a día de hoy los niños siguen siendo un grupo social, un sujeto, al que los adultos y las instituciones le seguimos negando su lugar, y también su capacidad de constituirse como actor social y político. Cuando no les dejamos constituirse como sujeto social y político, les negamos un momento importantísimo del proceso de construcción leyes y de políticas. Hablamos en su nombre, nos colocamos en su lugar, sin que ellos nos hayan dado el visto bueno para que lo hagamos. Quizá lo hagamos con buenas intenciones y la mejor voluntad, pero tenemos que reconocer que ese lugar los adultos se lo hemos usurpado a los niños.
Con la pandemia nos perdimos una oportunidad escuchar a los niños;
creo que ha habido un gran déficit de acompañar el proceso con ellos

Las sociedades no estamos preparadas todavía para hacer del derecho a la participación un derecho que reconozca formas propias de la participación de los niños. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que no podemos pensar la participación de los niños solo en la forma de democracia representativa delegada. Hay que generar dispositivos amigables para los niños, ir haciendo que se involucren mediante formas propias. La pedagogía, lo didáctico, lo lúdico tienen mucho que decir en esto, pero nuestras sociedades han avanzado muy lentamente. Necesitamos pensar en mecanismos que faciliten eso y no desde la lógica adulta, que va a terminar siempre en la democracia representativa delegada, sino pensando en otras formas más genuinas, más frescas y más sanas, que tiene muchas veces los niños las niñas y adolescentes.
Un asunto que sin duda ha afectado a niños, niñas y adolescentes es la pandemia, pero no se pensaría en el covid-19 como uno de esos asuntos que les “afectan”. ¿Hay una oportunidad de que esta sociedad poscovid sí escuche a los niños en la construcción de una nueva normalidad?Con la pandemia nos perdimos una oportunidad escuchar a los niños. Creo que ha habido un gran déficit de escuchar y de acompañar el proceso con los niños. Los dedos de la mano me dan para contar los jefes de Estado que establecieron un diálogo con los niños para explicarles situación que estábamos viviendo, y no es casualidad que esas jefas de Estado hayan sido mujeres. Lo segundo es que no se les consultó: las decisiones se les impusieron. Lo que estamos viendo es niños que salen de los confinamientos débiles de salud y en términos emocionales, pero en muchas decisiones que se han tomado ante la emergencia sanitaria no estuvo en el radar cómo estas decisiones podrían impactar a los niños 
Este proceso necesita ir cogiendo la opinión de los niños, y han empezado a aparecer algunas experiencias —marginales, porque se hallan fuera de los márgenes del Estado— bien interesantes, de recoger su opinión, saber cómo están viviendo y cuáles son sus temores, expectativas, preocupaciones, y también qué ideas tienen para salir de esto. En ese sentido creo que una de las enseñanzas que nos está dejando la pandemia para ahora pero también si en algún otro momento nos enfrentamos a una situación similar es que hay procesos de toma de decisiones que deben incorporar a otras perspectivas, entre ellas las de los niños y las familias. Muchas veces las decisiones han tenido, porque así debía ser ante una emergencia de salud, un sesgo muy sanitarista. Pero necesitamos que sea enriquecida por la psicología, la pedagogía, lo social.
Creo que el debate ahora, que hay más información que al inicio, debería ayudar a empezar a pensar los dispositivos institucionales. Y un elemento que debe repensarse urgentemente es la escuela y la educación, tratando de hacer este ámbito más adaptado a los niños y sus derechos.
Con o sin permiso de las personas adultas, la infancia y la adolescencia toman la palabra. Lo hemos visto por ejemplo, como usted mismo recordaba en su discurso ante Naciones Unidas en noviembre de 2019, con Fridays for Future. ¿Es nuevo el fenómeno de niños que alzan la voz?Las sociedades han tenido episodios donde los niños han jugado un rol importante en las diferentes etapas históricas, pero en este momento está legitimado por un documento internacional que es la Convención de los Derechos del Niño, que pone sobre la mesa el derecho de los niños a organizarse, expresar su opinión, a formar asociaciones… esto es un artículo clarito en la Convención. Hay que ir hacia adelante para construir, y creo que ahí se generan un montón debates interesantes en donde los dispositivos, que en determinados momentos entran en contacto con los niños, pueden ser repensados y no seguir operando desde la vieja lógica de que el niño es un objeto que recibe, sino que el niño es un actor protagónico que también debe formar parte del proceso.
Participaste hace unas semanas en la presentación del Anteproyecto de Ley Orgánica de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia. Curiosamente fuiste el único que apuntó una carencia de este texto: la perspectiva de género. ¿A qué te referías? ¿Cómo se puede introducir esa perspectiva en esa ley?Yo no soy un experto en esta ley, conozco el texto y encontré que la perspectiva de género está planteada en un artículo del proyecto de ley y luego en diferentes ámbitos se habla de niños y niñas, y hay referencias a los grupos LGTB. Pero lo que veía es que eso está todavía en un plano muy declarativo. Es importante lo declarativo, en tanto que reconoce, pero eso que se declara tiene que estar luego en el terreno de la política pública, ver cómo se hace carne en los diferentes ámbitos en donde la ley va a operar.
Pero además, y esto hay otra gente que lo puede decir con mayor autoridad que yo, hay que reconocer que en las niñas, los niños y los grupos LGTB se inscriben de manera diferente en determinados tipos de discriminaciones, de ausencias, y por lo tanto debe reforzarse el abordaje de la política pública en ese sentido. Por eso yo decía que esta ley es un piso mínimo para un debate que debe enriquecerla y que debe reconocer que debemos poner el acento en determinados escenarios porque las violencias se vive de manera diferente, se sienten de manera diferente y se expresan de manera diferente.

A través de Síndrome de Alienación Parental se desconoce 
permanentemente y sistemáticamente la opinión de los niños

Otro posicionamiento muy significativo que has hecho es el decir que esta ley le debe reconocer cómo el Síndrome de Alienación Parental (SAP) impacta en las mujeres y en la infancia. Estas  declaraciones te alinean  con lo que dicen algunas organizaciones de infancia y feministas en España y de alguna manera entiendo que lo que defiendes es que está ley debe armonizarse con la Ley de Violencia de Género...A través del SAP se desconoce algo que es de lo que hemos estado hablando: el SAP desconoce permanentemente y sistemáticamente la opinión de los niños, la descalifica, porque hace que a nivel judicial no sirva como evidencia lo que el niño cuente. El SAP desde una perspectiva del niño tiene ese componente que lo deslegitima, y más allá de eso, es un síndrome y no está reconocido como tal, y ni la relatora de Naciones Unidas y el Comité de la Mujer lo aceptan como un instrumento válido. Bajo una argucia descalificadora, se tira abajo la importancia de la opinión de los niños.
Eso es una cuestión central y luego hay otra: he visto muchas veces que en las leyes sobre violencia de género plantean los niños vienen, como yo digo, de arrastre. Muchas veces, falta la perspectiva de incorporar a los niños. Y por eso tiene que haber un diálogo entre la ley española de violencia contra los niños y la Ley de Violencia de Género. En ese terreno lo interesante es que las leyes puedan dialogar y afirmar la idea de la lucha contra todas las formas de violencia. 
Creo que nuestras luchas por los derechos del niño debe afirmarse y compartirse con otras luchas, y una de ellas es la lucha de las mujeres, así construiremos una agenda potente en derechos humanos, como aquí están las luchas de los campesinos, de los pueblos originarios... tenemos que sumar. Lo que muchas veces veo es que en esta necesidad de dar respuestas a los problemas los temas sociales la infancia sigue quedando muy invisibilizada y hay que venir de atrás tratando de llenar esos vacíos. Y la mejor forma de hacerlo es articuladamente.
Te iba a preguntar que si la idea del derecho a ser escuchados está en esta ley, creo que me has respondido que no. ¿Es así?
Creo que en el proyecto está planteado la cuestión del derecho a ser escuchados. Lo que sí sería bueno es que, por la fuerza que está teniendo en algunas sociedades esto del Síndrome de Alienación Parental, hubiera una expresión más dura de condena a esto que lo único que hace es descalificar el testimonio de los niños.
La CDN tiene más de 30 años. ¿Necesita renovarse?
Eso es decisión de los estados, que son los que redactan los tratados internacionales. Quizás sería interesante una actualización, pero es difícil porque necesitaría el acuerdo de todos los estados para someterse nuevamente a debate. La Convención ha tenido instrumentos que la han ido mejorando, por ejemplo los tres protocolos: el protocolo sobre la situación de niños en conflictos armados, el protocolo sobra la utilización de niños en pornografía, trata y explotación sexual y el más nuevo que es el protocolo sobre peticiones, por el que los niños pueden presentar una queja individual y reclamar por sus derechos violados ante el Comité. Creo que en ese sentido no ha estado quieta la cosa, e insisto en que la Convención es un piso mínimo que hay que enriquecer revisando permanentemente qué ocurre en la realidad y tratando de dar la mejor lectura a favor de los derechos del niño. Ese debe ser el mejor homenaje a los 30 años de ese tratado.

La segregación escolar: un modelo competitivo basado en la elección de centro

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Carmen Rodríguez Martínez,
Javier Esteban Marrero,
Rodrigo Juan García. 
Diario de la Educación.
Fundación Periodismo Plural.

Existen cuestiones tan contradictorias como las declaraciones de Andreas Schleicher, director de Educación de la OCDE y creador de PISA, cuando afirma que, “la segregación escolar no es el camino para mejorar la educación”, mientras extiende por el mundo el neocolonialismo que supone PISA contribuyendo a las clasificaciones de los sistemas educativos y aumentando la desigualdad.
Tan contradictoria como el interés de la OCDE junto al Banco Mundial en conseguir una educación en equidad, con metodologías instrumentales, que se apoyan en políticas basadas en datos evaluados para que conduzcan a una educación de calidad y eficiente, además de en modelos de financiación privada y en lo que se considera una inversión sostenible basada en los resultados, para satisfacer una ideología de mercado que reproduce las clases sociales y las jerarquías. Para ello son organizaciones económicas, para proteger al capitalismo y fomentar la iniciativa empresarial.

Un modelo competitivo para educación basado en el éxito

La nueva concepción de la educación como un elemento central para la transformación hacia una sociedad más competitiva y con una mayor producción crea un imaginario social hacia la mejora educativa basada en el éxito. Lo que antes eran mercados restringidos a las industrias del entretenimiento, el cine, deporte, arte… se aplican a abogados, médicos, bancos de inversión, escuelas, universidades… Con el objetivo de conseguir la sublimación permanente, hay que ser competitivo, compararse, medirse y optimizarse. De ahí que en los programas televisivos triunfe la elección de la mejor cantante, el mejor cocinero… costurera o famoso que deben demostrar un talento o algo adicional que suponga su “éxito”. Este modelo de mercado se traslada a todos los ámbitos sociales generando una situación de agravio para la mayoría de las personas; resignación de los que no acceden a una situación de vida cómoda porque se vulnera una convivencia justa y presión de los ganadores para mantenerse en la competición.
En educación la transferencia de las “buenas prácticas”, el “nobel de la educación” o el docente global (negocio para la empresa Varkey), las políticas de incentivos, etc… representan el triunfo del éxito, que solo sirve para destacar la crisis generalizada de la educación, para volver a reclamar los discursos elitistas ante el fracaso de la escuela. Y destacar que el profesorado es uno de los actores más relevantes que están sirviendo con sus malas praxis a unos resultados catastróficos. La responsabilidad recae solo en el profesorado, no en los niveles socioeconómicos del alumnado, ni en la calidad de la educación o en la falta de recursos personales o materiales. Todos estos discursos solo sirven para potenciar la escuela privada o modelos de escuelas con gestión privada que se basan en incentivos al profesorado y trasladan los modelos de la economía al sistema escolar.

La elección de centro: escuelas Charter, autónomas y concertadas

Cada vez hay una mayor tendencia a potenciar la elección de centro haciendo competir a las escuelas públicas entre ellas, y a las públicas con las privadas. Para poder elegir escuela éstas deben ser diferentes y para eso las acompañan de toda una serie de políticas educativas como son los vouchers, la ampliación del distrito, los proyectos educativos, los rankings, evaluaciones, o cualquier tipo de estrategia que potencie la competitividad entre las mismas.
Tanto las escuelas Charter (en EE. UU.), como las escuelas de Chile tienen como punto central de sus políticas el postulado neoliberal de la elección, que plantea que se puede acceder a todo lo que se desea, sin existir barreras y sin estar determinado por la clase social, etnia o género. En educación defenderá que las familias tienen derecho a escoger la escuela que prefieren para sus hijos e hijas, que se comportaran de la misma forma para pobres y ricos.
Los partidarios de los programas de elección escolar argumentan que estas políticas atraen a los estudiantes de un rango geográfico más amplio que las escuelas públicas, por lo que tendrían una mayor pluralidad de estudiantes. Pero las investigaciones realizadas en el Estado de Arizona ven incrementada la segregación por raza, status socioeconómico y hasta por capacidad. Las escuelas Charter buscan estudiantes dotados o con necesidades especiales. Permiten formal o informalmente que las escuelas seleccionen a estudiantes y excluyan a otros. Algunas buscan seleccionar problemas minoritarios y con desventajas económicas, pero la mayoría buscan a estudiantes de altas capacidades, con antecedentes favorables en las escuelas públicas para evitar aquellos que requieren más recursos (Gilblom y Sang, 2019). En tres ciudades con altas proporciones de escuelas autónomas, Detroit, Nueva Orleans y Washington DC., las escuelas mostraban patrones de exclusión para mejorar la posición en el mercado y aumentar la segregación racial y socioeconómica (Lubienski, Gulosino y Weitziel, 2009).
Además, las familias menos privilegiadas carecen de recursos (capital social, empleos flexibles, apoyo familiar, transporte) para participar en opciones de elección.
Lógicamente, solo tendrá sentido la elección de centros en sistemas educativos con una oferta diferenciada. La situación de España al respecto es propicia para su aplicación porque ya contamos con dos redes escolares, pública, y privada concertada (centros privados sostenidos con fondos públicos), esta última supone un 30% de la escolarización obligatoria, siendo mayoritariamente de instituciones religiosas católicas (64%)(1). Teniendo en cuenta que la privada y concertada acoge solo al 7,5% de los alumnos/as desfavorecidos y que un alumno de un entorno más pobre tiene 5,5 veces más probabilidades de repetir curso. En España cada vez hay una mayor tendencia a potenciar la elección de centro haciendo competir a las escuelas públicas entre ellas, y a las públicas con las privadas. La crisis de 2008 ha influido en el aumento de la segregación escolar, rompiendo la disminución que se estaba produciendo desde el año 2000. A ello ha contribuido la reducción de financiación pública en el sistema educativo, junto a las políticas educativas introducidas con la LOMCE (2013) que han conseguido que Madrid sea la segunda región de Europa en segregación escolar, con un 45% de escuelas privadas (Murillo y Martínez-Garrido, 2018). Y España será el sexto país con más segregación de la Unión Europea, con un índice del 31% y un aumento en los dos últimos años de un 14,5% (Save The Children España, 2016).
Actualmente el gobierno del Partido Popular y Ciudadanos, con el apoyo de Vox plantean en su Decreto de admisión el fomento de la privada y una reducción del nivel socioeconómico en la baremación, que tendrá como consecuencia un nuevo éxodo hacia la privatización de la región más poblada de España, con uno de los niveles socioeconómicos y culturales más bajos. La educación pública en Andalucía recoge un 77% de la población escolar, 9 puntos más que la media española, y 4 por debajo de la media europea. Con estas políticas pronto alcanzará a Madrid en segregación escolar.
La segregación escolar no solamente incide en el aprendizaje de los estudiantes, sino que empobrece la educación socializadora, la convivencia y la integración social. No se puede construir una ciudadanía democrática creando escuelas de ricos y de pobres, la educación debe estar comprometida con la cohesión social y con los derechos fundamentales de la igualdad. No existe el derecho fundamental a la educación con el desarrollo de políticas que van en contra de la educación pública y a favor de la segregación escolar.

Espaços de escuta e participação no contexto de acolhimento institucional 2020

Espaços de escuta e participação no contexto de acolhimento institucional,
Carla Cerqueira, Irene Rizzini,
Caderno 1 - 2020.


La publicación se basa en una encuesta cuyo objetivo fue analizar la participación de los adolescentes que se encuentran acogidos en instituciones, particularmente en lo que se refiere al proceso de desvinculación institucional a los 18 años.

Los autores analizan la vida cotidiana de un grupo de adolescentes que viven en la Unidad de Reinserción Social Paulo Freire (antes URS Bangu), y discuten la construcción de espacios de escucha y participación, abordando desafíos y logros en este proceso.

La Serie es uno de los productos del proyecto “Entre a Casa, Ruas e Instituições: niños y adolescentes de la calle e instituciones de acogida en el estado de Río de Janeiro”, coordinado por la profesora Irene Rizzini (FAPERJ/CNE, Cientista do Nosso Estado, 2017-2020; FAPERJ Ref. N° E-26/202.812/2017).

Infancia y adolescencia: sin voto, con voz.

Niños, niñas y adolescentes han llegado al reconocimiento como ciudadanía plena hace apenas treinta años, 
pero este escenario en el que son sujetos de pleno derecho genera aún resistencias. 
Sin embargo, ellos y ellas son sujetos situados: tienen opiniones y las expresan, con o sin permiso
La crisis del covid-19 ha puesto de manifiesto cómo sus derechos, necesidades y opiniones 
han quedado, como casi siempre, al margen.


El 5% de los hoteles que hay en España son solo para hombres, según los datos de 2018 de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT). Y esto, curiosamente, aumenta cada año. De hecho, ya hay establecimientos de todos los tamaños, desde grandes cadenas hoteleras hasta casas rurales que no admiten a mujeres.
Este párrafo es la entradilla de una noticia que puede leerse en el diario ABC, con una pequeña particularidad: que no dice nada de “hombres” sino de “adultos”. Y no prohíbe el alojamiento a “mujeres” sino a “niños”. 
Pero la primera versión es intolerable y la segunda no: la etiqueta “adults only” es una opción más de búsqueda en, por ejemplo, www.nomolesten.com. “Es tremendo”, dice Carmela del Moral, responsable de Políticas de Infancia en Save the Children. “Un old people free sería una cosa totalmente terrible, pero nos hemos acostumbrado a una etiqueta como esta; creo que tiene que ver con cómo priorizamos el individualismo y el confort por encima de la comprensión de lo que es una sociedad más amplia”.

CIUDADANÍA A MEDIAS

Los niños pueden infectar e infectarse de COVID-19: consejos de la OMS para la reapertura de escuelas.

© UNICEF/Jean-Claude Wenga. Las escuelas reabrieron en la RD Congo el 10 de agosto.
La guía de la OMS (Consideraciones para las medidas de salud pública relacionadas con la escuela en el contexto del COVID-19) detalla varias acciones y requisitos que deben revisarse y ponerse en práctica para garantizar la seguridad de los niños y el personal escolar mientras están en la escuela. Se deben considerar disposiciones especiales para el desarrollo de la primera infancia, las instituciones de educación superior, las escuelas residenciales o las instituciones especializadas.
La OMS recomienda lo siguiente:
Política, práctica e infraestructura: Asegurarse de que existan los recursos, las políticas y la infraestructura necesarios para proteger la salud y la seguridad de todo el personal escolar, incluidas las personas en mayor riesgo.
Aspectos de comportamiento: considere la edad y la capacidad de los estudiantes para comprender y respetar las medidas implementadas. A los niños más pequeños les puede resultar más difícil respetar el distanciamiento físico o el uso adecuado de mascarillas.
Seguridad y protección: El cierre o reapertura de la escuela puede afectar la seguridad y protección de los estudiantes y los niños más vulnerables pueden requerir atención especial.
Higiene y prácticas diarias: Se deben implementar medidas de higiene de manos y limpieza ambiental para limitar la exposición. Las escuelas deben considerar la capacitación del personal y los estudiantes, un horario para la limpieza diaria, la disponibilidad de instalaciones para la higiene de las manos y una guía nacional / local sobre el uso de mascarillas.
Examen y cuidado de estudiantes, maestros y otro personal escolar enfermos: las escuelas deben hacer cumplir la política de "quedarse en casa si no se encuentran bien", renunciar al requisito de una nota del médico, crear una lista de verificación para que los padres /estudiantes / personal decidan si ir a la escuela (teniendo en cuenta la situación local) y considerar las opciones de detección a la llegada.
Comunicación con padres y alumnos: las escuelas deben mantener informados a los alumnos y padres sobre las medidas que se están implementando para asegurar su colaboración y apoyo.
Medidas adicionales relacionadas con la escuela, como controles de inmunización y programas de vacunación de puesta al día: Garantizar la continuidad o expansión de los servicios esenciales, incluida la alimentación escolar y la salud mental y el apoyo psicosocial.
Distanciamiento físico: Se debe implementar un distanciamiento físico de al menos 1 metro entre las personas en las instalaciones de la escuela y en las aulas. Esto incluye aumentar el espacio entre los escritorios y organizar los recreos, descansos y almuerzos; limitar la mezcla de clases o grupos de edad; considerar clases más pequeñas o alternar horarios de asistencia y asegurar una buena ventilación en las aulas.
Aprendizaje a distancia: las opciones de aprendizaje a distancia, como la entrega de tareas, la transmisión de lecciones por radio o televisión y el apoyo de seguimiento frecuente, deben adaptarse a la situación.