Patricia Gea,
Diario.es/Nidos .
Diario.es/Nidos .
Niños en un aula del Colegio Privado Alameda de
Osuna en el primer día del curso escolar 2020-2021, en Madrid |
"Se ha venido enfocando esta vuelta a las clases desde un punto
de vista adultocéntrico, desde las necesidades de los padres y adultos,
pero ahora toca pensar en las necesidades de los menores, no solo desde
la seguridad física sino también emocional", afirma Myriam Fernández
Nevado, socióloga experta en infancia y adolescencia del Colegio de
Politólogos y Sociólogos de Madrid (GSIA). Una mala gestión de las necesidades
emocionales y afectivas puede provocar, según Nevado, un bloqueo
cognitivo y repercutir en el fracaso escolar. "El niño ha de tener la
suficiente estabilidad y seguridad en el entorno para afrontar los
cambios que se están produciendo a su alrededor", añade.
Claudia es madre de dos niñas de cuatro y siete años. Cuenta que
lleva un par de semanas hablándoles de la vuelta al colegio: qué van a
tener que hacer, cuál es su parte de responsabilidad… “Preparando un
poco el terreno de esta nueva normalidad, resume, y respondiendo a sus
dudas. Me preguntan, por ejemplo, si van a poder jugar con sus amigos,
salir al recreo o si las van a encerrar allí si se ponen malas". Esta
información previa que Claudia está ofreciendo a sus hijas "es el primer
paso para que los niños empiecen a normalizar la situación y se
reduzcan por tanto la ansiedad y el miedo provocados por la
incertidumbre", afirma Elena Daprá, psicóloga infantil.
"Hay que explicarles todo, desde lo que tienen que hacer y lo
que no, a lo que pasará si hay un rebrote o cómo va a ser la relación
con sus compañeros y profesores". En una situación de incertidumbre,
explica Daprá, el cerebro "rellena" esos huecos de desconocimiento
creando expectativas. "Si los resultados son buenos y se cumplen, me
ilusiono y todo va bien, pero si son negativos aparece la frustración,
la ansiedad, el miedo… Cuanta más información tenga el cerebro menos
huecos tendrá que rellenar con expectativas".
Ansiedad de separación
El primer sentimiento con el que van a tener que lidiar los
niños y niñas después de pasar los últimos seis meses en casa cerca de
sus familias es lo que los expertos llaman "ansiedad de separación".
Explica Nevado que "durante la pandemia sentían que estaban en un lugar
seguro, con sus padres, que son sus figuras de crianza, quienes
sostienen sus necesidades vitales, y de apego, que les aporta el
sustento emocional. Después de todo este tiempo estas figuras van a ser
sustituidas por otras que tienen que ganarse su confianza". Como Daprá,
cree que para reducir esta ansiedad no valen las recetas generales sino
que se debe tener en cuenta cada unidad familiar, cada niño, su edad, e
incluso las características del centro, desde su construcción física a
la diversidad de las aulas y profesionales que trabajen en ellas. Sin
embargo, reconocen que se necesitan protocolos a los que recurrir ya que
es un trabajo complicado.
El colegio San Cristóbal, situado en el centro de Madrid, ha
elaborado en colaboración con un equipo de orientadores un Plan
Emocional para guiar a padres y docentes en el proceso de
reincorporación de los alumnos. En él se recogen las pautas para
gestionar la ansiedad en los días previos, la separación el primer día
de clase o el trabajo emocional que se puede hacer tanto en el aula como
en la familia. Se trata de incorporar a la formación la educación
emocional. "Creemos que en estos primeros días, además de interiorizar
las medidas sanitarias, tienen que interiorizar la nueva forma de
relacionarse. Además algunos de los alumnos han sufrido en sus familias
el impacto más directo de la pandemia, con situaciones de sufrimiento y
tensión", explica Manuel Coronel Hernández, director del colegio.
Cree que los padres "están muy perdidos" y por eso desde el
centro han puesto a su disposición comunicados, protocolos, planos del
colegio con el recorrido de entrada y de salida, circulares y el Plan
Emocional que se irá poniendo en práctica a lo largo de este mes.
"Lo
que tenemos claro es que es importantísima la presencialidad del
alumnado en los centros". La socióloga Nevado recuerda que la educación
es un "derecho de los menores" y para Daprá "es fundamental reforzar en
los niños la idea de que volver al colegio es bueno para ellos".
Transmitir tranquilidad, hablar de otras cosas mientras se preparan para
el primer día de clase, escuchar lo que nos cuenta al final del día,
acompañarles a la puerta o hacer corta la despedida son algunas de las
recomendaciones de los expertos para facilitar el regreso.
La nueva socialización
La socialización con los iguales en la infancia y la
adolescencia es de vital importancia porque complementa el desarrollo
personal tanto a nivel individual como colectivo. "Forma parte del ser
humano, configura quién soy, mis habilidades sociales, de inteligencia
emocional… Las habilidades para la vida, en general, se entrenan en
nuestras interacciones con los demás", dice Daprá.
La socióloga Nevado explica que “el impulso más primitivo de
niños y adolescentes es querer tocarse, abrazarse, contarse, compartir,
por lo que van a tener que reprimirlo”. La forma en que se van a dar
estas relaciones dentro del aula con las nuevas medidas de seguridad
plantea un escenario nuevo para ellos que va a estar marcado por la
distancia.
En este sentido, las profesionales consultadas identifican
dos conceptos que desempeñan un papel clave: el apego y el miedo.
“En la etapa de 0 a 6 años el apego físico es fundamental para
el desarrollo de los niños, les da seguridad. No se puede dejar de
atender y acompañar a un niño en el aula cuando llore o se sienta mal.
Con 8 años puede mantener una distancia física con el profesor, pero en
la etapa infantil necesita ser abrazado, con todas las medidas de
seguridad, claro”, asegura Nevado. Sin embargo, puntualiza, el apego
también se puede conseguir dando sustento a la parte emocional.
"La gestualidad va a ser muy importante", añade Daprá. "Los
niños, por muy pequeños que sean, son una esponja emocional, no
entienden pero absorben. Si cuando le estoy hablando me tiemblan las
manos, les voy a transferir miedo, o si llora y no me acerco puede
sentir que estoy huyendo de él". Es aquí donde entra en juego el otro
concepto clave en la nueva socialización: el miedo, a los otros y al
rechazo. "En el colegio todo se vive de forma intensa, recordemos, por
ejemplo, el drama que significaba que cambiasen a nuestra mejor amiga
del pupitre de al lado. Pues imaginemos si veo que mi mejor amiga me
rehúye, me tiene miedo". De nuevo, la forma de ayudar a los niños a
adaptarse a las nuevas normas sociales es explicándoles por qué sucede:
"no es porque no te quiera sino porque hay un virus y todos tenéis que
ser responsables", recomienda Daprá.
"De cualquier modo, no debemos bloquear en los niños
sentimientos como la tristeza. Esa emoción también hay que validarla
diciéndole que no pasa nada y que no siempre podemos estar contentos.
Validar una emoción es decirle: tienes derecho a sentir lo que estás
sintiendo", explica la psicóloga. Esto no significa que no haya que
observar el comportamiento de los niños y detectar las actitudes que
hacen saltar las alarmas de que algo pasa. "Por ejemplo, que un niño que
haya desarrollado el habla deje de hablar, o que tienda a querer estar
solo demasiado tiempo, que se encierre mucho en su cuarto –excepto en el
caso de los adolescentes que necesitan más intimidad… Cuando ves que
hay algo que empieza a ser diferente, obsérvalo, si se mantiene en el
tiempo, consúltalo con un profesional", recomienda.
"Hay que ser conscientes de que tanto familias como profesores y
niños van a experimentar emociones nuevas, es una circunstancia nueva y
de mucha incertidumbre. Es un trabajo complicado el de todos los
agentes implicados y es importante, en general, que desaparezca la
palabra culpa en favor de la responsabilización", concluye la psicóloga.
"Es el momento de trabajar de forma conjunta, padres y docentes, para
incorporar cuando antes las nuevas rutinas y formas de socializar. Nos
iremos acostumbrando. Pensemos, por ejemplo, en esos niños de países que
sufren muchos terremotos y que saben perfectamente qué hacer sin perder
la calma. Se normalizará".