Los niños y niñas extranjeros sin residencia legal en España y los niños y niñas solicitantes de asilo tienen que ver jugar a su equipo desde el banquillo, ya que la actual Ley del Deporte que se aprobó en diciembre de 2022, les impide federarse, por lo que no pueden participar en ninguna competición oficial o actividad federativa.
Por ello, desde la Plataforma de Infancia pedimos a la ministra de Educación y Deporte, Pilar Alegría, una revisión y modificación de esta Ley para que garantice los derechos de todos los niños y niñas sin discriminación alguna.
El deporte es una actividad esencial para todas las personas, pero especialmente para las niñas, niños y adolescentes por los múltiples beneficios que tiene para su desarrollo y sociabilización. La propia Ley del Deporte reconoce que el deporte y la actividad física son actividades esenciales y que todas las personas tienen derecho a su práctica. Sin embargo, en varios artículos (artículo 9, artículo 48.3 y artículo 49.5) la Ley establece que la promoción de la práctica deportiva, la participación en federaciones deportivas o la expedición de licencias deportivas están solo previstas para las “personas extranjeras que tengan residencia legal en España”.
Negar la oportunidad de jugar en deportes federados a los niños y niñas extranjeros sin residencia legal en España y a los niños y niñas solicitantes de protección internacional es una violación directa de sus derechos, en concreto de su derecho a no ser discriminados, de su derecho al juego, esparcimiento y a las actividades recreativas propias de su edad, así como de su derecho a la educación y también de su derecho de asociación; derechos recogidos en la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas, ratificada por España en 1990.
Jugar está considerado como uno de los mejores medios para el crecimiento y el aprendizaje de los niños y niñas ya que les ayuda a desarrollar nuevos conocimientos y habilidades, les ayuda a procesar la información y las emociones, y genera sentimientos de pertenencia al grupo.
Además, el deporte no sólo previene enfermedades al fomentar un estilo de vida activo, sino que también promueve la inclusión social al permitir que los niños y niñas interactúen, aprendan a respetar las diferencias y desarrollen empatía. Cuando los niños y niñas no pueden jugar en el mismo equipo que sus pares por cuestiones burocráticas esto influye negativamente en su desarrollo físico, mental y social.
Además, el Comité de los Derechos del Niño señala, en su Observación General número 17, que el derecho al juego de las niños y niños incluye el derecho a la práctica del deporte, y a la competición, sin que pueda existir discriminación alguna por razón de su origen, nacionalidad o cualquier otra condición, como podría ser su situación administrativa. La Observación destaca la importancia de las actividades deportivas para hacer efectiva la educación integral de los niños y niñas; y reconoce que los niños y niñas refugiados y solicitantes de asilo tienen que disfrutar de los mismos derechos que los niños y niñas del país de acogida.
La condición de persona extranjera sin residencia legal no puede prevalecer, en ningún caso, sobre la condición de niño o niña. Desde la Plataforma de Infancia pedimos a la ministra de Educación y Deporte, Pilar Alegría, que la Ley del Deporte se revise y modifique para garantizar que todos los niños y niñas pueden federarse y jugar con su equipo el próximo partido.