El COVID, los conflictos bélicos, los populismos o el cambio climático: son hoy muchos los desafíos que amenazan con frenar el avance en los derechos de la infancia a nivel global. Por eso, el trabajo desde lo local es tan importante.
11/12/2024
Foto de familia de los alcaldes y alcaldesas cuyos municipios han sido reconocidos. ©Alberto Carrasco |
Hace veinte años, 15 gobiernos locales recibían en nuestro país la primera acreditación como Ciudad Amiga de la Infancia. Hoy, con la suma de 20 municipios a nuestra familia tras la resolución de la convocatoria de Reconocimientos de 2024, son ya 321 gobiernos locales. Eso quiere decir que en España uno de cada dos niños, niñas y adolescentes vive en una Ciudad Amiga de la Infancia, como ha indicado Gustavo Suárez-Pertierra, presidente de UNICEF España, durante el acto de entrega de los Reconocimientos, celebrado el 10 de diciembre en el Ministerio de Juventud e Infancia.
Un reconocimiento que, no obstante, no es una finalidad en sí mismo, como recuerda Suárez-Pertierra, sino que “conlleva un proceso de mejora continua que no sería posible sin el compromiso político y la participación de los niños, niñas y adolescentes”.
Una ciudad reconocida como Amiga de la Infancia está comprometida con las políticas de infancia, como asevera el secretario general de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), Luis Martínez-Sicluna Sepúlveda. Se tratan de municipios que “apuestan por fomentar la participación infantil, promueven la generación de espacios de convivencia para la infancia y desarrollan actuaciones de prevención de la violencia contra los niños, niñas y adolescentes”.
Sira Rego, ministra de Juventud e Infancia, ha participado en nombre del Gobierno de España para recordar que la perspectiva de la iniciativa Ciudades Amigas de la Infancia es similar a la que guía el Ministerio de Infancia, como muestran algunas de sus líneas de acción: la reforma de ley de extranjería, el impulso del asociacionismo infantil, la revisión de la LOPIVI o el anteproyecto de ley orgánica para crear entornos digitales seguros.
“Sabemos que cuando los niños, niñas y adolescentes participan toda la sociedad avanza hacia un modelo más justo. Esta participación no es simbólica, es transformadora”, dice Rego.
El impacto de la iniciativa en la infancia
Más allá de la teoría, en el acto ha sobrevolado una pregunta clave: cómo cambia la vida de un niño o niña que vive en una Ciudad Amiga de la Infancia.
María Ángeles Espinosa, directora del Instituto Universitario de Necesidades y Derechos de la Infancia y la Adolescencia (IUNDIA), destaca que la iniciativa impacta en las vidas de los niños y niñas de dos maneras. Por un lado, “vivir en una Ciudad Amiga de la Infancia supone un cambio de cultura institucional que da prioridad a los niños y niñas como colectivo en la agenda política”. Por otro, “genera el establecimiento de canales de comunicación permanente con la infancia”, garantizando su derecho a participar.
En el vigésimo aniversario de Ciudades Amigas, se realizó una evaluación externa por parte de Knowledge Sharing Network (KSNET) para medir el impacto de la iniciativa en los gobiernos locales y en la infancia. La evaluación destaca avances significativos en la priorización de la infancia en políticas locales, asignación de recursos, y bienestar infantil.
Pablo Tucat, de KSNET, comparte durante el acto algunos hallazgos de la iniciativa:
- Ha contribuido a visibilizar la infancia y adolescencia y sus derechos y a movilizar recursos en municipios donde antes no recibían suficiente atención.
- Ha favorecido el acceso de servicios públicos para la infancia, como plazas escolares o servicios de salud mental.
- Un 70% de los niños y niñas de municipios de la iniciativa perciben que sus ayuntamientos trabajan para atender las necesidades de los más vulnerables.
- En un 74% de los municipios se han logrado avances en áreas clave como acceso al deporte y hábitos saludables.
- Cabe destacar el incremento del presupuesto destinado a desarrollar Planes Locales de Infancia y Adolescencia a medida que el municipio lleva más años reconocido: 1,4 puntos porcentuales por cada año en la iniciativa.
- Sin embargo, se identifican áreas de mejora, como la rendición de cuentas en la participación infantil y la implementación de leyes y planes de protección.
“¿Está transformando la vida de los niños, niñas y adolescentes? La respuesta es sí”, concluye Tucat. “Persisten desafíos, pero se observan logros importantes sobre todo en materia de desarrollo y capacidad de municipios y en el avance de los derechos de la infancia”.
En cuanto a los consejos de participación infantil, ocho de cada 10 niños y adolescentes afirman que los cumplen con el objetivo de mejorar el municipio a través de sus propuestas, y siete de cada 10 se sienten seguros en estos espacios.
Pau, de 12 años, habla de su experiencia a bordo del consejo de Inca (Mallorca). “Los consejos de participación infantil son espacios no solo de innovación y progreso”, dice. “Desde lo personal, es una herramienta muy efectiva que ayuda en muchos aspectos”. Además, incide en la importancia de ser escuchados y recibir retroalimentación de sus propuestas.
Para Uxía, de 16 años, la participación es la prueba viviente de que los jóvenes no son una generación de cristal. “¿Somos acaso la generación de cristal cuando fuimos los primeros en manifestarnos por las PAU [pruebas de acceso a la universidad]? También fuimos voluntarios y mostramos todo nuestro apoyo a la Comunidad Valenciana durante la DANA sin importar nuestra edad. Asistimos más de cien jóvenes a la LCOY de 2024 para exigir justicia climática”, pone como ejemplos. Ella misma ha formado parte del Consejo Estatal de Participación Infantil y Adolescente y de la comisión de Acción Climática del Grupo Asesor de UNICEF, desde donde contribuye a sensibilizar sobre la emergencia climática.
Entidades reconocidas por primera vez en 2024
Al final del acto, los alcaldes y alcaldesas de los veinte municipios han recibido el diploma que acredita a sus localidades como Ciudades Amigas de la Infancia por primera vez. Un diploma que es mucho más que eso: da inicio a un camino cuyo objetivo es conseguir el bienestar y la garantía de los derechos de la infancia. Las entidades locales reafirman así su compromiso con los niños, niñas y adolescentes que viven en sus territorios.
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