HDIA, Hablando de Infancia y Adolescencia: Blog GSIA con información y reflexión sobre la realidad que viven millones de niñas, niños y adolescentes en el mundo.
"Dada la ausencia de validez de las tesis que sostiene, la precariedad de la metodología que utiliza, y el conflicto de interés no declarado, nos preocupa que este protocolo tenga intereses distintos a la búsqueda de una mejora en la salud de la población..."
"Es un documento de una precariedad conceptual y metodológica alarmante con graves consecuencias en la cronificación y agravamiento de problemas contexto- dependientes..."
"El documento presenta un desconocimiento claro del trabajo de coordinación interdisciplinar entre atención primaria y salud mental..."
Desde la Asociación Madrileña de Salud Mental (AMSM) consideramos que el Protocolo de Atención a Personas con Trastorno de Déficit de Atención –Hiperactividad (TDAH) en Atención Primaria, vigente desde abril de 2023, es un documento de una precariedad conceptual y metodológica alarmante con graves consecuencias en la cronificación y agravamiento de problemas contexto- dependientes.
Desde el punto de vista teórico, aunque presenta diferentes marcos interpretativos, toma claro partido por las neuronarrativas, apoyando sus tesis en datos de estudios sobre los que no ofrece referencias que permitan el debate.
Plantea un cribado oportunista sin base científica que conduce a que todo niño sea susceptible de sospecha. Considera el diagnóstico precoz, como garantía de buen pronóstico, obviando las consecuencias que tiene en el desarrollo del niño una patologización temprana de su comportamiento. El protocolo conduce a una colonización del TDAH de todos los problemas que pueda presentar el niño en el aula o el adulto en otros contextos productivos, y a eclipsar otros elementos (el momento del desarrollo, dinámicas familiares, el contexto educativo o laboral, situación socioeconómica, variables culturales, otros problemas de aprendizaje… ) que pueden explicar su conducta, esto conduce a que queden desatendidos elementos clave para su bienestar.
Respecto a la metodología de evaluación, se utilizan prioritariamente escalas, que deben cumplimentar las madres, padres y profesores especificando la frecuencia de unas conductas que aparecen descontextualizadas, y, por tanto, son fácilmente atribuibles a un problema del sujeto. Estas escalas no contemplan que la presencia de este tipo de conductas puede estar relacionada con la etapa del ciclo vital, pueden ser reactivas a las características del contexto o a la dificultad del adulto para sostenerlo y atender a sus necesidades. Todo ello implica un riesgo evidente de que aparezcan gran cantidad de falsos positivos, que entrarán en el circuito sociosanitario, con consecuencias negativas en la construcción de la identidad, las relaciones con los iguales y el recorrido académico.
Respecto a la intervención, el texto vuelve a intentar ocultar su sesgo biologicista reflejando una aparente apertura a diversidad de tratamientos individualizados, pero dedica una página a la mención de las intervenciones psicoeducativas y las psicoterapias y diez a los fármacos, quedando en un lugar accesorio el abordaje de los determinantes psicosociales. No se menciona la iatrogenia de la prescripción farmacológica en niños y adolescentes en términos de interferencia en el desarrollo.
Tampoco se han declarado los conflictos de interés de los autores que ascienden a más de 20000 euros percibidos de parte de las compañías farmacéuticas propietarias de los fármacos dirigidos al tratamiento del TDAH, solo entre 2018 y 2021.
La atención a la familia se limita a un trabajo de psicoeducación a través de folletos, sin un espacio para la escucha acerca del impacto del diagnóstico, se obvia cualquier impacto emocional en el niño o en su familia.
El documento presenta un desconocimiento claro del trabajo de coordinación interdisciplinar entre atención primaria y salud mental. Habla del trabajo multidisciplinar excluyendo a gran cantidad de figuras (psicólogo, educador social, orientador, cuidador, terapeuta ocupacional) y reduciendo la labor de otras a su mínima expresión (p.e. los trabajadores sociales como gestores de recursos). La coordinación con el ámbito educativo está centrada en la enfermedad y no en el bienestar del niño.
Dada la ausencia de validez de las tesis que sostiene, la precariedad de la metodología que utiliza, y el conflicto de interés no declarado, nos preocupa que este protocolo tenga intereses distintos a la búsqueda de una mejora en la salud de la población. La afirmación de que las intervenciones educativas, psicosociales y psicoterapéuticas no están disponibles para todas las familias de forma privada abre la puerta a entender que existen dos tipos de abordaje: uno adecuado, privado, caro, para quien lo pueda pagar y una práctica deficitaria, medicamentosa, para quien “sólo” pueda recurrir a la pública. Así, este protocolo se presenta como un ejemplo de parasitación de los recursos públicos en favor de los privados.
Desde la AMSM lamentamos esta pérdida de oportunidad y manifestamos nuestra preocupación por lo que consideramos un protocolo deficiente, conflictivo e iatrogénico.
Madrid, 26 de mayo de 2023 Asociación Madrileña de Salud Mental
Ciudad de EE. UU. demanda a las plataformas de redes sociales
por el "daño que están causando a la salud mental de los niños".
Una ciudad Providence en EE. UU. es la última de una lista creciente de municipios
en demandar a las empresas Instagram, Facebook y TikTok (redes sociales),
alegando que están dañando la salud mental de los niños.
La ciudad de Providence ha presentado una demanda en el Tribunal de Distrito de EE. UU. acusando a Instagram, Facebook y TikTok de 'buscar despiadadamente maximizar las ganancias sin tener en cuenta el daño que causan a los menores', informan medios locales.
En la demanda, la ciudad afirma que las empresas "manipulan a propósito a sus usuarios y alimentan modelos de diseño adictivos". Providence está pidiendo una compensación financiera y un juicio con jurado.
Al menos 40 distritos escolares de todo el país han presentado demandas similares, citando los efectos negativos en los niños y jóvenes. Y aunque los expertos están divididos sobre cuán exitosas pueden ser estas afirmaciones y, lo que es más importante, qué cambios podrían traer, deja en claro la profundidad del sentimiento entre muchos sobre la vulnerabilidad de los jóvenes usuarios digitales.
Esta última demanda, según The Providence Journal , hace referencia a las estadísticas de los Centros para el Control de Enfermedades de EE. UU. que dicen que la tasa de suicidio de jóvenes de 10 a 24 años aumentó en un 57 por ciento entre 2007 y 2018.
'Explotar la psicología de los usuarios'
Además, la Academia Estadounidense de Pediatría, la Academia Estadounidense de Psiquiatría Infantil y Adolescente y la Asociación de Hospitales Infantiles declararon una emergencia nacional en 2021.
El argumento de Providence es que las empresas de redes sociales "han explotado los cerebros vulnerables de los jóvenes, enganchando a decenas de millones de estudiantes en todo el país en circuitos de retroalimentación, que los Demandados saben que conducirán al uso excesivo (y abuso) de las redes sociales".
La acción tomada por Providence sigue a una demanda presentada por un grupo de escuelas en Seattle a principios de este año, que acusó a las empresas de redes sociales de diseñar sus plataformas intencionalmente para aumentar las bases de usuarios y 'explotar la psicología de sus usuarios para pasar más y más tiempo' en las plataformas Otro distrito escolar, esta vez en Washington, también presentó un reclamo similar.
Autor: Simon Weedy, Child the Cityad de EE. UU. demanda a las plataformas de redes sociales por el "daño que están causando a la salud mental de los niños"
Grupo de adolescentes nos hablan sobre Salud Mental, a través del proyecto que crearon y llevaron a cabo recogiendo experiencias reales anónimas de adolescentes de 1º a 3º de la ESO sobre salud mental de su Mancomunidad.
Ésta es la 1º Parte del Podcast de la Comisión de Participación de Adolescencia de la Mancomunidad Las Cañadas en el este grupo de adolescentes nos hablan sobre Salud Mental, a través del proyecto que crearon y llevaron a cabo recogiendo experiencias reales anónimas de adolescentes de 1º a 3º de la ESO sobre salud mental.
Esta es 2ª Parte del Podcastde la Comisión de Participación de Adolescencia de la Mancomunidad Las Cañadas sobre Salud Mental. No estás sol@. Tu experiencia marca la diferencia.
Gracias al Consejo Local de la Mancomunidad de Las Cañadas por apoyar este proyecto surgido en el Programa de Participación y al montaje técnico de Coque, y a su acompañamiento también en la grabación.
Fuente Pilar, Coordinadora de Infancia y Adolescencia de la Comunidad de Madrid
Entrenar la resiliencia desde los centros educativos
Te damos el conocimiento y las herramientas
para entrenar en resiliencia a tu alumnado de 1º y 2º de la ESO
y gestionar situaciones difíciles en el aula.
Un programa en 3 fases
- Capacitación del equipo educativo El objetivo es dotar al equipo educativo de un mejor conocimiento sobre la adolescencia y la resiliencia, junto con orientación para implementar el programa Henka en el centro. - Realización de talleres vivenciales Pones en práctica lo aprendido mediante talleres vivenciales con tu alumnado. - Transferencia y acompañamiento a lo largo del programa Te ayudamos a desarrollar un plan de trabajo para que estos objetivos perduren en el proyecto educativo e ideario de tu centro...
La salud mental de personas adolescentes no da tregua,
han sido mucho los casos que nos mantienen en vilo
en diferentes Comunidades Autónomas ante lo sucedido, ante los desenlaces.
Las respuestas no terminan de convencernos, desbordan los sistemas de salud y educativos. No logran tener un impacto en las poblaciones, en particular aquellas en condiciones de mayor vulnerabilidad. Los recursos necesarios no están disponibles, ni están al alcance de los niños, niñas y adolescentes.
La inquietud que se observa en la sociedad hacia esta cuestión se ha visto intensamente reflejada en los medios de comunicación en los dos últimos meses. No ha faltado el relato de las malas noticias, pero a la vez muchos medios han intercalado con ellas artículos de opinión dirigidos a tratar de comprender y ayudar a comprender el problema a las personas adultas, que son mayoritariamente las lectoras de periódicos. Así sucede, por ejemplo, en el artículo que hemos seleccionado en primer lugar dentro de nuestra sección “Se ha dicho”, y que precisamente está firmado por un estudiante de 16 años. Nos parece importante que un diario de amplia difusión incluya la opinión de este adolescente como una mirada al tema “desde dentro”, señalando algunos aspectos a los que merece la pena prestar atención, como la importancia de hablar con ellos de las emociones, o las limitaciones con las que se encuentra el profesorado para hacerlo.... Equipo GSIA.
En la sección ‘Escaparate GSIA’ se recoge el desarrollo de instrumentos para profesionales, que actualizan conocimientos y formas de abordar algunas de estas conductas problemáticas protagonizadas en particular por adolescentes, desde un enfoque respetuoso con sus derechos, e incluyendo la visión y perspectivas de los propios niños y niñas sobre aquello que les ocurre.
Destacamos de entre "Noticias del GSIA" la Guía que ha publicado Aldeas Infantiles SOS, que ha elaborado junto a Asociación GSIA, titulada: ‘Guía y código deontológico para la comunicación sobre niños, niñas y adolescentes’. Por un periodismo comprometido con la Infancia: https://gsia.blogspot.com/2023/04/por-un-periodismo-comprometido-con-la_28.html
GSIA es una asociación sin ánimo de lucro, de carácter independiente, que fue creada hace 10 años por un pequeño pero apasionado grupo de profesionales de diferentes especialidades.
Su finalidad principal es la de contribuir al reconocimiento de los derechos humanos en la infancia y la adolescencia, a través del estudio, la formación, la sensibilización y la difusión de los mismos.
¡AYÚDANOS A MANTENER Y AMPLIAR NUESTROS PROYECTOS!.
“Se basan en la publicidad. Mientras más tiempo pasen los usuarios
en sus plataformas, más anuncios pueden vender”...
LUIS PABLO BEAUREGARD
El Pais, Los Angeles. USA.
Una joven se hace un selfi frente a las oficinas de Meta en Menlo Park, California.JOHN G. MABANGLO (EFE)
Las escuelas públicas de la ciudad
de Seattle (Washington, EE UU) han sido las últimas en sumarse a una
ofensiva contra las grandes tecnológicas en defensa de la salud mental
de los estudiantes. El distrito escolar de la ciudad, cuna de empresas
como Microsoft o Amazon, inició el 6 de enero un proceso judicial que
busca cambiar la manera en la que operan TikTok, Instagram, Facebook,
SnapChat y YouTube. De acuerdo con la demanda, estas plataformas
explotan el sistema de recompensas del cerebro de los jóvenes para que
estos vuelvan una y otra vez a las aplicaciones, y les generan ansiedad,
depresión y pensamientos suicidas. “Esta crisis de salud mental ha
impactado en la tarea educativa al absorber los recursos de nuestras
escuelas”, resumió el organismo, que engloba un centenar de centros con
cerca de 50.000 estudiantes.
La demanda critica el modelo de negocio de las tecnológicas, la economía de la atención,
que aspira a maximizar el tiempo ante la pantalla. “Se basan en la
publicidad. Mientras más tiempo pasen los usuarios en sus plataformas,
más anuncios pueden vender”, dice el texto.
El argumento de las autoridades escolares es que los jóvenes son más
vulnerables a las “conductas de manipulación” porque sus cerebros no
están completamente desarrollados para controlar los impulsos o tener
suficiente madurez emocional. Esto sin mencionar los retos virales que
tienen que sufrir las escuelas. En 2021, el devious lick —lick
diabólico, un reto viral lanzado en TikTok— invitaba a vandalizar la
propiedad escolar. Más recientemente, las enfermeras de todo el país
atendieron a decenas de menores con dolor abdominal provocado por el
reto de la patata más picante del mundo.
Las
críticas añaden que decenas de millones de jóvenes en todo el país han
quedado enganchados a las redes. Esto habría provocado que se
multipliquen en los centros educativos los casos de estudiantes con
ataques de pánico, depresión y otros síntomas que han lastrado su
desempeño en las aulas y alimentado el ausentismo, lo que puede llevar
al abuso de sustancias y a la baja de la escuela. Los colegios asisten a
los alumnos con trastornos mentales, pero la situación “récord de
casos” exige, según los demandantes, una solución a largo plazo. La
querella demanda a las tecnológicas que se hagan cargo de los recursos
adicionales necesarios para la atención de esa emergencia.
Epidemia de suicidios
Esta
crisis aumentó entre 2010 y 2020, pero se agudizó con la pandemia. Los
suicidios se convirtieron en 2018 en la segunda causa de muerte para la
población entre los 10 y los 24 años en EE UU, que algunos estudios
relacionan con las redes sociales, aunque el vínculo de causa y efecto
esté lejos de quedar probado. En los últimos cursos, dos de cada 10
estudiantes admitían haber tenido pensamientos suicidas ese año. La
Academia Estadounidense de Pediatría declaró la emergencia nacional a
finales de 2021, después de ver un “drástico incremento” en las visitas
de los servicios de emergencia para atender casos de salud mental, que
incluía intentos de suicidio.
El
condado de Kent, al sur de Seattle, representa a unos 25.000
estudiantes y también se ha sumado a la demanda iniciada por Seattle. En
agosto del año pasado, el concejo local aprobó un presupuesto de cinco
millones de dólares para hacer frente a la emergencia. Son dos de los
mayores distritos escolares en una de las ciudades más importantes del
oeste del país. Sin embargo, el esfuerzo de los educadores por limitar
la influencia de las redes sociales entre el alumnado no se limita a
esta región.
Como las tabacaleras
En EE UU, se están presentando demandas similares en juzgados federales hasta alcanzar el centenar, según informa Axios.
El mes que viene se atenderá otra denuncia parecida en el Distrito
Norte de California, en la que los demandantes alegan que plataformas
como las de Meta (Facebook e Instagram) “están diseñadas para maximizar
el tiempo de pantalla, lo que puede fomentar el comportamiento adictivo
en los adolescentes”. “Esta conducta resulta en varios daños emocionales
y físicos, incluida la muerte”, aseguran.
Los
abogados que llevan adelante estas demandas conjuntas en varios
distritos comparan sus casos con los que llevaron al banquillo a las
tabacaleras hace décadas y, más recientemente, a los laboratorios que
provocaron la epidemia de adicción a los opioides. Por eso esperan
ejercer presión sobre las compañías para que realicen cambios de diseño
que mejoren las condiciones de uso. Una pregunta esencial en este caso
es si las plataformas y sus algoritmos pueden considerarse productos,
como un cigarro, y si las empresas son responsables del daño causado por
su diseño.
Datos personales
El
Gobierno de Luisiana también comenzó el año con una recomendación a los
distritos escolares y a las escuelas privadas, para que se prohíba
TikTok. En este caso, la preocupación es que la información privada de
los menores queda en manos de ByteDance, una compañía que tiene su base
de operaciones en China. El superintendente del Estado, controlado por
los demócratas, ha reconocido que no puede forzar a las escuelas a
adoptar el veto. La Administración local, sin embargo, ha puesto el
ejemplo prohibiendo el uso de la aplicación de vídeos verticales en los
equipos gubernamentales. La tarde de este miércoles, el Gobierno de
Misisipi adelantó una medida similar, que entrará en vigor el 31 de
enero. La demanda iniciada en Seattle subraya que su objetivo no es
“eliminar las redes sociales”, sino obligarlos a cambiar sus formas de
operación.
En septiembre pasado, el Gobierno de California, el Estado más poblado del país, promulgó una ley que
exige a las redes sociales y a las compañías en línea ofrecer sus
políticas de privacidad en un lenguaje al alcance de la comprensión de
los menores de 18 años. La norma, que entrará en efecto el 1 de enero de
2024, impide recolectar datos precisos de geolocalización y evita a las
empresas hacerse con información privada que alimente los algoritmos
con contenido que pueda causar daño a la salud mental.
En favor de los niños
“Como
madre de dos niñas pequeñas, estoy motivada personalmente a que las
empresas más poderosas de Silicon Valley rediseñen sus productos en
favor del provecho de los niños”, dijo Buffy Wicks, la congresista que
elaboró la ley. Las empresas que violen de forma intencional la nueva
normativa se harán acreedoras a multas de 7.500 dólares por cada menor
afectado. Las tecnológicas se opusieron a la norma, pero una portavoz
admitió que era un paso importante para establecer estándares en la
industria. Este martes, Meta anunció que desde febrero ya no ofrecerán a
los anunciantes la posibilidad de elegir objetivos de alcance por
género en la población adolescente. Edad y ubicación geográfica será la
única información disponible para los que contraten publicidad.
La
congresista Wicks basa su legislación en una norma similar del Reino
Unido que ha obligado a Google a endurecer los filtros en la función
Búsqueda Segura de sus buscadores. TikTok e Instagram también han
deshabilitado la posibilidad de que un adulto pueda escribir a un menor
que no lo sigue en sus plataformas.
Los cambios en el país europeo han sido forzados por la más dura realidad. El suicidio en 2017 de Molly Russell,
de 14 años, provocó una cadena de indignación que llevó a Instagram y
Pinterest al banquillo de los acusados en octubre pasado. Este se ha
convertido en el primer caso en el que dos tecnológicas responden por el
suicidio de una usuaria que padecía depresión. Aunque las empresas no
enfrentaban ninguna sanción, el caso de Russell se convirtió en una
muestra más de que las empresas deben hacer frente las consecuencias del
uso que los jóvenes hacen de sus plataformas.
Heike Freire es una de las mayores defensoras de que la infancia y la juventud tengan el mayor contacto posible con la naturaleza. No solo por sus beneficios para el aprendizaje, sino por la necesidad biológica que tenemos las personas de tener ese contacto. Hablamos de la renaturalización de los patios de centros educativos, un proceso muy heterogéneo en el que se han embarcado cientos de escuelas por todo el país.
Tengo la sensación de que la renaturalización de patios ha tenido un cierto protagonismo, antes incluso de la pandemia, aunque entiendo que después, más… Hace 20 años a todo el mundo le parecían bien los patios; después va creciendo un porcentaje elevado de familias de escuelas, comunidades, de personas en la administración y docentes a quienes les parecen fatal. Parece que hayamos despertado de un sueño y hubiéramos visto que los patios eran feos. Ha explotado un espacio burbuja de los patios, que se ha reforzado con respecto al Covid. En las conferencias que doy paso algunas fotos de la pandemia, de gente que había sacado las aulas, las sillas, los encerados a los patios. Incluso gente que ha llevado el aula a la playa.
Heike Freire comenta que normalmente, cuando las comunidades educativas “se dan cuenta de que los patios son feos” y deciden transformarlos, realizan un primer proceso que ella califica como “del enanito”. Todo el mundo quiere poner bonito ese espacio, decorarlo. “La comisión de patio, las familias, los docentes quieren ponerlo bonito y sol falta el enanito de jardín” y dado que vivimos en una sociedad de consumo “vamos a comprar unos bancos o un rocódromo”, entre otras cosas, porque el patio es el escaparate del centro.
Sin que sean excluyentes, Freire describe que también se pasa por la etapa de hacer cosas educativas en relación a este espacio. Normalmente relacionadas con el género, con los juegos tradicionales o la diversidad. “Es un momento en el que algunos niños dicen: ‘Jolíncon lo bien que estábamos en el patio media hora sin tener que hacer nada'”, bromea la experta. En cualquier caso, comenta que la renaturalización “es un proceso que puede ser largo, es una búsqueda de razones hasta alcanzar la madurez” que es, precisamente, “tener razones para hacer las cosas”.
Entre las razones que pueden esgrimirse para transformar un patio, si duda, están las educativas. Uno de los capítulos del libro, precisamente, lo escribe Jaume Martínez Bonafé y trata sobre la posibilidad de utilizar el patio para enseñar partes del currículo más o menos oficial. Hace el ejemplo de una clase de matemáticas.
Cambiar a un espacio natural restaura la atención y mejora las capacidades cognitivas y el rendimiento académico
Para Heike, “sin querer bajar a los usos concretos” una de las ventajas que se obtiene de tener un patio renaturalizado es “ganar un espacio que favorece un cambio de ritmo, un reequilibrar la atención”, asegura. “Estar muchas horas en un espacio no es natural para el humano, que necesita verse estimulado por el espacio. Cambiar de escenario al patio favrece la concentración… si ese espacio es natural”. La experta asegura que ya en los años 70 se estudió, en entornos laborales, el impacto que tenía, tan solo, tener cerca una ventana con vistas a un espacio natural en la atención de las personas. “Cambiar a un espacio natural restaura la atención y mejora las capacidades cognitivas y el rendimiento académico”.
A esto, Heike suma el cambio de metodología al que obliga trasladar una clase al espacio exterior de un patio renaturalizado. “Necesitamos probar otras formas”, asegura, “probar metodologías más participativas. Fuera no trabajas igual que dentro, necesitas que las personas participen mucho más”. Según la experta, el trabajar tanto dentro del centro como en el exterior favorece que se realicen “una proyección pedagógica” que “permite construir conocimientos mucho más interesantes que vayan de lo concreto a lo abstracto”.
“Se hace de todo para enriquecer las aulas cuando el espacio más rico está en el exterior: caben más seres vivos, más elementos, hay una riqueza mayor. Una maestra me reconoció que llevaba bolsas de arena a su clase”. “Matamos el aprendizaje de tanto querer que reviva, como un fuego que de tanto soplar, se apaga”, ejemplifica.
Según la experiencia y el conocimiento de Heike Freire, el salir del aula para trabajar en el exterior “hace que cambiemos la estructura del aula y que nos centremos más en las personas” puesto que, salir de clase “requiere acción y personalización”. Además, educar en entornos renaturalizados fomenta la automotivación, “provocada por el sentido de asombro”, afirma Freire. “Esa capacidad de maravillarse, innata, es motor infinito de las ganas de aprender. El momento del asombro se pone en marcha con una fuerza enorme. Puede ser muy poderoso”.
El patio no es para amueblar sino para ver qué necesidades tenemos, qué tipo de espacios necesitamos, qué características tiene el espacio y qué le falta o sobra Hacer del patio un espacio renaturalizado en el que sea posible estar sin necesidad de hacer o practicar algún deporte, lo habitual en los patios convencionales y sus canchas de fútbol y baloncesto, “abre la escuela al entorno físico, al social y cultura, es como una bisagra”. Hay centros en los que “las familias utilizan el patio por las tardes, como parque. Es un espacio que atraviesas, donde ves fauna y flora del entorno, que te invita”, afirma Freire, quien, además, señala que esto puede ayudar también a acercarse al barrio en el que se enclava el centro educativo. “Un patio renaturalizado abre las puertas de la escuela, frente a un patio encementado que las cierra”, puesto que en estos lugares suceden acontecimientos más sociales.
Para qué
“El patio no es para amueblar sino para ver qué necesidades tenemos, qué tipo de espacios necesitamos, qué características tiene el espacio y qué le falta o sobra.
Reflexiones que no son en términos de objetos y cosas. Estos no cambian, quienes cambiamos somos las personas, como solía decir Thoureau. Las cosas están a nuestro servicio y, para eso, tenemos que reflexionar sobre lo que queremos que haya en el patio, por qué una cosa y no otra, qué queremos que suceda. Por qué y para qué”. “Se están derrochando millones en patios, es una cosa exagerada”. Los patios de centros de nueva construcción se siguen diseñando como pistas cementadas. Estilo carcelario. “Es un gasto; en unos años la comunidad educativa pedirá renaturalizarlo”, con el consiguiente gasto “para ponerlo bonito”.
“No se trata de que sea bonito, sino de apropiarnos de ese patio para crecer, para que nuestro proyecto educativo se desarrolle más, para que. como docentes y alumnado. tengamos más bienestar, una mejor manera de trabajar, alternativa… de esto se trata”.
“Hablamos de un proceso vinculado al proyecto educativo del centro, a las necesidades de la comunidad educativa”. Algo que choca con varias cosas como, por un lado, los plazos de entrega de las constructoras y su manera de trabajar (a base de subcontratas) y, por otro, la burocracia de las administraciones autonómica y local. “La rigidez de la administración es brutal”.
En la Administración hay miedo, rigidez y cierta soberbia entre sus técnicos Freire habla de un centro en el que el AMPA está en guerra con el técnico municipal porque “se niega” a quitar una de las dos canchas que tienen por cuestión de normativa. “U otras escuelas con zonas con caucho que quieren quitar porque se levanta por el calor y hay caídas, y el material es tóxico… no hay manera”.
“En la Administración, resume, hay miedo, rigidez y cierta soberbia” entre sus técnicos. “Pero la técnica tiene que estar al servicio de las personas y su bienestar”. “Cuesta mucho hacer las cosas diferentes a como las hacían siempre, cuesta muchísimo.
Pero en la administración debe haber una voluntad política, al menos, para dar una formación porque sus técnicos no pueden seguir agarrados a los mismos procedimientos. La sociedad ha cambiado; el clima, cambia; cambia todo. Vivimos en una sociedad caracterizada por la incertidumbre y la hace algunas cosas igual que en los 60 o los 70”.
Además de aligerar la rigidez de la Administración, es importante la participación en los procesos de diseño y transformación de los patios. Precisamente para responder a ese para qué del espacio. “La participación es fundamental porque no hay dos centros ni comunidades iguales”. Explica que ha trabajado en centros sin patio, escuelas llenas de canchas que quieren mantener para dar un cierto servicio a su comunidad, “en algunos momentos hemos anexionado un trozo del jardín de una finca colindante” o, como cuenta, “hemos trabajado con una escuela cuyo patio era la plaza del pueblo”.
Heike Freire asegura que en estos procesos debería contarse, como hizo ella en el libro, con perfiles diferentes. “Hay que trabajar así, con antropólogos, pedagógogos, filósofos, biologos, arquitectos, naturalistas”. Y hay que hacerlo así porque el patio “es un lugar de encuentro en el que se saltan las disciplinas”. Un lugar en el que puedes trabajar por proyectos, “lugar de encuentro de las familias, con la comunidad, el territorio, asociaciones, comerciantes, vecinos”.
Salud Además de los beneficios que pueda reportar la renaturalización en el proceso de enseñanza aprendizaje, también impacta en la salud de las personas. “La naturaleza es fundamental hoy día para la infancia y la juventud porque es una herramienta preventiva”. Freire se refiere a algo que se ha podido ver durante la pandemia, el confinamiento y la vuelta a las aulas. “Han aumentado los problemas de salud mental, también los relacionados con el desarrollo y el aprendizaje”. Según los estudios que la experta maneja, “las niñas y niños que pasan más tiempo al aire libre, enferman menos, tienen mejor salud, crecen mejor y mejora el bienestar, baja el estrés y mejora la resiliencia”. Asegura que quien más nota estos cambios son, precisamente, “quienes viven en entornos más desfavorecidos”.
La activista señala que, los entornos naturales o renaturalizados tienen un impacto positivo en las infancias que tienen un mayor contacto con la tecnología. “Hay entornos que son tóxicos y el tecnológico lo es”. Habla aquí de la denuncia, conocida hace unos días, de centros educativos en Estados Unidos contra grandes empresas tecnológicas por el impacto negativo en el desarrollo de niñas y niños; “esperamos replicar la denuncia en España”, asegura.
Necesitamos escuelas más naturales y menos robóticas
Para Freire, la presión de empresas y administraciones sobre la escuela es grande en el sentido de introducir la tecnología. “La naturaleza acoge, dice, al ser humano y la tecnología lo expulsa. Necesitamos escuelas más naturales y menos robóticas”. Más allá de la tecnología, la naturaleza tiene impacto en el estrés. Según dice, el espacio libre, la naturaleza, los árboles e incluso el agua “equilibran el sistema nervioso”; “vivimos en una sociedad que va con el acelerador siempre pisado”. Los espacios naturales suavizan esas situaciones.
Miedo “Hace años se hicieron estudios en parque renaturalizados en Alemania: había un poco más de accidentes leves de los que había en parques convencionales, pero los accidentes eran menos graves y los niños se ayudaban más: se fomentaba la autonomía, la resolución de problemas…”. Según Freire, este tipo de espacios más naturales ofrecen a la infantia la posibilidad “de enfrentarse a la vida, que es lo piden”. “La escuela es que les ofrece un condensado de la vida masticado elaborado y lo que piden es tener retos de verdad, ayudarse”. Son precisamente las posibilidades de que niñas y niños tengan accidentes en los espacis exteriores, en los parques o patios escolares lo que ha promivido en los últimos años una serie de normativas a la hora de diseñar y construir estos espacios que generan una gran cantidad de dificultades a la hora de renaturalizarlos.
¿Por qué asustan tanto a los adultos? “Hay una especie de campaña de miedo en torno a la infancia que va pareja a la reducción de la maternidad y quizá tenemos más miedos, que son estimulados por una industria de la seguridad”, afirma Freire, quien comenta, por ejemplo, el uso que algunas familias hacen de dispositivos GPS con los que conocer en cada momento dónde están sus hijas e hijos, cual capítulo de Black Mirror. “La seguridad es una quimera, la vida siempre implica un riesgo. Además, la seguridad no se puede comprar, se desarrolla. La capacidad de cuidarte, la trabajas. Si la depositas en un dispositivo exterior, inhibes tus capacidades”. Además, opina, toxifica las relaciones entre padres e hijos, al reducir a los progenitores a un papel de controladores. “Niñas y niños no necesitan un adulto para controlarlos”.
¿Un patio renaturalizado es peligroso? “Los miedos de los docentes están en el hecho de que no se les han enseñado a trabajar al aire libre. Les cuesta el cambio”. Enseñar en el exterior “hay que prepararlo, ponerse (como docente) retos que motiven. Si el reto es demasiado grande, hay un efecto rebote”.
Cambio cultural Desde el principio de este texto se han apuntado diferentes razones para la renaturalización de los espacios. Razones que tiene que ver con la salud, con la mejora de la educación, con la autonomía y el bienestar. Pero Heike señala otra más que está en el centro de la actividad humana. “Allí donde se construye una escuela -como cualquier otro edificio- se ha destruido un ecosistema”.
“La renaturalización tiene un profundo sentido cultural”, asegura Freire quien cree, además, que la escuela ha de ser líder. “Es para lo que nació la escuela en su momento”. Tiene un nuevo ejemplo. Un centro en cuya renaturalización participó. Una escuela de nueva construcción cuya constructora “entregó” con una zona de tierra. Tierra de la que habían eliminado cualquier manto de humus, quemada por el sol. La comunidad estaba en el proceso de pensar qué hacer con el patio. “Les invitamos a hacer algo con la tierra y han empezado un proceso de regeneración”. Supone un proceso de cambio cultural y de valores. “Este es el espíritu con el que hay que llevar estos procesos de renaturalización en lo posible”, asegura.
El objetivo de la renaturalización de los espacios es conseguir “un cambio de la cultura antropocéntrica a una biocéntrica, en la que los seres vivos no solo sean recursos para el humano, sino que este pueda aprender y convivir compartiendo espacio con otras especies”.
La seguridad es una quimera, la vida siempre implica un riesgo. Además, la seguridad no se puede comprar, se desarrolla.
*Heike Freire, fue socia de la Asociación GSIA y es una de las mayores defensoras de que la infancia y la juventud tengan el mayor contacto posible con la naturaleza.
No solo por sus beneficios para el aprendizaje, sino por la necesidad biol´gica que tenemos las personas de tener ese contacto. Hablamos de la renaturalización de los patios de centros educativos, un proceso muy heterogéneo en el que se han embarcado cientos de escuelas por todo el país. Freire coordinó casi justo hace dos años un libro de la editorial Octaedro en el que paraticipaban muy diferentes perfiles profesionales ligados no solo al ámbito educativo, sino a la arquitectura, la sociología, el paísajismo, etc. Se trata del libroPatios vivos para renaturalizar la escuela, un libro en el que, además de ofrcer los ejemplos de varios centros educativos en sus procesos de introducción de elementos naturales en el patios, se reflexiona sobre la necesidad y oportunidad de llevar a cabo este tipo de actuaciones. Para Freire existen muy diversas razones para llevar a cabo la renaturalización de un patio. No solo porque fomenta la innovación educativa al salir del aula y tener que utilizar diversos materiales y herramientas poco habituales para enseñar; o porque el contacto con el espacio exterior y la naturaleza ayuda a atraer la atención, a mejorar la capacidad de concentración de niñas, niños y adolescentes, poco dados naturalmente a pasar tantas horas en un interior; o porque se puede realizar una reflexión sobre el uso del espacio en función del género de las personas y cómo es importante garantizar que todas las que forman parte de la comunidad educativa deben poder tener un hueco suficiente en ese patio. Tal vez, la razón más improtante para este tipo de actuaciones, en realidad, “va más allá del aprendizaje y el bienestar” del alumnado y sea necesario “un cambio de cultura, urgente, por el bienestar de todos y la continuidad de la vida en el planeta”.
La Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (DGPNSD), con la colaboración de
las comunidades y ciudades autónomas realiza dos encuestas nacionales periódicas: la Encuesta
sobre Alcohol y Drogas en España (EDADES) y la Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas
Secundarias en España (ESTUDES), que se realizan en años alternos. ESTUDES comenzó en 1994 y EDADES lo hizo en 1995, contando en la actualidad para cada una de ellas con resultados de catorce ediciones.
Ambas encuestas permiten observar la evolución de las prevalencias de consumo de alcohol, tabaco, hipnosedantes, analgésicos opioides y drogas psicoactivas de comercio ilegal, así como de otras conductas adictivas.
Desde 2014, se ha incluido una serie de módulos en ambas encuestas para conocer el alcance que el uso compulsivo de internet, el juego con dinero y, desde 2019, el posible trastorno por uso de videojuegos, tienen sobre la población general o de estudiantes, así como profundizar en las conductas relacionadas con estos comportamientos.
A lo largo de este informe se presentan los resultados obtenidos en estos módulos que no se incluyen en los informes de las encuestas EDADES y ESTUDES para mantener la serie estadística.
El objetivo general de las encuestas ESTUDES y EDADES es aportar información relevante que permita diseñar y evaluar políticas dirigidas a prevenir el consumo y los problemas derivados del consumo de drogas y de otras conductas adictivas.
Este informe monográfico tiene por objetivo principal contribuir a conocer la situación actual sobre las adicciones comportamentales y, en concreto, sobre el juego con dinero, el uso compulsivo de internet y el posible trastorno por uso de videojuegos en España. De esta manera, se espera ayudar, en último término, a la prevención del mal uso y posibles problemas asociados a estas actividades.
A partir de este objetivo general, se establecen los siguientes objetivos específicos:
.- Conocer la prevalencia del juego con dinero, tanto online como presencial, en la población española de 15 a 64 años y en la población de estudiantes de 14 a 18 años, así como su evolución desde 2014.
.- Determinar posibles diferencias del alcance del juego con dinero online y presencial por sexo, edad, frecuencia, tipo de juego y mayor cantidad de dinero gastada en un solo día.
.- Conocer la prevalencia del posible juego problemático y del posible trastorno de juego en la población española de 15 a 64 años y en la población de estudiantes de 14 a 18 años.
.- Conocer la prevalencia de posible uso compulsivo de internet en la población española de 15 a 64 años y en la población de estudiantes de 14 a 18 años, así como su evolución desde 2014.
.- Conocer la prevalencia del uso de videojuegos, así como de un posible trastorno asociado en la población de estudiantes de 14 a 18 años.
Invisibles: Historias de adolescentes que cometieron homicidio
Desde Costa Rica Etty Kaufmann Kapparia, la colega de nuestra socia Virginia Murillo H., ha ido recogiendo testimonios directos sobre hechos reales.
El libro relata historias de vida de jóvenes en privación de libertad que cometieron homicidio durante su adolescencia.
A través de los relatos la autora describe el mundo del que provienen estos y estas jóvenes y su experiencia en el encierro.
Es un libro que busca comprender las raíces de la violencia y su impacto en la población adolescente. Una ficción necesaria, sensible y profunda.
Etty nos lo cuenta:
"Este libro se basa en entrevistas que hice a jóvenes que cometieron homicidio durante su adolescencia, la mayoría hombres (porque matan más los hombres que las mujeres).
A veces, mientras escuchaba sus historias, me imaginaba una vida distinta a la que me tocó: me imaginaba caminando por las calles de esos barrios, tal vez yendo con esos jóvenes a fumar crack o un puro de mariguana en una esquina, pero el azar me puso en otro lado, en circunstancias que me llevaron a convertirme en investigadora.
¿Qué investigo? Lo que no comprendo.
Por ejemplo, no entiendo cómo un adolescente de dieciséis años mata a otra persona. Quiero saber qué pasó entre el niño que fue y el adolescente que jaló el gatillo.
Así que entro a las cárceles y les pregunto. Ellos me hablan de sus vidas.
De esas conversaciones salen cientos de páginas y no quiero que queden en el disco duro de alguna computadora ni en un fólder de la gaveta de abajo del escritorio viejo. Quiero que lleguen a ustedes.
A veces es mi voz la que habla, a veces es la de ellos y ellas.
Les cuento mi versión de la versión que me dieron.
¿Qué parte es realidad y qué parte es ficción? Todo el libro es realidad y ficción al mismo tiempo.
"...lo que denota es que actuar antes, en el momento preciso puede cambiar la vida de una persona y que son segundos para encaminarse por otro camino... Darle los apoyos desde temprana edad y recursos a los chicos y chicas, la afectividad y la contención necesaria, garantizarle sus derechos son fundamentales...
A modo de comprender los contextos de realidad en que han vivido los chicos y chicas que han sido entrevistados y que se encontraban privados de libertad , puede ser muy ilustrador ver una película que ha hecho otro colega en Costa Rica Drew Irwin que se llama el "Pájaro de Fuego", trata sobre las comunidades urbano marginales, la presencia del narcotráfico, la ausencia del acompañamiento en la crianza y desintegración de las familias , el crimen organizado, las ausencias, las violencias y los "oportunistas" que aprovechan eso para captar a los chicos y chicas... La película es muy buena y una dura realidad en CR y en toda la región.
Tanto Drew como Etty están en un espacio que promovemos desde DNI con el Poder Judicial que sobre Adolescentes y Conflictividades".
SINOPSIS "Pájaro de Fuego"
Tony Martínez regresa del reformatorio a sus barrios marginales en San José, con la idea de bailar break dance y reintegrarse a la comunidad. Tony evita mezclarse con las pandillas locales, pero muy pronto se entera de que sus amigos están involucrados en el robo de una mercancía con droga. Junto a su mejor amigo, Chayote, Tony arma un plan para salvar las vidas de ambos y llevar justicia al barrio.
Comentario de María S. Molestina sobre el libro: Invisibles: Historias de adolescentes
que cometieron homicidio.
Una lectura necesaria
Estos relatos --cortos, directos y amenos, a pesar del tema tan crudo que tratan--, nos invitan a escuchar las voces de quienes no tienen voz. Etty Kaufmann nos acerca con ellos a una realidad a la que, de otro modo, la mayoría de personas no tenemos acceso.
En sus relatos, Etty no juzga, no mira esta realidad desde una posición de superioridad, nos la presenta desnuda. Con ello provoca una empatía real y muy humana, que nos invita a cuestionarnos... ¿qué estamos haciendo como sociedad con la niñez y adolescencia más vulnerable? ¿Por qué somos tan rápidos para juzgar a quienes no han tenido ni la posibilidad de empezar la vida en un ámbito amoroso? ¿Cómo podemos ayudar a cortar estos círculos viciosos que atrapan a tantas vidas?
Gracias Etty, una lectura necesaria, sin duda.
*Etty Kaufmann Kappari es psicoanalista, criminóloga y escritora de ensayos, cuentos e historias de vida.
Nació en el seno de una familia judía, bajo el cielo nublado de Lima un 4 de agosto de 1964. Su memoria infantil estuvo marcada por los sonidos de las bombas y los disparos, por la violencia militar que acechaba al Perú en esa época, situación que influyó decisivamente en su apuesta por estudiar los efectos de la violencia en la niñez y la adolescencia.
La autora combina el ejercicio de la clínica psicoanalítica con la docencia y la investigación.
Etty es socia fundadora de communitascr.com, una red de profesionales en psicología clínica y presidente de Signo Consultores en Psicología
Las cifras muestran que los diagnósticos se han disparado en el último lustro.
Aunque la situación ha hecho mucho,
también es posible que hayamos caído en un círculo vicioso.
“...la psicopatologización y psiquiatrización de la vida cotidiana es algo que viene de lejos”. El autor de Los peligros de la moralidad achaca a “la disolución de estructuras que antes nos ayudaban a manejar problemas de la vida diaria (la familia extendida, el sacerdote o la religión en general, los vínculos con la comunidad)”, esta mirada hacia la psicología como tabla de salvación en la ausencia de otras soluciones.
A finales de los años ochenta, la Asociación Americana de Psiquiatría
dio un paso que cambiaría para siempre la historia de la salud mental.
Aunque se había hablado de los problemas de concentración de los niños
desde principios de siglo, fue entonces cuando se les dio el nombre “trastorno de déficit de atención con hiperactividad”, que puso sobre la mesa que si un niño se distraía demasiado, quizá no es que simplemente fuese un niño despistado,
sino que sufría una enfermedad que podía (y debía) ser diagnosticada.
En muy poco tiempo, el número de diagnósticos se disparó y cientos de
miles de niños empezaron a ser tratados farmacológicamente.
Durante los últimos años, cada vez más evidencia científica
apunta a la posibilidad de que, aunque el aumento de casos fuese
razonable, se estuvieron diagnosticando casos que en otras
circunstancias no habrían sido calificados de TDAH por distintos
motivos.
Por ejemplo, el pasado año, 30 años después, una metainvestigación (Sobrediagnóstico del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad en Niños y Adolescentes: Una Revisión Sistemática de Alcance ) señalaba que probablemente se había producido un sobrediagnóstico (y sobretratamiento)
de los casos más leves: se consideraba enfermedad las que eran rasgos
de personalidad, como impulsividad o falta de atención.
Saltemos a 2022. Hoy, alrededor de uno de cada siete
adolescentes de 10 a 19 años en todo el mundo ha sido diagnosticado con
algún problema de salud mental, como alertaba Unicef en su informe
sobre el estado mundial de la infancia. En España, el país europeo con
una cifra más alta de adolescentes diagnosticados, el porcentaje es aún
más alto: el 20,8% (21,4% de las niñas y 20,4% de los niños), más de la quinta parte. Según la estadística y la forma de cuantificarlo, el número puede ser aún mayor. Hace menos de un mes, una encuesta
realizada en EEUU mostraba que el 42% de la generación Z (los nacidos
entre 1995 y 2010) está diagnosticado con un problema de salud mental.
Ansiedad, depresión, TDAH (Trastorno de Déficit de Atención) y TEPT
(Trastorno de Estrés Postraumático) son los más frecuentes.
Hoy, un 15,9% afirma padecer un problema de salud mental continuo; en 2017, era el 6,2%
La pregunta del millón es, por lo tanto, cómo hemos llegado
hasta aquí. No solo es que hace unas décadas estos niveles fuesen
impensables, es que hace apenas un lustro la percepción que teníamos
sobre salud mental era muy diferente. El barómetro sobre salud y bienestar juveniles
realizado por la FAD y el Centro Reina Sofía sobre adolescencia y
juventud muestra cómo entre 2017 y 2021, los años en que la salud mental
dejó de estar estigmatizada, la percepción ha cambiado por completo.
Hoy, un 15,9% de jóvenes señala que ha padecido algún problema de salud
mental continuamente o con frecuencia, cuando hace menos de un lustro
era apenas un 6,2%.
¿Aumentan los casos o aumentan los diagnósticos, tienen los
jóvenes cada vez más problemas o están sobrerrepresentados? El caso del
TDAH da alguna pista. Si bien es cierto que los problemas de déficit de
atención habían aumentado en las décadas anteriores por distintas
razones, también era posible que se hubiese producido un diagnóstico
equivocado al atribuir explicaciones patológicas a comportamientos en
principio naturales. Pablo Malo, psiquiatra en el Servicio Vasco
de Salud y divulgador psicológico, recomienda cierto escepticismo,
especialmente con las cifras estadounidenses: “Algunas provienen de
encuestas y por tanto son autorreferidos y algo menos fiables”.
Son los dos pilares de lo que algunos han llamado epidemia
psiquiátrica. Por un lado, un empeoramiento objetivo de la salud mental
de grandes capas de la comunidad, asociado a la incertidumbre, la falta
de esperanza en el futuro o las condiciones sociales. Al mismo tiempo,
una preponderancia de los discursos psiquiátricos que ha terminado
provocando que la terapia, después de décadas de estigmatización, se
haya convertido en la respuesta a problemas muy variados. Una mayor conciencia sobre la salud mental y un deterioro de las condiciones objetivas. Como señalaba recientemente Elisa Seijo,
presidenta de la Sociedad Asturiana de Psiquiatría, “por un lado, la
sociedad vende la necesidad de estar contento y feliz, una felicidad
enlatada de frases fáciles; por otro, es cierto que las cifras de la OMS
son rotundas”.
Malo habla del “contagio social” como algo plausible. “Una
influencia de los medios de comunicación en sentido amplio (incluidas
las redes sociales) y una magnificación del problema que permite que los malestares y las crisis vitales se conviertan en trastorno, que lo que ha sido siempre psicología sea ahora psicopatología”, valora. Además, la sobrecarga de la atención primaria en España puede haber influido en este boom. “Los médicos de atención primaria
tratan ellos mismos estas patologías menores y es posible que ahora se
vean desbordados para hacerlo y nos deriven más”, razona.
"Cuando estás en una consulta ves rápidamente si, por ejemplo,
se ha publicado que un ibuprofeno ha salido caducado: lo que adquiere relevancia en la sociedad tiene un reflejo claro", explica Juan Antonio López Rodríguez,
médico de familia del Centro de Salud General Ricardos y miembro del
grupo de Salud Mental de SEMFYC. "Uno de los principios básicos es que
parece que cada vez que vas a una consulta tienes que salir con un diagnóstico y un tratamiento". Sin embargo, en muchos casos se trata de malestares que no tienen por qué convertirse en enfermedades, explica.
López publicó un papersobre
sobrediagnóstico en salud mental que señalaba a los sospechosos
habituales: el ya citado TDAH, ansiedad o depresión. "A medida que pasa
el tiempo, se diagnostican más cosas, pero no solo en salud mental, sino
también en otros campos; sin embargo, algunas no van a producir una enfermedad grave".
Hay razones para este aumento de los diagnósticos. Generan más
tranquilidad al paciente, pero también permiten gestionar bajas o
proporcionar medicamentos. "Eso se deriva en que hay etiquetas que
aparecen porque tienes que poner una etiqueta", añade. "Me pasó hace
poco en una charla sobre el cáncer: es difícil decirle a alguien que
tiene cáncer de tiroides que está mal diagnosticado, porque en realidad
no iba a repercutir en su vida, que iba a morir con ese cáncer sin que
le afectase. Las etiquetas no son todo, y en salud mental menos".
"En algún momento, parece que no eres nadie si no tienes tu diagnóstico"
Esto se acentúa aún más en el caso de los niños y adolescentes,
que como señalan padres y profesores, han encontrado su identidad
colectiva en el reconocimiento de determinados diagnósticos. “Todas las
personas tenemos necesidad de ponerle nombre a las cosas que nos
ocurren, porque si no, nos movemos en una experiencia emocional sin nombre”, valora Roger Ballescà,
psicólogo del Hospital Sagrat Cor de Hermanas Hospitalarias. “Lo que es
cierto es que se han popularizado determinados diagnósticos, en algún
momento parece que no eres nadie si no tienes tu diagnóstico”.
El caso de los trastornos adaptativos
Si revisamos las pirámides de impacto de enfermedades mentales
entre la población española, en casi todos los casos (de ansiedad a
depresión) estas tienden a aumentar con la edad, tocando techo entre los
cuarenta y los sesenta. Con una ilustrativa salvedad, la de los trastornos de personalidad,
donde son mucho más elevados entre los cinco y los 25 años. Son los
trastornos límites (esquizoide o histriónico), los relacionados con los
impulsos (como la adicción al juego) o los trastornos de conducta.
Ocurre algo semejante con los trastornos adaptativos mixtos, ya que, como señala Malo, es “relativamente sencillo diagnosticar a
alguien de un trastorno adaptativo con síntomas mixtos de ansiedad y
depresión, que ya es un diagnóstico psiquiátrico”. Por eso los
diagnósticos más comunes están relacionados con la ansiedad, la
depresión y el TDAH, señala el autor de Psiquiatría evolucionista: una
introducción. “Cualquier problema personal o estrés de la vida diaria,
sea a nivel laboral o interpersonal, da lugar a una serie de síntomas
como insomnio, ansiedad, bajo ánimo, preocupaciones obsesivas, etc., y
ello ya cualifica para esta etiqueta diagnóstica”.
La tribu ha desaparecido
Los niños y adolescentes viven en una sociedad en la que la
ansiedad al futuro es cada vez más fuerte. Pandemia, crisis económica,
guerra y crisis energética, magnificadas por los medios de comunicación,
generan el caldo de cultivo perfecto para la proliferación de problemas
mentales. “En general, no tenemos una sociedad demasiado amiga de la
infancia ni de la adolescencia, sino que crea muchas presiones de todo tipo sobre niños y adolescentes”,
explica Ballescà. “Somos una sociedad que tolera muy poco las
frustraciones, les pedimos mucho pero acompañamos poco a nuestros hijos e
hijas”.
"Tendemos a colocar el diagnóstico en los chicos, pero el diagnóstico es social"
Ballescà matiza que él no considera que haya un sobrediagnóstico como tal, sino “un desplazamiento del diagnóstico”
que tiende a situar el foco en el individuo, en este caso, entre los
jóvenes. No se trata de que haya un exceso de diagnóstico, porque como
explica, “probablemente un chico que amerita un trastorno de ansiedad,
lo tiene”, sino que el diagnóstico más preciso atendería también a lo
social. “Tenemos tendencia a colocar el diagnóstico en los chicos y
chicas, entre los que aumentan la depresión, la ansiedad y la hiperactividad, pero muchos de estos trastornos son adaptativos. Lo que hay que preguntarse es qué hace que esos chicos tengan tantas dificultades”.
A ello hay que añadir el elemento agravante de la pandemia y sus consecuencias. Como asegura Cristina Larroy,
directora de la Clínica Universitaria de la Psicología de la
Universidad Complutense de Madrid, todos los estudios señalan en la
misma dirección. No es casualidad, especialmente en lo que concierne a
la ansiedad y los trastornos de los estados de ánimo, ni considera que
haya un sobrediagnóstico. La investigadora apunta a la pandemia, con el
vuelco de estilos de vida que ha provocado, como el gran catalizador.
“En la adolescencia los jóvenes empiezan a tener otro rol distinto al
que tenían en la niñez, y al que van a tener en las edades adultas”,
explica. “Eso genera, como toda época de transición, incertidumbres y vulnerabilidad”.
La referencia ya no es tanto la familia como los amigos, y sin
embargo, durante meses (o años) la socialización de estos con los
adolescentes se ha reducido a lo mínimo. “La adolescencia y principio de
la juventud es una época en la que puede haber muchos roces familiares,
porque las personas están intentando encontrar su hueco y para eso
tienen que enfrentarse a lo que hay”, prosigue Larroy. “Por tanto,
imagínate que estás durante un mes y medio rodeado de tu familia y sin
el apoyo de tus amigos. Esto ha hecho que los problemas emocionales y de
estado de ánimo de los jóvenes, que ya están en una situación de
vulnerabilidad, se hayan disparado”.
Entre los diagnósticos más comunes que se han encontrado están
los de ansiedad y trastornos del estado de ánimo, que son los que, como
explica la psicóloga, “aparecen después de una situación como la que hemos vivido”. Ya ocurrió después de las cuarentenas mucho más limitadas
de SARS en Canadá y Hong Kong, añade, así que los efectos tras una
pandemia que ha provocado el cambio en los estilos de vida de millones
de personas es aún más agudo. “Entre las mujeres, lo que también han
aumentado han sido los trastornos de conducta alimentaria”, explica.
La psicopatologización de la vida cotidiana
Una observación frecuente es que se han patologizado muchos
problemas que simplemente formaban parte de la experiencia humana. Donde
antes había una dificultad, ahora hay una enfermedad. “Otra de las
problemáticas es el etiquetaje o la psicopatologización, que supone
atribuir una casualidad patológica a algo que en realidad corresponde a
un malestar asociado al hecho de vivir”, coincide Ballescà. “El problema
no es el nombre que le ponemos a la cosa, sino el malestar que existe:
ese malestar tiene que ser atendido, seguramente no necesita un
diagnóstico clínico pero sí una atención, y no vivimos en un entorno
social demasiado adecuado para hacerse cargo de esos malestares que
forman parte de la experiencia de vivir”.
"Los psiquiatras cumplimos el papel que antes cumplían otras instituciones sociales"
Para Malo, “esta psicopatologización y psiquiatrización de la vida cotidiana es algo que viene de lejos”. El autor de Los peligros de la moralidad achaca a “la disolución de estructuras que
antes nos ayudaban a manejar problemas de la vida diaria (la familia
extendida, el sacerdote o la religión en general, los vínculos con la
comunidad)”, esta mirada hacia la psicología como tabla de salvación en
la ausencia de otras soluciones.
“Hoy en día, los psiquiatras cumplimos ese rol que antes jugaban otras instituciones sociales y, por otro lado, animamos continuamente a la gente a recurrir a psiquiatras y psicólogos,
así que tampoco es sorprendente que la gente lo haga”, añade con
autocrítica.
El círculo se cierra: cuando se abren las puertas a hablar
de salud mental, es normal que muchas más personas acudan a consulta, lo
que provocará que aumenten los diagnósticos.
Pero también a que esta se
convierta, en algunos casos, en una panacea que nos haga olvidar que
nuestro problema no es solo nuestro, sino de todos; que el cambio no
afecta únicamente al individuo, sino a una sociedad enferma.