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La violencia contra los niños es una crisis global: El poder es el peor violador de la niñez.

La violencia contra los niños es una crisis global
© UNICEF/Abed Zaqout Los médicos decidieron amputar el pie a un niño de tres años en Jan Yunis, Gaza, debido a la escasez de recursos médicos

Durante una reunión de alto nivel en Colombia para discutir el tema, los países se comprometen a proteger a los niños de la violencia, la explotación y los abusos de todo tipo. El presidente colombiano afirma que el hambre, el colapso climático, la guerra y el éxodo van más allá de los golpes y son los peores de violadores de los niños

La Comunidad Internacional lo reconoce por primera vez

La violencia contra los niños -física, emocional o sexual– constituye una crisis mundial que ocurre en los hogares, las escuelas, las comunidades y en internet, y que tiene efectos tan graves como lesiones permanentes, infecciones de transmisión sexual, problemas de salud mental como ansiedad y depresión, y la muerte.

La problemática se aborda por primera vez este jueves en una reunión internacional de alto nivel que contó con la participación del presidente de Colombia, Gustavo Petro, y más de 1400 ministros, funcionarios de gobierno y responsables de políticas, líderes de organismos de la ONU, representantes de la sociedad civil, supervivientes, jóvenes y niños.

La Conferencia Mundial Ministerial para poner fin a la violencia contra los niños tiene lugar en Bogotá, Colombia, auspiciada por el gobierno colombiano con apoyo de Suecia, el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Algunas estadísticas de la violencia contra los niños…
Más de la mitad de los niños de dos a 17 años —en total, más de mil millones— sufren alguna forma de violencia cada año
Alrededor de tres de cada cinco niños reciben castigos físicos de manera regular en su hogar
Una de cada cinco niñas y uno de cada siete niños son víctimas de violencia sexual
Entre el 25% y el 50% de los niños han experimentado acoso escolar
La principal causa de muerte entre los varones adolescentes es la violencia, a menudo con armas de fuego o de otro tipo

Equipamiento pionero para atender el maltrato infantil

El Espacio Nido del Servicio de Psicoterapia para Niños, Adolescentes y Familias es un equipamiento municipal pionero para atender a niños y adolescentes que han sufrido maltrato en el hogar. 


Ayuntamiento de Barcelona

03/09/2024




Ubicado en el número 2 de la plaza de Tetuan, en L’Eixample, el nuevo servicio aborda la violencia infantil de forma innovadora, tanto en la vertiente del trauma de niños y adolescentes como en el trabajo de recuperación con padres y madres que han ejercido este tipo de maltrato.


Mejorar el bienestar emocional y reparar el daño psicológico de los niños y adolescentes que han sufrido experiencias traumáticas, recuperar las capacidades y habilidades parentales de los progenitores que han ejercido violencia hacia sus hijos e hijas y, en casos de pronóstico positivo, enmendar la relación entre los miembros de la unidad familiar donde se ha producido el daño.


Estos son los objetivos esenciales del equipo del Espacio Nido, formado por cinco profesionales psicoterapeutas, un profesional administrativo y la Dirección del servicio, e integrado dentro de los servicios especializados de atención a la infancia y a la adolescencia (SEAIA), que en el año 2023 atendieron a 4.400 niños y niñas.


El impacto de la violencia en la población más joven


La infancia en situación de riesgo grave o desamparo es un colectivo especialmente vulnerable. La experiencia de la violencia en los niños tiene un fuerte impacto en su desarrollo neurobiológico y psicológico: los niños que han sufrido violencia tienen más probabilidades de sufrir un trastorno mental a lo largo de su vida. 


Afortunadamente, a pesar de la experiencia traumática temprana, varias investigaciones sobre desarrollo cerebral también han demostrado que con tratamiento especializado, la flexibilidad y plasticidad del cerebro permite reducir el impacto del abuso, estimular nuevos circuitos y recuperar funciones perdidas.


El Espacio Nido, un equipamiento innovador


El Espacio Nido es un equipamiento pionero tanto por su singularidad metodológica como por la gestión que se hace desde los equipos municipales. El espacio dispone de cuatro salas de terapia para los niños y adolescentes totalmente equipadas con el material especializado en traumateràpia infantojuvenil individual sistémica y la infraestructura para poder hacer videointervención, una técnica especialmente valiosa en la atención a niños y familias que han sufrido situaciones de abuso.


Además, el servicio dispone de una sala Snoezelen, que permite trabajar en el ámbito multisensorial los efectos del trauma tanto con los niños como con las personas adultas atendidas.


Atención psicoterapéutica en el entorno familiar


El programa de tratamiento psicoterapéutico va dirigido a niños, adolescentes y familias cuando los progenitores presentan un grado de incompetencia parental circunstancial o transitoria o un grado de incompetencia parental severa, pero con permeabilidad a la intervención. En caso de que, por dificultades severas de los padres y madres, no sea posible llevar a término un proceso psicoterapéutico, el programa de psicoterapia irá dirigido exclusivamente al niño o adolescente.

Niños esclavos. La puerta de atrás, Exposición fotográfica.

Ayer 12 de junio lo dedicó la ONU al Día Mundial contra el Trabajo Infantil

En el mundo hay 160 millones de niños esclavos. 
Más de la mitad viven en África Subsahariana. 
En la exposición fotográfica ‘Niños esclavos. La puerta de atrás’, 
Ana Palacios cuenta las historias de niñas y niños 
que han conseguido recuperar su infancia interrumpida, 
tras periodos de explotación laboral esclavista.

Niños Esclavos. Ana Palacios.

Acceso avance de la exposición en PhotoEspaña 2024


Esta exposición documenta, por primera vez, la esclavitud, el rescate, la rehabilitación y la devolución a sus familias de niños víctimas de trata en África Subsahariana la región con más niños esclavos del mundo.


Ana Palacios relata las historias de vida de más de cincuenta niños esclavos que han conseguido encontrar, abrir y atravesar esa “puerta de atrás” para recuperar su infancia interrumpida. Unos protagonistas que luchan por entender, aceptar y olvidar un pasado lleno de abusos y que cuentan con el apoyo de Misiones Salesianas, Carmelitas Vedruna y Mensajeros de la paz junto con otras instituciones que los acompañan en su proceso.


Comisariada por Chema Conesa, la muestra cuenta con 86 fotografías, si bien, el proyecto completo incluye un libro, la exposición y un documental, fruto de tres años de investigación en Togo, Benin y Gabón, que visibiliza y sensibiliza sobre esta grave vulneración de los derechos humanos de la infancia a través del arte de la fotografía y el cine.


Después de tres años de investigación, cuatro viajes a Togo, Benín y Gabón y cinco meses de convivencia con medio centenar de niñas y niños que han sufrido diferentes formas de esclavitud, la fotoperiodista Ana Palacios (Zaragoza, 1972) recoge sus miradas en la exposición Niños esclavos. La puerta de atrás. La muestra forma parte de PHotoESPAÑA 2024.

Puede visitarse en el Museo Misiones Salesianas (c/ Lisboa, 4, Madrid) hasta el 30 de noviembre de 2024.

¿Rechazos de la infancia trabajadora? Moralidades, política y epistemes.

En este artículo se abordan los significados ambivalentes 
del concepto de rechazo al trabajo infantil.
Mañana, Día del Trabajo Infantil.

“¿Rechazos de la infancia trabajadora? Morales, política y epistemes”.
Orignal de Paulina Ferronato (2021).

"Cómo evitar borrar a los niños de las estratagemas divagantes y asimétricas del campo social? 
Cómo garantizar que las experiencias de los niños no se reduzcan a expectativas adultas que delimitan su futuro a partir de un presente negado y un pasado desconocido?".


Por un lado, defino el rechazo como una práctica moral ubicada en un campo social de exclusiones. En ese sentido, busco releer el trabajo de McGranahan (2016) , que sugiere que el rechazo es un desafío a las relaciones jerárquicas. Por otro lado, entiendo el rechazo como una praxis analítica que inaugura la posibilidad histórica de conocer y reconocer, de diferentes maneras, las experiencias de niñas y niños. Propongo estos puntos como una forma de reimaginar los estudios sobre las infancias trabajadoras en contextos de desigualdad social persistente ( Tilly, 2000 ) en América Latina.

En el primer caso, el rechazo del trabajo infantil despliega sensibilidades, moralidades, discursos y  dispositivos  que dan forma a las políticas gubernamentales contemporáneas. En el segundo caso, el rechazo se convierte en una poderosa lente teórica y metodológica para interpretar experiencias complejas. El rechazo etnográfico ( Ortner, 2009 ) asume lo primero como un elemento a entender, sin buscar esterilizar las relaciones de poder ni desdibujar las ambigüedades de los sujetos. En otras palabras, la producción de la infancia implica disputas, que no pueden juzgarse únicamente en función de las “buenas o malas intenciones” de los actores. Es necesario examinarlos en contexto y repolitizarlos. Como sugiere Simpson (2017 ), el rechazo produce dilemas en la vida social y el conocimiento cotidianos.

De hecho, la infancia en condiciones de desigualdad moviliza afectividades específicas. Estos se negocian y producen en narrativas y acciones del Estado, comunidades territoriales, gobiernos internacionales e instituciones políticas. Particularmente en América Latina, la organización y las agendas de investigación y desarrollo social, ya sean gestionadas por el Estado o no, apuntan a erradicar el trabajo infantil. Esto está en concordancia con los discursos proteccionistas de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño y la Organización Internacional del Trabajo, que tratan el trabajo infantil como aquel que priva a niñas y niños de “una infancia” y lo consideran perjudicial para el desarrollo físico y psicológico de niños. Dentro de esta retórica abolicionista, las niñas y los niños son definidos como inocentes y vulnerables. Esto significa que el sujeto niño, entendido de manera abstracta, sólo pretende jugar y depende enteramente de los adultos para mantener su vida.

En contraste, mis estudios territorializados sobre niños cuidadores y trabajadores, y en diálogo con investigaciones en diferentes ciudades de América Latina ( Frasco, Fatyass y Llobet, 2021 ; Liebel, 2016; Padawer, 2010 ), muestran que las actividades de los niños son no restringido a tareas de baja intensidad con importancia limitada. Los niños producen valor social. Esto significa que generan vínculos con otros, elaboran bienes y movilizan capitales (no sólo económicos) a través de actividades heterogéneas para lograr su propia reproducción social. El trabajo infantil, entendido no sólo en términos de supervivencia, también se relaciona con dimensiones afectivas, recreativas y de socialización de la vida que se experimentan de manera diferencial según la clase, la etnia, la generación y las posiciones de género.

Aunque las experiencias de los niños son socialmente diversas, los agentes que intervienen en la gobernanza humanitaria de la infancia ( Fassin, 2016 ) mantienen una división entre niños y adultos que tratan el trabajo infantil como si fuera un “mundo hostil” ( Zelizer, 2009).  
A partir de ahí, delinean regímenes de deseabilidad para el supuesto bienestar y de necesidades de niñas y niños ( Fraser y Lamas, 1991 ). En particular, les preocupan las escenas de trabajo relacional, en el sentido conceptual de Zelizer (2009) , en las que los niños que viven en la pobreza participan en actividades productivas y relaciones de cuidado con relativa autonomía de la influencia familiar.

Estos adultos "humanitarios" se movilizan para atender el supuesto malestar de los niños. Quieren corregirlo (por ejemplo, trabajo infantil); representan a niñas y niños como víctimas o niegan y borran ciertas experiencias de los niños. El miedo a que el trabajo perjudique a los niños plantea un esencialismo romántico que presenta un solo relato sobre ellos, que se centra en lo que NO deben hacer, sin centrarse en el contexto en el que se desarrollan esas relaciones productivas ( Llobet, 2012 ) . Los sentimientos morales que rigen la infancia invisibilizan las múltiples trayectorias de los niños. También los dislocan social, espacial y temporalmente. Los dejan inertes, como una vida virtuosa que necesita ser salvada porque puede ser fácilmente suprimida.

Estas narrativas de catástrofes sobre “el niño trabajador” generan políticas de contención y solidaridad. Pero, al mismo tiempo, desplazan la posibilidad de advertir la violencia y las injusticias de largo plazo que circunscriben las condiciones materiales y simbólicas en las que viven niñas y niños. Este consenso compasivo no tiene en cuenta otras historias sobre infancias trabajadoras. Según esta lógica, se culpa a las familias porque “envían a sus hijos a trabajar”.

Además, diferentes agentes y organizaciones llevan a cabo acciones socioeducativas desde una lógica que invoca la noción de cultura de paz, armonía en la crianza y rescate de la niñez. Por lo tanto, las soluciones a los “problemas” sociales emergentes se dirigen hacia las interacciones interpersonales y la toma de conciencia, sin cuestionar las circunstancias políticas y sociales.(Pizarro, 2017; Fonseca y Schuch, 2009).

Por lo tanto, resulta difícil visibilizar que el trabajo infantil involucra diferentes significados y aprendizajes comunitarios, decisiones cotidianas y reciprocidades entre grupos; y que a veces puede oprimir a los niños. ¿Cuáles son, entonces, las condiciones locales para materializar los derechos de los niños sin cosificar sus experiencias en contextos de desigualdad?

El rechazo trabaja con símbolos y significados diferentes al humanitarismo como parte de sus prácticas de conocimiento. El rechazo exige que el gobierno de la infancia se sitúe contextualmente. Los debates sobre la agencia de los niños desde un enfoque situado ( Haraway, 1988 ) no buscan reducir la capacidad de acción de los niños a una capacidad puramente de libertad, ni se centran únicamente en aquellos comportamientos legitimados por las instituciones y sus proyectos políticos. Este horizonte de pensamiento (por ejemplo, el rechazo) se ancla en la exploración de las múltiples experiencias de la infancia y sus interpelaciones en deseos impuestos relacionados con “ser niña o ser niño”. La agencia de los niños trabajadores se cultiva en el encuentro entre: las estrategias que han incorporado desde su reproducción social ( Bourdieu, 2020 ), las desigualdades y la precariedad de la vida ( Lorey, 2016 ). Este enfoque entra en tensión con frentes discursivos hegemónicos que hacen suposiciones sobre la infancia y las relaciones intergeneracionales, basadas en la edad.

Presento estas economías morales para comprender las economías políticas de estas prácticas de gobierno. Al mismo tiempo, busco mostrar la problemática de los rechazos hegemónicos en torno a los niños trabajadores. Más bien, enfatizo que los esfuerzos por comprender las acciones y movimientos para la transformación social deberían ser más rigurosos. Es crucial ir más allá de la indignación moral que genera acciones altruistas y ampliar la imagen del sufrimiento de los niños que trabajan en el mundo que habitan. Ampliar visiones sobre los niños trabajadores representa un rechazo que nos invita a romper el muro, cruzar la calle, compartir la plaza, reinventar las banderas, escuchar a las niñas y niños, mirar sus huellas, ver dónde están, observar lo que hacen. , cómo se sienten y empezar de nuevo. ¿Cómo conecta el siguiente retrato del trabajo infantil sus temporalidades heterogéneas con otras infancias desiguales?

Las preguntas surgen entonces son
.- cómo evitar borrar a los niños de las estratagemas divagantes y asimétricas del campo social; 
.- cómo garantizar que las experiencias de los niños no se reduzcan a expectativas adultas que delimitan su futuro a partir de un presente negado y un pasado desconocido.
.- Me pregunto cómo ubicar las voces y agencias de los niños dentro de una política de reconocimiento. Incluso es crucial notar en sus silencios las formas en que los niños rechazan subrepticiamente las fronteras de participación infantil diseñadas e impuestas por los gobiernos ( Llobet, 2021 ). 
.- Es importante pasar de una política de compasión a otra centrada y preocupada por la desigualdad. Para ir aún más lejos, me pregunto cómo trascender la práctica ordinaria de la investigación social que hace del “Otro” su objeto. 
.- Es relevante preguntarnos cómo generar una reflexividad viva y dinámica como parte de una nueva sensibilidad investigativa. Esta sensibilidad de investigación debería superar las representaciones del sufrimiento que lo convierten en un trauma individual y fatal y, por lo tanto, oscurecen sus causas entrelazadas y tensiones estructurales.

Quiero cerrar este artículo con estas preguntas sin respuesta basadas en mi responsabilidad epistemológica. Intento no imponer ni arreglar, incluso aquello que podamos escudriñar con menor o mayor intensidad y rapidez. Por esta razón, yo mismo soy partidario de un cambio de ritmo en el que se desarrollan los agentes y sus actos, y nos involucramos en todo el abanico de controversias en las que estamos inmersos ( Latour, 2008 ).

Cita: Rocío Fatyass, “¿Rechazos de la infancia trabajadora? Moralidades, política y epistemes”, en Reimagining Childhood Studies, 22 de septiembre de 2021, Traducido al inglés por Andrea Cortés Saavedra, https://reimaginingchildhoodstudies.com/refusals-of-working-children/


* Rocío Fatyass
Rocío Fatyass es Doctora en Ciencias Sociales y Licenciada en Sociología por la Universidad Nacional de Villa María (UNVM), Córdoba, Argentina. Asimismo, es Investigadora Posdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Su línea de investigación se relaciona con las experiencias de niñas y niños en contextos de desigualdad urbana, el cuidado y el trabajo infantil. Se desempeña como docente en Problemas Sociológicos I y II en la carrera de Licenciatura en Sociología en la UNVM. También, es profesora titular en la cátedra de Sociología General y Desarrollo en el Instituto de Educación Superior del Centro de la República "Dr. Ángel Diego Márquez" (INESCER). Integra el Programa de Estudios Sociales en Género, Infancia y Juventud de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y el Programa de Estudios de Género, Derechos y Sexualidades de la UNVM. Además, dirige el proyecto de extensión “Niñas y Niños Investigadores: experiencias de conocimiento desde un enfoque protagónico, de género y multiespecie” (UNVM). Rocío Fatyass es Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de Villa María (UNVM), Licenciada en Sociología (UNVM) y Becaria Postdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina. Su investigación se centra en las experiencias de los niños en contextos de desigualdad urbana, prácticas de cuidado y trabajo infantil. Dirige los cursos "Problemas Sociológicos I y II" en la UNVM y el módulo "Sociología General y Desarrollo" en el Instituto de Educación Superior del Centro de la República “Dr. Ángel Diego Márquez” (INESCER). Rocío es miembro del Programa de Estudios Sociales sobre Género, Infancia y Juventud de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y del Programa de Estudios de Género, Derechos y Sexualidad de la UNVM. Además, está a cargo del proyecto “Niños Investigadores: experiencias de conocimiento desde un enfoque protagónico, generizado y multiespecies” (UNVM).

‘Por una justicia a la altura de la infancia’, Informe Save the Children

Los abusos sexuales cometidos contra niños, niñas y adolescentes 
son uno de esos delitos que causan estupor cada vez que salen a la luz. 
Para contribuir a su erradicación, el informe 
‘Por una justicia a la altura de la infancia’, publicado por Save the Children, 
trata de exponer las carencias del sistema judicial 
a la hora de enfrentarse a casos de este tipo.

La cantidad de casos que exceden el “tiempo deseable” antes de tener una sentencia se duplicó entre 2020 y 2022. Además, algunas víctimas se ven obligadas a declarar hasta en tres ocasiones antes del juicio.

/ Pixabay/ ctxt


Aquello de que la justicia en España va despacio queda preocupantemente retratado cuando se trata de juzgar delitos contra la libertad sexual de personas menores de edad. Sobre todo al observar cómo está empeorando la situación en los últimos años. Si bien los procesos judiciales ya fueron largos en el periodo 2019-2020, hasta un 67,3% de ellos llegaron a resolverse antes de los dos años, lapso temporal que el informe define como “tiempo deseable”. Sin embargo, los datos pertenecientes al bienio 2021-2022 reducen mucho esa cifra, ya que solo el 23,5% de los casos fueron resueltos dentro de ese tiempo deseable. Es decir, casi ocho de cada diez abusos sexuales a niños, niñas o adolescentes no fueron resueltos en los dos primeros años tras iniciar los procesos judiciales.

Por si esto fuera poco, entre las páginas de la publicación se alerta sobre la existencia de casos en los que la víctima se ve obligada a declarar hasta en tres ocasiones antes de que se produzca el juicio, ello a pesar de que la normativa internacional sobre protección de los derechos de los niños y niñas recomienda reducir al máximo el número de veces que se entrevista a este tipo de víctimas menores de edad. Así, el sistema fuerza a estas personas a entrar en una dinámica de revictimización o victimización secundaria en la que, una y otra vez, se ven obligadas a revivir un hecho traumático desde su posición de víctima.

En 2021-2022, el 82,9% de las agresiones fueron cometidas por personas del entorno conocido de las víctimas

Resulta interesante también el estudio realizado en el informe sobre el perfil de las víctimas y los agresores, ya que permite hacerse una idea bastante definida acerca del panorama actual de los delitos contra la libertad sexual infantil.

En 2021-2022, el 82,9% de las agresiones fueron cometidas por personas del entorno conocido de las víctimas. Dentro de esta categoría, se percibe un cambio sustancial en cuanto al porcentaje de agresores pertenecientes a la familia de la persona agredida; mientras que en los años 2019-2020 esta fue, con diferencia, la procedencia más común de este tipo de delitos (49,5% frente al 34,5% de personas conocidas, pero no de la familia), en 2021-2022 hubo una reducción significativa de agresores familiares, que representaron el 40,6% de los casos, por debajo del 42,3% conformado por los agresores procedentes de entornos conocidos no familiares.

Con respecto a las víctimas, los datos publicados por el Ministerio del Interior en 2021 demuestran que en este caso también existe una desigualdad que perjudica enormemente a las mujeres. De todas las denuncias presentadas durante ese año por delitos contra la libertad sexual que tuvieron como víctima a niños, niñas o adolescentes, en el 82,7% de las ocasiones se trataba de agresiones cometidas contra el género femenino.

Y la realidad es que no se trata de un delito excepcional, sino todo lo contrario

casi la mitad (48,8%) del total de delitos contra la libertad sexual tienen como víctima a niños, niñas o adolescentes



"Diagnóstico de los usos y necesidades energéticas de la población de la Cañada Real Galiana",

 “Overcoming poverty is not a gesture of charity. It is an act of justice. It is the
protection of a fundamental human right, the right to dignity and a decent life. 
While poverty persists, there is no true freedom.” 

“La erradicación de la pobreza no es un gesto de caridad. Es un acto de justicia.
Es la protección de un derecho humano fundamental, el derecho a la dignidad y
a una vida decente. Mientras persista la pobreza, no habrá verdadera libertad.” 
Nelson Mandela 
 
Informe Final del Proyecto
 "Diagnóstico de los usos y necesidades energéticas 
de la población de la Cañada Real Galiana".

Autor(es): Martínez Crespo, Jorge; 
Hernández Jiménez, Fernando; 
Ruiz-Rivas Hernando, Ulpiano.
Universidad Carlos III de Madrid
Comunidad de Madrid.

Este informe presenta los resultados de un diagnóstico de los usos y necesidades energéticas de la población de La Cañada Real Galiana. 
Para la investigación se ha combinado el análisis de datos censales de la población completa de La Cañada con un análisis más específico de una muestra de hogares a través, por un lado, de entrevistas sobre usos y necesidades energéticas y, por otro, de campañas de medidas de las condiciones del ambiente interior en los hogares, así como la monitorización temporalde la continuidad del suministro eléctrico en los sectores 5 y 6 de la Cañada. 
Este enfoque ha permitido visualizar y caracterizar una serie de problemas vinculados con el acceso a la energía a los que se enfrenta la población de la Cañada Real Galiana


Agradecimientos: Ulpiano Ruiz-Rivas y Jorge Martínez Crespo, investigadores principales en este trabajo, agradecen al Comisionado del Gobierno de la Comunidad de Madrid para la Cañada Real Galiana la colaboración que ha permitido el desarrollo del presente proyecto, así como la valiosa información suministrada del último censo, que ha permitido un análisis detallado sobre la tipología de vivienda y estructura social de la Cañada. 
 Los autores reconocen la financiación recibida en la XIII Convocatoria de Ayudas para Proyectos de Cooperación de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) y la financiación del Consejo Social de la UC3M a través de dos ayudas (convocatorias 2020 y 2021 de Ayudas para acciones de compromiso social en el marco del desarrollo sostenible en la Universidad Carlos III de Madrid).
Publicación relacionada: http://hdl.handle.net/10016/38650

Fortalecer la lucha contra la violencia en la infancia desde las escuelas

 Unicef pide fortalecer la lucha contra la violencia en la infancia desde las escuelas


De cara a la vuelta al cole, la organización recuerda que es esencial movilizar los recursos económicos, materiales y humanos necesarios para que el trabajo de los Coordinadores de Bienestar no quede en papel mojado.



MARÍA MARTÍNEZ COLLADO@MARIAA_0600

MADRID 05/09/2023 14:01 


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Freepik


Las escuelas tienen capacidad para luchar contra la violencia y los problemas emocionales en la infancia. Este es el mensaje que ha lanzado Unicef de cara a la vuelta al cole, en un contexto en el que los datos oficiales reflejan un incremento del maltrato infantil en el ámbito familiar: en 2021 se presentaron 21.524 notificaciones, unas 1.000 más que el año anterior.


La organización pide a los gobiernos y a la comunidad educativa poner en el centro el sufrimiento, los intereses y la protección de los menores dentro y fuera de las aulas, además de evitar que los recursos queden subrogados a la economía de la Administración.


Las escuelas tienen capacidad para luchar contra la violencia y los problemas emocionales en la infancia. Este es el mensaje que ha lanzado Unicef de cara a la vuelta al cole, en un contexto en el que los datos oficiales reflejan un incremento del maltrato infantil en el ámbito familiar: en 2021 se presentaron 21.524 notificaciones, unas 1.000 más que el año anterior.


La organización pide a los gobiernos y a la comunidad educativa poner en el centro el sufrimiento, los intereses y la protección de los menores dentro y fuera de las aulas, además de evitar que los recursos queden subrogados a la economía de la Administración.


"Si hay dos cuestiones que hacen que el derecho a la educación no se pueda cumplir son la pobreza —ya se ha hablado de los costes del arranque de curso— y el otro es la violencia. No hay nadie que, siendo víctima, sea capaz de desarrollar con normalidad ningún tipo de objetivo educativo", ha advertido Nacho Guadix, responsable de Educación de Unicef España.


El experto en políticas educativas ha hecho una llamada a aprovechar el clima de progreso social para "profundizar en la concienciación" sobre cómo se manifiestan los diferentes tipos de violencias. "La percepción puede ser la de que no es para tanto, que una víctima puede estar exagerando... Lo hemos visto estos días con el #Se Acabó. Hay que ser capaces de ampliar nuestra sensibilidad y reconocer que, aunque estén normalizadas, hay conductas que generan violencia hacia otras personas", ha apuntado Guadix.


Fortalecer la figura del Coordinador de Bienestar


Para alcanzar este objetivo, desde Unicef ponen de relieve la figura del Coordinador de Bienestar y Protección en los centros escolares, así como su papel protagonista en la prevención e identificación de las violencias en todos sus modos. Este es el segundo curso en el que los centros van a contar con estos profesionales encargados de velar por la protección y el bienestar en los alumnos, tal y como establecía la Ley Integral de Protección a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia (la llamada ley Rhodes).


En este sentido, la organización pide a las administraciones educativas que movilicen los recursos necesarios para impulsar acciones en tres áreas: normativa, formativa y de datos. En primer lugar, a nivel normativo, para que la labor de los coordinadores no dependa de la voluntad o las capacidades individuales del personal educativo, sino de un desarrollo adecuado de sus funciones y condiciones.


En segundo lugar, a nivel formativo, dotando de formación específica a los coordinadores, y genérica a toda la comunidad educativa, Y por último, desde el plano estadístico, con la puesta en marcha del registro que permita conocer la magnitud del problema y abordarlo de manera coordinada.


Precisamente las cifras reflejan que la tasa de victimización de acoso escolar estimada se sitúa en el 33,6% y la de ciberacoso en el 22,5%. Sin embargo, no todos los casos se computan. Para empezar, porque no todas las víctimas denuncian ni son capaces de reconocer que lo que están viviendo es una situación de violencia; se sigue produciendo una invisibilización. En la pandemia fuimos terriblemente conscientes de esto.


Una acción que combine todos los niveles administrativos

Dada la cantidad de horas que los menores pasan en los colegios e institutos, la función protectora de las escuelas resulta esencial. No obstante, precisa Almudena Olaguibel, especialista en Protección de Unicef España, "no se trata de que los centros educativos sustituyan o asuman competencias de otras administraciones, sino de lograr una coordinación real entre el ámbito sanitario, judicial, servicios sociales y fuerzas de seguridad".


Asimismo, señala Olaguibel, conviene no olvidar a los propios niños y niñas y sus familias, "porque la protección es cosa de todos". En definitiva, que todos los actores implicados ante un posible caso de violencia contra la infancia "estén verdaderamente coordinados para prevenirlo, identificarlo o, si ya se ha producido, dar respuesta". Movilizar los recursos económicos, materiales y humanos necesarios a fin de que esta iniciativa no quede en papel mojado es, insisten desde Unicef, imprescindible.


El impacto psicológico de la hipersexualización en la infancia

 De Lolita a Barbie, el impacto psicológico de la hipersexualización en la infancia


Por: Lic. Sonia Almada

Infobae

10 Sep, 2023 00:10 a.m. ESP


Este concepto alude a la exposición de contenidos, comportamientos o actitudes de naturaleza sexual a una edad temprana, cuando los niños y niñas no están preparados para recibirlos. Por qué se la considera una forma de maltrato y cuáles son sus graves consecuencias en la psiquis.




Publicada por primera vez en 1905, Tres ensayos para una teoría sexual es una obra escrita por Sigmund Freud. Fue uno de los trabajos más influyentes del autor y presenta algunas de sus ideas fundamentales sobre la sexualidad humana.


Allí afirma que la sexualidad en la infancia existe, lo que fue un escándalo para la época. Freud argumenta que la sexualidad no comienza en la pubertad, sino que está presente desde el nacimiento. Explica que los deseos y emociones sexuales son parte natural de la experiencia infantil. Esto significa que, desde muy pequeños los niños y niñas tienen la capacidad de experimentar placer, que actividades como chuparse el pulgar, acariciar partes de su cuerpo y explorarlo son actividades de índole erótica y forman parte de su desarrollo.


Freud sostuvo durante toda su vida que el desarrollo psicológico estaba estrechamente ligado al sexual. El psicoanalista separa la sexualidad de la anatomía, enfatizando que las vicisitudes de la sexualidad en el ser humano no dependen de una geografía anatómica del cuerpo sino que está sobredeterminada por el deseo inconsciente. Después de Freud, otros discursos pensaron y argumentaron la sexualidad infantil, como la antropología, la sociología, la criminología y el derecho, para que hoy demos por sentado que la sexualidad comienza y se desarrolla desde que nacemos.


La hipersexualización en esta parte de la vida supone la imposición de la sexualidad adulta a las niñas y los niños y adolescentes, que no se encuentran ni emocional, ni psicológica, ni físicamente preparados para la misma y ocasiona severas complicaciones y secuelas.


La hipersexualización en la infancia es un término que se utiliza para describir el fenómeno por el cual los niños son expuestos a contenidos, comportamientos o actitudes de naturaleza sexual a una edad temprana, antes de que estén preparados para comprenderla o antes de que hayan alcanzado la madurez emocional para lidiar con las propuestas. Esto puede ocurrir a través de la televisión, la música, la publicidad, y medios digitales. También refleja la tendencia de interpretar comportamientos y actitudes de los niñas y niñas y traducirlos a intenciones sexuales y lenguaje del mundo de los adultos.


La hipersexualización tiene consecuencias negativas en el desarrollo y secuelas en la vida de los niños y muchos especialistas la consideramos una forma de maltrato infantil.


En los vídeos musicales, shorts, películas, series, moda y en los reels filmados por las propias familias o por los niños y niñas aparece como tema recurrente la adultización.


Se ve a las niñas maquilladas y vestidas como adultas, en posiciones sugerentes, con poca ropa e impostando posturas sexys. Se les atribuyen deseos y aspiraciones sexuales adultas como desear conquistar a un amiguito, casarse con él. En general, las más damnificadas son las niñas porque se las conceptualiza no sólo como adultos, sino como objetos del deseo del otro, los varones.


Sin embargo, también a los niños se los presiona para cumplir roles adultos. En redes sociales se los ve vestidos como grandes, pidiendo matrimonio, impostando posiciones dominantes y hasta sádicas e hipersexualizadas. En ambos casos se trasladan los roles de género impuestos socialmente. Las niñas como objetos sexuales, los niños como proveedores y dueños de esos objetos. También puede verse la exposición excesiva o la presión para que las personas jóvenes transgénero participen en comportamientos o actitudes sexualmente explícitas o sugestivas antes de estar emocional o psicológicamente preparados para comprender o manejar, adjudicándoles un desarrollo psicosexual que no tienen.


La traslación del mundo adulto a la infancia hipersexualizándola afecta al desarrollo natural de las etapas de la vida y altera el crecimiento durante la infancia.


Las niñas y niños se enfrentan a un “como si“ fueran maduros o mayores, sitiados por mensajes de contenido adultocéntrico y sexual que desemboca muchas veces en experiencias entre niños para alcanzar esa exigencia que se les impone, ser adultos y sexys. Desde imitaciones a partir de patrones observados y el constante contacto con imágenes hipersexualizadas hace que muchos niños y niñas se enfermen mentalmente.


Del mismo modo, el acceso cada vez más temprano y creciente a la pornografía o contenido erótico a través de redes sociales confunde gravemente a los niños y niñas que no comprenden la sexualidad adulta y muchas veces intentan imitarla entre ellos.


Los riesgos no solo están en los medios digitales, en el peligro de crecer bajo la falsa creencia de que el éxito está vinculado de forma única a la imagen sexualizada o de ser atractivo eróticamente, aniquila la posibilidad de crecer en búsqueda de los deseos y desafíos propios y acordes a la edad.


Los niños y niñas hipersexualizados viven momentos de angustia extrema, con pensamientos intrusivos que no pueden manejar. Creen que deben verse sexys, apabullantes, sugerentes y musculosos. Se los expone a dietas para conseguir cuerpos ficticios y no acordes a su desarrollo.


La industria de la moda, de la música, del cine, de los cosméticos, la publicidad, las revistas y los videojuegos construyen un imaginario social erotizado, que no viene de ahora, comenzó en la industria del juguete hace años, con Barbie.


En la nueva película de Barbie donde se intenta, sin éxito, cuestionar los estereotipos de belleza que han llevado a las mujeres y las niñas a operarse, lastimarse y sufrir ante la cultura de las dietas y la seducción, y a los varones a ocupar lugares también estereotipados, naufraga por su falta de autenticidad.


Es una publicidad más, un eslogan de larga duración, que se apropia de las ideas del feminismo para conquistar al público y, con un aparato publicitario de los más feroces que se haya visto, intentan rescatar de la condena social a la muñeca de rosa.


Barbie abrumadora y estereotípicamente perfecta ahora es feminista y asexuada (aunque toda la vida fue una muñeca adulta que tenía novio). Lleva adelante la revolución junto a las feas y olvidadas del sistema contra el patriarcado, que solo está interpretado por los tontos, agresivos, posesivos y desmayados Kens, como si el machismo fuera solo cosa de varones. Se impone Barbie de nuevo con su imagen idílica perfecta para estragarnos una vez más.


La erotización de las niñas, entonces, no es nueva. Otro ejemplo, “Lolita” de Vladimir Nabokov, una de las novelas más polémicas e inquietantes del siglo XX, que Stanley Kubrick amplió a leyenda con su versión cinematográfica. La novela cuenta la historia de un hombre de cuarenta y tanto años y su enamoramiento pedófilo por una niña de 12 años. La hipersexualización de la niña se encarna en su posición como seductora y dominante.


El productor James Harris comentó en una entrevista sobre la elección de la adolescente para protagonizarlo: “Sabíamos que teníamos que hacerla un objeto sexual, no podía tener comportamiento de niña. Si la hacíamos un objeto sexual, todos en la audiencia tenían que comprender el por qué alguien querría abalanzarse sobre ella”.


Los niños y niñas tienen sexualidad, acorde a cada una de sus etapas de desarrollo. La sexualidad de los adultos no es equiparable a la sexualidad infantil, trasladarla o forzarla provoca daño en el psiquismo infantil con consecuencias difíciles de recuperar.


Las consecuencias


La hipersexualización en la infancia puede tener varias secuelas psicológicas que varían en gravedad según la intensidad y la duración de la exposición.


Algunas de las secuelas psicológicas incluyen: angustia, ansiedad, depresión, pensamientos intrusivos, obsesiones, autoimagen distorsionada, baja autoestima, comportamiento sexualizado (pueden ser inapropiados para su edad, lo que puede llevar a preocupaciones sobre su seguridad y bienestar y de otros niños). Vulnerabilidad al abuso y explotación sexual.


Los riesgos de la erotización infantil son diversos, más sutiles o marcados, pero todos son complejos. Es muy importante conversar con los niños y niñas acerca de los contenidos en redes sociales, dosificar las horas de exposición, supervisar la información que les llega y comprobar que los contenidos a los que acceden sean apropiados para su edad.


La hipersexualización es un fenómeno social grave y de consecuencias actuales negativas y en un futuro inciertas.


Cuidar la infancia, es respetar sus deseos, sus momentos evolutivos, su desarrollo psicosexual, acompañando cada momento en su debido proceso, sin atarearse con urgencias. Es sin duda, un difícil trabajo que tenemos en estos tiempos pero se torna imprescindible.