Violento secuestro de niños árabes-judíos en Israel. Manfred Liebel, Revista Sociedad e Infancias 8(2) 2024.
Llegar antes que el daño: presentamos la guía de prevención de la violencia contra la infancia
Con un minuto de silencio por las víctimas de la DANA: así arrancó el VI Congreso de Ciudades Amigas de la Infancia, que se celebró los días 30 y 31 de octubre en Toledo. Unidos desde UNICEF al dolor de las víctimas de la tragedia, arrancamos la sexta edición de nuestro congreso bianual que este año, con el lema Lleguemos antes que el daño, reunió a más de 400 expertos y figuras políticas para explorar experiencias y buenas prácticas en torno a la prevención de la violencia.
Ciudades Amigas de la Infancia
04/11/2024
Una mirada a la violencia contra la infancia
A pesar de los progresos, millones de niños y niñas sufren violencia en el mundo, recuerda Kendra J. Gregson, asesora de protección de UNICEF América Latina y Caribe: “Sucede en el hogar, escuelas, internet, campos de juego y lugares de trabajo. El impacto de la violencia sea del tipo que sea es profundo y puede durar toda la vida, trasmitiéndose incluso de generación en generación”.
El presidente de UNICEF España, Gustavo Suárez Pertierra, advierte sobre los efectos negativos de los desafíos recientes, como la pandemia, los conflictos y la crisis climática, que han revertido algunos avances en derechos infantiles. “En las últimas décadas logramos avances, pero el estacancamiento y retroceso nos interpela a toda la humanidad y nos obliga a tomar impulso”. Especifica que son necesarias las políticas de alcance en todos los planos, también local, y convertir en protagonista a la infancia.
En España, entre el 83 y 91% de los niños, niñas y adolescentes han experimentado violencia. A menudo, a manos de personas de su confianza y entorno. Mª Ángeles Espinosa, directora de IUNDIA, pone la violencia contra la infancia en cifras y recuerda que solo el 10% de los casos se denuncian. “Está fallando la protección de los niños y niñas. Hay que actuar desde la prevención, creando entornos seguros y protectores”, dice, y recuerda que es una responsabilidad compartida.
El modelo de UNICEF España plantea crear entornos seguros y protectores en cada municipio mediante políticas y acciones específicas. Son imprescindibles para garantizar la prevención porque generan un clima de buen trato y establecen mecanismos de detección precoz.
Una responsabilidad compartida
Para conocer el marco legal, contamos con Clara Martínez García, profesora agregada de la Facultad de Derecho de la Universidad Pontificia Comillas (ICADE): “Antes de la LOPIVI [Ley Orgánica de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia], nuestro modelo era sancionador y ponía el foco en el agresor. Era ineficiente”. La LOPIVI, sin embargo, tiene un enfoque preventivo y reconoce que la protección infantil es una responsabilidad compartida por todas las administraciones y por la sociedad, fomentando políticas activas de prevención a nivel local, explica.
Liliana Marcos Barba, asesora del Gabinete de la Secretaría de Estado de Derechos Sociales del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, presenta la estrategia estatal de desinstitucionalización, dirigida entre otros colectivos a los chicos y chicas del sistema de protección, centrada en su interés superior. Añade que es necesaria una cultura del acogimiento y fortalecer servicios sociales de base.
Sin embargo, son las entidades locales, como administración más cercana a la población infantil y adolescente, quienes juegan el papel fundamental a la hora de prevenir y detectar situaciones de violencia. Luis Martínez-Sicluna, Secretario General de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), recalca que los gobiernos locales deben estar en primera línea en la lucha contra la violencia infantil, integrando la participación de la infancia en la agenda política.
Además, Ángel Parreño, socio fundador de la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, destaca la importancia de ver la violencia desde una perspectiva multidimensional y con un enfoque comunitario.
Participación de la infancia
La participación de los propios niños, niñas y adolescentes ha sido clave en todas las fases del el proyecto. Silvia Casanovas Abanco, responsable de Políticas Locales de Infancia de UNICEF España, muestra los hallazgos del diagnóstico del modelo de protección; entre ellas, ciertas percepciones que tienen los niños y niñas y las familias, como la alta tolerancia al castigo físico, o la asociación de la violencia contra la infancia con el bullying y no con otras formas ejercidas por adultos.
Iría, Miriam, Pablo y Amnah, de los consejos de participación infantil de Alovera y Puertollano, comparten sus percepciones sobre violencia o qué es un espacio inseguro. “La visión de la violencia que tenemos es diferente a la de los adultos”, confirma Pablo, de 12 años. “Nuestros entornos son diferentes, no convivimos con las mismas personas. Tenemos una visión
Amnah pone un ejemplo: violencia “puede ser una publicación racista en redes, un meme o un comentario que ridiculice a minorías étnicas o religiosas. Yo tengo derecho a ver las redes sin sentirme atacada. Muchas veces ese contenido lo generan los adultos”.
María Purificación Tortuero, alcaldesa de Alovera, y Coral Rodríguez Duque, concejala de Puertollano, cuentan cómo han trabajado en sus municipios con los grupos motores de profesionales y de infancia. Los chicos y chicas, finalmente, recomiendan iniciativas de prevención como charlas en los centros educativos impartidas por ellos y ellas, para crear conciencia desde una perspectiva realista sobre sus vivencias.
Un modelo adaptable y sostenible
El modelo de UNICEF España nace gracias a la colaboración de equipos técnicos y multidisciplinares de 10 municipios que participaron en un proyecto piloto. A través de estrategias y acciones concretas, cada municipio podrá adaptar y aplicar un plan de prevención según su propia realidad, promoviendo así una cultura de buen trato y protección a la infancia.
Paola Bernal, especialista en políticas de infancia de UNICEF España, y José Antonio Rubio, coordinador técnico del proyecto de prevención de la violencia de UNICEF España, presentan esta propuesta y comparten un resumen de la guía. Esta contiene los nueve pasos para implementar el modelo, que se representan en un círculo de mejora continua, que parte de un análisis de las condiciones previas con las que cuenta el municipio para abordar el diagnóstico, planificación, seguimiento, evaluación y planificación de una estrategia de prevención de la violencia contra la infancia a nivel local.
Las tres estrategias propuestas a los municipios, tanto de prevención primaria como secundaria, tienen aterrizajes prácticos: sensibilizar, involucrar a la comunidad infantil y asegurar un entorno comunitario seguro y protector.
La guía incluye una estimación del coste de la implementación para municipios dependiendo de su tamaño, además del beneficio, también económico. De acuerdo a este análisis, a partir del año 11 de implementación, en todos los escenarios analizados se empieza a identificar un ahorro de recursos públicos.
“Prevenir significa reducir institucionalización. No solo hablamos de derechos de infancia y marco legal, sino que en algunos casos podemos estar reduciendo los recursos públicos destinados a la protección. Llegamos antes que el daño, que es fundamental para evitar consecuencias a todos los niveles en la vida de niñas, niños y adolescentes, cumplimos con la Ley y se ahorra presupuesto”, dice Bernal.
Patricia Pérez, técnica de evaluación y evidencias de UNICEF España, y Luis Miguel Morales, consultor en Políticas Públicas de Red2Red, exponen los resultados de una evaluación que mostró los beneficios a medio y largo plazo, en los municipios participantes en el proyecto piloto. Morales destaca que el modelo ya está generando cambios positivos en los municipios “tanto en los y las profesionales implicados en el proyecto como, a escala general, cambios transversales: generando lazos de comunicación entre diferentes áreas que antes no estaban tan conectadas, coordinación y ruptura de estereotipos, como el miedo a notificar”.
Además, Morales presentó el análisis de coste-beneficio en municipios de diferente tamaño, donde “veíamos que si reducimos los casos de desprotección moderados y graves reducimos la oportunidad de que esos casos se institucionalicen y cronifiquen y acaben convirtiéndose en situaciones de acogimiento familiar o residencial”. Esto lleva, de manera especialmente directa en los municipios medianos y grandes, a reducciones de costes a nivel de las Comunidades Autónomas. En los pequeños, de menos de 20.000 habitantes, con cambios en algunas variables, como por ejemplo, la suma de esfuerzos a nivel de las diputaciones. En ambos casos, el resultado es positivo.
Seguidamente, para conocer herramientas para el trabajo de prevención de la violencia, Javier de Frutos González, subdirector de Familia, Educación, Cultura y Deporte del Área de Políticas Sociales de la FEMP, habla de la colaboración entre la fundación y el Ministerio Agenda 2030 para hacer que la parentalidad positiva se integre en las políticas locales de apoyo a las familias, y Blanca De Cominges Sureda presenta el programa ‘Somos voz’ y la herramienta Hemerri, de detección y clasificación de posible riesgo de maltrato a niños y niñas de centros, creada por y para profesionales.
Hagamos que la protección de los niños y niñas contra la violencia sea una prioridad
Cada día, muchos millones de niños y niñas de todo el mundo sufren violencia en su hogar y su entorno, en escuelas y en zonas afectadas por conflictos. Esta realidad es inaceptable. Todos los niños y niñas tienen derecho a vivir en un mundo en que se sientan respetados y estén protegidos y seguros, y es responsabilidad nuestra que este derecho sea una realidad.
Organización Mundial de la Salud
Por Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS
Sra. Catherine Russell, Directora Ejecutiva del UNICEF
Sra. Najat Maalla M’Jid, Representante Especial del
Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Violencia contra los Niños
6 de noviembre de 2024
Como coanfitriones de la primera Conferencia Ministerial Mundial para Poner Fin a la Violencia contra la Niñez, instamos a los mandatarios a visualizar ese mundo y actuar con el convencimiento de que alcanzar este Objetivo de Desarrollo Sostenible no es una mera aspiración, sino una realidad factible.
A través de la Agenda 2030, los mandatarios se comprometieron a crear un mundo donde los niños y las niñas crezcan libres de violencia. En consonancia con la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, los gobiernos establecieron las primeras metas mundiales para poner fin a todas las formas de violencia contra la niñez. Con todo, a menos que aceleremos nuestros esfuerzos, nos arriesgamos a no cumplir estas metas y, lo que es más importante, a defraudar a los niños y las niñas del mundo.
Cada año, más de la mitad de los niños del mundo son víctimas de violencia –más de mil millones de niños y niñas– una estadística que expone nuestro fracaso colectivo en la protección de nuestros ciudadanos más vulnerables. Esta violencia se manifiesta de muchas formas: una bofetada en la cara en casa o en la escuela, amenazas mortíferas en las calles, abusos de familiares del círculo de confianza, los horrores de la guerra, la agresión sexual de un entrenador, un ciclo de desatención y una avalancha de abusos en línea. Estos niños y niñas viven con miedo constante y la esperanza de un mañana mejor.
Las consecuencias de esta violencia son profundas y duraderas, ya que hay una fuerte correlación entre la violencia en la niñez y mayores riesgos de sufrir enfermedades mentales, mala salud y problemas sociales. Los niños y niñas que son víctimas de violencia en el hogar son especialmente vulnerables a diversas formas de explotación, especialmente en el mundo virtual.
Es crucial reconocer que la violencia que afecta hoy a mil millones de niños y niñas socavará mañana la salud, la prosperidad y la estabilidad de nuestras sociedades. Esta violencia conlleva costos sociales y económicos catastróficos, y erosiona todas las inversiones en la educación de los niños y niñas, su salud mental y su bienestar físico.
No es posible alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible sin reducir drásticamente la violencia que cada año sufren más de la mitad de los niños y niñas.
La buena noticia es que sabemos lo que funciona. Somos la primera generación que entiende las soluciones para prevenir la violencia contra la niñez y tenemos la responsabilidad de actuar. Desde promover la parentalidad positiva y romper el ciclo de la violencia familiar hasta garantizar entornos de aprendizaje seguros en las escuelas y equipar al personal de primera línea para proteger a los niños y niñas que se encuentran en situaciones de alto riesgo. Existen estrategias eficaces. En nuestro mundo cada vez más virtual, es posible integrar la protección desde el principio, con soluciones costoeficaces adaptadas al contexto de cada gobierno.
Cuando se aplican correctamente, estas estrategias de eficacia probada siguen dando resultados. Países de todas las regiones y niveles de ingresos han logrado reducir la violencia de manera significativa y sostenida, hasta el 50% a corto y medio plazo. La prevención a largo plazo resulta más eficaz, y rentable, que afrontar las secuelas de los traumas.
Sin embargo, aún no se ha aprovechado la oportunidad –ni se ha asumido la responsabilidad– para proteger a todos los niños y niñas. Los avances son irregulares y la respuesta a nivel político no se corresponde con la escala del problema.
Pronto tendremos una oportunidad para impulsar el cambio transformador necesario. Esta semana, los gobiernos de Colombia y de Suecia, en colaboración con la Organización Mundial de la Salud, el UNICEF y la Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Violencia contra los Niños, organizarán en Bogotá la primera Conferencia Ministerial Mundial para Poner Fin a la Violencia contra la Niñez. Este evento histórico reunirá a más de 130 gobiernos, 90 ministros y diversos representantes de la infancia, la juventud, los supervivientes, las instituciones académicas y entidades filantrópicas, y ha de suponer un punto de inflexión.
La repercusión de esta Conferencia depende tanto de los asistentes como de los compromisos concretos que se asuman para aumentar la aplicación de soluciones, propiciar cambios en las políticas e incrementar la inversión de forma proporcional al problema.
Ha llegado el momento de actuar con firmeza para lograr avances decisivos en favor de los mil millones de niños y niñas que cada año son víctimas de violencia. Debemos dar prioridad a la financiación y la aplicación de soluciones basadas en pruebas. Los niños y las niñas deben sentirse seguros y protegidos en el hogar, en su entorno, en la escuela y en línea, y debemos comprometernos a que todos los niños y niñas que sean víctimas de violencia tengan acceso a los servicios de apoyo necesarios.
Tenemos que tomar una decisión. Como dijo Nelson Mandela hace ya 20 años en la presentación del primer informe sobre la violencia contra la niñez, «la seguridad y la protección no llegan por sí solas; son el resultado de un consenso colectivo y de la inversión».
En cierto modo, la decisión de proteger a nuestros ciudadanos más vulnerables es la más sencilla de tomar. Debemos asegurarnos de que todos los niños y niñas gozan de protección e invertir en nuestro futuro. La Conferencia Ministerial de esta semana brinda la oportunidad de que todos los gobiernos confirmen que su prioridad es proteger a la niñez frente a la violencia.