La educación tiene que ser holística,

 Tiene que incluir todas estas dimensiones: la física, la emocional, la social, la creativa y la intelectual. 
Necesitamos maestras y padres que sean capaces de educar y de pedir al sistema educativo 
que sea capaz de educar a sus hijos en al menos esas cinco dimensiones.

Heike Freire: «Separar a dos niños que necesitan abrazarse no es bueno, es maltrato»La docente e investigadora, autora de «Educar en verde», advierte: «La educación online no es educación, que dejen ya de llamarla educación»

Entrevista a Heike Freire.


Heike Freire, autora de «¡Estate quieto y atiende!»

El camino se hace andando, dice la docente e investigadora Heike Freire, sobre la estela del célebre poema de Antonio Machado. Docente, asesora y ponente internacional, la experta en infancia e innovación educativa, referente internacional de la pedagogía verde, aprendió de su abuela a cultivar el amor por la naturaleza. 
Hoy estudia los efectos del covid en menores de 20 años, junto al pediatra José María Paricio: «Desde febrero teníamos datos de otros países, como China e Italia, en los que se veía claramente que a los niños son prácticamente inmunes al coronavirus. 
 Hay estudios de seguimiento a niños que han dado positivo y han estado con 500 personas, y no han contagiado a nadie. La pregunta ahora empieza a ser: '¿Y esa inmunidad a los niños de dónde les viene?' 
Una de las tesis más consideradas es que, como son personas a las que les atacan los otros coronavirus, tienen lo que se llama inmunidad cruzada, por tener anticuerpos de otros virus de la misma familia».

-¿A los niños no se les consideró? ¿Se les puso una etiqueta a la ligera?
-A mí lo que aún me impacta es que el Gobierno no reconozca los errores que ha cometido; reconocerlos es la manera de no volver a hacer lo mismo en septiembre, porque no se puede. ¿Qué planteamiento hay de cara al futuro? Da la impresión de que no se revisan las actuaciones y se pretende caer en lo mismo.Y hay errores gordos, como no tener en cuenta los derechos y las necesidades de la infancia.

-¿Qué derechos se han vulnerado o pasado por alto?
-Podría decirte varios artículos de los derechos del niño que se han infringido, como no permitirles salir al aire libre sin base, o el derecho al juego, que tiene que ver con un desarrollo saludable. Son derechos y son necesidades, necesidades específicas de una población que está en crecimiento y que precisa unas condiciones para un desarrollo saludable. Lo que sucede en la infancia condiciona el futuro. Si comes comida basura y sufres obesidad en la infancia, ya no te digo los problemas cardiovasculares o de diabetes que puedes tener en la edad adulta. Y eso a todos los niveles, al de tus capacidades físicas, psíquicas, sociales, emocionales, creativas, intelectuales... Hay que proteger la infancia, porque necesitamos un período largo de cuidados y de contacto con el medio natural, que es donde maduramos y nos completamos como personas desde hace cientos de miles, millones, de años. No podemos pasar esto por alto: que el niño necesita estar al aire libre, necesita la luz del sol, necesita moverse y hacer ejercicio, tiene necesidades sociales imperativas. No son caprichos, son necesidades perentorias para su salud y su desarrollo global.


-¿Podemos distanciar a los niños pequeños, debemos evitar que dos niños de 5 años se den un abrazo?
-Ese tipo de comportamiento que se les pide, y que se ha exigido ya a las maestras con protocolos completamente propulsados sobre las escuelas desde una única perspectiva, no puede funcionar. Si aplicamos estos protocolos, no podemos hacer nuestro proyecto educativo. Es grave pensar los protocolos educativos solo desde la epidemiología, y desde una epidemiología que además no está actualizada con datos sobre la incidencia del covid en la población de los niños. Esto impide a las escuelas hacer su función y además está obligando a los profesionales de la educación y a algunos padres a cometer negligencias, e incluso, maltrato. Porque no permitir que dos niños se acerquen no puede ser considerado buen trato. Cuando la gente escucha la palabra maltrato piensa en malos tratos físicos... No sé cómo decirlo para que se entienda. Si a un niño o una niña se le impide satisfacer una necesidad fisiológica como comer o dormir, estás maltratando o siendo negligente. Si vas a separar a esos dos niños que necesitan abrazarse, yo a eso le llamaría maltrato activo. Esa necesidad psíquica imperiosa, tanto como la de comer, dormir o moverse, no debería impedirse. Yo escuché a una maestra de Perpiñán, la primera semana que abrieron los centros educativos en Francia tras el covid, que decía que el trabajo con esos nuevos protocolos es terrible, vergonzoso.  


-Pero las normas son las que son, y nos bombardean con mensajes oficiales en sentido contrario.
-Un director general de Asuntos Sociales me llegó a decir en su momento que el que los niños pudieran ir al supermercado o a la farmacia con sus padres iba a ser un balón de oxígeno... 

-La solución, por lo que se ha hecho este curso, ha pasado solo por la tecnología. ¿Puede ser una opción satisfactoria?
-Hay una cuestión de miedo en los padres y las madres. Es fácil asustarlos, porque el mayor miedo que tienen es perder a su hijo, y por no perder a nuestros hijos somos capaces de hacer cualquier cosa. Ese miedo es fácilmente manipulable, nos hace manipulables. Yo llevo 15 o 20 años precisamente trabajando sobre esos miedos y sobre cómo la industria está aprovechándose de ellos. Si te lees cualquier libro de márketing de 1930 ya te dice: «El miedo vende». Coges mis libros, Educar en verde y ¡Estate quieto y atiende!, y hablan de esto, de lo que está pasando con los niños y la tecnología, y de las consecuencias del encierro para el niño, el hecho de ser sedentario, de estar en casa frente a una pantalla y de los trastornos que puede provocar la máquina. Hay una cosa: se ha gestionado esta crisis desde el miedo, más que en otros países. ¿Por qué? Porque parece ser que nuestros gobernantes confían menos en nosotros. ¿Y quiénes son las personas más fáciles de asustar? Los padres y las madres. Aquí hay un tema con la tecnología que llevo tiempo viendo. En los últimos 30 años, hay estudios que demuestran que la distancia de juego a casa se ha reducido, por ejemplo, en un 80 %. Y esto ya en el 2011... Hace 30 o 40 años, como dice Tonucci, los niños llegaban de la escuela y jugaban en la calle y tenían una cierta libertad. Esto que pasaba en las ciudades y los pueblos ya no pasa. Esto se ha ido recortando a base de miedo...


-Y de tener, cada vez, menos niños. Cuantos menos hay, más sobreprotegidos están, ¿no? Son un «bien» que aquí comienza a ser escaso. 
-Sí, y es un miedo que la industria ha aprovechado para venderles a los padres un montón de gadgets. Hace unos años se vendían en EE.UU. unas rodilleras para que los bebés gatearan... Porque, claro, el ser humano en sus 250.000 años de existencia, se ha hecho muchísimo daño gateando... ¡por fin ha llegado el Homo sapiens sapiens con unas rodilleras!.  Detrás de todo esto, y de la tecnología, hay unos intereses de las empresas que quieren poner sus garras en el mundo de la educación. La educación online no es educación, te puedo asegurar que no lo es. Que dejen de llamarla educación. Y ahora, después de 20 años de conflicto, hay un consenso entre expertos sobre lo malas que son las pantallas por debajo de los 12-14 años. 
Hoy ningún experto lo niega. Y sin embargo lo que plantea el Gobierno como «solución» al problema del covid son las pantallas. Estamos totalmente en contra de que vuelvan a cerrarse las escuelas por coronavirus. No tiene sentido, efectos en la economía aparte.


-Los profesores de carne y hueso prácticamente han desaparecido estos meses. ¿Se han conjugado la comodidad y el miedo?
-Los profesores deberían estar preocupados, porque lo digital se carga su profesión, los hace prescindibles. Deberían estar temblando... no, deberían estar en la calle. Están como esperando que les digan pero no se dan cuenta de lo que hay: al final con un profesor van a poder manejar muchísimos más alumnos. La máquina permite abaratar costes en el mundo de la educación y en el de la sanidad. En EE.UU. ya hay servicios a domicilio para personas mayores que los hacen máquinas, que hacen compañía a los abuelos todo el día, les recuerdan que tienen que tomarse la pastilla. ¿Esto es lo que queremos para nuestros niños? Ahora tendría que estar habiendo un debate en la sociedad enorme. Hace años era capaz de contar las horas que un niño o una niña pasaban delante de una pantalla, ¡ahora soy incapaz! No sabemos cuántas horas están nuestros niños ante una pantalla. Yo les cuento los efectos cerebrales a los padres y se sienten fatal. Es adictivo, y cada vez nos vemos más invadidos. Puedes dar miles de argumentos... ¿Pero sabes lo que funciona? Enterarse de que los directivos de Silicon Valley llevan a sus hijos a escuelas donde no hay tecnología.


-Nos cuesta rebelarnos contra lo que hace la mayoría...
-Pero tenemos que decidir qué vida queremos para nosotros, para nuestros hijos, para nuestros nietos y si queremos que los seres humanos queremos seguir siendo algo humanos o que ya nos roboticemos completamente. Veo personas que con 14 años no saben mantener una conversación. La madurez tiene que ver con sentirte tú lo que quieres, lo que eres. Si no tienes sensaciones y emociones propias, no podrás saber lo que quieres, y esto es la madurez. Una persona que todo lo recibe de la tecnología no tiene experiencias de primera mano. El otro día, el filósofo Fernando Bárcena decía que vivimos en una sociedad infantilizada y sin imaginación. Lo primero que se está robando a la infancia, con las pantallas, es la sensibilidad y la imaginación. Creamos una infancia que no es, pero desde muchos años antes del covid. Parece que queremos que los niños sean pequeños adultos, porque cuanto antes sean adultos antes encontrarán trabajo... Esto es absurdo. Parece que el niño con corbata y ordenador a los 3 años va a ser un ejecutivo de éxito, y es mentira. Cuanto más viva la infancia, cuanto más en contacto esté con la naturaleza, más recursos tendrá para desarrollar su potencial en la etapa adulta. Hay estudios que lo prueban. El miedo de los padres lleva a la sobreprotección. Recuerdo una niña de 11 años que me decía: «Los padres quieren evitarnos el peligro, pero impiden que hagamos muchas cosas». Es complicado ese equilibrio. Pero yo no sé dónde están más en peligro los niños, si en el mundo real o en el virtual. A veces parece que preferimos a un niño planchado y limpio ¡que vivo! Yo quiero vivir en un lugar donde la infancia, sus derechos y necesidades, cuente, porque ese es un lugar con presente y futuro. Cuando se cuida de un niño, se cuida de un mayor; se cuida de la humanidad.


 -¿Hay que integrar la naturaleza en la educación de los niños desde el principio? Señalas que 40 años de investigación demuestran que los niños se desalloran mejor al aire libre a todos los niveles.

-Sí, es un derecho que tienen. Hay que dejar atrás ya la escuela que solo se fija en lo cognitivo y esos padres que piden solo que los niños que sepan la o, aprender pronto sumar, a restar... 
Todas las leyes hablan de que la educación tiene que ser holística, incluir todas estas dimensiones: la física, la emocional, la social, la creativa y la intelectual. Necesitamos maestras y padres que sean capaces de educar y de pedir al sistema educativo que sea capaz de educar a sus hijos en al menos esas cinco dimensiones. Cada escuela tendrá que analizar sus procesos y ver qué cosas se pueden hacer para incorporar acciones dentro de la salud, acciones educativas, pero una salud entendida como dice la Constitución de la OMS de 1946, entendida como bienestar físico, psiquíco, mental, social, y no solo como 'evitar el covid'. Esto no es salud, es evitar una enfermedad. Las comunidades educativas deben tener en cuenta que los niños y las niñas no son contagiadores. Estamos en un momento en que hay que cuidarse. No podemos volver en septiembre a la misma escuela, a las mismas ratios, sin hacer nada. Bajar las ratios es importante, desde mi punto de vista. Los niños españoles son los únicos europeos que durante mes y medio no han podido salir nada, cero, se ha cortado su vivencia escolar, se han visto privados de procesos importantes de desarrollo y de aprendizaje. Y además se han visto en un entorno en general dominado por el miedo y la ansiedad social. Son miedos y ansiedades que han absorbido sobre todo del mundo adulto. Lo más probable es que en la escuela, cuando salgan de sus entornos familiares, manifiesten cosas que están reteniendo. Ellos sueltan sus cosas de igual a igual en el colegio, en casa pueden tener miedo de que los padres discutan o de que mamá tenga miedo... Para ellos está bien un espacio alternativo siempre que sea un espacio pensado desde sus necesidades.

Europa social: ¿por qué la recuperación necesita poner a los niños en el centro?.

"Existe una creciente evidencia de los desafíos que los niños han enfrentado 
como resultado de la crisis del coronavirus. 
Debido a cómo la pandemia expone nuestra vulnerabilidad colectiva y nuestra humanidad, 
se podría pensar que los tomadores de decisiones se relacionarían más fácilmente con las dificultades que sufren los niños y es más probable que prioricen sus necesidades, 
pero eso podría ser una suposición ingenua".

"Es responsabilidad de los líderes europeos garantizar que la recuperación llegue también a los niños y les ofrezca una mano amiga".

El plan de recuperación de la UE debe garantizar que se aborden sus necesidades específicas.

La Jefa de Defensa de Eurochild, Réka Tunyogi, analiza los graves efectos del encierro en el bienestar de los niños y argumenta por qué los niños deben estar en el centro del plan de recuperación.

Textos de investigación más recientes en materia de adolescencia y juventud




Refresca tu base de datos con los textos de investigación más recientes  en materia de adolescencia y juventud

Novedad bibliográfica investigación sobre juventud, adolescencia, jóvenes Junio 2020Antes de las vacaciones, puedes consultar las últimas novedades bibliográficas acerca de estudios sobre jóvenes y adolescentes.  Recuerda, si te inscribes al boletín del centro recibirás una selección periódica con las publicaciones más actualizadas. También puedes revisarlas directamente en el blog de Análisis y Debate

Acceso a estas recomendaciones bibliográficas.


JOMSHUK, Niño y Dios Maíz, cuento poesía.


Adolfo Córdova*, texto.
Amanda Mijangos, Armando Fonseca, imagen.

Existen muchas versiones del fascinante mito de Jomshuk, dios del maíz y niño travieso que escapa de la muerte y vence mil peligros con la ayuda de los animales. 
Este inusual poema ilustrado cuenta la versión que el autor escuchó en voz de su hermano y otros miembros de la comunidad popoluca de Piedra Labrada, en la selva de Veracruz. 
Se trata de una historia de tradición oral, polifónica y sincrética: hay algunas referencias europeas, de brujas malvadas, y otras de rituales mesoamericanos, con serpientes y tlacuaches. 
Cada lector puede agregarle su propia nota de música cuando la cuente. Jom, Jom, Jomshuk. ¿Cómo sonará en tu voz?


.Mención Honorífica del Certamen Internacional de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2015, en categoría poesía infantil. 
.Premio Antonio García Cubas 2019 del INAH al mejor libro y labor editorial, en categoría obra infantil. 
.Mención Honorífica del Premio de Ilustración del Festival de Lectura de Sharjah en Emiratos Árabes 2019. 
.Favorito de IBBY México en su Guía de Libros Infantiles y Juveniles 2020. 
.Recomendado del Premio Fundación Cuatrogatos 2020. 
.Premio Los Mejores Libros para Niños y Jóvenes del Banco del Libro 2020.

*Adolfo Córdova es autor del blog Linternas y bosques, Literatura Infantil y Juvenil.

Revista GSIA, Junio 2020.

Hablando de Infancia y Adolescencia.



La Asociación GSIA edita esta publicación periódica  y  digital,
que analiza la actualidad recogida por los medios 
en relación a la infancia y la adolescencia, 
aportando nuestro propio enfoque 
con distintos secciones, artículos y columnas de opinión.


Revista del Mes de Junio 2020.
Especial COVID-19, América Latina.

Enfoque de derechos y crisis sanitarias.


Urge la necesidad de visibilizar los escenarios donde los niños, niñas y adolescentes ejercen su civismo, expresan su opinión y comparten sus experiencias .

Antes de la crisis sanitaria provocada por la pandemia del COVID 19, podíamos pensar que teníamos alguna certeza que explicara y diera sentido a nuestra existencia. Sin embargo, parafraseando a Rutger Hauer en la película Blade Runner, todas las certezas se han perdido en el tiempo, “como lágrimas en la lluvia”. El afrontamiento colectivo de la enfermedad ha instalado a una parte de la población en la incertidumbre y la duda, a otra, sin embargo, en la rigidez y la crispación. Hay dos maneras de afrontar esta distopía que llegó a lomos de un pequeño “bicho” y que nadie podía ni tan siquiera imaginar: incorporando la duda y la heterodoxia con mentalidad de científico como algo ineludible para construir pensamiento o instalándonos en la intransigencia y rigidez de nuestras opiniones...
Lo que sí parece bastante probado, es que esta nueva crisis, ha puesto más en tensión las costuras de un Estado de Bienestar lastrado, tras la crisis del 2008, por la escasa inversión social, los recortes y privatizaciones.

En este contexto, la infancia y adolescencia han estado en el centro del debate político, como quien está en medio del ojo de un huracán. Todo se mueve a su alrededor sin que se contemple la posibilidad de su protagonismo, de su participación.  En diferentes medios de comunicación, se han mostrado opiniones... Familias, docentes, expertos, responsables políticos…  han deliberado.... 
Mucho hablamos de lo que es mejor para ellos en estas circunstancias. En la mayor parte de los casos opinamos, con grandes dosis de buena voluntad, sin darnos cuenta de que no escuchar a los niños, niñas y adolescentes nos lleva idealizarlos cómo “héroes” o demonizarlos como “vectores de enfermedad” o a no distinguir las necesidades propias de las ajenas. Quizás, lo único que debemos hacer es apelar a su ciudadanía y valorar su civismo en la medida que es ejercido. Por tanto, urge la necesidad de visibilizar los escenarios donde los niños, niñas y adolescentes ejercen su civismo, expresan su opinión y comparten sus experiencias...

Equipo GSIA .  

Acceso números anteriores de la Revista "Hablando de Infancia y Adolescencia".

También en la web puedes encontrar Documentación relativa a la infancia y la adolescenciaartículos, documentación, investigaciones, estudios,  legislación, etc.

Jóvenes Repensando las Aulas. Concurso de ideas para estudiantes.

En el marco de Educación Conectada, le proponemos a las y los jóvenes que sean ellas y ellos mismos quienes se encarguen de REPENSAR cómo serán las aulas en el próximo curso escolar. Espacios, dinámicas, formatos... ¡Queremos conocer todas sus ideas y soluciones para que el año educativo 2020-2021 sea lo más fructífero y satisfactorio posible! Pueden participar estudiantes de FP de grado superior; y grado y postgrado universitario de España. 
¡Hasta el 10 de julio! 
¿Nos ayudas a difundir?Haz clic en el ENLACE para informarte.

La pandemia del coronavirus ha puesto al mundo entero, y a la sociedad española, en particular, en una situación excepcional y sin precedentes: colegios cerrados, docentes y alumnado recluido en casa, transición de una enseñanza presencial a una digital e incertidumbre en torno a los procesos habituales del sistema educativo de cara al próximo curso escolar.

Desde Educación Conectada queremos mirar al presente como una oportunidad para la educación, y ofrecer una oportunidad para reflexionar sobre la adecuación de los centros escolares a la nueva realidad (modificación de espacios, nuevas metodologías, etc…). Por tanto, se hace necesario identificar estas necesidades y ofrecer soluciones adaptables desde la experiencia y formación de diferentes ámbitos académicos (arquitectura, educación, sanitario, etc.).
Fad y BBVA invitan a estudiantes de FP de grado superior; y grado y postgrado universitario de España a participar en un concurso de ideas con el fin de inspirar a centros educativos en la búsqueda de soluciones ante las necesidades que la emergencia educativa ha puesto al descubierto en los centros escolares, especialmente los que cuentan con población vulnerable.
Inscríbete al Concurso de ideas Jóvenes repensando aulas 2020, donde un jurado de expertos/as valorará el esfuerzo de materialización de la idea y concreción de las soluciones, pudiendo resultar seleccionado/a para difundir tu proyecto en todos los centros educativos de España. Además podrás ganar uno de los premios que se establecen en el concurso.

¿Por qué, señora ministra?. El jueves día 2 de julio la Ministra responde.

Padres, alumnos y profesores podrán plantearle sus dudas e inquietudes 
a la ministra de Educación Isabel Celaá sobre la gestión de la crisis del coronavirus en EL PAÍS.

Beatriz Lucas,

"No somos números, sino personas y queremos que en la escuela nos enseñen también a dar nuestra opinión. El gran problema, y ahora está claro, es que tenemos un sistema educativo en el que es muy fácil volver a lo antiguo y muy difícil renovar la educación. Y nuestras ciudades no nos ayudan a renovar. No están pensadas para el bien de los niños ni para el bien de sus ciudadanos, solo se piensa en conseguir un beneficio económico y nos olvidamos de las personas. No nos cuidan". Intervención de  María Ángeles Díaz, 17 años, estudiante de primero de bachillerato, en GSIA Lab.

Con este alegato cerró su intervención en pasado viernes María ante casi un centenar de personas que la escuchaban a través de sus pantallas. Fue en el encuentro intergeneracional de GSIA Lab "Ciudad y ciudadanía de la adolescencia y la infancia en la covid", organizada por el Asociación GSIA.
Y María era una de las ponentes, junto con Ariadna Folch, de quinto de primaria, y al mismo nivel que los ponentes adultos del encuentro, el pensador, psicopedagogo y dibujante italiano Francesco Tonucci y la socióloga de la infancia Lourdes Gaitán.
La conclusión de Tonucci: "Lo importante es que los niños, niñas y adolescentes no sean destinatarios de las reglas, sino protagonistas de su elaboración y que sean escuchados en este proceso".

¿Qué le preguntaría o reclamaría María, que tanto nos dio que pensar a quienes la escuchábamos, si tuviera enfrente a la ministra de Educación Isabel Celaá? ¿Y qué le preguntaría la profesora de un colegio público del Pozo del Tío Raimundo Isabel Vizcaíno que nos contó esta semana cómo lograron sacar adelante a sus alumnos sin recursos gracias al esfuerzo de los docentes y la solidaridad de sus vecinos (Acceso a video), mientras no llegaba la asistencia de la administración educativa?.

¿Y qué le preguntarán los docentes a quienes no se les dotó de recursos para impartir sus clases online ni se compensaron las dos horas extra que regalaron a sus alumnos, incluso los fines de semana, según la encuesta del sindicato FEUSO a 3.000 docentes madrileños?

Pues tendremos una idea aproximada la tarde del próximo jueves 2 cuando la ministra de Educación Isabel Celaá responderá en la web de El País las preguntas de alumnos y profesores escogidas entre el más de un centenar de dudas enviadas al diario por la comunidad educativa.

Muchas gracias por recibirnos en tu casa y compartir esta newsletter. Te ponemos al día de lo ocurrido con la educación esta semana marcada por las instrucciones que se van aprobando en primaria y secundaria y la propuesta amplificadora del ministerio, y por el trepidante fin de curso universitario.

Si tienes alguna historia educativa que crees que nos puede ayudar a seguir aprendiendo, por favor, compártela con nosotros en educacion@elpais.es

1. Instrucciones burbuja

La semana pasada, el Gobierno permitió a las comunidades ampliar a 25 alumnos los grupos que forman una burbuja y los ministerios de Sanidad y Educación enviaron a las autonomías unas nuevas recomendaciones para el próximo curso. Varias comunidades han presentado ya sus planes para la vuelta en septiembre. Que van de la calculada receta navarra con escuelas por sectores y clases en el gimnasio; pasando por el imposible encaje de bolillos de los saturados institutos madrileños, o los esfuerzos de para que todos los estudiantes desde infantil a bachillerato y FP regresen en septiembre a las aulas. Hasta llegar a la vuelta al cole sin límites en Cataluña, donde cada centro decidirá el número máximo de alumnos por profesor.

La variedad de criterios es tal, que ni siquiera el Injuve ha logrado unificar una norma para los campamentos de verano, que tienen que adaptarse a diferencias de aforo desde el 50% en algunas comunidades, como Aragón, que no permitirá campamentos para menores de 14 años, hasta un 75% en otras, como Madrid. Allí, eso sí, los grupos burbuja serán como máximo de 15 niños; al menos alguien hace caso a los epidemiólogos que ya habían advertido que lo ideal serían grupos burbuja de 10 alumnos, y como máximo de 15 a 20...

2. 'Ranking', notas y debate en la universidad española

Trepidante fin de curso universitario. Mientras para los navarros la EBAU o selectividad ya es historia, otros apuran repasos. Quizás sea un acicate para esta recta final el especial en el que EL PAÍS publica las notas de corte que, un año más, demuestra que las dobles titulaciones son las más cotizadas. Este curso en concreto el doble grado de Matemáticas y Física de la Universidad Complutense de Madrid, donde el alumno que accedió con la “peor” nota el pasado curso lo hizo con un 13,775 sobre 14. Pero pasen y vean, que hay más de 3.000 títulos universitarios posibles en las 87 universidades españolas.

Además, ahora se puede elegir con criterio (o más bien con criterio de Sanghái), ya que acaba de publicarse el Influyente ranking de Shanghái que clasifica a las mejores universidades del mundo. Y en él, aunque solo hay un campus español entre los 200 primeros (Universidad de Barcelona) y 13 entre los 500 primeros, las universidades españolas destacan en 18 áreas de conocimiento.

Pero a pesar del prestigio de nuestras carreras universitarias, la semana pasada nos alertaban desde Cataluña de que las universidades están en peligro por la caída de alumnos tras la pandemia.

El debate sobre cómo debe reinventarse la Universidad está servido y se plantea, por ejemplo, que se diseñen las carreras al gusto del mercado laboral o que se base en los sectores en los que España destaca, como proponía el catedrático de la Universidad Carlos III Carlos Balaguer en su tribuna La glaucoma universitaria, que plantea que las Administraciones deberían seleccionar unos cuantos sectores productivos en los que sobresalga y concentrar en ellos los esfuerzos de financiación para los centros de educación superior

«Los niños han echado de menos a sus amigos y han acabado hartos de deberes». Entrevista a Francesco Tonucci.


“Tengo 80 años y es la primera vez que he vivido una experiencia así, imagínate lo que ha sido para los niños”, comenta Francesco Tonucci, pedagogo italiano, alter ego del dibujante Frato, y una de las voces mundialmente más respetadas en materia de infancia. La cuarentena le ha dejado recluido en casa durante tres meses y le ha aclarado la agenda, pero ha estado tan activo como siempre en su lucha por que los adultos escuchemos más a los niños, sin filtros ni prejuicios. Y que las ciudades se desarrollen pensando en ellos y no en los coches o las prisas. Hace unos días Tonucci participó en un webinar sobre la importancia de la participación infantil en el marco del proyecto Alimentando el Cambio, que promueven la Fundación Ashoka y Danone, junto con la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) y el Ministerio de Educación y FP.

¿Cómo ha llevado estos meses?
Los viejos y los niños hemos sido los más afectados por este virus. Nosotros, porque el virus nos mata, y los niños porque no podían entenderlo. Yo he estado tres meses encerrado y sin ver a mis hijos ni mis nietos, y lo raro fue ver cómo mi agenda, que en marzo estaba llena de viajes y compromisos, se vació de repente. Aunque ahora ya se ha vuelto a llenar. Lo que me sorprendió mucho es que, en esta situación de dificultad y de crisis, se ha generado una audiencia mucho mayor de la habitual. Yo he participado en conferencias virtuales en las que había 70.000 y 100.000 personas escuchando. Para llegar a un público así yo tengo que viajar mucho, y cada vez me cuesta más hacerlo. En realidad, cada vez que se borra un viaje de mi agenda para mí es una pequeña alegría.

¿Qué lecciones deberíamos sacar de esta situación?
Antes de que empezara esto todos estábamos, por suerte, reflexionando y preocupados por el medio ambiente. Pero ahora parece que esa preocupación ha desaparecido, Greta ya no es noticia, sino algo del pasado. Y sin embargo es un tema que sigue ahí, encima de nosotros, con toda su gravedad. Y probablemente las dos cosas estén relacionadas, y no sea casual que donde más ha afectado el virus es donde más contaminación hay. Es decir, en nuestras ciudades más desarrolladas y más ricas. Este es un virus rico, que viaja en avión, y por eso llega rápido y a todas partes, mientras que antes los virus eran más lentos porque viajaban en barco. Pero, a la vez, ha afectado especialmente en los lugares de mayor masificación, donde vive la gente en peores condiciones. Y esto me lleva a pensar que ocurre lo mismo en las zonas de monocultivos intensivos, en los que es más probable que ocurra algo grave. Y que sobre todo este virus ha afectado donde tenemos el monocultivo de ancianos, en las residencias. Es decir, la pérdida de diversidad se convierte en debilidad. Y esta lógica vale también para la escuela, que establece grupos de edad homogéneos, lo cual la vuelve más frágil.

¿Los niños no deberían estar agrupados según su año de nacimiento?
Por supuesto que no, por el principio que comentaba: a menor diversidad mayor empobrecimiento. El error de tener niños iguales es que te lleva a pensar que efectivamente son iguales. Y no lo son, pero lo pensamos, y los libros de texto y los programas escolares están hechos con este criterio. No hay ninguna otra experiencia en nuestra vida cotidiana donde se reproduzca este esquema de grupos homogéneos de edad. Ni en la familia, ni en el trabajo… Siempre que doy una charla en un teatro le pregunto al público cómo se sentiría si, al entrar, a cada uno le mandáramos a una fila en función de si está en los treinta, los cuarenta o los cincuenta años. No tendría sentido y más de uno se rebelaría.
Las dos principales referencias de mi formación como maestro y pedagogo son de clases en las que había mezcla de edad. En primer lugar, la experiencia de Freinet, un maestro que en tiempos de entreguerras tenía un aula de 40 niños de 4 a 16 años y que tenía muy poca voz y salud, porque era tísico, y al que con sus 10 minutos de voz al día no le quedó más remedio que imaginar una escuela en la que los alumnos se enseñaran entre ellos. La otra experiencia es la de Don Milani y su escuela de Barbiana, cerca de Florencia; también él era una persona enferma, que murió joven, y también aquí los mayores ayudaban a los más pequeños. Y en ambas experiencias los mayores también aprendían cosas de los pequeños.

Algunas voces han considerado que los niños han sido los grandes olvidados de esta crisis. ¿Comparte esta opinión?
Totalmente. Es lo primero que denunciamos desde el proyecto de la Ciudad de los Niños. En Italia, casi la mitad de los 30.000 muertos son ancianos que vivían en residencias, pero desde el principio todos notaron que los niños y las niñas eran los que vivían esta experiencia de la manera más difícil, porque era difícil para ellos entender el sentido y soportarlo. Vivir encerrados en casa, sin poder conectar con sus amigos… Cuando en Italia se empezó a hablar de los niños lo que nos sorprendió es que empezaron a salir en televisión mis colegas psicólogos para dar consejos a los padres y mis colegas pedagogos para dar consejos a los maestros. Y nadie pensó en hablar con los niños. Nosotros lo primero que hicimos fue invitar a los alcaldes de las ciudades de nuestra red internacional a hablar con los niños, a enviarles mensajes y convocar los consejos de niños y niñas. Y entonces empezamos una investigación, proponiendo un cuestionario a estos niños y niñas para que nos dieran su punto de vista de lo que estaba pasando. Y salieron tres elementos, que fueron siempre los mismos al margen del país donde se realizó la encuesta. El primero es que los niños echaban de menos a sus amigos. A veces escribían que extrañaban la escuela, y algunos periodistas explicaron que, por primera vez, los niños echan de menos su escuela, pero en realidad era a los amigos. Lo que pasa es que desde hace años el lugar de los amigos es la escuela, cosa que es una equivocación grave, porque el lugar de los amigos tiene que ser la calle. Hace poco Frato dibujó una viñeta en la que se decía que de la escuela han desaparecido los recreos, las entradas y salidas… y se han quedado solo los deberes y las clases. Es decir, que la escuela ha quedado reducida a lo que no gusta.

¿Y qué otras dos cosas decían los niños?
Lo segundo que dicen es que lo han pasado bastante bien con sus padres, es decir, que nunca antes habían tenido a sus padres tanto tiempo para ellos, y que la experiencia les ha gustado, porque han hecho y han aprendido cosas juntos. Y lo tercero que salió es que están hartos de deberes, y están cansados y aburridos de seguir clases a través de una pantalla.
La primera semana parecían unas pequeñas vacaciones, porque iba a ser poco tiempo, pero luego ya se vio que iba para largo, y claro, había que seguir el temario…
Yo me atreví a proponer a la escuela que considerase la casa como un laboratorio; es decir, si el mundo de los niños se ha reducido a su casa, y lo están pasando bastante bien con sus padres, ¿por qué no pedimos a los padres que ayuden a la escuela, asumiendo una especie de papel de asistentes en este laboratorio nuevo que es la casa? Había que cambiar la naturaleza de los deberes y renunciar por un tiempo al programa, los libros de texto y los deberes tradicionales. Hagamos otra cosa. Pidamos a los padres que ayuden a la escuela, pero para hacer con sus hijos las mismas cosas que hacen siempre: poner una lavadora, tender la ropa, plancharla, cocinar… La cocina se tenía que considerar como un laboratorio de ciencias, y que un maestro les dijera a sus alumnos que para mañana el deber es preparar una pasta, y que cada semana haremos un plato diferente, y la escuela trabajará sobre estos deberes, porque trabajará sobre la matemática de la pasta, las cantidades, el peso, la duración de la cocción, la temperatura… o incluso el lenguaje de la receta… Esto se lo propuse a muchos países.
Ya sabemos que es difícil convencer a los maestros de que dejen sus costumbres. Yo les decía que estamos en un momento raro, y nadie os controla demasiado, con lo que podéis aprovechar para intentar una cosa nueva, y que si funciona, adelante, y si no lo hace, cuando vuelvas a la escuela vuelves a lo de siempre. Me consta que quien lo probó lo valoró muy bien, porque este laboratorio gustó a los niños y también a las familias, ya que no tenían que ayudar a los hijos a hacer cosas que no sabían hacer. Y, sobre todo, gustó a quienes tenían situaciones más complicadas de falta de dispositivos. Pero esta fase ya está acabada y ahora nos asomamos a la segunda, que es pensar qué hacemos ahora.

Eso le quería a preguntar. Aquí ha habido un debate muy fuerte porque la mayor parte de niños estarán seis meses sin pisar su centro educativo, ya que en España se han abierto los centros en junio pero de forma muy limitada, han ido muy pocos alumnos.
En Italia no se ha abierto nada.

Pues aquí hay quien sostiene que esa desconexión de tantos meses traerá mayor desigualdad y un incremento en la tasa de abandono escolar prematuro. Me gustaría saber su valoración.
No sé si eso ocurrirá, pero si lo hace sería una prueba de que la escuela no es la que se necesita. Uno no pierde a sus amigos por estar seis meses sin verles, al contrario, cuando les vuelves a ver es una fiesta. Si la escuela pierde alumnos porque ha ocurrido este incidente significa que no era lo que la ley ofrece y promete, y luego diré por qué me refiero a la ley. Yo creo que en este tiempo los niños y las niñas han aprendido mucho, y me gustaría que la escuela ahora no se preocupara de saber si se acuerdan de las clases que han tenido por pantalla, o si se acuerdan de lo último que aprendieron antes de la cuarentena. Me gustaría que trabajara intensamente sobre todo para saber lo que ganaron en términos de competencias. En nuestros cuestionarios muchos niños han dicho que han aprendido a cocinar, o a quedarse solos, o a hacer menos cosas que las deseadas… ¡Esto son temas enormes! A nivel emocional se puede trabajar muchísimo, han tenido que asistir a escenas impresionantes, con montones de muertos, y es probable que muchos niños hayan perdido a alguien de su familia. Hay que reflexionar sobre esto y es un trabajo enorme al que creo que la escuela tiene que sumarse. La escuela no tiene que hacer psicología, yo nunca les he pedido a los maestros que hicieran de psicoterapeutas, pero hay que exigirles que el mundo entre en la escuela. Por eso propuse la casa como laboratorio, porque el mundo de los niños había quedado restringido a su casa. Una sugerencia que daba durante el confinamiento es que los niños tuvieran un diario secreto, un lugar donde desahogar sus sentimientos, alguien con el cual hablar, y, si querían, tenerlo secreto. Porque los niños lo van a olvidar todo, tienen una capacidad de resiliencia más fuerte que la nuestra, pero han vivido una experiencia muy rara y tener memoria de esta experiencia puede ser interesante para ellos, para reelerlo pasado mañana con sus hijos.

Dice que los maestros no tienen que hacer de psicólogos, pero a la vez se da mucha importancia al acompañamiento emocional que tendrán que hacer en septiembre, para poder evaluar las secuelas que este periodo haya podido dejar en cada uno de sus alumnos. ¿Esto no les obliga a ser un poco psicólogos?
Las emociones forman parte del mundo de los niños, y como tal son competencia de la escuela. La cuestión es si la escuela se ocupa únicamente de sus disciplinas o si lo hace del mundo de los niños. En mi opinión, una buena escuela debe tener las puertas abiertas para que puedan entrar las experiencias de los niños. En este caso ha sido lo que han vivido dentro de casa, pero espero que mañana sea lo que vivirán fuera de casa y de la escuela. El mayor regalo que podrían tener los niños después de esto es que sus padres les den más autonomía, para que en su memoria se junten la tristeza del confinamiento con la conquista de la autonomía, esa sería la mejor forma de que les quede un buen recuerdo de esta experiencia. Y esto también vale para la escuela. Freinet propuso el texto libre, que es exactamente esto: si te ha ocurrido algo importante fuera de la escuela, escríbelo y llévalo a la escuela. La escuela tiene muchas fuentes, pero la más importante debería ser el mismo niño. Por lo que, claro, el niño tiene que explicar sus emociones, pero esto no es un tema de psicología, el maestro no tiene que tratar de interpretarlas, sino facilitar que se puedan expresar.

¿Qué le ha parecido la gestión de los distintos gobiernos en relación a la pandemia y la infancia? ¿Ha tenido la ocasión de comparar lo que hacían en distintos países?
He notado una sensibilidad distinta en distintos países. En países como Nueva Zelanda o Suecia las autoridades han celebrado encuentros virtuales con niños. También vi que en España hacían algo así. En Argentina me llamó el ministro de Educación, al que yo no conocía, y me pidió que le explicara lo que pensaba, y luego organizó un encuentro público en el que participaron más de 100.000 personas. En Italia, en cambio, nada de esto ha ocurrido. Lo hicieron algunos alcaldes respondiendo a nuestra invitación, pero a nivel nacional no.
Pero lo que estoy viendo, sobre todo, es que estamos pensando en cómo podemos volver a lo de antes. Y, por tanto, lo que ahora nos preocupa es qué cosas raras tenemos que hacer durante este tiempo de espera provisional, que esperemos que sea breve. Ahora mismo se van a abrir los cines, y se están preparando para que haya siempre espacio entre butacas. Esto no es preparar algo distinto para mañana, sino pasar la temporada problemática a la espera de volver lo más pronto posible a lo de antes, a cuando sea posible ocupar todos los sitios. Y así en cualquier ámbito. Y lo mismo está ocurriendo en educación, lo cual me parece un error. Los de la sala de cine pueden pensar que lo que tenían antes ya estaba bien, pero no entiendo cómo la escuela puede pensar lo mismo. En una encuesta que se hizo pública durante la cuarentena, Italia aparecía en el penúltimo lugar en un ranking de analfabetismo funcional. Tenemos un 30% de jóvenes que son analfabetos funcionales, es decir, que aprendieron a leer y a escribir, pero que ni escriben ni leen. También tenemos en Italia un porcentaje muy alto, mayoritario, de niños que no quieren ir a la escuela, que sufren cuando van a la escuela, y algunos lo somatizan hasta ponerse enfermos. La mayoría se aburre, y cuando un niño se aburre en la escuela tampoco aprende o su aprendizaje es superficial. Con este resultado, si en lugar de una escuela fuera una empresa, debería cerrar. La Seat no podría existir si el 30% de sus coches salieran mal de la fábrica. Einstein decía que si queremos que algo cambie no podemos seguir haciendo siempre lo mismo. Pues ahora lo que estamos haciendo son cosas raras, como dividir un grupo en dos, para poder seguir haciendo lo de antes cuando todo pase.

Antes me hablaba de la ley ¿A qué se refería?
El psicopedagogo Jerome Bruner decía que lo peor de la escuela es que los niños se aburren y que de esto hay que salir a toda costa, porque, decía, si se aburren no puede ser educación. Por eso, para no hablar de deseos que vayan a ser calificados de utópicos yo me refiero a la ley. En la Constitución italiana se dice que el objetivo de la educación es el pleno desarrollo de la personalidad, y este principio está recogido también en el artículo 29 de la Declaración de los Derechos del Niño, que es un tratado internacional y está por encima de las legislaciones nacionales. El artículo de la escuela es el 28, ahí se habla de la escuela pública, gratuita y obligatoria. Pero el artículo 29 habla de educación, e involucra las responsabilidades de la familia y de la escuela. Me gustaría que se asumiera este artículo como una refundación de una nueva relación entre familia y escuela, querría ver a estas dos entidades sentadas en una mesa, leyendo este artículo y preguntándose: “¿Cómo lo hacemos?”. Porque el artículo habla de desarrollar la personalidad de los niños, y sus aptitudes psíquicas y físicas hasta el máximo nivel posible. Y esto, lo que significa no es que los niños consigan los resultados que han previsto los adultos, sino que cada uno pueda descubrir su vocación y recibir por parte de la familia y de la escuela las herramientas para poder desarrollarla hasta el máximo nivel posible. Diversos autores le han puesto nombres distintos a esto que la ley llama aptitudes. Yo lo llamo “aquello para lo uno ha nacido”. Con lo cual, la escuela no puede ser solo la de la lengua y las matemáticas, porque si es así va a excluir a muchos alumnos. No los va a expulsar, pero los va a excluir.

¿Pero entonces cree o no cree que va a haber algún cambio, o que volveremos a lo de antes?
Un consejero de Educación de una comunidad autónoma española me preguntó lo mismo. ¿Cómo puedo favorecer el cambio?, me decía. Presuponía que la mayoría de los maestros no quiere cambios y que solo una minoría se atreve a hacer cosas. Yo le contesté que es muy sencillo: usted tiene que ponerse al lado de los que cambian, que los que cambian se sientan privilegiados, apoyados por el consejero, por le ministro; es decir, yo no puedo obligar a todo el mundo a cambiar, pero sé que la escuela lo necesita, los niños lo necesitan y la ley lo pide, pues aquellos que se pongan manos a la obra tendrán más apoyo, y llegarán a ser ejemplos para que más personas se muevan.

¿En qué dirección deberían ir esos cambios?
La escuela que yo imagino no está hecha de aulas. Pensar en aulas supone utilizar menos de la mitad del espacio de la escuela, y además son espacios cerrados, todas iguales, con el mismo mobiliario, y volvemos a lo de antes, si no hay diversidad no hay vida. En la casa cada espacio tiene una finalidad muy clara, y lo mismo en los espacios donde trabajan los científicos, los artistas, los artesanos… Lo que yo propongo es renunciar a las aulas para tener laboratorios, de manera que cualquier espacio de la escuela se aproveche para hacer cosas distintas.
Pero no es solo la escuela la que se tiene que hacer cargo de la reapertura, esto es cosa de toda la comunidad. Lo que propongo es que se cree una mesa que no sea ministerial, sino de ciudad, en la que se sienten el alcalde, los docentes, los padres y los alumnos… ¡es muy importante que no falte nadie! En Italia estamos esperando a que sea la ministra quien nos diga cuáles son las reglas nuevas. Si a los niños les damos reglas que vienen de arriba intentarán librarse de ellas, siempre ha sido así, es casi imposible que respetes una regla que no reconoces como tuya.

Como ha participado en el webinar de ‘Alimentando el cambio’ imagino que en el ámbito de la alimentación también pensará que hay que cambiar cosas.
De todas las cosas que se están diciendo en Italia, posiblemente la que más me gusta es la propuesta de que se coma en el aula. Yo hace 50 años que lo digo, porque siento una gran aversión hacia los comedores escolares.

¿Y eso?
Muchos de los problemas de la mala alimentación tienen que ver con el comedor. Son lugares donde se concentra demasiada gente, hay demasiado ruido, y se tira demasiada comida ¡Todo es negativo! La comida tiene que ser un momento de placer, de estar a gusto, de estar juntos, de compartir un tiempo… Y de hacerlo con mucha autonomía. En muchas escuelas te dicen lo que tienes que comer, cómo y en cuánto tiempo. Cuando yo pregunto por qué os gusta el comedor, muchas veces me contestan que allí los niños pueden socializar, pero eso es absurdo, porque en una comida socializas con los cuatro que tienes al lado. Cien niños en un comedor no tiene nada que ver con socializar.
Yo hace muchos años fui responsable de formación de una escuela infantil en Livorno, en la que pasamos a comer en las aulas. Y el comedor lo transformamos en un estupendo taller de arte. Y como las cocineras no querían servir a los niños, solo llevaban a las aulas las fuentes con la comida, con lo que los niños se levantaban con su plato y se servían de lo que querían y la cantidad que querían, y tras unos cuantos días de aprendizaje ya no se tiró nada de comida. Comían lo que se servían y lo pasaban muy bien, preparaban las mesas… fue un cambio total.


El día 26 de junio Francesco Tonucci participó en el 2º Encuentro Intergeneracional: 

Ciudad y ciudadanía de la infancia y la adolescencia en el COVID, organizado por la Asociación GSIA, GSIA Lab..

Global Status Report on Preventing Violence against Children 2020.

Informe sobre la situación mundial de la Prevención de la Violencia contra los Niños, año 2020.

Acceso a Resumen orientación UNICEF.

Descargar el Documento.

La mayoría (88%) de los países tienen leyes de protección de la infancia, pero en la práctica, menos de la mitad aplica bien las normas y solo una quinta parte tiene planes de acción plenamente financiados y objetivos medibles. 

Los países deben invertir en programas e infraestructuras que conviertan la violencia contra la infancia en una cosa del pasado”, ha afirmado la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore, durante la presentación del Informe sobre la situación mundial de prevención de la violencia contra los niños 2020 junto a la Organización Mundial de la Salud (OMS), Unicef, Unesco, la Alianza Global para acabar con la Violencia Contra los Niños y la representante especial del Secretario General de la ONU.

La eliminación de la violencia contra los niños se menciona en varias de las metas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, pero la meta 16.2 es la más explícita al respecto: « Poner fin al maltrato, la explotación, la trata y todas las formas de violencia y tortura contra los niños ». 
En el presente Informe sobre la situación mundial de la prevención de la violencia contra los niños 2020 se examina el progreso de los países en la ejecución de actividades para alcanzar las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible dirigidas a poner fin a la violencia contra los niños. 
El informe se centra en la violencia interpersonal, que representa la mayor parte de los actos de violencia contra los niños, y abarca el maltrato infantil, la intimidación y otros tipos de violencia juvenil, y la violencia en la pareja. 
Ofrece un punto de partida o referencia para que los gobiernos puedan monitorear su progreso hacia el logro de estos objetivos en el periodo de 2020-2030, enfocándolo desde el punto de vista de las siete estrategias INSPIRE para poner fin a la violencia contra los niños, que están respaldadas por estrategias basadas en la evidencia.

Regálales pueblo!.

El rey de los juguetes es el barro seguido de cerca por los palos,las plumas, las piedras, la arena, el agua, los vichos...🌿🔥🦴💦✨🌼🕸Katia Hueso: «A los niños hay que regalarles tierra y charcos».
Es la fundadora de la primera escuela al aire libre de España, un modelo educativo que va a más en Galicia. 
«Hay que romper el "arresto domiciliario" y salir ahí fuera. Es una pena que un niño no pise el barro por no mancharse los zapatos», afirma.

Entrevista a Katia Hueso

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Ana Abelenda. La Voz de Galicia.

El juego es la mejor herramienta de desarrollo intelectual, físico y emocional, asegura Katia Hueso, que nació «un tórrido 14 de julio» en Madrid y fundó hace ya ocho años en un monte a las puertas del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama la primera escuela infantil al aire libre de España
Hoy son una treintena, y las escuelas bosque, una tendencia en boga en Galicia. «Somos naturaleza, hay que volver a la esencia. Y está en la esencia del juego que el juego sea libre», apunta esta bióloga y madre de tres hijas. 
Ellas fueron las que le dieron el empujón para montar su proyecto y romper el molde educativo. «Sí, la culpa la tienen ellas -ríe Katia-.  Cuando nacieron, empecé a pensar de dónde venía esta afición por la naturaleza, que está en mis genes. Al escolarizar a mis hijas vi que lo que había alrededor eran centros convencionales, con proyectos muy curriculares». ¿Por qué es importante jugar y que el juego sea libre? 
«El juego es una necesidad vital, una herramienta de supervivencia, un instinto que no se puede reprimir. Y para obtener todo el rendimiento del juego, tiene que haber esa fase de creación, de decisión y de negociación entre compañeros de juego. Con un juego muy dirigido por adultos perderíamos el gran motor que es la motivación y un aprendizaje importante de habilidades sociales o de uso del lenguaje», afirma la autora de Jugar al aire libre.
-El modelo de una escuela al aire libre no consiste en soltar a los niños por el bosque y dejaros solos...
-No. El acompañamiento del adulto es siempre importante. Pero muchas veces lo que ves como adulto es que hay que dar un paso atrás, y limitarte a intervenir cuando hace falta, sin molestar ni complicar, solo en situaciones de peligro o conflicto. Yo lo comparo a la mosca que está en la pared: estás allí, viéndolo todo, pero nadie te presta atención a ti. Es un rol importante, no meterse en la acción pero estar, con capacidad de reacción.
-Tampoco es un mundo ideal.
-No. Aquí los conflictos surgen, como en todas partes, y los niños aprenden a trabajarlos de la forma más autónoma posible, ¡lo cual no quiere decir que les dejemos pegarse por un palo!
-¿Adultos y niños podemos convivir a un mismo nivel?
-Los adultos tienen una cosa ineludible, la experiencia de vida. A los adultos se nos presupone más experiencia. En determinadas situaciones debe prevalecer la decisión del adulto. Por ejemplo, cuando jugamos al aire libre y hay amenaza de tormenta es el adulto el que debe decidir. Sabe anticiparse a lo que viene.
-«Somos naturaleza», tu libro anterior, nos familiarizó con el concepto de vitamina N. ¿Qué es?
-Algo que, afortunadamente, no cuesta nada. La vitamina N no se dispensa en farmacias, pero sí está disponible al aire libre, en la naturaleza en un sentido muy amplio. No tenemos que irnos a un parque nacional. Basta con salir ahí fuera. En Galicia tenéis mucha vitamina N en el paisaje.
-¿Tenemos que cambiar el chip?
-Hay que cambiar el chip a escala social, y no quiero que ningún padre se sienta apuntado con el dedo. Hemos ido cayendo en la espiral del miedo. Por un lado es eso de «Uy, ¿qué les va a pasar a los niños si les dejo solos por ahí?», y por otro, una competitividad feroz que se refleja en la agenda infantil. Queremos que hablen inglés y chino desde pequeños, que toquen un instrumento, que tengan su currículo antes de salir de la escuela... A veces parecen pequeños adultos. La frontera entre infancia y edad adulta se está borrando.
-Como padre, te mueves en función de tu tiempo, tus ingresos y de lo que hace tu entorno; la presión es inevitable y a veces te sientes atrapado, ¿no? Somos seres sociales.
-Sí. Hay mucha presión por parte de los pares. No de los padres, sino de los pares, de gente que es como tú. Y así entramos en una espiral de actividades programadas, de ansiedad que deberíamos romper.
-¿Es más sencillo de lo que parece?
-Sí, no necesitamos ningún organismo que nos provea de naturaleza, ¿no?
-Hoy hay piscinas de bolas, campamentos de todo tipo, salones infantiles... Pero ya no jugamos en la calle.
-Necesitamos calles adecuadas. Hay calles que mantienen el espíritu de las de hace 40 años, con parques, barrios y plazas... Esas calles sí. No me refiero al paseo de la Castellana de Madrid.
-¿Hay que humanizar la ciudad?
-Sí. Vivimos en una sociedad adultocéntrica, en la que está casi todo pensado para un adulto de entre 20 y 50 años, sano, ágil, con un estatus, y la ciudad debería adaptarse a otros colectivos.
-¿Sí a los límites?
-¡Claro! Es algo que los niños ven bien jugando al aire libre. Los límites son pocos pero claros. Al aire libre tienes 4 normas, que son las esenciales, quitas la morralla y te quedas con la esencia.
-¿Cómo detectamos que un niño tiene el síndrome de déficit de juego?
-Son niños con dificultades para procesar lo que les pasa, que sienten ira o tristeza. Hay una epidemia de diagnósticos de falta de atención, y creo que habría que hacer el experimento de dejar a ese niño jugar libremente y ver qué pasa. A lo mejor, se atenúa el problema.
-Una escena en muchos parques de las ciudades, en la que me reconozco: «¡No me metas los pies ahí! Es que no ves que te manchas los zapatos...».
-¡Pues habría que celebrarlo! El barro es el príncipe de los juguetes, decía Tonucci. A los niños hay que regalarles charcos. La naturaleza te ofrece todos los juguetes que puedas imaginar. Mi amiga María Mallorca habla de las cuatro pes, las piedras, los palos, las piñas y las plumas. Luego hay otras cosas que no empiezan por pe, la tierra, la arena, el agua, las semillas, las hojas... La naturaleza da «juguetes» que nos permiten crear de aquí al infinito, todo lo que queramos.
No permitamos que las nuevas generaciones,
que tiene que crecer en el amor y conocimiento a la naturaleza, 
crezcan sin mancharse al aire libre.
¡Regálales pueblo!.