La España más diversa: uno de cada cuatro menores de edad tiene un padre extranjero

La transformación demográfica plantea retos en las ciudades, en los colegios o en el mercado laboral aunque el debate de cómo gestionamos la diversidad permanece soterrado por otro más virulento


EL PAÍS

MARÍA MARTÍN / DANIELE GRASSO

11 AGO 2024




Familias se refrescan en Madrid Río el pasado martes. ÁLVARO GARCÍA

La llaman la playa de Madrid, aunque no es más que césped y chorros de agua en una ciudad asfixiada de calor. Se trata de uno de los pocos lugares gratuitos para refrescarse y decenas de familias disfrutan allí de tardes al aire libre. La inmensa mayoría son latinos, una imagen cada vez más común en la capital y tantas otras ciudades. Por cada toalla, un avión lejos de casa; por cada juego, una historia de sufrimiento, prosperidad y reencuentro. Muchas de las adolescentes a la sombra son hijas de las internas que cuidan niños y ancianos y que emigraron desde Colombia, Honduras o Nicaragua hace años. Ashley, de 16 años, y Daniela, de 17, cuentan cómo sus madres, solas y en precario, esperaron mucho tiempo hasta obtener la residencia o la nacionalidad y poder traerlas. Las sillas de camping y las neveras congregan a generaciones de españoles e inmigrantes con hijos con pasaporte español. Oswaldo Colina, hispano-venezolano de 46 años, que emigró hace más de dos décadas, ilustra la escena que tiene ante sus ojos, una realidad cada vez más presente en las estadísticas: “Hoy han dicho en la tele que España crece gracias a nosotros. Siempre hablan de la inmigración, quizás sí, somos muchos, hay sitios en los que parece que estoy en Caracas, pero ¿qué te voy a decir yo, si vine igual? A mí no me perjudica en nada. Uno viene a trabajar y echar pa’alante”.


La inmigración lleva años transformando los pueblos y las ciudades españolas. La población acaba de alcanzar los 48,8 millones de habitantes y, entre ellos, hay 8,7 millones de vecinos, un 17% del total, que ha nacido en otro país. Hay más proporción de nacidos en el extranjero que en Francia, Italia o Grecia. El porcentaje baja al 12% si se excluye a los que tienen o lograron nacionalidad española, pero sigue siendo una de las proporciones más altas de nuestro entorno. Igual que Ashley o Daniela, hoy en España uno de cada cuatro residentes de hasta 17 años tiene al menos un progenitor extranjero.



Este es un fenómeno relativamente nuevo en España. A comienzos de siglo, cuando empezó el primer bum migratorio, los nacidos en el extranjero no llegaban al 6% de la población, pero desde entonces el país empezó a convertirse en una sociedad receptora. “El auge económico de principios de siglo, con la consiguiente demanda de mano de obra, sobre todo no cualificada, marcó el inicio de la nueva fisionomía de la sociedad española”, apunta Abdoulaye Fall, demógrafo y profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona.


Los discursos alarmistas en España se enfocan en la inmigración irregular, en el mar y en las vallas, los escenarios más visibles, dramáticos y descontrolados, pero ese es un recorte muy pequeño de la movilidad. Aunque en el imaginario colectivo predomine la imagen del hombre africano que intenta cruzar desesperadamente el Atlántico en un barco que se rompe a pedazos, la realidad de los residentes en España nacidos en el extranjero es mucho más diversa. Y si alguien representa el inmigrante más común en España es una mujer latinoamericana de alrededor de 40 años.


¿Quiénes son los extranjeros?


En total, los latinoamericanos representan el 37% de los extranjeros. El doble que los de otros países de Europa (19%) o los africanos (17%). Seis de cada diez extranjeros tienen menos de 44 años, prácticamente la misma proporción de españoles que tienen más de esa edad. Suelen tener al menos estudios de secundaria (el 39%, no muy lejos del 46% de los españoles) y cuando entran en el mercado laboral, más de uno de cada dos (55%) tiene un contrato fijo. Cuando un extranjero tiene un trabajo a jornada completa, su sueldo medio es igual al de los españoles e incluso más alto cuando se trata de empleos de alta calificación y mejor pagados, según la Encuesta de Población Activa. Por otro lado, los inmigrantes, especialmente los que están en situación irregular, están sobrerepresentados en la economía sumergida, una realidad sin cuantificar.


Muchos, casi 800.000, vienen de países de rentas más altas que España, como Francia, Alemania, Reino Unido o Estados Unidos. Y aunque la nacionalidad más común es la marroquí (un millón de personas), las comunidades que más han crecido en la última década son la venezolana (520.000, tres veces más que hace diez años), la colombiana y la ucraniana (dos veces más).




Hace nueve años que en España muere más gente de la que nace (135.000 más defunciones en 2022), pero el país sigue creciendo y va camino de los 49 millones de personas. Y casi todo el crecimiento poblacional se debe a los extranjeros. En la última década han aumentado en dos millones los residentes de origen extranjero y casi la mitad tienen nacionalidad española (muchos son nietos de españoles que emigraron). Mientras, los nacidos en España han disminuido en 600.000 personas. Es decir, si observáramos la evolución desde 2013 de un grupo de 100 personas nacidas fuera de España y de otro grupo de 100 personas nacidas en España, veríamos que actualmente las primeras serían 133 y las segundas, 98.


El mercado laboral los busca y crece gracias a ellos, al mismo tiempo que nunca ha habido tantos alumnos de fuera en universidades y centros de formación. El número de españoles afiliados a la Seguridad Social en los últimos diez años apenas ha evolucionado, mientras el de los extranjeros no deja de crecer: los inmigrantes ocupan el 41% de los puestos de trabajo creados en 2023.

Aunque el mercado también refleja las desigualdades. Y sus fallas se ceban con los inmigrantes: España es uno de los países con más estudiantes universitarios que trabajan en empleos por debajo de su cualificación y el tercer país europeo con más extranjeros sobrecualificados (54%). La tasa de paro, de las peores de la Unión Europea, sube hasta el 13% cuando se mide entre los inmigrantes con estudios universitarios y se reduce al 7% entre españoles en la misma situación.


Los nuevos españoles


La transformación de la sociedad no se debe solo a los recién llegados, sino a una nueva generación de jóvenes más diversa que nunca. Casi uno de cada cuatro menores nacidos en España tiene al menos un progenitor extranjero (el 22,3%, y sube hasta el 25% si se incluyen los menores nacidos fuera). En el 80% de los casos, la madre o el padre emigró desde un país no comunitario. De todos los niños de menos de tres años nacidos en España, uno de cada tres tiene al menos un progenitor extranjero.


Son los hijos del bum de comienzos de siglo y de los que han venido después. Son los nuevos españoles, un colectivo que acapara cada vez más atención de los expertos, una descendencia que tendrá un impacto considerable en el futuro. En el padrón hay ya más Mohammed (escrito con una o dos M) que Victor, Joaquín, Marcos, Roberto, Gonzalo o Borja. O más Ahmed que Iñigo, Oriol o Iñaki. También hay más Jennifer (con una o dos N) que Amaya, Candela o Lola.

“Son ellos los que determinan cómo España se ha convertido en un país diverso”, afirma Rosa Aparicio, socióloga e investigadora del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset. “Es hora de que los de acá dejen de sorprenderse cuando se encuentran con una abogada del Tribunal Constitucional de origen marroquí o el jefe del departamento de cirugía de un gran hospital de origen chino. Estos y múltiples otros casos hacen de España un país de inmigración cuyo futuro tendrá mucho que ver con qué hacen y cómo se integran estos nuevos españoles”, mantenía Aparicio en la investigación que lideró junto a Alejandro Portes, condecorado con el Premio Princesa de Asturias por su trayectoria investigadora, entre otros ámbitos, de las migraciones internacionales.


Los autores, que bautizaron su libro como Los nuevos Españoles, constataron las ventajas con las que parten los hijos de los autóctonos tanto en logros educativos como ocupacionales, pero concluyeron que el proceso de consecución de estatus en España es el mismo para unos y otros. La renta, y no tanto el origen, marca su futuro. “Ambos forman parte de un universo común donde el estatus familiar, el sexo, la ambición de los padres y las expectativas educativas y ocupacionales de los propios adolescentes juegan el papel central a la hora de determinar cuán lejos llegaran en sus vidas”, señala el estudio. Sí destacan la discriminación que perciben algunos colectivos, como como los hijos de subsaharianos y asiáticos (chinos), por su raza, y magrebíes, por su religión, una cuestión clave en su proceso de inclusión: a mayores experiencias de discriminación, menor es la identificación con su entorno y participación política.


El discurso de odio


“El principal reto no es cómo gestionamos la inmigración ahora sino en los próximos años”, defiende Fall. El demógrafo senegalés apunta los desafíos más urgentes: la brecha socioeconómica entre migrantes y españoles determinada por un mercado de trabajo que requiere empleados menos cualificados, la infrarrepresentación de personas extranjeras —pero también de españoles hijos de migrantes— en sectores laborales más cualificados o la escasa participación política.


La transformación demográfica plantea retos en las ciudades, en los colegios o en el mercado laboral aunque el debate de cómo gestionamos la diversidad permanece soterrado por otro más virulento.


Los extranjeros se han convertido en el chivo expiatorio y comodín electoral de la derecha. El debate político sobre la inmigración, siguiendo la estela europea, se ha llenado de soflamas racistas y discriminatorias, hasta el punto de que Vox y PP han acabado defendiendo las mismas medidas, entre ellas, desplegar a la Armada para frenar cayucos. “Los españoles tienen derecho a salir tranquilos a la calle”, dijo a finales de julio el líder de los populares, Alberto Núñez Feijóo, en referencia a los inmigrantes.


En las últimas elecciones que se celebraron en Cataluña, en marzo de este año, irrumpió Aliança Catalana en el Parlament con el 3%. El partido, ultranacionalista y xenófobo, mantuvo un discurso centrado en atacar a la población local musulmana, precisamente en la comunidad con más musulmanes de España (600.000, según la Unión de Comunidades Islámicas de España, casi el doble que en la segunda, Andalucía). A pesar de la trampa de vincular la religión al origen, esta formación consiguió sus mejores resultados en pequeñas ciudades catalanas donde hay entre un 8 y un 12% de residentes africanos, el doble de la media regional (4%). En Ripoll fue primera fuerza. Su líder, Silvia Orriols, pedía una Cataluña “libre del Estado español, del Estado francés y del Estado islámico”.


En su libro Los mitos sobre la inmigración, recién publicado, el sociólogo Hein de Haas reflexionaba sobre el discurso público, que abona situaciones como la que se está viendo estos días en Reino Unido, donde se ha destado una cacería contra inmigrantes y refugiados tras el asesinato de tres niñas por parte de un ciudadano inglés nacido en el seno de una familia refugiada de Ruanda. “Y cuando los políticos alientan al monstruo del racismo y el pensamiento conspirativo [...], incluso grupos bien integrados y exitosos cuyo sentido de pertenencia y lealtad a la nación nunca se cuestionó [...] pueden ser apartados y redefinidos como enemigos de la nación y convertirse en el blanco de la exclusión sistemática y la violencia o incluso del genocidio. La diversidad como tal no socava la cohesión social, pero el discurso de odio de los dirigentes políticos sí puede hacerlo”.


Gemma Pinyol, directora de políticas migratorias y diversidad en el laboratorio de ideas Instrategies, lamenta el “embrutecimiento” del debate público: “Así es muy difícil participar de los debates tranquilos que deberíamos estar teniendo sobre cómo hay que trabajar en los territorios para mejorar la convivencia, cómo combatir miedos irracionales o cómo encontrar espacios de encuentro”. Los procesos migratorios, mantiene Juan Manuel Goig, catedrático de Derecho Constitucional de la UNED, son un “caladero de votos”. El consenso no escrito de mantener este asunto fuera de la contienda política, explica, se ha roto en toda Europa. “En España ha llegado más tarde pero ha llegado y es muy peligroso porque vemos al inmigrante como un enemigo”, dice Goig.


A pesar del ruido, la coexistencia es mucho más armónica de lo que se cree. Desde la Gran Recesión de 2008, los académicos han trabajado con la hipótesis de que, en un país como España —castigado por la crisis y la precariedad, y con un elevado volumen de población de origen inmigrante—, se dispararía la hostilidad y el racismo. Pero no se ha cumplido. “Las relaciones entre inmigrantes y nativos son tranquilas y cordiales, aunque distantes, y las actitudes sosegadas y un racismo de baja intensidad han sido las notas dominantes en este campo durante estos años”, afirman los investigadores de la Universidad de Comillas Juan Iglesias y Alberto Ares en su estudio Lo que esconde el sosiego. Prejuicio étnico y relaciones de convivencia entre nativos e inmigrantes en barrios populares.


Pero bajo el sosiego, revela el estudio, se esconden “un fuerte prejuicio étnico” y un creciente malestar social que, en ocasiones, se atribuye al extranjero. Los investigadores constatan que en los barrios más populares proliferan discursos que culpabilizan a la inmigración de los problemas sociales y económicos que viven, aunque esas cuestiones sean atribuibles a procesos políticos, económicos y sociales de fondo y no a la población migrante.


En el último barómetro del CIS, cuando se pregunta a los españoles cuál creen que es el principal problema de España, un 5% contesta “la inmigración”. Son menos de la mitad de los que contestan que el problema son los políticos o la economía y más de los que contestan que el principal reto es la vivienda. El porcentaje es bastante transversal por edad, tamaño de municipio o renta, pero se dispara (por encima del 15%) entre quienes trabajan en el campo.


En general, los expertos han elogiado el modelo español frente al asimilacionismo francés, cada vez más cuestionado, o el multiculturalismo inglés, que va por el mismo camino. “El éxito del modelo español es que no hay modelo”, afirmaba Alejandro Portes a EL PAÍS. La pregunta ahora es si España puede continuar en la inercia.


“Nos ha funcionado hasta ahora, pero España debe asumir que es un país no solo de inmigrantes, sino de nacionales con realidades más diversas. Y esa nueva realidad exige mayor gestión pública”, mantiene Gemma Pinyol. “Al no tener un modelo normativizado, como el francés o el británico, hemos hecho muchas cosas bien porque hemos tenido bastante margen de prueba y error. Y el mundo local, ayuntamientos y organizaciones sociales, ha sido garante de cierto nivel de cohesión social”, explica. “Pero hemos puesto mucho énfasis en las políticas sociales y eso ha provocado que la gente identifique a los extranjeros como demandantes de ayuda social cuando no es el origen sino la renta lo que determina esa demanda”, añade Pinyol, que defiende que es momento de ir más allá. “Para construir sociedades cohesionadas hay que pensar en políticas de movilidad, de urbanismo, de sostenibilidad…”. El Estado de bienestar se deteriora, defiende Pinyol: “Y para no responder a ese deterioro se está creando una narrativa que culpa al extranjero”.


FUENTES


Las cifras mencionadas y utilizadas en este reportaje tienen como fuentes: los resultados definitivos (a cierre de 2023) de la Estadística Continua de Población; el Censo de Población y Viviendas de 2021; el Censo anual (2023); la Estadística de Nacimientos; la base de datos de demografía y población de Eurostat (2023). 

¿Sirve de algo el control parental?: Contol parental en el reino de los nativos digitales.

Hoy una casta de padres, igual de adscritos a los progresos de la tecnología que sus hijos, han de asumir, no solo el  control de contenido, también el tiempo empleado por los hijos, 
también las interacciones que se producen, limitación de compras... 
en ese mundo tan intangible como irreal, pero que se toca porque es existe.
El control parental sigue siendo una necesidad, cada vez más acuciante, 
de cara a impedir (?) a las personas menores de edad 
acceder a contenido crítico, e incluso a poner en riesgo su salud.

Visión Tecno para mortales.

Se trata de un interrogante que lleva levantando justificadas ampollas, prácticamente desde su aparición. ¿Sirve de algo el control parental? Cuando hablamos de nuevas tecnologías, suele caerse en la paradoja de que quienes deben ser protegidos de sus oscuros pasadizos, son los mejor preparados para acceder a ellos. Es una cuestión de adaptación y contexto educacional. Afortunadamente, las generaciones que están en los primeros 15 años de crianza de sus hijos, ya no son como sus padres. 
Los viejos progenitores intentaban subirse al carro de la informática, muchas veces con sustanciales dificultades para abordarla correctamente. Eran tiempos en los que el control parental asfaltaba el espejismo de un sosiego bastante infundado. 
Sin embargo, las primeras generaciones digitales aprendieron rápido, y fácilmente, a saltarse los pasos y acceder a contenido impropio para su minoría de edad. 
Hoy, esa frontera se ha visto pormenorizada por una casta de padres igual de adscritos a los progresos de la tecnología que sus hijos.

Al acceso a contenido crítico para los menores, antaño la gran preocupación, se ha sumado, con las nuevas tecnologías móviles y el estallido de las redes sociales, otros retos. En especial, el tiempo de consumo de pantallas y las interacciones con desconocidos online. En esta nueva era, mucho más horizontal, en la medida en que los padres están bien adaptados a los avances tecnológicos, a la par que especialmente sensible, dado que la cotidianidad digital ha multiplicado también los riesgos, es importante saber: ¿dónde ha quedado el control parental?

¿QUÉ ES EL CONTROL PARENTAL?

El control parental se trata de un mecanismo usado por adultos con el objetivo de controlar el uso que hacen los menores de edad de sitios web, sistemas operativos o equipos. A través del control parental, es posible restringir el acceso a contenidos no aptos, monitorear las páginas por las que navegan los menores, así como bloquear sitios web o usuarios que representen una posible amenaza. Eso, sin contar con que, a través de varias herramientas de control parental, existe también la posibilidad de limitar el tiempo de uso de las computadoras, con lo que se evitan posibles vulneraciones en la salud de los menores directamente relacionadas con el uso excesivo de las pantallas.

Aunque las generaciones más jóvenes sean auténticos nativos digitales, y habitantes de una sociedad en la que las pantallas son herramientas imprescindibles de uso cotidiano, eso no significa que dispongan de la madurez necesaria para evitar ser víctimas de las sórdidas actividades que se llevan a cabo en internet. E incluso más allá de ser objeto de manipulaciones espurias por parte de desconocidos en la red, o de toparse con material lejos de lo recomendable para su edad, una cantidad de uso excesivo puede convertirse, igualmente, en un grave problema de salud física y mental. Es por ello por lo que el control parental se revela como una necesidad, casi imperiosa, en la crianza de las nuevas hornadas.

TIPOS DE CONTROL PARENTAL

Si bien la parte más vital del control sigue residiendo en un especial empeño de atención sobre los menores y el uso que hacen de la tecnología, acompañándolos, guiándolos por un uso debido de internet y advirtiéndoles de sus riesgos, existen mecanismos técnicos complementarios. Moderadores de la velocidad, por así decirlo, con los que los progenitores pueden asegurarse de que los menores están cumpliendo, más allá de su vigilancia, con los límites establecidos.

1.      Limitar el tiempo de uso de los dispositivos: Aunque, como ya hemos mencionado, estar pendiente de la cantidad de horas que pasan los jóvenes frente a las pantallas es la mejor forma de enfrentar los límites de uso, los dispositivos como ordenadores o smartphones, tiene en su sección de ajustes un apartado llamado “Bienestar digital y control parental”. Esta herramienta permite poner un temporizador a la aplicación que se desea limitar, bloqueando su uso pasado ese tiempo. Si bien puede ser fácil de trampear, sencillamente conociendo el código de bloqueo, es uno de los instrumentos más útiles.

2.     Limitar el contenido de los dispositivos: Una estrategia más contundente consiste en bloquear, directamente, el uso de ciertas aplicaciones, páginas web o contenidos. En la app de Family Link, Google abre una posibilidad muy sencilla de restricción, que puede incluso organizarse individualmente. De esa forma, en el caso de hablar de varios menores a cargo, unos tendrán acceso a cierto contenido que les será limitado a otros.

3.     Desactivación de las conversaciones: Los sistemas de mensajería instantánea son uno de los escenarios que más preocupan a los padres. Si tenemos en cuenta que se trata del canal de unión predilecto para estafadores y desconocidos que tengan intereses ilegítimos, parece lógico que aplicaciones y páginas web abran la posibilidad de su desactivación. Los videojuegos, por ejemplo, son un entorno en el que esta clase de sistemas convienen ser desactivados si hablamos de niños de poca edad.

4.     Limitar las compras: Si bien parece lógico, no lo es tanto según el entorno. Restringir la posibilidad de que se lleven a cabo compras no autorizadas en aplicaciones y juegos, puede ahorrarles muchos disgustos a los padres. Tanto unos como otros, pueden llegar a facilitar tremendamente los mecanismos de pago, y es imprescindible que los niños no tengan facilidades para realizarlos.

5.     Activar las alertas de geolocalización: Nadie pone en duda que parece una herramienta un tanto invasiva, y que un mal uso de los tutores de ella puede vulnerar la, también necesaria, privacidad de los menores. No obstante, se trata de una medida adicional de seguridad perfecta para poder tener controlados los dispositivos, así como para recibir notificaciones según los sitios web que se visiten y alertas de cara a áreas no autorizadas.

EL CONTROL PARENTAL: UN TRABAJO DIARIO

Favorecer que los niños y adolescentes hagan un uso responsable de la tecnología digital, tanto en la cantidad de tiempo que designan a ella, como a la naturaleza de su uso, es una actividad de implicación diaria. Además de todos los ejemplos que hemos presentado anteriormente, conviene también llevar a cabo revisiones y actualizaciones de las configuraciones de privacidad y seguridad con cada nuevo dispositivo, evitar malwares descargando las aplicaciones en sitios oficiales y elegir contraseñas fuertes. Además de, por supuesto, cerciorarse de que los perfiles en redes sociales de los menores están únicamente limitados a su entorno y las personas conocidas, impidiendo un uso malintencionado de la información disponible en las plataformas.

El presente y el futuro digitales son una realidad insalvable con un número igual de elevado de ventajas para los más jóvenes, como de situaciones potencialmente conflictivas. Es un trabajo de los tutores y adultos de su alrededor, educarlos en el respeto a los peligros de la red, así como en el de un uso excesivo de las pantallas. Allá donde la palabra no llegue, podrán llegar estas herramientas. Formas de control parental cada vez más sofisticadas, para circunstancias cada día más extraordinarias.

Percepción entre los jóvenes de las desigualdades en huella de carbono

Investigación seleccionada en la convocatoria para apoyar proyectos de investigación sobre la realidad social de las personas jóvenes (FS22-1B)



Fundación “la Caixa”

ElObservatorioSocial

Mayo 2024




El cambio climático y la desigualdad económica están interconectados y, a la vez, relacionados con la justicia intergeneracional. Las personas ricas y de ingresos elevados tienden a dejar huellas de carbono superiores a las del resto de la población, y los ingresos y la riqueza tienden a aumentar con la edad, pero serán los jóvenes de hoy quienes sufrirán en mayor medida los daños climáticos más severos. Los autores de este artículo realizaron una encuesta a 1.547 personas de entre 16 y 32 años, residentes en España, para explorar cómo perciben los jóvenes distintas relaciones entre la desigualdad económica y el cambio climático. Las conclusiones de la investigación sugieren que, en términos generales, un elevado porcentaje de jóvenes perciben diferencias en materia de huellas de carbono que oscilan entre moderadas y significativas. Al comparar sus percepciones con datos de investigaciones académicas, se observa que los jóvenes tienden a sobreestimar la magnitud de tales diferencias, aunque en todos los casos son conscientes de que guardan una mayor relación con las diferencias de ingresos que con la edad. Los resultados señalan que, en la transición hacia una economía baja en carbono, la mayoría de los jóvenes consideran que los responsables políticos deberían tener en cuenta las desigualdades en materia de huellas de carbono. También coinciden en que deberían aplicarse políticas públicas concretas —como gravar los activos sucios— que sean susceptibles de reducir tales desigualdades.

Puntos clave

  1. Muchos jóvenes consideran que, en España, las diferencias en materia de huellas de carbono son moderadas (31%), significativas (33%) o muy acusadas (24%). Al comparar los valores percibidos en materia de huellas de carbono con datos de publicaciones académicas, se observa que las percepciones de muchos jóvenes son imprecisas, dado que tienden a sobreestimar, en lugar de subestimar, las emisiones generadas por quienes más contaminan.
  2. El 78% de los encuestados consideran que las personas de ingresos elevados dejan huellas de carbono superiores a la huella media de la población. En cambio, las diferencias percibidas en las emisiones generadas por los distintos grupos de edad están bastante equilibradas, aunque el porcentaje de los encuestados que creen que las personas mayores dejan huellas de carbono superiores rebasa ligeramente el de aquellos que consideran que son los jóvenes quienes dejan huellas más elevadas (32% y 26%, respectivamente).
  3. El porcentaje de encuestados que consideran que las personas de ingresos elevados, en comparación con las de bajos ingresos, tienen más facilidades para reducir sus huellas de carbono rebasa significativamente el de quienes difieren de esta afirmación (54% y 11%, respectivamente). Las posibilidades percibidas de reducción de emisiones de carbono según se trate de personas jóvenes o de personas mayores son prácticamente las mismas.
  4. Un elevado porcentaje de jóvenes (74%) consideran que las desigualdades en materia de huellas de carbono deberían desempeñar un papel significativo en la configuración de políticas encaminadas a mitigar el cambio climático.
  5. Gravar los activos sucios se cuenta entre las políticas susceptibles de reducir las desigualdades en materia de huellas de carbono, y la mayoría de los jóvenes, con independencia de que sean de izquierdas o de derechas, están de acuerdo con ello. Sin embargo, solamente el 40% de los encuestados están a favor de aplicar un impuesto sobre los vuelos frecuentes.

Autores de la investigación: 


Stefan Drews, Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales, Universidad Autónoma de Barcelona (España), Universidad de Málaga (España); Théo Konc, Universidad Técnica de Berlín (Alemania), Instituto Potsdam para la Investigación sobre el Impacto del Cambio Climático (Alemania)


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¿Cómo afecta la contaminación atmosférica a la infancia?: Segundo factor de riesgo de muerte. Informe SOGA 2024, UNICEF

 La exposición a la contaminación atmosférica se relaciona con más de 700.000 muertes de niños y niñas menores de cinco años, lo que la convierte en el segundo factor de riesgo de muerte.
La polución no solo afecta al día a día de las niñas y niños, 
sino que condiciona su desarrollo cognitivo, así como la memoria y sus procesos mentales. 

Un nuevo informe ha confirmado lo que se sospechaba: 
la contaminación atmosférica afecta especialmente a los niños y niñas. 

Los niños y las niñas menores de cinco años son especialmente vulnerables.

La quinta edición del informe sobre el Estado del Aire en el Mundo, conocido como SoGA, realizado por primera vez en colaboración con UNICEF, concluye que la contaminación atmosférica causó 8,1 millones de muertes en todo el mundo en 2021. Además, concluye que los niños y las niñas menores de cinco años son especialmente vulnerables, con efectos sobre la salud como el nacimiento prematuro, el bajo peso al nacer, el asma y las enfermedades pulmonares. 

En 2021, la exposición a la contaminación atmosférica se relacionó con más de 700.000 muertes de niños y niñas menores de cinco años, lo que la convierte en el segundo factor de riesgo de muerte en el mundo para este grupo de edad, después de la malnutrición. 500.000 de estas muertes infantiles estaba relacionada con la contaminación del aire en los hogares debido a la cocción en interiores con combustibles contaminantes.

La contaminación atmosférica procede de la quema de combustibles fósiles y biomasa en sectores como el transporte, los hogares, las centrales eléctricas de carbón, las actividades industriales y los incendios forestales. Estas emisiones no sólo afectan a la salud de las personas, sino que también contribuyen a los gases de efecto invernadero que están calentando el planeta. Las poblaciones más vulnerables se ven afectadas de forma desproporcionada tanto por los riesgos climáticos como por el aire contaminado.

Neumonía, asma y otros efectos

¿Cómo afecta la contaminación atmosférica a la infancia?Algunos de los mayores efectos sobre la salud de la contaminación atmosférica se observan en la infancia. Los niños y las niñas son especialmente vulnerables a la contaminación atmosférica y los daños de ésta pueden empezar en el útero, con efectos sobre la salud que pueden durar toda la vida. La exposición de los niños y niñas a la contaminación atmosférica está relacionada con la neumonía, responsable de uno de cada cinco muertes infantiles en el mundo, y con el asma, la enfermedad respiratoria crónica más frecuente en los niños mayores

En este mismo sentido, desde Children The City, advierten de que “la evidencia es absolutamente condenatoria: la salud de los niños se está viendo dramáticamente afectada por contaminantes del aire que tienen un impacto devastador en la salud de la raza humana y se convierten en el segundo factor de riesgo de muerte a nivel mundial”. En referencia al informe SoGA enfatizan que el grupo de edad de menos de cinco años es particularmente vulnerable a los efectos en cadena, entre ellos el nacimiento prematuro, el bajo peso al nacer y los problemas pulmonares. enfermedades.

“La salud de los niños se está viendo dramáticamente afectada por contaminantes del aire que tienen un impacto devastador en la salud”

“A pesar de los avances en la salud materno infantil, cada día mueren casi 2.000 niños menores de cinco años debido a los impactos en la salud relacionados con la contaminación del aire. Nuestra inacción está teniendo efectos profundos en la próxima generación, con impactos en la salud y el bienestar para toda la vida”, afirmó Kitty van der Heijden, directora ejecutiva adjunta de UNICEF. “La urgencia global es innegable -continuó-. Es imperativo que los gobiernos y las empresas consideren estas estimaciones y los datos disponibles localmente y los utilicen para informar acciones significativas y centradas en los niños para reducir la contaminación del aire y proteger la salud de los niños”.

“La salud de los niños se está viendo dramáticamente afectada por contaminantes del aire que tienen un impacto devastador en la salud”

Muchos países, particularmente aquellos que experimentan los niveles más altos de contaminación del aire, finalmente están abordando el problema de frente. Las acciones sobre la calidad del aire en regiones como África, América Latina y Asia, como la instalación de redes de monitoreo de la contaminación del aire, la implementación de políticas de calidad del aire más estrictas o la compensación de la contaminación del aire relacionada con el tráfico mediante el uso de vehículos híbridos o eléctricos, están teniendo impactos mensurables en la contaminación. y mejorar la salud pública.

Una preocupación también para ellos y ellas

Desde el Grupo asesor de Medioambiente de UNICEF, no pasan por alto esta realidad y se muestran preocupados de que no todo el mundo tenga en cuenta esta crisis climática. En concreto, piensan que en general muchos chicos y chicas no están interesados en el tema, no están suficientemente informados (convenientemente, tal vez por culpa de la desinformación) y también pueden pensar que no les afecta tan directamente. El negacionismo climático también preocupa a los jóvenes, niños y niñas más comprometido con este tema. 

 Desde el grupo quieren generar más conciencia sobre ello y reivindicar que el movimiento climático debe ser inclusivo. Entre los temas que quieren trabajar a partir de septiembre está reducir la desinformación o el desinterés sobre el cambio climático y generar contenido práctico para que todo el mundo esté concienciado. 

 Una realidad que concuerda con lo que advierten muchas otras organizaciones internacionales. Desde ISGobal advierte de que “nuestra población más joven y vulnerable, que es nuestro futuro, no dispone de los entornos que merece y que necesita para crecer bien. La mayoría de los niños y niñas viven en ciudades que son focos de contaminación atmosférica. Y, además, pasan hasta una cuarta parte del día en escuelas que suelen ser ‘puntos calientes’ urbanos de exposición medioambiental, en zonas densas y muy contaminadas. Esta situación en las ciudades es especialmente grave. Se calcula que el 33% de los casos de asma infantil en Europa pueden atribuirse a la contaminación atmosférica

“La salud mental de los y las adolescentes también se ve afectada, ya que los estudios demuestran que la exposición a la contaminación atmosférica”

Los efectos más graves también pasan por la afectación de la memoria y las dificultades e el aprendizaje de los niños y niñas. Así lo constata un estudio realizado en Barcelona que relaciona directamente la contaminación atmosférica en sus escuelas con su desarrollo cognitivo. “La salud mental de los y las adolescentes también se ve afectada, ya que los estudios demuestran que la exposición a la contaminación atmosférica está asociada a síntomas de depresión, ansiedad, trastornos psicóticos y una peor salud mental general”, explican. 

“La salud mental de los y las adolescentes también se ve afectada, ya que los estudios demuestran que la exposición a la contaminación atmosférica”

El camino a recorrer para mejorar eta situación puede verse en iniciativa de toda Europea como la campaña de Clean Cities, la iniciativas Streets for Kids o y Schools Streets. Trabajando en diferentes sectores para hacer frente a la contaminación atmosférica se puede marcar un cambio significativo en la infancia con beneficios duraderos.

¿Qué hace que ahora los adolescentes sean menos felices? El FMI lo explica

El organismo recalcó la importancia de atender la salud mental de los jóvenes debido a que representa un problema sanitario que podría generar consecuencias económicas en el futuro



Infobae

Valeria González

05 Ago, 2024



Imagen ilustrativa/ Infobae
Es un hecho, la salud mental de la juventud y la adolescencia está dañada. Y aunque el deterioro se ha visto remarcado en los últimos cuatro años (desde 2020 hacia la actualidad), este malestar colectivo no está ligado únicamente a la pandemia de COVID-19. Vivimos en un mundo donde los adolescentes se enfrentan a una sensación de crisis antes de llegar a la edad adulta, lo que ha revertido las cifras históricas de optimismo en esta etapa vital.


Cimenna Chao Rebolledo, investigadora de la Universidad Iberoamericana, habló con Infobae recientemente sobre este malestar colectivo que se presenta en los jóvenes en años recientes, sin embargo, consideró que si se revisan con detenimiento las cifras, es una tendencia que venía decayendo desde hace años atrás.


De acuerdo con el último Informe Mundial sobre la Felicidad, de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), hay una realidad preocupante: los jóvenes de todo el mundo declaran hoy niveles de felicidad inferiores a los de sus mayores. Desde 2006, los niveles de felicidad juvenil declarados han disminuido en América del Norte, América Latina, Europa, el sur de Asia, Oriente Medio y el norte de África. ¿A qué se debe esto?


¿Cuáles son los factores que hacen infeliz a la juventud?


Según un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), hay varios factores que contribuyen a esta disminución de los índices de felicidad. Entre los factores a considerar se encuentran los económicos, sociales, digitales, así como del cambio climático e incertidumbre de mañana.


Presiones sociales y tecnológicas


Si las redes sociales bien ofrecen una conexión con el resto del mundo, pueden fomentar la incompetencia y la comparación social. Según el estudio de 2022 titulado Asociaciones entre el uso de las redes sociales y la soledad en una población transnacional: ¿Importan los motivos del uso de las redes Según un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), hay varios factores que contribuyen a esta disminución de los índices de felicidad. Entre los factores a considerar se encuentran los económicos, sociales, digitales, así como del cambio climático e incertidumbre de mañana.


Presiones sociales y tecnológicas


Si las redes sociales bien ofrecen una conexión con el resto del mundo, pueden fomentar la incompetencia y la comparación social. Según el estudio de 2022 titulado Asociaciones entre el uso de las redes sociales y la soledad en una población transnacional: ¿Importan los motivos del uso de las redes sociales?, se encontró una fuerte correlación entre el aumento del uso de las redes sociales y los síntomas de depresión y soledad en los adultos jóvenes como una probable una tendencia mundial, debido al tiempo en que la población adolescente y juvenil invierte dentro de estas plataformas, donde se ubican estereotipos y estándares a seguir para pertenecer a los círculos sociales, tanto digitales como físicos.


Al mismo tiempo, y a pesar de las conexiones en línea, los jóvenes pueden experimentar una falta de relaciones personales sólidas debido a factores como la disminución del tiempo libre, la movilidad geográfica o la ansiedad social. Sentirse desconectado de una comunidad que los apoya puede afectar negativamente a la felicidad.


Incertidumbre y ansiedad


De acuerdo con el FMI, la amenaza inminente del cambio climático pesa mucho sobre las generaciones más jóvenes, que están heredando un mundo plagado de desafíos ambientales y pueden sentir una falta de control o de capacidad para abordarlos.


Al mismo tiempo, el aumento de las divisiones sociales y políticas puede alimentar la ansiedad y la desesperanza. Ser testigo de una negatividad constante puede resultar emocionalmente agotador. Un informe de UNICEF de 2023 concluyó que los jóvenes que viven en zonas de conflicto en todo el mundo, como Siria y Yemen, presentan niveles particularmente altos de ansiedad y depresión.


Mundo económico y laboral


De acuerdo con el estudio, hay un ascenso más empinado hacia la prosperidad que las generaciones anteriores. La asequibilidad de la vivienda, la educación y la atención sanitaria pueden ser obstáculos importantes para la seguridad financiera y el bienestar general. Aun cuando se trate de adolescentes, el conocer que cada día hay presiones monetarias más grandes puede producir un estrés desmedido en las nuevas generaciones, recalcó el FMI.


De la misma forma, la deuda por préstamos estudiantiles y los salarios estancados obstruyen aún más sus finanzas, retrasando hitos como la compra de una vivienda y la formación de una familia, que contribuyen a los sentimientos de falta de logros personales, profesionales, así como de poca estabilidad. En un informe del Banco Mundial, publicado en 2022, se concluyó que el aumento de los costes de la vivienda también es una preocupación importante para los adultos jóvenes en economías en desarrollo como Brasil y la India, así como en países de Occidente y Oriente, es decir, un malestar global.


Al mismo tiempo, la economía informal, las presiones laborales y las condiciones de trabajo precarias ofrecen menos seguridad y beneficios en comparación con tiempos. Esta falta de estabilidad dificulta la planificación financiera y aumenta la incertidumbre sobre el futuro. Acorde a un informe de 2023 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) concluyó que las tasas de desempleo juvenil siguen siendo obstinadamente altas en las economías desarrolladas y son aún peores en los países en desarrollo. Todo lo anterior puede provocar presiones tanto en los adolescentes como en los jóvenes adultos.


El informe del Fondo Monetario Internacional reveló una disparidad geográfica y de desigualdad. Mientras que en Noruega, Suecia, Alemania, Francia, el Reino Unido y España los adultos mayores manifiestan una mayor felicidad que los jóvenes, en Portugal y Grecia se observa la tendencia opuesta. Además, los jóvenes de América del Norte están ahora sensiblemente menos satisfechos que sus mayores por los factores antes mencionados, ligado a las propias batallas que la región atraviesa, como altos índices de inseguridad en México, por ejemplo. La desigualdad en materia de felicidad también ha aumentado en todas las regiones, con excepción de Europa, que pronto podría seguir este cambio “histórico” y “desconcertante”.


Según el organismo, de no abordarse esta problemática, las consecuencias podrían ser catastróficas. Como señala el informe: “Pensar que en algunas partes del mundo los niños ya están experimentando el equivalente a una crisis de la mediana edad exige una acción política inmediata”, pues cuando la felicidad disminuye, también lo hacen la motivación, la productividad, la salud y la esperanza de vida.


¿Cómo se puede volver a los adolescentes felices?


Si bien el informe presenta un panorama preocupante, también ofrece esperanza. En países como Costa Rica y Kuwait, la felicidad de los jóvenes aumentó. Aunque las razones específicas aún están siendo estudiadas, estos ejemplos sugieren que la clave podría ser centrarse en el apoyo social y en un sentido de propósito.


El FMI consideró que los siguientes puntos son claves para regresar la felicidad de los adolescentes y jóvenes a niveles saludables


1. Priorizar el apoyo a la salud mental a nivel mundial. Es necesario invertir en servicios de salud mental accesibles e integrales para los jóvenes en las escuelas y comunidades de todo el mundo. La intervención y el apoyo tempranos son fundamentales para abordar los efectos negativos de las redes sociales y otros factores estresantes. Programas como el entrenamiento de atención plena y las sesiones de terapia de grupo han demostrado ser eficaces para reducir la ansiedad y la depresión en los jóvenes. Además, la creación de recursos en línea y líneas de ayuda específicamente dirigidas a los problemas de salud mental de los jóvenes puede garantizar una mayor accesibilidad.


2. Fomentar las conexiones entre culturas en el mundo real. Se deben apoyar y alentar las actividades que promueven la interacción social genuina y un sentido de pertenencia en todas las culturas. Los programas de intercambio internacional, en los que jóvenes de diferentes países viven y aprenden juntos, pueden fomentar la comprensión y las amistades para toda la vida. Las iniciativas de tutoría virtual para jóvenes pueden conectar a los jóvenes con profesionales experimentados que pueden ofrecer orientación y apoyo. Incluso las comunidades globales en línea centradas en intereses compartidos, como el activismo ambiental o la escritura creativa, pueden brindar un sentido de pertenencia y propósito.


3. Impulsar la reforma de las redes sociales. Las empresas de redes sociales y los gobiernos tienen la responsabilidad global de priorizar el bienestar de los usuarios. Es fundamental implementar regulaciones y políticas de contenido más estrictas que limiten la propagación de negatividad y desinformación. Las plataformas también pueden explorar funciones que limiten el tiempo de uso de la pantalla o exijan la verificación de edad para ciertos tipos de contenido. La cooperación internacional puede garantizar que estas reformas se implementen de manera efectiva a través de las fronteras, creando un entorno en línea más seguro y positivo para los jóvenes de todo el mundo.


4. Promover la educación para el futuro. Las escuelas deben ir más allá de los programas académicos tradicionales y dotar a los estudiantes de habilidades para la vida que puedan aplicarse en cualquier lugar. Además de educación emocional, talleres de educación financiera pueden ayudar a los jóvenes a tomar decisiones informadas y a afrontar las complejidades de los gastos y la elaboración de presupuestos. Enseñar hábitos saludables en línea puede garantizar un uso responsable y seguro de las redes sociales.

El mundo se encuentra en una encrucijada ante la cruda realidad de la disminución de la felicidad de los jóvenes. El Informe Mundial sobre la Felicidad 2024 nos recuerda nuestra responsabilidad colectiva de fomentar el bienestar de las generaciones futuras. Los jóvenes de hoy son la fuerza laboral del mañana; al abordar ahora los factores que contribuyen al descontento juvenil, las empresas y la sociedad pueden allanar colectivamente el camino hacia un futuro más brillante.