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"Una infancia o una adolescencia sin pantallas es una distopía", Entrevista a Fran Jodar.

Es uno de los temas que levantan pasiones y que protagoniza los debates más intensos en educación de las últimas décadas. En paralelo a la revolución digital, ha emergido el auge y la caída de la pantalla en las escuelas. ¿Son el mal último educativo? ¿Un recurso potentísimo? ¿O, como apunta el psicólogo Fran Jódar en ‘Acompañando a las nuevas generaciones en la era de las pantallas’ (Nube de Tinta, escrito a cuatro manos con la también psicóloga Isa Duque), algo complejo que requiere un análisis reposado?


ethic

Raquel C. Pico

17 diciembre, 2024


Entrevista a Fran Jódar

Ya en la primera página del libro decís que no hay camino correcto ni mapa único. ¿Es algo que se nos olvida muchas veces?


Diría que estamos opinando todo el rato desde un punto de vista muy rígido y sentenciador. Nosotros queríamos dejar claro desde el primer momento que no existe una posición única frente a la pantalla. Uno de los males principales que podemos achacar a la época actual no tiene que ver con las nuevas tecnologías, sino con la naturaleza del ser humano. Y es que queremos perspectivas muy reduccionistas, que nos den rápidamente una perspectiva y un significado. El ser humano se ha acostumbrado a esto.


Porque, al final, si tenemos claro que el mundo ni es blanco o negro, sino más bien en tonos de grises, ¿por qué intentamos que las pantallas sean una cosa u otra?


Pete Etchells viene a decir que estas personas o esos libros que nos intentan dar una perspectiva única muchas veces tienen un interés. Muchas veces es un interés comercial, es decir, intentan vender una ideología por intereses quizás meramente personales. A nosotros nos interesan las nuevas generaciones, las familias, las situaciones que viven. Por eso, nos hemos dado cuenta de que no existe una perspectiva única.


Cuando hablamos de una infancia sin pantallas, de eliminarlas, ¿no estamos olvidando el choque que supone? ¿Es realista pensar en un apagón cuando viven en un mundo lleno de pantallas? 


Yo en este caso hablo muchas veces desde el humor. Eso son sueños nostálgicos de boomers sin remedio. Es decir, educarse sin pantallas es imposible en la era actual. Una infancia sin pantallas es una distopía, igual que una adolescencia sin pantallas. En el libro hablamos de los espacios transaccionales, que fue un concepto que le leímos a Jordan Shapiro. Son esos espacios donde nos socializamos. En los años 80 o en los años 90, todavía era ir a un parques y juegos analógicos, eran Nirvana, el rock o el pop. Ahora lo son los videojuegos en línea, Roblox o cualquier otra actividad que implica la tecnología digital. Es un mundo híbrido entre lo digital y el analógico que nosotros hemos vivido. Y no se puede plantear una falsa dicotomía.


¿Crees que hay un toque aspiracional en todas las fantasías de educar sin conexión? Siempre se repite que los hijos de Silicon Valley van a escuelas Montessori, que tocan la tierra y no las pantallas. Igual que antes a lo mejor lo aspiracional era mandar a tus hijos a Dublín a aprender inglés, ¿ahora lo es que jueguen con juguetes de madera y sin pantallas?


Ese planteamiento da para muchas reflexiones. En el libro, cuestionamos la idea de que los gurús de Silicon Valley no educan a sus hijos con pantallas. Hoy día esto es implanteable. Con el nivel de competitividad que existe en la economía mundial interconectada, donde a partir de cierta edad estás fuera del mercado si no tienes unas competencias digitales amplias, a ningún padre o madre con una mínima visión de futuro se le ocurriría que su hijo no las adquiera. Si esto no lo tienes ya de fábrica, luego te va a costar horrores incorporarte a la economía digital. Así que me extraña mucho que los gurús hagan eso. Lo que hacen es restringir y poner límites al uso de la tecnología digital, cosa que además es muy necesaria. Clara Ramas habla en El tiempo perdido de esta melancolía muy propia de los tiempos actuales, que califica como tiempos crepusculares. En la medida que hemos visto como el imperio en el que nosotros hemos vivido está terminando, las personas anhelamos que los tiempos anteriores vuelvan, una melancolía reaccionaria y sin ningún tipo de conexión con el futuro. El paraíso perdido nos parece la edad dorada que hemos perdido. Ella hace una apuesta por el redescubrimiento del presente.


¿Son las pantallas un poco un chivo expiatorio? ¿Es echarles la culpa como cuando en los 90 se decía que no salíamos de casa porque nos pasábamos el tiempo viendo dibujos animados violentos en la tele?

Rego reivindica que la participación de niñas, niños y adolescentes hace avanzar a la sociedad hacia un modelo más justo

La ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, ha recalcado la importancia de que la infancia participe de manera efectiva en la esfera pública. Así lo ha defendido durante un acto de reconocimiento a las Ciudades Amigas de la Infancia, organizado por Unicef, con la colaboración del Ministerio de Juventud e Infancia.



La Moncloa

10/12/2024



La ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, participa en el reconocimiento a las Ciudades Amigas de la Infancia de UNICEF.

"Cuando las niñas, niños y adolescentes participan, toda la sociedad avanza hacia un modelo más justo. Esta participación no es simbólica, es transformadora", ha destacado Rego durante el evento. "La participación de la infancia no es solo una cuestión de apostar por el futuro, sino también de construir un presente en el que el espacio público se transforma al incluir la perspectiva de la infancia", ha defendido.


En el acto, una veintena de ayuntamientos han sido galardonados en reconocimiento por sus políticas de infancia. El secretario de Estado de Juventud e Infancia, Rubén Pérez Correa, ha participado en la entrega de premios de este año, que han distinguido a los municipios de:

  • Alcalá la Real, Beas, Huércal de Almería, Linares, Montemayor (Andalucía)
  • Candelaria, Granadilla de Abona, Santa Úrsula (Canarias)
  • Higueruela, Illescas (Castilla-La Mancha)
  • Terrassa (Cataluña)
  • San Fernando de Henares (Comunidad de Madrid)
  • Burjassot, Manises, El Puig de Santa María, Paterna (Comunidad Valenciana)
  • Burela, Nigrán, Viveiro (Galicia)
  • Zumarraga (País Vasco)


En su intervención, la ministra ha puesto en valor que una Ciudad Amiga de la Infancia es "una ciudad capaz de romper los muros de la soledad, donde el ocio y la educación no son un lujo para unos pocos, sino un derecho de todas y todos".


Además, Rego ha señalado cómo estos valores cristalizan también en políticas concretas, como las impulsadas por el Ministerio de Juventud e Infancia, comprometido con la reforma del artículo 35 de la Ley de Extranjería "para construir un sistema que no deje a ningún niño o niña atrás" o con el asociacionismo infantil, "fortaleciendo su capacidad de organización y participación".


La ministra también ha reivindicado "el blindaje de los derechos de los más pequeños, estableciendo estándares claros en el sistema de acogida" y la revisión de la Ley Orgánica de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia, "asegurando que ninguna forma de violencia quede sin respuesta".


Entornos digitales seguros


Junto a estas políticas, Rego ha recordado que la necesidad de defender los derechos de la infancia y la juventud no se circunscribe únicamente al ámbito físico, sino que, cada vez más, se da igualmente en los entornos digitales, debido a las crecientes amenazas que enfrentan.


"El entorno digital no está separado del entorno físico. No es una realidad paralela, ajena. En el espacio digital ya se articulan nuestras relaciones económicas, laborales, sociales y afectivas", ha apuntado Rego, quien ha recalcado el compromiso del Gobierno de "garantizar que esto suceda, poniendo en el centro el interés colectivo, del mismo modo que lo hacemos cuando pensamos en la construcción de nuestros espacios físicos".


Generar entornos seguros para la infancia frente a la exposición a los móviles y las pantallas ha sido, durante el primer año de la legislatura, uno de los principales ejes de trabajo del Ministerio de Juventud e Infancia. En este marco, la semana pasada se presentó en Consejo de Ministros el informe de 50 personas expertas, que traza una hoja de ruta para garantizar que el entorno digital sea un espacio que promueva el desarrollo integral de niñas, niños y adolescentes.


El trabajo se compone de un diagnóstico exhaustivo y 107 propuestas concretas de medidas a corto, medio y largo plazo. "Es la primera vez que contamos con un trabajo de esta envergadura, donde personas referentes en distintos ámbitos han articulado un mapa con una única voz, construida con rigor y generosidad", ha señalado Rego. De las medidas propuestas por las personas expertas, 35 ya están integradas en el Anteproyecto de Ley Orgánica sobre entornos digitales seguros, otras requerirán acciones complementarias que el ministerio desarrollará en la Estrategia Nacional, y otras deberán ser abordadas en el ámbito familiar y diferentes entornos, como el educativo, el deportivo o el afectivo. 

El 93 % de los adolescentes creen que deberían cambiar los hábitos de uso de la tecnología

El 93 % de los adolescentes creen que deberían cambiar algunos hábitos en el uso de las pantallas, como reducir el tiempo o dormir con el dispositivo en otra habitación, aunque también subrayan -el 14 %- que sus progenitores los usan más que ellos.


Infobae

9 dic, 2024



Son datos del estudio 'Infancia y adolescencia en entornos digitales', presentado este lunes por Save the Children y la Fundación Orange, realizado con entrevistas a más de 2.500 padres, adolescentes y profesores, que han sido analizadas por 17 expertos.


Reducir el tiempo de conexión, dedicar más tiempo al deporte o no dormir cerca de un dispositivo digital son las medidas más mencionadas por los menores para un uso más saludable de la tecnología.


El 46 % de los jóvenes muestra inquietud por la huella digital que dejan sus acciones y más de la mitad reconoce no saber cómo proteger su información.


Según el estudio, el tiempo de consumo de los dispositivos empieza a ser un objeto de revisión en los hogares.


De hecho, nueve de cada diez de los adolescentes encuestados consideran que deberían cambiar sus hábitos, aunque un 14 % reprocha a sus progenitores que usen el móvil o las plataformas digitales más que ellos con una media de entre 4 y 5 horas al día.


En concreto, muestra que un adulto sin hijos dedica de media 4,7 horas diarias conectado al móvil, 4,3 horas si el adulto es padre y 4,2 los menores.


"Los niños aprenden lo que ven, no lo que se les dice", ha aseverado el director general de Andrés Conde en la presentación del estudio.


En este sentido, algunos progenitores encuestados admiten que en ocasiones son un mal ejemplo para sus hijos en cuanto a hábitos de uso de la tecnología. "No se puede fomentar un uso consciente y saludable en la infancia y la adolescencia sin un ejemplo coherente por parte de sus familias", añade el responsable de la entidad de infancia.


Chatear con sus amigos, ver vídeos o series y jugar son sus actividades principales con los dispositivos, según el 90 % de los encuestados.


"Un tercio del tiempo de nuestros jóvenes discurre en la vía digital", ha recordado Conde, quien ha destacado la importancia de que los padres no utilicen las pantallas para cortar situaciones conflictivas, como el uso del dispositivos como "chupete tecnológico".


Los expertos alertan de que su uso excesivo desencadena ciertos efectos negativos, tanto físicos como emocionales (problemas de sueño, bajo rendimiento académico o sedentarismo, entre otros que relatan los propios jóvenes).


Pese a que la mayoría de los jóvenes -81 %- están concienciados sobre los riesgos del entorno digital, seis de cada diez no entiende bien qué tipo de información comparte en las plataformas digitales y más de la mitad de los adolescentes y de los adultos afirman no conocer cómo proteger su información personal en internet.


Además, un porcentaje muy elevado reconoce no saber diferenciar información falsa en el entorno digital.


Los expertos y los jóvenes coinciden en que esta tarea recae principalmente en los padres, mientras que estos dan más protagonismo a las empresas tecnológicas, el Gobierno o los profesores.


Respecto a la credibilidad, los adolescentes se la dan a sus padres, mientras que las chicas tienden a valorar más el papel de la policía o de sus profesores.


Sobre la supervisión parental, en general los padres indican que vigilan la actividad de sus hijos en internet, además de acompañarlos en su uso, y destacan su papel para resolver dudas aunque sin llegar a controlar lo que hacen.


El 60 % de los jóvenes piensan que sus padres tienen bastante conocimiento sobre su actividad en internet y ese mismo porcentaje de los progenitores se apoya en herramientas para supervisar las acciones de los más pequeños.


Los padres (68 %) defiende el derecho a revisar los dispositivos, mientras que la mayoría de los adolescentes (65 %) se queja de que las herramientas de supervisión limitan su privacidad y el 60 % sabe, además, cómo saltárselas.


Los expertos exponen que los padres deben prepararse para afrontar esos desafíos. "Es fundamental no caer en el error de que la forma de evitar los riesgos es prohibirles todo, sino que se formen según la edad, de manera paulatina", ha opinado Narciso Michavila, de Gad3, encargado de detallar los resultados de la encuesta.


Luz Usamentiaga, de la Fundación Orange, ha destacado la importancia de la formación en competencias digitales de profesores, familias y menores.

El comité de 50 expertos del Gobierno recomienda cero pantallas hasta los seis años y etiquetado con los riesgos para la salud en los dispositivos

El Consejo de Ministros tiene previsto validar este martes el informe de casi 250 páginas con 107 medidas para proteger a los menores del entorno digital que un equipo de profesionales independientes ha elaborado en el último año


EL PAÍS

Ana Torres Menárguez

Madrid, 03 DIC 2024



Un niño utilizaba un teléfono móvil y una 'tablet', en 2023 en Madrid.EDUARDO PARRA (EUROPA PRESS)

El comité de 50 expertos nombrado el pasado enero por el Gobierno para analizar el impacto de las tecnologías en los menores y diseñar un plan que los proteja de los riesgos de internet ya tiene su informe listo: recomienda no exponer a los menores de tres años a dispositivos digitales y desaconseja su uso hasta los seis; entre los 12 y los 16 años aconseja priorizar el uso de teléfonos analógicos (sin acceso a internet y limitado a las llamadas), y urge a que los dispositivos digitales comercializados en España incluyan un etiquetado advirtiendo de los principales riesgos para la salud que conlleva su uso, y de los posibles impactos del acceso a contenidos no apropiados en el desarrollo de los menores.


El documento, de casi 250 páginas y al que ha tenido acceso EL PAÍS, incluye un diagnóstico basado en estudios ya publicados, tanto desde un punto de vista sociológico como neurocientífico, sobre cuestiones como el tiempo que los adolescentes dedican a los dispositivos o los efectos sobre la salud mental, y 107 medidas que servirán para completar el anteproyecto de ley orgánica para la protección de los menores en los entornos digitales que el pasado junio aprobó en primera vuelta el Gobierno y que está en fase de consulta pública. El texto —encargado el pasado enero por el Ministerio de Juventud e Infancia— se empleará, además, para el impulso de nuevas medidas no incluidas en la ley.


Entre las recomendaciones contempladas en el informe, que previsiblemente validará este martes el Gobierno en el Consejo de Ministros, hay un apartado específico sobre el “acceso progresivo” de los menores a los dispositivos digitales en función de su edad en el que se aconseja a los adultos limitar el uso en presencia de menores de 6 años, así como permitirlo únicamente entre los 3 y los 6 “como excepción”, “con el objetivo de mantener un contacto social, familiar o cuando se determine por resolución judicial”. Entre los 6 y los 12 años, indican los expertos, se deben priorizar actividades vivenciales, como son las deportivas, y el uso de teléfonos analógicos. Si las familias deciden entregar un móvil inteligente, se recomienda utilizar herramientas de control parental para monitorear el tiempo y los contenidos consumidos, y no permitir el acceso a redes sociales. La OMS aconseja cero horas de pantallas a los menores de un año y un máximo de una hora hasta los 5.


Eliminación de ‘apps’ educativas con gratificación inmediata


En el ámbito educativo, se considera necesario realizar una “revisión contrastada de las herramientas y aplicaciones utilizadas para determinar su aportación a la mejora del aprendizaje según criterio científico”, así como la “eliminación de juegos de las aplicaciones educativas relacionados con sistemas de gratificación inmediata”. Los colegios deberán establecer dentro de su Plan Digital de Centro estas regulaciones. Actualmente, apps como Innovamat —que incluyen juegos con estrategias de gratificación inmediata para el aprendizaje de las Matemáticas— están presentes en 1.200 colegios públicos en España. Además, se considera necesario establecer límites a la digitalización de la enseñanza según la edad. En Infantil, “no se utilizarán dispositivos digitales individuales, aunque se permitirá el uso de herramientas didácticas colectivas bajo la supervisión adecuada del profesorado, evitando el uso de dispositivos digitales en el tramo de 0 a 3 años”. Y en Primaria (6 a 12 años), ”se priorizará la enseñanza de manera analógica”.


En otro de los puntos, se apuesta por planes de formación para las familias, con contenidos como la navegación segura, los límites de acceso y tiempo de exposición, la supervisión adecuada a cada franja de edad, las “potenciales ventajas educativas de un uso crítico”, o la conveniencia de pactar normas de uso comunes. Estos planes “deberán adaptarse a todo tipo de familias, a sus niveles socioeconómicos, y a su disponibilidad de tiempo para la formación”, cita el texto, que considera necesario dotar económicamente a través de subvenciones a las AMPA y a entidades del tercer sector para la ejecución de los mismos.


Desde el plano de la salud, los expertos consideran que se debe declarar como un problema de salud pública los trastornos y adicciones sin sustancia derivados del impacto de la tecnología en los menores, para instaurar así “medidas de prevención primaria, secundaria y terciaria, dado que algunos efectos de la tecnología sobre la salud pueden ser reversibles, como el impacto sobre el sueño y la concentración, según estudios en población adolescente”, cita el texto, así como desarrollar sistemas de detección temprana. También se recoge la inclusión sistematizada de preguntas de cribado de hábitos de consumo de tecnología, conductas problemáticas y usos inadecuados de los dispositivos “en todas las consultas de salud a todas las edades”, así como programas de actuación en salud mental que incluyan “screening de depresión, ansiedad y uso de tecnología” en las revisiones de atención primaria de adolescentes. Y “constituir de forma estructural” programas de enlace entre salud mental y centros educativos.


Etiquetado con los peligros para la salud


Para las empresas del sector tecnológico también se contemplan nuevas obligaciones, como la inclusión de un etiquetado advirtiendo de los principales riesgos para la salud que conlleva el uso de dispositivos digitales y aplicaciones, así como del acceso a contenidos no apropiados para el desarrollo de la infancia y adolescencia. Estas advertencias —que deberán estar redactadas en un lenguaje claro y accesible—, continúa el informe, “también deben aparecer en las pantallas al acceder a una determinada aplicación o plataforma online, indicando los riesgos para la salud y el tiempo máximo de uso recomendado.


Otra de las medidas es la obligación por parte de los fabricantes y productores de servicios digitales de incluir con los nuevos lanzamientos un informe de impacto sobre los menores con recomendaciones por edades. O la configuración “desde el diseño y por defecto” de las medidas protectoras para personas menores de edad por parte de fabricantes y generadores de software, prestadores de servicios digitales (plataformas, redes sociales, mensajería), fabricantes de dispositivos y operadores de telecomunicaciones, que deberán garantizar “el modo de máxima seguridad”, evitando los perfilados, la publicidad comportamental, el tracking online y las notificaciones automáticas cuando no exista el consentimiento exigido por la normativa.


Entre las entidades que han participado en la elaboración del informe están la Asociación Europea para la Transición Digital, la Agencia Española de Protección de Datos, técnicos del INCIBE (Instituto Nacional de Ciberseguridad), la Plataforma de la Infancia, la Asociación Española de Pediatría, sexólogos (como Alejandro Villena o Miriam Al Adib, que asesorarán sobre el consumo de porno y sus efectos en los menores), o psiquiatras especializados en adolescencia, entre otros.

Los avances tecnológicos, el cambio demográfico y la crisis climática moldearán la infancia del futuro

Según el informe de UNICEF 'Estado Mundial de la Infancia 2024: el futuro de la infancia en un mundo cambiante', se debe actuar para que estos cambios sean en positivo y evitar posibles riesgos


Unicèf España,

30 de noviembre de 2024



Imagen: UNI616813 / Unicef

¿Cómo será el mundo en el que vivirán los niños y niñas de 2050? A pesar de parecer un horizonte aún lejano, un estudio de UNICEF ha querido dar respuesta a esta pregunta cuando estamos llegando al final del primer cuarto de siglo XXI. Y los posibles escenarios que apunta este último ‘Estado Mundial de la Infancia 2024’ (EMI 2024) dibujan un futuro en el que tres grandes fuerzas globales —o “megatendencias”— influirán de forma significativa en la infancia y adolescencia de 2050 y después:  la crisis climática y medioambiental, el cambio demográfico y los avances tecnológicos.


Crisis climática


Las previsiones preliminares no son buenas. Se estima que en la década de 2050-2059 las crisis climáticas y medioambientales se generalizarán aún más, con ocho veces más niños, niñas y adolescentes expuestos a olas de calor extremas, tres veces más expuestos a inundaciones fluviales extremas y casi el doble expuestos a incendios forestales extremos, en comparación con la década de 2000.


Esto supone, además, una verdadera amenaza para la salud y el desarrollo de niños y niñas. Sin embargo, la severidad de estos efectos dependerá de factores como edad, salud, situación socioeconómica y acceso a los recursos.


Por lo tanto, en un futuro próximo será esencial la capacidad de disponer de recursos para hacer frente a estas situaciones climáticas extremas como refugios, infraestructuras de refrigeración, atención sanitaria, educación y agua potable.


Tendencia demográfica


Los cambios demográficos que nos afectan en la actualidad se consolidarán en las próximas décadas. Por un lado, en 2050 se prevé un envejecimiento de la población global, pero al mismo tiempo, también habrá tantos niños y niñas en el mundo como hoy, unos 2.300 millones.


No obstante, si prestamos atención a este dato, veremos que una proporción menor vivirá en países de renta alta y una proporción mayor, en el sur de Asia y África. Estas últimas son regiones que en ocasiones tienen dificultades para satisfacer las necesidades básicas de muchos niños y niñas, y el apoyo para la infancia de estos lugares será clave. 


Avances tecnológicos


La tecnología digital es una de las mayores trasformaciones que ha vivido el mundo en las últimas décadas y, en las próximas, serán fuente tanto de beneficios como de riesgos. Uno de esos riesgos, que ya experimentamos hoy en día, es la brecha digital entre jóvenes de países de ingresos altos y jóvenes pertenecientes a países de ingresos bajos.


Para ser capaces de utilizar de forma eficaz y responsable las herramientas digitales en la educación, o incluso en los futuros puestos de trabajo, el acceso a las competencias digitales es determinante. Y para mejorarlo, se debe actuar sobre factores como el entorno socioeconómico, el género, la lengua o la accesibilidad, que se convierten en grandes obstáculos a la hora de adquirir y desarrollar estas necesarias competencias digitales.


Una infancia próspera en 2050


A pesar de los evidentes desafíos que se presentan en las próximas décadas, el EMI 2024 también apunta a significativas mejoras en las condiciones de vida de la infancia en 2050.

  • Por ejemplo, se prevé un aumento de la supervivencia infantil, situando la tasa de supervivencia neonatal en el 98 %.
  • También crecerán los porcentajes de educación, llegando al 77 % en el caso de jóvenes en el mundo que cuentan al menos con educación secundaria. Esto supone un gran aumento en comparación con el 40 % que persistía en la década de los 2000. 

Sin embargo, aunque estos datos dan pie al optimismo, se deben tener en cuenta las disparidades entre regiones. En este sentido, es fundamental comenzar desde ahora a poner los derechos de la infancia en el centro de todas las estrategias, políticas y acciones.


Medidas para un cambio en positivo


Tomando como punto de partida la Convención sobre los Derechos del Niño, UNICEF plantea algunas medidas para lograr que el impacto en niños y niñas de estas «megatendencias» sea más positivo que negativo:

  • Prepararse para las transiciones demográficas, entre otras cosas invirtiendo en educación y prestaciones para la infancia. Aunque los niños y niñas representen una parte cada vez menor de la población, sus necesidades deben seguir siendo prioritarias. La educación, la atención a la salud física y mental, la lucha contra la pobreza infantil y los servicios públicos como centros educativos, escuelas infantiles e instalaciones de ocio deben seguir estando disponibles y ser accesibles.
  • Invertir en adaptación climática y medioambiental, mitigación y educación, incluyendo el fortalecimiento de capacidades y sistemas para una prevención, respuesta y recuperación efectiva y con enfoque de infancia ante las crisis climáticas. 
  • Ofrecer conectividad online que garantice un acceso inclusivo para todos los niños y niñas con un diseño seguro que incluya la elaboración de medidas necesarias para que el ámbito digital sea un entorno protector.  
  • De esta manera, estaremos más cerca de garantizar un futuro en el que se hagan realidad los derechos de todos los niños y niñas, un mundo en el que toda la infancia sobreviva, prospere y alcance su pleno potencial. El futuro es nuestro, y la tarea de hacerlo realidad empieza ahora.