Pobreza alimentaria grave en la infancia

Afecta a 1 de cada 4 niños en el mundo que no pueden consumir una alimentación nutritiva y variada para que su crecimiento sea óptimo.


Unicef

06/06/2024



En el mundo, alrededor de 181 millones de niños y niñas menores de 5 años –uno de cada cuatro– viven en situación de pobreza alimentaria infantil grave, lo que aumenta en un 50% sus probabilidades de padecer desnutrición aguda que puede ser letal.

  • 4 de cada 5 se alimentan únicamente con leche materna o productos lácteos, o un alimento básico rico en almidón (arroz, maíz o trigo).
  • Menos del 10% se alimenta de frutas y verduras.
  • Menos del 5% de alimentos ricos en nutrientes como huevos, pescado, aves y carne.

"Los niños y niñas que viven en condiciones de pobreza alimentaria grave están en una situación límite", Catherine Russell, directora de UNICEF.


¿Qué es la pobreza alimentaria infantil?


Se trata de la situación en la cual los niños y niñas no pueden obtener ni consumir una alimentación nutritiva y variada para mantener un crecimiento y un desarrollo óptimos en la primera infancia y en etapas posteriores.


Para definirla hay que tener en cuenta las categorías de pobreza alimentaria infantil. En este sentido, si se alimenta a los niños y niñas con:

  • 0-2 grupos de alimentos/día: situación de pobreza alimentaria infantil grave.
  • 3-4 grupos de alimentos/día: situación de pobreza alimentaria infantil moderada.
  • 5 o más grupos de alimentos/día: no viven en situación de pobreza alimentaria infantil.

Causas de la pobreza alimentaria infantil


Un nuevo informe de UNICEF* analiza las causas y repercusiones que tiene la privación alimentaria entre la población mundial más joven, en casi 100 países, según el nivel de ingresos.


Entre las causas, cabe destacar:

  • El impacto socioeconómico de la pandemia de COVID-19.
  • Los efectos de las crecientes desigualdades.
  • Los conflictos.
  • La crisis climática.

En su conjunto, han contribuido a elevar el precio de los alimentos y el coste de la vida a niveles sin precedentes. 


A su vez, diversos factores están agravando la crisis de pobreza alimentaria infantil, entre ellos:

  • Unos sistemas alimentarios que no proporcionan a los niños y las niñas opciones nutritivas, seguras y accesibles.
  • La incapacidad de las familias para permitirse una alimentación nutritiva.
  • La incapacidad de los progenitores para adoptar y mantener prácticas de alimentación infantil positivas.

En muchos contextos, las bebidas azucaradas y los alimentos ultraprocesados, que son más baratos, bajos en nutrientes y no saludables, se comercializan con estrategias agresivas y son la nueva normalidad en la alimentación infantil.


Una alarmante proporción de niños y niñas que viven en condiciones de pobreza alimentaria consumen estos alimentos y bebidas no saludables que desplazan de sus regímenes alimentarios a otros productos que son más nutritivos y saludables.


"Ahora mismo, es la realidad de millones de niños y niñas pequeños y esto puede tener repercusiones negativas irreversibles para su supervivencia, crecimiento y desarrollo cerebral”, añade Russell.


¿Qué países sufren pobreza alimentaria infantil?


De los 181 millones de niños y niñas que se encuentran en situación de pobreza alimentaria grave, el 65% se concentra en solo 20 países. Alrededor de 64 millones de niños y niñas afectados están en Asia Meridional, y 59 millones en África Subsahariana.


El 65% de los niños y niñas en situación de pobreza alimentaria grave se concentra en estos 20 países: Afganistán, Bangladesh, China, Costa de Marfil, República Democrática del Congo, Egipto, Etiopía, Ghana, India, Indonesia, Myanmar, Níger, Nigeria, Pakistán, Filipinas, Somalia, Sudáfrica, Uganda, Tanzania y Yemen.


En Somalia, por ejemplo, un país afectado por los conflictos, las sequías y las inundaciones, el 63% de los niños y niñas viven en situación de pobreza alimentaria infantil grave y, en las comunidades más vulnerables, más del 80% de los cuidadores declararon que sus hijos no habían podido comer durante un día entero.


En la Franja de Gaza, meses de hostilidades y restricciones a la ayuda humanitaria han provocado el colapso de los sistemas alimentarios y de salud, con consecuencias catastróficas para los niños y las niñas y sus familias. 


Recientemente, se constató que nueve de cada diez niños y niñas de la Franja se encuentran en situación de pobreza alimentaria grave y sobreviven con dos o menos grupos de alimentos al día. Todo ello demuestra el terrible impacto que el conflicto y las restricciones están teniendo sobre la capacidad de las familias para atender las necesidades alimentarias de sus hijos, y de la velocidad a la que esta realidad pone a los niños y niñas en riesgo de desnutrición potencialmente mortal.


Cerca de la mitad (46%) de los casos de pobreza alimentaria infantil grave se da en hogares pobres en los cuales es probable que la limitación de los ingresos familiares sea uno de los principales impulsores, mientras que el 54 % –esto es, 97 millones de niños y niñas– vive en hogares relativamente más ricos, en los que los entornos alimentarios precarios y las malas prácticas alimentarias son los principales factores que determinan la pobreza alimentaria en la primera infancia.


Avances en algunos países


El progreso para acabar con la pobreza alimentaria infantil es lento, pero existen algunos casos de notable éxito:

  • En Burkina Faso la prevalencia de la pobreza alimentaria infantil grave se redujo a la mitad al pasar del 67% en 2010 al 32% en 2021.
  • En Nepal, se redujo desde el 20% en 2011 al 8% en 2022.
  • En Perú, la tasa se ha mantenido por debajo del 5% desde 2014 pese a un prolongado período de declive económico.
  • En Ruanda, pasó del 20% en 2010 al 12% en 2020.

En Burkina Faso, por ejemplo, UNICEF desarrolla un proyecto que permite a los niños y niñas de Thyou alimentarse de manera adecuada. Como Aslam, un bebé de 8 meses y sus tres hermanos. La madre cuenta que es un niño sano y risueño.


Desde que nació Aslam, Fatimata participa en unas sesiones organizadas por UNICEF en las que recibe recomendaciones para alimentar bien a sus hijos. Y nota la diferencia, claramente recuerda cómo sus hijos mayores se enfermaban y estaban muy delgados. 


"Estoy muy agradecida por esta oportunidad que me permite aprender de los consejos para cuidar a mi hijo".


En el marco del proyecto y con la supervisión de agentes sanitarios de la propia comunidad, las madres se reúnen una vez al mes para intercambiar prácticas de nutrición esenciales para niños pequeños y familias. 


Cómo acabar con la pobreza alimentaria infantil


Para poner fin a la pobreza alimentaria infantil, desde UNICEF hacemos un llamamiento a los gobiernos, las organizaciones humanitarias y de desarrollo, los donantes, la sociedad civil y la industria de alimentos y bebidas para, de forma urgente:

  • Transformar los sistemas alimentarios de manera que los alimentos nutritivos, diversos y saludables sean la opción más accesible, asequible y deseable para los cuidadores a la hora de alimentar a los niños y niñas pequeños.
  • Aprovechar los sistemas sanitarios para prestar servicios esenciales de nutrición con el fin de prevenir y tratar la desnutrición en la primera infancia y asesorar a progenitores y familias sobre prácticas de alimentación infantil y cuidado de niños y niñas.
  • Activar la protección social para abordar la pobreza de ingresos a través de la concesión de transferencias sociales (dinero en efectivo, vales y alimentos), de forma que respondan a las necesidades alimentarias y nutricionales de los niños y niñas vulnerables y sus familias.


Resumen ejecutivo del informe en español.


¿Rechazos de la infancia trabajadora? Moralidades, política y epistemes.

En este artículo se abordan los significados ambivalentes 
del concepto de rechazo al trabajo infantil.
Mañana, Día del Trabajo Infantil.

“¿Rechazos de la infancia trabajadora? Morales, política y epistemes”.
Orignal de Paulina Ferronato (2021).

"Cómo evitar borrar a los niños de las estratagemas divagantes y asimétricas del campo social? 
Cómo garantizar que las experiencias de los niños no se reduzcan a expectativas adultas que delimitan su futuro a partir de un presente negado y un pasado desconocido?".


Por un lado, defino el rechazo como una práctica moral ubicada en un campo social de exclusiones. En ese sentido, busco releer el trabajo de McGranahan (2016) , que sugiere que el rechazo es un desafío a las relaciones jerárquicas. Por otro lado, entiendo el rechazo como una praxis analítica que inaugura la posibilidad histórica de conocer y reconocer, de diferentes maneras, las experiencias de niñas y niños. Propongo estos puntos como una forma de reimaginar los estudios sobre las infancias trabajadoras en contextos de desigualdad social persistente ( Tilly, 2000 ) en América Latina.

En el primer caso, el rechazo del trabajo infantil despliega sensibilidades, moralidades, discursos y  dispositivos  que dan forma a las políticas gubernamentales contemporáneas. En el segundo caso, el rechazo se convierte en una poderosa lente teórica y metodológica para interpretar experiencias complejas. El rechazo etnográfico ( Ortner, 2009 ) asume lo primero como un elemento a entender, sin buscar esterilizar las relaciones de poder ni desdibujar las ambigüedades de los sujetos. En otras palabras, la producción de la infancia implica disputas, que no pueden juzgarse únicamente en función de las “buenas o malas intenciones” de los actores. Es necesario examinarlos en contexto y repolitizarlos. Como sugiere Simpson (2017 ), el rechazo produce dilemas en la vida social y el conocimiento cotidianos.

De hecho, la infancia en condiciones de desigualdad moviliza afectividades específicas. Estos se negocian y producen en narrativas y acciones del Estado, comunidades territoriales, gobiernos internacionales e instituciones políticas. Particularmente en América Latina, la organización y las agendas de investigación y desarrollo social, ya sean gestionadas por el Estado o no, apuntan a erradicar el trabajo infantil. Esto está en concordancia con los discursos proteccionistas de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño y la Organización Internacional del Trabajo, que tratan el trabajo infantil como aquel que priva a niñas y niños de “una infancia” y lo consideran perjudicial para el desarrollo físico y psicológico de niños. Dentro de esta retórica abolicionista, las niñas y los niños son definidos como inocentes y vulnerables. Esto significa que el sujeto niño, entendido de manera abstracta, sólo pretende jugar y depende enteramente de los adultos para mantener su vida.

En contraste, mis estudios territorializados sobre niños cuidadores y trabajadores, y en diálogo con investigaciones en diferentes ciudades de América Latina ( Frasco, Fatyass y Llobet, 2021 ; Liebel, 2016; Padawer, 2010 ), muestran que las actividades de los niños son no restringido a tareas de baja intensidad con importancia limitada. Los niños producen valor social. Esto significa que generan vínculos con otros, elaboran bienes y movilizan capitales (no sólo económicos) a través de actividades heterogéneas para lograr su propia reproducción social. El trabajo infantil, entendido no sólo en términos de supervivencia, también se relaciona con dimensiones afectivas, recreativas y de socialización de la vida que se experimentan de manera diferencial según la clase, la etnia, la generación y las posiciones de género.

Aunque las experiencias de los niños son socialmente diversas, los agentes que intervienen en la gobernanza humanitaria de la infancia ( Fassin, 2016 ) mantienen una división entre niños y adultos que tratan el trabajo infantil como si fuera un “mundo hostil” ( Zelizer, 2009).  
A partir de ahí, delinean regímenes de deseabilidad para el supuesto bienestar y de necesidades de niñas y niños ( Fraser y Lamas, 1991 ). En particular, les preocupan las escenas de trabajo relacional, en el sentido conceptual de Zelizer (2009) , en las que los niños que viven en la pobreza participan en actividades productivas y relaciones de cuidado con relativa autonomía de la influencia familiar.

Estos adultos "humanitarios" se movilizan para atender el supuesto malestar de los niños. Quieren corregirlo (por ejemplo, trabajo infantil); representan a niñas y niños como víctimas o niegan y borran ciertas experiencias de los niños. El miedo a que el trabajo perjudique a los niños plantea un esencialismo romántico que presenta un solo relato sobre ellos, que se centra en lo que NO deben hacer, sin centrarse en el contexto en el que se desarrollan esas relaciones productivas ( Llobet, 2012 ) . Los sentimientos morales que rigen la infancia invisibilizan las múltiples trayectorias de los niños. También los dislocan social, espacial y temporalmente. Los dejan inertes, como una vida virtuosa que necesita ser salvada porque puede ser fácilmente suprimida.

Estas narrativas de catástrofes sobre “el niño trabajador” generan políticas de contención y solidaridad. Pero, al mismo tiempo, desplazan la posibilidad de advertir la violencia y las injusticias de largo plazo que circunscriben las condiciones materiales y simbólicas en las que viven niñas y niños. Este consenso compasivo no tiene en cuenta otras historias sobre infancias trabajadoras. Según esta lógica, se culpa a las familias porque “envían a sus hijos a trabajar”.

Además, diferentes agentes y organizaciones llevan a cabo acciones socioeducativas desde una lógica que invoca la noción de cultura de paz, armonía en la crianza y rescate de la niñez. Por lo tanto, las soluciones a los “problemas” sociales emergentes se dirigen hacia las interacciones interpersonales y la toma de conciencia, sin cuestionar las circunstancias políticas y sociales.(Pizarro, 2017; Fonseca y Schuch, 2009).

Por lo tanto, resulta difícil visibilizar que el trabajo infantil involucra diferentes significados y aprendizajes comunitarios, decisiones cotidianas y reciprocidades entre grupos; y que a veces puede oprimir a los niños. ¿Cuáles son, entonces, las condiciones locales para materializar los derechos de los niños sin cosificar sus experiencias en contextos de desigualdad?

El rechazo trabaja con símbolos y significados diferentes al humanitarismo como parte de sus prácticas de conocimiento. El rechazo exige que el gobierno de la infancia se sitúe contextualmente. Los debates sobre la agencia de los niños desde un enfoque situado ( Haraway, 1988 ) no buscan reducir la capacidad de acción de los niños a una capacidad puramente de libertad, ni se centran únicamente en aquellos comportamientos legitimados por las instituciones y sus proyectos políticos. Este horizonte de pensamiento (por ejemplo, el rechazo) se ancla en la exploración de las múltiples experiencias de la infancia y sus interpelaciones en deseos impuestos relacionados con “ser niña o ser niño”. La agencia de los niños trabajadores se cultiva en el encuentro entre: las estrategias que han incorporado desde su reproducción social ( Bourdieu, 2020 ), las desigualdades y la precariedad de la vida ( Lorey, 2016 ). Este enfoque entra en tensión con frentes discursivos hegemónicos que hacen suposiciones sobre la infancia y las relaciones intergeneracionales, basadas en la edad.

Presento estas economías morales para comprender las economías políticas de estas prácticas de gobierno. Al mismo tiempo, busco mostrar la problemática de los rechazos hegemónicos en torno a los niños trabajadores. Más bien, enfatizo que los esfuerzos por comprender las acciones y movimientos para la transformación social deberían ser más rigurosos. Es crucial ir más allá de la indignación moral que genera acciones altruistas y ampliar la imagen del sufrimiento de los niños que trabajan en el mundo que habitan. Ampliar visiones sobre los niños trabajadores representa un rechazo que nos invita a romper el muro, cruzar la calle, compartir la plaza, reinventar las banderas, escuchar a las niñas y niños, mirar sus huellas, ver dónde están, observar lo que hacen. , cómo se sienten y empezar de nuevo. ¿Cómo conecta el siguiente retrato del trabajo infantil sus temporalidades heterogéneas con otras infancias desiguales?

Las preguntas surgen entonces son
.- cómo evitar borrar a los niños de las estratagemas divagantes y asimétricas del campo social; 
.- cómo garantizar que las experiencias de los niños no se reduzcan a expectativas adultas que delimitan su futuro a partir de un presente negado y un pasado desconocido.
.- Me pregunto cómo ubicar las voces y agencias de los niños dentro de una política de reconocimiento. Incluso es crucial notar en sus silencios las formas en que los niños rechazan subrepticiamente las fronteras de participación infantil diseñadas e impuestas por los gobiernos ( Llobet, 2021 ). 
.- Es importante pasar de una política de compasión a otra centrada y preocupada por la desigualdad. Para ir aún más lejos, me pregunto cómo trascender la práctica ordinaria de la investigación social que hace del “Otro” su objeto. 
.- Es relevante preguntarnos cómo generar una reflexividad viva y dinámica como parte de una nueva sensibilidad investigativa. Esta sensibilidad de investigación debería superar las representaciones del sufrimiento que lo convierten en un trauma individual y fatal y, por lo tanto, oscurecen sus causas entrelazadas y tensiones estructurales.

Quiero cerrar este artículo con estas preguntas sin respuesta basadas en mi responsabilidad epistemológica. Intento no imponer ni arreglar, incluso aquello que podamos escudriñar con menor o mayor intensidad y rapidez. Por esta razón, yo mismo soy partidario de un cambio de ritmo en el que se desarrollan los agentes y sus actos, y nos involucramos en todo el abanico de controversias en las que estamos inmersos ( Latour, 2008 ).

Cita: Rocío Fatyass, “¿Rechazos de la infancia trabajadora? Moralidades, política y epistemes”, en Reimagining Childhood Studies, 22 de septiembre de 2021, Traducido al inglés por Andrea Cortés Saavedra, https://reimaginingchildhoodstudies.com/refusals-of-working-children/


* Rocío Fatyass
Rocío Fatyass es Doctora en Ciencias Sociales y Licenciada en Sociología por la Universidad Nacional de Villa María (UNVM), Córdoba, Argentina. Asimismo, es Investigadora Posdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Su línea de investigación se relaciona con las experiencias de niñas y niños en contextos de desigualdad urbana, el cuidado y el trabajo infantil. Se desempeña como docente en Problemas Sociológicos I y II en la carrera de Licenciatura en Sociología en la UNVM. También, es profesora titular en la cátedra de Sociología General y Desarrollo en el Instituto de Educación Superior del Centro de la República "Dr. Ángel Diego Márquez" (INESCER). Integra el Programa de Estudios Sociales en Género, Infancia y Juventud de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y el Programa de Estudios de Género, Derechos y Sexualidades de la UNVM. Además, dirige el proyecto de extensión “Niñas y Niños Investigadores: experiencias de conocimiento desde un enfoque protagónico, de género y multiespecie” (UNVM). Rocío Fatyass es Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de Villa María (UNVM), Licenciada en Sociología (UNVM) y Becaria Postdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina. Su investigación se centra en las experiencias de los niños en contextos de desigualdad urbana, prácticas de cuidado y trabajo infantil. Dirige los cursos "Problemas Sociológicos I y II" en la UNVM y el módulo "Sociología General y Desarrollo" en el Instituto de Educación Superior del Centro de la República “Dr. Ángel Diego Márquez” (INESCER). Rocío es miembro del Programa de Estudios Sociales sobre Género, Infancia y Juventud de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y del Programa de Estudios de Género, Derechos y Sexualidad de la UNVM. Además, está a cargo del proyecto “Niños Investigadores: experiencias de conocimiento desde un enfoque protagónico, generizado y multiespecies” (UNVM).

UNICEF firma convenio con la Cámara de Diputados de Bolivia y propone crear una comisión legislativa que aborde los derechos de la niñez y adolescencia

La firma del acuerdo con la Cámara Baja abre la posibilidad de armar una agenda de trabajo enfocada a la capacitación técnica en derechos de la niñez y adolescencia a diputados y asesores por parte de UNICEF.


Unicef Bolivia 

La Paz, 27 de mayo de 2024



UNICEF Bolivia/2024/Paredes

UNICEF Bolivia propone la creación de una comisión legislativa que aborde la temática de los derechos de la niñez y adolescencia. El representante adjunto de UNICEF en Bolivia, Gregor Von Medeazza, lanzó la sugerencia de conformar esta instancia legislativa tras firmar un convenio de cooperación interinstitucional con la Cámara de Diputados. El funcionario internacional afirmó que el bienestar de niños, niñas y adolescentes bolivianos debe estar por encima de asuntos políticos.


“Lo que queremos proponer hoy, a partir de esta firma, es crear una comisión nacional dentro de la Asamblea Legislativa Plurinacional para los derechos de la niñez y pueden contar con el apoyo de UNICEF. Yo creo que esta comisión puede ser clave en este año preelectoral para proteger todos los derechos de las niñas, niños y adolescentes, proteger los servicios de base y los presupuestos que toca a estos derechos. Destacamos también que este 20 de noviembre vamos a celebrar los 35 años de la firma de la Convención sobre los Derechos del Niño, del cual es parte Bolivia”, destacó Von Medeazza.


UNICEF Bolivia y la Cámara de Diputados de la Asamblea Legislativa Plurinacional firmaron hoy un convenio de cooperación interinstitucional que permite establecer lineamientos de coordinación entre ambas instituciones para implementar acciones por el bienestar de niñas, niños y adolescentes bolivianos. Además, la instancia legislativa firmó otros memorandos con la Universidad Unión Bolivariana y la organización Procosi.


“Con el firme compromiso de llevar a cabo una gestión sólida, fortaleciendo nuestras capacidades como Cámara de Diputados, hemos canalizado la firma de estos convenios interinstitucionales y memorándums de entendimiento, que estoy seguro de que nos ayudaran a lograr los desafíos propuestos”, afirmó el presidente de la Cámara de Diputados, Israel Huaytari.


UNICEF Bolivia y la Cámara de Diputados coordinan acciones desde más de una década. Entre 2017 y 2019, por ejemplo, se desarrolló eventos y talleres a nivel nacional para la socialización del Código Niña, Niño y Adolescente, para el análisis presupuestario departamental de los programas y proyectos concordantes con el Código Niña, Niño y Adolescente, se ejecutó la Metodología del Presupuesto para la Niñez y Adolescencia con enfoque de derechos, así como, la cualificación de presupuestos para la niñez, dirigidos a su valoración y fiscalización por los asambleístas nacionales, departamentales y concejales municipales.


Además, se desarrolló la elaboración participativa del “Plan de Acción para la Prevención y Disminución de la Violencia contra Niñas, Niños y Adolescentes” con el equipo de la Vicepresidencia, la Presidencia de la Cámara de Diputados, Defensoría del Pueblo y Ministerio de Trabajo.


También se ejecutó la construcción participativa de la mesa técnica intersectorial con los sectores de Salud, Educación, Justicia, Economía, Trabajo, Planificación del Desarrollo, Medio Ambiente y Autonomías para elaborar el Proyecto de “Ley de Desarrollo Integral de la Primera Infancia”, que establece el enfoque de derechos humanos y protección integral.


En los siguientes años, UNICEF Bolivia trabajó apoyando a la conformación de la mesa técnica de niñez y adolescencia en coordinación con la Cámara de Senadores. Esta mesa cuenta con cinco subcomisiones para priorizar el desarrollo de normativa en beneficio de la infancia, niñez y adolescencia. Este grupo de trabajo estableció una agenda legislativa que prioriza cinco temas: desarrollo integral de la primera infancia, derecho a vivir en familia, presupuestos específicos para la niñez, prevención de la violencia, y el rol de la empresa privada.


Como resultado del trabajo articulado y activo, se redactaron dos propuestas de anteproyecto de ley: Anteproyecto de Ley de Desarrollo Integral de la Primera Infancia, que tiene por objeto garantizar el desarrollo integral de niñas y niños en etapa de primera infancia, para el ejercicio pleno de sus derechos desde el comienzo de la vida para Vivir Bien. El segundo es el Anteproyecto de Ley de Derecho a Vivir en Familia, que tiene el objetivo de asegurar a las niñas, niños y adolescentes medios de cuidado y vida en familia, tanto por medio de la prevención del abandono promoviendo la priorización de familias en situación de riesgo y vulnerabilidad de parte del Estado, como para que sean acogidos en espacios familiares y no instituciones.


En el evento de la firma del convenio, Von Medeazza sugirió a los legisladores trabajar por el bien de la niñez y adolescencia boliviana y dejar de lado la política al abordar esta temática. “El mensaje claro de la firma del convenio es que los temas de derechos de la niñez y adolescencia son apolíticos, es una agenda que no puede parar, que debe continuar, que forma una base adecuada para vincular las diferentes las bases políticas. El derecho de la niñez va más allá de lo político”, enfatizó el representante adjunto de UNICEF en Bolivia. 

Entidades de infancia valoran el avance en la protección de los menores en internet

La Plataforma de Infancia y Save the Children han valorado el avance que supone para los derechos de los niños y adolescentes la aprobación este martes por el Gobierno del anteproyecto de ley de protección de menores de edad en los entornos digitales.

Newsroom Infobae
04 JUN 2024


Imagen: Gustavo Fring
La responsable de Incidencia Política de la Plataforma de Infancia, Almudena Escorial, ha destacado a EFE la importancia de la aplicación de un sistema de verificación de la edad en los sitios de internet, la creación de nuevas figuras penales contra los delitos tecnológicos y las medidas en los ámbitos educativos y salud.


"Más allá de estas acciones, creemos necesario trabajar en un enfoque preventivo para enfrentar los distintos riesgos, sobre todo en lo que se refiere a la sensibilización", ha aseverado.


Cuando se cumplen tres años de la Ley de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia (Lopivi), Escorial ha recordado la urgencia de implementar las actuaciones que ya recoge esa ley, como las responsabilidades de las administraciones públicas para proteger a la infancia en el entorno digital, así como las medidas dirigidas a las familias o el ámbito educativo.


Desde Save the Children, destacan que la futura ley de protección de menores de edad en los entornos digitales se aleje del prohibicionismo y que establezca las bases para educar a los menores a ser ciudadanos digitales que comprendan sus derechos y obligaciones.


"La participación infantil y adolescente es un elemento fundamental del anteproyecto, planteando la creación de espacios no sólo formativos, sino en los que niños y niñas puedan aportar sus propias experiencias, necesidades y propuestas de mejora de cara a una estrategia de entorno digital seguro", asegura su director, Andrés Conde.


Save the Children también incide en que la ley de protección a la infancia de 2021 planteaba que Internet debe ser un entorno seguro para los menores. "Es hora de llevarlo a término", valora Conde.


Considera que la verificación de la edad "es una medida fundamental para limitar el acceso a contenidos nocivos" y cree que debe plantearse desde una perspectiva que proteja la intimidad e identidad de la infancia y la adolescencia.