Heike Freire,autora de "Educar en verde"/ Sergio Enriquez-Nistal |
Heike Freire*, la educadora 'verde' y autora de "Educar en Verde": Antes que "salvar" el planeta, vamos a "amar" el planeta...
Esa es la lección primordial que ha aprendido Heike Freire al cabo de dos largas décadas como pedagoga y comunicadora. La autora de "Educar en verde" recorre infatigable nuestra geografía (ayer en Galicia, hoy en Madrid, mañana en Alicante) intentando transmitir a los profesores esa pasión contagiosa que llevan en su propia naturaleza los niños.
Carlos Fresneda,
A Heike Freire la conocimos en pleno bosque, poniendo en práctica todo
lo leído en una escuela que se llamaba Madreselva, en la Vera cacereña.
Los niños dejaban atrás las rigideces del entorno urbano, respiraban a
pleno pulmón, aprendían todos los días algo nuevo en su entorno natural.
Ellos mismos habían ayudado a construir la casita de madera que hacía
las veces de aula. Tenían también un "tipi" indio y una vieja "lechera"
que servía de biblioteca rodante.
La magia de aquella escuela
emboscada quedó atrás. Pero la experiencia acumulada sobre el terreno le
sirvió a Heike Freire para dar un nuevo impulso a su idea de "pedagogía
verde", frente a los conceptos caducos de "pedagogía negra" (basada en
los castigos) y la "pedagogía blanca" (apoyada en las recompensas).
"La pedagogía verde es un enfoque educativo basado en la confianza en
la sabiduría innata con la que cada ser vivo está equipado", sostiene
Heike Freire, que fue asesora del Gobierno francés
desde el Instituto de Educación Permanente y siguió las enseñanzas de
Ivan Illich y Paolo Freire. "Los niños y las niñas tienen dentro de sí
todo lo que necesitan para crecer plenamente. Lo que necesitan en todo
caso es un acompañamiento consciente de los procesos de naturales de
desarrollo, autoconocimiento y aprendizaje".
Habla Heike Freire de la necesidad de una relación "triangular" entre el educador, el niño y el entorno natural...
"La naturaleza es un espacio sabio y vivo del que nuestra especie
emergió hace cientos de miles de años. Es a la vez madre y maestra. Nos
ofrece vivencias y experiencias que se pueden emular, especialmente en
la infancia. Integrarla en la educación es de alguna manera un
reencuentro con nosotras mismas. Y también una manera de empezar a
construir esa transición ecológica que tanto necesitamos".
Más
que como una nueva "asignatura", Heike Freire propone que el medio
ambiente sea "el eje de todo el edificio curricular, que debería ser
mucho más concreto y flexible". "No tenemos mucha idea de cómo será el
mercado de trabajo dentro de diez o quince años", advierte. "Lo que está
claro es que necesitaremos buenas personas, buenos padres y madres... Y
agricultores para producir alimentos de proximidad, no contaminados. Y
biólogos capaces de recuperar los ecosistemas que estamos dañando. E
ingenieros que puedan desarrollar tecnologías limpias,
imitando la sabiduría de la naturaleza. Y artista e intelectuales que
puedan crear historias e imágenes para simbolizar una nueva cultura
centrada en la vida (no solo la humana) y enraizada en la tierra".
"¿Cómo "enseñar" a los niños el cambio climático?", le preguntamos a la
educadora "verde". "Mejor no hacer demasiados discuros y empezar a
apoyarnos en sus propias vivencias, que es como se aprende
fudamentelmente hasta los 12 o 14 años. Las consecuencias del
calientamiento global son tan evidentes que no es difícil encontrar
hechos palpables, ya sea el aumento de las temperaturas, las olas de
calor o la pérdida de biodiversidad".
"Lo importante en cualquier
caso es acompañarles en el desarrollo de sus conciencia ecológica,
partiendo de los instintos de amor y cuidado al planeta con los que todo
niño y niña vienen al mundo", advierte Freire. "Si cargamos las tintas
en la culpa por lo que está haciendo nuestra especie y
en el miedo a las desastrosas consecuencias para nosotros, les
trasmitiremos esos sentimientos, además de una sensación de impotencia y
una tendencia a evitar la cuestión... Hay que favorcer en los niños el
amor al planeta, antes de pedirles que lo salven".
Recalca
también la pedagoga la necesidad de estrechar el vínculo con "una
relación cotidiana y continua con la naturaleza". Las salidas semanales o
mensuales al campo son "beneficiosas", pero lo que cuenta al final es
el roce diaro con el entorno natural, "para desarrollar la sensorialidad
y capacidad de movimiento, para observar, explorar, descubrir,
arriesgarse, correr aventuras y vivir experiencias "mágicas"... Con el
tiempo, integrarán todos los valores que han vivido y practicado y
sentirán la Tierra como una extensión de ellos mismos. La cuidarán y la
defenderán".
Habla también de Freire de un movimiento ya imparable
para "renaturalizar" las escuelas, para susitituir los patios de
hormigón por vergeles y huertos, o por áreas con agua y tierra, y
extender eses proceso a las ciudades, y reverdecer los solares vacíos,
"y crear espacios para la salud y el bienesta de sus ciudadanos".
"La semilla se ha extendido por todo nuestro territorio en los últimos
seis años y son ya cientos, por no decir miles de escuelas, las que
están implicadas en el proceso de transformación de los espacios
exteriores", asegura Heike Freire, que habla con emoción del trabajo de
sensibilización en el que se han embarcado "Carme i Pitu", dos maestros
jubilados que han desarrollado el proyecto Safareig y han asesorado a
cientos de centros en el proceso inaplazable de "renaturalización".
Heike Freire se siente deudora de
dos "maestros" que visitarán próximamente Barcelona y que le ayudaron a
forjar su propia visión de la pedagogía verde. De la mano de Qing Li,
recorrió en Japón las áreas preparadas para el ritual del "Shinrin-Yoku"
o "baños de bosque": "Nadie trasmite como él hasta qué punto nuestra
vida, nuestra salud y nuestro bienestar dependen de los árboles".
El segundo "maestro" es el norteamericano Richar Louv, autor de "Los
últimos niños en el bosque", que le ayudó a identificar un mal cada vez
más extendido en la infancia: el déficit de naturaleza. De esa reflexión
nació su segundo libro -Estate quieto y atiende (Herder)- en el que la
autora critica el sobrediagnóstico del TDAH y se pregunta si no estamos
ante un reflejo del "estilo de vida acelerado que tenemos" o ante una
respuesta de los niños frente a la imposibilidad de satisfacer,
por ejemplo "su necesidad natural de movimiento, fundamental para su
desarrollo orgánico y neurológico, y también para la regulación
emocional".
"Las dificultades de niños, niñas y jóvenes nos están
indicando que necesitamos un cambio de rumbo", asevera Heike Freire,
que reconoce su ambivalencia ante la tecnología y reclama un "uso
consciente" de las pantallas. "Tenemos que construir una sociedad más
amable, más humana, más lenta... y más conectada con el mundo natural".
* Heike dirige un Curso Superior de Pedagogía Verde,
que inicia en estos días...
Octubre 2018 - Junio 2019,
Carretera Colmenar (M-607),
salidas 14 y 15 vía de servicio, Madrid.
Inscripción e información aquí (acceso):
secretariaheikefreire@gmail.com,
http://educarenverde.blogspot.com,
https://www.facebook.com/profile.php?id=100008615501386.
Carretera Colmenar (M-607),
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https://gsia.blogspot.com/2018/09/curso-superior-de-pedagogia-verde.html