¿Qué tal si comenzamos por transformarnos, por cuestionarnos?
Captura de pantalla de un momento de la presentación de Santiago Morales |
Hemos pensado que una manera de contribuir a este objetivo es compartir con vosotras las reflexiones, análisis y experiencias extraídas en la segunda sesión del Taller de Infancias que organiza la Universidad Carlos III de Madrid y al que asistimos.
Adultocentrismo
Nos guste o no reconocerlo, vivimos en un sistema adultocéntrico, que va más allá de un adjetivo que coloca al adulto en el centro de la vida. “El adultocentrismo es un régimen político (…), un sistema de dominio de carácter histórico ancestral (…) y su crítica problematiza que los vínculos intergeneracionales se basen en violencias estructurales (…)”. Son algunas de las definiciones que dimensionan el alcance y complejidad del término y que Santiago Morales, sociólogo de la Universidad de Buenos Aires, compartió el pasado 19 de noviembre en la sesión “El adultocentrismo y el paradigma del protagonismo” junto a Marta Martínez Muñoz, Cofundadora de Enclave de Evaluación y Derechos Humanos.
¿Por qué hablar de adultocentrismo si lo que queremos hablar es de los derechos de la infancia? Precisamente porque necesitamos tomar conciencia del lugar y el sistema de dominio desde el que criamos, acompañamos y educamos a niños y niñas y comprender cómo eso impacta en sus vidas y en la garantía de sus derechos. Es más, ¿habéis pensado que para conquistar derechos, niñas y niños deben hacerlo desde una lógica adulta? Morales se encarga de que lo tengamos presente.
De la misma manera que la sociedad, especialmente el feminismo, ha hecho visible el patriarcado para poder comenzar a derribarlo, se precisa hacer evidente el adultocentrismo -que no deja de ser “una extensión del patriarcado”- para dar espacio al protagonismo de niños y niñas.
“No se trata de defender la niñocracia, ni bregar por la destrucción de la persona adulta y demonizarla. Tampoco de negar todo tipo de autoridad en el vínculo intergeneracional”, apremia en aclarar Morales. “Se trata de rechazar el autoritarismo, se trata de superar las desigualdades existentes entre las diferentes “clases de edad”, se trata de desasociar la autoridad de una determinada edad y de generar vínculos de respeto”, expone el también educador popular argentino.
Violencias adultistas
Este sistema de dominación y superioridad moral a todos los niveles por parte de los adultos sobre la infancia se traduce, en un nivel práctico y doloroso, en un ejercicio de “violencias adultistas” que normalizamos y que obviamos. ¿Por ejemplo? Negar que niños y niñas son sujetos de pensamiento, censurar su participación en la vida social y política, tolerar el castigo físico y humillante, son algunas de las que menciona Morales ¿Encontráis más? Quizá este cuadro que presenta el educador sobre características de la adultez y la niñez de las sociedades adultocéntricas nos ayude a identificar más violencias y a revisar cuáles nos atraviesan.
Protagonismo de niñas y niños
Ante el enfoque de control y protección que siguen perpetuando las visiones adultocéntricas, Marta Martínez Muñoz, cofundadora de Enclave de Evaluación y Derechos Humanos, nos hace ver las resistencias que desde hace más de 40 años ejercen niñas, niños y adolescentes hacia el protagonismo y la ruptura de visiones clásicas e inequívocas de la infancia. ¡40 años!
Martinez destaca la necesidad de equilibrar la agenda de protección y la agenda de capacitación para avanzar hacia el protagonismo infantil, en el que “niños y niñas son sujetos que reclaman desempeñar un papel activo en la sociedad y poder influir significativamente en las decisiones que afectan a sus vidas”.
¿Qué podemos hacer en casa con todo esto?
La oficina de Santiago de Chile de UNICEF elaboró en 2013 la serie de materiales “Participación Adolescente Ahora”, formada por cuadernos temáticas. Uno de ellos, el cuarto de la colección, elaborado por Sergio Rodríguez Tramolao, se centra en cómo superar el adultocentrismo. Recurrimos a él para compartir desde Mientras Creces algunas recomendaciones para cambiar nuestras actitudes y prácticas adultistas.
Cuestionemos en casa el “modelo ideal” de ser adultos. ¿Estás seguro de que ser adultos es el modelo ideal de persona? Los niños son niños y no son “proyectos de adultos” ni “un adulto pequeño”. Son niños, niñas y adolescentes, “una forma de ser persona hoy, válida y respetable (…), una etapa de desarrollo efectivo de la autonomía personal, social y jurídica” que va permitiendo el ejercicio de la responsabilidad. Reflexionemos en familia sobre los estereotipos que tenemos sobre niños, niñas y adolescentes, para frenar nuestras propias prácticas adultistas.
Identifiquemos nuestros privilegios de adultos frente a la infancia. Como madres y padres, debemos cuestionar nuestros privilegios, romper la lógica dominador-dominado, confiar en las capacidades de nuestros hijos e hijas y acompañarles en su proceso de autonomía y participación. Es probable que esto cree resistencias, nos deje sin referentes y no veamos cuestionados por nuestro nuevo rol frente a la infancia. Pero podemos hacerlo y “podemos construir otra forma de relación basada en el respeto recíproco de nuestros derechos humanos y nuestra dignidad, independiente de la edad biológica”.
Eliminemos los típicos mensajes adultistas. “Cuando seas grande podrás saber/opinar sobre ese tema”; “eres muy pequeño para entenderlo”, “haz lo que te digo, porque yo lo digo y punto”. ¿Os suenan? Si no las decís, es probable que os las hayan dicho de pequeños. Y es que niños y niñas internalizan y hacen suyos estos mensajes negativos con los que también construyen estereotipos. “El adultismo es contagioso y se reproduce”. Y si no los superamos, nos acompañarán toda la vida adulta.
Convirtámonos en adultos aliados: este modelo supone, según UNICEF “reconocer a niños, niñas y adolescentes como un verdadero otro y, al mismo tiempo, educar y co-aprender con ellos y ellas para transmitir el conocimiento de sus límites sin anular su personalidad; de esta forma podrán crecer de manera saludable y ejercer sus derechos en forma responsable. Esto nos lleva a poder asumir nuestros límites como adultos, reconocer que no lo sabemos todo, asumir que la participación de la infancia no es una amenaza y a entender que los derechos de la niñez y adolescencia no se ejercen contra los adultos.
Pongámoslo en práctica. La agencia Europea del Medicamento acaba de autorizar la primera inmunización para niños entre 5 y 11 años en la Unión Europea. La Asociación Española de Pediatría ya ha recomendado su uso y si bien aún no hay un pronunciamiento del Ministerio de Sanidad, la decisión para aplicarla está casi tomada. ¿Cómo ejerceréis en casa el rol de adulto aliado ante este tema que afecta de lleno a niños y niñas?.
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