Revista del Mes de Julio 2018
CRUELDAD
El nivel de crueldad aplicado, a conciencia y sin conciencia, por la Administración de los Estados Unidos de América, contra niñas y niños en sus fronteras, ha superado todo lo que hasta el momento hemos llamado violencia o maltrato institucional.
Ciertas noticias referidas a la infancia han resultado ser “mediáticas” este mes de junio. “Mediático” es un adjetivo que hace referencia, de manera general, a los medios de comunicación, y de forma más concreta a los medios de comunicación de masas. Pero en su uso corriente (muy corriente) se emplea para remarcar el carácter especialmente atractivo que adquieren ciertos hechos o acontecimientos para esos medios de comunicación, en virtud de su capacidad de atraer el interés de un elevado número de seguidores (lectores) aumentando así la importancia, elevando la competitividad y mejorando, en definitiva, el negocio de los medios. Nunca sabremos en qué medida el elevado “interés mediático” de una noticia aumenta el nivel de conciencia o conocimiento sobre ese hecho, o simplemente lo banaliza. Solamente sabemos que, durante un periodo de tiempo, generalmente escaso, hemos sido “bombardeados” desde distintos flancos con la noticia en cuestión, que enseguida languidece, para terminar desapareciendo, sin que la cuestión de fondo a la que aquella hacía referencia se haya evaporado y menos aún, si se trata de algún problema de alcance, que este haya sido resuelto.
Así, a la vista de la frecuencia, la extensión y la profusión de medios que se han dedicado a ella, la noticia “mediática” de este mes ha sido la que ha mostrado la manera en la que niños y niñas muy pequeños han sido separados de sus padres, recluidos en condiciones peor que inapropiadas y utilizados como instrumentos para amedrentar y disuadir a sus referentes adultos del intento de buscar una vida mejor en otro país diferente al suyo. El nivel de crueldad aplicado a conciencia y sin conciencia por la Administración de los Estados Unidos de América contra estas niñas y niños ha superado todo lo que hasta el momento podíamos llamar, en términos técnicos, violencia o maltrato institucional. Supera la capacidad de expresión de convencionales palabras de condena, nos deja desarmados viendo lo que nunca pensamos que pudiéramos ver y saber. No podemos y no queremos que lo que hemos sabido y conocido represente para nosotros, también, un fugaz acontecimiento con resonancia mediática mundial, uno que se suma a otros que igualmente nos hablan del sufrimiento de las criaturas, como los que se recogen asimismo en nuestra revista de prensa actual. Queremos, y debemos, defender la dignidad de todos los seres humanos, desde la cuna hasta la tumba, y su legítimo derecho a ser tratados como iguales, iguales a nosotros, iguales a nuestros propios niños y niñas...
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