Los niños que no toleran las desilusiones pueden convertirse en adultos "emocionalmente discapacitados". Así puedes evitarlo..
Los niños,
especialmente los más pequeños, tienen conductas que son consideradas
por los adultos como egoístas o egocéntricas. Y, efectivamente, así es,
sin embargo, es necesario quitarle a esa forma de comportarse la
connotación social o el juicio peyorativo que nosotros ponemos. Este
forma parte del desarrollo normal del ser humano que va alcanzando
progresivamente mayores niveles de madurez neurológica, tanto a nivel
motriz como intelectual o cognitivo.
Entre los tres y los seis años, los
niños se consideran el centro del mundo, los demás no existen. A esta
edad la capacidad empática es aún un proceso muy precario e indefinido y
no es hasta los seis años cuando se inicia la etapa de la empatía
cognoscitiva o la capacidad de ver las cosas desde la perspectiva del
otro, que alcanzará su madurez definitiva en torno a los 10-12 años con
la empatía abstracta o social.
- .- Agresividad: reaccionan de forma agresiva o con rabietas cuando sienten frustración.
- .- Abandono de la tarea, no persisten.
- .- Impaciencia e impulsividad.
- .- Búsqueda de refuerzo o gratificación inmediata.
- .- Demandan de forma exigente.
- .- Pensamiento polar o radical, poca flexibilidad.
- .- Intolerancia al error o al fracaso.
- .- Dificultad para adaptarse a los cambios.
- .- Ansiedad.
- .- Inseguridad.
No ser capaces de tolerar la frustración nos convertirá en adultos emocionalmente discapacitados, ineptos vitales. La vida va a traer frustraciones sí o sí, no siempre nos va a dar aquello que deseábamos incluso esforzándonos mucho. Esto es una realidad y no preparar a nuestros hijos para ello es debilitarles, es dejarles sin recursos de afrontamiento
No deja de asombrarme la persistencia del discurso psicológico-evolutivo y su utilización determinista, como predictor de conductas. Asimismo la importancia otorgada a la infancia (en este enfoque) por su proyección hacia el futuro (adulto) en lugar de por su riqueza presente. Del papel pasivo atribuido al niño o niña, receptores de "técnicas educativas adecuadas" aplicadas por sus padres y destinadas a ir "corrigiendo" y en último caso sobrellevando sus manifestaciones y sus cambios. Recomendaría la consulta del concepto de "reproducción interpretativa" desarrollada por William Corsaro, sobre la base de su trabajo etnográfico con niños y niñas de escuela infantil durante años.
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