Los 15.000 guantes de Nazmul.
Erradicar el trabajo infantil no es una labor fácil en un
país como Bangladesh, donde más de 7 millones de pequeños son explotados
laboralmente y buena parte de la sociedad lo ve como algo normal e
incluso necesario para contribuir a las economías domésticas.
Nazmul en el taller de costura donde trabaja 8 horas |
Nazmul tiene 11 años, pero tiene muy poco tiempo
para jugar. Su día se divide entre las 8 horas que trabaja en un pequeño
taller de confección de guantes y las cuatro horas que dedica a ir a la
escuela de Educo, en el barrio marginal Hazaribag, en Dhaka
(Bangaldesh).
El taller es un espacio claustrofóbico y
con escasa ventilación. El polvillo que generan los tejidos va
amontonándose en los cables eléctricos y encima del ventilador. Hace
mucho calor. Dos chicas sentadas en el suelo van cortando los patrones
mientras otros muchachos van cosiendo las piezas que, luego, otros niños
más pequeños se encargarán de clasificar y empaquetar. En este espacio,
22 chicos y chicas (entre ellos algunos niños) se afanan cada día en
fabricar unos guantes que luego se exportarán a Corea del Sur para ser
utilizados por obreros en las factorías. Cada mes, 15.000 nuevos pares
salen de este local.
En este trabajo, Nazmul gana unos mil takas al mes
(apenas 12 €), con los que ayuda a su familia. El pequeño trabaja seis
días y medio a la semana. Solo libra los viernes por la tarde, día
festivo en el calendario musulmán.
Los días de
colegio, Nazmul estudia de 11 a 15h en la escuela de Educo en Hazaribag,
una de las cinco que brinda educación a niños que, como él, se ven
obligados a trabajar por las necesidades económicas de sus familias.
Estos centros cuentan con un currículo y unos horarios adaptados a la
realidad de estos niños y a sus capacidades. Así, pueden cursar en
cuatro años las materias que en el sistema educativo formal se dan en
cinco años y los profesores hacen un seguimiento de los alumnos para
estimular su desarrollo. Además de la enseñanza gratuita, todos reciben
uniformes, libros y el material escolar necesario.
La escuela, esperanza de un futuro mejor
Conseguir que estos niños que trabajan puedan ir al colegio no es a
menudo sencillo. En Educo hablamos con ellos y con sus familias para
sensibilizarlos sobre la importancia de que estudien. También hablamos
con sus patronos para que les faciliten ir a la escuela, que tengan unas
mejores condiciones de trabajo y que les respeten sus horas de
descanso.
Taller de Dhaka donde trabaja Nazmul y otros chicos confeccionando guantes industriales |
El objetivo último es erradicar el trabajo
infantil, pero no es una labor fácil en un país donde más de 7 millones
de pequeños son explotados laboralmente y buena parte de la sociedad lo
ve como algo normal e incluso necesario para contribuir a las economías
domésticas. Desde Educo hacemos incidencia junto a otras organizaciones
de infancia para que se cumpla la ley y se respeten los derechos de los
niños y niñas.
Además, sensibilizamos a las familias para que se
involucren en la educación de sus hijos y no les envíen a trabajar en
condiciones de explotación.
En paralelo, trabajamos
para que todos estos niños puedan ir a la escuela y completar su
educación. De este modo, podrán tener una formación y unos conocimientos
con los que podrán labrarse un porvenir mejor.
De
momento, Nazmul está en el quinto curso de primaria y, según reconocen
sus profesores, es un buen alumno. De mayor quiere ser profesor. En la
escuela de Educo está dando los primeros pasos para poder cumplir su
deseo.
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