Aldeas Infantiles SOS y la
FAPE
analizan por segundo año consecutivo
la información sobre los niños
y los jóvenes vulnerables en la prensa española.
En esta ocasión se une
al tándem el Consejo General de la Abogacía Española,
que aporta su
análisis del marco legislativo para la protección de la infancia.
El documento continúa el trabajo realizado con la publicación del
Informe Infancia Vulnerable en los Medios 2015 y el Código Ético
Periodístico para la infancia vulnerable, y concluye que el tratamiento
informativo en relación con la infancia vulnerable “progresa
adecuadamente”, si bien “los periodistas deben seguir extremando el celo
y apelando a su ética profesional para que cada vez menos informaciones
pequen de la vulneración de los derechos de los niños”.
A través de la selección y estudio de 70 informaciones aparecidas en
diarios de tirada nacional y local durante los meses de septiembre de
2015 y junio de 2016, el informe realiza un análisis exhaustivo sobre el
respeto a la identidad de los niños, que siempre debe ser protegida, y
analiza la aparición de datos que permitan identificar a los menores o a
sus familias, especialmente cuando se encuentran en una situación
vulnerable. Asimismo, revisa las posibles referencias al niño o su
familia por su procedencia o religión, considerando inadmisibles las
denominaciones xenófobas o despectivas.
Pedro Puig, presidente de Aldeas Infantiles SOS, demanda a los
periodistas su colaboración, “necesaria para el progreso de nuestra
sociedad”, y señala que “los grandes problemas de nuestra sociedad
empiezan a cambiar cuando los medios se hacen eco de ellos”.
La presidenta de la FAPE, Elsa González, señala que “el Periodismo
representa un papel esencial en la sociedad para crear criterio en la
ciudadanía. Una función de denuncia ante la injusticia, la corrupción o
la desigualdad. Para dar voz al más débil e indefenso”.
El abogado Ignacio Martínez San Macario, representante del Consejo
General de la Abogacía Española, remarca que la legislación debe
“proteger al menor, no sólo desde la inmediatez, sino a largo plazo,
tratando de que los errores que se hayan podido cometer o las
circunstancias en las que se haya desarrollado la vida del menor, tengan
el impacto social más leve posible en su vida de adulto a fin de
garantizar una cierta igualdad de oportunidades”. En suma, esta
publicación, como las dos anteriores, pretende apelar a la ética
profesional y al rigor a la hora de elaborar una información sobre
infancia, ya que “es un periodo fundamental en la vida de cada persona”.
Y termina añadiendo que “si no respetamos los derechos de los niños
desde los medios de comunicación, esto podrá influir negativamente en
los adultos que serán el día de mañana”.
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